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Deontología periodística.

Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Deontología
periodística
Un camino urgente a seguir

TEXTOS
UNIVERSITARIOS

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Universidad Autónoma de Chihuahua


M.C. Jesús Enrique Seáñez Sáenz
Rector

Dr. Jesús Villalobos Jión


Secretario General

M. C. Jesús Enrique Pallares Ronquillo


Director de Extensión y Difusión Cultural

M.C. Javier Martínez Nevárez


Director Académico

Ph. D. Alma Delia Alarcón Rojo


Directora de Investigación y Posgrado

Dr. Rosendo Mario Maldonado Estrada


Director de Planeación y Desarrollo Institucional

Dr. Horacio Jurado Medina


Director Administrativo

Lic. Crescenciano Duarte Jáquez


Director General del Centro de Investigación y Desarrollo Económico

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Deontología
periodística
Un camino urgente a seguir
José Luis Jáquez Baderrama
Coordinador

#
Colección Textos Universitarios
Universidad Autónoma de Chihuahua
Chihuahua, México, 2015

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Primera edición, 2015


_______________________________________________________________________
Jáquez Balderrama, José Luis (coordinador)
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / José Luis Jáquez Balderrama
(coordinador). — México : Universidad Autónoma de Chihuahua, 2015
158 p. (Textos Universitarios, #)

ISBN: ####

1. 070 Medios noticiosos, periodismo, publicación. 2. 170 Ética (filosofía moral),


174 Ética ocupacional
________________________________________________________________________

Coordinador general: José Luis Jáquez Balderrama


Coordinador editorial y corrector de estilo: Jorge Villalobos Hernández

Edición: Dirección de Extensión y Difusión Cultural

Director: Jesús Enrique Pallares Ronquillo


Jefe editorial: Heriberto Ramírez Luján
Producción: Martha Estela Torres Torres, Ana Luisa Calvillo Vázquez

Prohibida la reproducción o transmisión total o parcial del contenido de esta obra por
cualquier medio, sea electrónico o mecánico, en cualquier forma, sin permiso previo
por escrito del autor y de la Universidad Autónoma de Chihuahua.

Derechos reservados para esta primera edición, 2015


© José Luis Jáquez Balderrama
© Universidad Autónoma de Chihuahua
Campus Universitario I s/núm.
Chihuahua, Chih., México. CP 31178
Correo: editorial @uach.mx
Tel. (614) 439-1853
ISBN #
4
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Dedicatoria
A mis padres Arnulfo y María de Jesús, ejemplos de bondad
A mi esposa e hijos, apoyo inquebrantable

Agradecimientos
A Javier Darío Restrepo, un periodista íntegro
A Jorge Villalobos, un profesional del periodismo

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Índice

Introducción. Caminos para el buen periodista . . . . . . . . . . . . . . . 9

Primera parte
La necesidad de un protocolo deontológico

José Luis Jáquez Balderrama


Misión del periodista: buscar la verdad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
Gerardo Albarrán de Alba
Claves para la construcción deontológica en un clima adverso:
objeto, sujeto y contenido de la autorregulación periodística . . 31
Rodrigo Ramírez Tarango
Responsabilidad social de los medios desde el paradigma ético . . . 44

Segunda parte
Deontología periodística

Javier Darío Restrepo


Seminario “Deontología informativa” . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58

Las fuentes de la deontología periodística


Javier Darío Restrepo
Decálogo del buen periodista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 103
Ryszard Kapuscinski
Reflexiones sobre el oficio de periodista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
José Martí
Credo del buen periodista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Camilo José Cela


Los doce mandamientos que debe saber un periodista . . . . . . . . . 111
Félix Palavicini
Decálogo del buen periodista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113
Sindicato Nacional de Periodistas de Francia
Carta de los deberes profesionales de los periodistas franceses
(1918/1938) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115
Carlos Reymundo Roberts
Características de un buen periódico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 116
Elisabeth Noelle-Neumann y Winfried Schulz
De “Los diez principios profesionales del periodismo de calidad” . 117
Walter Williams
The Journalist´s Creed (El credo del periodista) . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
Arthur Brisbane, Adolph Ochs, Edmund Lambeth, Jack Fuller
Reflexiones sobre el periodismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 120
Tomás Eloy Martínez
Decálogo del periodista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123
Raúl Trejo Delarbre
Un código de ética para los medios mexicanos . . . . . . . . . . . . . . . 125
Luis Ochoa Minjares
Código de ética de la Asociación de Periodistas de
Ciudad Juárez –1982– . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 134

Tercera parte
La palabra en el periodismo

Luis Ochoa Minjares


El artículo editorial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 138
Jorge Villalobos H.
El lenguaje periodístico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 142

Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151

Fuentes bibliográficas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Introducción
Caminos para el buen periodista

El periodista debe ser universal, con un profundo amor a su patria y


amplio sentido de responsabilidad social.
El mejor periodista es quien construye democracia y se convierte
en un real agente de cambio.
El trabajo del periodista ético va dirigido a los sentidos, para esti-
mular la inteligencia y evitar el odio en la sociedad.
El periodista es un verdadero guía de la sociedad. Su labor le implica
ver con claridad lo que está sucediendo y participar en la solución de
los problemas.
Y que quede claro: el mejor trabajo periodístico es el que se hace
para el servicio de toda la sociedad.
Los grandes pensadores del periodismo actual, como Javier Darío
Restrepo, afirman que debemos “fomentar el periodismo de servicio
y no el periodismo de poder”.
Velar por el periodismo de respeto a la vida privada e intimidad
personal, sobre todo ante el mal uso de las redes sociales y la creciente
aparición de medios “amarillistas”. Es decir, cuidar el derecho del otro.
Los buenos periodistas son respetuosos con el otro. Ya lo decía
Ryszard Kapuscinski: “los cínicos no caben en este oficio”.
El hecho de que el periodista sea respetuoso significa, antes que
cualquier cosa, cuidar al ser humano, sobre todo en su privacidad y su
forma de pensar, que es trascendental en la escala de valores.
El periodista da la batalla todos los días, en la búsqueda de las
mejores noticias.
El buen periodista requiere de su independencia y su agenda propia.
Es menester sujetarse a los hechos noticiosos, enriquecidos con el
buen uso del lenguaje. Hay que elevar las palabras a la máxima expre-
sión, la compresión, pues.
Y es que no debemos olvidar que la palabra es el instrumento pro-
digioso de la comunicación, posesión exclusiva de los seres racionales,
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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

y saber usarla es una habilidad envidiable. Si las palabras se usan mal,


no seremos escuchados ni leídos con agrado, menos comprendidos.
Conformamos nuestra realidad no sólo a través de aquello que
podemos palpar o contemplar con nuestros sentidos de forma directa,
sino también en gran medida gracias a las ideas y conceptos, que mu-
chos nos llegan por los diversos medios de comunicación y el creciente
poder de las redes sociales.
Los medios de comunicación no son sino una extensión de los
órganos del ser humano, una extensión de su sensibilidad, como lo
escribió Giovanni Sartori en su Homo Videns.
La humanidad ha tenido un proceso largo y complejo a través de mi-
les de años. Hay quien ubica este proceso histórico en tres revoluciones:
La primera fue la revolución agrícola, cuando deja de ser nómada
y forma comunidades.
La segunda fue la revolución industrial, que marca su inicio a partir
de la invención de la imprenta.
La tercera es la revolución de la inteligencia, que se centra en el ser
humano, en su capacidad de comunicarse y transformarse.
El hombre en la actualidad protagoniza una nueva revolución, que
es la revolución de la información, con los grandes pasos de la com-
putación y la informática que tiene como hito el internet y ahora, con
avasalladora presencia, las llamadas redes sociales. Es una red que se
reconoce como una nueva forma de comunicación humana.
La mayoría de nosotros pensamos en los medios como fuentes que
nos brindan noticias o información, es decir, los tres medios tradicio-
nales: la prensa, la radio y la televisión.
Sin embargo los medios se han extendido. Y es que con la aparición
tan veloz de las nuevas tecnologías nos hemos convertido en parte de
ellos mismos.
Dado el crecimiento desorbitado que los medios están sufriendo en
este siglo, especialmente aquellos de contenido puramente audiovisual
que aportan la información en el llamado “tiempo real”, el espectador
presencia acontecimientos que ocurren a miles de kilómetros como
testigo directo, y cree disponer de una mayor fidelidad entre su cono-
cimiento de la realidad y la verdad.
Dicho crecimiento ha hecho más poderosos a los medios de co-
municación, por lo que están surgiendo contrapesos, sobre todo para
respaldar a las sociedades en la solución de sus problemas.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Un fenómeno de ese contrapeso son las redes sociales –pero con


una orientación positiva–, la deontología y el llamado “quinto poder”
que permita oponer una fuerza cívica ciudadana a los poderes fácticos
y a los grandes medios de comunicación masiva.
Pero es importante precisar que la sociedad también requiere de
auténticos periodistas, sustentados en la ética.
Este libro es una aportación de pensamientos, ideas y experiencias
de periodistas y escritores que elevan esta profesión al arte de creación y
transformación constante. Hombres y mujeres que exigen al periodista
ser más original que el día anterior.
Este documento va dirigido a periodistas en activo y estudiantes
universitarios que ven en el periodismo una forma de pensar y vivir.
La ética es una ciencia filosófica y práctica, pero también teórica,
normativa, que descubre y fija normas, consejos y advertencias para
que el hombre y la mujer vivan bien.
La ética tiene una faceta, una dimensión personal en la búsqueda de
la excelencia, de la perfección personal, y una faceta social o colectiva
de nuestras relaciones con los demás y lo que queremos hacer juntos
como ideal.
La moralidad, el honor, la honestidad, el respeto, el deber, la respon-
sabilidad social y la obligación de conciencia referidos al ejercicio de una
profesión es lo que conocemos como deontología o ética profesional.
La deontología se refiere fundamentalmente a los deberes especí-
ficos del profesional. En el protocolo propuesto por Luka Brajnovic
se encuentran los aspectos éticos de cualquier profesional en relación
con su profesión: la lealtad a la profesión elegida; la preparación
adecuada –estudio, aprendizaje, capacitación específica–; el ejercicio
competente y honesto de la profesión, teniendo presente en todos los
casos la dignidad humana; el constante perfeccionamiento del propio
saber profesional, y particularmente el esfuerzo constante de servir a
los demás, conservando al mismo tiempo su libertad personal.
La realidad informativa exige que los comunicadores lleven y apli-
quen su propia deontología.

• • •• •

Recibimos con agrado el análisis del periodista Gerardo Albarrán de


Alba, miembro del consejo directivo de la Organization of News Om-

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

budsmen, primer Defensor de la Audiencia de un medio electrónico co-


mercial en México, responsabilidad que tiene hoy en Radio Educación.
Rodrigo Ramírez Tarango, académico de la UACH y analista del
periódico El Heraldo de Chihuahua, aporta sus reflexiones éticas acerca
del periodismo.
Javier Darío Restrepo, periodista colombiano que actualmente tiene
a su cargo el “Consultorio ético” de la Fundación “Gabriel García Már-
quez” para el Nuevo Periodismo Iberoamericano, es el espíritu crítico
del periodismo y una voz de conciencia. De los talleres y ponencias
de Restrepo recogemos sus conocimientos y además le damos segui-
mientos a las ideas de sus autores favoritos. Nos invita a quienes nos
dedicamos al periodismo a un ejercicio de autocrítica y a una revisión
de la forma en que ejercemos la profesión.
Kapuscinski creía en que “para ejercer el periodismo, ante todo, hay
que ser un buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos”.
Camilo José Cela, premio Nobel de Literatura 1989, aconseja a
los periodistas en su “Credo”, entre otros deberes, el de decir lo que
acontece, no lo que quisiera que aconteciese o lo que se imagine que
aconteció, y ser independiente en su criterio y no entrar en el juego
político inmediato.
Pero también se destacan las reflexiones sobre el oficio del periodis-
ta del cubano José Martí, los “Doce mandamientos que debe saber un
periodista” de Félix Palavicini y la “Carta de los deberes profesionales
de los periodistas franceses”.
Se hacen resaltar “Los diez principios profesionales del periodismo
de calidad” que escriben Elisabeth Noelle-Neumann y Winfried Schultz
y “El credo del periodista” de Walter Williams.
Se analizan varios decálogos, códigos y credos de ética, como el que
tiene el Sindicato Nacional de Periodistas de Francia, los propuestos
por Tomás Eloy Martínez y Raúl Trejo Delarbre y el de la Asociación
de Periodistas de Ciudad Juárez, además de las reflexiones sobre el
quehacer periodístico de Arthur Brisbane, Adolph Ochs, Edmund
Lambeth y Jack Fuller.
Finalmente, Luis Ochoa Minjares y Jorge Villalobos contribuyen
con el análisis de la estructura deseable del lenguaje periodístico.

• • •• •

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Todos estamos en posibilidad de hacer una maleta de viaje, pero la


realidad es que no todos dominamos el arte de escribir o hablar co-
rrectamente.
Cada profesión tiene sus propias herramientas. Los escritores y los
periodistas tienen la palabra: los primeros para contar y los segundos
para informar; los primeros desde la mesura y los segundos desde la
inmediatez.
Para algunos, como José Acosta, el periodista efectivamente es
un artista en su medio, es aquel que sabe ver las cosas con claridad y
describirlas con sencillez.
Kapuscinski nos invita a reflexionar en torno a “Los cinco sentidos
del periodista”: estar, ver, oír, compartir y pensar.
Entre los principios básicos para el ejercicio profesional del perio-
dismo presentados por el director fundador del periódico español El
País, Juan Luis Cebrián, destaca que para el periodista:
• La primera obligación es la verdad.
• Su primera lealtad es hacia los ciudadanos.
• Debe servir como un vigilante independiente del poder.
• Debe otorgar tribuna a las críticas públicas y al compromiso.
Sirvan para bien las palabras de Félix Rebollo: “El periodista
mediocre informa por informar; el gran periodista informa y forma”.
La cultura, el espíritu crítico, como cualquier otra de las cualidades
señaladas, se pueden ir adquiriendo con tesón, pero el entusiasmo por
realizar un buen periodismo sólo se encuentra en la gran pasión por
el arte de informar.
Debo señalar que los grandes periodistas de la historia han triunfado
por sentirse esencialmente periodistas y estar al servicio de la sociedad.
Es importante precisar que este libro no tiene un fin de lucro, es
una aportación de ideas, conocimientos y experiencias para los estu-
diantes universitarios y profesionales del periodismo, para contribuir
en la solución de los problemas más apremiantes del colectivo.
Este libro nos ayuda a distinguir el bien del mal en la conducta
humana y el sentimiento de lo que debe ser, su punto de vista único.
La ética, como sabemos, es una ciencia práctica y normativa, pero
también lleva implícito el arte, nuestro sello personal y único. Es el
momento de trascender para hacer una mejor sociedad. Es un camino
urgente.

José Luis Jáquez Balderrama


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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

primera parte

La necesidad de un
protocolo deontológico

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Misión del periodista:


buscar la verdad 1

José Luis Jáquez Balderrama

La prensa roja o “amarillista” en México


La intención de presentar este tema es la de compenetrar más a una
actividad clave en el cambio que México necesita en estos momentos
de crisis, me refiero al periodismo.
El periodismo es una noble profesión que contribuye a formar
mejores hombres y mujeres. De esta tarea todos aprendemos.
Nuestro mundo actual no ha aparecido súbitamente. Así el castella-
no que hablamos es una evolución del latín; el avión no sería concebible
sin el conocimiento de la rueda; la democracia representativa tiene an-
tecedentes en los comicios del “Popular Romanus” y en las asambleas
de las comunidades primitivas. Toda nuestra vida actual muestra las
huellas de su procedencia.
El periodismo hace posible la presencia de dichas huellas, y por
supuesto su influencia en los cambios.
El campo de la historia es el pasado, concretamente el pasado hu-
mano, desde el más remoto hasta el más reciente. Hay muchas defini-
ciones de ella más o menos satisfactorias: “la historia es la ciencia de los
hombres en el tiempo; examina el hecho humano en las condiciones de
su época y la sucesión de éstas”, “la historia es la ciencia que estudia el
origen y desarrollo de la sociedad humana: la historia bien entendida es
el memorial social, merced a la cual se hace inteligible la vida presente”.
La sociedad humana es un conjunto de individuos y la historia re-
lata lo realizado por éstos, sin embargo, su campo no es la descripción

____________________________________

1
Extractos de los libros Un artista de su medio y Periodismo en vías de extinción. y de artículos
publicados en Revista Latina de Comunicación.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

o el estudio de la vida individual de algunas personalidades, sino que


fija su atención en movimientos sociales; no incluye el examen de las
personas, pero éstas deben ser encuadradas en la comunidad de la que
forman parte.
La historia es la experiencia acumulada de la humanidad y dicha
experiencia se ha conocido por muchos medios. Pero quizá ninguno
como el periodismo.
Los conocimientos obtenidos nos permiten, al interpretar correcta-
mente el mensaje, darnos cuenta de la vida y de la organización humana
en determinada época.
El estudio de la historia exige simultáneamente el concurso de otras
ciencias. La geografía para localizar el hecho humano. La economía
investiga la producción y distribución de la riqueza social. La lingüística
se refiere a las lenguas. La cronología trata la sucesión de los hechos en
el tiempo. La sociología, cuyo objeto es la sociedad misma. La antro-
pología, dirigida al estudio del hombre. El periodismo, que recoge el
acontecer diario de la humanidad. De hecho, no hay ciencia social que
no se relacione en alguna forma con el estudio de la historia.
Uno de los géneros periodísticos que más llama la atención tanto de
los críticos como de la sociedad es la nota roja o “amarillista”, cuyo ex-
cesivo crecimiento se debe a diversos factores, destacando los siguientes:
• La especulación en la noticia –explotación del morbo–.
• El uso inadecuado del lenguaje –aculturación–.
• La mala influencia de otros idiomas, motivada por la cercanía
con otro país y otra cultura, como es el caso de México con
los Estados Unidos.
• La actitud cínica de quien escribe –corrupción y falta de ética–.
• La falta de especialización del periodista en las diferentes áreas
del periodismo.
• El acelerado crecimiento de la violencia, principalmente pro-
vocada por el narcotráfico.
• El creciente surgimiento de medios en el internet y la explosión
de las redes sociales, como Facebook y Twitter, entre otros.
Es preciso señalar que no podemos separar la nota roja de las
páginas de los periódicos, de la radio, la televisión y el internet, pero sí
hacer una presentación no alarmista, mejorando el lenguaje, la escritura
y, por supuesto, apoyándonos en un código de ética, ante una sociedad
urgida de orientación.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

En lo personal considero que el factor principal que contribuye a


presentar una mala nota roja es la falta de preparación del periodista y
el hecho de que la información en el internet está fuera de control. Su
capacitación es indispensable para él como profesional y para su medio
como empresa, y necesario para que la sociedad esté bien informada.
Durante muchos años la tarea periodística se practicó de manera
empírica y sobre el ensayo y error. Los periodistas se formaban en la
práctica cotidiana de su trabajo, en la calle o bien en las salas de redac-
ción de los periódicos.
El periodista de hoy no sólo se exige estar más preparado sino que
debe ser escrupuloso en el respeto de la verdad. De igual manera debe
ser un crítico con fundamento y ser vigilante de los valores morales,
sobre todo en el manejo de la nota roja, pues hay que recordar que
diariamente le toca “juzgar” a los hombres y a sus actos.
La preparación del periodista, fundamentalmente si se apoya en su
experiencia, conlleva muchas oportunidades de superación, así como
cumplir con una responsabilidad social.
La capacidad de investigar, la habilidad de interpretar el uso pro-
fesional del lenguaje, son valiosos auxiliares para no caer en el “desor-
den de la nota policiaca” y constituirse en un orientador, sin perder el
enfoque noticioso.
Es importante señalar que el “descuido” en el uso del lenguaje no
solamente es culpa del reportero, lo es también de la empresa por lo
que contribuye en el “amarillismo” de la noticia, o bien sólo le interesa
el “negocio”.
La empresa tiene la obligación de capacitar a sus reporteros, vigilar
para que se respeten la vida privada y la buena aplicación las reglas
gramaticales, y también respetar el estilo del periodista, como lo es
la sencillez, la exactitud, la concisión, la originalidad, la claridad y la
brevedad, para enriquecer la noticia.
El reportero debe escribir notas policiacas desde un punto de
vista desapasionado y objetivo. Los “grandes” incendios y accidentes
(tormentas, temblores, desastres de vehículos, ferroviarios) son he-
chos importantes de los cuales el lector quiere saber, exige la noticia,
lo dramático; es aquí cuando el reportero debe tener cuidado, ya que
lo dramático debe estar implícito en los hechos, y no explícito en el
lenguaje de la noticia.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

El vocabulario del reportero tiene que ser cuidadoso, atento en el


significado preciso.
Ahora bien, el reportero tiene la obligación de presentar una infor-
mación completa no superficial, que se conozcan los hechos, muchos
de los cuales ayudan a proteger a una comunidad (por ejemplo, pre-
vención en el caso de una amenaza de un temblor, huracán, erupción
de volcán, etcétera).
La insistencia de que el reportero se capacite debe ser constante,
pues es común que el redactor no maneje términos correctos, por ejem-
plo, en la nota policiaca los aspectos jurídicos son delicados, pues incluso
los errores pueden provocar caer en un delito como la difamación.
Antes de escribir, el reportero tiene que saber lo que significa “de-
lito”, la estructura de las corporaciones policiacas, la normatividad, sus
leyes vigentes, su carácter grave, etcétera.
Un estudio sobre derecho penal y otras disciplinas, sin lugar a
dudas, será de gran auxilio, pues en el manejo de información sobre
delitos el reportero debe estar seguro de escribir solamente sobre la
base de hechos oficialmente reconocidos por las autoridades, debiendo
ser exacto en sus noticias. Si una persona ha sido detenida y acusada
de cierto delito, el reportero tiene que escribir precisamente eso, pues
una persona detenida no es necesariamente culpable del delito que se
le imputa; el reportero no puede declarar culpable a esa persona en su
información.
En México ha crecido la delincuencia, por lo que la nota roja se ha
hecho más presente en los medios periodísticos y por supuesto en las
redes sociales, pero de manera exagerada, e inclusive ha motivado que
varios casos policiacos se lleven al cine, a la literatura, a la televisión –vía
telenovelas o culebrones– y se conviertan en todo un éxito, como La
reina del Sur, El Señor de los Cielos, El Cártel de los Sapos, Pablo Escobar: el
patrón del mal y Los señores del narco, libro de Anabel Hernández.
Quizá nada califica tanto a un país como sus periodistas, y nadie
tiene un poder tan decisivo para impartir moral y educación a un pueblo
como ellos. De ahí que quien abrace esta profesión deba tener cada
vez mayor cultura y estar mejor capacitado, a fin de conocer el fondo
y el trasfondo de la noticia.
Es importante agregar que, a diferencia de otros países, en México
no existe la colegiación integral del gremio periodístico y esto daña
profundamente su quehacer, sobre todo en su credibilidad.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

La escritora mexicana Guillermina Baena Paz dice: “El periodismo


es una profesión sin horario, por lo que requiere pasión y entrega. Cum-
ple a la vez una misión social: interrelacionar los hechos y la sociedad
en que se producen, mediante la información. Como informador, el
periodista tiene una función específica, una responsabilidad social muy
grande que desempeña. Es importante señalar que la misma estructura
de la sociedad y el desarrollo de la información, ahora masiva más que
colectiva, han originado una serie de efectos negativos que es conve-
niente tomar en cuenta”:
• Imposibilita la discusión organizada de la información por el
desorden y heterogeneidad con que se presenta (se le concede
la misma importancia a la pobreza lacerante de un país que a
la vida de un cantante o famoso de un equipo de futbol).
• Agrava la mediocridad del contenido por la reducción de éste
a formas comprensibles para una masa cada vez mayor de
compradores.
• La noticia “sensacionalista” provoca y agrava la mediocridad
de los receptores, pues anula su capacidad selectiva sobre lo
que es más o menos importante.
• Genera en el perceptor una obsesión morbosa por las nove-
dades, haciéndolo perder sensibilidad por lo realmente impor-
tante.
• Degrada lo significante por el sensacionalismo y la repetición
(miles de muertos por el narcotráfico o los fraudes millonarios
de políticos); no le damos la importancia que se necesita.
Entre sus más valiosas cualidades, que guarda con gran celo pero
que siempre están a la vista de todos, el periodista debe tener:
• Honestidad: principio del trabajo científico. El periodista
honesto mantiene esta línea de conducta en todos sus actos.
Cabría recordar el viejo aforismo: “No digáis como periodistas
lo que no podáis sostener como hombres”.
• Objetividad: actitud científica, evitar lo subjetivo hasta donde
sea posible. En la información no caben los extremos: “No soy
imperialista ni soy comunista, soy periodista” (David Alvara-
do Guerrero, periodista político). El periodista que ejercita al
máximo su objetividad es escéptico, no se siente dueño de la
verdad; siempre busca los dos ángulos, las dos opiniones.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

• Responsabilidad: el periodista es un ser consciente del poder


que tiene en su pluma y de la importancia de su uso.
• Espíritu de lucha: el periodista lucha incesantemente por el bien
social, por dignificar la profesión, por transmitir información,
orientación, cultura y entretenimiento a la sociedad que sirve.
Y cada vez mayor preparado, el periodista lucha también por
convertir su profesión en ciencia.
• Modestia: actitud científica. Nuestro periodista es diligente,
persuasivo, perspicaz, escrupuloso, minucioso, cauto, firme en
sus decisiones y sensible para comprender a sus semejantes,
cortés y amable. Y con todo esto, no es ningún semidiós; es el
reportero del diario que todos leemos.
El manejo de los medios de comunicación colectiva debe implicar
la posesión de una ética profesional y una conciencia de la responsabi-
lidad que se tiene para con la sociedad de informarle adecuadamente,
por el canal correcto, en el momento preciso y cuidando de no afectar
a terceros en su libertad.
La libertad de prensa se concibe como el derecho a ser oportuna y
verazmente informados y a expresar opiniones sin otras restricciones
que las impuestas por los mismos intereses de los pueblos.
En materia de legislación de medios de información, México tiene
también una asignatura pendiente. No avanza al ritmo de los tiempos
actuales. Arrastramos leyes antiquísimas y las modificaciones no son
de fondo.
La Ley de Imprenta y la Ley de Radio y Televisión, dos leyes em-
blemáticas en el campo de las libertades fundamentales reconocidas en
los artículos 6o. y 7o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, se han preservado prácticamente sin modificaciones rele-
vantes desde su entrada en vigor.
La libertad de expresión y el derecho a la información se comple-
mentan a fin de hacer de nuestro país una nación más democrática.
El ejercicio de estas libertades es fundamental en el humano porque
representa la prolongación de la garantía individual de pensar, ejerci-
cio sin el cual no es posible aventurar la posibilidad del desarrollo del
hombre y la mujer en sociedad.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Ser periodista
Hay cuatro caminos para aprender periodismo:
1. Por medio de la práctica.
2. Por medio de la teoría.
3. Por medio de una amplia cultura.
4. Por medio de una carrera universitaria.
Todas son importantes, pero la actualidad exige mayor preparación,
cuyo mejor camino es una carrera universitaria. Y es que el periodismo
tiene en la actualidad los siguientes atributos de toda profesión: 1) cum-
ple una necesidad básica de la sociedad; 2) sus técnicas especializadas
se basan en una amplia gama de conocimientos; 3) tiene un bagaje
especializado de información y un acervo literario profesional; 4) posee
una ética; 5) tiene medios para hacer cumplir sus normas profesionales.
Quizá nada califica tanto a un país como sus periodistas, y nadie tiene
un poder tan decisivo para impartir educación a un pueblo como los
periodistas. De ahí que quien abrace esta profesión deba tener cada vez
mayor cultura y estar mejor capacitado, a fin de conocer el fondo y el
trasfondo de la noticia.2

Guillermina Baena Paz dice que “el periodista debe estar consciente del
poder que tiene en su pluma y de la importancia de su uso”.3
El periodista lucha incesantemente por el bien social, por digni-
ficar la profesión, por transmitir información, orientación, cultura y
entretenimiento a la sociedad que sirve. Y cada vez mayor preparado,
el periodista lucha también por convertir su profesión en ciencia.
El manejo de los medios masivos de comunicación debe implicar
la posesión de una ética profesional y una conciencia de la responsabi-
lidad que se tiene para con la sociedad de informarle adecuadamente,
por el canal correcto, en el momento preciso y cuidando de no afectar
a terceros en su libertad u honor, como la reputación de una persona
o la seguridad del Estado.
En el proceso de la comunicación, el periodista es el principal res-
ponsable de que se informe con la verdad, y la principal herramienta
es la palabra. La palabra, como lo dice el filósofo mexicano, Agustín
Basave Fernández del Valle “es la mensajera de la verdad, pero también

____________________________________

2
Guillermina Baena: Géneros periodísticos, p. 11.

3
Ibídem, p. 29.

22
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

de la mentira”.4 En la distorsión de la realidad, las palabras no son las


culpables, sino el hombre que recurre a la mentira.
La persona humana, desde que nace, vive en sociedad; el hombre
es, por su naturaleza, un ser social. Aislado no podría sobrevivir. El
lenguaje lo adquiere mediante la comunicación con sus semejantes. La
sociabilidad le proporciona su plenitud moral e intelectual. Aristóteles
lo definió como un animal político.
La sociedad es algo natural y tiene como objetivo el bien del hom-
bre, por ello el hombre –periodista, académico, gobernante– debe
coordinar sus intereses propios con los de la sociedad, pero esta es
para el hombre y no al revés.
Cuando el periodista maneja las herramientas propias en su quehacer –
información, la verdad– acatando el orden de finalidades de la sociedad,
es decir, el bien común temporal y la perfección de la persona humana,
está cumpliendo con su función social.5

La deontología es el camino a seguir


La ética, desde el punto de vista etimológico, es una ciencia en la que
se estudia el ethos, es decir, algo característico de las costumbres o de
los modos habituales de actuar, y por fin, de la propia naturaleza o
capacidad natural del hombre para comportarse de una u otra manera
con un fin determinado. El sentido del término latino se encuentra
precisamente en la explicación de la palabra ethos, que en latín es mos
(costumbre) de donde deriva el término moral con el mismo signifi-
cado de ética. Con otras palabras, la ética estudia los actos humanos
racionales y espirituales.
Es importante precisar sobre la palabra “actitud”, tratada de manera
clara por Luka Brajnovic6 en su Deontología periodística, que dice:
____________________________________
4
Agustín Basave: “El periodismo y la filosofía”.
5
Alejandro Hernández: El parlamento de los pueblos, p. 96.
6
Luka Brajnovic (Kotor, Croacia, 1919-Pamplona, España, 2001). Novelista, poeta, profesor
universitario, periodista y editor. Doctor en Derecho por la Universidad de Zagreb y licenciado
en Filosofía y Letras y en Ciencias de la Información por la Universidad de Navarra. Desde
muy joven orientó su actividad hacia el periodismo y llegó a ser director del diario Hrvatska
Straza. Detenido por criticar la figura de Benito Mussolini, se vio obligado a exiliarse durante
la II Guerra Mundial. Su condición de croata le costó el paso por campos de concentración.
A finales de la década de los 40 se instaló en España y se abrió paso dentro del mundo de las
artes gráficas. En 1958 se incorporó al recién creado Instituto de Periodismo de la Universi-
dad de Navarra. Autor del primer manual de deontología periodística publicado en España,
escribió también libros de poesía, cuatro manuales de periodismo, uno de literatura y otros

23
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

[...] la ética se encarga de estudiar los actos humanos (no los del hombre)
en el estricto sentido de la palabra, es decir [más] como una práctica que
como una especulación teórica.7

La ética, pues, es una ciencia –filosófica– práctica, pero también


teórica, normativa, que descubre y fija normas, consejos y advertencias
para que el hombre viva bien.
En cuanto a su ramificación, se divide en ética general y ética
especial. La primera estudia leyes, normas y hechos generales de la
actitud moral del ser humano; la segunda estudia la actitud en diversas
circunstancias en las que el hombre se encuentra como ser social. Ante
esto, la deontología pertenece a la ética especial.
La persona, señala Brajnovic,
cualquiera que sea su grado de cultura y de civilización, posee un sentido
ético o moral, este sentido está estrechamente ligado a los actos volitivos,
sobre todo al calificarlos como buenos o malos. Esta facultad innata se
perfecciona poco a poco a lo largo de su ejercicio práctico, lo que se le
llama criterio moral del hombre.8

Tener un sentido estético –sobre lo bello– y noético –sobre la


verdad– es completamente distinto de tener la capacidad de explicar,
argumentar o justificar la belleza y la verdad. Lo mismo sucede con
el sentido ético. Todos los seres humanos lo tienen, ya que existe una
diferencia entre el bien y el mal, entre los actos honestos y deshonestos.
Y así como existe la belleza independientemente de nuestra opinión y
existe la verdad aunque no la conozcamos, así también existe la dife-
rencia entre el bien y el mal reconociéndola nosotros o no.
En fin, dicha diferencia entre el bien y el mal existe antes de que
podamos juzgar en qué consiste y en qué se fundamenta, y además existe
antes de que sepamos juzgarla o comprenderla lógica y teóricamente.
Obrar como debe y decidir lo que éticamente es bueno es el deber
fundamental del hombre. Este deber –es preciso señalarlo a los co-
____________________________________
títulos diversos. En 1996, la República de Croacia le otorgó la mas alta distinción civil –la
Orden de la Danica Croata– por su contribución a la difusión y el prestigio de la cultura
croata. En su honor, la Universidad de Navarra instituyó en 1997 el Premio Brajnovic de
la Comunicación con el fin de reconocer una trayectoria profesional comprometida con la
defensa y el fomento de la dignidad y los valores humanos como la libertad, la solidaridad y
la tolerancia.
7
Luka Brajnovic: Deontología periodística, p. 17.
8
Ídem.

24
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

municadores– no disminuye su libertad, sino que les permite ejercerla


de mejor manera.
Los hombres se relacionan con el bien y el mal según sus actos
morales. Esto significa que para la diferenciación ética hay que tomar
en cuenta la misma persona humana como una integridad individual.
La medida para definir estos actos es la razón, es decir, la naturaleza
racional del hombre. Por ello, un acto es honesto si concuerda con la
recta razón y con el bien común.
El ejercicio de una profesión no se limita únicamente al oficio
como tal –con sus correspondientes deberes éticos–, sino también a
la conciencia moral del hombre, a los actos, juicios y derechos inalie-
nables de la persona, sean o no reconocidos por las normas jurídicas
vigentes. Ante esto, la deontología o moral profesional se puede definir
como una parte especializada de la ética porque considera el aspecto
moral del hombre ejerciendo su profesión. Esta parte de la ética se
fija especialmente en el contenido y en la honradez de las actividades
profesionales y en los deberes de los que desempeñan las actividades
y trabajos, como lo son los periodistas, comprometiendo así la misma
profesión.
La deontología, como ya se dijo, es una parte especializada de la
ética general, pero no una parcela totalmente delimitada que pueda
estudiarse sin tener en cuenta la visión conjunta de la moral natural.
Precisando, la moralidad, el honor, la honestidad, el deber, la res-
ponsabilidad social y la obligación de conciencia referidos al ejercicio
de una profesión se denominan ética profesional.

La necesidad de un protocolo deontológico


La deontología se refiere primordial y fundamentalmente a los deberes
específicos del profesional, que se resumen en el siguiente protocolo
propuesto por Luka Brajnovic:
• La lealtad a la profesión elegida, delimitada por sus actividades
propias, contribuyendo a su prestigio y buena fama.
• La preparación adecuada –estudio, aprendizaje, capacitación espe-
cífica–.
• El ejercicio competente y honesto de la profesión, teniendo presente
en todos los casos la dignidad humana.
• La realización de las prestaciones resultantes de este trabajo, a favor
del bien común y al servicio de la sociedad.
25
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

• El constante perfeccionamiento del propio saber profesional, sin


considerarlo jamás como algo limitado, totalmente alcanzado o
superado, sino como un punto de partida.
• La exigencia justa de obtener no sólo prestigio profesional, sino
también los medios materiales –económicos– para una vida digna.
• La lealtad al dictamen verdadero, razonado y reflexionado de su
propia conciencia, a pesar de las posibles circunstancias contrarias
o contradictorias.
• El derecho moral de permanecer en la profesión elegida, ya que el
constante cambio de actividades y ocupaciones de diversa índole
es opuesto a la estabilidad profesional.
• El esfuerzo constante de servir a los demás, conservando plena-
mente, al mismo tiempo, su libertad personal.
En estos diez puntos se encuentran los aspectos éticos de cualquier
profesional en relación con su profesión.

