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¿Y en la
piel?
TEJIDO OSEO
Los estrógenos son moléculas lipofílicas derivadas del colesterol y sintetizadas
principalmente en los ovarios. Como todas las hormonas esteroideas, llegan a
sus células blanco unidas a proteínas transportadoras (60% Globulina fijadora
de esteroides y 20% albúmina).
Todas las células óseas (osteoblastos, osteoclastos y osteocitos) contienen
receptores funcionales para estrógenos (ERs), aunque en menor concentración
que en los tejidos reproductivos. Existen dos tipos de ERs: alfa y beta. Estos se
encuentran distribuidos de manera diferencial: los ER alfa se encuentran
principalmente en hueso cortical y los ER beta en el trabecular. De cualquier
manera, son los ER alfa quienes median la mayoría de las acciones óseas.
El proceso de remodelamiento óseo se puede simplificar como sigue: los
monocitos sanguíneos periféricos secretan Factor de Necrosis Tumoral a (TNF-
a) e Interleucina 1 (IL-1) en mayores cantidades en mujeres con bajas
concentraciones de estrógenos. El TNF-a y la IL-1, a su vez, actúan rápidamente
sobre los osteoblastos para inducir la producción y secreción de Factor
Estimulante de Colonias Granulocito-Macrófago (GM-CSF) e Interleucina 6 (IL-
6) que estimulan el proceso de diferenciación de osteoclastos a partir de células
precursoras de la médula ósea y por lo tanto aumentan las poblaciones de
osteoclastos y la resorción ósea.
El estradiol también aumenta la concentración del factor de crecimiento
linfocito/hematológico o Interleucina 4 (IL-4), la cual actúa dirigiendo la
diferenciación hacia osteoclastos, con lo cual también disminuye la población
disponible de precursores de osteoclastos y por ende de estas células
El estradiol mantiene un control inhibitorio permanente sobre la producción de
GM-CSF, TNF-a e IL-1 por parte del osteoblasto reduciendo de esta forma la
resorción ósea; al contrario, en los estados de hipoestrogenemia se presenta un
aumento de estos factores y citoquinas con lo que aumenta el reclutamiento de
osteoclastos a partir de sus precursores y la activación de los mismos.
Como la acción principal de los EGs es disminuir la resorción ósea actuando
sobre los osteoclastos al haber hipoestrogenemia produce osteoporosis
posmenopáusica.
La osteoporosis es una enfermedad esquelética en la cual, el hueso pierde
minerales, disminuye la absorción de calcio y se hace más frágil, susceptible a
fracturas y microfacturas. Las más comunes son; cuello de fémur, costillas,
cadera, columna vertebral, antebrazos. Es la alteración más significativa
relacionada con la menopausia, ya que afecta a un 30% de las mujeres mayores
de 60 años. Es una enfermedad que a menudo se desarrolla de manera
asintomática, por lo que no se detecta hasta que se produce una fractura.
Los esteroides sexuales tienen una gran influencia en el metabolismo óseo y en
el desarrollo de la osteoporosis. Los osteoblastos y los osteoclastos expresan
receptores para los estrógenos, pero el mayor efecto de los estrógenos es la
inhibición de la resorción ósea. Estas hormonas inhiben a gran parte de los
factores estimuladores osteoclastogénicos y estimulan a los factores inhibidores
de la osteoclastogénesis. Los estrógenos inhiben la proliferación y diferenciación
de los precursores osteoclásticos y reducen la supervivencia de los osteoclastos
maduros, promoviendo su apoptosis. Poseen efectos positivos sobre la
proliferación y diferenciación de los osteoblastos e incrementan su
supervivencia. En experimentos con osteoblastos, se ha reportado que
disminuyen la expresión de mRNA para IL-6, IL-1 y TNF-alfa, aunque no su
expresión basal o constitutiva17. Existe evidencia de que la deficiencia de
estrógenos incrementa la expresión de citocinas proinflamatorias como:
Interleucina-1 (IL-1), Interleucina-6 (IL-6), Interleucina 11 (IL-11), el factor de
necrosis tumoral-alfa (TNF-alfa), las unidades formadoras de colonias de
granulocitos y macrófagos GM-UFC (granulocyte- macrophage-colony
stimulating factor (GM-CSF) y la prostaglandina E2 (PGE2), mismas que,
incrementan la síntesis y maduración de osteoclastos. También aumentan la
secreción de OPG. La deficiencia de estrógenos da como resultado una
disminución en la expresión de OPG, mientras que la terapia estrogénica
previene esta disminución. Por tanto, es muy posible que la OPG desempeñe un
papel preponderante en la acción antiresortiva de los estrógenos. Por otro lado,
los estrógenos pueden modular el remodelado óseo a través de mecanismos
indirectos mediados por cambios en el calcitriol o la PTH.
EN LA PIEL
Existe la certeza de que el envejecimiento de la piel está relacionado con la falta
de las hormonas sexuales femeninas (estrógenos) que se produce durante
la menopausia.
Durante el período anterior a la menopausia (período pre-menopáusico) ya
suelen observarse ciertas modificaciones de la piel que continúan y aumentan
tras la menopausia.