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La Corrupción en el siglo XXI

La contemporaneidad del mundo ha sido testigo de una problemática amplia, variada y


constante que abarca la acción delictiva de funcionarios y autoridades públicas en
usufructo incontrolado del poder e influencia de los recursos financieros teniendo como
objetivo constar de un poderío y favorecimiento personal indebido de forma confidencial y
privada. Es la corrupción un asunto que afecta directamente al desarrollo sostenible de
cada estado en un grado masivo, ya que la existencia de la misma tiene como resultado el
provecho de un grupo netamente seleccionado en empleo del poder, prescindiendo del
beneficio de las masas de una nación. No obstante, la corrupción se presenta como un
tópico consuetudinario en el día a día de los ciudadanos y su actuar ya sea por una
actitud de indiferencia o por la propia acción de ésta. Innegablemente, el problema no se
condensa en un solo factor, su naturaleza multifactorial le otorga una serie de temas en
los cuales se desarrolla, por ejemplo la naturaleza del hombre en buscar su propio
beneficio. En consecuencia, el presente ensayo buscará explicar la corrupción como
problema global; la esencia individualista del hombre como causa de corrupción y el
panorama de la República del Perú frente a la corrupción.
La corrupción se presenta como un flagelo en la comunidad mundial, flagelo que azota
tenaz e intensamente a los ciudadanos y al estado en general, el cual no prolonga su
visión hacia el desarrollo sostenible para la garantía del bienestar a las futuras
generaciones. El índice de Percepción de la Corrupción (IPC) del año 2016, que señala el
grado de corrupción en el tramo público global, posiciona a Dinamarca y Nueva Zelanda
como las naciones con menos índices de corrupción; en contradicción, se presentan a
Corea del Norte, Sudán del Sur y Somalia como los estados situados en una pésima
posición. Es evidente que aquellos países que constan de índices bajos de corrupción son
naciones desarrolladas completamente; sin embargo, estados subdesarrollados son
aquellos que constan de niveles de corrupción totalmente altos. Ante esto, una de las
causas que se evidencian es la cualidad humana basada en el individualismo y bien
propio.
Es de conocimiento general que la humanidad se encuentra atravesando una revolución
tecnológica y económica que consta de una procedencia remota que tiene como
acontecimiento inicial la primera revolución industrial, la cual responde a las necesidades
latentes de la época (transporte, industria etc.) Sin embargo, se observó un claro
favorecimiento a la clase dominante en conjunto con índices de corrupción (empresarios,
clase alta) mientras que las masas se encontraban en estado de esclavitud, lo cual fue
claramente conveniente y correspondiente a las actitudes del dominador corrupto
consumista explotador de recursos incapaz de poner fronteras a sus intereses inmediatos.
Es ésta la mera naturaleza del hombre, quien nunca constó de tanto poder como en
aquella época y que al poseerlo busca una conveniencia propia, sin importar las acciones
que tenga que realizar para poseer aquel poder (recepción de sobornos, mala asignación
de fondos, gastos públicos, escándalos financieros y políticos, fraude electoral, tráfico de
influencias entre otras transgresiones administrativas como el financiamiento ilegal)
innegablemente sin una capacidad autocritica en el cual los horizontes son justamente
infinitos, dominando a un grupo de la población y manteniéndola en la ignorancia y
esclavitud de contenidos que contribuyen a una estupidización de las masas, tópico que
se presenta como uno de los factores que sostiene la base de corrupción.

