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ó Los libros de

ó¡Qué divertida es !a Historia!


Los hechos más entretenidos del pasado y las
anécdotas de sus protagonistas
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Capítulo I Frases hislóricas


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Capítulo 2 Grandes pasiones y amoríos
pág. Is
Los libros de ~ Capítulo¡Vaya con las leyendas!
rTirm I pGg. 2 i
Una publicación de G y 1 España Ediciones, 5.1,., 5. en C. Capítulo 4
Director: .4nlmaiCS que dejan huella
José Pardina Pdg.77
Coordinación:
Marta José Casado Ruiz de Lbizaga capítulo $ _._.
Investigacibn, edición y textos: I fIISIOriaS IT10nlJfTlentaIBS
Jaime Asensio Ixíg 33
'
Ilustraciones: f
José Antonio Peñas Ca~ pítalo 6
Diseño y maquetacibn: señoras de rompe Y rasga
Santiago Mínguez y Luis Miguel González i
Este libro es un suplemento del nñmcro 262 de la revista pGg. 41
MUY INTERESANTE, correspondiente a mareo de 2003.
Prohibida su venta por separado. CapÍ(UIO 7
Impreso y encuadernado por Primer, Industria Gráfica, S.A. ¡Qué cosas pasaban!
ptsg. an
Capítulo 8
~ En situación comprometida
2
.introducción
Quién está cuando no estoy? Godoy. ¿Quién llega cuando me voy? Godoy. ¿A quién más cargos le doy? A Godoy. ¿Quién manda
en España hoy? Mi esposa. ¿Y quién manda a mi esposa? Godoy". Eso canturreaba el pueblo sobre los amores de la reina María
Luisa de Parma con el valido de su esposo Carlos IV. El rey, a quien Goya retrató en familia sin demasiada benevolencia, era un
bonachón más entusiasta de la artesanía que del gobierno, y cuando algún político le venía con esas coplas, contestaba: -Ya me
decía mi padre que los madrileños son muy imaginativos y mal pensados"; tras lo cual, se calaba el sombrero y se iba de caza. La
historia está llena de anécdotas que nos ilustran sobre el pasado con una sonrisa. En estas páginas conoceremos el trasfondo de las
frases célebres de los grandes personajes, de las situaciones comprometidas que vivieron o la verdad que se esconde tras las
leyendas. Lea y disfrute.
,Haría José (:asado liuiz de Lóizaga
)_,_Tú TAMBIÉN, BRUTO?
Frases históricas
En realidad, muchas frases históricas se citan fuera de su verdadero contexto
Vivir como un sibarita
El adjetivo "sibarita", que es un sinónimo de refinado o "vividor", proviene de Síharis, ciudad del sur de Italia próxima a Crolona;
fue fundada por colonos griegos en el año 721 a.C.
De Síbaris se dice que llegó a tener más de 300.000 habitantes; fue durante varios años la residencia de Pitágoras y su escuela.
Pero su fama se debió sobre todo a los lujos que había en ella y a sus habitantes, grandes comedores y bebedores, sobre los que
corrían algunas historias acerca de su extremo refinamiento. Por ejemplo, se decía que dormían sobre colchones de pétalos de ro-
sas y que su sueño era tan delicado que notaban si un pétalo estaba doblado, lo cual les impedía dormir.
En la populosa ciudad solamente trabajaban los esclavos, los cuales tenían prohibido realizar actividades ruidosas a la hora de la
siesta, con el fin de no molestar a los habitantes con el trajín de sus tareas. Las actividades culinarias estaban especialmente
protegidas; allí, tenía vigencia el derecho de autor de un cocinero acerca de un plato de su invención, lo cual les permitía retirarse
con media docena de ellos. Acerca de la molicie de los sibaritas se comentaba una historieta acerca de cómo dos ciudadanos
l=rc~s<'s fú.stóricas
lo hago, la desgracia será para los demás'. Una vez que sus tropas atravesaron el río, César pronunció la frase ¡Alea jacta est! (¡la
suerte está echada!); así dio comienzo la guerra civil que finalizaría con la derrota y muerte de Pompeyo. No sería la última frase
famosa de César, pues se le atribuyen otras muchas, incluso en el mismo momento de su muerte, asesinado por unos conjurados
en el año 44 a.C.
paseaban y comentaban entre sí el espectáculo de un hombre arando, y uno de ellos contestó: "No me lo cuentes, que me duelen
los riñones sólo de oírlo".
No existía el servicio militar obligatorio, y las tropas se dedicaban más a las maniobras y a la danza a caballo -en animales amaes-
trados con la música-, lo cual le acarrearía uná sonora derrota. A fines del siglo VI a.C., las ambiciones de Sibaris llevaron al
enfrentamiento con su vecina y rival Crotcum; se cuenta que en el choque de ambos ejércitos, los de Crotona solamente iban
armados de flautas. Al compás de la música, los caballos perdieron su compostura marcial v se entregaron a la danza, a la que
estaban más acostumbrados; la batalla campal acabó no sólo con el ejército sino que la ciudad fue completamente arrasada en el
año 510. De Síbaris no quedaría más que la fama, pues de sus muros, en el siguiente siglo, el historiador Heródolo no encontró ni
rastro.
¡Alea jacta est!
La biografía de Julio César, uno de los más grandes generales de la Historia, está plagada de frases célebres, reales unas y
atribuidas otras. Una de las más conocidas fue pronunciada en un momento crítico de su vida
pública, en plena rivalidad entre los principales hombres que se hallaban en la cúspide del poder, y con ella decidió iniciar la
escalada que le llevó a la cumbre de la república. En enero del año 49, la pugna política en Roma estaba al rojo vivo: Pompeyo
Magno, partidario de la nobleza y apoyado por el Senado, está al frente del ejército de Italia. Para reducir tanto la influencia de
César entre el pueblo de Roma como su poder, pues en ese momento el gran conquistador de las Galias se encontraba al frente de
un numeroso ejército dispuesto a seguir a su general hasta el fin, el Senado le exigió que licenciase a sus tropas y se sometiese a
un juicio político en Roma. César, por entonces en un momento delicado en el enfrentamiento político y temiendo ser condenado
en ese juicio, decidió no acatar la orden. Con sus fieles soldados de tantas y tantas campañas respaldándole, se detuvo ante el río
Rubicón, entonces frontera entre Italia y la Galia Cisalpina lo que suponía ponerse al margen de la ley al penetrar con un ejército
en tierras bajo la jurisdicción del Senado.
Momentos antes de traspasar sus aguas, se permitió un momento de reflexión: "Si no cruzo el río, ello me traerá la desgracia; pero
si
¡Dios lo quiere!
Entre los siglos XI y XIII se emprendieron diversas expediciones destinadas a recuperar loslugaressantos de la cristiandad, por en-
tonces en manos de los musulmanes. Las llamadas Cruzadas campañas que se emprendían bajo el signo de la cruz de Cristo, de las
que se llegaron a realizar ocho oficiales y otras muchas sin aprobación por el Papado-, sin embargo, no siempre tenían como fin
exclusivo rescatar los lugares que habían sido escenario de la Pasión, sino que también tenían fuertes motivaciones políticas y
económicas, como fue el caso del saqueo de Constantinopla por los latinos en el transcurso de la Cuarta Cruzada.
En el año 1095, el Papa Urbano II convocó una expedición internacional contra el infiel, llamando a par-
I-rases hisnírirtzs
ticipar en elle a los monarcas europeos y los principales señores de la nobleza. Sin embargo, las dudas de unos y la clara oposición
de otros hizo que se adelantasen las masas de creyentes que Pedro el Ermitaño y otros predicadores habían ido reuniendo con sus
sermones por toda Europa. Por eso, la Primera Cruzada, llamada también "Cruzada de los pobres", es también conocida por ser
cuando se generalizó la frase "¡Dios lo quiere!", expresión con la que las masas de desheredados y hambrientos se deshacían de
sus escasas pertenencias y se sumaban a la muchedumbre que se encaminó hacia Tierra Santa.
A pesar de quedar diezmados por las enfermedades en el camino, los cruzados llegaron a tierras de Asia y empleaban ese grifo en
el momento de realizar sus ataques, como por ejemplo ante las murallas de Antioquía, que cayó en la noche del 2 al 3 de junio de
1098 al huir sus habitantes despavoridos ante el estruendo de esta frase, coreada a pleno pulmón por miles de gargantas. Un día
después, eran los turcos los que a su vez asediaban la ciudad recién conquistada; tras un mes de sitio y con la moral reforzada por
el providencial y oportuno hallazgo de la lanza que hirió a Cristo, los cristianos volvieron a
emplear su grito al atacar al enemigo que, esta vez huyó definitivamente.
Convertido en grifo de guerra, su empleo también se dio en otras cruzadas posteriores, aunque no siempre con resultados
positivos.
Pizurro y "los trece de la fama"
Francisco Pizarro, conocido también como "El Conquistador del Perú", nació en Trujillo en 1478. Hidalgo de origen humilde y sin
estudios-se duda que se dedicara al cuidado de cerdos en su Extremadura natal-, se embarcó a las indias en 1502; tras una serie de
aventuras, llegó a ocupar el cargo de teniente de gobernador de Panamá en 1523, antes de emprender la que sería su acción más
conocida, la de descubridor y conquistador del inmenso imperio de los incas. En 1524 formó una compañía privada para esta
empresa, asociándose con el capitán Diego de Almagro y el sacerdote Hernando de Luque; en ella, los socios invirtieron sus
fortunas personales con la esperanza de repartirse los beneficios de la futura conquista.
La expedición, al mando de Pizarro, partió hacia el sur el 14 de noviembre de 1524 y constituyó un fracaso ante el elevado
número de bajas en la tropa y el es-
caso botín conseguido. Tras organizar una segunda expedición, parte de ella se acantonó en la Isla del Gallo en la actual costa del
Ecuador. Las noticias de la mala situación de estos hombres llegaron a oídos del nuevo gobernador de Panamá, Pedro de los Ríos,
quien ordenó el regreso inmediato de todos los expedicionarios a Panamá.
Según la tradición, Pizatro hizo una marca en el suelo exclamando: "Aquellos valientes que quieran seguirme, que pasen esta
raya"; sus seguidores, los llamados "3Yece de la Isla del Gallo" o "los Trece de la Fama', junto con otros hombres que se sumaron
posteriormente, emprendieron la campaña que les llevaría a las costas de Tumbes, donde entraron en contacto con los primeros
grupos nativos que les confirmaron la existencia de un reino próspero y rico más hacia el sur.
En 1528, Pizarro decidió interrumpir el viaje exploratorio al cumplirse los seis meses del plazo concedido y regresó a Panamá con
un rico botín en oro, mantas, animales y manufacturas indígenas que esperaba bastasen para ampliar el permiso de conquista. Al
negar el gobernador el apoyo solicitado, los socios recurrieron a Carlos I y el propio Pizarro firmaba con el emperador
las Capitulaciones de Toledo en 1529. Con este acuerdo, Pizarro obtuvo la autorización y el apoyo económico que necesitaba; ade-
más, los títulos vitalicios de Gobernador, Capitán General, Adelantado y Alguacil de toda la franja territorial, hasta un máximo de
250 leguas que descubriera a partir de Tumbes.
Con estos recursos y un reducido grupo de españoles, acabó siendo el gobernador del Perú, mientras sus socios obtenían tan sólo
la Alcaldía y el Obispado de Tumbes. Pizarro murió asesinado por los seguidores de Almagro, en Lima, el 26 de junio del año
1541.
"...Sin embargo, se mueve" El matemático y astrónomo italiano Galileo Galilei (1564-1642), está considerado como uno de los
más notables científicos de todos los tiempos. Nacido en Pisa, fine músico, artista y escritor; inició, además, sus estudios de
medicina, aunque luego los abandonó para dedicarse de lleno a la investigación en el campa de las matemáticas y de la física. Con
25 años, se convirtió en un brillante profesor de la Universidad de Pisa. Allí demostró experimentalmente -deslizando esferas por
planos con diferente ángulo de inclinación, y no con el lanzamiento de cuerpos de dis-
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tinto peso desde la famosa torre inclinada de la ciudad, como se había sostenido durante mucho tiempo- que la velocidad de caída
de los cuerpos era independiente de su peso. Entre sus hallazgos más notables figuran las leyes del movimiento pendular, a las que
llegó -según la tradición- mientras observaba la oscilación de una lámpara en la catedral de Pisa, y las leyes del movimiento
acelerado.
Desde 1591 ejerció la docencia en la Universidad de Padua, y posteriormente en Florencia (1610); allí Galileo se dedicó
fundamentalmente a la astronomía. En 1609, a partir de noticias recibidas desde Holanda acerca de instrumentos de ampliación,
construyó el primer telescopio -con el que consiguió unos quince aumentos-. Con él, Galileo observó por primera vez las
montañas de la Luna y los cuatro grandes satélites de Júpiter, además de realizar otros muchos descubrimientos -estrellas de
luminosidad débil, las fases de Venus, la estructura de Saturno y las manchas solares-.
Galileo es considerado el creador de la astronomía moderna, y más en general, como el introductor del método experimental en
la .investigación científica, de cuya nueva mentalidad -totalmente vigente en la actua-
lidad- es también el responsable.
Los resultados se publicaron en su obra maestra, El mensajero sideral, y revolucionaron la astronomía al animar a numerosos
seguidores a verificar personalmente sus comprobaciones con sus respectivos telescopios, lo que dio lugar a numerosos
descubrimientos. Partiendo del modelo de Copérnico, afirmó que el Sol se encontraba en el centro del Universo y no la Tierra, y
que ésta se movía alrededor del Sol al igual que los otros planetas. Sus obras fueron revisadas por el tribunal de la Inquisición en
el año 1633 y fue reconvenido eclesiásticamente; amenazado con la tortura si no abandonaba sus ideas, se le prohibió dedicarse a
la astronomía y tuvo que retractarse de rodillas en un acto público; según la tradición, en el momento de levantarse, murmuró
¡Eppur, si muovel ='Sin embargo, se mueve!-. A los 69 años de edad, fue condenado a arresto domiciliario de por vida y murió
nueve años después.
"Pienso, luego existo"
A Renato Descartes (15961650), científico francés, se le considera el "padre de la filosofía moderna", pues puso su vida al
servicio de lo que consideraba la mejor causa posible: la obtención de la verdad. Gran innova-
dor de la filosofía, fue también el primero en someter las ciencias físicas a las leves matemáticas y el iniciador de la concepción
mecanicista de la naturaleza. Tras su formación con los jesuitas, inició una vida aventurera enrolándose en el ejército protestante
de Mauricio de Nassau, príncipe de Orange, primero y luego en el ejército católico del Duque de Baviera.
En 1619, en espera de que amainara la tormenta para entrar en combate en Neuburg y entregado Descartes a sus reflexiones,
experimentó una intuición reveladora de una nueva lógica -que denominó inventum mirahile- capaz de fundar una ciencia
universal. Entusiasmado por aquella experiencia, decidió abandonar el ejército y las comodidades del mundo; vendió todas sus
posesiones y vivió el resto de su vida de su rentas, aunque casi como un anacoreta. Buscando un ambiente adecuado para su tra-
bajo científico, marchó a Holanda, donde realizó buena parte de su contribución matemática al elaborar la geometría analítica, con
la que se podían reducir los problemas geométricos a ecuaciones algebraicas; con ello consiguió una universalización y, en
consecuencia, una gran simplificación de los problemas.