Las profesiones se nutren de la deontología


Hay gran número de definiciones sobre lo que es la profesión perio-
dística, unas simples y otras complejas, pero todas coinciden en que
la profesión es el empleo, la facultad o el oficio que cada uno tiene
y ejerce públicamente, obteniendo como recompensa un beneficio
económico. Por ejemplo, Aquiles Meléndez dice: “es una capacidad
calificada, con peculiares posibilidades económico-sociales”,9 o bien lo
que dijo Antonio Royo Marín, que la profesión consiste “en la actividad
profesional puesta de una manera estable y honrada al servicio de los
demás en beneficio propio a impulso de la propia vocación y con la
dignidad que corresponde a una persona humana”.10
El periodismo, como cualquier otra profesión, tiene su propia
deontología, sus reglas intrínsecas de carácter ético, relacionadas con
la honestidad y la honradez de la profesión. Y si todas las profesiones
representan un servicio a los demás, el periodismo –es necesario re-
marcarlo– es, sin duda alguna, eminentemente social y con absoluto
carácter de servicio.
Como lo afirma John Hohenberg: “Mientras que el hombre milite
en el periodismo, las marcas distintivas de su valor profesional serán:
su responsabilidad y su criterio; su educación, sus antecedentes y su
____________________________________

9
Aquiles Meléndez: Ética periodística, p. 12.
10
Antonio Royo Marín: Teología moral para seglares, p. 61.

26
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

adiestramiento, su capacidad técnica como reportero, escritor o editor y


su contribución hacia el progreso de las normas y la ética profesional”.11
En 1912 Pulitzer dejó escrito este axioma: “El comunicador no
está sustentado en el dinero, sino en la moralidad, la educación y el
carácter”.12
La ética es, pues, la actitud o la intención del individuo frente a sus
obligaciones sociales, personales. La ética se encuentra al alcance de
todos para actuar de forma moral, de forma ética.
No basta haber sido moral en una época para dejar de serlo en
esta, no basta el hecho de tomar el proyecto firme de ser moral para
excusarnos de la inmoralidad que vamos a cometer en el momento
presente. “Aunque la sociedad que nos rodee sea desastrosa, aunque
estemos bajo una dictadura terrible, aunque veamos los peores ejemplos
a nuestro derredor, la persona puede ser moral, porque la moralidad
depende del individuo en su libertad y nada más”, recalca Brajnovic.
La ética tiene una faceta, una dimensión personal en la búsqueda de
la excelencia, de la perfección personal, y una faceta social o colectiva
de nuestras relaciones con los demás y lo que queremos hacer juntos
como ideal.
Las cuestiones éticas siempre se refieren a la conducta de las per-
sonas, porque lo único que puede ser moral o inmoral es una persona,
no una institución, medio o colectividad; las instituciones son buenas,
malas, eficaces, ineficaces, deseables, indeseables, pero lo único que
puede ser éticamente bueno o moral es la conducta de una persona.
En nuestra sociedad, por supuesto compleja, existen seres de éticas
concretas de acuerdo con la actividad que realizan, el cargo o papel
social que tienen –medio, periodistas, abogados, contadores, ingenieros,
maestros–; para definir este tipo de éticas concretas existe la deonto-
logía, que surge de la expresión griega τα δεοντα, que significa “lo
debido, lo que corresponde a un grupo”, es decir, no es global o general,
sino el código de ética que tiene un tipo de persona determinada por
una acción especifica, por lo que hay límites deontológicos entre una
profesión y otra.
Un periodista requiere poseer una deontología que le impida pro-
pagar rumores sin fundamento, porque tiene una responsabilidad con
sus lectores, oyentes o receptores, es decir, la sociedad en su conjunto.
____________________________________
John Hohenberg: El periodista profesional, p. 62.
11

Joseph Pulitzer: “Concepto de periodismo”.


12

27
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Es preciso enfatizar que “la ética estudia la actitud humana acos-


tumbrada, o simplemente los actos humanos”,13 en otras palabras, “es
una ciencia práctica, pero también teórica, normativa, que descubre y
fija normas y advertencias para que el hombre viva bien”.14
Ante esto, “es evidente que la comunicación, como cualquier
profesión, debe tener su propia deontología, sus reglas intrínsecas de
carácter ético, relacionadas con la honestidad y la honradez de la pro-
fesión. Si todas las profesiones representan un servicio a los demás,
del periodismo podemos decir sin duda alguna que es eminentemente
social y con absoluto carácter de servicio”.15
Educar para la democracia es al mismo tiempo cultivar el cono-
cimiento de las reglas normativas del correcto ejercicio periodístico.
Se coadyuva a formar periodistas o comunicadores cuando se ponen
a su disposición todos los elementos necesarios para reflexionar sobre
diversas realidades, comparar sistemas de vida e identificar fortalezas
y debilidades del quehacer informativo y del ejercicio de la opinión.
Pero, ¿cómo enseñar ética periodística o deontología informativa
si se carece de un espectro de fuentes documentales?, ¿bajo qué cri-
terios se puede evaluar correctamente el producto mediático desde
una perspectiva ética? Lo anterior son preguntas que frecuentemente
surgen al momento de practicar la docencia en materia de deontología
informativa, de llevar a cabo un análisis de contenido de variables éticas
de medios determinados de información o de promover la emergencia
de normas deontológicas dentro de la profesión e industria periodística,
donde no siempre existe la convicción de las bondades que trae consigo
la ética informativa no solo como instrumento para brindar honor y
fortalecer la integridad profesional, sino como medio voluntario para
asumir responsabilidades frente a la sociedad en su conjunto.
En México existe un gran vacío sobre la materia de deontología
informativa.
Debe quedar en claro que “poner la mirada en la ética de los me-
dios no conlleva un fin en sí mismo, sino una necesidad colectiva para
lograr una mayor calidad de vida y una demanda de la razón que desde
la universidad se desea satisfacer para servir al bien común”.16
____________________________________
13
Luka Brajnovic, obra citada, p. 17.
14
Ibídem, pp. 18-19.
15
Ibídem, pp. 83-84.
16
Ernesto Villanueva: “Deontología informativa” en Códigos deontológicos de la prensa escrita en el
mundo, Editorial Universidad Iberoamericana, México, 1999, p. 14.

28
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Todo esto “confluye hacia la esencia del periodismo como una


profesión moral; hacia la formación de los profesionales como expertos
conocedores del periodismo como una ciencia social”;17 de ahí que la
formación de los estudiantes mire primero y fundamentalmente a la
deontología del periodismo, a la epistemología de éste como una ciencia
de la información, y a la tecnología como un dominio de las destrezas
necesarias para llevar a cabo su ejercicio “en plenitud de valores, co-
nocimientos y habilidades, en orden a la consecución del bien común
derivado de la verdad”.18
Actualmente se necesita “un conjunto de principios basados en un
periodismo que sirva al público; un periodismo que recoja y maneje
la información honesta y justamente y que trate a la gente involucrada
con compasión; un periodismo que interprete y explique las noticias
a conciencia”.19
El periodista de hoy no sólo debe buscar la capacitación, sino
que debe destacar por su honestidad en el trabajo. La educación en
el periodista es esencial para hacer de esta una profesión con un alto
espíritu de servicio; en tanto que un periodismo atrasado, no educado,
hace un periodismo inmoral.
Joseph Pulitzer escribió en 1904 en torno a la importancia del
periodismo en la sociedad: “Nuestras comunidades y su prensa emer-
gerán o caerán juntas. Un periodismo capaz, despojado de intereses,
socialmente orientado, con alto espíritu de la moral, la ética, inteligente
para reconocer lo justo y con coraje para hacer lo correcto en la justicia,
pero sobre todo capacitado y educado, puede preservar la virtud pública
sin la cual un gobierno popular sería una simulación y un engaño. Una
persona demagógica, mercenaria y cínica producirá con el tiempo una
opinión pública a semejanza. El poder para moldear el futuro de las
comunidades estará en manos de los periodistas de las generaciones
futuras”.20
El desafío es claro, el periodista del mañana deberá estar entre
nuestros ciudadanos más educados y responsables. Cada periodista
en este contexto deberá aprender a leer, escuchar, observar, escribir
con ética e inteligencia para asumir el liderazgo y la tarea social que la
profesión le exige.
____________________________________
17
Alejandro Hernández, obra citada, p. 98.
18
José M. De Pablos: Amarillo en prensa, p. 18.
19
Eugene Goodwin: “A la búsqueda de una nueva ética en el periodismo”.
20
Joseph Pulitzer, obra citada.

29
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Informar y orientar al publico es una tarea difícil. Muy pocos


pueden tener éxito en la actividad periodística sin el dominio de los
principios –ética– y practicas de las amplias y especializadas áreas del
conocimiento.
Diversos medios de comunicación en el mundo han establecido
sus propios códigos de ética, como una forma de cumplir con su
responsabilidad ante la sociedad. Gerardo Albarrán, precursor de “El
defensor del lector” comenta que “un código de ética no es la panacea,
lo importante es su aplicación”.21
La libertad de información y de prensa es un derecho humano
fundamental, clave para todas las libertades consagradas en la Carta
de las Naciones Unidas, proclamada en la Declaración Universal de
los Derechos del Hombre y garantizada por la Constitución mexicana.
Esta libertad estará salvaguardada en la medida en que los medios
informativos y los periodistas perseveren en el desempeño de sus tareas
con un elevado sentido de responsabilidad y se muestren dispuestos a
cumplir, todos los días, con la obligación de ser veraces y profundizar
en el contenido de sus informes e investigaciones.
Las normas de conducta profesional requieren apego al interés
público.
La búsqueda de ventajas personales y el fomento de cualquier
interés privado contrario al bienestar general, por cualquier razón, no
es compatible con esa conducta profesional.
El periodismo y los periodistas deben estar al servicio de la verdad,
de la justicia social, de los derechos humanos, de los ideales de mejo-
ramiento de la sociedad y de la paz entre los pueblos.

____________________________________
Gerardo Albarrán: “El defensor del lector”, en Semana de los Medios de la Facultad de Ciencias
21

de la Información, Universidad de La Laguna, España, 21 de enero del 2003.

30
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Claves para la construcción


deontológica en un clima adverso:
objeto, sujeto y contenido
de la autorregulación periodística
Gerardo Albarrán de Alba22

La ética no se enseña, se construye.


En el plano individual, el proceso inicia con la asimilación de valores
morales que cada quien recibe en el ámbito familiar. La socialización
temprana nos permite contrastarlos con la realidad de nuestro entorno
particular. Así, desde esos primeros momentos, toda persona enfrenta
la característica esencial de la ética: la solución de dilemas.
En el plano colectivo, nuestras sociedades funcionan a partir de
unos cuantos valores subyacentes que determinan la forma y el fondo
de las relaciones sociales, así como todo aquello que es admitido o re-
chazado por la comunidad, incluso más allá del ámbito de las leyes que
rigen la convivencia y los intercambios de todo tipo entre particulares.
____________________________________

22
Gerardo Albarrán de Alba es periodista, actual Defensor de la Audiencia de Radio Educación.
Es miembro de los consejos directivos de la Organization of News Ombudsmen (ONO) y
de la Organización Interamericana de Defensoras y Defensores de las Audiencias (OID), de
la que es fundador. Es el creador y ha sido el primer Defensor de la Audiencia de un medio
electrónico comercial en México, en Noticias MVS, donde dirigió y condujo el programa
Ombudsman MVS. Es director de Saladeprensa.org. Fue coordinador de proyectos especiales y
editor de Proceso, jefe de redacción de El Financiero, fundador de La Jornada y subdirector de
Informex, entre otros muchos cargos. Sus reportajes, crónicas y análisis se han publicado en
diarios y revistas de México, España, Francia, Argentina, Brasil, Colombia, Perú y Bolivia.
Impartió la Cátedra Unesco-Proceso-UIA “Deontología informativa y democracia” en 15
universidades mexicanas, así como cursos de maestría y posgrado en la Universidad Iber-
oamericana, la Universidad Veracruzana y la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.
Ha sido expositor, profesor invitado y conferencista en seminarios de posgrado, diplomados
y congresos nacionales e internacionales en Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa
Rica, Chile, El Salvador, España, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú y República
Dominicana.

31
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

En el plano profesional, cada actividad encuentra sus principios rec-


tores al contrastar el ejercicio cotidiano con sus consecuencias sociales
y da paso al concepto deontología, acuñado en el siglo XIX por Jeremías
Bentham y discutido por Immanuel Kant, que se refiere al “ejercicio de
la libertad individual apegada a la razón”. En nuestro caso, los periodis-
tas hemos forjado una conciencia colectiva a partir de la acumulación
y compartimiento de saberes teóricos y experiencia práctica.
La reflexión personal se torna en diálogo gremial cuando los
periodistas compartimos preocupaciones y la búsqueda común de las
mejores prácticas para nuestra profesión. A ello contribuye una sólida
formación académica. Lamentablemente, la formación profesional
de los periodistas mexicanos no suele corresponder a esta necesidad
social. En pocas de nuestras universidades se tiene la suerte de acceder
a una materia dedicada a la ética en la que se impartan saberes para
reconocer y comprender conceptos; analizarlos y aplicarlos a situaciones
específicas; sintetizarlos, evaluarlos y sacar conclusiones propias. En
las que sí ocurre, esto es bastante y necesario, pero no suficiente. Una
verdadera impronta en el estudiante de periodismo exige el diálogo
ético intenso, pero razonado; riguroso, pero abierto; apasionado, pero
respetuoso; divergente, pero constructivo. Se trata de poner sobre la
mesa el sistema de valores personales para compararlo y someterlo
al juicio de los demás. Así se crean los consensos mínimos a los que
habrá de someterse de forma voluntaria, una vez inmerso en el ámbito
profesional, en el entendido que el juez de cada quien es uno mismo.
Es tomar conciencia de lo que significa ser periodista.
Esa es una tarea colectiva y permanente. La suma de tales saberes y
experiencias sirve para levantar el edificio deontológico que rige nuestra
profesión, cimentado en los valores que le dan identidad y sentido.
También es una labor compleja, pues como toda moral individual
los valores éticos de los periodistas son una cuestión personal y tie-
nen tantos matices como reporteros y editores ha habido desde que
se inventó la prensa. El reto permanente siempre ha sido construir y
ampliar el entramado moral básico y común, mediante el diálogo ético
en las redacciones. Existe un buen número de valores compartidos casi
universalmente por periodistas y dueños de medios, mismos que han
logrado arraigarse en las prácticas cotidianas de recolección, tratamien-
to y difusión de información periodística. Me refiero, por supuesto,
a enunciados comunes que podemos encontrar en la mayoría de los

32
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

códigos deontológicos de la profesión en el mundo. Desde hace ya más


de un siglo, estos han sido la base normativa escrita de los mecanismos
específicos de autocontención y de responsabilidad aplicados en los
medios, es decir, de la autorregulación. Pero el ejercicio de reflexión y
toma de conciencia sobre lo que conocemos como “responsabilidad
social” de la prensa viene de antiguo: si bien el primer código de ética
periodística documentado en la era del periodismo industrial data de
1910, creado por la Asociación de Editores de Kansas, en Estados
Unidos, el antecedente más remoto se encuentra en 1690 y se conoce
como la declaración de principios de Benjamin Harris, editor de un
único ejemplar del Publick Occurrences Both Forreing and Domestick, panfleto
de cuatro páginas publicado en Boston e inmediatamente censurado
por la corona británica. Una de esas páginas estaba dedicada a esa
semilla deontológica.
La anécdota nos recuerda que las pretensiones éticas del periodismo
suelen inscribirse en el terreno aspiracional, no porque sean imposibles,
sino porque se basan en los más altos ideales que podemos imaginar
para dignificarnos a nosotros mismos y para ser congruentes con la
pertinencia social de nuestro quehacer profesional.
Luego, toparemos una y otra vez con todos los obstáculos con
que la realidad se empeña para que hagamos a un lado esos ideales en
aras de mantener un empleo estable, como mínimo, pero en muchas
ocasiones para salvar nuestra propia vida.
Escribo este texto cuando al menos 88 periodistas han sido asesi-
nados entre principios del 2000 y el primer semestre del 2015. Otros 18
colegas están desaparecidos. Esas son las cifras de la oficina en México
de Artículo 19. Otros cuentan más de 130 asesinatos y no menos de 25
desaparecidos en el mismo periodo. La cifra negra, es decir, el número
de casos no denunciados ni registrados por las autoridades o por las
organizaciones de protección de periodistas, por lo menos triplica el
de los conocidos.
Este libro se publica en Chihuahua, uno de los primeros estados
en padecer el acoso y la violencia desmedida del crimen organizado,
y en padecer la impunidad cómplice de sucesivos gobiernos estatal
y municipales. Aquí, 19 colegas ha sido asesinados entre el 2000 y el
2013, hay varios desaparecidos y muchos han tenido que marchar al
exilio. A principios de agosto del 2015, la Red de Periodistas de Juárez
recordó los crímenes cometidos contra la prensa en el estado y expuso
públicamente:
33
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Ante tales circunstancias, consideramos que el mensaje implícito


tanto de la violencia como de la falta de acción por parte de las auto-
ridades es claro para este gremio: no le importa la vida humana ni la
justicia, menos el periodismo, la libertad de expresión o la democracia.23
En este ambiente adverso, la ética periodística debe significarnos
mucho más que una abstracción filosófica. Ante el riesgo latente de con-
vertirse en objetivos del crimen organizado, y de funcionarios públicos,
de las fuerzas de seguridad pública y hasta de las fuerzas armadas, la
deontología representa nuestro primer mecanismo de autoprotección.
La precisión, la imparcialidad, la transparencia, la responsabilidad y la
independencia no sólo son las bases de un buen periodismo, también
nos ayudan a exponernos menos a los actuales riesgos agravados de
nuestra profesión.
Un periodismo profesional a cabalidad también debe servir para
resistir las cada vez más depauperadas condiciones laborales y la falta
de apoyo patronal en caso de conflicto, pues no es inusual que los
intereses comerciales o extraperiodísticos de los dueños y directivos
de los medios se impongan sobre el estatus profesional y la estabilidad
laboral del periodista que, normalmente, es la parte más delgada de un
hilo que eventualmente habrá de romperse.
Lo más doloroso es encontrar al enemigo en casa. A eso sólo
podemos oponer nuestra dignidad personal y nuestro orgullo profesio-
nal. Necesitamos toda nuestra lucidez individual y gremial para elegir
nuestras batallas.
Aquí, los dueños y directivos de los medios tienen una doble res-
ponsabilidad: la de mantener una prensa comprometida con la sociedad
a la que sirve y la de respaldar hasta las últimas consecuencias a sus
periodistas. Este es un equilibrio difícil, pero quienes no entiendan –o
no asuman– que ese es su deber, que cambien de giro.
Es en este contexto que cobra particular relevancia la claridad
conceptual en torno a la ética periodística. Debemos saber para qué
sirve esto de la deontología (el objeto), sobre quiénes rige (el sujeto) y
cómo se diseñan e integran (el contenido).
A esto dedico la segunda parte de este artículo.

____________________________________

23
Comunicado distribuido en las protestas realizadas el 5 y 8 de agosto del 2015 en Ciudad Juárez
por el asesinato en la ciudad de México del fotoperiodista Rubén Espinosa, corresponsal de
Cuartoscuro y Proceso.

34
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

La autorregulación periodística
1. Objeto
El periodismo profesional –que sólo puede considerarse así cuando es
ético y responsable– pasa necesariamente por la autorregulación. Esta
idea, aceptada por teóricos del derecho y la deontología, aún no acaba
de permear todos los estratos de la prensa. Hoy es posible encontrar
a muchos periodistas, editores y dueños de medios que se resisten a
asumir la carga moral que les representa la ética, particularmente cuan-
do ésta se muestra imbuida por principios filosóficos más cercanos a
la moral religiosa que a la búsqueda de un bien general, o, peor aún,
cuando es contraria a sus intereses económicos. No obstante, la ética
periodística ha estado presente desde siempre en los medios, pero es
relativamente reciente su sistematización en forma de documentos,
códigos, instrumentos diversos, organizaciones e instituciones que
operan públicamente.
Existen decenas de mecanismos de autorregulación, los cuales son
tan diversos como las condiciones particulares de las naciones –y aún
las zonas dentro de éstas– donde se aplican. Lo cierto es que nadie
puede abrogarse el derecho a imponer a los demás su propia visión
de conducta moral profesional, ni siquiera de lo que debe ser o cómo
debe aplicarse la ética periodística. Por eso no extraña que la Federación
Internacional de Periodistas (FIP) rechace esa posibilidad:
No hay un modelo único de autorregulación que pueda ser copiado en
todo el mundo. Los periodistas en cada país deben trabajar juntos para
establecer y revisar estándares comunes de ética y profesionalismo.24

Aun en la diversidad, crece el consenso en cuatro funciones esen-


ciales de la autorregulación: 1. Establecer las normas éticas a que se
deben sujetar voluntariamente tanto los empresarios de la información
como los periodistas, 2. contribuir a crear las condiciones de norma-
lidad –tanto en lo laboral como en lo profesional y lo social– para el
cumplimiento de éstas, 3.- brindar elementos de juicio crítico al público
sobre el desempeño de los propios medios, y 4. socializar los procesos
de toma de decisión en los medios y el conocimiento que deriva del
diálogo ético de los periodistas.
____________________________________
“Governments Must Refrain from Regulating Media Content”, en The Royaumont News Line,
24

n. 4, noviembre-diciembre 1999, p. 2.

35
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Una autorregulación eficaz exige bases escritas que sistematicen las


prácticas deontológicas comunes de cada redacción. Esa es la función de
los códigos de ética. Precisamente, los mecanismos de autorregulación
sirven para volver operativas aquellas normas deontológicas que se
imponen a sí mismos los periodistas y los medios, con figuras como el
defensor del lector y el defensor de la audiencia, que velan por el derecho
a la información de la sociedad, y como el estatuto de redacción, que
rige las relaciones profesionales entre medio y periodistas.
El involucramiento de la sociedad es pieza fundamental de la auto-
rregulación; los diversos mecanismos no sólo deben ser públicos, sino
que los hay también que permiten la participación directa de lectores
y audiencia, mediante la fiscalización de los propios medios, como los
consejos de ética y los observatorios de medios.
Finalmente, la socialización deontológica tiene varias formas: se
dirige a los propios periodistas –en particular–, mediante la capacita-
ción y actualización constante, y a la sociedad toda –en general–, desde
los Consejos de Prensa y muchos otros mecanismos de participación
directa del público.
Básicamente, el objeto de los mecanismos de autorregulación es la
elaboración de un producto informativo no sólo de calidad, sino con
una gran pertinencia social, cuyo contenido cumpla con la función
de la prensa en democracia: proporcionar a la sociedad información
suficiente, veraz y oportuna que permita la participación razonada de
los individuos en la toma de decisiones de su comunidad.
Por otro lado, no puede ignorarse que la autorregulación ha sido un
freno tradicional que los propietarios de los medios han opuesto a la
amenaza gubernamental de imponerles controles legislativos que afec-
tarían no sólo su libertad editorial para ejercer el papel de fiscalizadores
del poder público, sino también al negocio que les representa el hecho
de haberse convertido ellos mismos en factores de poder. En el mejor
de los casos, la autorregulación periodística es incluso un instrumento
de defensa de las libertades de expresión e información como valores
universales de la democracia, siempre que se encuentren amenazadas.
Esta es la base, precisamente, de la teoría de la responsabilidad social
de la prensa:
[...] el poder y la casi monopólica posición de los medios impone en estos
la obligación de ser socialmente responsables, de ver que todas las voces
son fielmente presentadas y que el público tiene suficiente información

36
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

para decidir, y si los medios no asumen ellos mismos esa responsabilidad


tal vez sería necesario que alguna dependencia pública la impusiera.25

Esta responsabilidad social implica, además, que los periodistas y


los medios demuestren un voluntario respeto de los derechos funda-
mentales de los ciudadanos, y no sólo porque la ley se los mande. La
inmensa mayoría de los códigos éticos nacionales e internacionales así
lo consigna, e imponen con ese fin una serie de estándares mínimos
en las prácticas periodísticas cotidianas –con una decidida orientación
hacia el interés público– como la precisión, la veracidad y el equilibrio
informativos, tendencia que siguen claramente los documentos de este
tipo en Latinoamérica.
Finalmente, la autorregulación periodística es un elemento más en
la construcción de la confianza pública en la prensa. Pero no se trata
de inculcar en la sociedad una fe ciega en los medios, sino enseñarles a
“entender y valorar la importancia de una prensa libre e independiente”,
como lo planteó Bill Kovach, compartiendo con ellos lo más posible
sobre sus métodos de reporteo y sobre sus fuentes de información.

2. Sujeto
Todo sujeto es un “ente dotado de derechos y obligaciones derivados
de un sistema normativo determinado”, dice Ernesto Villanueva. Para
los fines de este artículo, encontramos dos sujetos claramente defini-
dos por el propio proceso informativo, o cuatro según se le mire: el
periodista y los medios, por un lado, y las fuentes de información y el
público, por el otro.26

2.1. El periodista y los medios


Varios autores han señalado que la deontología periodística, particu-
larmente traducida en códigos, acrecienta el prestigio de la profesión.
Podría considerarse que así es, pero esta resulta una posición un
tanto utilitaria. No es menos cierto que “la ética no es una condición
ocasional, sino que debe acompañar siempre al periodismo, como el
zumbido al moscardón”, como repetía Gabriel García Márquez. Por
eso no considero el reconocimiento público como uno de los objetivos
____________________________________
Es lectura clásica la obra de Siebert, Peterson y Schramm Four Theories of the Press, p. 5).
25

El propio Villanueva menciona a tres sujetos de la autorregulación informativa: el público,


26

el periodista y la empresa informativa. A las fuentes de información las inscribe dentro del
público, pero no son lo mismo.

37
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

básicos de la autorregulación, sino como una consecuencia natural


y hasta deseable del ejercicio profesional, ético y responsable. Claro
que hay periodistas y medios que pretenden cobijar –o embozar– su
prestigio –cualesquiera que sea éste– bajo el manto de la ética; por eso
cabe hacer una precisión: ninguna conducta profesional es ética por
sólo pregonarlo. Especialmente si nos referimos a la ética periodística,
ésta no se agota en las normas de conducta profesional recogidas en
los cientos de códigos deontológicos que existen en el mundo, sino
que se construye todos los días. Así, el prestigio de la prensa –es decir,
el indispensable cimiento de su credibilidad– está a prueba en las deci-
siones periodísticas que debe tomar cotidianamente. Todo el edificio
deontológico que descansa sobre éstas puede derrumbarse con una
sola mala decisión. De ahí que la ética periodística no pueda quedar
solamente restringida al ámbito de la conciencia individual de perio-
distas y editores que, si bien resulta indispensable, no alcanza a todo el
proceso de producción informativa. Incluye, por supuesto, a la empresa
informativa, que es la que provee a los periodistas de la infraestructura
necesaria para difundir la información que recaban y procesan, y que
tiene el poder último para determinar la orientación ideológica de los
contenidos, pero que además lucra con su actividad.27 La deontología
periodística, por tanto, es una construcción colectiva.
Pero no siquiera los periodistas pueden, por sí mismos, prever
todos los escenarios hipotéticos de su actividad, pues a fin de cuentas
trabajan con un bien público, que es la información, y la prensa no es
titular exclusivo de este que también es un derecho. Los individuos que
integran la sociedad son los titulares de la libertad de expresión y del
derecho a la información, reconocidos como derechos humanos. Por
tanto, la construcción de la deontología periodística debe contemplar
a la sociedad en su conjunto. De hecho, algunos mecanismos de au-
torregulación constituyen en sí mismos fuentes de información ética
no sólo para los periodistas, sino para la propia sociedad. Es el caso
de los códigos deontológicos, que no son documentos destinados al
estricto consumo interno en las redacciones, sino que su eficacia está
determinada por su obligada difusión por parte de los medios, lo cual
permite al público conocer los compromisos morales y profesionales
de la prensa, y hacerlos exigibles mediante el contraste con sus prácticas
____________________________________
En el caso de la empresa informativa, también en el siguiente capítulo se encontrará una
27

definición detallada de sus responsabilidades deontológicas.

38
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

reporteriles y editoriales. Otros mecanismos de autorregulación –como


los consejos de ética– abren a los medios a la participación directa de la
sociedad. Y la propia sociedad, una vez organizada, también puede y crea
sus propios organismos de fiscalización de la prensa, como es el caso
de los observatorios de medios. Es claro entonces que el periodismo
sólo se explica a sí mismo a partir de su relevancia social.

2.2. Las fuentes de información y el público


Quienes trabajamos en la prensa sabemos que compartimos muchas
de las cualidades de los escritores e incluso llegamos a tomar prestadas
algunas técnicas de redacción literaria para que nuestros relatos periodís-
ticos ganen fuerza expresiva. A fin de cuentas, los periodistas contamos
historias y, al hacerlo, buscamos también nuestras propias formas de
expresión, nuestra propia voz. Pero a diferencia de novelistas, poetas,
cuentistas y ensayistas, ningún periodista escribe para sí mismo. Todos
escribimos necesariamente para que alguien nos lea, nos escuche o nos
vea. Y ese alguien es la sociedad.
Pero, además de esto, la sociedad misma es el objeto noticiable de
la prensa, ya sea a partir de historias sobre algunos de sus individuos
o de grupos de estos, o bien instituciones públicas y organismos de la
sociedad civil. El periodista escribe sobre la gente, sobre lo que hace,
sobre lo que le pasa. Y, sobre todo, elige reportar y destaca información
sobre sucesos que tienen relevancia para el interés público, entendido
éste como aquello que tiene pertinencia social, es decir, que afecta a la
vida de la sociedad. Así, partes de la sociedad se convierten también en
fuentes de información que merecen del periodista un trato respetuoso,
justo y equilibrado.
Especial atención merecen algunas fuentes de información. No es lo
mismo un funcionario público, un político profesional, un representante
popular electo o un miembro destacado de la sociedad civil –por men-
cionar sólo algunas de las fuentes de información tradicionales–, que
una persona dedicada a casi cualquier otra actividad privada. Mientras
los primeros son objeto natural de la labor de fiscalización de la pren-
sa, y por tanto aprenden y se acostumbran al trato casi cotidiano con
reporteros, editores, fotógrafos y camarógrafos, los demás individuos
de la sociedad no tienen mayor contacto con ellos que no sea a través
de los propios medios, es decir, cuando las personas leen un periódico
o una revista, y escuchan o ven un noticiario radiofónico o televisivo;

39
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

pero rara vez en su vida enfrentarán a un periodista.28 Dicho de otra


forma, conviene separar los conceptos “fuente informativa” y “públi-
co”. Si bien es cierto que ocasionalmente un individuo de la sociedad
general puede convertirse en fuente de información –como testigo o
actor de un hecho noticiable–, y que toda fuente de información tradi-
cional –como actores políticos y sociales– es también parte del público,
no son la misma cosa; menos aún cuando se convierten en objeto de
noticia y, consecuentemente, de investigación periodística. En cualquier
caso, toda fuente de información es sujeto particular de la autorregula-
ción periodística, por cuanto son titulares de derechos fundamentales
protegidos por las leyes. En efecto, a toda fuente de información se
le atribuyen hechos y dichos que deben ajustarse a los principios de
veracidad periodística, mediante el contraste y la verificación de la
información que se recaba de y sobre dicha fuente de información,
respetando el ámbito de sus vidas privadas –excepto cuando éstas se
involucran en actos públicos que afectan a la sociedad general– y con
especial cuidado sobre su derecho al honor, pero, nuevamente, no sólo
porque así lo prescriban las leyes, sino por una elevada convicción ética.
Estos derechos no son mayores que las responsabilidades de los
poderes convertidos en fuentes y de la sociedad general hacia los me-
dios informativos. Los primeros tienen la obligación de no ocultar ni
manipular información, convirtiendo a los medios en sus aliados –las
más de las veces, involuntarios– en juegos de poder; mucho menos
deben intentar corromper o coaccionar a los periodistas. Los segundos
tienen la obligación de discernir entre las diversas calidades y cualidades
informativas que se les ofrecen y entre las cuales eligen libremente,
además de participar decididamente en todos los mecanismos de
autorregulación periodística a su alcance, ejerciendo así una presión
legítima sobre los medios.

3. Contenido
En la primera entrega del Premio Nuevo Periodismo Iberoamericano,
en abril del 2002, cuestioné abiertamente a los fotógrafos finalistas por
el manejo de la imagen de las personas en sus trabajos. En medio de
la discusión que siguió, Gabriel García Márquez susurró al oído del
____________________________________

28
Mención aparte debe hacerse de las llamadas celebridades de la farándula y los deportes más
populares, cuya exposición al público no sólo es enorme, sino que ellas mismas alimentan
el interés del público incluso en detalles de sus vidas privadas.

40
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

periodista Julio Scherer García: “Están mal; la ética no es un problema,


es una herramienta”. Germán Rey, en ese entonces defensor del lector
del diario colombiano El Tiempo, en su relatoría, discrepó: “García
Márquez se equivoca en esto; por su naturaleza, la ética siempre es un
problema”.29
Esta discusión dejó en claro que hay quienes ven a la ética perio-
dística no como un problema que implica resolver dilemas constante-
mente, sino como una herramienta más para hacer un buen trabajo. Hay
quienes consideran que más bien es una utopía, pues pone en lo más
alto un ideal profesional, como no se cansa de repetir el colombiano
Javier Darío Restrepo. Y particularmente en la academia hay quienes
consideran que, cuando se traduce en códigos deontológicos, fija las
exigencias mínimas que se pueden esperar de un periodista (como lo
percibe el español Hugo Aznar), aun cuando acepta que con ello no
se resuelven todos los problemas éticos de la prensa.
Lo cierto es que la autorregulación tiene varias formas; idealmen-
te, nace del diálogo ético al interior de una redacción y adquiere su
legitimación en los códigos deontológicos. Es desde este punto que se
construyen los demás mecanismos que garantizan su cumplimiento.
Sin embargo, los códigos deontológicos –y todo mecanismo de au-
torregulación interna de los medios– degeneran en una mera operación
de imagen cuando carecen del consenso mínimo en la redacción. Con
honrosas excepciones (que no mencionaré aquí para evitar el riesgo
de omisiones involuntarias), al menos en México buena parte de los
pocos códigos éticos que existen en periódicos fueron impuestos por
empresarios y directivos. Redactados por unos cuantos funcionarios
de cada medio –cuando no son una burda copia de algún código de
otro país–,30 estos códigos carecen de consenso y, en consecuencia,
son frecuentemente ignorados por la mayoría de los periodistas que
deberían guiar su toma de decisiones cotidiana por éstos; en lugar de
ello, cada uno de ellos opta por seguir sus criterios morales individuales.
En la elaboración de un código deontológico para una redacción
no se debe ignorar la participación de reporteros, editores, redactores,
____________________________________
29
Escuchado en el “Seminario internacional: Nuevo periodismo para un nuevo milenio”, con
Gabriel García Márquez, Sergio Ramírez y Joaquín Estefanía, organizado por Fundación
para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, Banco Interamericano de Desarrollo y Cemex,
en Monterrey, N. L., del 3 al 5 de abril del 2002.
30
Compárese el código impuesto a principios de este siglo por el entonces dueño y director
del diario El Economista con los enunciados básicos del código del diario español El País.

