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“TÚ NO ERES TÚ

SINO ÉL”
Ibn Al-Arabi
EL TRATADO DE LA UNIDAD

Otro que ÉL no tiene existencia (o nominación) y no puede pues extinguirse (no


habiendo nunca existido). Es por esto que dijo el Profeta: "Aquel que conozca su alma (es
decir a sí mismo) conoce a su Señor."

Y continúa diciendo: "He conocido a mi Señor por mi Señor". El profeta de Alá ha


querido hacer comprender a través de estas palabras que tú no eres tú, sino Él; Él y no tú;
que Él no tiene cabida en ti y tú no tienes cabida en Él; que Él no sale de ti y tú no sales de
Él. No quiero decir que tú seas o que tú poseas esta u otra cualidad. Quiero decir que tú no
existes en absoluto, y que no existirás jamás ni por ti mismo ni por Él, en Él con Él. No
puedes cesar de existir, ya que no eres. Tú no eres Él y Él es tú sin ninguna dependencia ni
causalidad. Si reconoces en tu existencia esta cualidad (es decir la nada), entonces conoces
a Alá, de otro modo no.

La mayoría de los iniciados dicen que la Gnosis, o el Conocimiento de Alá, viene a


consecuencia del Fana el-wujudi y del Fana el-fana'i, es decir por el efecto de la extinción
de la existencia y de la extinción de esta extinción. Ahora bien, esta opinión es totalmente
falsa. En ella hay un error manifiesto. La Gnosis no exige la extinción de la existencia (del
yo) o la extinción de esta extinción; ya que las cosas no tienen ninguna existencia, y lo que
no existe no puede dejar de existir. Decir que una cosa ha dejado de existir, que ya no
existe, equivale a afirmar que ha existido, que ha disfrutado de la existencia. Pues bien, si
conoces tu alma, es decir a ti mismo, si puedes concebir que tú no existes y, por tanto que
no te extinguirás, entonces conoces a Alá, no de otro modo. Atribuir la Gnosis al Fana y al
Fana el-fana’i es un credo idólatra. Ya que si atribuyes la Gnosis al Fana y al Fana el-fana'i,
pretendes que otro que Alá pueda disfrutar de la existencia. Esto es negarlo, y eres
formalmente culpable de idolatría. El Profeta ha dicho: "El que conoce su alma (es decir así
mismo) conoce a su Señor". No ha dicho: "EI que paga su alma conoce a su Señor". Si se
afirma la existencia de otro, ya no se puede hablar de su extinción de lo que no se debe
afirmar. Tu existencia es vacío, y vacío no se puede añadir a una cosa, temporal o no. El
Profeta ha dicho: “Tú no existes ahora como no existías antes de la creación del mundo”.
La palabra "ahora" (está tomada aquí en su sentido de presente absoluto), significa tanto
eternidad sin comienzo como eternidad sin fin. Ahora bien, Alá es la existencia de la
eternidad sin comienzo, y de la eternidad sin fin, tanto como la preexistencia. Estos tres
aspectos de la eternidad son El (Alá es la existencia de estos tres aspectos de la eternidad
sin que EI deje de ser el Absoluto). Si esto no fuera así, su Soledad no existiría; El no
carecería de compañero. Ahora bien, es obligado (racional, dogmática y teológicamente)
que El esté solo y sin compañero alguno. Su compañero sería el que existiera por él mismo,
no por la existencia de Alá. Uno semejante no tendría necesidad de Alá, y sería, por
consecuencia un segundo Señor Dios, lo que es imposible. Alá no tiene compañero,
semejante o equivalente. El que ve una cosa con Alá, de Alá, o en Alá incluso haciéndola
depender de Alá por Señorío, vuelve esta cosa compañero de Alá, haciéndole depender de
El por Señorío.
Cualquiera que pretenda que una cosa pueda existir con Alá (poco importa que esta
cosa exista por ella misma o bien por El), que se extingue de su existencia o de la extinción
de su existencia, semejante hombre, he dicho, está lejos de tener la menor percepción del
conocimiento de su alma y de sí mismo. Ya que aquel que pretenda que otro que El pueda
existir (poco importa que sea por él mismo o bien por El o en El), para luego desaparecer y
extinguirse en su extinción, etc., semejante hombre gira en un circulo vicioso a través de la
extinción sobre la extinción indefinidamente. Todo esto es idolatría sobre idolatría y no
tiene nada que ver con la Gnosis. Semejante hombre es idólatra, y no conoce nada ni de Alá
ni de él mismo ni de su alma.

Desde el momento que este misterio ha sido desvelado a tus ojos, que tú no eres otro
que Alá, sabrás que tú eres el objetivo de ti mismo, que no tienes necesidad de desaparecer,
que jamás has dejado de ser, y que jamás cesarás de existir, jamás, como ya lo hemos
explicado. Todos los atributos de Alá son tus atributos. Tú verás que tu exterior es el Suyo,
que tu interior es el Suyo, que tu comienzo es el Suyo, y que tu fin es el Suyo, y esto
incontestablemente y sin ninguna duda. Tú Verás que tus cualidades son las Suyas y que tu
naturaleza íntima es la Suya, y esto sin que tú te hayas convertido en El o que El se haya
convertido en ti, sin (transformación) disminución o aumento del tipo que sea.

En fin, sabe que ''El que ve" y "Lo que es visto", que “E1 que hace existir” y “Lo que
existe", que "El que conoce" y "Lo que es conocido", que "El que crea" y "Lo que es
creado", que "El que alcanza la comprensión" y “Lo que es comprendido” son todos El
mismo. El ve Su existencia por Su existencia, la conoce por ella misma y la alcanza por ella
misma, sin ninguna especificación, fuera de las condiciones o formas ordinarias de la
comprensión, de la visión o del saber. Como Su existencia es incondicionada. Su visión de
El mismo, Su inteligencia de El mismo y Su ciencia de El mismo son igualmente
incondicionadas.

Si alguno pregunta: ¿"cómo miras lo que es repugnante o atrayente?. Si ves por


ejemplo una suciedad o una carroña, ¿acaso dices que es Alá?", la respuesta es: Alá es
sublime y puro, El no puede ser esas cosas. Hablamos con el que no ve una carroña como
una carroña o una basura como una basura. Hablamos a los que ven, no a los ciegos. El que
no se conoce está ciego, nació ciego. Hasta que cese su ceguera, natural o adquirida, no
puede comprender lo que queremos decir. Nuestra conversación es con Alá y no con otro
aparte de El, o con nacidos ciegos. El que haya llegado a la postura espiritual que es
necesario alcanzar para comprender, éste sabe que no hay nada que exista aparte de Alá.

Traducido del árabe por ABUL-HÁD; Traducido del francés por M. Z.

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