Una vez establecido el método de trabajo, Descartes se dedica a dudar de todo, pero metódicamente. Como dudamos de los
conocimientos de los sentidos, así como de las conclusiones de nuestras reflexiones, hay que partir de la existencia de co-
nocimientos, certezas que no varían, por ejemplo, que dos más dos son cuatro. Pero el primer peldaño es estar seguro de que hay
algo de lo que no se puede dudar: "no puedo dudar de que pienso y que, al pensar, estoy existiendo", es decir, su Cogito, ergo sum
='Pienso, luego existo'-. Desde esta certeza que parece una verdad de perogrullo, Descartes cimenta el edificio de su filosofía,
además de indagar sobre la existencia de otras verdades igualmente evidentes : el yo que piensa (el alma), el ser infinito y per-
fectísimo (Dios) y la realidad externa (el mundo). El discurso del método se publicó en 1637 y tuvo tal empaje que el pensamiento
científico posterior se considera heredero de su obra, denominada "cartesiana' por el nombre latino con que era también conocido,
Carlesius.
"Desde lo alto
de las piramtdes..:'
Napoleón Bonaparte nació en Ajaccio (Córcega) en 1769 y murió en Santa Elena, en 1821. Se le considera
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como uno de los más grandes generales de todos los tiempos y un hombre de Estado cuya influencia histórica en Europa fue de
tanta importancia que se le atribuye el inicio de la Edad Contemporánea. Desarrolló una brillante carrera militar, desde sus
estudios en la Academia hasta su determinante actuación para la reconquista de Tolón, en diciembre de 1793, lo que le valió el
ascenso a general. En 1797 recibió el mando del ejército francés en Italia, donde se llevaba a cabo un enfrentamiento contra
Austria; allí, el gran genio militar de Napoleón se manifestó en las sucesivas victorias de Arcole, Lodi y Rivoli, que obligaron a
Austria a firmar la paz en el tratado de Campoflorido.
Tras la Revolución Francesa, los jerifaltes del Directorio se hallaban en una posición tambaleante, por lo que temían la ascensión
napoleónica; así, decidieron apanarle del escenario político. Para ello aprobaron su proyecto de atacar e interrumpir la ruta inglesa
hacia las posesiones de Oriente y la India, y Napoleón, con la conquista previa de Malta, dirigió su expedición contra Egipto
tomando Alejandría en junio de 1798.
La defensa de Egipto, entonces una posesión del Imperio Otomano, estaba en
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manos de los mamelucos, ante los que desplegó su ejército en la llamada "batalla de las Pirámides", en las afueras de El Cairo. El
propio Napoleón contaba en sus memorias, dictadas en su exilio de la isla de Santa Elena, cómo le había interesado siempre la
historia y cómo había pretendido emular a sus ídolos del pasado, Alejandro Magno y Julio César. Con ese gusto por la historia y
por las frases lapidarias -que tampoco sería la primera ni la única-, Napoleón arengó a sus tropas antes de entrar en combate con
aquella tan conocida de "¡Soldados, desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan!".
A pesar de su aplastante victoria, que le dio el control de Egipto, el almirante inglés Nelson consiguió destruir la flota napoleónica
en la bahía de Abukir, lo que le incomunicó con Francia y minimizó el éxito de la campaña; finalmente tuvo que regresar
apresuradamente a París ante la debilidad del partido en el poder y se dispuso a realizar las maniobras políticas que le llevarían a
proclamarse emperador de los franceses entre los años 1804 y 1815.
"Escribir en España es llorar"
Mariano José de Larra, nacido y fallecido en Madrid
(1808-1837), es el prototipo en España del escritor romántico, con una vida ajetreada, llena de pasiones, una desbordante actividad
política, una abundante obra literaria y un final trágico. Su padre fue médico militar a las órdenes de Napoleón, por lo que su
familia fue perseguida por afrancesada y tuvo que emigrar a Francia al retirarse las tropas francesas de España, cuando él apenas
contaba cuatro años. Allí realizó sus primeros estudios hasta que, en 1817, Fernando VII concedió una amnistía general y pudieron
regresar todos aquellos que habían demostrado sus simpatías hacia Napoleón. Prosiguió sus estudios en Madrid, Valladolid y
Valencia.
Una vez establecida su residencia en Madrid, frecuentó tertulias literarias y políticas; empezó a publicar bajo seudónimos sus
primeros artículos en folletos, entre los que destacan E1 duende satírico del día, en 1828, y EL pobrecito hablador, en 1832. En
1829 se casó con Josefa Anacleta Wetoret, matrimonio que fracasó y del que tuvieron tres hijos.
En 1832 comenzó su relación amorosa con Dolores Armijo, mujer casada y que influirá muy fuertemente en él; esta relación,
junto con su visión crítica y dolorida de la realidad nacional, desembocará en el suicidio de
Larra el 13 de febrero de 1837, en que se descerrajó un pistoletazo en la sien. Con su muerte, tan del gusto romántico, desapareció
uno de los escritores más representativos de esta época.
Larra aportó a la literatura un concepto actual, el compromiso con la cultura, la moral y la religión desde un estilo conciso y cer-
cano al público medio. Con el seudónimo definitivo de Fígaro, comenzó a colaborar desde 1833 en la Revista española y en E1
observador, época en la que escribe sus mejores artículos, tanto costumbristas como sobre crítica política y literaria -E1 castellano
viejo, Vuelva usted mañana, En este país, El día de difuntos de 1836-; con ellos realizó una radiografía de los principales tipos
humanos y puso de manifiesto la estulticia de los políticos en general, la escasez de brillo en la cultura española y el carácter
provinciano de muchos autores que se consideraban a sí mismos en la cima de la creación literaria. Fruto de esta postura procede
su amarga reflexión "Escribir en España es llorar', que junto con su famoso "Vuelva Usted mañana" ha hecho tan conocido a su
autor.
"América para los americanos"
Esta frase tan conocida -y
v v~.: m, _: -.:.
_.-.. _.:. ~4-_-...-.
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::- -:.:.v~ :::--._.=>:=..,:
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i.
Frcfsos l asrhric,os
tan maliciosamente interpretada ya en el siglo XIX con la variante "América para los norteamericanos'-se debe a James Monroe,
brillante abogado y político estadounidense -nacido e128 de abril de 1758 en el condado de Westmoreland (Virginia) y muerto el 4
de julio de 1831 en Nueva Yorkque, tras una larga carrera política como embajador en París y senador, acabó siendo secretario de
Estado LI 811-1817) bajo la segunda presidencia de lames Madison (1809-1817) y quinto presidente de los Estados Unidos de
América entre los años 1817 y 1825.
El contexto en que se dijo esta frase -una declaración que recoge los principios de la política exterior de Estados Unidos acerca de
los derechos y actividades de las potencias europeas en el continente americano- Fue el séptimo mensaje anual del presidente
Monroe al Congreso, el 2 de diciembre de 1823. Aunque no fue respaldada por ninguna proclamación legislativa aprobada por el
Congreso ni tampoco asumida en el derecho internacional, a partir de 1845 la conocida como "Doctrina Monroé" fue
frecuentemente invocada por los norteamericanos para defender susintereses expansionistas y justificar sus actos de imperialismo
en el continente americano. La doctrina Monroe contiene cuatro puntos esenciales; en primer lugar, propone que las naciones
americanas, por su condición de estados libres e independientes, no pueden ser objeto de futura colonización por las potencias
europeas.
En segundo lugar, las naciones del llamado Nuevo Mundo eran por su propia naturaleza repúblicas y no monarquías, como la
mayoría de los estados europeos.
En tercer término, los Estados Unidos considerarían como una amenaza para su propia paz y seguridad cualquier intento de las
potencias europeas de imponer su dominio sobre cualquier estado independiente del continente americano, por lo cual Estados
Unidos se autoproclamaba como protector de las naciones independientes americanas, lo que les permitiría intervenir cuando sus
intereses se viesen amenazados, como fue el caso del canal de Panamá.
Por último, reafirmaba que no intervendría en asuntos europeos, a modo de compensación para mantener alejada la atención de las
potencias europeas de lo que se consideraba su "espacio natural de influencia".
Grandes pasiones y amoríos
¿Hubo realmente un romance entre la reina María Luisa de Parma y Manuel Godoy?
pusioro:,s y urrmrios
Akhenatón y Nefertiti
Décimo rey de la XVIII dinastía egipcia, Akhenatón, conocido también como Amenholep N, es uno de los faraones más famosos
del antiguo Egipto, aunque buena parte de los hechos de su biografía nos son desconocidos. Fue nombrado corregentc por su
padre y llegarla a gobernar 17 años a mediados del siglo XIV a.C. Estuvo apoyado totalmente por su esposa y prima Nefertiti en
su reforma religiosa para imponer el nuevo culto a Alón por encima de los demás dioses, especialmente de Amón, cuyos
sacerdotes eran por entonces muy poderosos. El faraón, hacia el quinto año de su reinado, cambió su nombre de Amenhotep por el
de Akhenatón, que significa "útil para el distó", haciendo llamar a su esposa Nefer-nefern-Atón, "Perfecta es la perfección de
Alón". Luego, se retiró a una nueva ciudad que ordenó levantar y se llamó Akhetatón ='Horizonte del disco", hoy Tell el-Amarna-,
que se convirtió en capital de su nuevo Estado teocrático, centrado en el culto de Alón, el disco solar. Dedicado a su religión,
Aldíenatón, se despreocupó de las tareas de gobierno, iniciándose así la decadencia del país y favoreciéndose las revueltas internas
y la sublevación de las regiones más alejadas. La correspon-
dencia hallada en Akhetatón, sin embargo, permite conocer las relaciones de Egipto con los países extranjeros y deja entrever que
el país del Nilo continuaba con su prestigio.
Nefertiti, cuyo nombre quiere decir "La Bella ha venido", con su actitud respaldó totalmente las acciones de su marido, especial-
mente en su reforma monoteísta, en la que llegó a participar como gran sacerdotisa; en una inscripción de una tumba en Akhetatón
se hace constar que el disco sale para manifestar su favor a Nefertiti y se pone redoblando de amor por ella. Aparece en los
relieves y estatuas como una reina de gran belleza, muy unida a su esposo: se la muestra sentada en las rodillas de Akhenatón, o
junto a él adorando el disco solar y recibiendo sus bendiciones en forma de rayos que acaban en manos acariciadoras. El famoso
Himno al Sol, del que fue autor el propio faraón, finaliza con la dedicatoria a Nefertiti, mencionada como la gran esposa a la que
arria Akhenatón. En otros relieves, especialmente emotivos, se muestra a la pareja real atendiendo amorosamente a sus seis hijas;
una de ellas, Ankhesenamón, a través de su matrimonio hizo faraón a otro personaje bien conocido, Tutankhamón.
Pericles y Aspasia
Pericles tue uno de los principales protagonistas de toda la historia de Atenas, pues gracias a su labor se convirtió en la principal
de todas las ciudades de Grecia. Nació en el año 495 a.C. y en 461ya era el hombre más influyente de la ciudad. Ocupó el cargo de
estratego -el más elevado puesto militar-quince veces seguidas. Fue el responsable directo de la reconstrucción de la Acrópolis y a
él se debe el esplendor del clasicismo ateniense, hasta el punto de que al siglo V se le conoce como el siglo de Pericles. A1 final
de su vida, su obra política se vio empañada con la guerra contra Esparta. Elegido nuevamente estratego en el año 429, murió seis
meses después a consecuencia de la peste que asolaba Atenas.
Tras un primer matrimonio fracasado y cerca ya de los cincuenta años de edad, se enamoró de una bella y excepcional mujer,
Aspasia, oriunda de Mileto. Era una mujer culta y liberal hasta extremos que escandalizaban en Atenas; de oficio maestra de
retórica, fue la responsable directa de muchos de los discursos del estadista. Su relación con Pericles era muy intensa y le dio un
hijo con el mismo nombre y que, en principio, no podía ser considerado ciudadano pues no lo era su madre,
aunque sí obtuvo posteriormente la ciudadanía gracias a los méritos de su padre. Plutarco señala que la relación era de tal afecto
que él la besaba siempre al entrar y salir de casa y que a su influencia se debió la lucha de Atenas contra Samos, por un conflicto
que esta ciudad mantuvo largamente con Mileto. Su influencia cultural fue enorme y colaboró intensamente en la concentración de
artistas ion Fidias al frente de todos ellos, como responsable de las obras de la Acrópolis-, arquitectos -Hipódamo de Mileto,
Iconos- pensadores -Anaxágoras- y escritores -SÓfocles, Heródoto- que hicieron de la Atenas del siglo V un foco cultural de gran
brillantez, y la labor de mecenazgo de Pericles y Aspasia tan sólo comparable a la Florencia de Lorenzo el Magnífico en el siglo
XV1.
Cleopatra y sus amantes
La última de la larga serie de reyes de Egipto antes de su incorporación al Imperio romano fue Cleopatra VII Filopátor (69-30
a.C.), una figura cuya biografía tiene más rasgos legendarios que reales. Hermana de Ptolomeo XIII-menor que ella y a quien
apartó del poder-, comenzó su reinado en el año 51 a.C. Tres años después apareció Julio César por las tierras de Egipto'en ple-
. _._. ,._
(;rancies yusiones y al rluríos
na guerra entre ambos hermanos; habiendo sido expulsada del país por los partidarios de Ptolomeo XIII, se presentó ante César
envuelta en una alfombra. Tras conseguir su apoyo y reconocimiento como reina de Egipto, lajoven Cleopatra -por entonces con
21 años-, de gran belleza y aún mayor cultura, pues podía hablar hasta nueve idiomas y conocía la historia de su país, sedujo al
maduro general romano quien tenía 54 añosy acabó convirtiéndose en su amante. Tras una visita a Roma que duraría un par de
años y donde fue agasajada por César fue llegaría hasta el extremo de dedicarle una estatua en el foro recién construido-,
Cleopatra tendría un hijo con él, llamado Cesarión, nacido en el 44 a.C., el mismo año en que fuera asesinado el dictador romano.
Durante los tiempos revueltos posteriores a la muerte de César, Cleopatra consiguió el control absoluto de Egipto y que Roma
reconociese a Cesarión como legítimo heredero y futuro rey del país del Nilo.
En el reparto del poder entre los tres dirigentes del nuevo Triunvirato de Roma, a Marco Antonio le tocó el Oriente, con el
consiguiente control sobre los asuntos de Egipto. Convocada la reina Cleopatra a presencia del romano, ésta preparó a con-
ciencia y fastuosamente el encuentro: toda una flota de barcos lujosamente adornados y todo su encanto personal consiguieron
atraer a Marco Antonio a los intereses de la egipcia; ambos se convertirían en amantes tras su segundo encuentro en el año 40 a.C.
y acabarían teniendo dos gemelos. Sin embargo, su relación se vería salpicada por los continuos viajes de Marco Antonio ante el
enfrentamiento que surgió con otro de los triunviros, Octaviano Augusto, el hijo adoptivo y heredero político de César. Tras la
definitiva batalla naval de Acflum, en el año 31 a.C., Marco Antonio y Cleopatra huyeron a Egipto, adonde se encaminó Augusto
persiguiéndoles. Cuando aquél fue derrotado y ante la noticia de la muerte de Cleopatra, se dejó caer sobre su espada; agonizante,
fue transportado junto a Cleopatra para terminar muriendo en sus brazos. Ante el avance de Augusto -con quien habla intentado
negociar, sin éxito-, Cleopatra prefirió la muerte antes de verse exhibida como botín en Roma, por lo que se suicidó usando una
serpiente venenosa.
Napoleón y Josefina
El día 9 de marzo de 1796 se celebró en París la boda entre un joven y brillante general de 27 años y una mu-
jer seis años mayor que él, una de las figuras de los influyentes salones del París de la revolución. El matrimonio con
Marie-Joséphe Tascher de la Pagerie, viuda del vizconde de Beauharnais, supuso la culminación del ascenso social de Napoleón
Bonaparte y, gracias a las influencias de ella, significó su elección como general en jefe de los ejércitos que poco después se
dirigieron hacia Italia. A partir de ahí se inició una fulgurante carrera militar y política que le llevaría a la cumbre del poder. En
noviembre de 1799, tras un golpe de Estado, se fundó una República cuyo ejecutivo quedaba en manos de un triunvirato:
Bonaparte, Ducos y Sieyés. Napoleón, como Primer Cónsul, acaparó el poder y fundó una dictadura militar que duraría quince
años. La labor del Consulado fue extraordinaria: acabó con las guerras civiles que asolaban el Oeste francés, reorganizó la ad-
ministración y dotó al Estado de nuevas instituciones llamadas a tener una vigencia que alcanza el presente (Consejo de Estado,
organización judicial, códigos legislativos...). Tras conquistar buena parte de Europa, no dudó en proclamarse em-
perador,haciéndosecoronar, por el Papa en Notre Dame
en diciembre de 1804.