41
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

correctores, secretarios de redacción, fotógrafos, diseñadores, articu-


listas, editorialistas, columnistas e incluso algún colaborador destacado.
Aquí defiendo el involucramiento pleno del cuerpo periodístico en la
discusión axiológica y el diseño de las normas deontológicas de cada
medio, no sólo porque aquel deberá aplicarlas, sino porque cada una
de las partes involucradas en el proceso informativo cotidianamente
enfrenta dilemas sobre los que deberá tomar una decisión siempre
periodística y, además, ética.
La solución tampoco pasa por el desplazamiento de empresarios y
directivos. El cuerpo periodístico de una redacción no puede imponer
a la empresa informativa un código sobre el cual basar su desempeño
ético. Esto podría derivar en un grave conflicto laboral que amenazara
la existencia misma del medio, particularmente si no existe la mínima
receptividad entre los propietarios y accionistas, una situación lamen-
tablemente frecuente en periódicos y revistas –y no se diga en la radio
y la televisión– que nacen para cobijar intereses extraperiodísticos.
Un diálogo ético real, efectivo –y los mecanismos de autorregula-
ción que se derivan de éste–, sólo puede fructificar en aquellos medios
donde la conciencia y la responsabilidad profesional alcance a toda la
pirámide jerárquica. Un código deontológico puede y debe surgir del
acercamiento entre posiciones que ocasionalmente entran en conflic-
to –como la primicia periodística contra la rentabilidad empresarial–,
de la discusión razonada de valores, del análisis informado y de las
decisiones colegiadas, respecto de dilemas específicos que afecten a
toda la redacción. Crear un código deontológico para una empresa
periodística –independientemente de su plataforma– implica una larga
discusión, en la que todos sus integrantes pueden y deben aportar algo.
El consenso obtenido así garantiza la legitimidad de una conducta ética
buscada, interioriza las bondades de un desempeño profesional, faci-
lita tanto la prevención como la sanción de conductas reprobables de
cualquier miembro de una empresa periodística determinada y permite
una constante revisión de los diversos mecanismos de autorregulación
mediante la incorporación del aprendizaje ético traducido en nuevas
y mejores normas.
Sobre todo, nos marca un camino a seguir en momentos en que la
ruta es tortuosa, implica un elevado riesgo para medios y periodistas, y
se requiere la mayor honestidad intelectual para servir a una sociedad de
por sí desamparada, pero que sin nosotros quedaría ciega, sorda y muda.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Referencias
Aznar, Hugo: Comunicación responsable. Deontología y autorregulación de los medios, Ariel,
Barcelona, 1999.
————: Ética y periodismo. Autorregulación, códigos, estatutos de redacción y otros documentos,
Paidós, Barcelona, 1999.
Bertrand, Claude-Jean: Conseils de presse dans le monde, Wapc., Sidney, 1999.
————: “Media Accountability Systems: An Overview”, en Sonnenberg, Urte (ed.):
Organising media accountability. Experiences in Europe, European Journalism Centre,
Maastricht, 1997.
Kovach, Bill: “Journalism and Patriotism”, en Sala de prensa n. 46, agosto 2002.
Principios internacionales de ética profesional del periodismo, Unesco, París, 1983.
Siebert, Fred S.; Peterson, Theodore, y Schramm, Wilbur: Four Theories of the Press,
Books for Libraries Press, Nueva York, 1956 (reimp. 1973).
Shaw, Steven J.: “Colonial Newspaper Advertising: A Step Toward Freedom of the
Press”, en The Business History Review, vol. 33, n. 3, otoño 1959.
The Royaumont News Line, n. 4, noviembre-diciembre 1999.
Villanueva, Ernesto: Autorregulación de la prensa. Una aproximación ético-jurídica a la
experiencia comparada, Universidad Iberoamericana, Grupo Editorial Miguel Ángel
Porrúa, México, 2002.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Responsabilidad social de los medios


desde el paradigma ético
Rodrigo Ramírez Tarango31

La responsabilidad social de los medios debe reflejarse no sólo en el


análisis de sus contenidos informativos, debe llegar hasta la publicidad
contratada para su difusión, ya que ambas deben tener parámetros
éticos que atiendan el impacto del producto final en la comunidad a la
que va dirigido el producto.
La ética es la comprensión y aplicación del bien honesto en cada
acto del ser humano, de ahí podemos desprender que es aplicable a
cada caso concreto, que es individual para su análisis. Ciertamente, pero
este actuar de un individuo (periodista) regularmente tiene impacto en
varias personas, y en el caso de los medios masivos, por su naturaleza,
repercute en muchas personas.
En ética, sobre el acto humano en sí, tenemos como base el ejemplo
que cada uno con su actuar pone en el escenario de lo público, a eso en
términos de responsabilidad podemos llamarle “social”.
El término no es nuevo tratándose de periodismo, hace ya casi 100
años en Estados Unidos comenzó a concebirse el periodismo como
profesión y ante ello “los medios de control de la calidad aumentaron
y los productos mejoraron”, valorándose también “las consecuencias
de su ejercicio y surgiendo con fuerza la responsabilidad social del
periodista” (López García, 2010).
____________________________________

31
Rodrigo Ramírez Tarango (Chihuahua, 1972). Es licenciado en Derecho y Periodismo, ambas
por la Universidad Autónoma de Chihuahua; máster en Comunicación Política y Márketing
Electoral por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, España. Reportero desde 1990;
ha laborado en los matutinos Novedades, Vanguardia, El Observador, El Heraldo de Chihuahua y
Norte de Ciudad Juárez y los portales tiempo.com.mx y péndulo.com.mx. Fue asesor en el Congreso
del Estado y Consejero del Instituto Chihuahuense para la Transparencia y Acceso a la In-
formación. Desde el 2001 ha impartido clases en la Universidad Autónoma de Chihuahua
para las carreras de Periodismo, Ciencias de la Comunicación, Relaciones Internacionales y
las maestrías en Comunicación y Administración Pública.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Como principio, los representantes de los medios de información


deben conducirse tomando en cuenta esta base, ya sea con sus fuentes de
información, con sus compañeros y ante quienes se identifiquen como
tales, pues en ello va la imagen de periodista, reportero, fotógrafo, editor,
jefe de información o director, tan sólo por citar algunos ejemplos.
Pero más allá de esto, quienes dan tratamiento a informaciones
deben analizar el impacto que estas tendrán en el gran público, visto este
como el titular del bien social que es la información (Simón, 2014), que
como primera característica tiene que está representado por un amplio
espectro, es decir, va desde personas muy jóvenes hasta los de más edad.
Es necesario analizar primero a quién se afecta con una publica-
ción, ya que en algunos casos habrá alusiones directas contra personas
identificadas o identificables, es decir, los directamente aludidos en el
tratamiento de una información.
En este apartado es común que, con la intención de darle fuerza a
alguna información, se caiga en falacias, como señalar que se detuvo o
se sorprendió en tal acto negativo al hijo o sobrino de algún personaje
de la vida social.
¿Qué culpa tiene el funcionario o personaje público por la conducta
de su familiar? La respuesta simple y llana es: ninguna. Pero el análisis
no es tan simple. Hay que cuestionar algunos otros aspectos como la
responsabilidad que tuviera el susodicho en los actos de la víctima,
o incluso si afecta de alguna manera la probidad que debe rodear al
político aludido negativamente.
Es decir, si se trata de un funcionario cuyo activo principal es la
honradez debido a que maneja recursos públicos de manera directa y
el familiar fue sorprendido haciendo negocios con la misma depen-
dencia, pues claro que de ahí surgen más cuestionamientos que deben
aludir al primero.
Si la persona presa o fallecida (por poner ejemplos) es familiar
de algún funcionario y a raíz del suceso policiaco se detecta que fue
empleado por su pariente, ya la relación familiar adquiere importancia
debido a la situación que devino.
Pero el solo hecho de ser pariente, sin otra circunstancia que deven-
ga en noticia por sí misma, conlleva una mancha para el funcionario o
personaje de la vida pública aludido en la vinculación con el problema
que generó su familiar. Ahí se afecta la fama pública de las personas, y la
intención de “inflar” la información no se justifica sólo para vender más.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Tampoco el gran público merece informaciones distorsionadas por


este tipo de “reflexiones”, debido a que, si bien tenemos una gama muy
amplia de criterios, en algunos casos algunas personas aplican el “piensa
mal y acertarás”, es decir, señalarán que si su pariente andaba mal, el
político o personaje de la vida pública será “igual o peor”.
Esto tiene un fundamento muy grande, tan grande como el medio:
su credibilidad. Lo que se publica en un medio tiene una especie de fe
pública en el aval que la ciudadanía otorga a manera de crédito, ya que
supone que sostiene “la historia relatada en la investigación e interpreta-
ción, en el compromiso y en la responsabilidad social” (Romero, 2006).
Es la correlación crediblidadad-responsablidad social que debe
estar siempre presente en la mente del periodista y a fin de cuentas de
todos los responsables de las informaciones que ahí se publican, pues
el binomio es delicado; “el periodista no pude desdeñar la trascendencia
de la información” (Morales Benítez, 2007).
Cuando no hay credibilidad la responsabilidad social es mínima,
ciertamente, pero por lo general la credibilidad de los medios conside-
rados serios es alta, y por ello la responsabilidad social de los que en
ellos intervienen debe ser directamente proporcional.
Cuando la responsabilidad social no es tal, mediante el crédito que
el público le da al medio, los aludidos injustamente en una información
serán afectados en proporción directa al crédito que los lectores den al
medio y a la capacidad de análisis de los mismos.
Se lee complicada la fórmula, pero lo peor de todo es que no existe
un rasero para los distintos tipos de casos; en ética cada situación se
debe analizar puntualmente, con sus accesorios, voluntades y con-
ciencias. Cada caso un juicio aparte, y este sólo se puede llevar en cada
conciencia de quienes intervienen en el manejo de la información y de
los aludidos directa o indirectamente con esta última.
La conciencia del gran público, en su derecho a recibir noticias, es
la menos responsable, pero sin duda igualmente afectada por un manejo
irresponsable de un bien que por definición le pertenece: la información.
Claro que resulta no sólo imposible sino también absurdo exigir
que ante una noticia se generen versiones periodísticas idénticas.
Cada persona tiene distinta visión de una situación susceptible de ser
difundida como información, ya sea porque haya presenciado o no
el suceso, y, en caso de hacerlo, desde qué lugar haya presenciado el
acontecimiento; a esto hay que agregarle la interpretación, es decir,

46
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

la asimilación del hecho por parte del reportero, la importancia que


da a cada cosa e incluso la cultura del mismo sujeto, que le permitirá
valorar más o menos aspectos de lo que vio, vivió o le fue declarados
y considera digno de que sea noticia.
Todo esto y más es lo que provocan distintas versiones periodísticas
sobre un mismo hecho, declaración o descubrimiento noticioso.
Y es correcto, siempre habrá una persona que considere más im-
portante la forma que el fondo, el tono de la voz que las palabras del
discurso, el momento en que se produce una noticia que la noticia mis-
ma, el color en lugar del daño o la nueva edificación, en fin, la variedad
impresionante de enfoques, sentimientos, condiciones y contextos en
los que se puede apreciar una misma cosa.
Otro tipo de aspectos que dan distinción a cada historia escrita o
hablada es el orden en que se presentan los acontecimientos al público,
y lo que se omite (discrimina) por no considerarse importante.
Todas estas circunstancias vienen a ser algo así como los tamices
que debe pasar la información (el material fuente) para llegar como
producto terminado (las historias que leemos en los periódicos, las re-
vistas y las páginas de internet, o que escuchamos en radio y televisión)
a un público consumidor que de esta manera indirecta puede satisfacer
su derecho a la información.
Para la ética periodística todas estas condiciones en sí mismas sólo
interesan desde dos puntos de vista, uno relativo a la preparación del
sujeto que aprecia la información y la transmite a su público, y otro
que atiende a la intención del informador.
Lo relativo a la preparación del periodista siempre debe estar
presente, no para exigir un grado máximo de conocimientos en el
trabajador del medio informativo a cada paso que da en busca de una
nota o reportaje, pero sí tiene que ver con que entienda y conozca lo
mínimo del tema que va a tratar, o en su defecto consulte a quien sí
sabe para tener un panorama más completo de la situación.
“Los medios de información deberían cumplir con la responsa-
bilidad social de no contratar sino a verdaderos periodistas y jamás
aceptar como tales a quienes apenas saben escribir. Las víctimas de
esta situación son los mismos medios (que pierden credibilidad) y los
lectores, oyentes y televidentes, que son a quienes está destinado el
trabajo de los periodistas” (Villar Borda, 2004).

47
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Resulta éticamente incorrecto que un reportero se ofrezca para


cubrir eventos o situaciones de hecho si no tiene las bases suficientes
para, por lo menos, entender de qué se trata o cómo funciona. Las
probabilidades de que ese reportero lleve la mejor información, el mejor
enfoque, la mejor historia a su medio, son muy bajas. Podrá llevar notas
o historias sensacionales que luzcan en las páginas, den tintes dramáticos
o de supuesto profundo conocimiento en la pantalla de televisión, pero
si la información es imprecisa, errónea, mentirosa, a nadie beneficiará
y, por el contrario, siempre, con toda seguridad, perjudicará a alguien.
El segundo aspecto: la intención. Es sumamente difícil de desci-
frar, ya que viene desde el fuero interno del individuo y tiene una y mil
formas de quedar oculta en las diversas interpretaciones que, por lo
general, se pueden dar a una misma frase.
Ejemplos de estas ambigüedades sobran, ya que una denuncia me-
diática de corrupción puede ser interpretada como un hecho loable en
los contextos de valor ciudadano, responsabilidad social y sentido de
cumplir el deber; pero si esta denuncia se hizo como venganza porque
el corrupto no quiso pagar el costo para no ser denunciado, es decir, no
se dejó extorsionar, entonces la denuncia pasa de ser un trabajo serio
a una acción con nulo mérito, totalmente reprochable desde el punto
de vista ético, ya que se usa un medio de información (se prostituye)
para saciar hambre de gente sin escrúpulos, hambre de poder, hambre
de dinero, hambre de ese egocentrismo que hace pensar a algunos que
son el centro del poder mismo.
Por ello es necesario que en la preparación de los periodistas se
dedique un considerable número de horas al análisis de la ética y deon-
tología periodísticas, y en general a todos los profesionistas, ya que sin
una base común en este tema, los falsos profesionales de esta noble
actividad seguirán lucrando sin importarles la labor social que están
llamados a cumplir.
Lo señalado es en relación al periodista en sí, pero este no es un
ente aislado, depende de uno o varios jefes, y un patrón que es el dueño
del centro laboral, así de sencillo.
Los periodistas que deben ir al lugar de los hechos reciben órdenes,
conocidas en la jerga mediática como “órdenes de información”. Estas
instrucciones son los temas que se deben investigar, ya sea porque
son seguimiento a una información que se maneja desde hace días o
semanas, la nota del momento, o porque son el buen dato que el jefe

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

de información, jefe de sección, jefe de noticieros o jefe de redacción


tiene para que sea desarrollado por los compañeros a quienes coordina.
Hay un sinnúmero de formas en las que se entregan las órdenes
de información en las redacciones. Están desde aquellos que confían
tanto en sus reporteros que no les dan instrucciones al iniciar la jor-
nada laboral, porque están seguros del seguimiento que cada uno da
a sus fuentes, y porque son los líderes de opinión en lo que a buena
información se refiere.
También están los que dan órdenes de información sencillas, como
la de acudir ante una “fuente” (origen de información) y pedir datos
en referencia a algo publicado el mismo día en que se da la orden, es
decir, “secuelean” el tema. Por lo general estas órdenes de información
terminan con un “...y tus fuentes”.
Están los jefes de información que detallan la orden con anteceden-
tes sucintos de cómo se ha desarrollado el asunto a tratar, induciendo
cierto enfoque de lo que “se necesita”.
Aquí es donde se comienza a sentir por parte del reportero la línea
del periódico, pues si la orden pone como antecedente algo negativo,
se orienta a que el tema deberá seguir tratándose en ese tenor. Incluso
es común en este tipo de órdenes que se anexe un “...consulte a otras
fuentes como ‘x’ para equilibrar la información, porque nos hemos
cargado mucho a lo negativo del caso...” Aquí ya se está induciendo
al reportero a investigar sólo ante ciertas fuentes, en ciertos lugares, y
por consiguiente la información que se produzca vendrá sesgada por
la línea del medio.
Si la línea del medio es con el afán de que se hagan bien las cosas,
los conductores de esto deben buscar los medios para no afectar más
que lo necesario y lograr el objetivo. Pero si la línea del medio es una
apariencia para atacar lo “atacable” y así tener armas para negociar
contratos de publicidad, favores o dádivas, entonces estamos en pre-
sencia de algo total y absolutamente reprochable (aún y cuando para
algunos esto es válido, “porque es necesario comer”, dicen, pero en
ese caso mejor es apelar a un periodismo honesto y no a formas que
sólo los gangsters utilizan).
Pero como no todas las historias periodísticas se generan por lo
que se pide en las órdenes de información, los reporteros y periodistas
deben mantener clara su conciencia para presentar lo que vivieron en
el campo que recorrieron.

49
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Tristemente la línea de algunos medios de información es con-


trolada por una sola persona, pero por fortuna en otras predomina el
criterio de una mesa plural de información en la que se selecciona con
buena intención el material que se usará en la edición.
En el primer caso, cuando la línea es controlada por una sola
persona, es difícil que este “jefe” no ceda ante la tentación autoritaria
(pero no imposible) y deje a un lado su conciencia para dar paso a su
ambición, ya sea esta en el terreno de lo político y/o de lo económico.
Este tipo de “jefes” por lo regular solicitan que en la redacción
de una nota se destaque más o menos tal o cual cosa, porque tienen
marcado interés. Los más cínicos piden varias notas sobre el mismo
tema, para utilizar la que sea conducente luego de la “negociación”.
Por ello la necesidad de que el periodista tenga claros los límites
que debe fijar en relación con sus editores (entendidos estos no como
quienes forman las páginas o permiten técnicamente la salida de una
señal de radio o televisión, sino como quienes son los responsables
gerenciales del medio informativo), ya que sólo así cumplirá con su
conciencia, sus principios y con la sociedad.
Por ello, los códigos de ética periodística más avanzados señalan
como deberes del periodista poner todos sus conocimientos en el
desempeño de su profesión.
“Proceder en todos sus actos con honor, velando por la dignidad de
las personas e instituciones y su prestigio personal y decoro profesional.
“Ejercer honestamente la profesión, que le impone normas que
debe cumplir en sus relaciones con la sociedad, con los colegas y con
los medios de información.
“El periodista debe conducirse hacia los lectores, la institución
que representa y las fuentes informativas con honradez, honestidad,
respeto y formalidad, responsabilidad, probidad, dignidad y buena fe.
“Además observará diligencia por su trabajo, lealtad a la empresa
o empresas en que labora, discrecionalidad con sus fuentes y honora-
bilidad como el valor extra de su trabajo.
“El periodista solamente se responsabilizará de los asuntos cuando
tenga capacidad para atenderlos e indicará los alcances de su trabajo
y limitaciones inherentes, esto para evitar la realización de un trabajo
pernicioso por una mala interpretación.
“Aceptará únicamente los cargos para los cuales cuente con los
nombramientos necesarios y suficientes, realizando en ellos todas sus
actividades con responsabilidad, efectividad y calidad.
50
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

“El periodista debe mantener estrictamente la confidencialidad


de la fuente de información que le sea confiada para el ejercicio de su
profesión y en aras de un fin de verdadero interés público.
“El periodista debe responder individualmente por sus actos,
firmando sus trabajos para evitar que se le sancione con motivo del
ejercicio profesional por supuestos daños o perjuicios a gobiernos,
gobernantes, entidades de poder público o al patrimonio cultural o
intelectual protegido por la ley.
“El periodista debe respetar en todo momento los derechos huma-
nos de sus fuentes, de las personas involucradas en hechos noticiosos,
colegas y sociedad en general.
“El periodista deberá conocer las disposiciones legales inherentes
al ejercicio de su profesión, con el fin de que pueda ejercer su actividad
con pleno respeto y observancia a los ordenamientos vigentes.
“El periodista debe ofrecer sus servicios profesionales de acuerdo
con su capacidad científica y técnica. Esta circunstancia debe obser-
varse en la publicidad que haga el profesionista de sus servicios por
cualquier medio.
“El periodista debe respeto a las personas y al trabajo de sus colegas
de profesión, consecuentemente evitará lesionar el buen nombre y el
prestigio de sus compañeros de trabajo, ya sea en la misma empresa o
distinta, ante autoridades, fuentes, público y otros periodistas.
“El periodista debe dar crédito a sus colegas, asesores y trabaja-
dores por la intervención de éstos en los trabajos o investigaciones a
publicarse elaborados en conjunto.
“El periodista, al emitir una opinión o juicio profesional en cual-
quier situación particular y ante cualquier autoridad o persona en lo
individual, debe ser imparcial, ajustarse a la realidad y comprobar los
hechos con evidencias.
“El periodista deberá evaluar todo su trabajo profesional realizado,
desde una perspectiva objetiva y crítica.
“Pues son actos contrarios a la ética profesional: aceptar cualquier
clase de recompensa que comprometa informaciones u opiniones;
incurrir en delito doloso que conlleve condena judicial; difundir in-
tencionalmente noticias falsas; utilizar intencional y voluntariamente
documentos falsos; deformar la verdad y adulterarla con la supresión de
hechos esenciales a su conocimiento; proporcionar información falsa,
sin la seguridad previa de su veracidad o autenticidad, sea malintencio-
nadamente o por negligencia, y desnaturalizar la profesión periodística
51
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

con representaciones y/o textos que atenten contra la moral pública,


la dignidad de las personas e instituciones, los intereses nacionales y
los símbolos de la Patria” (Foro de Periodistas de Chihuahua, 2004).
Pero una dimensión ética del periodismo no está completa si faltare
el análisis de la profesión a través del crisol de la era de la información,
paradigma que la convierte en una de las actividades más necesarias
para las sociedades de hoy.
Esta afirmación pareciera verdad de perogrullo, pero es necesaria
para entenderse como base de la pregunta desde la ética: ¿Para qué sirve
el periodismo? Pues bien, para algunos pudiera ser un cuestionamiento
retórico. Nada más alejado de eso.
El periodismo en las sociedades modernas es el vehículo más fre-
cuente por el que vemos satisfecho parcialmente nuestro derecho a la
información; además de que el periodismo, al estar “en medio”, lleva
los mensajes de los ciudadanos a sus representantes en los órganos del
servicio público.
El análisis debe partir de mirar al pasado: recordemos que los pri-
meros periódicos fueron utilizados como herramienta en momentos
de independencia, de liberación, de luchas anticoloniales.
En estos casos la labor periodística funcionó como expresión de
necesidades específicas en momentos históricos, fueran estas reales de
los pueblos o traídas de fuera, tal y como nos sucedió con la indepen-
dencia de América Latina.
Sin embargo, el periodismo también es el gran vínculo entre los
pueblos. El periodismo es hoy por hoy lo que será la historia contada
día por día en el futuro. Aún con mala información podemos recons-
truir episodios históricos con mayor veracidad que en el pasado. De
alguna manera recoge la vida cotidiana de los pueblos, las luchas, las
resistencias, los comportamientos sociales.
El periodismo, aún en estas condiciones denuncia, da luces. Con
el paso del tiempo vemos que los periodistas que han trascendido
son precisamente los que se arriesgaron por la verdad, porque esta se
impone tarde o temprano.
Desde ese punto de vista el periodismo funciona como una actitud
de militancia, de buscar la verdad histórica para difundirla y hacerla
libre de las cuevas donde el poder la oculta, para llevarlos a sus públicos
llenando “la necesidad social de información a través de un trabajo,
de una búsqueda y procesamiento en diversas fuentes, y sobre sucesos

52
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

y hechos que revistan interés social y significación pública” (Delgado


Flores, 2008).
La necesidad es rescatar la verdad en estos tiempos de todo tipo
de resistencia, incluso cultural, que a veces ni se considera como el
hecho de arrostrar a un poder de oscuras tendencias para retornar al
colonialismo de otros tiempos. Unir todo esto y hacer un trabajo con-
secuente es necesario. Lo cierto es que el lugar del periodista, por más
que esté solo, es estar junto al pueblo y los perseguidos para contar su
historia, porque recordemos que, en los textos oficiales, esta la escriben
los vencedores.
En la actualidad, de acuerdo al pensar de otros especialistas, el
periodismo tiene que ser de derecho público y no exclusivo de las
empresas, ya que su ejercicio representa un principio esencial de la de-
mocracia, pues recordemos que la base filosófica de nuestra forma de
gobierno, nos guste o no, tiene como fundamento primero la libertad
de expresión, que a su vez permite el equilibro entre poderes.
En una reflexión idealista, a algunos periodistas les gustaría ver
matutinos hechos por cooperativas de periodistas, con redactores con-
sagrados y jóvenes. Pero concluyen que regularmente parece imposible
un verdadero periodismo, esto por los intereses económicos de los
holdings periodísticos (Bayer, 2014).
En la reflexión personalizada de quienes ejercen esta noble acti-
vidad, a medida que pasa el tiempo el periodista va encontrando dis-
tintas explicaciones; en un momento es la búsqueda de la verdad, ya
que esta es la razón de ser de muchas investigaciones; después hay un
encadenamiento con la vida del periodista, es decir, hay una cantidad
de situaciones que se van asociando, como los rasgos de personalidad,
pues hay quien se conforma con llevar la noticia y hay a quien le inte-
resa llegar al fondo de las cosas, estos últimos deben reflexionar sobre
el dicho que señala: “quien busca obstinadamente la verdad corre el
riesgo de encontrarla” (Guzmán, 2013).
El periodismo puede mostrar maniobras turbias y corruptas que
pueden servir para poner en claro el balance histórico que después
haga la gente sobre los gobernantes, para poner en alerta a la sociedad
en determinado momento.
En síntesis, el periodismo de investigación, debido a su virtud
reveladora, tiene un poder de choque sobre la sociedad, superior al
periodismo ideológico, y produce un interés más permanente, pues

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

saber quiénes ejercen realmente el poder, cómo lo tienen y qué hacen


con él, es algo que seduce a todo el mundo (Rottman, 2007).
“El periodismo sirve para informar, denunciar, poner en evidencia
a quienes tergiversan la realidad, la ocultan” (Ortega Pérez, 2012).
“Puede ayudar muchísimo a quienes están bregando desde abajo
para construir otra sociedad más humana, ese periodismo lucha por
hacerlos visibles, por destacar sus avances, por ayudar a desenmascarar
a sus enemigos, para tensar la memoria de modo que se convierta en
permanente ejemplo.
“En tiempos de guerra contra quienes nos han invadido cultural-
mente (y ahora se sigue dando esa penetración, aunque muchos quieran
disimularlo), un periodista debe saber dónde está su campo. Si no opta,
si apela a la falsa neutralidad, al ‘periodismo objetivo’, tarde o temprano
tendrá en frente a los que desean tomar el cielo por asalto.
“Periodistas de raza que, de tanto andar por las redacciones, han
logrado construir un camino y han demostrado con hechos que cuando
alguien elige esta profesión no se vende al mejor postor, ni se convierte
en un eslabón más de la cadena de manipulación y desinformación de
los grandes monopolios y de otros intereses espurios. Han dejado un
mensaje claro: un periodismo distinto, comprometido con la verdad,
es posible y necesario” (Braceli, 2014).
En otro orden de ideas, el periodismo sirve también para escribir,
es mucha la gente que ha llegado de algún modo a escribir a través del
periodismo, pues esta noble actividad obliga a un ejercicio permanente
de la escritura, lo cual tiene sus riesgos.
Hay gente que se acostumbra a escribir lo que le piden, se adoptan
formas muy convencionales que se repiten, pues con la práctica se do-
mina el oficio, pero eso es una parte técnica, ya que en el fondo debe
apreciarse la responsabilidad que conlleva la transmisión de mensajes.
Otros más románticos idean figuras para describir su pasión por
el periodismo, afirman que sirve para contar el mundo; algunas veces
para alumbrarlo, otras para encandilarlo, es decir, oscurecerlo.
Aseguran que sirve para la memoria o sirve para la desmemoria,
que sirve para entretener en el noble sentido de la palabra y sirve para
distraer; que sirve para inducir a mirar el dedo que señala un quiste o
una estrella, o sirve para hacer mirar la punta del dedo y no lo que el
dedo señala. Sirve para alfabetizar o para analfabetizar a los alfabeti-
zados (Braceli, 2014).

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Ya en explicaciones más pragmáticas, el objetivo del periodismo es


informar, pero como hay distintos tipos de periodismo, esa información
sirve para distintas cosas, no se puede meter todo en un mismo saco.
Este periodismo es aquel que le entrega información a las personas
para ejercer mejor sus derechos como ciudadanos. Eso incluye desde
la cobertura crítica de la forma en que las autoridades gobiernan y
legislan, hasta la entrega de información básica para que las personas
puedan tomar decisiones día a día.
Implica mostrar aquello que por distintas razones permanece ocul-
to a la mirada de los ciudadanos y explicar las medidas que afectan su
vida cotidiana. El periodismo, el buen periodismo, debería ser capaz de
entregar información para que esos ciudadanos puedan tomar mejores
decisiones. Debiera también transformarse en un actor que obligue a
quienes gobiernan a rendir cuenta de sus acciones y, en general a los
poderosos, a hacerse responsables de lo que hacen.
Como se pudo apreciar, son diferentes visiones sobre lo que es el
periodismo, actividad tan compleja que permite, a la luz de diversos
criterios, explicar de varias formas para qué sirve el periodismo.
Por ello, y a manera de conclusión, se puede argumentar que
un decálogo para el periodismo debe estar sustentado en el análisis
ético-deontológico del quehacer de quienes se dedican a las labores
informativas como su actividad remunerada, principal o no, pues es a
partir de esto que se comprenden a cabalidad los arquetipos propuestos.
Las propuestas ético-deontológicas representan el marco más
viable para orientar el ejercicio del periodismo en las democracias de
corte liberal, debido a que la forma en que el conjunto de sociedades se
gobierna tiene como sustento el paradigma de la libertad de expresión.
Son el camino más viable frente a la legislación ordinaria especia-
lizada, pues siempre resultará mejor la ponderación de los profesio-
nales de la información frente a sí mismos que frente a tribunales de
cualquier índole.
Libertad de expresión y un marco legal chocan no por ser antítesis
en sí mismos. El punto de quiebre queda representado por el ejercicio
del poder, que en cualquier momento podría utilizar mal una ley para
coartar las libertades de expresión y prensa.
Un decálogo, por la forma en que se presenta, tiende a proponer el
deber ser como un ideario, una guía aspiracional para unos, para otros
una serie de alegorías, pero todas sustentadas en lo que la práctica le
ha enseñado a generaciones de comunicadores.
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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

En lo particular considero que un decálogo debería ser el primer


contacto que el aspirante a ejercer esta profesión debe tener con la
trascendencia de su labor. Quizá por ello, en su tiempo, las primeras
generaciones de la licenciatura en Periodismo de la Universidad Autó-
noma de Chihuahua pronunciaron la decena propuesta en este apar-
tado, claro, se trató de personas que validaron sus conocimientos en
una carrera profesionalizante, pero eso hizo más rico aún el ejercicio.
En Latinoamérica la práctica del periodismo es considerada desde
el discurso de los políticos como una profesión, pero en la legislación
y en lo laboral se mantiene, en lo general, como un oficio. Esto no es
comprendido desde fuera (Estados Unidos o Europa), donde oficio y
profesión son sinónimos.
Es profesión para ensalzar la labor de los periodistas en lo político;
es oficio para no reconocerles económicamente o impulsar la superación
en los distintos órdenes.
Estas condiciones exigen que sea el mismo periodismo, a través de
instrumentos de autoregulación, el ámbito desde el que se impulse la me-
jora constante. Y para ello las empresas juegan un papel determinante.

Bibliografía
Bayer, O.: “¿Para qué sirve el periodismo?”, Revista 2016, 2014.
Braceli, R.: “¿Para qué sirve el periodismo?”, Revista 2016, 2014
Delgado Flores, C.: Tendencias de la prensa y el periodismo del siglo XXI en Venezuela,
UCAB-El Nacional, Caracas, 2008.
Foro de Periodistas de Chihuahua, A. C.: “Código de ética del Foro de Periodistas
de Chihuahua”, Chihuahua, México, 2004.
Guzmán, G.: “Periodismo”, Tecnología y Redes Sociales, 2013
López García, X.: La metamorfosis de periodismo; historia de lo que permanece y lo que cambia
en el ciberespacio del tercer milenio, Comunicación Social, ediciones y publicaciones,
Zamora, España, 2010
Morales Benítez, O.: Periodismo: ética y paz, Universidad del Valle, Cali, Colombia, 2007.
Ortega Pérez, G.: “Periodismo, pobreza y derechos humanos”, Premio Periodismo
Región Andina, 2012.
Romero, L.: La realidad construida en el periodismo: reflexiones teóricas, Miguel Ángel Porrúa,
México, 2006.
Rottman, D.: 10 años de periodismo.com 1997-2007 (ebook), Data Press Ediciones, Buenos
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Simón, F. V.: Comunicación social y accesibilidad, Dykinson, Madrid, 2014.
Villar Borda, C.: La pasión del periodismo: testimonio, Fundación Universidad de Bogotá
Jorge Tadeo Lozano, Bogotá, Colombia, 2004.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

segunda parte

Deontología periodística

57
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Seminario
“Deontología informativa” 32

Javier Darío Restrepo33

Javier Darío Restrepo (JDR).— Muy buenos días a todos. Créanme


que estoy muy contento de estar aquí. Primero conocer a Chihuahua,
no la conocía, a pesar de que una hija mía tuvo un sueño alguna vez
de Chihuahua, ella me preguntaba ¿dónde queda eso?, completo des-
conocimiento. Yo tampoco conocía, y desde luego ayer, en cuanto iba
llegando el avión comencé a ver, primero esos sembrados en círculo,
lo que me hizo pensar en esas líneas que hay en el Perú, que han dado
lugar a tantas fantasías; aquí habría que pensar en un balón de futbol
____________________________________

32
Transcripción íntegra del seminario impartido por Javier Darío Restrepo ante periodistas de
la ciudad de Chihuahua, Chih., el día 6 de junio del 2012, auspiciado por el Tribunal Estatal
Electoral de Chihuahua, la Universidad Autónoma de Chihuahua y el programa de radio
Palabra Propia de Antena 102.5 FM del Grupo Radio Divertida Chihuahua.
33
Javier Darío Restrepo (Jericó, Antioquia, Colombia, 1932). Durante 56 años ha sido periodista
en Colombia. Experto en ética periodística, ha sido catedrático de las universidades Javeriana
y De los Andes, y conferencista en temas de comunicación social. Fue miembro fundador de
la Comisión de Ética del Círculo de Periodistas de Bogotá y del Instituto de Estudios sobre
Comunicación y Cultura –IECO–.
Ha participado como columnista de los periódicos El Colombiano de Medellín y El
Espectador de Bogotá. Recibió el Premio Nacional del Círculo de Periodistas de Bogotá en la
categoría de Prensa en 1993, así como el Premio Nacional de Periodismo “Simón Bolívar” en
las modalidades de Crónica e Investigación en Televisión, en 1985 y 1986. Recibió también
los premios “San Gabriel” del Episcopado Colombiano en 1994 y “Germán Arciniegas” de
la Editorial Planeta en 1995. En el marco del I Congreso Latinoamericano de Periodismo,
realizado en Panamá en 1997, recibió el Premio Latinoamericano a la Ética Periodística,
otorgado por el Centro Latinoamericano de Periodismo –CELAP–, auspiciado por la Uni-
versidad Internacional de la Florida.
Es autor de los libros Puebla para el pueblo (1980), Avalancha sobre Armero (1986), Del misil
al arado (1989), Periodismo diario de televisión (1990), Ética para periodistas (1991, en colaboración
con María Teresa Herrán), Más allá del deber (1992), La revolución de las sotanas (1995), Testigo
de seis guerras (1996) y Desde las orillas (1996, en colaboración con Germán Rey), entre otros.
Actualmente es director de la revista Vida Nueva Colombia; es maestro de la Fundación
Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano y dicta conferencias y
talleres de ética periodística en todo el continente americano; dirige el “Consultorio ético”
en la página web de la Fundación.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

gigantesco y cultivado con toda suerte de alimentos. Y luego encon-


trarme la historia de esta ciudad que me venían contando en el camino
de entrada. Es decir, cada vez me he sentido más satisfecho, pero ahora
al verlos a ustedes aquí y al sentir el interés que tienen por esta clase
de temas siento que estoy en el lugar adecuado. Agradezco mucho la
invitación, el pretexto que tuvimos con José Luis [Jáquez] para venir
con su libro, pero al mismo tiempo aprovechar para compartir unas
ideas. Ya les dijeron que son 54 años de periodismo, es el único título
que tengo para la desvergüenza de pretender enseñar cosas, no, sim-
plemente compartir toda esa experiencia de 54 años; no están ustedes
aquí ante un académico o un autor famoso, no, están ante un periodista
viejo, que el diablo sabe más por viejo que por diablo, y a lo largo de
todos estos años me he equivocado innumerables veces, y eso es lo
que comparto: lo he aprendido en las equivocaciones, porque tengo
una convicción que se me ha acentuado a lo largo de los años y es que
en periodismo, y pienso que en todas las demás disciplinas, pero en
periodismo particularmente, uno aprende más de los errores que de los
éxitos. El error es el que enseña y que te obliga a corregir y a avanzar
un poco en el conocimiento.
Ya sin más preámbulos vamos a nuestro asunto: diez pasos para
llegar a ser un buen periodista. Les quiero contar cómo llegué a con-
figurar este taller. Yo dirijo el “Consultorio ético” de la Fundación
Nuevo Periodismo, que es una parte de la página web de la Fundación,
y allí me llegan consultas de periodistas de todo el continente. Sema-
nalmente respondo tres, y al mismo tiempo me obligo a buscar textos
que complementen la respuesta que yo doy a las preguntas; total que a
veces resulta mucho más interesante ver esos complementos, porque es
entrar en contacto con autores que tienen que ver con el mismo tema.
Una vez me llegó una pregunta, creo que de un profesor ecuato-
riano, me decía: “Mis alumnos me piden que les dé unas claves para
que al salir tengan éxito como profesionales, ¿cuáles son esas claves?”
Ni más ni menos era lo que quería el profesor: las claves para tener
éxito. Desde luego que de entrada experimenté cierto rechazo para
ese tipo de pregunta, porque la imagen que se me vino a la mente fue
esa imagen muy frecuente de los jóvenes profesionales que están dis-
puestos a abrirse paso en la profesión utilizando las armas que sean:
los codos, las piernas, las uñas, lo que sea con tal de abrirse paso, y me
pareció horrible ese panorama de periodistas buscando abrirse paso con

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

zancadillas, empujones y toda suerte de trampas. Iba a dejar a un lado


la pregunta, como una pregunta que no tenía razón de ser, cuando de
pronto algo de mí mismo me dice: “Saca provecho de esa pregunta”,
y el provecho era preguntarme qué caracteriza a un buen periodista. Y
ese es el tema del que vamos a hablar.
Vamos a hablar, a pesar de que el número [de asistentes] es grande,
utilizando la metodología de taller; la metodología de taller fundamen-
talmente es de mucha interacción, mucha participación de ustedes. Para
eso hay unas reglas de juego. Primera regla de juego: cuando usted
intervenga, “cortico”, porque el tema es un tema extenso y tenemos
que reservar el tiempo para uso de todos; entonces, está muy bien que
intervenga y es deseable que todos intervengan, pero cortico, no me
vayan a echar discursos largos; el único que tiene derecho a echar dis-
cursos largos soy yo, o sea el más viejo. No es otra la razón.
Segundo: si alguien intervino antes que usted y dijo lo que usted iba
a decir, no repita, sino que tenga la elegancia de decir: “el compañero
o la compañera que intervino antes lo hizo de tan impecable manera
que yo me callo”; es un aplauso que se le da a la otra persona y nos
ahorra tiempo.
Tercero: no tenga miedo de intervenir si sus ideas son distintas de
las de los otros e incluso distintas de las de este viejo conferencista,
no, es la parte más interesante del taller: una confrontación que se
pueda hacer de ideas, porque eso nos hace ver hasta qué punto lo que
estamos pensando tiene unas aristas que habría que limar, y eso nos
enriquece a todos.
Y una cuarta cosa, producto de la tecnología moderna, como dicen
en los aviones cuando va a despegar el avión: “Apaguen sus celulares”,
porque ustedes están secuestrados en este avión, y un celular hace que
el capitán de esta nave pierda concentración y se pone en peligro toda
la nave.
Les propongo inicialmente un ejercicio: yo con mi mala letra voy
a llenar esto [una pizarra] con lo que ustedes me digan sobre lo que
están pensando en este momento, que son las características que uste-
des señalarían para ser un buen periodista, es decir, las unimos todas,
las agitamos, como en una coctelera, y esas características luego las
servimos y es el elixir del magnífico periodista que todos aspiramos a
ser o a ver en los medios de comunicación.
¿Cuáles son, a juicio de ustedes, las características que distinguen a
un buen periodista? Escucho propuestas. Levantar la mano... entonces
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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

tenemos uno, dos, tres, cuatro, conserven el número, cinco, ¿ya te di


número?, seis, siete, ocho, ok. Número uno.
Participante H.— Independencia, independiente.
JDR.— “Independencia”. Ah, tengan en cuenta lo siguiente: este
paciente es sordito, los años de periodismo, particularmente en radio,
me fueron quitando el oído y en este momento tengo aparatico a lado
y lado; el aparatico hace lo que puede pero hagan ustedes lo demás.
Entonces, primero: independiente. [Escribe en la pizarra] ¿Puedes
darme una razón para haber hablado de independencia?
Participante H.— Pues que no esté sujeto a líneas, que no dependa
de un medio oficialista, que no defienda intereses de grupos de poder,
es el tipo independiente...
JDR.— Dijiste la palabra correcta: no atiende a otro interés distinto
del interés del receptor, sí. Número dos.
Participante H.— Que sea honesto.
JDR.— Honesto. [Escribe en la pizarra] Esta es una palabra que
tendríamos que definir, ¿tú qué entiendes por “honestidad”?
Participante H.— Que en su redacción, que en su escritura plasme
la verdad, no lo que supone o lo que le digan que deba de imprimir
en el periódico.
JDR.— Ya. Honestidad, en ética, viene a ser la coherencia entre
lo que yo digo y lo que hago; entonces la honestidad supone unidad;
es terrible encontrarse uno a esas personas divididas, ¿no?, que una
cosa dicen y otra cosa hacen, y en ese sentido el periodista sí debe ser
honesto. Número tres.
Participante M.— Curioso.
JDR.— ¿Dónde está el tres? Ah. A ver si... yo desde... ¿curioso? No
furioso sino curioso, ok. [Escribe en la pizarra] ¿Quieres explicarme por
qué esto lo incluyes dentro de la fórmula para ser un buen periodista?
Participante M.— Porque dentro de los medios nos dan una orden
a seguir, pero nuestra curiosidad es la que nos hace indagar más allá,
dar el plus.
JDR.— Sí. Y hay una cosa cierta: al periodista a quien se le acaban
las preguntas, se acaba como periodista, y para uno tener preguntas
necesita tener dudas, por tanto el periodista es alguien que siempre está
dudando, dudando de todo, tanto que un lema para periodista puede
ser: “Dudo, luego existo”, porque en realidad la duda es el punto de
partida de la actividad del periodista; está muy bien lo de curiosidad.
Estamos haciendo esta lista porque luego vamos a comparar con lo que
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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

está en el Power Point [se contó con una presentación electrónica en el


seminario], y en cada caso vamos a estar buscando si hay coincidencia
o no, o si hay unos elementos que no están incluidos allí; entonces los
autores de las distintas propuestas van a estar muy atentos a que luego
en la explicación “¡Eh, eso es lo que yo dije!”, dígalo, para que inme-
diatamente chuleamos allí, y nos demos cuenta de que lo que yo voy
a decir ya lo tenían pensado ustedes. Entonces, “curioso”. Llevamos
“independiente” dice aquí en esta letra medio... “independiente”; dos:
“honesto”; tres: “curioso”. Número cuatro, ¿a quién le di el cuatro, a ti?
Participante H.— Culto. Una persona preparada.
JDR.— Culto. ¿Por qué pides que el periodista sea culto?
Participante H.— Porque su principal responsabilidad es informar,
y eso implica que debe de estar preparado, debe de leer, estar informado
de lo que sucede.
JDR.— Ilustro lo que acabas de decir con una frase de Ryszard
Kapuscinski, ustedes saben que este fue el periodista más famoso,
más importante del siglo XX, y decía Kapuscinski: “Para escribir una
página es necesario haber leído cien”, y un buen trabajo periodístico
supone que uno ha consultado a muchas fuentes, ha conversado con
muchas personas, algo equivalente a que para escribir una paginita us-
ted se haya leído cien, y eso tiene que ver con lo tuyo. Número cinco,
¿a quién se lo di? ¿Quién es el cinco? ¡Ah! Tú eres la número... no hay
quinta mala. Dime.
Participante M.— Constancia; si va a investigar algo tiene que ser
constante, la constancia lo va a llevar a uno a resultados.
JDR.— Como la gota de agua, lo dicen los latinos, gutta cavat lapi-
dem, la gota que cae, llega a agrietar la piedra, y el periodista tiene que
agrietar todas las cosas que se ponen para cubrir cosas. Está muy bien
lo de la constancia. ¿A quién le dimos el seis? Dime.
Participante H.— Si me permite, yo tengo dos.
JDR.— ¡Ah, dos! Como los huevos de dos yemas.
Participante H.— Bueno, es mucho pedir... La primera es “Visión
y responsabilidad social periodística”, una, y la otra es: “Conocer la
profesión”.
JDR.— ¿Hablas de misión?
Participante H.— Visión.
JDR.— Oh, “visión”... “y reponsabilidad social”. Y la siete...
Participante H.— Conocimiento de la profesión y del tema.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

