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INTRODUCCIÓN.

El texto que abordaré es la Enciclica Laudato si, escrita por el Papa Francisco en
2015, toma su nombre de la invocación de San Francisco de Asis, que en el Cántico
de las creaturas recuerda que la tierra, nuestra casa común, “es también como una
hermana con la que compartimos la existencia, y como una madre bella que nos
acoge entre sus brazos”. Nosotros mismos “ somos tierra. Nuestro propio cuerpo
está formado por elementos del planeta, su aire nos da el aliento y su agua nos
vivifica y restaura”...

Algunos ejes temáticos, que le dan una fuerte pertinencia de actualidad tanto en los
temas que aborda como su invitación a tomar un papel activo son:

“La relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el
mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder
que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la
economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la
ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de
la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo
estilo de vida.”

La encíclica consta de 6 capítulos, el texto termina con dos oraciones, una que se
ofrece para ser compartida con todos los que creen en «un Dios creador
omnipotente», y la otra propuesta a quienes profesan la fe en Jesucristo, rimada con
el estribillo «Laudato si’», que abre y cierra la Encíclica.
DESARROLLO.

Con la finalidad de poner en contexto al lector, realizaré un breve resumen con mi


comentarios de los capítulos que integran la Encíclica:

CAPÍTULO PRIMERO. LO QUE LE ESTÁ PASANDO A NUESTRA CASA


El primer tema de gran relevancia abordado por el Papa Francisco en el capítulo
primero de su encíclica, son los principales problemas ecológicos de nuestro tiempo,
como es la contaminación, la basura y el cambio climático, la escases del agua, la
disminución de la biodiversidad que se ve reflejado con calentamiento global, señala
que estudios científicos resaltan la problemática por el incremento del nivel del mar,
fenómenos climatológicos que generan estragos muy graves en las ciudades.
Considera que el papel del ser humano es decisivo en este proceso proponiendo
como debe ser una “ecología integral” que nos plantee reorientar el rumbo para
lograr un cambio.

CAPÍTULO SEGUNDO. EL EVANGELIO DE LA CREACIÓN


Su segundo capítulo, resalta la responsabilidad ante una tierra que es de Dios implica
que el ser humano, dotado de inteligencia, respete las leyes de la naturaleza y los
delicados equilibrios entre los seres de este mundo, porque «él lo ordenó y fueron
creados, él los fijó por siempre, por los siglos, y les dio una ley que nunca pasará».

CAPÍTULO TERCERO. RAÍZ HUMANA DE LA CRISIS ECOLÓGICA


En el tercer capítulo, señala el Papa Francisco que la tecnología es la raíz de nuestra
situación, no precisamente por los descubrimientos, inventos e innovaciones que el
hombre a alcanzado, más bien al abuso que de la tecnología se ha llevado. Si bien
ha representado de gran utilidad para los quehaceres cotidianos del hombre, también
la belleza ha sido un factor que se logra apreciar con la tecnología.
El poder ha sido resultado de este avance, pero con un precio alto, pagado por las
víctimas de guerras.

CAPÍTULO CUARTO. UNA ECOLOGÍA INTEGRAL


Ecología ambiental, económica y social; son temas correspondientes al cuarto
capítulo, enfatiza que la ecología estudia las relaciones entre los organismos
vivientes y el ambiente donde se desarrollan; es necesaria una ecología económica,
capaz de obligar a considerar la realidad de manera más amplia.
La ecología social es necesariamente institucional, y alcanza progresivamente las
distintas dimensiones que van desde el grupo social primario, la familia, pasando por
la comunidad local y la nación, hasta la vida internacional. Todo lo que las dañe
entraña efectos nocivos, como la perdida de la libertad, la injusticia y la violencia.
Hace falta cuidar los lugares comunes, los marcos visuales y los hitos urbanos que

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acrecientan nuestro sentido de pertenencia, nuestra sensación de arraigo, nuestro
sentimiento de «estar en casa» dentro de la ciudad que nos contiene y nos une. Es
importante que las diferentes partes de una ciudad estén bien integradas y que los
habitantes puedan tener una visión de conjunto, en lugar de encerrarse en un barrio
privándose de vivir la ciudad entera como un espacio propio compartido con los
demás. La vivienda propia, el transporte, tienen que ver con la dignidad humana y el
bien común respectivamente; el bien común se convierte en un llamado a la
solidaridad y en una opción preferencial por los más pobres.