La Emperatriz de Francia,
nació en Martinica en 1761, v murió en la Malmaison en 1814. Era hija de un capitán de la marina real; se casó a los quince años
con el conde de Beauharnais, de quien tuvo dos hijos, Eugenio y Hortensia. Después de haber visto morir a su marido en el
cadalso durante los hechos de la Revolución Francesa, fue encerrada en una prisión y fue liberada por Tapien, sobre quien llegó a
ejercer una gran influencia, así como sobre Barrás, el jefe del Directorio.
Habiéndose presentado su hijo al general Bonaparte, gobernador de París, para reclamar la espada de su padre, el general quedó
impresionado por su aspecto e inició relaciones con la familia. Enamorado de Josefina, se casó con ella en 1796. Participó ésta de
la fortuna de su esposo y fue coronada emperatriz en 1804; empleó su poder e influencias en actos de beneficencia, y aunque se le
achacó una prodigalidad excesiva, fue muy apreciada por la gente. Napoleón, no habiendo tenido hijos de ella y deseoso de ase-
gurar su imperio dinástico, la repudió en 1809 para casarse con María Luisa, archiduquesa de Austria, de quien al fin tuvo un hijo
en marzo de 1811. Desde entonces, Joseflna se retiró a la Malmaison donde acabó sus días.
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amoríos
María Luisa de Parma
Godo odoy
Manuel de Godoy (17671851) conquistó a los príncipes de Asturias, los cuales, al subir al trono como Carlos IV y María Luisa de
Parma, le colmaron de honores. Desde entonces y durante 16 años, Godoy fue el árbitro de los destinos del país y dueño de la
voluntad de los monarcas hasta que los sucesos de 1808 supusieron su caída y exilio. Tras un fulgurante ascenso en la corte, que
ya entonces se atribuyó a sus amores con la reina María Luisa, en 1792 aparece como primer secretario de Estado, lo que le coloca
al frente de la Nación. La guerra con Francia, tras la muerte de Luis XVI en la guillotina, con diversos reveses y algunos éxitos,
acabó con el tratado de Basilea, en 1795, lo que valió a Godoy el título de Príncipe de la Paz. En 1796, y a través de una alianza
con la Francia revolucionaria, Godoy dirigió una victoriosa guerra contra Portugal, conocida con el nombre de Guerra de las
Naranjas por el gran ramo de frutos que envió a María Luisa ofreciéndole el triunfo conseguido.
En 1797, y a instancias de la reina -pues pretendía apartarle de su amante Pepita Todo-, Godoy se casó con María Teresa de
Barbón prima hermana de Carlos 1V,
pasando a formar parte de la familia real. Sin embargo, sus amoríos continuaron, lo que le alejó de la reina: Godoy llegó incluso a
manifestarse a favor de la República francesa, por lo que tuvo que dimitir como Primer Secretario en 1798. Su caída no fue
acompañada de una desgracia total: continuó viviendo en Aranjuez, se dejaba ver en los espectáculos, los reyes iban con frecuen-
cia a cenar con él, y solamente pasados unos meses comenzó a perder influencia. En 1800 Luciano Bonaparte empujaba a Godoy
a tomar el poder, lo que supuso la plena vuelta del príncipe de la Paz a la dirección de los negocios, en los que se aseguró su
amistad hacia Francia y acabó plegándose a la voluntad de Napoleón, ayudándole en su aventura europea. En 1807 Carlos N
nombró a Godoy Almirante general de España y sus Indias, Protector del comercio marítimo y presidente del Consejo del
Almirantazgo, con el título de Alteza Serenísima, todo lo cual dio lugar a muchos chistes, pues era un hombre incapaz de subirse a
un barco sin marearse.
Tras los hechos de 1808, fue detenido en Aranjuez y llevado a Francia; al principio vivió junto a los reyes, con quienes mantuvo
su amistad hasta el final, y luego se estableció en París.
20
i Vaya con las leyendas!
Ulises, me ~ temo que esto tampoco está funcionando.
~ ¡En fin! T'r, '
Habrá que probar otra cosa.
f ~' -
f..un pollo, un~
eejo, un poto... nor, o nos queda?
Los griegos hicieron muchos intentos antes de tomar la ciudad de Troya
¡Valla con las
La guerra de Troya
Una de las más famosas guerras de la Antigüedad es, seguramente, la que sucedió en esta ciudad de la actual Turquía. Convertida
en un hecho legendario, la lucha de los griegos unidos en una alianza contra los troyanos se transformó en cl recuerdo de un
suceso legendario y que se convertiría en el tema central de la Ilíada. El trasfondo histórico de esa narración es la destrucción de la
ciudad de Troya con motivo de una guerra entre los micénicos y los troyanos por el control de las muy rentables rutas comerciales
hacia el Mar Negro a través del Helesponto, actualmente denominado estrecho de los Dardanelos. La arqueología ha demostrado
la realidad de esta destrucción violenta en el estrato o nivel VIIa, de los nueve que acumuló la ciudad, formando una gran colina
artificial; la catástrofe ocurrió hacia el año 1200 antes de nuestra era, poco antes del final de la Edad de Bronce.
Pero una guerra anónima por el dominio de una vía estratégica resulta un hecho muy poco poético, así que los antiguos griegos se
inventaron una historia de amor a partir del rapto consentido de la bella Helena, esposa de Menelao -el rey micénico de
Esparta-por Paris, el hijo de Prfamo-rey de
Troya-. Como venganza, los principales reyes de Grecia -Agamenón, Aquiles, Ulises, Ayax, Néstor, Filoctetes y muchos
otros-organizaron una nutrida expedición de barcos v tropas para recuperar a Helena y castigar la afrenta. La guerra duró diez
años y estuvo llena de todo tipo de anécdotas v sucesos, de combates singulares protagonizados por los héroes más sobresalientes
de entonces. Tan sólo la astucia de Ulises hizo que los griegos pudieran tomar la ciudad por sorpresa, al ocultarse un grupo de
guerreros en un caballo de madera que abandonaron para que lostroyanos lo introdujeran en el interior de la misma; tras abrir las
puertas de las murallas, los sitiadores pudieron conquistar Troya y arrasarla.
En esta historia los dioses y los hombres se mezclaron para acabar con una de las ciudades más poderosas del mundo de la época.
La conquista de Troya y el accidentado regreso de Ulises a su tierra perduraron a través de los milenios como unas de las grandes
aventuras de la humanidad, relatada en la llfada y la Odisea, los primeros poemas épicos de la cultura europea.
Rómulo y Remo
En sus inicios, Roma era tan sólo una aldea de pastores situada en lo alto del
Palatino, una de las siete colinas próximas al río Tíber. Algunos restos de cabañas de troncos, barro y ramaje, además de alguna
tumba han permitido situar su origen en el siglo VIII antes de nuestra era. Sin embargo, tan pobres comienzos no se correspondían
con el poder y ambición que la ciudad tenía unos siglos después; por ello, ya en el siglo IV a.C., los propios romanos tejieron una
historia mítica para sus comienzos, remontándola nada menos que a los tiempos de la guerra de Troya. Poco antes de caer la
ciudad, de allí huiría Eneas y su familia llevándose la estatua de culto de Atenea; tras una larga aventura junto a algunos
compañeros, acabarían instalados en las Colinas AIbanas, en el Lacio. Unos descendientes suyos, Rómulo y Remo, serían los
responsables de la fundación de la ciudad un 23 de abril del año 753 a.C., fecha que desde entonces los romanos tomaron como el
año uno, el ab Urbe condita de Virgilio.
La leyenda comienza con dos hermanos, Númitor-rey de Alba Longa- y Amulio, el usurpador que le destronó. Para evitar
problemas, Amulio mandó matar a los herederos varones de Númitor y nombró vestal a su sobrina, Rea Silvia, con el fin de evitar
que tuviera descendencia. Sin embargo, la
vestal fue violada y concibió dos gemelos, hecho que se atribuyó a la intervención divina de Marte. Los niños fueron dejados en
una cesta en el Tíber, recogidos por una loba -el animal sagrado de Marte- y criados por un pastor. Una vez adultos, Rómulo y
Remo castigaron a Amulio y repusieron a su abuelo en el trono, consiguiendo de él los terrenos donde nacieron y se criaron;
habían decidido fundar allí una ciudad.
El Santo Grial
Según una tradición, el Santo Grial (o Graal, derivado del latín cratalis, copa o vaso), era una de las más preciadas reliquias del
mundo cristiano: se trataba de la copa que empleó Jesucristo para la consagración del vino en la cena del Jueves Santo y cuya
existencia es, para los creyentes cristianos, indudable; tras los hechos de la Pasión, se perdió el rastro de su existencia. Según la
tradición medieval, el vaso sirvió también para que José de Arimatea recogiese la sangre de Jesús en el calvario y su custodia
estaba en manos de una recóndita congregación de monjes. Pero para otros, se trataba tan sólo de un objeto místico -una bandeja o
plato, o también una piedra preciosa vigilada por un grupo de monjessoldado, los caballeros del
22 j 23
m r] las le t
Santo Grial-relacionado con la mitología céltica y que se entroncó con el cristianismo. A partir de ahí, su búsqueda se convirtió en
uno de los grandes temas de la épica medieval, relacionada con la pureza y la perfección moral, pues tan sólo los limpios de
corazón podrían hallar la reliquia allá donde estuviese escondida, cualidad que se atribuía al caballero Galaad, el hijo de Lanzarote
del Lago.
En España, se conoce como el Santo Cáliz a una copa de cornalina, con asas y pie de oro, adornada con perlas y esmeraldas
además de otras piedras preciosas engastadas, que se custodiaba en el monasterio de San Juan de la Peña desde el año 713, cuando
fue llevada allí por el obispo de Huesca; fue regalado a Alfonso el Magnánimo por Juan de Navarra en 1437, y desde entonces se
venera en la catedral de Valencia.
La piedra filosofal
El objetivo de los alquimistas, el fin último de sus diversos métodos de trabajo en los laboratorios con productos químicos y pro-
cesos metalúrgicos era conseguir la piedra filosofal, capaz de transmutar con su simple contacto cualquier objeto en oro. Pero esta
cualidad buscada en semejante amuleto no era tan sólo de
tipo material -obtener riquezas con el toque de oro, como si de un nuevo rey Midas se balara- sino más bien de tipo intelectual,
alcanzar el mysterium magnum a través de la manipulación material de las sustancias minerales. Además de las influencias chinas
e indias en la formación de la alquimia medieval, ésta arrancaba directamente de la labor de los sabios de Alejandría, quienes, en
época helenística (siglos III al I antes de nuestra era), pretendían encontrar las características de la iniciación en los misterios
religiosos a través del estudio de las propiedades de animales, plantas y, sobre lodo, de minerales.
Ya en la Antigüedad se buscaba alcanzar la eterna juventud con el consumo de determinadas plantas o con la ingestión de un
elixir; con la llegada de los árabes, la alquimia sustituyó estos materiales por minerales. La obtención de la piedra suponía la
muerte de una materia prima o su regreso a la Naturaleza y su resurrección en forma de nueva materia, el lapis philosophorum, al
cual se le atribulan virtudes terapéuticas -curar todo tipo de enfermedades- o incluso mágicas -volverse invisible o volar-; algunos
autores la han visto como la representación simbólica de Cristo salvador.
Quetzalcóatl
Con este nombre se conocía en toda la América Central anterior a la llegada de Colón a una divinidad cuyo origen estaba en la
cultura de los toltecas; entre ellos, un legendario señor encabezó una expedición que acabaría por fundar la conocida ciudad de
Chichén Itzá, en la península del Yucatán.
Representado en multitud de ocasiones como una gran serpiente cubierta de plumas, Quetzalcóatl se convirtió en un dios
benefactor de la humanidad; a él se le atribuía la adquisición por ésta del maíz y de las técnicas artísticas y era el protagonista de
diversas historias en las que moría y resucitaba, dando la vida a la gente con su sangre. Como divinidad de la sabiduría, su culto
estaba muy extendido entre los pueblos precolombinos de casi toda Mesoamérica. Finalmente, desapareció volando, no sin antes
prometer a los hombres que alguna vez volvería, y que lo haría siguiendo la ruta del Oriente.
A la llegada de Hernán Cortés a las costas de México, en 1519, el éxito inicial del pequeño grupo de españoles frente a los
ejércitos de miles de indígenas se debió a que el conquistador extremeño fue tomado como la reencarnación del dios. A la eficacia
de las desconoci-
das armas de fuego, el miedo que inspiraban los caballos y las distintas técnicas de guerra se sumó la creencia en que su llegada
era el esperado regreso de Quetzalcóatl. El peso de la leyenda fue tal que el emperador Moclezuma quedó prácticamente
paralizado ante el avance conquistador de los españoles y reaccionó tardíamente contra un enemigo que ya se había hecho con
poderosos aliados entre los indígenas enemigos de los aztecas.
Drácula
Cuando en 1897 el escritor de origen irlandés Bram Stoker publicó su novela Drácula, que conoció un éxito imparable que ha
llegado hasta nuestros días, con su obra no hizo otra cosa que dar una vuelta más de tuerca al viejo tema de los vampiros y a las
aún más viejas creencias en la adquisición de vigor -e incluso de inmortalidad- a través de las prácticas del canibalismo. Las
abundantes versiones cinematográficas se han encargado de mantener vivo el mito, adornándolo con nuevos y truculentos detalles.
Para realizar la semblanza del protagonista, Stoker se inspiró en la biografía de un personaje histórico que vivió en la Europa
oriental del siglo XV. En Transilvania, una montañosa región
24 I ?5
X0110 con las ]cgel Idas!
de la actual Rumania, vivió y guerreó el conde Vlad Dracul un típico terrateniente agrícola que procuraba mantenerse
independiente de los poderes de la época, la monarquía y la Iglesia, sosteniendo además constantes guerras fronterizas con los
turcos. Llamado el Empalados, pues empleaba con bastante frecuencia este sistema de tortura y ajusticiamiento, consistente en ha-
cer atravesar a un hombre con un palo afilado procurando no herirlo de muerte y alargar su agonía, lo que podía durar hasta tres
días, murió en el año 1476 odiado y con fama de sanguinario, pero muy lejos de la de bebedor de sangre humana que le atribuye
su leyenda literaria.
Fausto vende
su a~blo
También es antigua la idea del hombre o la mujer que, con tal de librarse de un trabajo penoso y repetitivo en el que gasta su
juventud, es capaz de ofrecer su alma al Diablo a cambio de que éste sea quien cumpla con dicha tarea -origen legendario de
diversos monumentos como, por ejemplo, el acueducto de Segovia- o a cambio de algún bien inalcanzable tanto de carácter
espiritual -la inmortalidad, la sabiduría plena, poderes mágicos- como material
2C)
-abundantes riquezas o un ilimitado vigor sexual-. De todas estas posibilidades, la versión literaria más conocida y de mayor
perfección es la que compuso el alemán J. W. Goethe en el siglo XVIII, el Fausto, quien se vende al demonio a cambio del
conocimiento y del amor de una mujer.