JDR.— [Escribe en la pizarra] ¿A quién le di el número siete? Para


que des la característica ocho.
Participante H.— Yo pienso que para ser un buen periodista, como
cualquier otro profesionista de cualquier otra rama, se necesita ser un
buen hombre, hay que ser buen hombre para ser buen periodista.
JDR.— Explícanos eso.
Participante H.— Sí, yo considero que un buen hombre es aquel
que tiene principios y que es congruente con sus principios; ya lo ha-
bían dicho de la congruencia antes que yo, pero eso es; es un hombre
congruente, un hombre que sabe lo que busca, lo que quiere consigo
mismo.
JDR.— Ya. Número... ¿a quién le di el ocho? ¿A ti?
Participante M.— A mí me dio el ocho. Analítico.
JDR.— Analista. ¿Nos quieres explicar eso mientras yo lo escribo?
Participante M.— El término “analítico” nos puede servir para
discernir la información y los datos que se reciben; hay que hacer
malabares para hacer una capacidad de síntesis en la integración de
la información, incluso de veracidad de la información a través del
análisis de la misma.
JDR.— Estás hablando de uno de los temas que más se están
desarrollando hoy; no basta con que el periodista cuente el cuentico,
sino que lo vaya situando dentro de un contexto, unos antecedentes,
unas proyecciones, a eso se llama “ser analista”, y más aún, es lo que
puede salvar al periodismo hoy; si el periodismo no es de análisis, ese
periodismo está destinado a desaparecer, sólo sobrevivirá el periodis-
mo que sea inteligente, el que sea de análisis. Has dicho una cosa bien
importante, y pones esa carita de “yo no fui”, ¿eh? Muy bien, ¿tú eras
la número...? ¿Hay número nueve? Bueno.
Participante H.— Objetivo.
JDR.— Objetivo.
Participante H.— Es decir, uno evita echarle “crema a sus taquitos”,
no agregarle notas que no van en la realidad.
JDR.— ¡Uy, pero qué comparación linda has hecho!, “no hay que
echarle crema a los taquitos”. Eso está bueno para la hora de la comida,
¿no? Ok, sí señor, objetivo. [Escribe en la pizarra]. Tenemos pues aquí
diez, vamos a ver en qué coinciden con lo que vamos a hacer enseguida.
Lo que vamos a hacer enseguida desde luego no es un invento
mío. Yo me propuse averiguar, con periodistas viejos, con la asocia-

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

ción, con gente autorizada, qué es lo que ellos pensaban que debe ser
un buen periodista, es decir, hacer un ejercicio como el que he hecho
con ustedes, pero hecho con gente muy conocida. Ya este ejercicio lo
hicimos, “De acuerdo con su experiencia, ¿cuáles son los pasos para
alguien que quiera ser un buen periodista?”, ok, estas son las fuentes
que utilicé, esto lo digo para que ustedes entiendan que, si tienen
alguna coincidencia, la coincidencia no es conmigo sino con estas
fuentes que utilicé. Primera fuente: Ryszard Kapuscinski. Segunda: el
decálogo que escribió el premio Nobel Camilo José Cela, que esto fue
después de que le dieron a él el premio Nobel, entonces publicó una
cosa, un decálogo de lo que es ser buen periodista. Tercero: “Credo
del buen periodista”, de José Martí; aquí estaría feliz Fidel Castro de
ver que yo estoy utilizando y citando a José Martí con su retórica, es
bastante retórico José Martí, mucha figura y demás, pero pensamiento
profundo. Luego el “Decálogo del periodista” propuesto por el repor-
tero mexicano Félix Palavicini en un congreso que hubo en la primera
mitad del siglo XX; las normas del Sindicato Nacional de Periodistas
de Francia; el “Decálogo del buen periódico” de Carlos Reymundo
Roberts, este señor es contemporáneo, es uno de los altos ejecutivos
del periódico La Nación de Buenos Aires, y en un evento que hubo, que
se llamó “Repensando el periodismo”, hizo una ponencia excelente,
de la que extraje el pensamiento de él, cuál es su criterio sobre el buen
periodista; diez principios profesionales publicados por [Elisabeth]
Noelle-Neumann y [Winfried] Schulz, estos son unos investigadores
alemanes que se propusieron estudiar la calidad periodística y llegan a
conclusiones sobre lo que es la calidad periodística. Después están los
“Principios” de Walter Williams en la Universidad de Missouri; esto me
parece bien importante destacárselos: esos principios, cuando uno entra
en la Universidad, los encuentra grabados en piedra en el hall principal
de la Universidad, porque son principios que, formulados en el siglo
XXIX, mantienen su vigencia; fue una especie como de introductor o
precursor de todos los códigos éticos y de toda la gente que se formuló
la misma pregunta que queremos nosotros respondernos aquí: ¿En
qué consiste el buen periodista? Es muy valioso lo de Williams. Arthur
Brisbane y Adolph Ochs son de los primeros columnistas que hubo
del Times, luego Edmund Lambeth es actualmente profesor de ética en
universidades de Estados Unidos y tiene un precioso libro en el que
resume lo que son sus clases sobre ética periodística, y finalmente está

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Jack Fuller. Jack Fuller trabaja con la SIP [Sociedad Interamericana de


Prensa] y tiene una gran originalidad: en años de estarse reuniendo la
SIP, nunca se hablaba de ética periodística. Fuller introdujo ese tema
en la agenda de la SIP, y hace algo así como cuatro o cinco años nos
reunió a los treinta, cuarenta loquitos que reflexionamos sobre este
tema constantemente para una deliberación en San José de Costa Rica
sobre asuntos éticos. Él tiene un libro que se llama Valores periodísticos,
es un libro en que se resume esto que estamos tratando hoy, de allí se
extraen algunos de los elementos.
Entonces vamos al primero: “El buen periodista ha de ser ante
todo una buena persona”, ¿eso quién lo dijo?, ¿lo dijo usted? Yo creo
que eso merece un aplauso, [aplauso general] porque muy poco se tiene
en cuenta ese aspecto, y es el fundamento para ser un buen periodis-
ta. El buen periodista es alguien que siempre está en plan de servir a
la sociedad; si no está en plan de servir a la sociedad, no sirve, o no
produce un periodismo respetable, y una persona que está en plan de
servir a la sociedad necesariamente tiene que ser una buena persona.
Cuando murió Ryszard Kapuscinski, a mí me llamó la atención,
yo lo venía siguiendo y luego cuando lo conocí en Bogotá y demás,
aumentaron mi admiración y fidelidad a Kapuscinski; total que cuando
murió yo estuve muy cuidadoso de todo lo que se publicaba sobre él, y
en todo lo que se publicaba me sorprendió la coincidencia de muchos
medios en señalar como la frase más característica de Kapuscinski esa:
“Un periodista es ético sólo si antes es una buena persona”. Es como la
base, usted no puede construir ética periodística si antes no ha construi-
do una buena persona; es como si pretendiera construir un edificio en
el aire, no, la buena persona le da su cimentación, su arraigo, su fuerza,
su permanencia. La cuestión es: ¿qué entendemos nosotros por buena
persona? A ver, contribuyan tres de ustedes con lo que tengan en su
cabeza sobre qué es una buena persona. Dime.
Participante M.— Es complejo, porque el término de “una buena
persona” se aplica a el concepto moral imperante en un contexto social,
quien se desenvuelve en esas líneas morales puede definirse como “una
buena persona”.
JDR.— Entonces “concepto complejo” [escribe en la pizarra].
Bueno. ¿Alguien nos puede complementar esto o aclararlo? Dime.
Participante H.— Yo considero, ¿eh?, a reserva de equivocarme,
que una buena persona debiera ser alguien que está comprometido

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

socialmente, que piensa en el bien común, es un gran referente el bien


común, y la congruencia.
JDR.— Entonces, comprometido socialmente, piensa en el bien
común y es alguien coherente; ya seguimos avanzando, y finalmente tú.
Participante H.— Una buena persona es aquella que es responsable.
Ser responsable es ser buena persona, y ser buena persona es actuar
con la cultura de la legalidad, el respeto y cumplimiento a las leyes en
todo el contexto de la persona; una buena persona es la que tiene el
principio de solidaridad, sin perversidad, sin interés, y de ahí se deriva
el bien común; una buena persona es la que colabora, coopera en todo
su contexto, ayuda a los demás, principalmente a lo que genera valor;
actuar con responsabilidad es hacer el bien.
JDR.— Ok, tenemos aquí unos brochazos sobre lo que es una
buena persona, pero vamos a tratar de concretarlo aún más con una
pregunta incómoda que voy a hacer, es una pregunta incómoda que
exige unas repuestas muy claras y sobre todo muy sinceras: tal como
ustedes los conocen, ¿los periodistas son buenas personas? Como ven,
eso supone mucha sinceridad.
Participante H.— Unos cuantos.
JDR.— ¿Quién quiere...? Ah.
Participante M.— No todos. Soberbia, vanidad, dinero, carencia
de oficio y carencia de misión, y la pluma se presta para la fragilidad
de la pluma.
JDR.— Acabas de hacer un memorial de agravios contra los pe-
riodistas... [risas]
Participante M.— Dije “no todos”.
JDR.— Pero esa es la respuesta sincera. Ok. Es decir, hay un
conjunto de elementos encabezado por el que constituye el talón de
Aquiles que tenemos los periodistas: somos muy arrogantes, nos sen-
timos el ombligo de Dios, y después de nosotros el diluvio, y de ahí
viene una cascada; esa es tu opinión sincera y te la agradezco mucho.
¿Hay una segunda? Tal como ustedes ven, ¿el periodista es una buena
persona? ¿Alguien quiere agregar? Los noto muy discretos, muy dis-
cretos, y no es con un instinto de conservación muy acentuado. Bueno,
dejémoslo entonces con tu respuesta. Aquí ya vamos a estar viendo la
respuesta a esto, o la ampliación más bien: “El buen periodista ha de
ser ante todo una buena persona. Hacer un buen diario es tan audaz
como hacer un buen ser humano. Un buen diario, como un hombre

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

bueno, no puede definirse a la ligera”. Quiero que noten lo siguiente:


la correspondencia que establece entre un buen diario y una buena
persona, lo que nos lleva a la conclusión de un buen diario sólo puede
ser hecho por buenas personas. A veces en las reuniones de la SIP se
demoran mucho en averiguar las características de un buen diario, no
de un diario exitoso, obsérvenlo, diario exitoso es el que se vende mu-
cho y eso no necesariamente significa que sea un buen diario; cuando
las empanadas se venden mucho son buenas empanadas, cuando los
periódicos se venden mucho no necesariamente son buenos periódicos;
hay que observar la diferencia, y aquí comienza a aparecer el porqué
de esa buena diferencia: las buenas personas no siempre son personas
exitosas, a veces las buenas personas las pasan muy mal, o las ponen
en unos enredos que son el resultado de su honestidad, entonces son
personas que generalmente no alcanzan a calcular la perversión de
los que las rodean. Cuando hablamos entonces de buena persona no
estamos hablando de persona exitosa, que si es exitosa maravilloso, y
a veces son exitosos, pero la buena persona corresponde a otro crite-
rio, lo mismo que el buen diario; es la importancia que tiene esto, la
coherencia que hay entre buena persona y buen periódico. Un buen
periódico se define como se define una buena persona. Después, para
ser buen periodista, primero se debe ser una buena persona, que es lo de
Kapuscinski. “Detrás de un buen periódico hay una mano enguantada
que lo escribe y unos labios sin mancha que lo dictan”. Como ustedes
ven, es la retórica propia de José Martí; es un estilo como de comienzos
del siglo XX, un estilo que hoy poco se acostumbra, pero cumple su
objetivo; entonces: “mano enguantada que lo escribe y unos labios sin
mancha que lo dictan”.
Una conclusión: un periódico es una obra del espíritu. Créanme
que es muy importante caer en la cuenta de la entidad espiritual que
hay en un periódico, y la razón por la que el periódico es un producto
del espíritu es porque un buen periódico está hecho con palabras, y las
palabras son un producto del espíritu. Es una cosa maravillosa seguirle
la pista a las investigaciones de los lingüistas, cuando se preguntan cómo
nacieron las palabras; entonces, hay lingüistas que se adelantan y te dicen:
“Las palabras son el resultado de la degradación de la onomatopeya, o
del perfeccionamiento más bien que degradación de la onomatopeya”,
entonces, según ellos, las palabras nacieron por las onomatopeyas; des-
pués vienen otros lingüistas mucho más exigentes y dicen: “Hnh hnh

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

[negando], hay una diferencia sustancial entre onomatopeya y palabra”;


la onomatopeya tiene mucho de instintivo, observen lo que sucede en
el lenguaje del niño, que comienza diciendo: el “guau”, la onomatopeya
de perro, pero eso no significa que sea la mismo decir “guau” que decir
“perro”, y hay todavía una mayor distancia, que es una de las teorías,
de que la palabra nace con la interjección, y ustedes saben que la inter-
jección es algo espontáneo, no reflexionado, es instintivo: “¡Uy!”, ahí
tienen ustedes una interjección, y eso no se piensa para decirlo, está
impuesto por los hechos y por la sensibilidad; en cambio la palabra es
producto del pensamiento. Más aún: la palabra nace en el silencio. Es
decir, el silencio es el alma de las palabras. Y ese silencio, ¿qué es lo que
representa?, diálogo del hombre consigo mismo, y viene a ser el gran
descubrimiento de que no somos uno, de que en nosotros siempre hay
dos que están dialogando constantemente. Antes de venirte para acá,
te paraste frente a tu ropero y te dijiste a ti misma: “¿Qué vestido me
pongo hoy? No cualquier vestido, no, porque voy a estar en compañía
de gente toda muy interesante y tengo que dar una buena imagen”;
entonces escogiste ese vestido que tienes, producto del diálogo que
hay; uno dialoga consigo mismo mucho más de lo que se imagina, y
uno de los fundamentos de la ética es escucharse a sí mismo, el que
no se escucha a sí mismo no puede ser ético, y por consiguiente no
puede ser buena persona. Las palabras nacen de ese diálogo consigo
mismo, por consiguiente, si hay algún trabajador en el mundo que esté
produciendo una obra del espíritu es el periodista, porque siempre está
manejando palabras y está haciendo algo maravilloso, y es la pretensión
que tiene siempre de meter el mundo en unas palabras. Te mandaron a
cubrir un acontecimiento, un discurso del presidente o una reunión de
gabinete, eso que sucedió a lo largo de una, de dos, tres horas, tú como
periodista tratas de compendiarlo en unas palabras que se pueden leer
en menos de un minuto; es la pretensión del ser humano inteligente
de adueñarse de la realidad y de convertirla en palabras. Se puede decir
que nuestro trabajo de periodistas es un trabajo que se parece al de
Dios: Dios dijo y el mundo fue creado; el periodista dijo y los hechos
se recrearon, primero para él y después para el lector; el mismo trabajo
con las palabras, por eso siempre estamos trabajando con el espíritu.
Les hago énfasis en esto porque parte de la conciencia profesional
del periodista está en la dignidad con que la ejerza, y uno ejerce esta
profesión con dignidad cuando sabe por qué es digna esta profesión,

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

y es digna porque está siempre manejando en términos de espíritu; es


la conclusión a que llegamos en esa primera calidad.
Total que, vamos a señalar aquí... [escribe en la pizarra] Primer
acierto del grupo, ok; vamos a la segunda... bueno, ya el ejercicio lo
hemos hecho, qué es una buena persona. Segunda: “El buen periodista
ha de estar orgulloso de su profesión”; usted no puede encontrar un
buen periodista si no es alguien que ama su profesión; el que está en
la profesión únicamente porque con eso puede cobrar el chequecito
cada quince días y sólo aprecia su profesión por eso, nunca la podrá
ejercer claramente; implica orgullo de la profesión, ¿lo encontramos
en alguna parte aquí?, ¿alguien lo dijo? Aquí se reclaman derechos de
autor. Nadie lo dijo. Total que es un aporte que nos dan estas fuentes
que hemos consultado. Vamos a ver qué es eso: “Hay que sentir orgullo
y respeto por lo que uno hace”, expresión de Kapuscinski, y esto vale
para todas las profesiones y para todos los trabajos: ese funcionario
que te atiende con gesto agrio, a quien casi le tienes que pedir perdón
para que trabaje, pues naturalmente es un mal funcionario; en cambio
es muy distinto cuando uno se encuentra esa gente entusiasta, feliz,
alegre, que ha trabajado todo el día y sin embargo lo hace con dedica-
ción, con cariño; es porque tiene orgullo de su profesión. Aquí habría
una pregunta interesante: ¿Hay motivos para no estar orgulloso de la
profesión periodística?, y, esa cosa que siente uno... pena ajena, ¿han
encontrado ustedes motivos de esos? ¿Lo encontraste?
Participante H.— Cuando el empresario, el dueño del medio tiene
cierta tendencia y perversidad, y entonces te obliga a que adoptes esa
personalidad y esa conciencia en la función periodística.
JDR.— Ajá. Que es el caso muy común: yo estoy con tal candidato,
luego todos los que trabajan aquí tienen que estar con ese candidato y
lo que informan tiene que estar también con ese candidato.
Participante H.— Aún cuando ya se hayan cerrado las filas.
JDR.— Muy bien, ahí tienes un motivo para no estar muy orgulloso
de la profesión. ¿Alguien nos puede aportar otro? Te oigo.
Participante M.— Cuando por culpa de otro compañero el gremio
se ve afectado; que otro compañero ande en prácticas que no van con
el quehacer periodístico y uno se ve perjudicado.
JDR.— Les cuento algo que me pasó leyendo un informe que se
hizo en mi país sobre los periodistas de Barranquilla: hubo una socióloga
investigadora que se propuso averiguar qué era lo que pasaba con los

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

periodistas de Barranquilla con el asunto de la propaganda oficial, pe-


riodistas detrás de la cuña para radio, propaganda oficial, y descubre esta
mujer la lucha de verdaderos chacales detrás de la propaganda oficial,
pero así, zancadillas para los colegas, luego chantaje a los funcionarios
que tienen que ver con la propaganda; uno de los más conocidos lo
encontré después en otra parte de Colombia en donde me presenta-
ron la publicación que tenían de los periodistas, y en la publicación
el artículo central era contando cómo un hombre de radio llamaba al
gobernador, que estaba en campaña para reelección, y lo llamaba para
decirle: “Bueno, gobernador, yo le pongo a su disposición mis cinco
emisoras, pero eso nos cuesta”, y el gobernador algún día se cansó de
esa cosa y dejó de contribuirle; le ha “dado palo” por todas las emisoras,
hasta que el gobernador, como decimos, “le pidió cacao”; entonces le
responde: “Gobernador, usted sabe que yo tengo que comer, y usted
me necesita, por tanto, mi necesidad de comer y su necesidad de una
buena imagen coinciden; entonces, la solución está en sus manos”.
Créanme que cosas de esas le dan a uno vergüenza de esta profesión.
Entonces, hay motivos de vergüenza, pero también hay unos mo-
tivos de orgullo. Mencionemos ahora cuándo se han sentido ustedes
orgullosos de los periodistas, de sus colegas... ¡Ah! Ya iba a decir, ¿cómo
va a ser que no se sientan orgullosos en algún momento? Dime.
Participante H.— Bueno, cuando reciben algún reconocimiento,
un premio Nobel, un premio Príncipe de Asturias, no sé, algún reco-
nocimiento, en ese momento se siente satisfacción, se siente orgullo
de tener esa relación con un periodista honesto, trabajador, dedicado.
JDR.— Está bien, pero, perdón, muy universal, ¿algo más? Dime.
Participante M.— Yo digo, a lo mejor cuando hacen alguna colecta
o ayudan a las personas a recibir ayuda de alguna institución que por
sí solos no hubieran podido haber recibido nada [sic].
JDR.— Sí, a veces periodistas que aciertan a darle apoyo, y un apoyo
que resulta oportuno, eficiente y demás, que se comprometieron con
esa causa. Dime.
Participante H.— Cuando hemos publicado algún buen reportaje,
eso es motivo de orgullo.
JDR.— Un buen reportaje, sí. Dime.
Participante H.— Cuando una publicación tiene consecuencias
buenas, ¿no?, o sea que tú haces un trabajo periodístico y se logró lo
que se esperaba, ¿no?, o sea un resultado bueno, pues.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

JDR.— Que pasa particularmente cuando hacen denuncias va-


lientes, que interpretan el sentir de la comunidad y que defienden el
bien común.
Participante H.— Y a veces hay hasta amenazas, pero el hecho de
ver el resultado aminora eso.
JDR.— Por aquí me pareció sentir que había un brazo levantado,
¿era el tuyo?
Participante M.— Era el mío, pero va de la mano con lo que dijo
el compañero: cuando se atreven a decir la verdad y ser críticos, amén
de lo que pudiera traer como consecuencia.
JDR.— Cuando dicen la verdad y la verdad bien sustentada; no
verdad construida sobre el aire, no, bien sustentada, siente uno orgullo
de eso, y leer buenas piezas periodísticas, eso le da a uno orgullo de la
profesión y se constituye en un reto. Por ahí había un brazo levantado,
¿el tuyo?
Participante M.— A mí me gusta mucho cómo aquí en Chihuahua
se han reunido en ciertas ocasiones, cuando ha habido crímenes contra
periodistas se han unido y, si bien no se ha hecho todo, se han logrado
dar pasos de gran importancia en materia de seguridad.
JDR.— Para los periodistas colombianos un motivo de orgullo es
Guillermo Cano, que era director de El Espectador, que fue asesinado por
Pablo Escobar, gente mandada por Pablo Escobar; a raíz de su muerte
vi yo la primera manifestación pública de periodistas; nunca antes, que
yo recordara, nos habíamos reunido los periodistas en manifestación,
pero en el curso de esa manifestación íbamos conversando entre no-
sotros e íbamos haciendo como una especie de reconstrucción de lo
que era Guillermo Cano, y créanme que Guillermo Cano ha influido
positivamente en muchos periodistas colombianos precisamente por
esa verticalidad con que él primero defendió la dignidad del pueblo
colombiano frente a un bandido que sólo tenía armas y dinero para
doblegar a la población, y el hombre lo hizo, a pesar de que recibía
constantes amenazas; eso da motivo de orgullo. Por tanto, tenemos
motivos de orgullo y tenemos motivos también de vergüenza en la
profesión; hay que sentir orgullo entonces por lo que uno hace, ser
orgullosos del prestigio de vuestro periódico, sacrificar cuanto sea
preciso antes que la dignidad profesional. Congreso de Prensa Latina
en La Habana en 1928: era muy claro para los periodistas allí reunidos
que hay algo que tiene que mantenerse porque no sólo es cuestión de

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

pundonor personal, sino base para la eficacia del cumplimiento de la


profesión; una profesión degradada o con una pésima imagen pública,
esa profesión no sirve, particularmente si es el periodismo, porque el
periodismo vale en tanto es creído. Imaginen ustedes la noticia más
importante, que la descubro para mí solito, y que yo la publico, pero
como yo tengo poca credibilidad la gente no va a creer la noticia. Eso
es gravísimo. Tanto es una base eso de la “dignidad profesional”. “No
aceptar sino aquellas tareas compatibles con la dignidad profesional”,
Sindicato Nacional de Periodistas de Francia. Compatibles con la
dignidad, porque hay tareas que no son compatibles con la dignidad,
y les pongo el ejemplo: cuando a mí me ponen a escribir publicidad,
“que nos van a pagar por una página tal, pero resulta que en esa página
tenemos que hacer una presentación de tal producto o de tal institución;
usted tiene una pluma como las de los ángeles, escríbanos esa página”.
Eso no tiene que ver con mi profesión. Yo no soy publicista, yo no soy
relacionista público. Mi dignidad profesional está en el ejercicio de la
profesión independiente de periodista. Por tanto, se rechaza, de acuerdo
con esto del sindicato, no se aceptan sino aquellas tareas compatibles
con la dignidad profesional.
Williams, el hombre de la universidad que en el siglo XIX ya estaba
hablando de los grandes principios éticos del periodismo: “Creo en la
profesión de periodista”. Aquí hay unos aspectos muy importantes para
que los subrayen: “La profesión de periodismo es merecedora de figurar
de igual a igual con las otras profesiones ilustradas”. Tengan en cuenta
que eso se estaba escribiendo en el siglo XIX, cuando lo que había era,
como se ve a veces en las películas, unos periodistas que en el sombrero
llevaban una tarjetica que decía “Reporter” y eran especialistas en saber
“secretos de alcoba”, eran especialistas en mirar por el ojo de la cerra-
dura, o por oír detrás de las puertas, que fue un periodismo que tuvo
éxito, el que estaba simplemente contando chismes, y que sigue teniendo
éxito; no sólo en el siglo XIX, todavía. Es el peor periodismo que se
está haciendo. Fue un periodismo de chismoso. Pues en aquel tiempo
en que escribía Williams, ¿a un tipo así qué seriedad se le podía atribuir?
Ningún tipo de seriedad social, mucho menos seriedad académica y
menos seriedad personal, no, eran tipos que iban por ahí y que consti-
tuían una plaga, que todo mundo los temía. Hoy el periodista no debe
ser temido por nadie, por el contrario, debe ser mirado como un aliado
por parte de todos los ciudadanos honestos. Entonces, es lo primero,

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Williams está reclamando el respeto profesional para el periodista, o


sea superando la etapa del periodista mirado como el chismoso de la
sociedad, que no tenía necesidad de ninguna preparación profesional,
sino acumular desvergüenza para poder cumplir con esas tareas.
Y luego, mucho más que cualquiera otra, tiene los caracteres de
un servicio público. Anoten lo siguiente: “El periodismo cumple un
servicio público sin necesidad de que seamos funcionarios”; entonces,
como los funcionarios, lo nuestro es defender lo público; al contrario
de los funcionarios, nosotros no estamos derivando ningún gaje de
poder; se distingue al buen periodista del malo porque el malo ejerce el
periodismo como un poder y trata de meter entre los ojos que somos el
“cuarto poder”. El buen periodista no se traga el cuento de que somos
el cuarto ni el quinto ni el sexto poder, pero sí somos los primeros en
servicio. Ahí es donde está la diferencia con los políticos: el político
busca el poder, defendiendo lo público; el periodista defiende lo público,
pero como un servicio, y sabe que todas las veces que cede a la tentación
del poder está degradando su ejercicio profesional, eso lo tiene muy
claro. Esa es la parte importante de Williams, fue un verdadero vidente
de lo que es la esencia de la profesión.
“Conservar el más firme y honesto orgullo profesional a todo
trance, manteniendo siempre los debidos respetos; no inclinarse ante
nadie”. Aquí es donde se señala la relación del periodista con el poder:
estamos, desde luego, para apoyar al poder en cuanto el poder está
fomentando y defendiendo el bien público, pero sólo eso, y una de las
tentaciones que uno tiene como periodista es precisamente lucrarse
del poder de los otros y del poder que se le atribuye a esta profesión.
El periodista independiente de esa tentación ya está en camino de ser
buen periodista.
Entonces, somos orgullosos de esa profesión por todas estas razo-
nes que se han anotado aquí. ¿Alguien dijo esto, “orgulloso de su pro-
fesión”? [Lee en la pizarra] Honesto, curioso, culto, constante, visión...
es otro aporte. Dame la siguiente. Entonces ya esto: “hay motivos de
orgullo profesional”, “actos que atentan contra ese orgullo”... ah, esto
vale la pena preguntarlo: ¿Ustedes conocen bien al periodista? ¿Creen
que el periodista que conocen se inclina ante alguien? Sí, dígalo, dígalo
tranquilamente, que aquí le guardamos el secreto. Dime... ¡ah!, tú eres
la conciencia aquí.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Participante M.— Difiero un poco con como manejó “poder”,


sí se inclina ante quien tiene autoridad por el puesto que tiene, valga
la redundancia; cuando tengo un puesto tengo autoridad, y por ende
poder, ¿para qué lo maneje? No sé, y claro que los periodistas se incli-
nan, ¿y por qué se inclinan? Porque saben que de ahí va a emanar un
poder artificial para ellos
JDR.— Mis cincuenta y cuatro años de periodista me indican
que uno tiende a inclinarse ante el poder, y que uno se siente como
importante cuando el señor ministro o el señor presidente te palmea y
te dice: “Fulano de tal, ¿cómo estás de bien? Te leo”. La exaltación. Y
el hecho de que te trate por tu nombre o simplemente de que acceda
a responder tus preguntas te hace sentir importante, y no nos digamos
mentiras: nos encanta sentirnos importantes. Por eso es importante
que detectemos eso, porque es por allí por donde vienen los errores.
Estaba en un taller con periodistas de República Dominicana y ocurría
que eso fue al día siguiente del aniversario de la llegada al poder del
presidente que había en ese momento, y había visto yo en los perió-
dicos, en todos los periódicos, en primera página: gran fotografía del
presidente y luego el discurso del presidente. “¿Tienen ustedes que
observar algo sobre esto?”, preguntaba yo. “No”. Dije yo: “Yo sí ten-
go qué observar: es una página palaciega, cualquiera de Palacio habría
diagramado y tal”. Un periodista independiente, sí, publica la foto, tal
vez no tan grande, publica el texto del presidente, sí, pero somete a
crítica lo que el presidente dice, y en este caso él dedicó gran parte de
su discurso a su gestión económica. Si yo quiero cumplir bien mi tarea
como periodista, tomo los datos que el presidente me da, voy donde
un profesor de economía de la universidad: ¿usted cree que esto es
exacto?, desde el punto de vista del profesor de economía; voy donde
un antiguo ministro de hacienda: ¿usted cree que esto es correcto?, y
anoto las observaciones de él, porque así pongo distancia frente al poder
y, sobre todo, me vacuno contra la obsecuencia de quien internamente
está adorando el poder. Créanme que para el periodista el poder es un
peligro, y mantener distancia frente al poder es una forma de contra-
rrestar ese peligro, porque el poder te puede inducir a muchos errores
y a ponerte en contra del interés común; aquella vieja frase sobre que
el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente, es
absolutamente cierta, por tanto, uno como periodista en su actitud
personal debe estar cuidando eso.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Pasamos entonces al tercero y después hacemos una pausa para


emprender las demás características. El buen periodista tiene un sentido
de misión en su ejercicio profesional. Sentido de misión. Por eso cuando
alguno de ustedes me habló de “visión” yo creí que estaba diciendo
“misión” y estaba a punto de aplaudir feliz. Miren que es una palabra
que generalmente tiene contenido religioso, por eso se habla de los
misioneros, ese tipo de sacerdotes que van al África y que están metidos
en unas culturas completamente distintas de las suyas para anunciar el
Evangelio, es lo que habitualmente se entiende como “misionero”, sin
embargo dentro de las prácticas gubernamentales la palabra “misión”
se utiliza para hablar de una actividad especial que tiene que ser ejercida
por personas muy especializadas, entonces, una “misión electoral”, ¿qué
significa?, que a mi querida doctora la mandan a un lugar de México en
donde hay muchas dudas de que alguien esté manipulando el asunto
electoral, ella, que es una persona con una experiencia y con un conoci-
miento, va y sabe que tiene que encontrar la clave de ese problema que
está existiendo allí, incluso tiene que venir con la fórmula, porque le han
encargado especialmente eso. “Misión” significa entonces “dedicación
total para el cumplimiento de una tarea”. El periodismo se entiende
siempre como una misión, y el buen periodista es el que cada una de
las actividades la acomete como si fuera la única y la última que va a
ejercer, por eso le dedica todo su tiempo y pone a su servicio todas sus
posibilidades como persona. Eso es un “misionero”.
Y llama la atención encontrar textos como este: dice [Adolph] Ochs,
del [New York] Times “solo nos interesan aquellos que se enorgullecen de
su profesión”; esto lo escribe él cuando estaba reclutando los mejores
periodistas para iniciar esa publicación. Los ingredientes esenciales para
formar un buen periodista: amor a la tarea, laboriosidad, aplicación y,
sobre todo, conciencia, son todos los elementos de alguien que ejerce
esta profesión no como una rutina burocrática sino como una misión.
Aquí se podría decir que el antónimo de “misión” es “burócrata”;
ustedes saben que en la palabra “burócrata” nosotros concentramos
todo aquello que rechazamos en el funcionario, el funcionario que va a
marcar tarjeta, todavía con parte sus sueños sin resolver, el funcionario
que se sienta en el escritorio todavía como un zombi y que atiende a la
gente con un desgano evidente, que causa asco, y que luego termina la
jornada sin haber hecho algo importante; lo único importante es que
marcó tarjeta y ese es argumento para cobrar, nada más. Eso es lo que

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

llamamos nosotros un burócrata. El periodista no puede ser burócrata.