En la actualidad se observan claras semejanzas con aquel modelo del siglo XIX: La
conveniencia económica de la clase dominante data en el hecho de poseer poder, uso y
dominio económico sobre la humanidad y todos sus componentes, ya que es innegable
que vivimos en un modelo de sociedad consumista y quien posee una economía estable y
elevada es quien tiene el poder, es aquel que busca el poder ya sea por medios
confidenciales. La cuestión se encuentra reflejada en una interrogante ¿Es el ser humano
un individuo preparado para poseer todo el poder que le es dado? Como sostiene el Papa
Francisco “El hecho es que el hombre moderno no está preparado para utilizar el poder
con acierto ya que el inmenso crecimiento tecnológico no estuvo acompañado de un
desarrollo del ser humano en responsabilidad, valores, conciencia.”(Francisco I, 2015,
p.82)
Es totalmente evidente que el ser humano no es autónomo, por lo tanto se encuentra
“desnudo y expuesto frente a su propio poder” (Francisco I, 2015, p.82) y no lo puede
controlar a pesar de afirmar y reafirmar su “autoridad” frente a aquel poder económico. Es
por esta razón que busca una conveniencia propia para saciar aquella carencia, para
sentirse increíblemente empoderado cuando en realidad es innegable esclavo. Esta
conveniencia es individualizada, narcisa y gobernadora sin una búsqueda del bien común
(bien de las masas) debido a que precisa tener en estado de dominio sobre la
denominada oclocracia, esto conlleva crear una serie de contenido que la mantenga
“controlada” y en consecuencia se encuentra a una población alterada en busca de estas
mismas propuestas. Esto obedece a un proceso denominado “brutalización neoliberal”, en
la cual se observa una necesidad ecuménica del capitalismo de mantener desinformada a
la población para evitar críticas y cuestiones. Es éste tópico el que se presenta en la
corrupción, aquel desconocimiento por departe de las masas de aquellas acciones que se
presentan como parásitos y que manipulan a la sociedad.
En la República del Perú, la corrupción se presenta como un tópico histórico: En el
periodo colonial tardío, acontecieron intereses locales lo cual reavivaría la propuesta de
reformas. Durante una Republica precoz se evidenciaron caudillos que asumieron por
herencia el patronazgo virreinal habiendo cometido transgresiones en materia de finanzas
públicas. Durante la época del guano, se presenciaron sobornos en contratos guaneros y
de obras públicas. Consiguientemente, el oncenio de Leguía, entre otros gobiernos que
mostraron registros de corrupción. Ante esto, se puede concluir que la corrupción en el
Perú se manifiesta desde la conquista española en la cual la clase dominante sometía a
las masas a costa de un poder político, económico que aseguraba un poder social, lo cual
residía en un beneficio personal. Se observa en la actualidad un panorama enormemente
similar al de aquella época: El Perú recorre un camino abarrotado con obstáculos con los
cuales constantemente se tropieza y lo que causa intranquilidad es la falta de intolerancia
ante la mera corrupción.
El estado Peruano se encuentra entre los 10 países que han desarrollado un crecimiento
económico elevado en las últimas décadas, planteando sustraer la pobreza. Empero, la
presente iniciativa se caracteriza por su esencia ardua de ejecutar, ya que la corrupción
se constata en obras publicas inaprovechables, el carente porcentaje de medicamentos
que convierte a una afección en epidemia, el alimento caduco que se otorga a niños y
niñas en situación de pobreza. Sin embrago, la sociedad actual posee una ideología que
se basa en el desinterés a cambio de obras públicas.
En estudiosos realizados en las últimas décadas revelan que 7 de cada 10 peruanos
presentan una posición tolerante frente a la corrupción, quiere decir, que muestra una
actitud indiferente frente a uno de los problemas, estadísticamente probados, más
espinosos en el Perú. Es aquella falta de conciencia una problemática que se anexa, en
conjunto con la carencia de valores, educación cívica patriótica, ética y moral, etc. Es de
conocimiento general que, la ética y los valores deben encontrarse presentes en una
autoridad pública o privada; sin embargo, cuando se presenta corruptela, es justamente la
privación de estos aspectos primordiales la que actúa como principal actriz en el
hemiciclo.
Es fundamental tener una sapiencia de ética y moral para poder acatar todos los decretos
y leyes establecidos en la constitución y cumplir de una manera cabal la labor que cada
personaje realiza, sin lugar a fenómenos relacionados con sobornos íntimos que atentan
contra el desarrollo de una nación.
Es la denominada “pequeña corrupción” la problemática presente, no solo en autoridades
públicas y privadas, sino también en los residentes, quienes destinan el 5% de sus
ingresos a pagos de cobros desmesurados e ilícitos por aquellos funcionarios a cambio de
otorgar el goce de servicios que los mismos residentes se merecen por derecho. Existe
aquí una corrupción complementaria, en la cual se exige y se acepta riqueza ilegal.
Es incuestionable hallar secuelas relacionadas a la sociedad: la corrupción posiciona al
individuo en un peligro de confianza, el cual debería exponerse ya que hablamos de
autoridades que representan a la nación; no obstante, la sociedad expresa un sentir de
abandono, especialmente aquellos ciudadanos de recursos modestos, originando pobreza
en altos porcentajes. En adición, cabe la posibilidad de presentarse manifestaciones
sociales en contra del abuso cometido, a pesar de mantener a una población
desinformada en el aspecto (corrupción encubierta) la población llegara , en algún
momento, a tener una conciencia. El sector económico es también afectado en conjunto
con el desarrollo sostenible del Estado
En consecuencia yo considero que la corrupción es un enorme carcinoma maligno que se
ha implantado en nuestras vidas, sin embargo es tarea de toda la conversión de éste en
benigno, y esto se realiza con las acciones diarias que realizamos en nuestra
consuetudinaria rutina. Es, en muchas ocasiones, un dilema moral el hecho de no realizar
microactos corruptos porque nos vemos tentados a abusar del poder, a beneficiarnos
monetariamente en algún aspecto, pero es en aquellas ocasiones en las cuales debemos
mostrar la ética y tener conciencia del impacto de la corrupción en todo el país y
preguntarse ¿Quiero seguir esta cadena? ¿Deseo que más niños sucumban los golpes de
la vida que aún no están destinados a conocer? ¿Ansío una nación injusta basada en el
poder individualista en perjuicio de las masas? Es innegable que el cambio comienza en
uno mismo y que somos los responsables de empezar a actuar con ética y justamente.
ENSAYO: CORRUPCIÓN
LIZ VIOLETA LÉVANO VÁSQUEZ
5TO SEC.
2018

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