En este caso, el trasfondo histórico de la leyenda la constituye la biografía de un hombre de existencia real, aunque bastante enig-
mático en muchos detalles. Se trata del doctor Johannes Faust, un personaje nacido en Suabia y que se doctoró en Medicina en la
universidad alemana de Heidelberg. Su inmensa sed de conocimiento y su labor no sólo como médico sino también como
alquimista le sitúan a medio camino entre el mundo de las creencias -típico del final de la Edad Media- y de la ciencia del primer
Renacimiento, con una gran fama de sabio a pesar de no haber dejado nada escrito. En su tiempo se creía que su fuerza física y su
saber los había conseguido tras un trato con el Diablo y que éste se presentó a cobrar lo pactado en la noche de su misteriosa
muerte, en la que se oyeron grandes gritos y ruidos de lucha en una habitación completamente cerrada desde dentro.
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animales que dejan huella
Alejandro Magno escogió a Bucéfalo porque creía que realzaba su bello perfil e indómito aspecto
27
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El caballo
Las pinturas rupestres señalan que el hombre cono cía al caballo mucho antes de ser domesticado y lo cazaba para la obtención de
alimento haciéndolo caer en manadas por un precipicio. El caballo doméstico -Equus caballos- es originario de Asia y ha sido
utilizado, desde hace 5.000 años, como animal de carga, en ayuda de labores agrícolas, de tiro -como medio de transporte-, en las
guerras o como animal de recreo en actividades deportivas o como animal de compañía. Por el hallazgo de unos restos en De-
reivka, al sur de Kiev, datados hacia el 4000 a.C, y con huellas de desgaste en la mandíbula por la presencia de un bocado, se sabe
que fueron domesticados en las estepas de Europa central. En cuanto al transporte rodado, las primeras ruedas han sido
encontradas en tumbas sumerias, en el valle del Tigris y el Éufrates, que datan del año 3500 a.C.
En la Europa mediterránea el uso del caballo fue introducido por los aqueos en su invasión de Grecia hacia el 2000 a.C. Desde
entonces, la posesión de un caballo y unas armas servía para hacer "caballero" a su dueño y por tanto, un guerrero de mayor
categoría. Por ello, las carreras de carros eran el núcleo de las ceremonias en los
rituales funerarios; andando el tiempo, estas carreras darían lugar a los Juegos Olímpicos. Alejandro Magno (356-323 a.C.)
extendió el imperio griego hasta la India, utilizando sobre todo cuerpos de ejército de jinetes. Tuvo un famoso caballo negro, de
nombre Bucéf álo, que sólo se dejaba montar por él y que le acompañaba a todas partes, incluso cuando ya no podía servir por su i
avanzada edad. En el Impe- ' rio romano, la caballería ser- i vía de apoyo a la infantería
y actuaba bajo el mando de i la legión; casi siempre estaba constituida por jinetes mercenarios extranjeros. Al j igual que en
Grecia, en Ro- ', mala posesión tanto de caballos como de carros era privilegio de la nobleza; allí, las carreras de carros levantaron
verdaderas pasiones en los circos.
La montura del caballo en la Antigüedad se hacía sin estribos, que no se utilizaron hasta el siglo V d.C., cuando el Imperio ya se
desintegraba. Los magníficos caballos del desierto permitieron la expansión del Islam por casi todo el Viejo Mundo durante los
siglos VII y VIII, y estuvo cerca de hacer lo mismo con Europa. El cuidado del caballo era doctrina de fe en el Corán, en el que se
lo llama la bendición suprema, y se crió especialmente a un animal ve-
loz y de alzada media; los cristianos, sin embargo, utilizaban la caballería pesada y estimulaban la cría de caballos grandes que
pudieran llevar a lomos a un hombre acorazado. En la España medieval, Babieca convirtió a El Cid, en un mito: tras haber servido
a su dueño durante unos 30 años, según la leyenda aún permitió que éste ganase una batalla después de muerto, al ser atado su
cuerpo sobre él para conducir a sus huestes a la victoria sobre los moros de Valencia.
Los conquistadores españoles llevaron caballos a América, causando gran impresión en los indígenas, pues eran desconocidos, y
se extendieron por todo el continente. De los ejemplares perdidos o abandonados surgieron las manadas de caballos salvajes o
cimarrones que aprovecharían los pueblos indios norteamericanos, quienes destacaron en su monta.
El mejor amigo del hombre El perro es un buen ejemplo de animal doméstico, pues no hubiera existido sin la intervención
humana. Una evolución lenta lo ha ido diferenciando de la especie salvaje de la cual procede, el lobo gris de la India, en un
proceso de unos 20.000 años de duración, hasta dar lugar al Carvis familiaris, del que
pronto se conocerían varios tipos distintos, predecesores de los perros pastores, molosos, lebreles y bracos. El perro se desarrolló
entre las comunidades de cazadores y ganaderos, extendiéndose muy rápidamente debido a las cualidades de estos animales como
auxiliares en la cría de ganado y para levantar la caza gracias a su fino olfato.
En Egipto el perro era conocido desde tiempos remotos y acabó siendo divinizado como Anubis, dios de los muertos. Los perros
en Grecia convivían con la gente y uno de ellos, el perro de Ulises, fue inmortalizado por Romero en la Odisea por ser el único
que reconoció al héroe cuando volvió de Troya a su casa, en Ítaca. Otro perro, esta vez de terrible aspecto y con una triple cabeza,
era el Can Cerbero, el monstruoso guardián de los infiernos.
El perro ha estado presente en la historia de Roma desde sus orígenes pues, según la leyenda, una perra loba amamantó a sus
fundadores Rómulo y Remo. En el Imperio se realizó una clasificación de las razas muy parecida a como hoy se concibe: perros
de pastor, de caza y de compañía. Virgilio cuenta que los romanos, al cortar las orejas y la cola de sus perros pastores, no lo hacían
por razones estéticas si-
2f3 29
C7.
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rUlirnales cine dejan huella
no para evitar que se las mordieran los lobos. Durante la Edad Media fueron apreciados por reyes y grandes señores que,
apasionados por la caza, dedicaron grandes esfuerzos y cuidados a la formación de sus jaurías, dedicándoles más atención que a
sus vasallos. Entre los nómadas árabes, algunos galgos llegaron a poseer su propio caballo sobre el cual iban hasta las zonas de
caza.
Desde el Renacimiento el perro ya no pertenecía sólo a los soberanos y grandes señores, pues los burgueses más acomodados
también se hacían retratar con sus perros favoritos, pero éstos ya no eran sólo animales de caza, sino también perros ratoneros
capaces de proteger los almacenes de los roedores, o perrillos falderos de compañía. En los últimos siglos, al perro se le aprecia
por su sociabilidad y se comienzan a crear unos cánones estéticos no sólo para los perros de compañía y entretenimiento, sino
también para los de guarda y pastor; se mejoran las condiciones de alimentación y cobijo, incluso en los medios rurales, donde no
siempre han sido bien tratados. A mediados del siglo XIX se formaron las primeras asociaciones de aficionados y la primera expo-
sición canina se inauguró en 1859, en Inglaterra.
El Madrid de fines del si-
glo XIX fue el escenario de las andanzas de un perro callejero, al que llamaron Paco, que fue amigo de las tertulias literarias en el
café Fornos; asistía a bailes y fiestas de romería, atrayéndose con su simpatía e inteligencia el cariño del todo Madrid. En una
tarde de toros de 1882, un torero lo estoqueó porque el perro, al. igual que el público, le reñía por su deslucida faena; su entierro
en los jardines del Retiro se hizo con asistencia multitudinaria.
Historias de gatos
La domesticación del gato parece tener su origen en el Oriente Medio, cuando el hombre primitivo se estableció e inventó la
agricultura; sin embargo, parece que el gato -felis catos- vivió más bien como un comensal de aves y roedores que como un
animal doméstico, pues es un animal solitario e independiente. Su domesticación requirió más tiempo que la de cualquier otro
animal; hacia el 3000 a.C., en Egipto los gatos eran tan valiosos como protectores del grano almacenado y en el control de las
plagas de roedores que fueron considerados como compañeros de la casa y como dioses. Allí, a su muerte, el cuerpo del animal se
embalsamaba y se llevaba al templo que la diosa Bastet, diosa de la ma-
ternidad y la fertilidad, tenía en Bubastis. Esta diosa estaba representada con apariencia de mujer y cabeza de gato. La exportación
de gatos fuera de Egipto estaba prohibida, y en determinadas épocas, su posesión era privativa del faraón y de los templos.
En la Grecia antigua apenas era conocido y se empleaban serpientes y comadrejas como cazadores domésticos; en Europa, el em-
pleo del gato como tal se extendió especialmente desde que, en el año 525, llegara a Bizancio la rata común a bordo de un barco
de la India, responsable de la propagación de la peste bubónica o peste negra que tantas víctimas provocó a lo largo de toda la
Edad Media. Entonces la suerte del gato fue desigual y su buena suerte cambió debido a la superstición generalizada; acusado de
diabólico -quizás por su astucia o porque se creía que las brujas podían tomar la forma felina-, con frecuencia fue quemado, tor-
turado, ahorcado y lapidado; una forma muy extendida de ejecutar a una bruja era encerrarla en un saco con varios felinos y arro-
jarlos al agua. Esto tuvo como consecuencia que las ratas y ratones camparan por todas panes, arrasando ciudades y comarcas y
transmitiendo la peste al hombre,
a través de la picadura de las pulgas. Cuando se descubrió que el gato no era el causante de la peste, se volvió a reconocer su
utilidad y lentamente se extendió su cuidado por toda Europa; en algunos hogares estaba presente ya en el siglo XVIII y fue en el
XIX cuando empezaron a alcanzar popularidad y en el XX cuando comenzaron a seleccionarse razas y a realizar exposiciones. Su
uso como animal de compañía alcanzó entonces una verdadera expansión, especialmente en las grandes ciudades.
Animales fabulosos
Grifos. Se trata de uno de los más prestigiosos animales fantásticos del mundo antiguo, presente en la mitología de las
civilizaciones del Oriente Próximo y Asia Menor y muy usado como símbolo heráldico en el arte occidental desde la Edad Media.
Era un animal con cuerpo de león cuya cabeza, pecho, alas y garras eran de águila; en ocasiones, el cuerpo del felino aparece
alado o puede tener cola de serpiente. Según los antiguos griegos, vivía en los confines orientales del mundo; allí anidaba sobre el
oro que los dioses les habían encomendado custodiar frente a la codicia de los arimaspos, hombres de un solo ojo en forma de
ranura, recuerdo del ojo
30 31
Animales quo ciejurr huella
oblicuo y entrecerrado de los mongoles y tártaros que algún viajero habría visto. Cuando el grifo echaba a volar, el viento que
producían sus alas era suficiente para derribar a varios hombres. De esta ave de enormes garras se decía que era capaz de aferrar
un caballo o un hombre completamente armado y transportarlo por los aires; las garras eran tan grandes que se podía fabricar una
taza o un vaso con cada una de las uñas, de las que en la Edad Media floreció su comercio, ya que eran muy apreciadas pues cam-
biaban de color si se introducía un veneno en ellas.
Centauros. Tenían la mitad superior del cuerpo de hombre y la mitad inferior de caballo. Vivían en el monte y en el bosque, se
alimentaban con carne cruda pues no conocían el fuego, acostumbraban a ser muy brutales y luchaban con palos y piedras. Para
los griegos, eran la representación de la naturaleza salvaje del hombre, ¡aparte incivilizada del mismo: en uno de los mitos más
conocidos, los centauros habían sido invitados a la boda de Piritoo, príncipe de sus primos los lapitas. No pudiendo controlarse al
beber vino, se emborracharon y raptaron a las mujeres lapitas, por lo que éstos tuvieron que luchar con ellos. Hércules murió a
causa de
la piel de Neso, el centauro I que él mató y que, moribundo, dijo a Deyanira, la mujer del héroe, que aquella tenía propiedades
mágicas; cuando ésta le puso la i piel a Herakles, el veneno de sus flechas actuó, causándole tales dolores que acabó arrojándose al
fuego.
Esfinges. En la mitología griega, la esfinge era un monstruo femenino con pecho, cuerpo y cola de león, que tenía cara de mujer y
alas de ave rapaz. Fue enviada por Hera a Tebas, donde proponía adivinanzas a los viajeros y los devoraba si no eran capaz de
resolverlas. Al llegar Edipo a la ciudad, la Esfinge le preguntó cuál era el animal que al amanecer andaba a cuatro patas, al
atardecer se sostenía con dos y, cuando anochecía, caminaba con tres; Edipo resolvió el enigma, contestando que el ser humano,
pues cuando era pequeño gateaba con manos y pies, en su madurez caminaba sobre sus dos piernas y en la vejez necesitaba de un
bastón. En otras versiones también le pregunta quiénes son dos hermanas que una genera a la otra y viceversa, a lo que respondió
Edipo: la noche y el día (día, en griego, es femenino). La Esfinge, furiosa, se arrojó desde lo alto de la roca en la que moraba y
pereció.
Capítulo 5
Historias monumentales
Pese n su fama, el Coloso de Paces no fue una construcción muy duradera
33
... . . . .....
5tonehenge y las piedras de merlín
Al sur de Inglaterra aún se conserva un gigantesco monumento constituido por enormes piedras verticales coronadas por inmensos
dinteles que encierran otros círculos de piedras hincadas, todo ello rodeado por un foso circular. A pesar de que se desconoce con
exactitud su utilidad, ha sido identificado como un lugar de reunión tribal o un centro religioso relacionado con la observación
astronómica. Es el monumento megalftico más conocido del país y una de las estructuras prehistóricas más importantes e im-
presionantes de Europa, fue edificado en varias etapas a lo largo del último periodo de la Edad de Bronce, en el III milenio, y su
aspecto final es de hacia el 1600 a.C., al concluir una época de prosperidad para los pueblos de la zona.
Está constituido por un foso circular entre un doble terraplén; el diámetro máximo del conjunto es de 110 metros. Hacia el interior,
y dispuestos concéntricamente, hay sucesivamente un bancal con 56 fosas -los agujeros de Anbrey, nombre debido a John Aubrey,
su descubridor-, reutilizados como tumbas en una fase más tardía. Tanto el foso como el bancal están cortados al noreste por la
denominada Ave-
nido, un pasillo procesional de unos 3 km de largo y 24 m de ancho, a su vez rodeado por una zanja. Muy cerca del acceso a esta
avenida se encuentra la llamada Piedra del Sacrificio y, prácticamente enfrente de ésta, la Piedra Talón, que constituye el punto
exacto para observar el amanecer en el solsticio de verano. El círculo exterior de piedra, de 30 m de diámetro, está formado por
grandes bloques rectangulares coronados por enormes dinteles también de piedra, de los cuales tan sólo se conservan algunos.
Este círculo externo acoge otro círculo de bloques hincados de arenisca azulada, y éste a su vez encierra otro conjunto de trilitos
de piedra arenisca también azulada, trabados con dinteles dispuestos en forma de herradura -el mayor de ellos, de 9 m de longitud,
pesa unas 40 to- i neladas-; en su interior se encuentra el Altar, una gran losa de arenisca.
El estudio del conjunto permitió averiguar la relación numérica de los bloques con unas formas de cálculo del calendario
asociadas a , su posición para permitir la i observación de los astros. En
el 1958 se levantaron los sin- i co bloques caídos y el mo-
numento adquirió el aspes- '' to que tuvo antes de la ocu-
pación romana. A lo largo ' de la Edad Media, Stone- 1
henge fue interpretado como un centro ceremonial de los druidas, y se sostenía que las piedras habían sido alzadas por el poderoso
mago Merlín. En 1740, el erudito inglés W. Stukeley afirmó que se trataba de un observatorio astronómico, pero nadie le creyó en
su momento; ésta es la interpretación más seguida hoy día. Aunque Stonehenge constituye el más sofisticado de los monumentos
megalfHcos astronómicos, no es el único: hay más de 800 anillos de piedra tan sólo en el Reino Unido.