Es decir, el día en que se sorprenda con ese impulso propio de lo ru-
tinario en que se suprime la racionalidad y el ejercicio de la voluntad y
únicamente está la inercia de un interés primario, ese día el periodista
renunció a su profesión.
Esta profesión es pasión, y es pasión que todos los días se inyecta
en cada una de las actividades, precisamente por el sentido de misión.
Pasamos al siguiente. “Como los correos antiguos”, aquí vuelve
José Martí con su retórica, pero es bellísima, “con el caballo enjaezado,
la fusta en la mano y la espuela en el tacón”, es toda una figura que él
hace de lo que es el periodista todos los días, siempre está en un plan
dinámico de vivir todo para una tarea.
Vamos a la siguiente. “A veces”, esta es frase de Kapuscinski, ob-
serven el tono de esta frase: “A veces me he sentido como un misio-
nero cuyos actos están dictados por la pasión y el sacrificio. Antes se
vivía el periodismo como una noble vocación a la que los periodistas
se entregaban plenamente y para toda una vida”. Uso al comienzo de
la frase el “antes”; se siente nostálgico a Kapuscinski cuando habla
haciendo comparación entre lo que era el periodismo de sus años ju-
veniles y lo que está viendo él ya cuando llega a la vejez, y resulta que
alguna vez le preguntan a Kapuscinski cuándo comenzó a degradarse
esta profesión, porque él había hecho una explicación: “la última vez
que vi a los grandes reporteros fue en una reunión de presidentes que
hubo en Sudáfrica”, y explicaba, “allí cada uno de los periodistas que
estaba conocía plenamente lo que se estaba tratando allí, conocía los
antecedentes de todos los presidentes, por consiguiente estaba dando
una información completa y envidiable”, y, volviendo a la pregunta,
¿entonces esto cuando comenzó a desaparecer?, y da dos explicaciones;
“el periodismo bueno comenzó a desaparecer cuando todo mundo se
pudo sentir periodista y cuando dejó de prepararse”, que es lo que hoy
está sucediendo con los periodistas ciudadanos: todo mundo que tiene
una camarita y que tomó la fotografía oportuna, ése ya es periodista,
y lo gradúan en los periódicos y en los noticieros; entonces, primera
razón, y segunda razón que da Kapuscinski: “cuando la noticia se con-
virtió en mercancía”, ¿cuándo se convierte en mercancía? Cuando se la
valora por la cantidad de lectores, oyentes o televidentes que tendrá; si
no es una noticia que sea querida por todos los televidentes o lectores,
entonces no vale; es la razón por la que un titular de futbol tiene más

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

valor hoy que un titular sobre una reforma constitucional; la reforma


constitucional no tiene clientela, en cambio el escándalo de una actriz o
un asunto de deporte, eso sí tiene clientela, entonces, si tiene clientela, es
lo que se va a destacar. Caigan en la cuenta aquí de cómo se diferencia
el periodismo puramente comercial del periodismo profesional: no es
lo mismo hacer noticia vendedora que hacer una buena noticia; noticia
vendedora está consultando esa opinión variable, caprichosa del público,
y uno no está para decirle sí a esa opinión caprichosa, porque como
periodistas no estamos para entretener a nadie sino para informarle a
todos, y es distinto “entretener” de “informar”, que es la trampa en
que estamos cayendo, lo digo “estamos” porque por muchos años hice
parte de consejos de redacción en donde al presentarse un tema decía:
“pero eso, ¿sí gustará a la gente o no?”, y un día recuerdo que le dije al
director: “¿y dónde está el gustómetro que está definiendo si esta noticia
va o no va?”, no, uno no tiene por qué estar buscando eso, uno lo que
tiene que dar es noticia, guste o no guste, es la noticia, es el hecho del
día, y hay hechos que gustarán y otros que no, desde luego que si el
hecho del día es que mi país clasificó de primero en un campeonato de
futbol, estoy hablando de ilusiones, pues naturalmente eso es noticia,
es un hecho importante, pero no es importante porque eso le guste
mucho a la gente, no, porque el hecho en sí tiene un peso específico
como hecho, y como hecho que influye en la vida de la sociedad.
Entonces, “me he sentido como un misionero cuyos actos están
dictados por la pasión y el sacrificio. Antes se vivía el periodismo como
una noble vocación a la que los periodistas se entregaban plenamente
y para toda una vida”, a ver si el ejercicio ya lo hicimos: ¿están ustedes
de acuerdo en que el sentido de “misión” quedó en el pasado? Más
ahora, ahí va la pregunta más directa: ¿ustedes encuentran un sentido
de misión en el periodismo de hoy?
Participante M.— Sí, yo digo que sí, yo considero que hay muchas
personas a las que, por ejemplo, que no trabajan en medios de manera
constante y, pues, no sé, uno lo siente a lo mejor diferente del otro lado,
pero no, yo digo que sí existe el sentido de misión.
Participante M.— Yo también estoy de acuerdo en que sí existe
el sentido de misión, porque, aunque hay asuntos escabrosos y cierta-
mente es una dinámica muy comercial, tenemos la responsabilidad de
formar opinión pública, y esa es una responsabilidad que muchos en
los medios tenemos clara, entonces, se trabaja desde la visión de forjar

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

ese sentido de opinión pública, aún cuando hay otras notas que agradan
más o que se venden mejor.
Participante M.— Yo creo que hay dos etapas; una etapa es cuando
llegas todavía con la ilusión de lo que quieres hacer, de lo que estás
empezando a hacer, y ya cuando entras en la dinámica de que tal vez
no es como tú pensabas, que en realidad la comunicación no deja de
ser un negocio, entonces se va frustrando al reportero y muchas veces
sí llega a lastimar, y decir: “pues es que así es, o sea, aunque yo haga las
cosas tal vez bien y quiera hacerlas, de todos modos me van a cambiar
una nota o me la van a cercar con la cabeza, o...”; sí, hay ese cansancio.
JDR.— Y lo que anotas es inmensamente real. El periodista llega
a la redacción con sus sueños intactos, los sueños de la universidad,
los sueños que lo obligaron a escoger esta profesión, y luego se topa
con esa terrible realidad dura de las redacciones, en donde la primera
consideración, el gran argumento es: “Esto, mi’jito, es un negocio, si
tenemos plata sobrevivimos y si no hay plata nos morimos, por tanto,
no se le olvide: esto es para hacer plata”.

• • •• •

JDR.— Con todos los reparos que tiene la palabra “objetividad”, que,
como ustedes saben, siempre que nos reunimos más de dos periodistas
acabamos hablando de objetividad, y la realidad es que la objetividad
es una ilusión, es un imposible, los filósofos mismos se han encargado
a lo largo del tiempo de darle la razón a viejos filósofos que se creía
que estaban locos cuando decían que el hombre no puede conocer la
realidad sino que sólo conoce fantasmas de la realidad; pero es la que
más se acerca, la de la objetividad.
Comencemos con este: “Un buen periodista es un apasionado
por la verdad”, “Decid lo que acontece”, primero; “decid la verdad
anteponiéndola a cualquier otra consideración; ser tan objetivo como
un espejo plano; callar antes que deformar”, fíjense que son cuatro
frases que corresponden al dodecálogo [sic] de Camilo José Cela, lo
cual quiere decir que, de doce, le dedicó cuatro al tema de la verdad,
o directa o indirectamente, tan importante resulta, y si hablamos de
estadísticas hay que anotar esta otra que también es curiosa: los que
nos dedicamos de alguna manera a estudiar códigos de ética de todo
el mundo llegamos a la misma conclusión; con mi colega María Teresa

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Herrán, con quien escribí Ética para periodistas, hicimos un capítulo, el


capítulo tercero sobre los códigos de ética, las coincidencias de los
códigos, porque partíamos de este pensamiento: si encontramos en
esos códigos unas coincidencias, podemos llegar a la conclusión de
que hay unos valores fundamentales que no pueden ser reemplazados
dentro de la ética de los periodistas; entonces buscamos coincidencias
y, examinando algo así como ciento veinte códigos, casi todos coinci-
den en que lo más importante dentro del perfil ético del periodista es
su compromiso con la verdad; decir “nos formamos para encontrar la
verdad; nos comprometemos a decirla”; coleccionamos como triunfos
nuestros las verdades que hemos compartido con la gente, también
coleccionamos como un fracaso las veces en que hemos pretendido
decir una verdad y después la hemos tenido que rectificar, esto es tal
vez de las cicatrices más dolorosas que uno lleva como periodista, haber
dicho cosas que parecían verdaderas y resultaron falsas, es decir, todo
en la vida del periodista gira alrededor de esto, de su compromiso con
la verdad; el buen periodista, por eso, es un apasionado por la verdad, y
Camilo José Cela lo destaca con esas cuatro frases que significan cómo
para él, dentro de ese perfil que está trazando, la característica más im-
portante es esa relación que uno como periodista tiene con la verdad.
Reymundo Roberts, este es el ejecutivo del periódico La Nación
de Buenos Aires, “es un compromiso en serio”, el del periodista,
“que profundiza, cuestiona, no cede a las presiones, es perseverante y
hasta terco”; todo eso es lo que rodea ese compromiso con la verdad.
Neumann y Schulz, en su investigación en Europa sobre periodismo:
“el respeto por la verdad, la información confiable al público, con
verificación de fuentes y corrección de las noticias equivocadas”, que
son distintas expresiones del compromiso con la verdad, porque el
compromiso con la verdad no es solamente decir con rigor y exacti-
tud las cosas, sino estar dispuesto, en primer lugar, a entender que la
verdad del periodista es una verdad provisoria; no hay nadie a quien
le calce más mal ser dogmático que a un periodista, los periodistas no
creemos en dogmas, porque la vida nos ha enseñado que los hechos
que nosotros contamos son variables, cambiantes, y hoy son y mañana
han cambiado; tanto es así que yo como periodista cubrí para la edición
de hoy una noticia sobre un tema, si me dicen: “Insista en ese tema,
que vamos a publicar algo mañana”, seguramente tendré que cambiar
algo, porque los hechos han cambiado; recuerden ustedes la expresión

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

de Heráclito, aquella de que “nadie se baña dos veces en el mismo río”,


aludiendo a la variación que tienen las aguas de un río, pues nosotros
periodistas estamos frente a ese río, porque los hechos de cada día
configuran, ni siquiera metafóricamente sino en una realidad directa,
un río de cosas; entonces el hecho que hoy atrapé en mi titular y en
mi noticia y en mi fotografía es sólo un momento del paso de ese río,
si mañana lo quiero atrapar de nuevo ya esa agua irá muy río abajo,
porque estamos manejando un material que es variable por su propia
naturaleza; la historia que escribe el ser humano es una historia que
siempre está cambiando, y constituye un acto de irrealismo el de que yo
pretenda congelar la historia, es decir, como si la historia fuera esto en
este momento en que yo estoy; no, la historia siempre está cambiando,
por eso los periodistas no creemos en dogmas, sabemos que el dogma
es una especie de congelación del proceso de la verdad, y la verdad no
admite que se la congele, porque es dinámica y por consiguiente está
siempre en movimiento; yo como periodista debo tener la humildad
suficiente para saber que las mías nunca son últimas palabras, sino que
son palabras susceptibles de cambiar, yo las tendré que modificar a
medida que lleguen nuevos elementos y también tendré que ponerlas en
cuestión cuando me dé cuenta de que mi percepción en ese momento
fue una percepción incompleta. Entre el ser humano y los hechos se
interponen unos velos: son los velos de mis limitaciones sensoriales,
puede ser que mi vista no esté bien, o aún estando bien mi vista, está
mal la luz bajo la cual estuve viendo un hecho, es muy distinto si es una
luz cenital o estoy en contraluz, como sucede en este caso con los que
están atrás, yo a ustedes los veo como unas sombras, porque la luz no
me impide verlos en su plena forma. Así sucede con los hechos. Por
tanto el periodista, dentro de ese compromiso y pasión por la verdad,
debe admitir que tiene limitaciones, que nadie es dueño de la verdad:
nadie tiene toda la verdad, lo mismo que nadie tiene todo el error.
Hay una equivocación frecuente, que se encuentra a lo largo de toda
la historia, y es la pretensión de acumular en una persona, o en una teo-
ría, o en un partido, toda la verdad, y de acumular en los contrarios todo
el error, y resulta que tanto las instituciones como los seres humanos
somos una apasionante combinación de verdad y de error. Si hay algo
bien atractivo en la tarea de reportero es que uno al encontrarse con
cada ser humano sabe que en ese ser humano hay unas partes de verdad,
pero también hay otras de error, y establecer eso es un trabajo muy

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

parecido al del minero que se interna en los socavones y que está viendo
constantemente un material innoble, pero dentro de ese material innoble
de pronto va a destellar la luz del mineral valioso, el oro o la esmeralda,
la cuestión es que ese minero sabe que todo es susceptible de contener
o morralla o piedra preciosa; en los seres humanos sucede lo mismo:
todos los seres humanos llevamos una cantidad enorme de morralla,
morralla es una palabra que utilizan los mineros de esmeraldas para
denotar todo lo que es material desechable, que no tiene ningún valor,
y la piedra preciosa está entre la morralla, en todos los seres humanos
hay morralla y piedra preciosa, en todos, y tal vez lo que escandaliza
a la gente que está acostumbrada a mirar la realidad como blanco y
negro, bueno y malo, es descubrir que hay una zona intermedia que es
la de grises, y que los grises tienen una infinita variedad de tonos; lo
mismo sucede con los seres humanos; entonces uno como periodista
se acostumbra a eso, de modo que le concede el beneficio de la duda
a el más temible de los delincuentes al mismo tiempo que mira con
duda hasta a el más venerable de los santos, es decir, entre esos dos
extremos, uno sabe que el ser humano es susceptible de una inmensa
variedad de grises, y eso tal vez es de los atractivos mayores que tiene
la tarea de la reportería, que estás frente a los seres humanos como
ante continentes desconocidos, te vas internando en el ser humano y
vas descubriendo un mundo completamente insospechado, ese es uno
de los atractivos que tiene esta condición de periodista.
Entonces, el respeto por la verdad, la información confiable al
público con verificación de fuentes y corrección de las noticias equivo-
cadas. Lo digo porque lo he comprobado: si algo le duele al ego del
periodista es tener que admitir en público: “la noticia que dije ayer no
es verdadera”, que es lo equivalente a la rectificación. Como defensor
de la historia en el periódico El Tiempo, más de una vez me tuve que
encontrar frente a un colega: “Hermanito, vamos a tener que rectificar
eso que escribiste ayer”, “¿Cómo?”, era como si lo fuera yo a atracar
o a violar, ¿Cómo?”, ¿por qué?, porque está hiriendo lo más profundo
de su ego, en el ego del periodista está: “Yo siempre digo la verdad, y
lo que yo digo es verdadero”. Así es, es lo que todos quisiéramos, pero
no siempre se logra.
Los buenos periodistas dicen la verdad en forma terminante y
concluyente, son los que saben ver las cosas con claridad, y, atención a
esto, las describen con sencillez. Esa capacidad de compartir generosa-

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

mente lo que uno ha conocido con los lectores se traduce en selección


del género correspondiente: noticia, perfil, crónica, reportaje, es decir,
el que uno entiende que es el que le va a permitir compartir la verdad
con la gente, además sabe que esa verdad tiene que estar apoyada en
la credibilidad. Atención a esto: no vale la pena tener la verdad más
interesante si esa verdad no va a ser creída; es decir, el trabajo de uno
como periodista de encontrar la verdad es una parte, la segunda parte es
hacer que se pueda creer esa verdad. Es terriblemente doloroso para uno
como periodista saber que difundió una verdad y que no se la creyeron,
y como consecuencia de ese no haberla podido creer se siguieron daños
para la gente. Los periodistas colombianos siempre recordaremos como
una pesadilla, porque lo fue, lo que sucedió en 1985 con el Nevado
del Ruiz: se formó una avalancha, murieron veinticinco mil personas
en esa población, y los periodistas tenemos que decirnos: “Era que no
sabíamos que eso iba a suceder”. No. Sí sabíamos, sí lo comunicamos,
pero no nos lo creyeron. Entonces la pregunta es: ¿por qué no nos lo
creyeron? O por la forma en que lo presentamos o porque la gente ya
estaba cansada de nuestros anuncios, y ustedes saben que el exceso de
información desinforma; es una paradoja, pero desinforma, por tanto,
una de las obligaciones de este compromiso con la verdad tiene que ver
con la base de credibilidad que nosotros le ponemos a la afirmación.
Participante M.— ¿Cómo sabían que iba a ocurrir la avalancha?
JDR.— Lo sabíamos... mira, te lo puedo decir incluso con fecha y
hora: 11 de septiembre, a las once y treinta de la mañana, en el Instituto
Geológico de Colombia, estábamos los periodistas recibiendo infor-
mación, nos entregaron un boletín que no entendimos porque estaba
redactado en esa jerga de los científicos, y los periodistas no nos dimos
al trabajo de traducir, sino que lo presentamos; yo después escribí un
libro sobre el tema e investigando me encontré cómo se había presen-
tado eso el 8 de septiembre, y la presentación que se hizo fue casi la
transcripción literal de lo que nos habían entregado; cuando sucedió lo
que sucedió volvimos a leer aquello, y les digo, a mí se me ponían los
pelos de punta leyendo eso y viendo que allí estaba descrito, aunque
en términos enrevesados, lo que había sucedido. De ahí surgen unos
interrogantes muy interesantes, todos en relación con el apasionamiento
por la verdad. Entonces, describir con sencillez para que la gente pueda
compartir mi conocimiento y crear bases de credibilidad para que la
gente me crea las verdades que yo estoy diciendo.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

El periodista cree que cuanto escribe es solamente lo que siente en


su conciencia como verdadero, este es el señor del siglo XIX, y aquí
está dando una de las reglas más interesantes que encontré después en
un grupo de periodistas de Estados Unidos que tienen un principio
que es el siguiente: “No escribo nada que yo no crea que es cierto”.
Métanle un poquito de muela a ese asunto, “yo no escribo nada que yo
no crea que es cierto”, con lo cual le estoy enviando un mensaje a todos
mis lectores: cuando yo escribo algo es porque estoy convencido de
eso, es decir, yo no escribo cosas simplemente por relaciones públicas,
ni simplemente porque conste, no, yo estoy escribiendo cosas porque
siento la necesidad interna de escribirlas y compartirlas con los demás;
cuando la gente tiene esa conciencia al ver mi firma, yo estoy cumpliendo
con mi tarea de periodista, no escribir nada que uno estime que no es
cierto, el periodismo cree que cuanto escribe es sólo lo que siente en
su conciencia como verdadero.
En los ejercicios: ¿Está capacitado el periodista de hoy para decir
la verdad? ¿Qué obstáculos perciben ustedes para decir la verdad?
¿Cuáles dependen del periodista? ¿Es una regla general eso de escribir
solamente lo que para uno es cierto? Como ven, son interrogantes en
los que podríamos internarnos, pero se nos está acabando el tiempo y
vamos a tener que pasar al siguiente.
Quinta característica de un buen periodista: es autocrítico. Les
decía antes que el talón de Aquiles que tenemos los periodistas es que
somos arrogantes, que nos sentimos el ombligo de Dios, y parte de esa
arrogancia es que tenemos un inmenso miedo de la crítica de lo que
escribimos. En eso compartimos la misma vanidad de los escritores:
los escritores aman a todo aquel que destaca que escribió y que dice
que “usted es el gran descubrimiento en la literatura universal”, y no
se transan por menos; cuando alguien se atreve a decir que la trama de
su novela es una trama inconsistente, que “usted no ha creado person-
ajes sino únicamente ha acumulado nombres”, o cuando le critica su
defectuoso manejo de la sintaxis, y cosas por el estilo, lo ha graduado
de enemigo. El escritor generalmente es vanidoso, y tiene la vanidad
intelectual, que es de las más sutiles y tremendas.
Pues bien, si algo caracteriza a un buen periodista es que es au-
tocrítico. Los periodistas mexicanos me enseñaron una cosa, que yo
agradezco siempre, en el año 2000; se había organizado con el IFE
una gira de talleres en nueve lugares distintos de México, ahí tuve el

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

privilegio de conocer sobre todo la cocina mexicana, una cosa im-


presionante de creatividad por todos lados. En esos talleres, yo hacía
a comienzo un ejercicio parecido a este, les decía a los periodistas:
“¿Cuáles creen ustedes que son las virtudes de un buen periodista?”, y
en tres ocasiones encabezaron la lista con la palabra “humildad”. Oír a
un periodista hablar de humildad es como oír a una monjita hablar de
putas, es decir, es una cosa completamente contradictoria, imposible.
Pues estaban hablando los tres grupos de humildad, y claro, en mi
sorpresa comencé a investigar por qué estaban hablando de humildad,
y uno de ellos me dio una razón contundente, me dice: “Mira, Javier
Darío, no nos digamos mentiras, pero los periodistas tenemos por
objetivo buscar la verdad, de acuerdo, y resulta”, aquí venía el hallazgo,
“que la humildad es la verdad de uno mismo”. Mi sorpresa fue grande
porque el hombre, sin saberlo, estaba citando a uno de los clásicos de
la literatura y de la mística, Santa Teresa de Ávila, que tiene en alguno
de sus libros aquello de que “la humildad es la verdad de uno mismo”.
Entonces, ahí está la conexión de lo que es el ser del periodista: si lo
nuestro es buscar la verdad de todas las cosas lo primero que tenemos
que buscar es la verdad de nosotros mismos, y esa verdad de nosotros
mismos es la humildad.
El periodista no teme la verdad de la crítica que se pueda hacer
sobre su trabajo, por el contrario, la busca. Hay una clave para saber
si un periódico o un medio de comunicación es un medio con el dina-
mismo suficiente para ser mejor siempre, la clave es cuando el medio de
comunicación se autocritica todos los días. Mi propuesta en los medios
de comunicación en que he estado y particularmente en la televisión,
donde estuve más tiempo, era que todos los días el consejo de redacción
comenzara con una visión crítica sobre la última edición: qué tuvimos de
malo, qué tuvimos de bueno y qué nos hizo falta eran las tres preguntas.
Después, en El Tiempo, encontré una costumbre que después se perdió,
y lástima: abrías tú tu pantalla y lo primero que encontrabas era la eval-
uación que hacía un grupo de periodistas, siempre se iban cambiando,
pero el grupo de periodistas evaluaba la edición que acababa de entrar
en circulación, y la evaluaba desde esas tres preguntas: ¿qué tiene nuestra
competencia que nosotros no tenemos? El Tiempo y El Espectador son
competencia, entonces El Tiempo preguntaba: El Espectador trae esto,
esto, esto y eso no lo tenemos, ¿por qué? El Espectador tiene estas noticias
que nosotros también damos, pero las da mejor, ¿por qué? Y luego las

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

propuestas que había, decir qué nosotros tenemos que buscar. Cuando
un periódico y un periodista se están evaluando constantemente están
dando en la clave de una superación, ese periódico y ese periodista no
tienen otra alternativa sino ser mejores siempre.
Participante H.— Tomando como referencia lo que usted está
comentando, ¿cuál sería el indicador, la competencia o la reacción de
los lectores, en otro caso los televidentes o los radioescuchas?
JDR.— En este caso la reacción de los lectores, que sería lo desea-
ble, no resultaba fácil de tener, porque era un ejercicio de todos los
días, en cambio sí era fácil mirar al otro referente, pero tu pregunta es
válida en el sentido de qué importancia atribuirle a ese examen de la
competencia: si es un examen hecho con criterio profesional siempre
resultará positivo; si es un examen hecho desde el punto de vista de la
lógica comercial no aporta nada, por el contrario, puede ser negativo;
entonces, es bueno que yo me fije en el trabajo que otros hacen, para
preguntarme con toda humildad en qué lo hicieron mejor que yo y, con
toda humildad, en qué lo hice mejor yo, porque estás conociendo tus
puntos débiles y tus puntos fuertes, para mantenerlos fuertes y para
superar los débiles; en ese sentido es muy valioso.
Entonces, es autocrítico; un buen periodista, lo mismo que un
buen científico, es el que sabe reconocer sus errores y corregirlos; esto
no resta credibilidad, sino que la incrementa. No es oportuno que se
conozcan las debilidades del periódico porque eso lo aprovecharía la
competencia para combatir el propio medio, no, lo que sí aprovecho
siempre son los errores que uno comete y las debilidades que se hacen
manifiestas.
Kapuscinski: “Para mejorar la propia práctica, nada mejor que leer
las notas producidas y preguntarse si lo que uno ha escrito está a la
altura de lo que habría podido escribir”, y atención, alerta a el día en
que usted crea que lo que escribió sí estuvo a la altura: es un síntoma
de mala salud estar conforme con lo que uno ha producido; es un
síntoma de muy buena salud no estar nunca de acuerdo con lo que
uno ha hecho, porque eso implica que sabe que lo puede hacer mejor,
y lo está estimulando para hacerlo mejor, y la verdad es que nunca uno
hace el trabajo perfecto, todo trabajo es perfectible, y eso sí que lo cura
a uno de la vanidad pero al mismo tiempo lo estimula para hacer un
trabajo mejor.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

La autocrítica cumple con dos funciones: dispone al honesto


reconocimiento de los errores, primera función, y es una garantía de
crecimiento en la calidad profesional, porque ¿cómo va usted a crecer
en calidad profesional si no sabe cuáles son los puntos débiles que tiene
que superar para hacerlo mejor? Por eso es válido lo que les decía hace
un rato: el periodismo se aprende en los errores y no en los aciertos,
porque el error desata este mecanismo; el periodismo se aprende y
perfecciona en los errores porque un error primero señala las debi-
lidades, estimula las correcciones y logra que hoy se hagan las cosas
mejor que ayer y que mañana sean de mayor calidad que las de hoy, es
decir, es un proceso siempre dinámico, y lo que impulsa el dinamismo
de la calidad es precisamente esa disposición a reconocer el error y a
buscar las formas de no repetirlo. Esto es, pues, el buen periodismo es
autocrítico. ¿Qué mecanismos de autocrítica hay en su medio? Vale la
pena que se lo pregunten, ¿por qué se evita la autocrítica?
Y pasamos al número seis: el buen periodista elabora conocimiento
y lo comparte. Un elemento del buen periodismo es la constante pro-
fundización de nuestros conocimientos. Les quiero hacer una expli-
cación rápida en relación con esto de elaborar conocimiento, porque
es muy distinto elaborar conocimiento de publicar información. Entre
información y conocimiento hay una distancia, ¿cómo se supera esa
distancia? Aquí tenemos la estación “información”, aquí tenemos la
estación de llegada, que es “conocimiento”, ¿cómo es este trayecto?
Pongo una comparación antes de iniciar el recorrido: esto es carne
cruda y esto es carne hecha con todas las delicias de que es capaz un
chef, que se la devora uno primero con los ojos y después con el auxilio
del tenedor y del cuchillo, ¿qué es lo que hace la diferencia entre carne
cruda y carne bien presentada, entre sólo información y conocimiento?
Primero, que cuando tienes esa información, tomemos un ejemplo, un
boletín que nos llega, un boletín de la gobernación, y el boletín habla
acerca de un nuevo impuesto que se va a poner; cuando llega el boletín,
lo primero que tú tienes que hacer es absolver un interrogante: ¿ese
boletín es auténtico?, si es de quien se presume que es el autor o es
alguien que nos está metiendo aquí una inocentada; esto es, de todo
documento que a mí me llega yo tengo el deber de dudar, hablábamos
de eso hace un rato, el deber de la duda del periodista.
Luego viene la otra pregunta: ¿ese boletín qué antecedentes tiene?
¿Cuál fue la última vez que este gobernador o que otro gobernador puso

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

impuesto sobre esta materia? ¿Por qué entonces puso ese impuesto?
Esos son los antecedentes; cuando hablamos de antecedentes de algo
estamos hablando de una dimensión temporal que se llama “pasado”,
entonces, al hecho le estoy mirando el pasado. Tengan en cuenta que
los hechos, lo mismo que las personas, tienen un pasado que, si uno
lo conoce, aumenta su conocimiento de ese hecho o de esa persona.
Llega mi hija dispuesta a casarse con un Fulanito, “¿Quién es Fulanito?”,
“Se llama Manolo”, “Pero, ¿Manolo qué? El “¿Manolo qué?” es un
esfuerzo angustioso para saber cuál es la familia de Manolo, ya está
aumentando mi conocimiento de él; los hechos también tienen apel-
lido y tienen antecedentes. Entonces, este boletín sobre este aumento
de impuestos supone que hay antes una historia que yo debo conocer
para dar bien la noticia.
Después, este decreto o esta ley o esta disposición o norma, ¿en
qué contexto se produce? ¿Es que había necesidad de eso o es que
el gobernador se metió en líos y necesita reunir plata para tal cosa?
Los hechos que acompañan al hecho; ese contexto es una dimensión
temporal que se llama “el presente”; cuando yo reúno los hechos que
acompañan a ese hecho ya estoy conociendo mejor el hecho.
Y luego viene la otra: ¿cuáles van a ser los efectos de este nuevo
tributo? Oh, los efectos son previsibles: se van a levantar los taxistas,
van a hacer paro los taxistas, va a haber problemas también en los
barrios, la gente no se va a soportar este nuevo tributo, y como hay
unas próximas elecciones, esto va a influir en las elecciones; es lo que
llamamos nosotros las consecuencias, que es la dimensión temporal
que se llama “futuro”.
Y sigue todavía: este intento de poner un nuevo impuesto lo debe
conocer mejor, tanto en sus antecedentes como en la evaluación que
se debe hacer, un antiguo ministro de hacienda, o un secretario de ha-
cienda, o un profesor de universidad, bueno, desde el punto de vista de
la simple economía, y el impacto social que esto va a tener, ¿usted que
cree? Entonces ya estoy mirando ese hecho con los ojos del especialista.
Y todavía hay otro aspecto que puedo mirar: aquellos a quienes
afecta la medida, los que van a tener que pagar eso, ¿cuál es la opinión
que ellos tienen, qué alcances le ven a eso?
Como ustedes ven, seis consideraciones distintas, seis formas de
hacerle tratamiento a esta “carne cruda”, que cuando yo la sirvo con
todo estos aderezos ya no es solamente información, es conocimiento.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

De eso estamos hablando: el buen periodista elabora conocimiento,


y lo comparte.
Un elemento del buen periodismo es la constante profundización
de nuestros conocimientos; los periodistas que necesitan los periódicos
son los obsesivos y descontentos para quienes “ser reportero es mucho
más que dar noticias”. Aquí está utilizando [Jack] Fuller una frase de
comienzos del siglo XX, en ese momento [Joseph] Pulitzer llamó la
atención acerca de que la dimensión del reportero no se agota cuando
da una noticita, no, la dimensión de ese reportero es ir mucho más allá
de eso, él hablaba de “la ambición de mirar siempre la otra cara oculta
de la luna”, es decir, para mí lo evidente no es suficiente, yo voy mucho
más allá de lo evidente.
Entonces habría que pensar sobre temas claves, dice Fuller, discu-
siones que relacionan los problemas del periodismo con los principales
caracteres del pensamiento moral, pensar las noticias hasta llegar al
abordaje correcto de la historia, familiarizarse hasta sentirse cómodos
con la tecnología, educación rigurosa en una disciplina especializada, o
sea, Fuller está dándole forma a una tendencia que tiene el periodismo
de hoy: ya se están acabando los reporteros “toderos”, el reportero ése
que cubre cualquier noticia; no, ya el periodismo tiene que especializarse
porque el lector de hoy es mucho más exigente que el de ayer, porque
el de hoy tiene más fuentes de información, por tanto cuando lee tu
artículo quiere encontrar algo distinto de lo que ha hecho mientras
navegaba por internet, entonces, tiene que ser algo completamente
distinto o si no tú eres reemplazable y el periódico es reemplazable. Es
mucho más exigente la tarea de periodista hoy por esa razón. Educación
rigurosa, pues, en una disciplina especializada, leer textos originales
sobre filosofía, ciencia, leyes y otras disciplinas.
Y seguimos: aspirar al entendimiento intelectual y no al presen-
timiento visceral; o sea, no escriban nunca con el hígado ni con la bilis,
escriban con el cerebro y con neuronas, eso es lo que prácticamente se
le pide al periodista. Un periodista que está escribiendo deshecho por
la rabia, por la indignación, no puede hacer un buen periodismo, tiene
que elaborar el asunto fríamente porque sabe que tiene que hablar un
lenguaje que les llegue a todos y les sirva a todos. Que el periodista
busque no solamente los hechos sino la verdad detrás de ellos. En la
profesión, la creencia de que un periodista debe ser capaz de interp-
retar las noticias tiene el apoyo de los mejores editores, y aquí esta la

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

respuesta a la pregunta que se hacen hoy los dueños de periódicos y


los periodistas del mundo: ¿en qué somos irreemplazables frente a los
avances de la tecnología? Y “no hay ningún avance de la tecnología que
nos pueda superar a los periodistas cuando interpretamos los hechos
y somos capaces de comunicar esa interpretación a todos los lectores,
cualquiera que sea su nivel cultural”. Eso es de [Edmund] Lambeth,
profesor de ética de Estados Unidos.
“Escribir con la máxima sencillez y corrección posibles, y con
un total respeto a la lengua”; esto es de Camilo José Cela. Uno de los
disfavores que nos está haciendo internet es precisamente hacernos
perder el respeto y la dignidad de la lengua.
Y por último Fuller: “Necesitamos periodistas que puedan contar
una historia de una manera”, atención a este reto, “contar una historia
de manera que persuada a los científicos y al público por igual”. Ese sí
que es un reto complicado. Cuando te ponen a hablar sobre el Big Bang,
a ver, sobre eso los científicos tienen su propia visión y la gente tiene sus
propias cegueras, entonces, a unos y a otros los debo satisfacer como
periodista. Este es, pues, el sexto. Dice el ejercicio: “hay un periodismo
de información y otro de conocimiento”; se pueden pensar ejemplos
de uno y de otro, es posible pasar de la información al conocimiento
en todos los medios, entre nosotros este conocimiento elaborado y
compartido caracteriza lo que se tiene como buen periodismo. Dime.
Participante H.— Por cierto, checar ahí la siete, ¿no? Cono-
cimiento...
JDR.— ¡Ah, sí señor! ¿Esta es tuya? Dígalo.
Participante H.— Sí, sí es mía.
JDR.— Ok, eso merece un aplauso [aplausos]. Siquiera me hiciste
caer en la cuenta de que me estaba olvidando. Eso, entonces tenemos
otra vez aqui... chán [marca en la pizarra el número siete]. Estén atentos
para reclamar su crédito. Séptimo: “El buen periodista hace periodismo
con un objetivo”. En “plata blanca” es: uno no hace noticias simple-
mente por hacer noticias. Yo hago una noticia porque tengo un objetivo.
Entonces escogí la noticia sobre este nuevo impuesto que quiere poner
el gobernador porque yo quiero poner alerta a la gente: “miren que este
funcionario nos quiere sacar más plata” y eso debe tener un cedazo
crítico: la gente. No es cuestión de que el señor allá porque está en la
gobernación nos va metiendo la mano al bolsillo, no, un momentico,
¿cuáles son las razones que hay para eso? Ese puede ser el objetivo,

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

siempre objetivo de bien público. Si, por el contrario, es un objetivo


simplemente personal, porque a mí me cae mal el gobernador y entonces
yo voy a hacer todo lo necesario para que le fracase esa iniciativa, ahí
estás contaminando tu trabajo con asuntos personales.
Participante H.— Aún cuando tengas que comer.
JDR.— Aún cuando tengas que comer, sí, pero es contaminar el
trabajo, es decir, ponerte en pugna contigo mismo, porque al fin y al
cabo lo que uno lleva interiormente es el deseo de ejercer una profesión
de modo excelente, y valga el paréntesis: ¿en qué consiste la ética? Fun-
damentalmente la ética es un impulso interior, primero, lo cual significa
que nadie te puede obligar a ser ético; uno es ético porque le dio su gana,
su real gana, y su real gana le indicó que esto es lo mas coherente con
su forma de ver su vida y de buscar su felicidad; entonces, eres ético
por esas razones, no porque nadie te lo imponga sino porque tú viste
que lo más coherente, lo más lógico, lo más inteligente en la conduc-
ción de tu vida es actuar de esta o de esta otra manera.
Entonces, un objetivo: yo no hago periodismo simplemente
porque sí; no, porque yo tengo esta convicción y en relación con el
bien público yo estoy contribuyendo dando esta información de esta
o de esta manera.
“El mejor periódico es el que proporciona a la gente la información
que le sirva de base para pensar bien”. Observen que esa frase deja a
un lado otra que es muy común: “información para que la gente se en-
tretenga”, o “para que la gente se divierta”. Reitero, el buen periodismo
no es el que se dedica a entretener, ni a divertir, el buen periodismo es
el que convoca a la gente para construir un bien común fuerte, sólido,
siempre está buscando eso. No es, pues, informar por informar, sino
dar elementos para pensar.
Hay dos clases de periodismo: hay un periodismo que está dirigido
a la vista y al oído de la gente y no más; hay un periodismo que está
diciendo: “vea lo que pasó”, “oiga lo que dijeron”, y ahí termina. Y hay
otro periodismo que se dirige a los sentidos pero pone los sentidos para
estimular la inteligencia. La maldición de la televisión, trabajé mucho
tiempo en televisión, es que sólo es “vea y oiga”, no más; la televisión
ideal sería: “vea y oiga para que piense”. Entonces se trata de estimular
el pensamiento, porque estimulando el pensamiento estás dignificando
al hombre y al mismo tiempo estás convirtiendo a ese hombre en su-
jeto de la historia, no en su objeto. Sujeto de la historia es el que tiene

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

el control, el que sabe que puede cambiarla, y lo ideal es que todo ser
humano tenga la convicción de que la realidad debe ser cambiada, toda
realidad, cambiada de como es a ser mejor, y a eso está contribuyendo
uno cuando hace ese tipo de periodismo que hace que la gente piense.
Total que ante tus informaciones la gente puede estar convertida
simplemente en el curioso que mira desde una tribuna lo que pasa,
entonces estás cumpliendo solo parcialmente con tu tarea; o puede ser
un periodismo que convierta a los que reciben la información en seres
participantes, o sea que toman parte en lo que está sucediendo, que no
simplemente están contemplando el espectáculo que ocurre, que es,
entre otras cosas, parte del problema que ustedes tienen aquí en México.
Conversando con colegas de ustedes y leyendo trabajos de ellos llego
a la convicción de que buena parte del problema del narcotráfico es
que la sociedad se ha mantenido como distante porque todavía no les
han tocado la piel, y lo grave es que un problema de esa magnitud es
un problema que tiene que ser resuelto por toda la sociedad. ¿Decías
tú algo?
Participante H.— Esto de la participación del receptor, ¿tiene que
ver con el periodismo democrático o va más allá en la participación
más directa en la actividad del periodismo?
JDR.— Es la razón por la que el periodismo se mira como con-
structor de democracia, porque sabes que la esencia de la democracia
es la participación de todos en la construcción del bien común, y el
periodismo estimula esa participación, da elementos de participación;
en cambio, medios de comunicación que conviertan a la población en
pasiva, o sea, “contemplo lo que sucede desde una tribuna privilegiada,
pero yo no me unto, no tengo que ver con ese asunto”, ese es el mayor
peso que puede tener una sociedad porque es un peso muerto, es una
parte de la sociedad que espera que la arrastren, que no está poniendo
su fuerza al servicio de todos; el periodismo tiene allí una parte que
cumplir, muy importante.
“El verdadero periodismo es intencional, es decir, se fija un obje-
tivo e intenta provocar algún tipo de cambio. No hay otro periodismo
posible”. Observen la relación que existe entre la voluntad de cambiar y
periodismo. No se admite que haya un periodismo que no cambie cosas,
que viniera a ser la frase de Gabriel García Márquez, “ser periodista es
tener la oportunidad de cambiar algo todos los días”, es decir, el perio-
dismo es agente de cambio. Por eso queda muy atrás el periodismo de

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

entretenimiento, simplemente matar el tiempo antes que el tiempo nos


mate. No, el periodismo es mucho más que eso: es agente de cambio.
Si leéis los escritos de los mejores, comprobaréis que se trata de un
periodismo intencional: están luchando por algo. Aquí cabría la pregunta
de cualquiera de ustedes: ¿Y dónde está entonces, y dónde queda la
objetividad del periodista? Que los periodistas solemos discutir acerca
del asunto de que “yo no me puedo comprometer para que me crean”.
Aquí entran en juego tres palabras: el periodista puede ser neutral, el
periodista puede ser objetivo, el periodista puede ser imparcial. Y si
como ya hemos dicho, en español no hay sinónimos sino que cada una
de estas palabras tiene su propio contenido, entonces tenemos que
averiguar, ¿al fin qué, yo soy neutral, yo soy objetivo o soy imparcial? Y
hay ocasiones en que uno no puede ser neutral, porque la neutralidad
implicaría complicidad.
Estamos viviendo en este momento una noticia que ocurrió en
Bogotá, y que ha provocado la reacción de la prensa, una mujer de
unos cuarenta años, estaba estudiando su bachillerato en uno de los
colegios, algún compañero de estudios se la llevó y en un parque la
ha violado y, lo que ha causado más repugnancia, la ha empalado. El
empalamiento es una forma de tortura medieval en que por el año tú
metes un palo y atraviesas todo el cuerpo, y esa fue la atroz muerte
que encontró esta mujer. Entonces, ¿ante un hecho de esa naturaleza
el periodismo qué puede hacer? Puede hacer un periodismo neutral,
que cuente el hecho con absoluta frialdad y desde luego con un rigor
severo en todos los datos, o es un periodismo que toma partido y pide
a la justicia que cojan a ese bellaco y que lo castiguen con todo el rigor
de la ley; este segundo es un periodismo que toma partido, deja de ser
imparcial, digo, deja de ser neutral.
Participante H.— Pero, ¿no depende también del género? Por
ejemplo, si mi función es solamente la nota, noticiosa, seré imparcial
nada más dando el qué, cómo, cuándo, pero si es de opinión, pues ahí
no tendría que ser...
JDR.— Ya. Para los que no oyeron, depende del género, entonces,
si yo estoy dando simplemente la información, doy la información, no
tomo partido ni nada; si, por el contrario, estoy escribiendo columna
de opinión, pues es obvio que en la columna de opinión yo opine, pero
resulta que estamos ante la presencia del mal. Tal vez quien me dio el
mejor ejemplo sobre eso fue mi amigo Horacio Verbitsky, un brillante

