La cabafia
en el arbol
Gillian Cross
RES eS
1 padre de Juan y Santis esta construyendo una cabafta
en el jardin. Cuando apenas ha empezado tiene que
marcharse al extranjero, pero promete enviarles todos
los meses algo para la cabana Y lo cumple puntualmente.
Esto obliga alos niios a Imaginar qué utlldad puede tener
lo recibido, a instaarioy a incorporerio tanto a su vide
real como a sus juegos fantasticos,
Gian Cross nccié en Londres, studi
inerotira Ingleso en fos universidades
‘de Oxford y Sussex. Yo en su etapa
escolar escribia novelas, pero cuando
sus hjos mastraron interés por os toros
'¢ dedico en serio a esta tarea Leva
ublicados mds de doce:itbros y ha
‘ganado el premio Whitbread y ta
restigiosa medaita Carnegie.
DESDE
- a= 3
ANO
ATFASBRA
INFANTIL* ~ om *.
El castaiio
Santi tenia cuatfo afios y
Juan ocho. Vivian en una casa nueva,
recién construida.
Pero el arbol que habia al fi-
nal del jardin tenia cien afios.
Santi munca habia visto un dr-
bol tan grande. El dia en que se mu-
daron a su nueva casa, salié al jardin
y se quedé extasiado bajo la enorme
y frondosa copa, mirando hacia lo
alto, cada vez mas arriba.
Juan bajé al jardin detras de
Santi, pero no perdid el tiempo mi-
rando. Tan pronto como vio el arbol,
gritd:—_
10
—iPapa! iVen a ver! jPode-
mos hacer una cabaiia en el arbol!
Su padre, al igual que Juan,
corrié al jardin, s6lo que el doble de
rapido. Cuando vio el arbol se detuvo
y se quedé contemplandolo.
—Es un castaiio precioso
—dijo emocionado—. El préximo in-
vierno podremos asar castafias jun-
tos, como haciamos mi padre y yo.
A Juan no le interesaban Jas
castaiias.
—éY qué hay de la cabaiia?
Papa sonrié y se puso a estu-
diar el arbol.
~-Parece perfecto. Ahi, donde
se dividen las ramas, puede ir la pla-
taforma. Tal vez los de las mudanzas
me vendan un cajén grande de made-
ra, de los que usan para embalar va-
jillas, para hacer una pequefia cabaiia
en un extremo,