Las Siete Maravillas del mundo antiguo
Ya en la Antigüedad circulaban repertorios y "listas de éxitos' de todo tipo. Las Siete Maravillas es el nombre dado por los
historiadores helenísticos para designar las siete manifestaciones artísticas más excepcionales de su tiempo, algunas de ellas eran
sustituidas por otras -el Coliseo, el arca de Noé o el templo de Salomón- o se añadía una "octava maravilla" -en España se habla
de El Escorial-, para la cual hay casi tantas candidatas como seleccionadores.
* Del repertorio antiguo de estas siete maravillas hoy día pervive tan sólo una, la más antigua de la selección. Aunque en Egipto
hay más
de 800 de estas construcciones, las pirámides de Guiza, son las más famosas. Se trata de las monumentales tumbas de tres
faraones de la IV dinastía -Keops, Kefrén y Micerinos, según el nombre que les dieron los griegos-, quienes gobernaron el país del
Nilo en el siglo XXVIII antes de nuestra era.
* Los jardines colgantes de Semíramis, en Babilonia, constituían una serie de terrazas que, vistas en su conjunto, formaban una es-
pecie de montaña y en las que se plantaron unos frondosos jardines con toda clase de plantas y con un ingenioso sistema para
regarlos. La obra, al parecer, fue emprendida por el rey Nabucodonosor II como ofrenda a su esposa Semíramis.
* El templó de ArtemisalDiana en Efeso -hov en la costa occidental de Turquía-fue la construcción de mayores dimensiones reali-
zada en el mundo griego antiguo: medía 115 x 55 metros y se construyó a mediados del siglo VI a.C.; también era el primer
edificio hecho enteramente de mármol. Según una leyenda antigua muy extendida, un tal Eróstrato quiso pasar a la inmortalidad
para lo cual no se le ocurrió otra cosa que incendiar el templo, en el año 356 a.C. Otra leyenda afirma que eso ocurrió en la
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misma noche en que nacía Alejandro Magno.
* La estatua de Zeus, obra de Fidias para el templo de Olimpia, de 14 m de altura, representaba al padre de los dioses sentado en
su trono. Se trataba de una estatua crisoelefantina, es decir, que estaba hecha de oro -las vestiduras- y marfil-las partes de la carne
del dios-, en forma de finas láminas claveteadas a una infraestructura de madera. A fines del siglo IV, el santuario de Olimpia fue
saqueado y la estatua se trasladó a Constantinopla, donde estuvo hasta el siglo VI, cuando un incendio acabó con ella.
* El mausoleo de Halicarnaso, en Caria -en la costa turca del Mar Egeo- era una construcción funeraria mandada levantar hacia el
350 a.C. por Arlemisa II para su esposo, el rey Mausolo. Era tan monumental y rica que, desde entonces, a una tumba con
pretensiones se la denomina mausoleo; de ella tan sólo se conservan los cimientos con su cámara funeraria -en la actual Bodrnm-
y algunos fragmentos de los relieves y estatuas que lo adornaron, en su mayor parte conservados en el Museo Británico de
Londres. El arquitecto fue Piteos y en la decoración intervinieron los cuatro escultores más célebres del siglo IV: Escopas
-quien además era el director del programa iconográfico-, Leocares, Briaxis y Timoteo.
* El Coloso de Rodar era una gigantesca estatua de bronce que representaba al dios griego del Sol, Helios, que estuvo levantada
en la bocana del puerto de la ciudad de Rodar. Con una gran antorcha en la mano levantada y sus 36 metros de altura servia de
faro a las naves que se acercaban a la bahía; fue obra de Chares de Lindos, un discípulo de la escuela de Lisipo y acabó sus días
derribada por un temblor de tierra, 56 años después de su fundición; sus restos fueron vendidos como chatarra.
* El faro de Alejandría, erigido hacia el 280 a.C., con una altura de 134 metros, fue el más impresionante del mundo antiguo; en el
siglo VII un terremoto lo dejó fuera de servicio y en el siglo XIV, otro seismo se encargó de derrumbar lo que quedaba hasta su
desaparición total.
Basílica de Santa Sofía, Constantinopla
Cuando el emperador Justiniano se hizo con el poder en el Imperio bizantino (527565), una de sus primeras actuaciones fue
emular a los grandes monarcas constructores del mundo antiguo con la pretensión de supe-
rarlos a todos ellos. Para ello hizo levantar en Constantinopla -o Bizancio, hoy Estambul- una gran basílica dedicada a Santa
Sofía-Divina Sabiduría-. La tradición popular atribuía los planos del templo y sus detalles a un ángel que mantenía frecuentes
conversaciones con el mismo emperador; es la versión que intenta explicar las maravillas de lo que se considera como el último
gran monumento de la Antigüedad, diseñado y construido a partir de un modelo teórico realizado mediante cálculos y no por
tanteo, como será la norma en la Edad Media.
El emperador contó con dos grandes arquitectos, Antemio de Tralles e Isidoro de Mileto, para que ejecutaran sus pretensiones de
hacer un edificio sin igual. Santa Sofía se levantó entre los años 532 y 537, pero un hundimiento de su cúpula y la consiguiente
reconstrucción hizo que se consagrara por segunda vez en el año 562. Costó una inmensa fortuna, y reunió todo tipo de mármoles
y materiales de calidad que Justiniano exigió a los gobernadores de las provincias. La planta del edificio es un gigantesco
rectángulo formado por un atrio, dos vestíbulos transversales y un cuerpo central que soporta una cúpula de 31 m de diámetro,
inscrita en un gran
cuadrado y sostenida por cuatro pechinas en los ángulos y sobre arcos sustentados por cuatro grandes pilares. Esto constituye la
gran innovación de la arquitectura bizantina y lo que hace famosa a la cúpula de Santa Sofía, ya que únicamente se apoya sobre
cuatro puntos y parece suspendida en el aire, gracias a las cuarenta ventanas que se abren en su arranque. Para aligerar el peso de
la cúpula, los arquitectos la construyeron con ánforas embutidas en el lecho de cemento y con tejas muy esponjosas. En los lados
de la cúpula, unas naves con galerías altas forman salas independientes desde donde la corte y los altos funcionarios asistían a las
ceremonias que se celebraban en el magnifico templo.
Las paredes se hallan recubiertas por un revestimiento a base de placas de mármol de diferentes colores y con mosaicos sobre
fondo dorado; aún hoy día son visibles en las galerías laterales de Santa Sofía, pues los de la cúpula fueron destruidos por los
turcos, quienes los sustituyeron en el siglo XIX por una inscripción islámica con alabanzas a Alá, y también añadieron los con-
trafuertes exteriores y los minaretes. Esta basílica marca un hito en la evolución técnica y estilística de la historia de la
arquitectura: allí cul-
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HLSfU17QS
mina el gusto bizantino por el espacio inmenso en los que se muestran en todo su esplendor la luz y el color. Su volumen
arquitectónico y su exuberante decoración constituyen, por un lado, el punto final de la herencia clásica, pero al mismo tiempo
sirve para poner las bases del arte medieval.
San Pedro de Roma
En Roma, un recinto amurallado rodea un espacio de apenas medio kilómetro cuadrado de extensión: el Vaticano. E1 estado
independiente más pequeño del mundo consta de una serie de edificios -residencia papal, dependencias administrativas, Biblioteca
Vaticana y museos y galerías de arte, además de estación de radio, Palacio de Gobierno y Academia de Ciencias, entre otros- y
jardines dispuestos alrededor de la basílica de San Pedro. En el exterior de este recinto se encuentran algunas iglesias y palacios
que también forman parte del Vaticano: las iglesias de Santa María la Mayor, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros.
San Pedro del Vaticano surgió como un martyrium, es decir, un edificio que señalaba y conmemoraba el lugar de enterramiento
del apóstol tras el martirio sufrido en el vecino circo de Calfgula y Nerón. Hacia el
año 325, Constantino autorizó el anasamiento de las tumbas paganas de alrededor y la construcción, en aquel mismo sitio, de una
gran basílica. Aunque apenas quedan restos arqueológicos de esta época -salvo las propias tumbas, conservadas en los
subterráneos bajo el altar mayor de 1<t actual basílica-, sabemos cómo era la planta y el interior de la basílica constantiniana: un
enorme edificio-120 por 64 metros-de cinco naves, la central más ancha y alta que las demás; unas ventanas pequeñas en lo alto
de la misma permitían la iluminación del interior. Una nave transversal entre las naves y el testero daba una forma de cruz latina al
conjunto, cuyo ábside estaba orientado hacia el Oeste. A los pies de la basílica se dispuso un atrium o patio bordeado por cuatro
pórticos, precedente de la gran columnata que hoy día acoge su gran plaza.
Entre los siglos XV y XVII, arquitectos como Bramante, Rafael Miguel Ángel, Fontana, Bernini y Maderno fueron dando al
conjunto el aspecto que muestra en la actualidad y en el que destaca especialmente la que es la cúpula más grande del mundo. A1
norte de ella se halla el Palacio del Vaticano, también conocido como Palacio Papal, en el que se encuentra la célebre Capilla
Sixtina, decorada con frescos de Miguel Ángel, Boticelli, Perugino y otros artistas del Renacimiento, y las estancias de Rafael,
llamadas así por las pinturas murales de este artista. Otras pinturas y esculturas universalmente conocidas se conservan en las
galerías de arte y museos vaticanos. También hay que mencionar la fabulosa Biblioteca Vaticana, en la que se conserva una
colección de antiguos manuscritos y más de un millón de volúmenes.
Palacio de Versalles,
Francia En 1624, el rey Luis XIII mandó levantar un pabellón de caza en los bosques de Versalles que diez años después
trasformaría en un palacete, núcleo originario de lo que posteriormente sería la magnífica residencia real y sede de la vida
cortesana de los reyes, desde Luis XIV hasta la caída de la monarquía con la Revolución Francesa. Este conjunto urbano plasma
los ideales de la arquitectura absolutista de Luis XIV: una ciudad cerrada en sí misma y dominada por el palacio, al que se accede
por medio de una triple avenida convergente-como un enorme tridente- y que requirió de una gigantesca adaptación del paisaje a
los gustos del Rey Sol.
Las obras de construcción
se desarrollaron en dos fases, una primera entre 1661 y 1670, en que las obras son confiadas a Le Vau; ésleconstmye el eje central
del palacio en forma de U, de modo que el viejo castillo de Luis XIII, rodeado de las nuevas edificaciones quedó con un gran patio
de honor delante de la entrada principal. La otra fase, desde 1678 hasta 1690, fue encargada a Jules Hardouin Mansart, a quien se
debe la fachada de los jardines y la Galería de los Espejos, situada en el primer piso, en el centro de la fachada que mira al parque;
el jardín desde las ventanas se refleja en los espejos de la galería, produciendo una sensación teatral. Los magníficos jardines fue-
ron diseñados por André Le Nótre y se organizan en recorridos regulares sobre un terreno de terrazas planas, lleno de poderosos
surtidores de agua, parterres geométricos compuestos a partir de setos y árboles perfectamente recortados y zonas boscosas, donde
se incluyen elementos arquitectónicos y grupos escultóricos; todo ello se traza siguiendo un riguroso esquema racional y
científico. El conjunto se convirtió en un modelo que se extendió por toda Europa, imitado por las diferentes casas reales a la hora
de renovar o reedificar sus suntuosos palacios.
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T 'at Mahal
En la ciudad india de Agra y en el centro de un gran jardín cruzado por varios canales, se alza el Taj Mahal, un famosísimo
monumento que tardó veinte años en construirse (1632-1652); es una de las obras maestras del arte universal. Se trata de un
gigantesco mausoleo que mandó erigir el emperador mogol Shah Jahan (16271658) para albergar el féretro de su mujer, Arjumand
Banu Begam, también llamada Mumtaz Mahal 4a elegida de Palacio-, que falleció en el año 1631 al dar a luz a su decimocuarto
hijo. Entre las leyendas románticas que rodean el Taj Mahal destaca la que cuenta la relación que tuvo Shah Jahan con Mumtaz
Mahal; ésta nunca fue su esposa oficial aunque sí fue la favorita durante los 19 años de convivencia. Se afirma que la joven
acompañaba al rey a todas sus campañas militares, sin apartarse de su lado.
Se desconoce quién fue el arquitecto encargado de proyectar la obra, aunque se conservan algunos nombres que se creen
inventados por el sacerdote español Sebastián Manrique, según el cual el proyecto se debe a un joyero veneciano, Gerónimo
Veroneo. Es una estructura abierta a los cuatro puntos cardinales, de planta octogonal, coronada por una im-
ponente cúpula central y rodeada por cuatro altos minaretes. El edificio está realizado con unas elegantes proporciones -la altura
total del edificio es de 62 m; la planta es también de 62 por 62 m- y su decoración es muy delicada. Muestra una perfecta
integración de cada uno de los elementos y un equilibrio entre las formas. De un mármol blanco de gran pureza dotado de gran
transparencia y que produce unos espectaculares cambios de color con el cambio de luz: rosado al amanecer, blanco radiante al
mediodía, o translúcido a la luz de la luna-, se halla decorado con incrustaciones de piedras preciosas y semipreciosas engastadas.
En su interior se encuentran los sarcófagos de Mumtaz Mahal y de Shah Jahan; este hecho ha alimentado una de las leyendas más
románticas asociadas a la construcción de un edificio v que sostiene que Shah Jahan pretendía construir en el lado opuesto del río
un monumento idéntico, esta vez de mármol negro y unido al Taj Mahal por un puente, destinado a ser su propia tumba; en todo
caso, Shah Jahan fue destronado por su hijo Jahangir y estuvo prisionero en una torre del Fuerte Rojo de Agra, al otro lado del río,
desde la que podía contemplar el monumento de su amada.
40
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u] ioras de
rompe y rasga
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'...y el caso es
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En el año 61 d. C. la reina britana Boadicea se alza contra Roma en una desigual batalla
So toros ck nortyto y rusc)u
Hatshepsut, reina de Egipto 8490-1468 a.C.)
Como no existe un vocablo en el antiguo egipcio para nombrar a una mujer que desempeña el poder de un faraón, Hatshepsut fue
el quinto rey de la XVIII dinastía, iniciadora del Imperio Nuevo en que Egipto alcanzó su máximo esplendor. Hija de Thutmosis I
y de la reina Ahmose, era la heredera del trono y se casó con su hermanastro Thutmosis II, a quien le trasmitió el derecho a la
corona. A la muerte de éste, y puesto que ella no le había dado hijos -sí tuvo con él dos hijas, Neferure y Hatshepsut 11 Merytre-,
el trono pasó a Thulmosis III, hijo de Thutmosis II y de su concubina Isis. Como el nuevo faraón era menor de edad, Hatshepsut
asumió la regencia y usurpó el poder, adoptando como nombre de coronación el de Maatkare, al que añadió la titulatura real
completa junto con varios títulos femeninos: Esposa del Dios, Mano del Dios, Adoratriz divina de Amón, La que ve a Horus y
Seth. Se hizo representar con atuendos masculinos en algunas estatuas y no renunció a todos los atributos del faraón guerrero y
dominador, barba postiza incluida. Redactó una serie de textos justificativos de su derecho a la corona, no dudando en declararse
hija de
una teogamia mantenida entre el mismo dios Amón y su madre Ahmose.
Para desempeñar su política, en su gobierno contó con la ayuda de diferentes personajes: Hapuseneb, su visir y Primer Profeta de
Amón, su arquitecto y amante Senmut, su Intendente de los Dominios de Amón Thuty el Jefe del Tesoro Nehesy y el gobernador
de Tebas Ineni. La reina ordenó efectuar varias campañas contra Nubia y varios desfiles militares por zonas asiáticas.
