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Inteligencia visual.

Las personas hábiles en este sentido son muy buenas en tareas que tengan
que ver con la lógica espacial, las artes plásticas y la memoria visual. Su estilo de aprendizaje es
visual: prefieren adquirir conocimientos usando imágenes, colores, mapas contextuales,
esquemas…

Inteligencia kinestésica. Las personas con una puntuación alta en este tipo de inteligencia
controlan muy bien su propio cuerpo y sus movimientos. Con un estilo de aprendizaje físico,
prefieren aprender mediante juegos de roles, usando objetos físicos, o creando sus propios
esquemas.

Inteligencia auditiva o musical. Son muy buenos en tareas relacionadas con la música y los
idiomas. Con un estilo de aprendizaje aural, su educación es más sencilla si se utilizan ritmos,
melodías, o grabaciones. También son los que mejor aprenden simplemente escuchando.

Inteligencia lingüística. Estas personas tienen un gran domino del habla y de la escritura. Con
un estilo de aprendizaje verbal, aprenden de la mejor manera si pueden leer contenidos en voz
alta o creando sus propios resúmenes.

Inteligencia lógico – matemática. Se trata de personas con una gran capacidad de


razonamiento. Se les da muy bien encontrar los puntos en común entre varias ideas, así como
organizarlas en modelos. Su forma preferida de aprender es mediante la deducción de la
información.

Inteligencia interpersonal. Las personas con puntuación alta en esta inteligencia son capaces
de trabajar bien en equipo, entender a los demás y comunicarse de forma efectiva con ellos.
Con un estilo de aprendizaje social, adquieren mejor la información si pueden colaborar con
otros compañeros.

Inteligencia intrapersonal. Por último, las personas con una gran inteligencia intrapersonal son
capaces de entenderse a sí mismas y a sus emociones, así como de gestionarlas fácilmente. Su
estilo de aprendizaje es solitario, es decir, aprenden mejor por su propia cuenta, sin la
intervención de otras personas.

Inteligencia naturalista. Es la habilidad para conocer el medio ambiente, animales, conocer


cómo funcionan e interactuar con ellos.

Modelo de David Kolb

El modelo de los estilos de aprendizaje de David Kolb está basado en su teoría de el


aprendizaje experiencial, publicado en 1984. La idea básica detrás de ambas teorías es que el
aprendizaje se puede medir en base a dos polos.

El primero de ellos es el de la experiencia concreta vs. la abstracción lógica. Cuando estamos


aprendiendo algo, podemos hacerlo en base a experiencias concretas que tengamos, o en base
a nuestras propias ideas y reflexiones.

Por otro lado, el segundo polo es el de la observación reflexiva vs. la experimentación activa.
Mientras que algunas personas se limitan a observar el mundo a su alrededor y tratar de
encajar lo que ven en sus esquemas mentales, otros prefieren probar acciones nuevas que les
permitan confirmar o deshechar sus teorías.
Aunque el modelo de Kolb comenzó con la idea de que todas las personas son capaces de usar
los cuatro estilos de aprendizaje en un momento determinado, más tarde se dio cuenta de que
cada uno de nosotros tiende a usar una manera de adquirir conocimientos. Así, creo cuatro
categorías, una para cada uno de los estilos de aprendizaje de su modelo:

Estilo divergente. Formado por las personas que prefieren basarse en sus experiencias
concretas en lugar de en sus pensamientos, y en la observación en lugar de en la
experimentación. Suelen ser bastante sensibles, y usan muy bien su imaginación, de forma que
son expertos en observar una situación concreta desde diferentes

Este estilo recibe su nombre haciendo referencia a la teoría del pensamiento divergente. Esta
teoría defiende que mientras que la mayoría de las personas tan sólo vemos una solución
directa para cada problema, algunos son capaces de pensar diferente y generar nuevas ideas.

Las personas con estilo de aprendizaje divergente suelen ser muy creativas, con un gran
interés en adquirir conocimientos, y hábiles en las artes. También les suele gustar trabajar en
equipo y aprender sobre distintos puntos de vista.

Estilo asimilador. Las personas de este grupo prefieren basarse en sus propias reflexiones en
vez de en experiencias concretas. Más tarde, las pondrán a prueba observando el mundo en
lugar de experimentando con ellas.

Los pertenecientes a este estilo de aprendizaje suelen sentirse más cómodos si se les da una
buena explicación lógica sobre cualquier fenómeno. En este sentido, las ideas y los conceptos
les resultan especialmente importantes, y son capaces de adquirir y organizar grandes
cantidades de información.

En general, las personas con estilo de aprendizaje asimilador no se preocupan demasiado por
los demás, prefiriendo en su lugar las ideas abstractas. No suelen buscar la utilidad de sus
ideas, sino la lógica interna y el conocimiento puro.

Este tipo de personas tienden a especializarse en campos científicos y de la información,


donde puedan desarrollar sus propias teorías.

Estilo convergente. Formado por las personas que prefieren basarse en sus propios
pensamientos e ideas, para luego ponerlas a prueba en el mundo real. En este sentido, buscan
la mejor forma de actuar en el mundo mediante la reflexión.

Su principal preocupación es la adquisición de conocimientos prácticos. Están más orientados a


la resolución de problemas o tareas técnicas que a asuntos sociales o a las relaciones
interpersonales. Suelen ser muy buenos en tareas relacionadas con la tecnología.
Estilo acomodador. El último de los estilos de aprendizaje está formado por personas que
prefieren basarse en experiencias concretas para sacar conclusiones, y luego ponerlas a
prueba experimentando en el mundo real.