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

periodista argentino. Me contaba lo siguiente: “Un día me encontré en


mi pantalla de televisión que uno de los presentadores más autorizados
y brillantes que hay en mi país estaba en el centro del set, a un lado tenía
a uno de esos generales que andan por ahí sueltos y que fueron de los
que desaparecieron gente y torturaron, y al otro lado estaba una de las
madres de la Plaza Mayor, o sea, solamente el set estaba poniendo en
el mismo nivel a la víctima y al victimario, y yo como periodista no
puedo poner en el mismo nivel a víctima y victimario, tengo que hacer
evidente la diferencia que hay entre ellos, y más aún, tengo que hacer
evidente mi repugnancia por el mal, por el victimario”. Es lo que uno
como periodista debe tener en cuenta, de que yo frente a mal evidente...
es decir, yo no puedo ser neutral frente a un secuestrador, ni frente a
alguien que está violando niños; yo no puedo ser neutral frente a alguien
que está robando el dinero de todos, eso lo tengo que condenar, y es
parte de mi función de presentación de la realidad, hay una realidad y
es que existe un mal y existe un bien
Participante M.— Pero las cosas a veces son más complejas,
podemos nosotros hacer una nota muy fuerte en la que... bueno, Chi-
huahua tiene problemas de violencia muy fuertes, como ya ha de estar
enterado, y en un ajuste de cuentas fueron unos tipos a la casa de otro
tipo y lo acribillaron y murieron dos niños, una menor de cuatro años
y su hermano de siete años, que iban llegando a la casa de la víctima
para ver si les regalaba un perrito; entonces, pues sí, efectivamente los
asesinatos... el homicida está mal, ¿pero ahí quién está mal?, ¿qué estaban
haciendo dos niños, una niña de cuatro años y un niño de siete años?,
¿dónde estaba su mamá?
JDR.— Sí, cuando uno está tratando de un caso en que hay neblina,
o sea, no se ve claro, no se ve claro, pero cuando tú ves que se trata de
un asesinato tienes que hablar de “asesinato” y no de “ejecución”: eje-
cución es una palabra que legitima el asesinato; al fin y al cabo cuando
se está hablando de la ejecución es de esos estados en donde existe
la pena de muerte y el gobernador ordena la ejecución, entonces hay
una legitimación; pero cuando yo estoy ante un asesinato, al asesinato
se lo llama “asesinato”, y eso es parte de la función, ¿por qué?, porque
yo estoy hablándole a una sociedad y abriendo los ojos a una sociedad
sobre lo que la está poniendo en peligro, y andar con medias tintas
significa que el periodista está renunciando a su función de abrir los
ojos de la sociedad a los peligros que corre. Allí viene muy a cuento

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

esa bella imagen que trazó [José] Saramago cuando habló de la ceguera;
entonces, llega un momento en que Saramago nos está mostrando a
toda una ciudad ciega y sólo una mujer tiene los ojos sanos, y ella sirve
de guía a todo el resto de la sociedad. Lo de periodismo tiene mucho
que ver con eso; el periodismo nunca se puede renunciar, nunca se
puede abstener de ejercer su función de guía de la sociedad porque
lo suyo es ver con claridad lo que está sucediendo; cuando no ve con
claridad cállese, pero desde el momento en que vea con claridad se
viene a aplicar lo que decíamos hace rato: “Nunca escribo nada de lo
que no esté convencido que es cierto”, de modo que cuando escribo
es porque estoy convencido de que es cierto. Tú querías decir algo.
Participante H.— Este punto número siete de que debemos de
tener la intención de tener el objetivo de escribir, me queda muy claro
que debo de ser responsable, pero también es muy importante aclarar,
para efectos de educación y formación de los alumnos, lo que tiene que
ver con el objetivo; cuidado, porque puede ser un objetivo perverso,
puede ser un objetivo enajenador, o información enajenadora, manipu-
lar perversidades de política de grupo, de género, etcétera, entonces sí,
aclarar muy bien, para efectos de formación y educación.
JDR.— Por eso tiene que ser muy claro que la intencionalidad que
debe tener siempre el periodista es una intencionalidad de servicio al
bien común, y cuando eso es claro no caben los objetivos perversos,
siempre el bien común es la guía que uno tiene como periodista para
darle la orientación a su información.
Seguimos. “El periodista no es eje de nada, es el eco de todo”, que
es lo que rechaza el periodista que se vuelve protagonista y que hace que
gire toda la información acerca de los enormes trabajos que tuvo que
superar para obtener esta información; eso es el peor periodismo que
se puede hacer porque es un periodismo narcisista, el periodista se está
contemplando a sí mismo como eje, como el centro de todas las cosas.
Vamos a la octava: “El buen periodista tiene sentido del otro”.
Aquí creo que estamos llegando a uno de los puntos más claves de
esta descripción del buen periodismo, el buen periodismo siempre
está guiado, siempre tiene esa aura, ese ambiente, de quien piensa en el
otro. Más aún: en la formación del periodista es indispensable el crear
[sic] la sensibilidad hacia el otro, teniendo en cuenta esto de que la
apertura hacia el otro es una de las expresiones de desarrollo personal.
Fíjense que aún físicamente está expresado eso: el bebé, mas aún, el

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

feto, piensen en la figura del feto, está concentrado en sí mismo, vol-


cado hacia sí mismo; después el bebé, el bebé sólo piensa en sí mismo,
y uno se da cuenta de que ha ocurrido algo en el bebé cuando algún
día ese bebé como que se yergue para mirar al otro. En el desarrollo
personal cumple un papel indispensable y sintomático de desarrollo el
solo hecho de olvidarse de sí para pensar en el otro. Un periodista es
una isla rodeada de otros; uno siempre está en función y dependiendo
del otro. Yo como periodista no puedo dar ninguna información si no
tengo una fuente; esa fuente es el otro; no tiene sentido mi trabajo de
periodista si no es para el otro, el lector, el oyente o el televidente. Yo
estoy siempre rodeado de otros, mi trabajo es precisamente para los
otros, lo cual permite suponer que es esencial dentro de mi formación
como periodista esa sensibilidad hacia el otro y estar siempre volcado
hacia el otro. Los peores trabajos periodísticos son aquellos que se hacen
en función del propio periodista o de su medio de comunicación; los
mejores son los que se hacen para servicio de toda la sociedad. Ahí
está la clave, y muchos de los dilemas éticos que se le plantean a un
periodista se resuelven simplemente con preguntarse dónde está el otro
es este trabajo periodístico.
A Kapuscinski le iban a dar el doctorado honoris causa en la Uni-
versidad Raimundo Lulio, y tuvo que pronunciar allí un discurso de
aceptación de su doctorado, y llama la atención en ese discurso que
comienza haciendo alusión a su estado de ánimo cuando va a cubrir
alguno de esos lugares terribles de África y dice él: “Mientras me voy
aproximando al lugar de llegada, crece en mí la inquietud acerca de cómo
será mi relación con esos otros que encontraré en el aeropuerto y que
después encontraré en el curso de mi trabajo de reportero, porque de
esa relación con el otro depende todo”.
Si uno mantiene una relación con el otro que es relación de servicio,
tiene la clave para hacer un buen trabajo periodístico; si, por el con-
trario, la relación con el otro es una relación de poder, allí está echando
abajo toda la calidad de su trabajo periodístico, y hay un ejemplo sobre
esto que me parece muy importante, aunque me quite tiempo del muy
escaso de que disponemos, pero quiero explicarles esto, porque tiene
que ver con una práctica que es común, es decir, los periodistas nos
hemos construido, en razón de una mala práctica, en entrevistadores,
entonces tú muchas veces, al examinar tus éxitos profesionales, “yo
entrevisté al rey de Siam”, “yo entrevisté al presidente Fulano de Tal”,

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

“yo entrevisté al Nobel Tal”; a Kapuscinski le preguntan en uno de


sus talleres que hizo para la Fundación Nuevo Periodismo: “Ryszard,
¿cuál ha sido tu mejor entrevista?”, “Yo no hago entrevistas”, “¿Y por
qué?”, “Porque yo no sabría hacer entrevistas”, “Y entonces, ¿cómo
obtienes tu conocimiento?”, “Conversando”. Y ahí está la clave. ¿Por
qué? Porque la entrevista y la forma de hacer entrevista es una expresión
de poder, y el periodista sí que utiliza eso para acentuar e incrementar su
poder: “Yo soy quien hace las preguntas”, eso lo hemos oído de pronto
alguna vez. “Usted no ha respondido mi pregunta”. Y resulta que el
periodista asume una entidad y un tono de juez. Son insoportables esas
entrevistas con alguien de quien se sospecha que cometió algún delito
y el periodista asume un papel improvisado de juez, con la ilusión de
que en el curso de la entrevista el hombre va a decir: “Sí, soy culpable”,
y el periodista: “¿Se fijan? Yo ya lo sabía” Es insoportable esa actitud
mental, porque está asumiendo un poder que no le corresponde; el
periodista es un simple ciudadano bien informado, no es ni instructor
criminal, no es alguien que haya sido delegado por ahí; a nosotros no
nos delegó nadie, nosotros llegamos a tener credibilidad y respeto de
la gente por nuestro trabajo, no porque alguien lo haya consagrado
en una encuesta o en una elección o cosa así. La entrevista llega a
convertirse en eso cuando deja de ser conversación y se convierte en
interrogatorio criminal.
Entonces, preguntándome qué quiere decir Ryszard con eso de
que “obtengo mi información conversando”, investigo en sus textos y
encuentro algunos aspectos muy clarificadores, por ejemplo, Ryszard
nunca aceptaba llegar a hoteles de cuatro, cinco o seis estrellas, y con-
taba, por ejemplo, “en África, cuando yo quiero conocer qué es lo que
la gente de África vive y cree, voy a los barrios y pido que me dejen
dormir en una de sus casas; son una noches terribles de ratas, cucarachas,
toda suerte de sonidos y de olores y demás, pero al día siguiente me
consideran como uno de ellos, y es entonces cuando puedo conversar”.
Conversar significa estar en el mismo nivel con tu interlocutor; entre-
vistar significa un nivel alto para quien entrevista y un nivel bajo para el
entrevistado; entonces, se trata de cambiar la línea vertical por la línea
horizontal. Y luego, conversar significa tener muchos elementos en
común, de modo que los dos dan y los dos reciben; entrevistar significa
que el que da todo es el entrevistado, tú no das nada, como periodista.
O sea, es cambiar el orden de los factores, y entonces, en lugar de

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

uno alto y uno bajo, los dos nivel horizontal, temas que conciernen a
todos, aceptación de los temas que vienen de él y valoración de esos
temas que vienen de él. De todo esto les hablaba, “sentido del otro”,
porque ahí hay respeto del otro, hay valoración del otro, y, sobre todo,
no se anula nada del otro, y ese es el sentido del periodismo; ustedes
comprenden que un periodismo así es un periodismo de servicio y no
es periodismo de poder; el poder es una tentación a la que estamos
expuestos los periodistas, y cuando cedemos a esa tentación, hagamos
lo que hagamos, nuestro producto será un producto de mala calidad.
En los diez principios profesionales del periodismo de calidad se está
mencionando “conciencia de servicio al público”, que tiene que ver
con el sentido del otro; “adopción de los derechos humanos”, allí sí
que está presente el derecho del otro y el respeto del otro; “tolerancia
activa de nacionalidades, razas y religiones”, respeto elevado al máximo
de lo que es el otro; “respeto de la vida privada e intimidad personal”,
“ninguna exaltación de violencia, brutalidad o inmoralidad”; todos
esos son los aspectos que están implicados en esa expresión inicial: el
periodista es alguien abierto al otro.
“Los buenos periodistas son personas respetuosas con el otro”, esto
es de Kapuscinski, “capaces de mostrar esa actitud en todo momento.
Ser reportero significa antes que nada respetar a todo ser humano en
su propia privacidad, personalidad y escala de valores. Sin los otros
no podemos hacer nada. La cuestión fundamental de este oficio es el
entendimiento con el otro. Una condición fundamental para hacer pe-
riodismo consiste en ser capaz de funcionar en conjunto con los otros”.
De modo que ahí tienen ustedes, esta sí que es una clave valiosa de
lo que es la calidad del periodista. ¿Eso está allí?... [observa la pizarra]
“independiente”... ¿Alguien puede reclamar un crédito?
Participante H.— En el número seis, “visión y responsabilidad”
Participante M.— ...había hablado de la otredad, ¿no?, ¿por qué
se nos olvida cuando manejamos el yo y separamos el tú, y por qué
obviamos que ese tú es otro yo? Y como decía [José] Ortega y Gasset:
¿Por qué se nos olvida que el yo más el tú es el no-otro? El juego de
la otredad; ahí...
JDR.— Es que es fundamental.
Participante M.— ...ahí hay eso, “es mi visión”, “es mi realidad”.
JDR.— Ahora, yo me pregunto, y me pregunto con los que aquí
son profesores en la universidad, si este tipo de cosa constituye una

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

preocupación dentro de la docencia, porque es un aspecto fundamental.


Participante M.— Bueno, debería, no sólo en la docencia.
JDR.— ¿Tú nos puedes responder algo de eso?
Participante H.— Sí, sin duda, en el caso de un buen periodismo
que tiene una visión social, y no hago referencia a mi visión personal,
sino a la visión social de visualizar la comunidad donde hay empresa,
gobiernos, niños, etcétera, se tiene que tener un visión social de una
realidad social; la otra: un buen periodista debe tener responsabilidad
social, que se debe al otro, al que tú comentas, que se debe y que existe
una reponsabilidad social periodística; es la que entiende que existen
derechos humanos, una reponsabilidad social periodística, no individual,
es la que da el servicio al público; la responsabilidad social es trabajar
con el público; nos debemos a una comunidad que tiene principios,
que tiene sentimientos, que tiene emociones, que tiene también re-
sponsabilidades, que tiene derechos, humanos y sociales; entonces, me
refiere no a mi visión, sino a la visión general del periodista, que debe
visualizar socialmente, no de manera perversa, no de manera egoísta,
no de manera individual.
JDR.— Sí, creo que acentuar eso contribuiría a un periodismo
muy distinto.
Participante M.— Sin embargo, en respuesta a lo que preguntaba,
aunque debería ser así, lamentablemente no sucede, en la mayoría de
las escuelas, de periodismo propiamente, pero también en las que
forman periodistas ya en la realidad de los medios, que son muchas,
lamentablemente no lo tenemos; vemos esta visión del otro en algunas
conferencias de los existencialistas de filosofía que nos damos la vuelta,
pero no forma parte de la currícula, es más enfocada a conocimiento
técnico, y aunque lo más cercano a la materia de Ética Profesional, que
esa es de cajón en toda la Universidad, es en cuatro meses ver todo lo
que concierne a la ética, entonces es algo todavía muy somero
JDR.— A eso agréguenle ustedes, como me tocó verlo en alguno
de los momentos de mi ejercicio profesional, que en el consejo de
redacción, recuerdo una compañera que siempre tenía una gran sen-
sibilidad en ese sentido y presentaba buenos temas, se lo rechazaban
porque “eso es como comunistoide”, y con eso los temas que tenían
que ver directamente con el derecho de la gente y demás los descarta-
ban, porque eso era “comunistoide”. Creo que en eso todavía hay un
camino muy largo para recorrer.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Pasamos al número nueve, a ver qué es el ejercicio aquí... ¿El sentido


del otro impondría cambios en la manera de informar? Recordar buenos
trabajos periodísticos, ¿aparece allí el sentido del otro, en esos traba-
jos periodísticos?, y demás. Bueno, entonces, eso del otro no aparece
sino aquí, en esto de “misión y responsabilidad social”. Ok, llevamos
ya tres, ¿no? Y vamos para el número nueve: “El buen periodista es
independiente” ¡Hey!, ¿quién dijo esto? ¿Y tiene mal de Parkinson?
Olvídese, señor, que usted no puede ser cirujano; pintor que no tenga
sus ojos sanos, difícilmente... es decir, son incompatibles. Periodista que
no sea independiente, olvídese, señor, y está en serio, no hay ninguna
exageración. Pasamos a considerarlo:
“Parámetros de un buen periódico”, esto es de Reymundo Roberts,
el hombre de La Nación de Buenos Aires, “el suficiente grado de inde-
pendencia: es buen periódico el que tiene agenda propia; buen diario es
el que está atento a las buenas noticias”, no únicamente a las malas no-
ticias, estos días me planteaban esa pregunta: ¿Por qué la persistencia de
los medios de comunicación de priorizar las malas noticias?, entonces,
hubo catástrofe: primera plana; hubo un robo de grandes cantidades:
primera plana; un papá violó a su hija: primera plana, ¿por qué esa per-
sistencia? Hay una primera explicación: es la noticia más fácil de hacer,
no requiere ningún talento, y aquí estoy utilizando una expresión que a
mí me sacudió cuando estaba aprendiendo a ser periodista de televisión,
tenía en mis manos un manual de una de las cadenas de Estados Unidos
que enseñaba a hacer periodismo de televisión y de pronto encontré
esta frase que inmediatamente la subrayé: “Para cubrir un incendio o
una catástrofe no se necesita ningún talento” ¿Por qué razón? Porque
en el incendio o en la catástrofe los elementos te salen al encuentro, tú
no los tienes que descubrir; si yo voy a un incendio, ahí están las llamas,
lo primero que ves, ahí está el humo, ahí están los gritos, ahí están
las sirenas, todo te sale, es decir, tú no tienes que hacer mayor cosa,
no tienes que crear nada, simplemente que la cámara vaya captando;
después llegas a la sala de edición, ensamblas todos esos elementos y
reconstruyes el incendio; allí no ha habido mayor talento. En cambio,
cuando usted tiene que reconstruir un hecho bueno tiene que utilizar
mucho talento para no caer de pronto en la cosa sentimental y para
destacar particularmente la razón por la que alguien decide ser bueno;
porque el que decide ser bueno es alguien que está construyendo, el
que decide ser malo está destruyendo, y es más fácil destruir que con-

99
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

struir. Por tanto yo como periodista puedo estar en esas condiciones,


puedo estar siguiendo al que destruye, y una cosa que se está cayendo
es muy fácil de filmar o de describir. Describa usted, por el contrario,
el proceso de una alma buena, generosa o heroica y ahí se la tendrá
que ver con unos elementos que no están visualizables, sino que usted
tiene que dar a entender utilizando la metáfora, que es el puente que
hay entre las cosas difíciles y la comunicación.
Por tanto, “independiente”, debe ser independiente primero porque
el suficiente grado de independencia es un parámetro del buen periódico
y el buen periódico es el que tiene agenda propia y el que está atento
a las buenas noticias.
“Mandamientos del buen periodista: ser independiente en su crite-
rio. Resistir toda clase presiones, incluidas las de la propia empresa”. En
mi país se hizo una encuesta entre doscientos periodistas de distintas
ciudades, en que se les hizo la siguiente pregunta: “¿Cuál ha sido la
explicación de que buenas noticias o noticias importantes hayan sido
silenciadas por su medio: presión de la guerrilla, presión de los nar-
cos, presión de los paramilitares, presión de los militares, presión del
gobierno, presión de los delincuentes o presión dentro de su propio
medio?”, y me han de creer que la mayoría de las respuestas fue que la
principal presión estaba dentro del propio medio, porque es una presión
difícil de resistir, a veces parece que equivaliera a patear la lonchera, y
desde luego que el sentido común indica que la lonchera es sagrada.
Bueno. Seguimos: “Un periodista digno de ese nombre no recibe
dinero de un servicio público o de empresas privadas”. Independen-
cia. Periodistas de Francia: “La necesidad de ser independiente de los
anunciantes”; para poder hacer juicios sobre las noticias ha quedado
bien establecida, así como la necesidad de mirar las instituciones desde
una instancia crítica. Fuller, el hombre de la SIP: “Lo ideal es ser lo más
independiente posible, pero la vida está lejos de ser ideal; el periodista
se ve sometido a muchas y distintas presiones. En general, la conquista
de cada pedacito de nuestra independencia exige una batalla, y es una
batalla que hay que dar todos los días”. Nadie es independiente, todos
estamos en proceso de construir nuestra independencia todos los días.
Lista de las dependencias de un periodista, la podríamos hacer; clasi-
ficarlas, hay dependencias internas y externas y se pueden neutralizar,
¿cómo? Eso lo hacemos en otro taller.

100
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Pasamos al décimo: “El buen periodista mantiene intacta su capaci-


dad de asombro”, el día que se te acabe esa capacidad es como el auto al
que se le acaba la gasolina: te inmovilizaste. El decálogo provocado en
este Congreso de Prensa Latina celebrado en La Habana y confirmado
en México previene contra la monotonía y la uniformidad como males
mortales para el periodista, contra ellos proponen el artículo siguiente:
“Transformarse de modo constante; un periodista tiene que ser cada día
más original que el día anterior”. Y seguimos... ¿Se acabó? No, no se ha
acabado. Que no haya manifestación de la vida cuyos diarios accidentes
no sorprendan al diarista, eso es hacer un buen diario; esa capacidad de
asombro va ligada a la capacidad de hacerse preguntas, que es lo que
distingue al buen reportero, y que es a la vez el resultado de un fino
sentido para descubrir lo nuevo y de una sabia y humilde disposición
para estar aprendiendo. Subrayo y este es el subrayado final: esta es una
profesión que nunca termina de aprenderse. Si ustedes oyen decir a un
periodista muy sabio, muy famoso: “Yo me las sé todas”, anoten que
ese es el error máximo que se puede cometer, ese “yo me las sé todas”
significa estar cerrado a un aprendizaje nuevo, y esta es una profesión
que está siempre brindando aprendizajes nuevos.
Con estas diez claves ustedes pueden pensar, primero, ¿soy un buen
periodista?; segundo, ¿qué es lo que me hace falta para ser un buen pe-
riodista?, y tercero, es apasionante tener una profesión en la que nunca
se siente uno suficientemente bueno. Les agradezco su paciencia, han
sido pacientísimos estas cuatro horas, y espero que sean de provecho
y que alguno de sus apuntes que llevan les pueda inspirar una forma
de ser buenos periodistas, que, no tengo duda, ya lo son.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Las fuentes de la
deontología periodística

Decálogo del buen periodista


Javier Darío Restrepo

1. El buen periodista ha de ser, ante todo, una buena persona.


José Martí lo dijo con una metáfora: detrás de un buen periódico
hay “una mano enguantada que lo escribe y unos labios sin mancha
que lo dictan”. Como obra del espíritu que es, el buen periódico
solo puede ser producido por buenas personas, que son el punto
de partida para llegar a ser buenos periodistas.
2. El buen periodista ha de estar orgulloso de su profesión.
Sonó como una novedad cuando Kapuscinski lo dijo en un taller
en México y lo repitió en Buenos Aires: “Hay que sentir orgullo y
respeto por lo que uno hace”.
3. El buen periodista tiene un sentido de misión en su ejercicio pro-
fesional.
Kapuscinski testimoniaba: “A veces me he sentido como un mi-
sionero cuyos actos están dictados por la pasión y el sacrificio”.
Nostálgico, Ryszard recordaba esa característica de los buenos
periodistas de antes, como si se tratara de un esplendor apagado:
“Antes”, escribía, “se vivía el periodismo como una noble vocación
a la que los periodistas se entregaban plenamente y para toda una
vida”.
4. El buen periodista es un apasionado por la verdad.
Esto se lee en una placa de bronce que decora el vestíbulo de la
Escuela de Periodismo de la Universidad de Missouri. Con más
de un siglo y medio de antigüedad, este texto reza: “El periodista
cree que cuanto escribe es solamente lo que siente en su conciencia
como verdadero”. Es la misma convicción que hoy proclaman los
periodistas con un punto de vista, para quienes es claro que solo
deben escribir y publicar lo que ellos ven como cierto.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

5. El buen periodista es autocrítico.


El periodismo se aprende y perfecciona más en los errores que en
los aciertos. Un error señala las debilidades, estimula las correccio-
nes y logra que hoy se hagan las cosas mejor que ayer y que mañana
sean de mayor calidad que las de hoy.
6. El buen periodista elabora conocimiento y lo comparte.
Jack Fuller, al describir la clase de periodistas que necesitan los perió-
dicos, fija la atención en los obsesivos y descontentos para quienes
ser reportero es mucho más que dar noticias, que era el criterio de
Pulitzer, por tanto “habría que pensar sobre temas clave, discusiones
que relacionen los problemas del periodismo con los principales
caracteres del pensamiento moral”, “pensar las noticias hasta llegar
al abordaje correcto de la historia”, “familiarizarse hasta sentirse
cómodos con la tecnología”, “educación rigurosa en una disciplina
especializada”, “leer textos originales sobre filosofía, ciencias, leyes
y otras disciplinas”. “Necesitamos periodistas”, concluye Fuller,
“que puedan contar una historia de una manera que persuada a los
científicos y al público por igual”. “Es lo que se llama escribir bien:
con gracia, sorpresa, suspenso”, explica Robert Lambeth, y apela a
la metáfora: “lenguaje que simplifique lo complejo y que convierta
lo difícil en moneda que todos pueden utilizar”. Eso solo lo hace
un buen periodista.
7. El buen periodista hace periodismo con un objetivo.
Esto consiste, según Gabriel García Márquez, en “cambiar algo
todos los días”, y según Kapuscinski “el verdadero periodismo es
intencional, es decir, se fija un objetivo e intenta provocar algún tipo
de cambio. No hay otro periodismo posible. Si leéis los escritos de
los mejores comprobaréis que se trata siempre de un periodismo
intencional. Están luchando por algo”.
8. El buen periodista tiene el sentido del otro.
La experiencia larga y brillante de Kapuscinski le indicó que “los
buenos periodistas son personas respetuosas con el otro, capaces
de mostrar esa actitud en todo momento. Ser reportero significa,
antes que nada, respetar a todo ser humano en su propia privacidad,
personalidad y escala de valores”. En otra ocasión, un taller con
periodistas, fue explícito: “Sin los otros no podemos hacer nada.
La cuestión fundamental de este oficio es el entendimiento con el
otro. Una condición fundamental para hacer periodismo consiste
en ser capaz de funcionar en conjunto con los otros”.
104
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

9. El buen periodista es independiente.


En nuestros días el testimonio de Kapuscinski es concluyente:
“Lo ideal es ser lo más independiente posible, pero la vida está
lejos de ser ideal. El periodista se ve sometido a muchas y distintas
presiones. En general, la conquista de cada pedacito de nuestra
independencia exige una batalla”. Su testimonio deja la certeza de
que nadie es totalmente independiente, de que la independencia se
gana día a día y de que, a pesar de todo, es una condición necesaria
e irreemplazable para quien quiera ser un buen periodista.
10. El buen periodista mantiene intacta su capacidad de asombro.
Esa capacidad de asombro va estrechamente ligada a la capacidad
de hacerse preguntas, que distingue al buen reportero y que es a
la vez el resultado de un fino sentido para descubrir lo nuevo y de
una sabia y humilde disposición para estar aprendiendo a todas
horas, de toda persona y en todas las circunstancias. Las mejores
investigaciones, los trabajos periodísticos de mayor calidad, son
el resultado de preguntas que mantuvieron activo a un periodista
que finalmente obtuvo una respuesta. Cuando no hay preguntas
ni asombro aparece la rutina profesional. “Uno de los grandes
peligros de esta profesión es la rutina”, decía Kapuscinski, quien
agregaba: “uno corre el riesgo de estancarse, de quedarse satisfe-
cho... el periodismo es un acto de creación”. Para no estancarse,
para sacudir la rutina, para seguirle la pista a la realidad que todos
los días se reinventa, el buen periodista mantiene su capacidad de
asombro tan intacta como sus sueños.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Reflexiones sobre
el oficio de periodista
Ryszard Kapuscinski34

• “Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un
buen hombre, o una buena mujer: buenos seres humanos. Las ma-
las personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena
persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones,
su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse,
inmediatamente, desde el primer momento, en parte de su destino.
Es una cualidad que en psicología se denomina ‘empatía’. Mediante
la empatía, se puede comprender el carácter del propio interlocutor
y compartir de forma natural y sincera el destino y los problemas
de los demás” (en Los cínicos no sirven para este oficio).
____________________________________
Ryszard Kapuscinski (Pinsk, Bielorrusia, 1932-Varsovia, Polonia, 2007). Periodista, escritor
34

y ensayista, es considerado uno de los mejores reporteros internacionales. Debutó a los 17


años en la revista polaca Hoy y mañana. A partir de 1962 compaginó sus colaboraciones pe-
riodísticas con la actividad literaria y ejerció como profesor en varios centros universitarios
y en otras instituciones, como la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, creada por
Gabriel García Márquez. Kapuscinski sobrevivió a 27 revoluciones, informó 12 veces desde
el frente y fue condenado a muerte en cuatro ocasiones. Colaboró en medios como Time,
The New York Times, El País, La Jornada y Frankfurter Allgemeine Zeitung. Su obra, tanto literaria
como periodística, se ha visto reconocida con diversas distinciones: fue nombrado doctor
Honoris Causa en siete ocasiones (por las universidades de Cracovia, de Gdansk, de Wroclaw,
de Silesa, de Barcelona y la Ramon Llull), e igualmente obtuvo diversos galardones por su
creación literaria, como el premio Alfred Jurzykowski (Nueva York, 1994), el Hansischer
Goethe (Hamburgo, 1998), el Imegna (Italia, 2000), el Prix de l’Astrolabe, el J. Parandowsky
del Pen Club y el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades (2003), y el
Premio Letterario Elsa Morante (2005). Fue también miembro de la Academia Europea de
las Ciencias y las Artes.
Destacaba en él su incansable capacidad de trabajo; una irrepetible combinación de pe-
riodismo muy documentado, una actitud de solidaridad para con todo aquel que encontraba
en su camino, y la práctica de un periodismo honesto con tintes filosóficos –“se puede ser
escéptico, pero no cínico: el cinismo te aleja de la gente; los cínicos no sirven para este ofi-
cio”– le convertirían en uno de los profesionales más aclamados, respetados y sinceramente
admirados de nuestra época.

106
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

• “Los buenos periodistas son personas respetuosas con el otro”.


• “Hay que sentir orgullo y respeto por lo que uno hace”.
• “Antes, los periodistas eran un grupo muy reducido, se les valora-
ba. Ahora el mundo de los medios de comunicación ha cambiado
radicalmente. La revolución tecnológica ha creado una nueva clase
de periodista. En Estados Unidos les llaman media worker. Los pe-
riodistas al estilo clásico son ahora una minoría. La mayoría no sabe
ni escribir, en sentido profesional, claro. Este tipo de periodistas no
tiene problemas éticos ni profesionales, ya no se hace preguntas.
Antes, ser periodista era una manera de vivir, una profesión para
toda la vida, una razón para vivir, una identidad. Ahora la mayoría
de estos media workers cambian constantemente de trabajo; durante
un tiempo hacen de periodistas, luego trabajan en otro oficio, luego
en una emisora de radio... No se identifican con su profesión” (El
País).
• “A veces me he sentido como un misionero cuyos actos están dic-
tados por la pasión y el sacrificio”.
• “El verdadero periodismo es intencional... Se fija un objetivo e intenta
provocar algún tipo de cambio. El deber de un periodista es informar,
informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentando el
odio o la arrogancia. La noticia debe servir para aumentar el cono-
cimiento del otro, el respeto del otro” (El País).
• “Para escribir una página es necesario haber leído cien”.
• “Hay profesiones para las que, normalmente, se va a la universidad,
se obtiene un diploma y ahí se acaba el estudio. Durante el resto de
la vida se debe, simplemente, administrar lo que se ha aprendido.
En el periodismo, en cambio, la actualización y el estudio constantes
son la conditio sine qua non. Nuestro trabajo consiste en investigar y
describir el mundo contemporáneo, que está en un cambio continuo,
profundo, dinámico y revolucionario. Día tras día, tenemos que estar
pendientes de todo esto y en condiciones de prever el futuro. Por
eso es necesario estudiar y aprender constantemente” (en Los cínicos
no sirven para este oficio).
• “Podemos encontrar muchos periodistas jóvenes llenos de frus-
traciones, porque trabajan mucho por un salario muy bajo, luego
pierden su empleo y a lo mejor no consiguen encontrar otro. Todo
esto forma parte de nuestra profesión. Por tanto, tened paciencia y
trabajad. Nuestros lectores, oyentes, telespectadores son personas

107
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

muy justas, que reconocen enseguida la calidad de nuestro trabajo


y, con la misma rapidez, empiezan a asociarla con nuestro nombre;
saben que de ese nombre van a recibir un buen producto. Ése es
el momento en que se convierte uno en un periodista estable. No
será nuestro director quien lo decida, sino nuestros lectores” (en Los
cínicos no sirven para este oficio).
• “Para mejorar la propia práctica, nada mejor que leer las notas pro-
ducidas y preguntarse si lo que uno ha escrito está a la altura de lo
que habría podido escribir”.
• “El principal peligro [para el periodista en el ejercicio de su profe-
sión] es la rutina. Uno aprende a escribir una noticia con rapidez, y
a continuación corre el riesgo de estancarse, de quedarse satisfecho
con ser capaz de escribir una noticia en una hora, convencido de que
eso es todo lo que requiere el periodismo. Ésta es una visión nefasta
de la práctica profesional. El periodismo es un acto de creación”.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Credo del
buen periodista
José Martí35

En el artículo “Sobre periodismo”, publicado en 1892 en la revista Patria,


Martí define la misión del periodista de la siguiente manera:
Que no haya una manifestación de la vida cuyos diarios accidentes no
sorprendan al diarista: eso es hacer un buen diario. Decir lo que a todos
conviene y no dejar de decir nada que a alguien pueda convenir. Que todos
encuentren en el diario lo que pueden necesitar saberlo. Y decirlo con
un lenguaje especial para cada especie: escribiendo en todos los géneros,
menos en el fastidioso de Bibeau, desdeñando lo inútil y atendiendo
siempre lo útil, elegantemente. Que un periódico sea literario no depende
de que se vierta en él mucha literatura, sino que se escriba literariamente
todo. El periódico debe estar siempre como los correos antiguos, con el
caballo enjaezado, la fusta en la mano, y la espuela en el tacón. Al menor
accidente, debe saltar sobre la silla, sacudir la fusta, y echar a escape el
caballo para salir pronto y para que nadie llegue antes que él. Debe, ex-
tractando libros, facilitar su lectura a los pobres de tiempo. O de voluntad
o de dinero. Hacer asistir a los teatros, como sentados en cómoda butaca
____________________________________
José Martí (La Habana, 1853-Dos Ríos, Cuba, 1895). Político y escritor cubano. A la edad
35

de doce años empezó a estudiar en el colegio municipal que dirigía el poeta Rafael María
de Mendive, quien se fijó en las cualidades intelectuales del muchacho y decidió dedicarse
personalmente a su educación. El joven Martí pronto se sintió atraído por las ideas revo-
lucionarias de muchos cubanos, y tras el inicio de la guerra de los Diez Años y el encarce-
lamiento de su mentor, inició su actividad revolucionaria: publicó una gacetilla, El Diablo
Cojuelo, y poco después una revista, La Patria Libre. A los diecisiete años fue condenado a
seis de cárcel por su pertenencia a grupos independentistas; realizó trabajos forzados en el
penal hasta que su mal estado de salud le valió el indulto. Deportado a España, inició en
Madrid estudios de derecho y se licenció en derecho y filosofía y letras por la Universidad
de Zaragoza. Tras viajar durante tres años por Europa y América, Martí acabó por instalarse
en México, donde se casó con la cubana Carmen Sayes Bazán y, poco después, gracias a
la paz de Zanjón, que daba por concluida la guerra de los Diez Años, se trasladó a Cuba.
Deportado de nuevo por las autoridades cubanas, temerosas ante su pasado revolucionario,
se afincó en Nueva York y se dedicó por completo a la actividad política y literaria. Desde su

109
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

que este efecto hace una alineada y juiciosa revista, a los pobres y a los
perezosos. Deber desobedecer los apetitos del bien personal, y atender
imparcialmente al bien público. Debe ser coqueta para seducir, catedrático
para explicar, filósofo para mejorar, pilluelo para penetrar, guerrero para
combatir. Debe ser útil, sano, elegante, oportuno, saliente. En cada artículo
debe verse la mano enguantada que lo escribe, y los labios sin mancha que
lo dicta. No hay cetro mejor que un buen periódico.36

____________________________________
residencia en el exilio, José Martí se afanó en la organización de un nuevo proceso revolu-
cionario en Cuba, y en 1892 fundó el Partido Revolucionario Cubano y la revista Patria. Se
convirtió entonces en el máximo adalid de la lucha por la independencia de su país. Dos años
más tarde, tras entrevistarse con el generalísimo Máximo Gómez, logró poner en marcha
un proceso de independencia. Pese al embargo de sus barcos por parte de las autoridades
estadounidenses, pudo partir al frente de un pequeño contingente hacia Cuba. Fue abatido
por las tropas realistas cuando contaba cuarenta y dos años. Martí es, junto a Bolívar y San
Martín, uno de los principales protagonistas del proceso de emancipación de Hispanoamérica.
Además de destacado ideólogo y político, fue uno de los más grandes poetas hispanoame-
ricanos y la figura más destacada de la etapa de transición al modernismo. Su única novela,
Amistad funesta fue publicada por entregas en el diario El latino-Americano. Entre sus obras
dramáticas destacan Adúltera (1873), Amor con amor se paga (1875) y Asala. También fundó una
revista para niños, La Edad de Oro, y colaboró con diversas publicaciones de distintos países,
como La Revista Venezolana, La Opinión Nacional de Caracas, La Nación de Buenos Aires o la
Revista Universal de México. Sus Obras completas (1963-1965) constan de 25 volúmenes.
36
Citado por Alfredo Villalobos Jiménez en “La misión del periodismo en José Martí”.