Debe citarse una famosa expedición pacífica que se realizó al "País de Punt", según sabemos por los relieves de Deir el-Bahari, y
que se identifica con algún lugar de Somalia o de Etiopía. La expedición, dirigida por Nehesy, fue acogida por el rey indígena
Parehu y su esposa Aty y sirvió para proveer a Egipto de árboles de incienso, oro, marfil, ébano y piedras preciosas. También
envió otras dos expediciones al Sinaí en busca de metales. Sin embargo, la actividad más sobresaliente de Hatshepsut fueron las
construcciones, de las cuales la más importante y significativa fue su templo funerario levantado en Deir el-Bahari, obra de gran
belleza arquitectónica. Tras su muerte, Thutmosis III se vengó de su madrastra haciendo derribar sus estatuas, martillear
sus relieves y picar el nombre de la reina, para lo cual llegó a tumbar los obeliscos de Luxor y borrar el nombre de la reina
colocado en la cara inferior; por esa razón, en muchas listas oficiales egipcias de monarcas no aparece el nombre de Hatshepsut.
Soadieea, reina de los ícenos (?-O1)
Tan sólo 20 años después de que el emperador Claudio emprendiese la conquista de Britania-la actual Inglaterra-, se desató una
fuerte oleada de sublevación contra el dominio romano. Al frente de la rebelión general se puso una mujer, Boadicea o Boudicca,
la esposa de Prasutago, rey de los ícenos, una tribu afincada en la costa oriental de Britania. Según el historiador latino Dión
Casio, esta mujer "era altísima, de apariencia muy severa, de feroz mirada y, además, poseía una áspera voz. Una gran cabellera
muy rubia le llegaba hasta las nalgas; llevaba un gran cetro de oro, vestía una túnica de colores variados y sobre el vestido se
cubría con una gruesa clámide".
A la muerte del rey ¡ceno, surgieron disputas entre Nerón y la familia real britana, lo que, junto a una larga serie de agravios
administrativos y actos de rapiña por los romanos, llevó a la su-
blevación, con Boadicea a la cabeza de la misma. La revuelta fue tan brutal-costó cerca de 80.000 hombres, entre ciudadanos
romanos v aliados-que las autoridades romanas vieron en peligro sus vidas y haciendas.
La reina reunió en su persona una amplia alianza de tribus britanas, especialmente entre ícenos y trinovantes y pronunció un en-
cendido discurso de carácter nacionalista e integrador: en palabras de Dión, Boadicea se dirigió a los "ciudadanos, amigos y
parientes -pues creo que somos consanguíneos todoscuantos habitamos esta tierra y tenemos un nombre común-, ya que antes no
obramos de un modo conveniente, todavía ahora podemos actuar mientras nos quede un recuerdo de la libertad".
Aunque las tropas de los britanos eran más numerosas, las sombrías perspectivas de los romanos ante una derrota y la disciplina
de los soldados les permitieron superar una encarnizada batalla. Boadicea, tras su derrota y no pudiendo soportar la humillación de
ver a su pueblo nuevamennte sometido, se suicidó mediante un veneno. Los britanos, tras hacerle unos magníficos funerales, se
dispersaron y no volvieron a reunirse en una alianza contra los romanos.
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. .. .... .
Señoras (le rompe ti rasga
Gala Placidia (3fl2-450)
Pocas veces en la historia recae sobre una persona tantas relaciones con el poder imperial como en el caso de Gala Placidia, hija
del emperador Teodosio el Grande y hermana del que fuese su sucesor Honorio. Ella misma fue emperatriz de los romanos por su
matrimonio con Conslancio y también madre del emperador Valentiniano III. Cuando las tropas del rey visigodo Alarico
saquearon Roma en el año 410, fue hecha prisionera y utilizada como rehén y trasladada a las Galias. En Narbona, el sucesor,
Ataúlfo, la utilizó varias veces para obtener favores de los romanos y finalmente se casó con ella en el año 414, en una ceremonia
romana realizada con todo boato, con la oculta intención de que los romanos le aceptasen como emperador o, al menos, como
soberano de la Galia. Este matrimonio no acercó los lazos entre visigodos y romanos, sino todo lo contrario, ya que muchos lo
consideraron una provocación; así fue considerado por el entonces general de los ejércitos romanos, Constancio, que pensaba
casarse con Gala Placidia.
A la muerte de Ataúlfo en agosto del 415, su efímero sucesor, Sigerico, la trató con una crueldad inaudita. Valia, sucesor de
Sigerico, le
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dio un trato más benevolente y le concedió una guardia personal de soldados germanos. En un momento en que la situación de los
visigodos era delicada, la canjeó por 600.000 modios de trigo y el beneplácito de Honorio para poder emprender la conquista de
Hispania en nombre del Imperio romano. Al regresar a Roma, Gala Placidia se vio obligada a casarse con el general Constancio a
pesar de que no sentía afecto por él. De este matrimonio nació un varan, que sucedería a Honorio a su muerte, en el año 423, pues
éste carecía de descendencia, y que se ceñiría la diadema imperial con el nombre de Valenliniano III. Gala Placidia gobernó en
nombre de su hijo hasta su muerte, que acaeció en Rávena en el año 450. Su cuerpo reposa en el gran mausoleo de esta ciudad,
junto a los restos de Honorio, Constando y Valentiniano.
La peregrina Egeria
Uno de los viajes más fascinantes realizado por el Oriente por persona alguna tuvo como protagonista a una abadesa
hispanorromana, Egeria, autora del Itinerarium Egeriae -Peregrinación de Egeria-, una completa colección de epístolas dirigidas a
sus hermanas de congregación de una larga visita realizada a Tierra San-
ta entre los años 381 y 384. Emparentada, al parecer, con el emperador Teodosio I el Grande, partió de Hispania acompañando al
nuevo emperador hacia Roma y su buena posición social, además de su excelente formación cultural dominaba el latín y el griego
y en sus escritos demuestra amplios conocimientos de geografía, literatura y cuestiones religiosas de teología, liturgia e Historia
Sagrada-le permitieron emprender un viaje por los Santos Lugares con grandes medios. Fue acogida por todas partes con respeto,
admiración y apoyo, tanto por parte de las autoridades, los gobernadores que extendían visados y le proporcionaban la protección
de una escolta, como por parte de los religiosos, desde monjes y sacerdotes del peldaño más bajo de la jerarquía hasta los obispos
de mayor rango y estima.
Tras pasar por Constantinopla, Egeria habría proseguido su camino hacia Tierra Santa para conocer directamente todos los lugares
relacionados tanto con el Antiguo Testamento como con los Evangelios, además de visitar las tumbas de los primeros mártires
cristianos. En una obra amena y fácil de seguir, llena de anécdotas, detalles de gran interés y descripciones de los sitios que
visitaba, escrita en un
estilo directo y natural, Egeria repasa aquellos lugares que visitó y cuya enumeración provoca admiración y envidia: de
Constantinopla a Jerusalén, donde visita la Ciudad Santa -Cenáculo, Santo Sepulcro, Getsemaní y el monte de la Ascensióny otros
lugares de los alrededores-Jericó, Galilea, Nazaret, Tiberíades, Cafarnaúm, Belén-, en los que pasa algo más de un año. Después
se embarcó en Cesarea de Palestina hacia Alejandría, por entonces una de las principales ciudades del mundo. Desde allí siguió su
camino en dirección al sur de Egipto, donde visitó Nitria y Tebas, los monasterios del desierto donde moraban los Padres de
Egipto y las comunidades cristianas de religiosas vírgenes. De regreso en Jerusalén, a finales del año 383 emprendió un recorrido
por el Sinaí, con la intención de ver los lugares mencionados en el Éxodo y que describe en su relato con gran entusiasmo. A su re-
greso partió hacia el monte Nebo, donde Moisés contempló la Tierra Prometida. Después emprendió un viaje por Mesopotamia
para visitar la tumba de Job, la ciudad de Nablús, el valle del río Jordán y la tierra natal del profeta Elías. Tras este largo trayecto,
Egeria regresó a Constantinopla pasando por muchos lugares que eran
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objeto de su admiración, como las ciudades de Edesa, Harrán, Antioquía, con parada en Tarso, cuna de San Pablo, y pasando por
Seleucia y las provincias de Ca padecía, Galacia y Bitinia.
Hildegarda de Bingen ¡lofla-I 17flj
Conocida como Santa Hildegarda-aunque aún no ha sido canonizada-, esta abadesa alemana, autora de diversos tintados de
medicina, así como de numerosas obras musicales y místicas, fue una de las personalidades más activas de la Edad Media.
Décima hija de una familia, con ocho años fue puesta al cuidado de Jutta de Spanheim, la abadesa del monasterio benedictino de
Disibodenberg, dedicado a la vida anacoreta. Según afirma la propia Hildegarda en sus escritos, por entonces empezó a tener
visiones místicas mientras adquiría los rudimentos del latín, medicina, música y filosofía, como era norma en el seno de las
comunidades femeninas de la orden de San Benito. Siendo ya abadesa de su comunidad y con la ayuda de unos monjes
secretarios, a los 42 años decidió poner por escrito sus particulares visiones -su famosa "lluvia de estrellas", puntos luminosos y
sombras característicos de quienes sufren profundas migrañas-, no sin antes com-
probar que éstas no llevaban a algún camino herético de los muchos que por entonces sacudían a Europa, lo que le llevó a
mantener una relación epistolar con el Papa. En su obra-textos sobre mística, himnos musicales, propiedades de piedras, plantas y
metales, medicina- Hildegarda presenta a la naturaleza en constante movimiento, con sus partes, seres humanos incluidos,
íntimamente unidas y en continua relación según un orden universal; busca la consecución de una armonía entre el cuerpo y el
alma tanto a través de las lecturas piadosas, la espiritualidad del canto o, incluso, usando del poder curativo de las piedras
preciosas y las plantas, cuyas virtudes se encuentran detalladas en varias de sus obras. Su interés por los hechos de su tiempo la
llevaron a cartearse con los personajes más sobresalientes de su época, ya se tratara de papas -Eugenio III y Alejandro III-,
emperadores -Federico Barbarroja-, o monjes; desplegó tal sabiduría que acabó siendo conocida como "la Sibila del Río".
Catalina II la Grande, Emperatriz de Rusia j172fl-17fl6)
Su verdadero nombre era Sofía Augusta de AnhaltZerbst, nacida en Stettin
Señoras de rompe y rUSqn
(Prusia) y perteneciente a la alta nobleza de origen alemán. De religión luterana y educación afrancesada, fue a Rusia en 1744 para
contraer matrimonio con el heredero de la corona, previa conversión al cristianismo ortodoxo. Se adaptó muy pronto a la vida en
Rusia, cuya lengua aprendió con rapidez, por lo que se hizo popular en la corte y entre el pueblo, mientras que Pedro III, hombre
de carácter vacilante, se granjeaba la hostilidad de la aristocracia militar y de la Iglesia. En 1762, seis meses después de su acceso
al poder, tras una conspiración de la Guardia Real encabezada por el amante de Catalina, Grigori Orlov, el zar fue depuesto, encar-
celado y poco después estrangulado.
Catalina, que manejaba los hilos de la conjura, accedió al trono de Rusia como Catalina Il, cuando contaba 33 años. Catalina
conocía bien la obra de los ilustrados franceses y apoyó su programa de gobierno en los principios del Despotismo Ilustrado: re-
formó la administración con un claro sentido centralizador -siguiendo la política de Pedro I el Grande, de quien se sentía
heredera-, convocó la Comisión para la Codificación del Derecho para la reforma del código legal, creó la Comisión Legislativa,
con el fin de fortalecer su
poder absoluto, y adoptó medidas para la secularización del Estado y de los bienes de la Iglesia ortodoxa, cuyos siervos pasaron a
ser propiedad de la monarquía. En sus esfuerzos por modernizar el país, fomentó las finanzas, introdujo el papel moneda, creó
entidades bancarias, emprendió un plan de explotación agrícola de las tierras imperiales del Volga, el Cáucaso y las estepas.
La zarina continuó la política imperialista de Pedro el Grande, lo que le llevó a una gran expansión de las fronteras del Imperio
ruso a costa de los territorios turcos. Catalina II pactó el reparto de Polonia con Prusia y Austria, lo que provocó su desaparición
como Estado. En los últimos años de su reinado, Catalina se unió al frente levantado por Austria y Prusia contra la Revolución
Francesa, pero sus planes quedaron fallidos por su muerte, en San Petersburgo, en 1796.
La emperatriz gozó de gran fama en Europa como defensora del progreso; ejerció el mecenazgo sobre los ilustrados franceses y
mantuvo correspondencia con los más destacados enciclopedistas -especialmente con Voltaire, que le dedicó encendidos elogios-;
con ella el género epistolar alcanzó un nivel literario bastante destacado.
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(le rompe t' rasa
Concepción Arenal (1820-1893)
Esta defensora a ultranza del pacifismo y de la justicia humana destacó como reformadora social, penalista y pensadora en una
época y una sociedad donde apenas había un hueco para ella por su condición de mujer. Nació en El Ferro¡ y murió en Vigo, tras
una larga y penosa enfermedad. La lectura de los libros que dejó su padre encarcelado en época de Fernando VII por sus ideas
liberales-despertaron en ella el interés por asuntos sociales, especialmente de la delincuencia y del Derecho, lo que le llevó a que-
rer convertirse en la primera abogada de España. Su decisión de cursar estudios oficiales-prohibidos para la mujer- hizo que
asistiese como oyente a la Facultad de Derecho, haciéndose pasar por un hombre para poder entrar en las aulas; realizó todos los
cursos de la licenciatura, pero sin hacer ningún examen ni aspirar al título. En 1851 publicó su obra literaria Fábulas y romances.
En 1858 escribió ¡Dios y Libertad., donde relata su traumática niñez y adolescencia, repletas de injusticias y opresiones de lodo
tipo. De su obra destaca, entre otras, La Beneficencia, la Filantropía y la Caridad, una historia de la beneficencia en España.
Fundó el
primer grupo femenino español de las Conferencias de San Vicente de Paúl y para apoyarlas, publicó El visitador del pobre en
1860.
En 1863, Concepción Arenal fue nombrada visitadora de prisiones de mujeres. Entre los años 1865-1867 siguió escribiendo obras
y ensayos de carácter social, como Cartas a los delincuentes (1865), Oda a la esclavitud (1865), El reo, el pueblo, o la ejecución
pública de la pena de muerte (1867). En 1868 fue nombrada inspectora de las Casas de Corrección de Mujeres hasta 1873, año en
que fue suprimido el cargo. En 1868 publicó La mujer del porvenir y al año siguiente, Examen alas bases aprobadas por las Cortes
para la reforma de las prisiones. En 1870, fundó en Madrid la revista La Voz de la Caridad; en 1871 fue nombrada secretaria
general de la Cruz Roja de Madrid y escribió su obra Historia de Guerra. A fines del XIX nació en España un interés por la proble-
mática social; en esta línea, la preocupación social de Concepción Arenal le llevó hacia un socialismo cristiano. En 1878 fue
premiada por la Academia de Ciencias Morales y Políticas por su memoria titulada La instrucción del pueblo; al año siguiente se
publicó su obra más importante, Ensayo sobre el derecho de gentes.
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CcApÍtlAlO 7
¡Qué cosas pasaban!
Veo con claridad... una
boda, en la familia real
tal vez el príncipe Filipo La selección de
o tal vez no Atenas llegará a las
semifinales, sin duda,
pero está
borroso
Las profecías de belfos se caracterizaban por su calculada ambigüedad
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Los oráculos de Delfos: el arte de Ia ambigüedad
El santuario de Delfos, considerado por los griegos el centro geométrico del mundo, se convirtió en uno de los principales centros
culturales de la antigua Grecia; allí, los sacerdotes de Apolo reunieron todo tipo de información que pudiera ser útil a los hombres
de su época. A veces, esta información se divulgaba a través de los oráculos que emitía la Pitonisa y, en otras ocasiones, en forma
de sentencias o frases cortas pero llenas de contenido, en las que elimina todo aquello que sobra y su significado es, a veces, de
dificil comprensión.