Los acomodadores suelen preferir basarse en sus sentimientos y en su instinto en lugar de en


la reflexión lógica. También prefieren adoptar un enfoque práctico, pensando que la
información debe servir para resolver problemas en lugar de como un fin en sí mismo. Este
estilo es el más extendido en la población, según el autor del modelo.

Modelo VARK

El modelo VARK (por sus siglas en inglés “Visual, Auditory, Reading and Kinesthetic) es una
teoría del aprendizaje basada en los trabajos de Walter Barbe, y más tarde ampliada por los
estudiosos de la Programación Neurolingüística (PNL).

La idea básica es que cada persona tiene un sentido predominante, que emplea con mayor
frecuencia para adquirir información y relacionarse por el mundo. En un principio tan sólo se
contemplaban tres posiblidades (la vista, el oído y las emociones y sensaciones), pero más
tarde se añadió la lectura como cuarto estilo de aprendizaje.

Aunque el modelo también sirve para explicar ciertas diferencias de personalidad entre las
personas que adoptan cada uno de los estilos, hoy en día se utiliza principalmente para
estudiar la manera en la que cada uno de ellos absorbe mejor la información.

Los cuatro estilos de aprendizaje de este modelo son los siguientes:

Visual. Las personas con este estilo de aprendizaje adquieren mejor conocimiento si son
ayudados por imágenes, gráficos o esquemas.

Auditivo. Los que adoptan este estilo aprenden mejor si pueden escuchar la información
contada por otra persona, o transmitirla ellos mismos en voz alta. Su principal herramienta de
aprendizaje es la repetición oral de la información.

Lector. Las personas que adoptan este estilo de aprendizaje, el último en incorporarse al
modelo, prefieren escribir y leer la información para poder memorizarla mejor. Son capaces de
organizar ideas abstractas en textos coherentes, y suelen tener una gran habilidad lectora.

Kinestésico. Esta palabra de origen griego se refiere a una mejor relación con el cuerpo de lo
normal. Las personas kinestésicas aprenden a través de su propia experiencia y sus emociones;
prefieren las tareas que tengan que ver con el movimiento, y son excelentes en ámbitos que
requieran destreza manual.

Modelo cognitivo
En 1974, los psicólogos Anthony Grasha y Sheryl Riechmann desarrollaron este modelo de
estilos de aprendizaje. Se basaban en la idea de que cada persona procesa la información de
maneras diferentes.

A diferencia de otros modelos, los autores de éste dividieron los estilos de aprendizaje en
adaptativos y no adaptativos. De esta manera, desarrollaron un test para determinar el estilo
de aprendizaje de cada persona, de tal forma que pudieran ayudarle a cambiarlo si no se
encontraba entre los positivos.

Los seis estilos contemplados en esta teoría son los siguientes:

Competitivo. Las personas competitivas adquieren conocimiento para ser mejores que los
demás. Creen que tienen que superar al resto para conseguir una recompensa, que puede ser
mayor atención, un mejor trabajo…

Colaborativo. Por el contrario, los estudiantes con un estilo colaborativo prefieren aprender
realizando un intercambio de conocimiento e ideas. Prefieren trabajar en grupo y debatir con
el resto.

Evitativo. Este estilo es típico de personas que preferirían no tener que aprender, y por ello
realizan el mínimo esfuerzo necesario para adquirir nuevos conocimientos.

Participativo. Son personas a las que les gusta colaborar con el maestro para conseguir la
mayor cantidad de conocimientos posible. Suelen tratar de formar parte activa del proceso de
aprendizaje.

Dependiente. Típico de estudiantes que prefieren aprender tan sólo lo que es necesario para
pasar de curso, o para adquirir una determinada certificación. Ven a los maestros como figuras
de referencia que les dicen lo que tienen que aprender.

Independiente. Se trata de alumnos que prefieren aprender por sí mismos. Aunque pueden
trabajar en equipo y escuchar las ideas de sus profesores y compañeros, les gusta más estar
por su cuenta y elegir lo que van a aprender.

Modelo NASSP

Este modelo de estilos de aprendizaje está basado en el trabajo de la Asociación Nacional de


Directores de Institutos (por sus siglas en inglés, NASSP). En la década de los 80, llevaron a
cabo varias investigaciones sobre los diferentes estilos de aprendizaje para poder crear
programas educativos más eficientes y eficaces.

Los investigadores dividieron los estilos de aprendizaje en 3 dimensiones y 31 variables, que


les sirvieron para clasificar a los alumnos en diferentes grupos. De esta forma, la idea era que
serían capaces de adaptar su método de enseñanza a las necesidades de cada alumno.
Este modelo estaba basado en gran cantidad de investigaciones anteriores, como por ejemplo
en el modelo VARK, en teorías de la motivación, e incluso en teorías psicobiológicas sobre el
ritmo circadiano de las personas.

El modelo se basa en las diferencias individuales en tres dimensiones distintas:

Dimensión cognitiva. Se refiere a la forma en la que cada persona percibe el mundo y la


información, además de su manera preferida de organizarla y crear relación entre los distintos
datos que adquiere.

Dimensión afectiva. Esta dimensión tiene que ver con los estilos motivacionales de cada
persona, es decir, cómo consigue autogestionar sus emociones para realizar la tarea de
aprendizaje.

Dimensión fisiológica. La última dimensión se refiere a la base biológica que provoca las
diferencias en estilos de aprendizaje, como por ejemplo las diferencias entre sexos, o las
provocadas por la calidad de la alimentación, el ejercicio y el descanso de cada persona.
También tiene que ver con cómo afecta el entorno a cada uno

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