110
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Los doce mandamientos que


debe saber un periodista
Camilo José Cela37

El periodista debe:
I. Decir lo que acontece, no lo que quisiera que aconteciese o lo
que imagina que aconteció.
II. Decir la verdad anteponiéndola a cualquier otra consideración y
recordando siempre que la mentira no es noticia y, aunque por
tal fuere tomada, no es rentable.
III. Ser tan objetivo como un espejo plano; la manipulación y aun
la mera visión especular y deliberadamente monstruosa de la
imagen o la idea expresada con la palabra cabe no más que a la
literatura y jamás al periodismo.
IV. Callar antes que deformar; el periodismo no es ni el carnaval, ni
la cámara de los horrores, ni el museo de figuras de cera.
V. Ser independiente en su criterio y no entrar en el juego político
inmediato.
VI. Aspirar al entendimiento intelectual y no al presentimiento
visceral de los sucesos y las situaciones.
VII. Funcionar acorde con su empresa –quiere decirse con la línea
editorial–, ya que un diario ha de ser una unidad de conducta y
de expresión y no una suma de parcialidades; en el supuesto de
que la coincidencia de criterios fuera insalvable, ha de buscar
trabajo en otro lugar ya que ni la traición (a sí mismo, fingiendo,
o a la empresa, mintiendo), ni la conspiración, ni la sublevación,
____________________________________
Camilo José Cela Trulock (Iria Flavia, La Coruña, 1916-Madrid, 2002). Escritor español.
37

Desde muy joven compuso poesía, pero su personalidad literaria se desarrolló como prosista,
dentro de los géneros de la novela, el cuento y el libro de viajes. En 1956 fundó en Mallorca
la revista Papeles de Son Armadans. Cela fue miembro de la Real Academia Española (1957)
y fue galardonado, entre otros muchos premios, con el Príncipe de Asturias de las Letras
(1987), el Cervantes (1995) y el Nobel de Literatura (1989).

111
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

ni el golpe de estado son armas admisibles. En cualquier caso,


recuérdese que para exponer toda la baraja de posibles puntos
de vista ya están las columnas y los artículos firmados. Y no
quisiera seguir adelante –dicho sea al margen de los mandamien-
tos– sin expresar mi dolor por el creciente olvido en el que, salvo
excepciones de todos conocidas y por todos celebradas, están
cayendo los artículos literarios y de pensamiento no político en
el periodismo actual, español y no español.
VIII. Resistir toda suerte de presiones: morales, sociales, religiosas,
políticas, familiares, económicas, sindicales, etcétera, incluidas
las de la propia empresa. (Este mandamiento debe relacionarse
y complementarse con el anterior).
IX. Recordar en todo momento que el periodista no es el eje de nada
sino el eco de todo.
X. Huir de la voz propia y escribir siempre con la máxima sencillez
y corrección posibles y un total respeto a la lengua.
XI. Conservar el más firme y honesto orgullo profesional a todo
trance y, manteniendo siempre los debidos respetos, no inclinarse
ante nadie.
XII. No ensayar la delación, ni dar pábulo a la murmuración ni ejer-
citar jamás la adulación: al delator se le paga con desprecio y
con la calderilla del fondo de reptiles; al murmurador se le acaba
cayendo la lengua, y al adulador se le premia con una cicatera y
despectiva palmadita en la espalda.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Decálogo del
buen periodista
Félix Palavicini38

1. Sed orgulloso del prestigio de vuestro periódico, y ostentad vuestro


penacho sin fanfarronería, pero con donaire.
2. En el diarismo la monotonía es un estado agónico y la uniformidad
un caso mortal.
3. Sed oportunos; transformaos incesantemente; un periodista tiene
que ser cada día más original que el anterior.
4. Colocad a la sociedad antes que al individuo y a la patria antes que
a los gobiernos, considerando que el hombre es pasajero y sólo las
instituciones y los ideales perduran.
5. Sabed tener amigos y enemigos, siempre que los unos sean dignos
de vuestra estimación y los otros de vuestro desprecio.
6. Repeled agresión con agresión: lo mismo económica que literaria;
la forma en que viváis en paz es que esteis siempre preparado para
la defensa.
____________________________________

38
Félix Fulgencio Palavicini (Teapa, Tabasco, 1881-Ciudad de México, 1952). Profesor, político y
periodista. Se tituló como ingeniero topógrafo en 1901, en el Instituto Juárez de Villahermosa.
En Tabasco fundó el periódico El Precursor, y en 1903 se trasladó a la ciudad de México; en
1905 fue catedrático de la Escuela Normal de Profesores de México. En 1907 fue enviado
por Justo Sierra (Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes) a París, Francia, para
estudiar el sistema de escuelas primarias industriales y técnicas de ese país, y representó a la
Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística en el Congreso Internacional de Geografía
que se efectuó en Ginebra, Suiza, en el año de 1908.
En 1909 participó en la organización del Centro Anti-Reeleccionista; fue uno de los
acompañantes de don Francisco I. Madero en su primera gira por la República. Formó
parte de la XXVI Legislatura al Congreso de la Unión, cuya disolución provocó que fuera
apresado y enviado a la cárcel de Lecumberri en 1913. Tras el triunfo de la Revolución fungió
como Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes de 1914 a 1916. Recibió infinidad de
distinciones y diplomas nacionales y extranjeros.
El primero de octubre de 1916 fundó el periódico El Universal. Después de intervenir
en el Congreso Constituyente, prestó servicios diplomáticos a México ante los gobiernos de
Inglaterra, Francia, Bélgica, Italia y España (1920) y Argentina (1938-1942). Fundó además
otros periódicos y revistas, entre los que destaca El Globo.

113
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

7. Vivís en una sociedad que fluctúa entre el periodo bélico y el fe-


nicio; la espada y el oro son los adversarios de la pluma; sacrificad
cuando sea preciso, vida y fortuna antes que dignidad.
8. Sed firmes, pero no testarudos; dúctiles, pero no débiles; generosos,
pero no cándidos.
9. Sed francos, altivos y enérgicos si queréis ser respetados; la humildad
es buena solamente cuando conduce al calvario y la crucifixión,
porque conquista la divina inmortalidad; en los otros casos es una
cobardía vulgar.
10. Un periodista digno de ese nombre toma la responsabilidad de todos
sus escritos, aun cuando sean anónimos; considera la calumnia, la
difamación y las acusaciones sin pruebas como las más graves faltas
profesionales; no acepta sino misiones compatibles con la dignidad
profesional; así, no recibe dinero de los servicios públicos o de las
empresas privadas, cuando su condición de periodista, por relacio-
nes o influencias, sea suceptible de ser explotada; no protege con su
firma artículos de simples reclamos comerciales o financieros; no
comete ningún plagio; no solicita el empleo de ningún compañero
ni provoca su destitución ofreciendo trabajar en condiciones infe-
riores; guarda el secreto profesional; no abusa jamás de la libertad
de prensa o de sus fuerzas con fines interesados.39

____________________________________
Aprobado por unanimidad en el Congreso de la Prensa Latina celebrado en La Habana,
39

Cuba, febrero de 1928.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Carta de los deberes profesionales de


los periodistas franceses (1918/1938) 40

Sindicato Nacional de Periodistas de Francia

Un periodista digno de ese nombre,


• asume la responsabilidad de todos sus escritos, incluso anónima;
• retiene calumnias, acusaciones sin pruebas, alteración de documentos,
declaración falsa, la mentira por la mala conducta más grave;
• reconoce que la jurisdicción de sus compañeros, [es] de soberanía
en términos de honor profesional;
• no acepta sino aquellas tareas compatibles con la dignidad profesio-
nal;
• tiene prohibido invocar un título o calidad imaginario, utilizar me-
dios desleales para obtener información o sorprender la buena fe
de cualquier persona;
• no toca el dinero de un servicio público o una empresa privada, que,
como periodista, sus influencias, sus relaciones son susceptibles de
ser explotadas;
• no firma con su nombre artículos de anuncios comerciales o finan-
cieros;
• no comete plagio, cita a los colegas de quienes reproduce cualesquier
texto;
• no busca la plaza de un colega, ni provoca su despido, ofreciéndose
a trabajar en condiciones inferiores;
• mantiene el secreto profesional;
• no utiliza la libertad de prensa con una intención interesada;
• reclama la libertad de publicar su información con veracidad;
• mantiene el escrúpulo y la preocupación de la justicia por las normas
primarias;
• no confunde su papel con el de la policía.
París, julio de 1918 -revisado enero 1938.
____________________________________
Esta versión de la carta fundacional de la SNJ fue expedida en París en julio de 1918 y
40

rediseñada en 1938, y se mantuvo en vigor hasta marzo del 2011, última ocasión en que se
actualizó.

115
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Características de
un buen periódico 41

Carlos Reymundo Roberts42

• Un buen periódico es independiente.


• Un buen periódico es el que se siente comprometido con la verdad.
• Un buen periódico mantiene una buena información.
• Un buen periódico está bien escrito.
• Un buen periódico les da valor agregado a las principales noticias.
• El buen periódico pesa y equilibra cuidadosamente la presentación
de sus noticias.
• Un buen periódico tiene agenda y apariencia propias.
• Un buen periódico rectifica sus errores.
• Un buen periódico refleja su comunidad.
• Un buen periódico también da buenas noticias.

Reflexiones:
• “[El del periodista] Es un compromiso en serio que profundiza,
cuestiona, no cede a las presiones, es perseverante y hasta terco”.
• “Un buen periodista, lo mismo que un buen científico, es el que sabe
reconocer sus errores y corregirlos; esto no resta credibilidad sino
que la incrementa”.

____________________________________

41
Carlos Reymundo Roberts: “Repensando el periodismo”, en Memorias del Foro de la Fundación
Alzate y del Colegio de Periodistas de Bogotá, p. 175, citado por Javier Darío Restrepo en
“¿Qué es un buen periódico?”, Revista de Comunicación, vol. 5, pp. 88-93.

42
Carlos María Reymundo Roberts (Buenos Aires, 1956). Egresado de la Escuela de Periodismo
del Círculo de la Prensa, cursó estudios de posgrado en la Universidad de Navarra (Pamplo-
na, España) y trabaja en el diario La Nación desde hace más de treinta años; actualmente es
prosecretario general de Redacción. Fue corresponsal en América latina y cubrió las guerras
del Golfo Pérsico (1991) y de Ecuador y Perú (1995). Creó y dirigió el suplemento dominical
“Enfoques”. Es director del Máster en Periodismo de La Nación y la Universidad Di Tella.
En la Universidad Austral integró el Consejo de Dirección de la Facultad de Comunicación
y fue profesor titular de la cátedra “Géneros y estilos informativos”.

116
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

De “Los diez principios profesionales


del periodismo de calidad”
(Fragmento)

Elisabeth Noelle-Neumann y Winfried Schulz43

• Conciencia del servicio público.


• Adopción de los derechos humanos.
• Tolerancia activa de las nacionalidades, razas, religiones.
• Respeto de la vida privada e intimidad personal.
• Ninguna exaltación de violencia, brutalidad o inmoralidad.

Reflexiones:
• “El respeto por la verdad, la información confiable al público, con
verificación de fuentes y corrección de las noticias equivocadas”.

____________________________________

43
Elisabeth Noelle-Neumann (Berlín, 1916-Allensbach, Alemania, 2010). Politóloga y profesora
emérita de la Universidad de Mainz; su contribución más famosa es el modelo de la “espiral
del silencio”, una teoría sobre cómo la percepción de la opinión pública puede influir en el
comportamiento de un individuo.
Winfried Schulz (Berlín, 1938). Estudió sociología en la Universidad Libre de Berlín
y se doctoró en la de Mainz. Fue asistente en la de Elisabeth Noelle-Neumann y profesor
de Publicística en la Johannes Gutenberg-Universität de Mainz (1972-1976), prosiguió su
carrera académica en la Universidad de California, en Berkeley (1978-1983), y más tarde
en el Instituto de Ciencias Sociales de la Friedrich-Universität Erlangen en Munich (1983-
2003), de la que es profesor emérito. Es miembro de los consejos editoriales de Journal of
Communication, Medienpsychologie, Political Communication, ComPol-Comunicazione Politica y otros. Su
labor investigadora se centra en comunicación política, audiencias e influencia de los medios,
objetividad, análisis de noticias y políticas de comunicación.

117
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

The Journalist´s Creed


(El credo del periodista)
Walter Williams44

Creo
en la profesión del periodismo.
Creo que la publicación pública es una confianza pública; que todos los
que están relacionados con él son, en el amplio sentido de su respon-
sabilidad, depositarios de la confianza del público, y que la aceptación
de un servicio que menoscabe el interés público es una traición a esa
confianza.
Creo que pensamientos y expresiones claras, precisión e imparcialidad
son reglas fundamentales del buen periodismo.

____________________________________
Walter Williams (Boonville, 1864-Columbia, Missouri, 1935). Periodista y educador esta-
44

dounidense. En 1884 fue contratado como editor del Boonville Advertiser, dos años después
se convirtió en socio de dicho periódico y fue elegido como presidente de la Missouri Press
Association. En 1889 fundó el Columbia Herald y colaboró en publicaciones foráneas. En
1895 fue nombrado presidente de la National Editorial Association, y en 1898 colaboró para
la fundación de la State Historial Society of Missouri.
A finales comenzó gestiones ante la Universidad de Missouri para establecer una escuela
de periodismo; a pesar de las objeciones de los editores de periódicos que argumentaban que
los reporteros debían seguir la ruta tradicional de entrenamiento, la universidad aprobó en
1905 el establecimiento del Colegio de Periodismo, que para 1908 se convirtió en Escuela de
Periodismo, considerada como la primera institución educativa de periodismo en el mundo,
con Williams como primer decano. Williams fundó también el University Missourian (hoy
Columbia Missourian), un periódico propio de la universidad que sirviera como vehículo para
la experiencia práctica de los estudiantes. En 1914 redactó The Journalist´s Creed (“El credo
del periodista”), un estatuto de lineamientos profesionales considerado con frecuencia como
el código definitivo de ética entre la comunidad periodística norteamericana.
Williams presidió la Universidad de Missouri a partir de 1931 y formó parte del Consejo
del premio Pulitzer (1931 y 1932). A pesar de no poseer estudios universitarios, recibió cargos
honorarios de diversas instituciones educativas, y la asociación de exalumnos graduados de la
Escuela de Periodismo de la Universidad de Missouri lleva por nombre “The Walter Williams
Club”.

118
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Creo que un periodista solo debe escribir aquello que, con profunda
convicción, cree que es verdad.
Creo que la supresión de las noticias, por cualquier otra razón que no
sea el bienestar de la sociedad, es indefendible.
Creo que nadie debe escribir como periodista lo que no diría como
caballero; que debe evitarse el soborno con el dinero propio tanto
como el que proviene del bolsillo ajeno; no exime de responsabilidad
personal alguna actuar siguiendo instrucciones de otros o por dividen-
dos hacia otros.
Creo que anuncios, noticias y columnas editoriales deben servir de
manera común a los intereses de los lectores; que un mismo criterio
de honestidad, pureza y utilidad debe prevalecer para todos los con-
tenidos; que la prueba suprema del buen periodismo es la medida de
su servicio público.
Creo que el periodismo de mayor éxito –y que más lo merece– teme a
Dios y honra al hombre; es decididamente independiente, es inamovible
ante los elogios o la ambición de poder; es constructivo y tolerante,
pero nunca descuidado; está autorregulado y es siempre paciente y
respetuoso con sus lectores, pero nunca se deja intimidar; reacciona
con prontitud e indignación ante la injusticia; no se deja influir por la
atracción del privilegio o el clamor de la turba; busca dar a cada hom-
bre una oportunidad y, en la medida en que la ley, un sueldo justo y el
reconocimiento de la hermandad de la humanidad lo permiten, una
oportunidad igualitaria; es profundamente patriótico al tiempo que
promueve sinceramente la buena voluntad internacional y cimentar la
camaradería entre países; es un periodismo de la humanidad, de y para
el mundo de hoy.
Walter Williams
Decano, Escuela de Periodismo
Universidad de Missouri, 1908-193345

____________________________________

45
Texto de la placa de bronce expuesta en el National Press Club en Washington, entregada en
1958 por exalumnos de la Universidad de Missouri con motivo del quincuagésimo aniversario
de la fundación de la primera Escuela de Periodismo.

119
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Reflexiones sobre el periodismo


Arthur Brisbane46
• “[Los buenos periodistas] Dicen la verdad en forma terminante y
concluyente; son los que saben ver las cosas con claridad y las des-
criben con sencillez”.
• “El mejor periódico es el que proporciona a la gente la información
que le sirve de base para pensar bien”.
• “Escribir buenos editoriales es principalmente decirle a la gente lo
que piensa, no lo que uno piensa”.
• “Si no le das al lector justo entre los ojos con la primera oración de
tu columna de noticias, no hay necesidad de escribir nada más”.

Adolph Ochs47
• “Sólo nos interesan aquellos que ese enorgullecen de su profesión.
Los ingredientes esenciales para formar un buen periodista: amor a
la tarea, laboriosidad, aplicación y, sobre todo, conciencia”.
• “La publicidad, en el análisis final, debe ser noticia. Si no es noticia
es inútil”.

____________________________________

46
Arthur Brisbane (Buffalo, Nueva York, 1864-1936). Fue uno de los editores norteamericanos
más conocidos del siglo XX. Inició su carrera como reportero y editor en 1882, primero en
el Sun y posteriormente en el New York World de Joseph Pulitzer. Contratado por el magnate
de los medios William Randolph Hearst, de quien se hizo amigo cercano, Brisbane se con-
virtió en el editor del New York Journal y del Evening Journal, medios que le proveyeron gran
influencia. Brisbane era conocido por comprar periódicos en decadencia y reorganizarlos para
sumarlos al emporio periodístico de Hearst. Orador, redactor de discursos y profesional en
relaciones públicas, entrevistó o conversó con todos los presidentes de los Estados Unidos
elegidos durante el periodo de su carrera periodística.
47
Adolph Simon Ochs (Cincinnati, Ohio, 1858-Chattanooga, Tennessee, 1935). Editor nor-
teamericano bajo cuya propiedad (desde 1896) The New York Times se convirtió en uno de
los periódicos más destacados del mundo. Despreciando el periodismo sensacionalista en
boga durante ese periodo, con el Times se arriesgó a “dirigir un periódico de altos estándares,
limpio y digno de credibilidad”, pensando en la publicación como en una institución pública
y “despersonalizando” la labor editorial; estableció el ejemplo de cómo conducir una prensa
libre y responsable. Desde 1900 y hasta su muerte en 1935 fue miembro del comité ejecutivo
y director de Associated Press. Recibió títulos honoríficos de seis instituciones de educación.

120
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Edmund Lambeth48
• “No hay ningún avance de la tecnología que nos pueda superar a
los periodistas cuando interpretamos los hechos y somos capaces de
comunicar esa interpretación a todos los lectores, cualquiera que sea
su nivel cultural... [utilizando un] lenguaje que simplifique lo complejo
y que convierta lo difícil en moneda que todos pueden utilizar”.
• “Que el periodista busque no solamente los hechos, sino la verdad
detrás de ellos”.
• “En la profesión, la creencia de que un periodista debe ser capaz de
interpretar las noticias, tiene el apoyo de los mejores editores”.

Jack Fuller49
• “Deber primario de un periodista: la simple franqueza”.
• “Si tu madre dice que te ama, verifícalo. La información se debe
corroborar y verificar una y otra vez. La confianza del público es el
capital de un periodista”.
• “Necesitamos periodistas que puedan contar una historia de manera
que persuada a los científicos y al público por igual”.
• “Los periodistas que necesitan los periódicos son los obsesivos y
descontentos para quienes ser reportero es mucho más que dar
noticias, por tanto [hay que]:
- pensar sobre temas clave,
- [propiciar] discusiones que relacionen los problemas del perio-
dismo con los principales caracteres del pensamiento moral,
- pensar las noticias hasta llegar al abordaje correcto de la historia,
- familiarizarse hasta sentirse cómodos con la tecnología,
____________________________________
48
Edmund B. Lambeth estableció, dirigió y supervisó programas de estudio para la Escuela
de Periodismo de la Universidad de Missouri desde 1968; en 1978 impartió cátedra en la
Universidad de Indiana y posteriormente fue director de la Escuela de Periodismo de la
Universidad de Kentucky. Sus libros Committed Journalism: An Ethic for the Profession y Assessing
Public Journalism reflejan su interés por el reportaje de asuntos públicos, ética, crítica de me-
dios e historia del periodismo. En 1984, ante la creciente necesidad de establecer una ética
periodística, Lambeth estableció un Taller Nacional de Educación sobre Ética Periodística,
que dirigió por casi 20 años.
49
Jack William Fuller ha sido periodista del Washington Post, editor del Chicago Tribune, corres-
ponsal de guerra en Vietnam y presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa. Recibió
el premio Pulitzer en 1986. Autor de los libros News Values: Ideas for an Information Age y What
Is Happening to News: The Information Explosion and the Crisis in Journalism, se ha destacado por
tratar temas contingentes como el análisis de crisis del periodismo y la relación de los medios
de comunicación con las audiencias.

121
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

- educación rigurosa en una disciplina especializada,


- leer textos originales sobre filosofía, ciencias, leyes y otras disci-
plinas”.
• “La prensa debe ser ética, no deben existir pagos ni ofertas de por
medio para conseguir la información porque ello conlleva a suspi-
cacias. Cuando hay una denuncia lo primero que hay que pensar es
qué interés tiene esa persona en hacerlo público”.
• “Lo ideal es ser lo más independiente posible, pero la vida está lejos de
ser ideal; el periodista se ve sometido a muchas y distintas presiones.
En general, la conquista de cada pedacito de nuestra independencia
exige una batalla, y es una batalla que hay que dar todos los días”.
• “La necesidad de ser independientes de los anunciantes para poder
hacer juicios sobre las noticias ha quedado bien establecida, así como
la necesidad de mirar las instituciones desde una instancia crítica”.
• “La autocrítica cumple con dos funciones: dispone al honesto re-
conocimiento de los errores, y es una garantía de crecimiento en la
calidad profesional. El periodismo se aprende y perfecciona más
en los errores que en los aciertos. Un error señala las debilidades,
estimula las correcciones y logra que hoy se hagan las cosas mejor
que ayer y que mañana sean de mayor calidad que las de hoy”.

122
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Decálogo del periodista 50

Tomás Eloy Martínez51

1. El único patrimonio del periodista es su buen nombre. Cada vez


que se firma un artículo insuficiente o infiel a la propia conciencia,
se pierde parte de ese patrimonio, o todo.
2. Hay que defender ante los editores el tiempo que cada quien necesita
para escribir un buen texto y el espacio que necesita dentro de la
publicación.
3. Una foto que sirve solo como ilustración y no añade información
alguna, no pertenece al periodismo. Las fotos no son un comple-
mento, sino noticias en sí mismas.
4. Hay que trabajar en equipo. Una redacción es un laboratorio en
que todos deben compartir sus hallazgos y fracasos.
5. No hay que escribir una sola palabra de la que no se esté seguro,
ni dar una sola información de la que no se tenga certeza plena.
6. Hay que trabajar con los archivos siempre a la mano, verificando
cada dato y estableciendo con claridad el sentido de cada palabra
que se escribe.
____________________________________
Publicado en “Los titulares de mañana”, La Nación, Buenos Aires, 10 de septiembre del 2005.
50

Tomás Eloy Martínez (Tucumán, 16 de julio de 1934-Buenos Aires, 31 de enero de 2010).


51

Escritor y periodista argentino, guionista de cine y ensayista. Licenciado en Literatura española


y latinoamericana por la Universidad Nacional de Tucumán y Máster en Literatura por la
Universidad de París.
En Buenos Aires fue crítico de cine para el diario La Nación; jefe de redacción del sema-
nario Primera Plana; corresponsal de la editorial Abril en Europa, con sede en París, director
del semanario Panorama y del suplemento cultural del diario La Opinión. Entre 1975 y 1983
vivió exiliado en Caracas (Venezuela), donde fue asesor de la dirección y editor del “Papel
literario” del diario El Nacional, y fundador de El Diario de Caracas, del que fue director de
redacción. Participó en la creación del diario Siglo 21 de Guadalajara, México. De vuelta en
Argentina, fue parte de la Cooperativa de Periodistas Independientes que editaba la revista
El Porteño; creó el suplemento literario “Primer Plano” del diario Página/12. Fue columnista
permanente del diario La Nación de Buenos Aires y de The New York Times Syndicate, que
publicó sus artículos en doscientos diarios en América y Europa, como El País, de España.
Fue miembro permanente del Consejo Asesor de la Fundación Nuevo Periodismo Ibero-

123
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

7. Hay que evitar el riesgo de servir como vehículo a los intereses de


grupos públicos o privados. Un periodista que publica todos los
boletines de prensa que le dan, sin verificarlos, debería cambiar de
profesión y dedicarse a ser mensajero.
8. Hay que usar siempre un lenguaje claro, conciso y transparente. Por
lo general, lo que se dice en diez palabras siempre se puede decir
en nueve o siete.
9. Encontrar el eje o cabeza de una noticia no es tarea fácil. Tampoco
lo es narrar una noticia. Nunca hay que ponerse a narrar si no se
está seguro de que se puede hacer con claridad, eficacia y pensando
en el interés del lector más que en el lucimiento propio.
10. Recordar siempre que el periodismo es, ante todo, un acto de
servicio. Es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a
veces, ser otro.

____________________________________
americano (FNPI), creada por Gabriel García Márquez, y fue incorporado a la Academia
Nacional de Periodismo.
En el ámbito académico, su carrera comprendió conferencias y cursos en importantes
universidades de Europa, Norteamérica y Sudamérica, así como su vinculación como profesor
a la Universidad de Maryland; fue profesor distinguido de la Rutgers University de Nueva
Jersey y director del Programa de Estudios latinoamericanos de esta universidad. Recibió
títulos de doctor Honoris Causa de la Universidad John F. Kennedy de Buenos Aires y de la
Universidad de Tucumán, y fue fellow del Wilson Center de Washington DC, de la Fundación
Guggenheim y del Kellogg Institute de la Universidad de Notre Dame, en Indiana.
Ganó el Premio Internacional Alfaguara de Novela por El vuelo de la reina; se le otorgó el
Diploma al Mérito de los Premios Konex a las Letras en la disciplina Novela; por su fecunda
trayectoria dentro del periodismo y la crítica cinematográfica fue galardonado con el Premio
Cóndor de Plata a la trayectoria que entrega la Asociación de Cronistas Cinematográficos de
la Argentina, y fue galardonado con el Premio Ortega y Gasset de Periodismo a la Trayectoria
Profesional por el diario El País de España.

124
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Un código de ética
para los medios mexicanos
Raúl Trejo Delarbre52

Este Código [fue publicado] por primera vez en Excélsior en octubre de


1994 y [luego incorporado] como anexo al libro Volver a los medios. De la
crítica, a la ética (Cal y Arena, México, 1997). Se trata de una propuesta
que recoge preocupaciones de documentos similares de otros países y
que contempla previsiones tanto para los medios impresos como para
los de carácter electrónico, atendiendo a problemas específicos del ma-
nejo de la información y de la relación entre medios y poder en México.
Declaraciones generales

La libertad no se ejerce sin responsabilidad. Los medios de comunica-


ción, sus propietarios y sus trabajadores, al tener el enorme privilegio de
dirigirse con sus mensajes a la sociedad, contraen con ella compromisos
y deberes. La responsabilidad que tienen con la sociedad obliga a que
los medios de comunicación se desempeñen con especial cuidado en
sus tareas de informar, entretener, orientar y contribuir a la educación.
Tales tareas han de entenderse como servicio, independientemente que
para desempeñarlas los medios de comunicación puedan consolidarse,
institucional y empresarialmente.
____________________________________
Raúl Trejo Delarbre (México, D. F., 1953), doctor en Sociología por la Facultad de Ciencias
52

Políticas y Sociales de la UNAM, es investigador titular en el Instituto de Investigaciones


Sociales de esa universidad, en donde es académico desde 1974. Es miembro del Sistema
Nacional de Investigadores con el nivel III y profesor en el Posgrado en Ciencias Políticas
y Sociales de la UNAM. Es autor de 17 libros, los más recientes son Viviendo en el Aleph.
La sociedad de la información y sus laberintos (Gedisa, Barcelona, 2006) y Simpatía por el rating.
La política deslumbrada por los medios (Cal y Arena, 2010). Fue fundador de la revista etcétera, la
cual dirigió entre 1993 y 2002. Ha sido colaborador regular de numerosos diarios y revistas
mexicanos. Es miembro del Instituto de Estudios Para la Transición Democrática, de la
Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación y fue presidente de la Asociación
Mexicana de Derecho a la Información (2009-2011). En 1994 recibió el Premio Nacional de
Periodismo en la rama de Artículo de Fondo; en 1996 la Fundación Fundesco, de Madrid,
le otorgó el Premio Fundesco de Ensayo.

125
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Los medios de comunicación están sujetos a un complejo marco


jurídico, que comienza por los artículos 6 y 7 de la Constitución Po-
lítica de los Estados Unidos Mexicanos y que incluye diversas leyes y
ordenamientos. Cumplir con esas disposiciones, y hacer lo posible para
que otros las cumplan, es obligación de los medios de comunicación en
México. Además, el desarrollo de la sociedad de nuestro país, del que es
parte el desarrollo de los propios medios, impone la necesidad de que
establezcamos normas de conducta explícitas, que van algo más allá de la
legislación o, en algunos casos, la complementan, pero que, sobre todo,
definen nuestro compromiso de responsabilidad y de servicio con esa
sociedad mexicana.
Es por ello que hemos decidido suscribir este Código de ética, cuyos
lineamientos declaramos estar dispuestos a cumplir en nuestro propio
medio de comunicación, así como a promover su cumplimiento en otros
medios. Al manifestar estas obligaciones con nuestros públicos –y, de esa
manera, con el conjunto de la sociedad mexicana– buscamos garantizar
un desempeño responsable en el manejo de los contenidos informativos
de los medios de comunicación. Estas definiciones éticas quieren ser
también punto de partida para establecer nuevos compromisos, y nuevos
puentes de confianza, entre la sociedad y sus medios de comunicación.

Fines de la comunicación

Uno. Son fines de los medios de comunicación proporcionar a la sociedad


contenidos informativos, de entretenimiento y recreación, de orientación
y respaldo a la educación formal, que sean completos y de calidad, capaces
de contribuir a la solidificación de los valores esenciales de la sociedad, de
la familia y de los individuos en México. Proporcionar información para
el ejercicio enterado de la democracia y para la promoción del desarrollo
y el bienestar económicos, la justicia social, la solidaridad y la equidad,
son obligaciones de los medios de comunicación.
Los medios de comunicación, sus propietarios o sus trabajadores, que
no cumplen con esos principios básicos, no responden a la confianza que
la sociedad y el Estado han depositado en ellos.

Dos. La libertad de informar es inatacable e innegociable. Es una libertad


que se ejerce con cuidado, pero sin que esa precaución pueda ser motivo de
censuras. La libertad de informar obliga a los medios de comunicación a
tener pautas de conducta como las que se establecen en este Código. Pero,
antes que nada, obliga a los poderes políticos y económicos, públicos y
privados a respetar esa libertad (que es de toda la sociedad) y a defender,
sin excepciones, su cumplimiento.

126
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

El gobierno, en todos sus niveles, está especialmente obligado a


cumplir y hacer cumplir la libertad de prensa y el derecho a la información
–incluso cuando se trate de información sobre su propio desempeño–.
Libertad de información implica la posibilidad de indagar, publicar, discutir
y sugerir respecto de las acciones y proyectos de los poderes políticos y
económicos. El derecho a la información no sólo es patrimonio de la
sociedad, al mismo tiempo es uno de sus instrumentos para su propio
conocimiento y el de su entorno y para su progreso y mejoramiento.

Objetividad, información y opinión

Tres. Quienes tienen la responsabilidad de informar –en todas las fases


del proceso informativo, desde la búsqueda de noticias hasta su procesa-
miento, edición y publicación o transmisión– cuentan siempre con la posi-
bilidad de manejar, dándole acentos específicos, o aun dejando de hacerlo,
la información que tienen a su cargo. La recolección y propagación de
información siempre tiene un sesgo que le confiere la habilidad, el interés,
la circunstancia o el desempeño del informador, o de los informadores,
que participan en la construcción de una noticia. Por ello no puede decirse
que exista imparcialidad plena en el manejo informativo. Sí hay en cambio
–y esa debe ser una aspiración permanente de los medios– objetividad,
entendida como la presentación de una noticia de manera completa. Una
información es incompleta si no recoge las diversas posiciones que exis-
tan acerca de un conflicto, o si no refleja los testimonios de las diversas
partes involucradas en un acontecimiento. La objetividad es garantía de
verosimilitud en un medio de comunicación.

Cuatro. Decir la verdad es obligación primordial en el manejo de infor-


maciones. Sin embargo, es natural que respecto de hechos conflictivos
existan diversas interpretaciones de una noticia. Por eso resulta indispen-
sable mantener y defender la veracidad de las noticias.
La verosimilitud de una información implica la posibilidad de verifi-
carla y, antes, la claridad en su presentación. Desde luego, resulta conde-
nable cualquier alteración, involuntaria o no, de los hechos de los cuales
da cuenta un medio de información. También lo es la confusión entre
información y opinión. Para que haya claridad entre sus audiencias, y en
beneficio de un manejo informativo honesto, es preciso que las noticias
que son estrictamente eso, queden deslindadas, en su presentación, de
las opiniones. Ello no significa que los reporteros no tengan derecho a
ofrecer sus puntos de vista sobre los acontecimientos de los cuales infor-
man, pero es saludable que tal opinión aparezca en espacios destinados
específicamente para ello. Esta norma tampoco implica restricciones

127
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

para el reportaje en profundidad o para el periodismo de investigación


en cualquiera de sus vertientes.

Derechos de la sociedad y los particulares

Cinco. La sociedad y sus integrantes, así como tienen derecho a la infor-


mación, también lo tienen a ser protegidos de imputaciones o confusiones
que pudieran derivarse de manejos informativos insuficientemente respon-
sables. Los derechos de la sociedad y los particulares ante los medios son
parte del compromiso que los propios medios tienen con sus audiencias.
Son pautas de conducta para asegurar esos derechos las siguientes:
a) Los medios de comunicación no han de infringir las leyes ni de pro-
piciar la infracción a ellas por parte de otros.
b) Los medios de comunicación están permanente e invariablemente
obligados a respetar la privacía de los individuos. Los personajes
públicos tienen derecho a que su vida privada sea respetada por los
medios y a que, en consecuencia, las actividades relacionadas con
ella no sean consideradas como noticia. No son actividades privadas
aquellas que tengan repercusiones en el desempeño público de los
individuos. El respeto a la privacía implica omitir la publicación de
imágenes de personajes en actividades o actos no públicos, siempre
y cuando éstos no tengan relación directa con sus responsabilidades
públicas.
c) Se evitará proporcionar información sobre detenciones policiacas
o sobre participación de individuos en hechos delictuosos en los
cuales su responsabilidad no haya sido judicialmente comprobada.
Esto implica evitar la publicación de nombres de víctimas que sean
menores de edad, o de delitos como la violación, así como evitar la
publicación de nombres de personas a menos que ya exista orden de
aprehensión o consignación en contra de ellas. Un informador no
tiene por qué “presuponer” la culpabilidad o la inocencia de nadie. En
el manejo de las informaciones sobre delitos se evitará la adjetivación
sobre las culpas o la personalidad de los inodados en ellos.

Seis. Los individuos o las instituciones mencionados en una información


podrán ejercer su derecho de réplica si están en desacuerdo con ella o
si consideran que lesiona sus intereses. Este derecho es válido tanto
en los medios de comunicación impresos como en los de propagación
electrónica. Los editores o responsables de cada medio cuidarán de que
la réplica a una información aparezca, dentro de los límites razonables,
de la manera más amplia y destacada que sea posible, de acuerdo con la
extensión y ubicación que haya tenido la información que sea rectificada.

128
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Rectificaciones, fuentes y secreto profesional

Siete. Cuando una noticia sea falsa o contenga informaciones falsas es


responsabilidad del reportero que la recogió hacer la rectificación corres-
pondiente y es responsabilidad del editor o directivo del medio informativo
procurar su publicación lo más pronto posible.

Ocho. Debe evitarse el recurso de disimular las fuentes acudiendo a


fórmulas oblicuas (“se dice que...”, “...señalan expertos”, “...fuentes bien
informadas...”, etcétera), que suelen disimular la falta de fuentes acreditadas
o las opiniones del informador.

Nueve. Al investigar una información el periodista debe presentarse


como tal, sin disimular su identidad personal ni profesional, excepto si
su integridad física corre peligro. En esos casos excepcionales deberá
consignar en su nota la circunstancia en la que obtuvo su información.
Se considera como práctica no ética la búsqueda de una noticia
mediante engaños, y/o sorprendiendo la buena fe de los informantes.

Diez. El secreto profesional es un derecho, al mismo tiempo que un deber


de los informadores. Los medios de comunicación han de ser solidarios
con el derecho del informador a no revelar sus fuentes. Pero este derecho
ha de ser considerado de ejercicio excepcional, únicamente cuando decir
cuál ha sido la fuente de una información pueda implicar riesgo para la
integridad física, profesional o de cualquier índole del o los informantes.
Por lo general, es deseable que se indique con toda claridad cuál es
la fuente de cada noticia. Una información tiene más verosimilitud en
tanto se puede identificar su origen con claridad. Cuando, por los motivos
mencionados, no ocurra así, deberá especificarse que la fuente es anónima.
El derecho a mantener el anonimato de una fuente es ejercido de manera
compartida por el reportero que recoge una información y por el editor o
el propietario del medio de comunicación donde ésta se publique, el cual,
de esa manera, es corresponsable de la decisión de mantener en secreto
la fuente de la noticia.

Ingresos financieros y conflictos de interés

Once. Los informadores y sus editores se han de esforzar por evitar


conflictos entre su desempeño periodístico y otras fuentes de interés
que pudieran tener. Especialmente es necesario que, para un ejercicio
honesto y confiable de su oficio, los informadores cuenten con salarios
decorosos. Esta es una necesidad de los medios de comunicación y una
exigencia de la sociedad.