Algunas de ellas estuvieron grabadas en las puertas del templo de Apolo, como la expresión "conócete a ti mismo" -gnóthi
seautón-, atribuida a Quilón de Esparta y en la que se invitaba al hombre a reflexionar acerca de la debilidad de su naturaleza
frente al poder de los dioses y a no sobrepasarla, aceptando sus carencias. Otra frase suya grabada era "nada en exceso" -medén
ágan-, recomendando la ponderación o, lo que es lo mismo, "usa la medida", tal como lo expresaban los sabios antiguos.
Un buen número de oráculos se emitían recurriendo al vuelo de las aves, arrojando habas, dados o hue-
secillos en un paño y otros métodos similares. Tan sólo aquellos asuntos que los sacerdotes estimaban de cierta importancia se
planteaban a la Pitia; ésta, una vez alcanzado el éxtasis inspirado por Apolo, emitía frases ininteligibles o de difícil interpretación,
a veces simples ruidos, que eran interpretados por los sacerdotes v éstos se encargaban de darle una forma -versificada en
endecasrlabos rimados- y un contenido generalmente ambiguo que tanto servía para decir una cosa como la contraria, de modo
que el oráculo apenas se equivocaba.
Un buen ejemplo de esta ambigüedad fue el caso del rey Creso de Lidia, quien decidió atacar al imperio persa. Este rey ha pasado
a la historia por la inmensa cantidad de riqueza que llegó a acumular, por realizar una reforma monetaria y por convertir a Sardes
en el mayor centro comercial de la época. Al acudir a Delfos, y a cambio de una ofrenda de un valor exorbitado, solicitó de Apolo
un oráculo acerca del éxito de su proyectada expedición; obtuvo de los sacerdotes la siguiente respuesta: "Si Creso cruza el río
Halys, se perderá un imperio', lo que le animó a pasar las aguas de elle do fronterizo con el enemigo.
Lo que Creso no entendió es que el oráculo de Apolo
50
iQltE' ('OPOS
nunca dejarla de tener razón, se leyese como fuera, y que el imperio que se perdería era el suyo propio; Ciro II el Grande, rey de
Persia, conquistó Lidia en el año 546.
Cortadores de cabezas en la antigua Roma
En las culturas mediterráneas de la Antigüedad estaba relativamente extendida la costumbre de realizar sacrificios humanos para
agradar a los dioses y solicitar de ellos su ayuda, especialmente en momentos de extrema dificultad. La muerte ritual es conocida
en la literatura: César nos cuenta en sus Comentarios a la guerra de las Galias que los druidas celtas inmolaban a cuchillo a sus
enemigos o que éstos eran quemados vivos dentro de unos muñecos de mimbre. También aparece en los relatos míticos: la muerte
de Remo tras los actos de fundación de Roma se interpreta como un recuerdo del período en que estos sacrificios eran más co-
munes. A estos ejemplos se suman otros que la arqueología ha descubierto en los últimos años, como los cuerpos salvajemente
desmembrados y decapitados aparecidos en varios yacimientos británicos, el último de ellos a orillas del Wallbrook, un afluente
del Támesis, con seis personas cuyas cabezas
se habían ofrecido a la divinidad; que proporcionan un nuevo matiz al conocimiento de la civilización romana.
Otros muchos casos son conocidos en la historia romana, como aquellos Decio Mus, -padre, hijo y nieto, los tres con el mismo
nombreque se sacrificaron por sus hombres y su patria en diferentes circunstancias, o las dos parejas que fueron inmolados en la
propia Roma, en el año 216 a.C., tras el desastre sufrido en Cannas ante Aníbal. Las ofrendas de prisioneros en los funerales de
jefes militares, de tradición etrusca, se sustituyeron hacia el siglo IV a.C. por unos combates a muerte entre ellos y que, con el
paso del tiempo, dieron lugar a los juegos de gladiadores.
En época de César, tras su victoria en el año 46, en el Campo de Marte de Roma se degolló a dos soldados como acto de expiación
por una sublevación de sus compañeros; el ritual religioso, presidido por los pontífices y el sacerdote de Marte, finalizó con la
exposición de las cabezas cortadas en las paredes de la Regia la casa del rex sacrorum, el principal de los sacerdotes.
La costumbre bárbara de celtas y germanos de cortar las cabezas y las manos de los enemigos caídos en la batalla también fue
adoptada
¡Que cosas
por diversos cuerpos de ejército romanos; se pueden ver algunos ejemplos de ello en las famosas columnas con relieves de Trajano
y Marco Aurelio en Roma, donde se aprecia en algunas escenas cómo se colocaban cabezas de enemigos clavadas en lanzas a la
puerta del campamento, o cómo algunos soldados llevaban colgando de su cinturón una cabeza humana.
La patata salvó a Europa del hambre
En el año 1532 llegaron a las montañas andinas de Colombia los primeros españoles -los 165 hombres que integraban la
expedición de Pizarro- que debieron entrar en contacto con el popular alimento a través de los indios, ya que cuatro años después
Cieza de León describe la manera de hacer el chuno, un alimento a base de patata deshidratada.
La primera mención en Occidente de esta planta vivaz (Solanum tuberosum) se debe al español Juan de Castellanos, quien la
conoce durante su estancia en esta región durante el año 1537. Pocos años después, los conquistadores la llevaron a España y fue
en Galicia donde la patata se cultivó por primera vez en el continente europeo, al parecer en los alrededores de La Coruña. Los
ejércitos que venían de
hacer las campañas en las Indias fueron los responsables de su introducción en Italia, entre 1560 y 1570. Hacia 1588 fue llevada a
los jardines de Viena y Francfort como una curiosidad botánica. La primera descripción extensa de la planta y sus tubérculos la
realiza Bernabé Cobo en 1653 y muy pronto su conocimiento se extendió por toda Europa. Sin embargo, su cultivo en América se
remonta a unos 8.000 años a.C. en la región de las montañas de los Andes peruanos, concretamente la zona comprendida entre
Cuzco y el lago Titicaca. Sin embargo, en recientes excavaciones arqueológicas en Monte Verde, situado en la región central de
Chile, se han hallado restos de patatas silvestres (Solanum maglia), recolectadas y cuya antigüedad data de hace más de 11.000
años.
En Alemania, el cultivo de la patata se introdujo a mediados del siglo XVII en las zonas de Leipzig y Sajonia, y fue durante el
reinado de Federico II el Grande de Prusia (1740-1786) cuando se extendió por todo el norte de Europa, debido al especial
empeño que puso el monarca en que en todas las tierras de su reino se plantase este nutritivo tubérculo. La tenacidad del rey
prusiano llegaría a ser providencial, pues hacia 1763 la abundancia de
la cosecha de patatas permitió mitigar en gran medida la peor cosecha de cereales en siglos y que hubiera sumido a Europa en una
gran hambruna. Ya en el siglo XIX, sobre todo a partir de 1870, se produjo un nuevo auge de la patata en Europa que hizo que la
población dependiera otra vez de su cultivo; las malas cosechas de Irlanda, ya en el siglo XX, llevarían al hambre a una gran parte
de la población y es conocida la consecuencia de una plaga del escarabajo de la patata en la emigración que llevó a miles de
irlandeses a los Estados Unidos.
El hongo de la madera
En el interior de las construcciones hechas en madera y situados en zonas húmedas el peligro acecha: las bodegas, los bajos poco
aireados y sobre todo, las sentinas de los barcos pueden dar cobijo a una seta muy peligrosa, la sérpula -Serpula (MeruliusJ
lacrymans-, también conocida como hongo llorón. La sérpula crece en lugares más o menos oscuros y muy húmedos (minas,
sótanos, etcétera); puede llegar a cubrir superficies muy extensas, pues vive de lodo tipo de maderas -tan sólo se le resiste la teca,
madera de origen indonesio, muy utilizada para mobiliario de exterior- y reduciéndolas prác-
ticamente a polvo muy rápidamente. Cuando se detecta su existencia ya está muy extendida y el daño causado es prácticamente
irreparable; además, una vez presente en algún lugar idóneo para vivir, es muy difícil de erradicar.
Así ocurrió con la flota inglesa de fines del siglo XVIII, cuando se desató la guerra de independencia de los Estados Unidos. En
1774, los rebeldes norteameric anos declararon su independencia y en la lucha contra la madre patria encontraron dos buenos
aliados: los barcos franceses y la sérpula. Francia se hallaba en plena competencia política y comercial con Inglaterra, por lo cual
ayudaron con entusiasmo a los sublevados, quienes a su vez ofrecieron a los militares franceses un excelente campo de
entrenamiento y un semillero de ideas que colaborarían al desarrollo de la Revolución francesa.
En cuanto a la Royal Navy, sus barcos se encontraban prácticamente corroídos por el hongo llorón, dejando medio útiles tan sólo
35 naves del total de más de 100 con que contaba la Marina inglesa. Con la derrota de 1783, el Imperio británico perdió sus
colonias de Norteamérica y casi todos los barcos que tenia, lo que le obligó a reconstruir enteramente su flota en un tiempo récord;
en
:'.~':~,:-... y :~.;.... ~.w:
iQaé cosas rxasahan!
los enfrentamientos posteriores con franceses y españoles, la gran potencia naval que siempre fue Gran Bretaña contaba esta vez
con las naves más modernas y mejor equipadas de la época.
La psicosis del milenio... y van dos
Para determinadas personas -los llamados milenaristas-, la llegada de un nuevo milenio es el momento para que se cumplan las
predicciones del Apocalipsis: con la venida del Mesías y la resurrección de los muertos llega también el fin del mundo y el
momento del juicio final. Ya a fines del primer milenio se dieron algunos síntomas de estas creencias, aunque no con la intensidad
que creemos hoy en día; en realidad, era casi desconocido este "miedo al milenio', sobre todo porque no estaba suficientemente
extendido por Europa este sistema de datación.
En los anales de la iglesia no constan, ni mucho menos, estos terrores de fin de milenio; éstos son responsabilidad de ciertos
autores de inicios del siglo XX, quienes imaginaron un mundo aterrorizado por el inminente colapso de este mundo. A fines del
mismo siglo, se volvió a repetir la situación, aunque esta vez de un modo menos dramático: el
fin del segundo milenio de I
nuestra Era se celebró dos I
veces, en el paso del año 1999 al 2000 y en el del 2000 al 2001 como aún recordarán los lectores.
La razón de esta confusión estriba en la incorrecta percepción del tiempo histórico, que se pretende ajustar a las reglas de la
aritmética. En la cronología histórica no existe el "año 0", pues desde que ocurre el hecho que sirve de punto de partida-la
creación del mundo, las Olimpiadas, la fundación de Roma, el nacimiento de Cristo, la Hégira o huida de Mahoma desde La Meca
a Medina...- empieza a transcurrir el año l; la década se cumple en el año 10, el siglo en el año 100, el milenio en el año 1000.
Aparte del miedo al informático "efecto 2000", la fecha sirvió para que determinadas agencias de viajes, hoteles y otras empresas
del sector de servicios tuviesen un ingreso extra por organizar unos entretenimientos especiales para celebrar el acontecimiento en
lugares insospechados, desde un lujoso hotel en cualquier capital hasta unos días en la más remota isla del Pacífico Sur, esta vez
brindando por lo que es sólo un cambio numérico en un calendario que ha sido adoptado en tiempos muy recientes.
Capítulo 8
En situación
comprometida
Goering ... viejo migo...yo...esto tiene una explicación
Goering siempre se arrepentiría de haber entrado sin llamar en el despacho del Führer
55
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2 á.
Salomón y las prostitutas Salomón reinó durante casi cuarenta años, a inicios del siglo X a.C, sobre un territorio que heredó de su
padre David y que supo mantener bajo el control de la monarquía israelita, aunque para ello lo subdividió en doce regiones,
coincidentes con las zonas ocupadas desde antiguo por las diversas tribus. Para unificar el culto, estableció en Jerusalén el san-
tuario principal, mandando construir con suntuosidad el famoso templo donde se guardarla el arca de la Alianza.
También estableció un aparato administrativo y una corte en la misma ciudad, para cuyo mantenimiento organizó un sistema
tributario. Las relaciones internacionales se basaron en alianzas matrimoniales con los principales monarcas y en la intensificación
de las actividades comerciales. Prototipo de rey instruido y defensor de la justicia, se le atribuye la redacción de varios de los
libros sagrados que integran el Antiguo Testamento -los Proverbios, el Eclesiastés, el Cantar de los Cantares y el Libro de la Sa-
biduría-, además de una conocida anécdota con la que establecería una forma de averiguar la verdadera maternidad en una disputa
sobre un niño.
El suceso está narrado en
el comienzo del Libro de los Reyes y en él se recoge el llamado "juicio de Salomón": en una ocasión se presentaron ante el rey
dos prostitutas, cada una de ellas con su hijo recién nacido; uno de ellos estaba muerto y las dos reclamaban al que permanecía
vivo, sosteniendo que el infante fallecido era el hijo de la otra. Ante la imposibilidad de saber cuál de las dos mujeres tenia razón,
Salomón hizo que trajesen una espada y sentenció que partiesen en dos al que estaba vivo, dándole la mitad a cada una de ellas. La
reacción de la verdadera madre no se hizo esperar: preferirió que la otra mujer se quedase con él antes que lo matasen, mientras
que a ésta no le importó que lo hiciesen antes que conceder la victoria a su oponente; esto reveló al prudente rey quién de las dos
debía quedarse con el niño.
De este modo tan sencillo se ejemplificaba la sabiduría del rey, que también dedicó su inteligencia a muchos otros asuntos, desde
la naturaleza de los diversos animales y las características de las plantas hasta cuestiones de índole religiosa; fue tal su fama de
hombre sabio que venían desde el extranjero a solicitar su consejo; es bien conocida la historia de una de sus más ilustres vi-
sitantes, la reina de Saba.
Los Siete Sabios de Grecia... no creían serlo
Los antiguos griegos honraron a aquellos hombres que se dedicaban al pensamiento y a la acción justa y establecieron una especie
de escalafón con los más sabios; todos ellos eran muy respetados no sólo por su saber sino también por convertirse en guías de la
comunidad, pues sus palabras se condensaron en máximas o moralejas para todos.
Aunque habla más de siete y muchos nombres cambiaban, en el siglo IV a.C. la lista más aceptada era la de los siguientes "siete
sabios", conocidos por sus frases proverbiales y elegidos entre filósofos, legisladores y estadistas: Solón de Atenas -Nada en
exceso-, Tales de Mileto-matemático conocido por sus teoremas geométricos, fue también el fundador de la escuela jónica de filo-
sofía-, Pítaco de Mililene -gobernante que destacó por su prudencia v justicia-, Cleóbulo de Lindos -La moderación es lo mejor-,
Quilón de Esparta -Conócete a tí mismo-, Bías de Priene-famoso como juez, a pesar de su frase La mayoría de los hombres es
mala- y Periandro de Corinto -tirano bajo cuyo mando su ciudad alcanzó un gran apogeo y que protegió a las clases humildes,
humanizó el trato a los esclavos y limitó el lujo de
los ricos-. Según la leyenda, entre ellos surgió la amistad, se escribieron cartas y se reunieron a charlar, especialmente a partir de
la aventura del trípode.
En cierta ocasión, unos pescadores de la isla de Cos vendieron una captura a otros de Lesbos, en la que iba inadvertidamente un
trípode; cuando los vendedores lo reclamaron, los compradores se negaron a devolverlo pues lo incluían dentro del lote de la
venta. Ello llevó a una guerra entre los habitantes de cada isla, hasta que un oráculo consultado para zanjar la disputa estableció
que se entregase al hombre más sabio que existiese. El trípode fue ofrecido en primer lugar a Tales de Mileto, quien rechazó la
oferta pues no se creía el más sabio y remitió el regalo a Bías de Priene. Así comenzó el viaje del trípode de sabio en sabio:
cuando se les preguntaba quién era el más sabio de todos, cada uno de ellos consideraba que era otro de la lista hasta que, ha-
biendo empezado la rueda de preguntas con Tales, el último de todos consideró al de Mileto como el prototipo de la sabiduría.