CAPÍTULO QUINTO. ALGUNAS LÍNEAS DE ORIENTACIÓN Y ACCIÓN


En este capítulo, expone algunas acciones que considera pueden ayudar a
contrarrestar la condición en que se encuentra nuestra casa común. Por ejemplo, la
tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes –sobre todo el
carbón, pero aun el petróleo y, en menor medida, el gas– necesita ser reemplazada
progresivamente y sin demora. Mientras no haya un amplio desarrollo de energías
renovables, que debería estar ya en marcha, es legítimo optar por la alternativa
menos perjudicial o acudir a soluciones transitorias.
El movimiento ecológico mundial ha hecho ya un largo recorrido, enriquecido por el
esfuerzo de muchas organizaciones de la sociedad civil; tal es el caso de la Cumbre
de la Tierra, celebrada en 1992 en Río de Janeiro. Allí se proclamó que «los seres
humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo
sostenible». Propuso el objetivo de estabilizar las concentraciones de gases de
efecto invernadero en la atmósfera para revertir el calentamiento global. También
elaboró una agenda con un programa de acción y un convenio sobre diversidad
biológica, declaró principios en materia forestal. Si bien aquella cumbre fue
verdaderamente superadora y profética para su época, los acuerdos han tenido un
bajo nivel de implementación porque no se establecieron adecuados mecanismos de
control, de revisión periódica y de sanción de los incumplimientos. Los principios
enunciados siguen reclamando caminos eficaces y ágiles de ejecución práctica.
El aprovechamiento directo de la abundante energía solar requiere que se
establezcan mecanismos y subsidios de modo que los países en desarrollo puedan
acceder a transferencia de tecnologías, asistencia técnica y recursos financieros,
pero siempre prestando atención a las condiciones concretas, ya que «no siempre
es adecuadamente evaluada la compatibilidad de los sistemas con el contexto para
el cual fueron diseñados»
Urgen acuerdos internacionales que se cumplan, dada la fragilidad de las instancias
locales para intervenir de modo eficaz. En definitiva, necesitamos un acuerdo sobre
los regímenes de gobernanza para toda la gama de los llamados «bienes comunes
globales».

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Ante la posibilidad de una utilización irresponsable de las capacidades humanas, son
funciones impostergables de cada Estado planificar, coordinar, vigilar y sancionar
dentro de su propio territorio.
En algunos lugares, se están desarrollando cooperativas para la explotación de
energías renovables que permiten el autoabastecimiento local e incluso la venta de
excedentes. Es indispensable la continuidad, porque no se pueden modificar las
políticas relacionadas con el cambio climático y la protección del ambiente cada vez
que cambia un gobierno.
Pensando en el bien común, necesitamos imperiosamente que la política y la
economía, en diálogo, se coloquen decididamente al servicio de la vida,
especialmente de la vida humana. siempre hay que recordar que «la protección
ambiental no puede asegurarse sólo en base al cálculo financiero de costos y
beneficios. El ambiente es uno de esos bienes que los mecanismos del mercado no
son capaces de defender o de promover adecuadamente»

CAPÍTULO SEXTO. EDUCACIÓN Y ESPIRITUALIDAD ECOLÓGICA


En el último capítulo, el Papa Francisco, hace mención especial de las alternativas
que tenemos para contrarrestar el deterioro que de manera consciente o
inconsciente le hemos generado a nuestra casa común. Muchas cosas tienen que
reorientar su rumbo, pero ante todo la humanidad necesita cambiar. Hace falta la
conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido
por todos. Esta conciencia básica permitiría el desarrollo de nuevas convicciones,
actitudes y formas de vida. Se destaca así un gran desafío cultural, espiritual y
educativo que supondrá largos procesos de regeneración.
Debido a que el mercado tiende a crear un mecanismo consumista compulsivo para
colocar sus productos, las personas terminan sumergidas en la vorágine de las
compras y los gastos innecesarios. La situación actual del mundo «provoca una
sensación de inestabilidad e inseguridad que a su vez favorece formas de egoísmo
colectivo.
Sin embargo, no todo está perdido, porque los seres humanos, capaces de
degradarse hasta el extremo, también pueden sobreponerse, volver a optar por el
bien y regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que
les impongan. Son capaces de mirarse a sí mismos con honestidad, de sacar a la
luz su propio hastío y de iniciar caminos nuevos hacia la verdadera libertad. No hay
sistemas que anulen por completo la apertura al bien, a la verdad y a la belleza, ni la
capacidad de reacción que Dios sigue alentando desde lo profundo de los corazones
humanos. A cada persona de este mundo le pido que no olvide esa dignidad suya
que nadie tiene derecho a quitarle. La conciencia de la gravedad de la crisis cultural
y ecológica necesita traducirse en nuevos hábitos. Muchos saben que el progreso
actual y la mera sumatoria de objetos o placeres no bastan para darle sentido y gozo

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al corazón humano, pero no se sienten capaces de renunciar a lo que el mercado les
ofrece.
La educación ambiental, llamada a crear una «ciudadanía ecológica», a veces se
limita a informar y no logra desarrollar hábitos. La existencia de leyes y normas no
es suficiente a largo plazo para limitar los malos comportamientos, aun cuando exista
un control efectivo. Para que la norma jurídica produzca efectos importantes y
duraderos, es necesario que la mayor parte de los miembros de la sociedad la haya
aceptado a partir de motivaciones adecuadas, y que reaccione desde una
transformación personal. Sólo a partir del cultivo de sólidas virtudes es posible la
donación de sí en un compromiso ecológico. Si una persona, aunque la propia
economía le permita consumir y gastar más, habitualmente se abriga un poco en
lugar de encender la calefacción, se supone que ha incorporado convicciones y
sentimientos favorables al cuidado del ambiente.
Los ámbitos educativos son diversos: la escuela, la familia, los medios de
comunicación, la catequesis, etc. Una buena educación escolar en la temprana edad
coloca semillas que pueden producir efectos a lo largo de toda una vida. Pero quiero
destacar la importancia central de la familia, porque «es el ámbito donde la vida, don
de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples
ataques a que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un
auténtico crecimiento humano.