Habiendo sido nombrado dos veces, Tales aceptó el regalo pero se lo dedicó a Apolo, a quien se consideraba como el sabio por
excelencia, el señor de los oráculos. De este mo-
57
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do, los dos santuarios de Apolo más Famosos-Delfos y Dídima, en las cercanías de Mileto- exhibían un trípode que consideraban
el de los sabios, siendo uno de los ejemplos más antiguos que se conocen sobre la falsificación de reliquias.
Alejandro y
e nu~ do gordiano
A mediados del siglo VII, el reino de Frigia, situado en la zona central de la costa de Asia Menor, alcanzó un rápido apogeo
gracias a la acción de su rey Gordio, el padre del mítico rey Midas, aquel cuyas riquezas inspiraron la leyenda de que
transformaba en oro todo aquello que tocaba. La capital adquirió el nombre de su fundador, Gordion, y allí -en el templo de Zeus,
situado en la acrópolis- se custodiaba un carro que estaba alado a un yugo mediante un nudo complicadísimo, del que no se podían
ver los dos extremos de la gruesa cuerda con que estaba hecho. Según la tradición frigia, un antiquísimo oráculo estableció que
aquel que consiguiese deshacer el nudo se convertiría en el rey de soda Asia; desde muy temprano fueron innumerables los
intentos para desatarlo, pero sin ningún éxito, dado lo bien elaborado que estaba el nudo.
A la llegada de Alejandro Magno, tras la batalla del
Gránico, en el año 334. contra el Imperio persa -del que Frigia formaba parte-, el conquistador macedonio quiso ver el carro y su
nudo, atraído por su fama y por la importancia del vaticinio del oráculo, esperando beneficiarse con la consecución del desafío.
Ante la dificultad que ofrecía el nudo, lo cortó con la espada diciendo: "¡Qué más da, desatar que cortar!". Desde entonces, cortar
el nudo gordtano se emplea como sinónimo de resolver un problema complejo o de gran dificultad, de importantes consecuencias,
mediante una acción drástica o radical y que, además, sorprende por su sencillez.
Nerón y cl incendio de Roma
En la capital del Imperio, durante la noche del 18 al 19 de julio del afeo 64 d.C., se declaró un incendio en unos almacenes
situados junto al Circo Máximo, entre las colinas del Palatino y el Aventino. Era una zona muy populosa, donde se concentraba la
Anoche romana-: soldados, vagabundos, prostitutas, adivinos y gente sin ocupación merodeaban por los arcos del Circo y las ca-
lles circundantes, frecuentando las múltiples tabernas y tenderetes donde se servían comidas frías. Allí, como en buena parte de la
ciudad, predominaban las casas de
situación (:or?il-)i-onieíi(lci
varios pisos, construidas con madera y adobes. La cercanía del puerto fluvial añadía al lugar un buen número de almacenes; en
algunos de ellos había aceite, lo que facilitaba la extensión del fuego en cuanto algún accidente lo hada arder.
Una de las principales consecuencias del gran incendio de Roma fue el vasto programa de reconstrucción de la misma, empren-
dida inmediatamente, haciendo que se midieran perfectamente los planos de cada barrio, se ensancharan las calles, se limitase la
altura de los edificios y se pusiesen pórticos en las fachadas, con el fin de utilizar sus azoteas para atajar los futuros incendios. De
estos pórticos, Suetonio dice que los mandó construir a su costa, sacando el dinero necesario de la caja imperial, en vez del Fisco
público.
Los más destacados autores latinos de la época de Nerón -Fabio Rústico, Cluvio Rufo o el mismo Tácito- no aclaran la autoría del
incendio de Roma y se mantienen a cierta distancia de la adjudicación del hecho al emperador. Tampoco lo hacen Flavio Josefo ni
Marcial; los primeros en hacerlo son el poeta Papinio Estado y el naturalista Plinio el Viejo, quien dice claramente que "el
incendio fue provocado por Nerón". Esta es la ver-
sión que siguen Suetonio y Dión Casio. Sin embargo, llama la atención que autores cristianos como Tertuliano o Lactancio,
siempre dispuestos a llamar incendiario a Nerón, no dijeran nada al respecto.
El emperador se hallaba en Anzio y regresó inmediatamente en cuanto supo la gravedad de la situación; mandó al ejército en
ayuda de los que atajaban el fuego, procuró que las víctimas del incendio estuviesen alojadas en los edificios públicos, rebajó
extraordinariamente el precio del trigo -con el fin de evitar motines callejerosy proporcionó los materiales necesarios para
construir viviendas provisionales. A pesar de sus desvelos, el número de muertos fue muy elevado, al igual que el de familias sin
hogar, y el descontento fue generalizado. Para desviar la atención de su persona, proclamó que había encontrado a los culpables y
convenció a la plebe romana de que éstos eran los cristianos. Así dio comienzo la primera persecución contra ellos, no sólo en
Roma, sino también en las provincias.
Actualmente, examinando detenidamente los hechos, hay que declarar inocente al emperador, aunque sólo sea por falta de prue-
bas. Para Nerón, uno de sus rincones favoritos de la ciu-
58 59
,n situación curnpromctidU
dad era la zona donde comenzó el incendio, situada al pie de su propia casa, que también se vio afectada por el fuego y donde se
perdieron muchas obras de arte -esculturas, joyas, vajillas de oro y plata- y otros objetos que, como el auténtico coleccionista que
era, tenía en gran estima.
Los Papas del siglo X bajo el control de las mujeres
El siglo X es para el Papado un período oscuro que es conocido con el nombre de El siglo de Hierro. Tras la brillantez de los
siglos anteriores, decayó debido al desmoronamiento del imperio carolingio, su principal valedor. Ya a fines del siglo IX, en Roma
existía un grupo de poder contrario a la influencia de los reyes del Sacro Imperio Romano Germánico que estaba centrado en la
persona de una dama romana de la nobleza, Teodora, esposa del duque Teofilaclo. Sus intrigas -emprendidas con la ayuda de su
belleza y sus bienes-, inauguraron una serie de acciones encaminadas a controlar y manejar los hilos del Papado y desembocaron
en la etapa en que sus hijas Marocia y Teodora la Joven, permitieron que fueran elegidos y destituidos de su cargo ocho Papas
sucesivamente a lo largo de la primera mitad del siglo X.
El siglo comenzó con el breve papado de Benedicto IV (900-903), seguido de otro más breve, el de León V, que fue despojado de
su cargo tan sólo unos días después y encerrado por Sergio III (904-911), quien también acabó en prisión. Éste debió su puesto a
su amante Marocia, hija de Teodora la Mayor y esposa, sucesivamente, del marqués de Spoleto, del marqués Guido de Toscana y,
tras enviudar nuevamente, del conde Hugo de Provenza; Marocia también fue la causante de su caída a pesar de haber tenido con
él al futuro papa Juan XI. El sucesor, Anastasio III (911913), aunque mantuvo una vida con fama de santidad, también debió su
cargo a las intrigas de Marocia, al igual que ocurrió con el siguiente Papa, Landbn (914), quien estuvo al frente de la Iglesia cuatro
meses y nombró a Juan X su sucesor.
Teodora la Joven fue mujer del cónsul Graciano y amante del obispo de Rávena, a quien le facilitó también el cargo de obispo de
Bolonia antes de ceñir la tiara con el nombre de Juan X (914-928). Fue depuesto y encarcelado por la hermana de Teodora la
Joven, Marocia, y su segundo marido, Guido de Toscana, quienes colocaron en el trono de San Pedro (aunque por unos meses) a
León VI (928) y a Esteban
VII (929-931), antes de colocar al joven Juan XI (931936), hijo de Marocia y de Alberico, duque de Spoleto, y según otros, del
papa Sergio III. Durante su pontificado se limitó a los asuntos eclesiásticos, dejando a su madre luda la autoridad temporal; fue
encerrado con ella en el castillo de San Ángelo, por Alberico, también hijo de Marozia, que se habla apoderado de la autoridad de
Roma. Esteban VII1(939942), Martín HI (942-946) y Agapito II (946-955) también fueron elegidos en esta tumultuosa época, la
llamada "época de las rameras" por los cronistas de la Iglesia y cuya pornocracia fue interrumpida por Agapito II con la ayuda de
los emperadores germánicos del Sacro Imperio. El Papado cayó en la esfera de los sucesivos emperadores -0tón I (936-973), Otón
II (973-983) y Otón III (983-1002)-, quienes inauguraron la política del "cesaropapismo" o sustitución del sistema de
proclamación del Pontífice por la colocación de hombres de su entera confianza.
El Cid hace jurar al rey
Rodrigo Díaz de Vivar (1043-1099), conocido como El Cid Campeador -Campi Doctor, por su eficacia como guerrero-, nacido en
Vivar (Burgos) se ha convertido en uno de los ejemplos
clásicos del héroe medieval castellano, elevado a la categoría de leyenda mediante la narración de sus hazañas en el Poema de Mío
Cid. Procedente de una familia de infanzones, se educó en el arte de la guerra y pasó a servir al rey de Castilla, Fernando I,
formando parte del séquito del príncipe Sancho, quien le nombró alférez de la corte una vez convertido en rey (Sancho lI el
Fuerte, 1065-1072).
Como alférez de Sancho, el Cid fue uno de sus más firmes apoyos en la llamada Guerra de los Tres Sanchos -Sancho el Fuerte de
Castilla, Sancho Ramírez de Aragón y Sancho IV de Navarray participó activamente en la defensa del territorio castellano, sobre
todo en la frontera con Zaragoza. Sancho H de Castilla llegó a un acuerdo con su hermano Alfonso, rey de León, para desposeer al
tercer hermano, García, de Galicia. El Campeador fue el encargado de mandar las tropas que se enfrentaron a los partidarios de
García en la batalla de Llamada (1068). Tras la ocupación de Galicia, las diferencias volvieron a surgir entre Sancho y Alfonso,
quienes las dirimieron en la batalla de Golpejera (1071), donde el Cid dirigió las tropas castellanas; tras la derrota, Alfonso se
refugió en Toledo. Sancho el Fuerte de-
En sittmcidn corrlprorrunicla
españoles no pudieron retirarse amparados en la oscuridad, y fueron descubiertos; iban tan cargados de botín que apenas podían
defenderse ante el ataque recibido por todas partes. En la batalla, que se prolongó hasta las primera horas de la madrugada del 1 de
julio, cientos de españoles y miles de tlaxclatecas murieron o fueron capturados para después ser sacrificados; igualmente se
perdió la mayor parte del botín, así como la artillería. Unos pocos españoles, al fracasar en su intento de cruzar los canales,
retrocedieron hasta las fortalezas y resistieron por tres días, pero finalmente fueron derrotados. La vanguardia se salvó en gran
parte; según Bernal Díaz del Castillo, el ejército de Cortés quedó reducido a más de la mitad, quedándole tan sólo 400 soldados,
23 caballos, 12 ballesteros y 7 escopeteros y unos cientos de indios aliados. Pero casi toda la retaguardia cayó en manos de los
guerreros aztecas, quienes persiguieron a Cortés y sus hombres hasta Tlacopan, en cuyo templo se refugiaron aquella noche, y
luego hasta el valle de Otumba, lugar en el que ocurrió la batalla decisiva del día 7 de julio de 1520; en ella, el triunfo de Hernán
Cortés selló definitivamente la conquista de México.
62 63
cidió concluir la recuperación territorial de la herencia que Fernando I había repartido entre sus hijos y, en el año 1072, asedió
Zamora, donde su hermana Urraca se resistía a entregarle la fortaleza. Allí se produjo el conocido episodio de Bellido Dolfos, el
traidor que acabó con el corto reinado del protector del Cid.
Según la tradición literaria, Alfonso VI el Bravo (1030-1109), heredero del reino, hubo de asegurar previamente que no había te-
nido nada que ver en la muerte de su hermano. De este modo se habría llegado a la famosa jura en la iglesia de Santa Gadea en
Burgos, en la que Rodrigo Díaz de Vivar sería el encargado de tomar el juramento al nuevo monarca siguiendo un ritual severo y
comprometedor. Aunque sólo fuentes posteriores hablan del juramento exigido a Alfonso, no hay ninguna constancia histórica
acerca de la realidad de esta ceremonia; sin embargo, cabe pensar que es probable que se le reclamara al rey alguna garantía
acerca de su no intervención en el regicidio antes de coronarle y que el Cid, uno de los más fieles guerreros del anterior monarca,
participase de alguna manera en el acto. Lo que sí parece más histórico es que este suceso no enemistó para siem-
Hernán Cortés y la "Noche Triste°°
Con este nombre se conoce la sangrienta retirada de la expedición conquistadora de Hernán Cortés de la ciudad azteca de
Tenochtitlán-la actual México capital- la noche del 1 de julio de 1520. Esta derrota supuso la muerte de más de la mitad de los
soldados españoles que le acompañaron, además de un gran número de bajas entre sus aliados tlaxclatecas. A inicios del año 1520,
una expedición militar compuesta por 1.300 sol-
pre a ambos personajes, pues Rodrigo intervino por orden real en varios conflictos-entre el monasterio de San Pedro de Cardeña y
la población de Orbaneja, en 1073, o entre la iglesia de Oviedo y el conde Vela, en 1075- y consiguió permiso del monarca para
casarse con una dama de la aristocracia castellano-leonesa, Jimena. En 1076 participó en las campañas con las que se recuperaron
para Castilla la Rioja alavesa y los señoríos de Vizcaya y Guipúzcoa. En el año 1080, y como prueba de su fama v prestigio,
Rodrigo Díaz de Vivar figuró entre los asistentes al concilio de Burgos, en el que se decidió abandonar el rifo mozárabe, de uso
común en la liturgia peninsular, y aceptar el rito romano.
dados, 96 jinetes, 80 ballesteros, 80 escopeteros y más de 2.000 indígenas de Tlaxcala, bajo el mando de Cortés, avistó la ciudad
de Tenochtitlán y fue recibida amistosamente por el T1atoani o emperador Motecuhzoma, el Moctezuma de las crónicas. La
posterior captura de este personaje por las tropas españolas y, más adelante, una matanza contra los aztecas en una fiesta hartó a
los indígenas, les decidió a enfrentarse a los españoles. Cortés y sus hombres quedaron atrapados en el propio palacio imperial,
que atacaban los aztecas dirigidos por Cuauhtémoc, sobrino de Motecuhzoma. Cortés pidió aLTlatoani prisionero que se dirigiera
a su pueblo desde un balcón para que depusieran su actitud. Los asediadores tiraron piedras a los españoles, y una de ellas dio a
Motecuhzoma, quien murió por las heridas sufridas, aunque otra versión asegura que fue por su huelga de hambre.
La situación española se hizo insostenible y Cortés, al ver que las provisiones y la comida se agotaban, dispuso la retirada el 30 de
junio de dicho año: Fue la famosa Noche Triste. El plan consistió en preparar un puente portátil con el que pasar los canales que
rodeaban la ciudad, situada en una isla sobre un lago. Los
.,~ ,:r::,. :::. -::.:
Parca saber más
LIBROS
• Historia de la Humani- M. Walkers. Edicomunicadad. ArlanzaEdiciones. Ma- ción. Barcelona, 1996. drid, 2000.
• El reportaje de la Historia. Unidad Editorial S.A. Madrid, 2001.
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• www.arqueohispania.com/indicc.htm Dirección con numerosos enlaces con las principales páginas de arqueología general,
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• wwwperseus.tufts.edulart&arch.html Base de datos con textos, imágenes, diccionarios y mapas de la antigua Grecia.
• www.panteon.org/mythica.html Información sobre mitologías de origen griego, etrusco, asiático, etc.

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