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CONCLUSIONES.

Desde su postura religiosa hace una labor de concientización hacia las conductas y
los hábitos dañinos que de una u otra manera practicamos erosionando de poco a
poco el plantea, semejándolo a nuestra casa, que debemos mantener limpia,
funcionando con todos sus servicios, procurando a los integrantes de la familia, que
el alimento, el agua, educación, transporte, esté al alcance en medidas de igualdad,
subsanando las brechas para quienes forman los grupos vulnerables, no solo en un
país si no a nivel internacional.

Plagado del tinte religioso, aborda sin duda alguna el tema de quede ocupar a los
gobernantes de los Estados, a los líderes, políticos, personajes influyentes y
poderosos tanto en influencia, como económicamente a plantear y reconocer los
problemas en que nuestro mundo se encuentra, y andar camino hacia las soluciones
inmediatas que pueden cambiar el rumbo a la destrucción en que nos encontramos
en nuestros días.

La compasión, la responsabilidad, la justicia son valores que plasma el Papa


Francisco en este escrito, conminando a despertar y accionar no solo los adultos, los
niños, los jóvenes y todos ser humano que tenga a su alcance hacer algo por nuestra
casa común “la Tierra”

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BIBLIOGRAFÍA:

- Carta Encíclica LAUDATO SI’, Papa Francisco, Sobre el cuidado de la


casa común, Disponible en:

http://w2.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-
francesco_20150524_enciclica-laudato-si.pdf

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RESEÑA DEL AUTOR.

Papa Francisco de nombre secular Jorge Mario Bergoglio, es el 266.º y actual papa
de la Iglesia católica. Como tal, es el jefe de Estado y el octavo soberano de la Ciudad
del Vaticano. Tras la renuncia de Benedicto XVI al pontificado, fue elegido el 13 de
marzo de 2013 en la quinta votación efectuada durante el segundo día.

Fecha de nacimiento:17 de diciembre de 1936 (edad 81 años), Flores, Buenos Aires,


Argentina.

Padres: Regina María Sivori, Mario José Bergoglio.

Educación: Milltow Institute of Theology and Philosophy (1980-1980), MÁS.

Hermanos: María Elena Bergoglio, Marta Regina Bergoglio, Alberto Bergoglio, Oscar
Adrian Bergoglio.

Es el primer Papa de procedencia americana y el primero que no es nativo


de Europa, Oriente Medio o el norte de África. También destaca por ser el primer
pontífice no europeo desde el año 741, año en el que falleció Gregorio III, que era de
origen sirio. Además, es el primer papa perteneciente a la Compañía de Jesús. Tomó
el nombre de Francisco, en su primera aparición pública, elevó una oración por su
antecesor, el papa emérito Benedicto XVI. Acto seguido, dijo que comenzaba «un
camino», y pidió a los fieles que rezaran «unos por otros para que haya una gran
fraternidad». «Espero que este camino de la Iglesia que hoy comenzamos sea
fructífero para la evangelización», añadió. Además, pidió una oración en silencio por
él para que Dios le ayudara en su labor.
Francisco escogió como lema y escudo papales los mismos que tenía como obispo
y cardenal. Su lema, Miserando atque eligendo (‘Lo miró con misericordia y lo eligió’),
proviene de una homilía de san Beda el Venerable. El escudo tiene en su parte
superior el emblema de la Compañía de Jesús, es decir, el símbolo IHS (que es un
monograma de Jesús en griego) en su variante con una cruz, de gules, y los clavos,
de sable, sobre unos rayos solares de oro. En la parte inferior se encuentran
una estrella, símbolo de la Virgen María, y una flor de nardo, que representa a san
José, patrón de la Iglesia Universal, también de oro. La diferencia con su escudo de
cardenal, además de los cambios en los adornos indicativos de jerarquía
tradicionales en la heráldica eclesiástica (la mitra y las dos llaves en vez del capelo)
es que la estrella y la flor de nardo pasaron de ser de oro en lugar de argén.

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INDICE.

Introducción ------------------------- 1

Desarrollo ------------------------- 2

Capitulo primero ----------------------------- 2

Capítulo segundo ----------------------------- 2

Capítulo tercero ----------------------------- 2

Capítulo cuarto ----------------------------- 2

Capítulo quinto ----------------------------- 3

Capítulo sexto ----------------------------- 4

Conclusiones ----------------------------- 6

Bibliografía ----------------------------- 7

Reseña del autor ----------------------------- 8

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