129
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

El salario mínimo que existe para el ejercicio periodístico constituye


un piso básico para las remuneraciones de sus informadores, pero ha de
procurarse –en la medida en que las empresas de comunicación puedan
cumplir con este propósito– que el ingreso de sus trabajadores sea mejor.
También debe buscarse que ese salario esté complementado con presta-
ciones (que tengan como mínimo las que establecen las leyes laborales)
capaces de asegurar que la del periodista sea una carrera profesional en
todos los sentidos del término, en la que cada informador encuentre
satisfactores materiales suficientes para cumplir decorosamente con sus
necesidades personales y familiares.
Es deseable que un medio de comunicación cubra los gastos de viaje
y viáticos de los informadores que envíe a cubrir cualquier acontecimiento.
También es deseable que los periodistas cuenten con recursos asignados
por su empresa para pagar sus comidas de trabajo, transportes y otros
gastos profesionales.
Se considera como práctica no ética aceptar dinero de personas o de
instituciones involucradas en una información, así como aceptar favores
o bienes que vayan más allá de invitaciones para cubrir informaciones, o
pequeños obsequios simbólicos.
Si un informador tuviera ingresos o bienes adicionales como resul-
tado de otras actividades profesionales, deberá hacerlo del conocimiento
del editor o del director del medio de comunicación para el cual trabaja.
Deberán evitarse ingresos financieros, o privilegios de cualquier índo-
le, que comprometan el profesionalismo, la objetividad o la veracidad del
informador. Se deberá evitar asignar a un reportero a una “fuente” en la
que tuviera intereses personales, o profesionales, que pudieran entorpecer
su objetividad al manejar informaciones.

Manejo de informaciones

Doce. Son normas para el manejo de materiales periodísticos las siguientes:


a) Es deseable que las notas y otros materiales de información contengan
el crédito de su autor o autores. Esto incluye a las fotografías y otros
materiales gráficos.
b) Firmar sus notas es un derecho de los informadores. Sin embargo, no
están obligados a hacerlo cuando una nota haya sufrido alteraciones
de fondo y que no sean resultado de un acuerdo previo con su editor.
c) Los titulares o los avisos deben corresponder al contenido de una
información.
d) En las entrevistas, preguntar es un derecho del entrevistador, y
responder, o dejar de hacerlo, una prerrogativa del entrevistado. Es
cuestionable la práctica de hacer escarnio del entrevistado que se niega
a contestar a una pregunta. Si la negativa a responder es considerada

130
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

como noticiosa, se deberá señalar claramente en qué circunstancia y,


específicamente, ante qué pregunta ocurrió.
Deberá especificarse cuando haya acuerdo con el entrevistado
para eliminar alguna porción del diálogo, o cuando éste haya participa-
do en la revisión o edición de la nota que dé cuenta de sus respuestas.
Deberá evitarse implicar respuestas en las preguntas. Asimismo,
habrá de informarse con toda claridad cuándo la alusión a un aconte-
cimiento o a una persona es hecha por el entrevistado y cuándo por
el entrevistador o por otra persona presente en la conversación.
Deberá indicarse si una entrevista fue concertada con fines
periodísticos o si se trata de una rueda de prensa, o cuando se trate
de un encuentro casual.
Las declaraciones deben publicarse de manera textual, de prefe-
rencia entrecomilladas. Cuando el informador haga un resumen, éste
debe aparecer claramente como tal. Esta norma se aplica también a
la transcripción de documentos.
e) Cuando se citen datos de una encuesta, o de un trabajo estadístico,
deberá hacerse de la manera más completa y representativa posible
y citando la fuente o los autores. Habrá de distinguirse entre datos
finales y parciales, así como entre hipótesis y conclusiones. Es reco-
mendable que se dé cuenta de aspectos metodológicos (dimensiones
y confiabilidad de una muestra, alcances y limitaciones de una esta-
dística, etcétera).
f) Las imágenes que acompañen a una información y que sean presen-
tadas como parte del mismo asunto deberán corresponder al hecho
del cual se informa, o a la nota a la cual ilustran. Se deberá evitar que
sugieran un contenido distinto que pudiera tergiversar la información
a la cual respaldan o acompañan. Si no son imágenes originales, se
deberá hacer la aclaración correspondiente.
g) Las imágenes alteradas por cualquier procedimiento (por ejemplo,
la digitalización electrónica), nunca deberán ser presentadas como si
fueran reales. Cualquier alteración, retoque o manipulación que impli-
que el cambio del sentido original de una imagen deberá ser advertida
con toda claridad. En ningún caso se deberá dejar la impresión de
que una imagen alterada, o virtual, es real. Lo mismo cabe para los
sonidos o cualquier otra forma de transmisión de mensajes.
h) En las informaciones es deseable que se proporcionen hechos, no
interpretaciones ni adjetivos.
i) Es preciso distinguir, siempre, entre información y opinión. El co-
mentario y el análisis deben ser identificados como tales, en espacios
y con formatos específicos.

131
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

j) La publicidad y la propaganda, de carácter comercial o político, deben


poder ser distinguidas de las informaciones o los espacios de análisis
propios de cada medio de comunicación. Es preciso que se indique
cuando una nota, gacetilla, inserción o cualquier otro género de ma-
terial se publica o se transmite en virtud de un acuerdo comercial.
k) El material proveniente de especulaciones no debe confundirse con la
información de hechos ya ocurridos o inminentes. Se deben distinguir
las suposiciones de los hechos.
l) La astrología, el ocultismo, la predicción de la suerte y otros métodos o
prácticas similares deben ser presentadas como tales y no confundirse
con la información que es resultado del trabajo periodístico. Tampoco
deben ser confundidas con mensajes de carácter científico.

Trece. Es inaceptable el plagio, entendido como la atribución, como pro-


pia, del material escrito, gráfico o de cualquier índole, elaborado por otro
informador, o por otro autor, o tomado de otro medio de comunicación
de manera completa o parcial.
Si, por descuido o irresponsabilidad, un informador o un medio
de comunicación incurrieran en plagio, deberán hacer la rectificación
correspondiente –aclarando la fuente original de la información o del
material periodístico incorrectamente publicado– en cuanto adviertan o
se les haga advertir esa falta.

Situación y audiencias de los medios

Catorce. Todo medio de comunicación tiene la responsabilidad de infor-


mar sobre su propia situación, cuando las transformaciones, la influencia
y los proyectos de él mismo sean de interés general. Es recomendable que
un medio informe sobre cambios en su régimen de propiedad, decisiones
de expansión, alianzas con otros medios, etcétera.
Es parte del compromiso de un medio con sus audiencias dar a cono-
cer su tiraje y su circulación (entendida como la venta real de ejemplares),
en el caso de los medios impresos, y sus audiencias, medidas a partir de
evaluaciones propias o de terceros, en el caso de los medios electrónicos.

Quince. Es recomendable que cada medio de comunicación aliente la


interacción con sus públicos a través de la solicitud (y la publicación)
de cartas, respuestas, sugerencias, peticiones y cualquier otro tipo de
manifestaciones surgidas entre los lectores o audiencias de dicho medio.

Compromiso con la sociedad

Las anteriores pautas de conducta son establecidas a partir de la con-


veniencia de reforzar la confiabilidad y la identificación de la sociedad

132
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

mexicana con sus medios de comunicación. Estas normas no sustituyen


–pero en algunos casos complementan– el cumplimiento de las leyes que
en materia de comunicación, y en otros órdenes, sancionan el desempeño
de los medios, así como de sus propietarios, directivos, administradores
y trabajadores.
Entendemos que una sociedad bien informada es una sociedad más
participativa. En la medida en que sus medios sean más responsables, la
sociedad mexicana también lo será. Esas reglas de comportamiento, que
estimamos pertinentes para el desempeño de los medios de comunica-
ción mexicanos, también las consideramos necesarias para los medios
extranjeros que informan sobre México, o aquellos cuyos mensajes llegan
a nuestra nación.
Queremos que los medios de comunicación de este país sigan con-
tribuyendo a la democracia y al bienestar de los mexicanos. La primera
obligación de los medios, en materia informativa, es decir la verdad. Con
un mejor conocimiento de nosotros mismos, de lo que somos y lo que
deseamos y podemos ser, estaremos cumpliendo todos –informadores,
periodistas, comentaristas, editores, propietarios, lectores, radioescuchas
o telespectadores– a tener un México que, al estar más enterado de sí
mismo y de su entorno, pueda crecer mejor en el desarrollo, la democracia
y la equidad.

133
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Código de ética de la
Asociación de Periodistas
de Ciudad Juárez –1982–
Luis Ochoa Minjares53

El día 7 de junio se celebra el “Día de la Libertad de Prensa”, instituido


hace sesenta años por el entonces presidente Miguel Alemán. Treinta
años después, el viernes 11 de junio de 1982, en histórica asamblea
extraordinaria efectuada en su primer edificio social, la Asociación de
Periodistas de Ciudad Juárez proclamaba por primera vez su Código de
ética profesional, el primero en todo el territorio nacional.
Dos semanas después, el viernes 25 de junio de ese mismo año, el
entonces candidato a la presidencia de la república Miguel De la Madrid
Hurtado, al exponer su política de renovación moral en relación con el
periodismo dijo: “Lo ideal es que el propio gremio de periodistas pueda
tomar las acciones que considere necesarias para hacer su propia tarea
de renovación moral, siendo deseable un código de ética profesional,
con organismos de vigilancia y sanción que señalen el camino más
aconsejable para hacer lo correcto”.
Los periodistas juarenses se habían adelantado a tan ingentes
propósitos. Esta circunstancia, y la inquietud despertada por Rocío

____________________________________
Luis Ochoa Minjares (21 de abril de 1927, Meoqui, Chihuahua). Licenciado en periodismo,
53

actualmente articulista de El Diario de Ciudad Juárez y de los portales arrobajuarez.com, juareznews.


com, segundoasegundo.com y La Opción de Chihuahua; fue subdirector fundador de Novedades de
Chihuahua; subdirector editorial de El Diario de Ciudad Juárez; director de El Correo de Ciudad
Juárez, de Voz de Chihuahua y de la revista Orientación, y reportero de El Heraldo de Chihuahua
y del diario El Popular de la Ciudad de México. En la administración pública ha ocupado los
cargos de director de Comunicación Social del Gobierno del Estado; asesor del Gobierno del
Estado en programas de comunicación social; redactor de la Dirección General de Prensa de
la Secretaría de Hacienda; jefe de redacción del periódico Ceteme, órgano oficial de la CTM,
y jefe de la Unidad de Información de Profortarah.

134
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Gallegos, directora de El Diario de Juárez, al comentar el tema, justifica


que desempolvemos dicho código y recordemos a los entonces dirigen-
tes de la APCJ: Guillermo Terrazas Villanueva (presidente), Armando
Escobar Ortega (vicepresidente) y Héctor Sáenz (secretario).
Hoy, después de tres décadas de proclamado este código de moral
profesional del periodista, cabe preguntarnos: ¿tiene vigencia y validez,
o requiere ser revisado y actualizado? La respuesta queda en manos de
las nuevas generaciones de periodistas universitarios. A continuación
el texto íntegro:
Preámbulo

La libertad de prensa y el derecho a la información constituyen la base


de todas las libertades contenidas en la Carta de las Naciones Unidas,
proclamadas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y
contenidas en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Estas libertades y derechos estarán mejor aseguradas si los perio-
distas profesionales que ejercen las diversas ramas de la comunicación
social se esfuerzan en forma permanente y voluntaria por la más alta
responsabilidad profesional y si contraen un solemne compromiso mo-
ral de mantener vigente el principio de que, donde quiera que se halle
un periodista digno, jamás se consolidará ni una injusticia, ni un acto de
corrupción, ni una tiranía.
El periodista profesional patentiza su devoción a Ciudad Juárez, al
estado de Chihuahua, a la nación mexicana y a las legítimas aspiraciones
de libertad y de justicia de América y del mundo.
El periodista está obligado a ser honesto y para ello no podrá llevar
una vida que desmerezca en el concepto de la opinión pública, no podrá
ampararse en su condición profesional para especulaciones de carácter
económico personalista ni podrá intimidar a particulares, instituciones
públicas o privadas.
El periodista profesional está comprometido al más profundo respeto
y a la más enérgica defensa de su idioma, de la libre emisión del pensa-
miento, de la vida privada de los ciudadanos, del libre acceso a las fuentes
de noticias, del uso de un lenguaje sencillo, culto y decente y, finalmente,
de las normas de moral vigentes en el medio social en el que actúa.
Por lo tanto, a manera de decálogo de ética profesional del perio-
dista y como guía para los trabajadores de la información que reúnen,
transmiten, difunden y comentan noticias e informaciones que relatan los
acontecimientos diarios por medio de la imagen, la palabra escrita, oral o
por cualquier otro medio de comunicación social, se proclama el siguiente:

135
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Código

I.- El periodista profesional busca que lo respeten y siempre lo logra.


El seudo periodista quiere que le teman, pero sólo consigue que
lo repudien.
II.- El periodista profesional respeta y prestigia su profesión y la
enaltece. El seudo periodista la degrada, no la entiende y se sirve
de ella para fines personales.
III.- El periodista profesional es atento, comprensivo y solidario con
los débiles y los humildes. El otro es déspota y altanero.
IV.- El periodista profesional es inflexible e insobornable con los po-
derosos y prevaricadores. El seudo periodista es servil, medroso
y lisonjero.
V.- El periodista profesional utiliza las fuentes de información para
comprobar sus informaciones. El segundo para medrar y obtener
logros inconfesables.
VI.- El periodista profesional lleva con prudencia y ejerce con equidad
el poder que le confiere la prensa. El seudo periodista se embriaga
con ese poder y lo utiliza para cometer injusticias y arbitrariedades.
VII.- El periodista profesional informa, orienta, educa, despierta la
capacidad de análisis y fomenta la crítica de sus lectores. El otro
repite lo que le pagan y ordenan decir.
VIII.- El periodista profesional estudia en forma permanente, lee, inves-
tiga y se informa para informar. El otro abomina de la escuela, el
estudio y la cultura.
IX.- El periodista profesional impulsa la capacitación profesional de
sus colegas y apoya las escuelas de periodismo y ciencias de la
comunicación. El segundo desprecia tales objetivos.
X.- El periodista profesional ocupa primera fila en la defensa de su
idioma y la preservación de su nacionalidad. El seudo periodista
es indiferente a estas preocupaciones.

Mientras tanto, flotan en el ambiente las palabras del expresidente


De la Madrid: “Sabemos que en el periodismo también se registran
fenómenos de inmoralidad y corrupción, muchas veces inducida o
promovida por funcionarios del gobierno, así como la corrupción en
el gobierno es, a veces, inducida por gente de la sociedad civil”.

136
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

tercera parte

La palabra en el periodismo

137
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

El artículo editorial
Luis Ochoa Minjares54

El sábado 14 de agosto del 2010 se llevó a cabo la reunión mensual del


Club de Lectura y Redacción Editorial “José Pagés Llergo”, durante la
cual el tema central fue la importancia del artículo editorial como instru-
mento de la defensa del idioma, el fomento de la lectura de periódicos,
libros y revistas y la misión de los editorialistas y colaboradores de la
prensa impresa frente a la competitividad de los medios audiovisuales
y la Internet.
Como se sabe, la estructura más elemental de un artículo editorial
incluye tres partes básicas: el tema, el análisis y la conclusión. Si se mutila
una de ellas, automáticamente se convierte en un verdadero galimatías
que el mismo Cantinflas batallaría para entender, sin contar con la falta
de respeto al lector y, por supuesto, la descalificación del articulista.
Olvidados en el pasado remoto quedaron aquel tipo de “artículos
editoriales” que empezaban echando pestes contra todo y contra todos,
continuaban vomitando sapos y culebras a diestra y siniestra y termina-
ban lanzando anatemas por todos lados sin enunciar nada, analizar algo,
ni proponer o concluir nada. Eran una especie de tolvas de desahogos
personales, redactados casi todos en primera persona.
En nuestros días ya es un milagro toparnos con mamotretos con
pretensiones de artículos editoriales, que no pasan de simples conjun-
tos de adjetivos calificativos preferentemente despectivos reclutados
a diestra y siniestra y según el grado de bilis del autor, de su índice de
frustración personal y de la medida de su amargura por la vida, o de
la sed de protagonismo y, como se dijo, hablando siempre en primera
persona.
Naturalmente son piezas “literarias” que por razones de salud
mental no se leían ni por asomo. Su tema generalmente era el mismo:
____________________________________
Publicado el sábado 14 de agosto del 2010 en la columna “Libreta de apuntes”.
54

138
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

el gobierno, el PRI, la Constitución, en general todo lo relacionado con


el sector público y, en fin, todo lo negativo que encontraban sus auto-
res alrededor de su minúsculo y estrecho mundo en el que se movían.
Para esos señores editorialistas del pasado, el pueblo mexicano y
sus gobernantes no habían construido nada. Para ellos no se edificaron
escuelas, universidades, carreteras. La revolución mexicana no había
implementado la seguridad social ni las conquistas de los asalariados.
Eran los llamados “agoreros del desastre” que todo lo veían desde el
punto de vista de su cristal empañado y lagañoso, producto del desaseo
mental. Al fin y al cabo en México había y hay libertades, muy amplias
libertades, hasta para incursionar en el libertinaje.
No eran esos “escribidores” los voceros verdaderos de la colecti-
vidad. No interpretaban el querer colectivo ni conocieron sus aspira-
ciones, angustias y reclamos; menos fueron la voz de los campesinos
con necesidades específicas y propósitos de progreso.
“Póngase en onda, tírele al PRI”, parecía ser entonces la consigna
que se repetían unos a otros en sinuosa competencia para ver quién era el
campeón del desprestigio de su país, la devaluación de sus instituciones
y la autodenigración. Mas no debemos ser tan severos con seres cuyos
horizontes no eran claros y su único propósito era proyectar y hacer
colectivo su fracaso, su amargura, resentimiento y frustración social.
Por fortuna ahora las cosas son diferentes. Nuevas voces frescas y
sin prejuicios surgen cada día de esa fuente inagotable de valores que es
el pueblo sencillo y trabajador. Los concursos periódicos de articulistas,
cartonistas y reporteros gráficos contribuyen eficazmente a descubrir
esos nuevos valores.
Renuevos de articulistas con frescos ímpetus, bríos y otras ideas
hacen el material de lectura digno de leerse y releerse, como ya sucede
en casi todos los medios que disponen de una zona de opinión equiva-
lente a un auténtico foro donde se ventilan, desde los muy particulares
y respetables puntos de vista de cada quien, los problemas de actualidad
palpitante.
Vale la pena intentar sintetizar algunas de las conclusiones con
respecto a la misión del escritor y redactor de artículos y comentarios
editoriales en estos tiempos aparentemente nebulosos y confusos que
envuelven al país entero:
a). Fortalecer la capacidad analítica del público lector.
b). Favorecer el desenvolvimiento individual.

139
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

c). Vincular al lector con la realidad imperante.


d). Despertar su capacidad crítica y sus mecanismos de defensa.
e). Contribuir a la educación política de los mexicanos y a la pre-
servación de nuestra identidad nacional.
De la lectura de algunos trabajos editoriales seleccionados de geo-
medios.com, donde se pueden leer en línea los periódicos principales del
país, se concluyó que los editoriales más ajustados a la regla de oro,
“conciso, preciso y macizo”, son los editoriales del diario La Jornada y
la revista Siempre! de la capital de la república, entre otros.

140
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

El lenguaje periodístico
Jorge Villalobos H.55

Diversos autores que han emprendido la labor de establecer normas


generales para el ejercicio del periodismo coinciden en que el lenguaje
periodístico debe regirse por un conjunto mínimo de normas generales
del estilo en que se redactan los textos que han de ser publicados.
Miguel Ángel Alcázar Lazcano lo expresa de la siguiente manera:
Cualidades del lenguaje periodístico
Si bien es cierto que el estilo es la manera personal de escribir, también lo
es el hecho de que hay una serie de normas que rigen el lenguaje.
En primer lugar está la gramática, la cual no se puede dejar de lado
ni su conocimiento puede olvidarse para todo periodista que se respete
y respete a sus lectores.
En un segundo término están las características propias del lenguaje
periodístico cuyo acatamiento permite una mayor eficacia en la construc-
ción expresiva:
a) Brevedad.
b) Sencillez.
c) Concisión.
La brevedad se refiere esencialmente al tamaño de las frases y de los
párrafos. El periodista debe emplear oraciones cortas. Lospárrafos muy
____________________________________
Jorge Alberto Villalobos Hernández (Villa López, Chihuahua, 1971). Editor independiente,
55

ha participado en el diseño editorial integral (incluyendo investigación, edición, corrección


de estilo y preparación de originales para impresión) de más de 140 libros con diversas
instituciones y autores, además de revistas varias y folletería publicitaria. Desde 1990 se ha
desempeñado en distintas épocas como editor, diseñador gráfico, corrector de estilo, reportero,
fotógrafo y redactor para los periódicos Vanguardia de Chihuahua, El Heraldo de Chihuahua y El
Universitario de la UACH; produjo y condujo el programa de radio Esqueletos en el closet para
Radio Universidad 105.3 FM. Tuvo a su cargo la elaboración y cuidado de los materiales
impresos, de audio y video de difusión del Instituto Chihuahense para la Transparencia y
Acceso a la Información Pública del 2006 al 2012. Es autor del libro Esqueletos en el closet y ha
publicado ensayos, narrativa y críticas discográficas en diversas publicaciones. Actualmente
edita la revista Synthesis para el Departamento Editorial de la Dirección de Extensión y
Difusión de la UACH.

141
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

largos y las frases demasiado extensas son antiperiodísticas. La brevedad


depende de la selección precisa del herramental lingüístico.
La sencillez tiene que ver con la estructura del lenguaje, es decir,
con la construcción gramatical y la sintaxis. El lenguaje periodístico es
sencillo por naturaleza, en virtud de un esfuerzo por la simplicidad. Lo
complicado o rebuscado es antiperiodístico. Sencillez implica claridad en
la estructuración del mensaje.
La concisión se vincula con el propósito del redactor. Un lenguaje
conciso es el que va directamente al objetivo buscado por su autor. El
dominio de la concisión le permite ir al periodista a la médula de lo se
propone informar, y no le permite divagar o dispersarse en su lenguaje.
Ser conciso significa “ir al grano”.
Con estas tres cualidades, el periodista apenas puede construir la in-
fraestructura de una escritura correcta. El despliegue de un estilo propio
sólo se adquiere con la práctica constante.56

Sencillez, concisión y brevedad son también los atributos deseables


que propone Carlos Marín para lograr un estilo periodístico ideal:
El lenguaje periodístico
Por su carácter público, el periodismo debe expresarse de manera diáfana,
asequible a la generalidad de los consumidores de información, quienes
provienen de distintos niveles culturales y sociales. [...]
Prensa, radio y televisión son medios accesibles a todo tipo de público:
empleados medios, campesinos, obreros, estudiantes, dirigentes políticos
y de finanzas, policías, delincuentes, amas de casa. Por esto, el periodis-
mo debe expresarse con lenguaje comprensible, sin rebuscamientos que
entorpezcan la asimilación de lo que se quiere informar.
Lo contrario de la sencillez es lo artificioso. Deben evitarse todas las
palabras que no se usan en una conversación correctamente ordinaria.
En algunos medios [...] es común la utilización de palabras que, con la
pretensión de usarlas como sinónimos, desembocan en lo chocarrero,
lo cursi, lo inútil y lo absurdo. Frecuentemente leemos: “La escasez
de agua en el norte de la ciudad ha provocado un comercio ilegal del
líquido elemento en unas 200 colonias populares”. El agua se llama así,
agua, no “líquido elemento”; tampoco es un “elemento” en cuanto a su
composición atómica; se trata de un compuesto de dis elementos (hidró-
geno y oxígeno), entonces, ¿para qué cambiarle de nombre? A propósito
del agua, hay reporteros que le dicen también “líquido vital” o “fluido”,
____________________________________

56
Miguel Ángel Alcázar Lazcano: “Estilo periodístico”, en Manuel Buendía: Ejercicio periodístico,
pp. 301 y 302.

142
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

en vez de utilizar la palabra precisa. Pero aún, así nombran a la sangre y


hasta a la leche.
Otros desatinos: ave, en vez de pájaro; tragahumo, en lugar de bom-
bero; galeno, cuando se quiere decir médico, y progenitora por no emplear
la palabra madre. De manera correcta y coloquial, decimos: “No hay sal”;
jamás diríamos algo así como “se agotó el cloruro de sodio”.
El lenguaje periodístico debe ser claro y preciso, y esto es tan simple
como que hay que decirle pan al pan y vino al vino.
Deben evitarse, en lo posible, términos técnicos. Si su uso es inevita-
ble, debe explicarse inmediatamente su significado. Ejemplo:
“El médico veterinario fulano de tal informó esta tarde que la tulare-
mia [?] está siendo atacada por las autoridades de Salubridad”.
Mejor:
“...informó que la tularemia –fiebre de los conejos– está siendo ata-
cada por las autoridades de Salubridad”.
Mejor aún:
“...informó que la fiebre de los conejos –tularemia– está siendo ata-
cada por las autoridades de Salubridad”.
Deben evitarse las construcciones gramaticales complicadas, rebus-
cadas, aunque sean gramaticalmente correctas. Ejemplo:
“Graduado en la Universidad Nacional Autónoma de México y
doctorado en la de Oxford, el veterinario fulano de tal, al hablar de las
principales epizootias que se abaten sobre la industria pecuaria de nuestro
país, dijo ayer que la tularemia...”
Fuera de un sector muy reducido de la población –el de la clase media
alta y la económicamente poderosa–, en el que los receptores pueden
hacerse de la información periodística en horas precisas y con el estado
de ánimo y el ambiente adecuados, el público se entera de los hechos
periodísticos en condiciones impredecibles, cualquiera que sea el medio
a través del cual se informe. Por lo mismo, ese público requiere de textos
claros y concisos.
La claridad en la expresión es un factor clave para el entendimiento
del mensaje; significa expresión al alcance de todos, conceptos precisos,
sintaxis correcta y vocabulario amplio y comprensible. De otro modo: un
estilo es claro cuando el pensamiento del que escribe penetra sin esfuerzo
en la mente del receptor.
Concisión es densidad y el estilo denso es en el que cada línea, cada
palabra, tiene sentido, significación. Lo contrario es la vaguedad o la
imprecisión.
Hay que redactar de tal manera que el texto resulte atractivo; que no
se pierda en lo accesorio, en lo contingente. Debe siempre buscarse lo

143
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

fundamental, lo que constituye la esencia y la sustancia del acontecimiento,


e imprimir en el texto esa dosis de interés.
El diario se lee de prisa; con frecuencia en el transporte: en el ca-
mión, en el taxi, en el metro. Los noticiarios de radio se escuchan en
momentos no siempre favorables para una recepción atenta, y los de
televisión escapan al público que no tiene la disciplina o la oportunidad
de sintonizar los aparatos en el momento preciso y con la deliberada
intención de informarse.
El receptor entonces, por lo común, no dispone del tiempo necesario
para descifrar lo que el reportero quiso decir. Menos aún en el caso de la
radio y la televisión, de “releer” las informaciones. No siquiera el lector
de periódicos dispone de tiempo para leer todos los textos, tampoco de
leer completas las informaciones que le interesan. Requiere, por lo mismo,
que se le informe en el menor espacio posible.
Deben escribirse párrafos breves, de frases simples, directas, conci-
sas. Idealmente, cada palabra que se escribe debe ser indispensable. Para
mantener el ritmo adecuado se recomienda la combinación de frases
largas y cortas.57

Por su parte, José Luis Martínez Albertos expone un análisis que


justifica el establecimiento de normas generales de estilo periodístico:
Desde el punto de vista de los objetivos sociales que se persiguen, los
textos periodísticos responden a una de estas dos grandes modalidades:
el relato y el comentario. Mediante el relato, el periodista canaliza dos
diferentes actitudes sicológicas: la información descripitiva del hecho
ocurrido –la noticia propiamente dicha– y la interpretación, o análisis
valorativo de ese mismo hecho, para que pueda ser entendido dentro de
las demás noticias y acontecimientos importantes que se producen en un
momento dado. Por medio del comentario, el periodista emite los juicios
de opinión pertinentes que pueden deducirse de stos hechos actuales y
que sirven para adoptar posiciones para hy o para el futuro. Se entiende
así el axioma fundamental que regula el comportamiento del periodismo
contemporáneo más avanzado y con mayor rigor profesional: “Noticia
es lo que se ve. Interpretación (o análisis) es lo que se sabe. Opinión es
aquello que se cree y por lo cual se toma partido subjetivamente”.
Sin embargo, estas tres actitudes sicológicas que se descubren en el
trabajo periodístico se manifiestan en dos únicas modalidades literarias:
el relato y el comentario. Es decir: hay dos modos principales de producir
textos periodísticos: el relato (que sirve para la noticia y para la interpre-

____________________________________
Carlos Marín: Manual de periodismo, pp. 48-51.
57

144
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

tación) y el comentario (que es el apoyo básico, desde el punto de vista


lingüístico, para la opinión).
Relatos y comentarios tienen en común unas normas generales, que
son propias de esa manifestación cultural concreta que se denomina
lenguaje periodístico. [...]
Las normas generales de todos los textos periodísticos son principal-
mente las siguientes: concisión, corrección, claridad, captación del interés
del lector, rapidez y rigor informativo. Todos estos rasgos tienen un ob-
jetivo común: que el texto periodístico brinde al lector una información
clara, exacta y lo más completa posible.58

Las normas generales que establece Martínez Albertos son las


siguientes:
Concisión: los elementos de los textos periodísticos deben en-
caminarse a conseguir la mayor eficacia comunicativa con la
mayor economía de medios expresivos. La elección certera y
rigurosa de los vocablos que se utilizan proporciona mayor
concisión a las frases.
Corrección: el lenguaje periodístico se corresponde con la lengua
que utilizan coloquialmente las personas de una determinada
comunidad de hablantes, un habla de uso común, pero este
lenguaje está sometido a un comportamiento que supone una
actitud de respeto hacia las reglas académicas propias de una
gramática normativa del idioma. Se trata de una lengua colo-
quial respetuosa con unas exigencias de corrección y cultura.
Claridad: un lenguaje periodístico claro es lo mismo que un len-
guaje sencillo y llano, desprovisto de afectación. El ideal de
un lenguaje que busca la univocidad consiste no tanto en que
pueda entenderse fácilmente lo que escribimos, sino en que lo
que decimos no pueda en modo alguno dejar de entenderse.
Captación del interés del lector: el texto periodístico debe orga-
nizarse de tal manera que su estructura conduzca a captar el
interés del lector desde el primer párrafo del escrito.
Rapidez: la competencia con otros medios de información obliga
a trabajar el texto periodístico bajo el imperativo de la rapidez
y la celeridad; un texto periodístico es tanto mejor cuanto más
rápidamente esté listo para ser sometido al proceso de publica-
____________________________________

58
José Luis Martínez Albertos: “Normas de estilo periodístico”, en José Luis Martínez Albertos
y Luisa Santamaría Suárez: Manual de estilo, pp. 107-112.

145
Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

ción. La informatización de las redacciones ha hecho todavía


más importante el respeto a la regla tradicional del periodista
de dejar el texto acabado y listo con la mayor premura posible,
sin menoscabo de los normas previamente comentadas..
Rigor informativo: el rigor informativo tiene que ver con la exac-
titud de los datos utilizados en el texto y con que estos datos
ofrezcan una visión lo más completa posible de la realidad. La
precisión está especialmente indicada para el caso de los rela-
tos periodísticos, pero también el texto periodístico llamado
comentario debe estar realizado bajo la disposicion sicológica
del rigor intelecual y la precisión en el razonamiento y la argu-
mentación. Este requisito del rigor informativo está vinculado
a las exigencias de ética y honestidad intelectual en el trabajo
periodístico.

Recomendaciones generales para la redacción periodística


• Cuando se hace una cita textual de un documento, carta, libro, ley,
reglamento o código, debe procurarse copiar con toda fidelidad
los caracteres escritos, incluso si el texto original contiene errores
de ortografía o sintaxis, que en caso de ser detectados deben ser
notados al final de la cita o con el adverbio “sic” (del latín sic, “así”)
entre paréntesis o corchetes para dar a entender que la palabra o
frase usada es textual.
Ejemplo:
...al respecto, el compareciente dijo: “Nosotros estuvimos
poniéndonos de acuerdo para poner las solicitudes de
información” (sic).
• Evitar las muletillas, interjecciones o expresiones propias del
lenguaje coloquial y las frases “de cajón”, las redundancias y los
pleonasmos.
Muletillas: son expresiones repetidas con frecuencia, como si el
discurso fuera cojo y necesitara muletas para sostenerse. Las
muletillas pululan en el español, especialmente en su forma
hablada.
El mismismo: un ejemplo de estas muletillas es el vicio de redacción
llamado “mismismo”, que consiste en usar reiteradamente, en
singular o plural y sin distinción de género, las expresiones “el
mismo” o “los(as) mismos(as)”. El mismismo se puede evitar
con el posesivo “su” o con un pronombre.
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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Ejemplos:
“Diagnosticó la enfermedad e hizo el tratamiento de la misma”
es más correcto si se escribe “Diagnosticó la enfermedad
y la trató” (cuatro palabras menos).
“Su tratamiento”, en lugar de “el tratamiento de los mismos”.
“El uso de la misma” se diría “su uso”, “el uso de ésta”, o “el
uso de ella”.
“El papel de la Sociedad... ante los programas de postgrado y
subespecialidades requiriéndose más ingerencia en la es-
tructura de los mismos” resulta más inteligible si se expone:
“La sociedad... debe intervenir más en la estructura de los
programas de posgrado y subespecialidades...”
Dequeísmo y antidequeísmo: el “dequeísmo” consiste en el error co-
mún de utilizar frases como “le dice de que”, “piensa de que”,
etcétera, oídos hasta de bocas presidenciales; pero el afán
“antidequeísta” de evitar estas erratas con frecuencia cae en
otras iguales o peores.
Ejemplo:
Un profesor universitario se preocupaba por “...la escasez de
tiempo que se dispone para leer...” ¿Puede la escasez de
tiempo disponer algo? Evidentemente se refería a la esca-
sez de tiempo “de que se dispone”, del cual se dispone, o
disponible.
• Evitar en lo posible la repetición de términos y de palabras que
resulten en cacofonía por su terminación.
Ejemplos:
“La construcción de la mansión requirió una fuerte inversión”.
“Para fomentar la transparencia y el derecho a la información,
el Instituto Chihuahuense para la Transparencia y Acceso
a la Información…”
• Evitar la duplicidad de ideas o de citas en el desarrollo del escrito.
Ejemplos:
“La transparencia significa que las autoridades digan qué están
haciendo para que la gente sepa lo que están realizando...”
“...el equipo de trabajo, a pesar de ser un cuerpo académico
en formación, tiene fuerte tendencia a estar en vías de
consolidación”.
“...le ha tocado vivir múltiples vivencias...”

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

• Las expresiones como “cabe mencionar que”, “huelga decir que”


y otras semejantes resultan en un uso innecesario de espacio, pues
si algo cabe es porque el espacio es suficiente para tal fin y no hay
necesidad de mencionarlo, y si algo huelga dentro del escrito es
porque resulta superfluo.

La práctica periodística actual se presta a un sinfín de erratas que hay


que procurar detectar y evitar. Al respecto es menester tomar en cuenta
que las características del periodismo escrito son muy distintas a las
del periodismo radiofónico y televisivo; en estos últimos es permisible,
con cierta medida, el uso de lenguaje coloquial y el apoyo de muletillas;
pero en el lenguaje escrito esto resulta un lujo cuyo disfrute se reserva
para la literatura artística y la dramaturgia, y las excepciones se dan en
contextos muy específicos (tiras cómicas, columnas de opinión).
• Un ejemplo de vicios de redacción referente a reiteración de térmi-
nos es el uso indiscriminado de expresiones como “asimismo” (en
ocasiones incluso dividida en “así mismo”), que es un adverbio de
modo, una palabra en sí, que perfectamente puede ser reemplazada
por las conjunciones “así como”, “además”, “también” e “y”.
• La conjugación errática de verbos es otra práctica viciosa que algu-
nos periodistas han adoptado para legitimar información tentativa
que aún no es un hecho. Por ejemplo: “Revisaría Congreso Ley
de Información” es una forma condicional simple o en tiempo
pospretérito que da a entender al lector que existe la posibilidad de
que ocurra una revisión a la citada ley, pero el hecho puede darse
o no. Informar de esta manera exime de responsabilidad al autor
de la nota informativa con respecto a sus consecuencias, sin em-
bargo implica una tarea reflexiva para el lector, cuyas conclusiones
“podrían” resultar tan erráticas como el encabezado que leyó.
• Otra práctica errática frecuente es la tendencia a iniciar escritos
con verbo, especialmente en encabezados. He aquí el sumario del
periódico El Universal del 28 de agosto del 2006:
“Desahoga TEPJF quejas; mantiene Calderón ventaja”
“Resuelve Tribunal los 375 recursos de inconformidad”
“Siguen sitios de internet del mundo sesión del TEPJF”
“Sesiona TEPJF sobre elección presidencial”
“Propone magistrada anulación de 143 casillas”
“Desecha TEPJF modificar distribución de plurinominales”
“Esperamos que fallo de TEPJF se apegue a la ley: Sheinbaum”
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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

• El uso de artículos para los verbos en infinitivo también es una errata


frecuente en los medios de información: “Las convictas realizan
varias tareas como el cortar cabello, costura, venta de comida...”, “el
tratar a los verbos como si fueran sustantivos”, “...en una decisión
atinada, se logró el emprender esta remodelación...”
• También es común utilizar gerundios al estilo del inglés norteame-
ricano, que en un análisis sintático riguroso resultan incorrectos en
español:
“...este día se escribe una página más en el trabajo para el per-
feccionamiento del sistema judicial, siendo un honor para
el Congreso convertirse en el primer organismo del país
ofreciendo un programa...”
• Otras expresiones usadas frecuentemente en el periodismo escrito,
radiofónico, televisivo y digital son muletillas inútiles, como las ex-
presiones “lo que viene a ser” (peor aún: “lo que viene siendo”) o
“lo que tiene que ver con”, y abundan expresiones como “síntoma
a nivel gástrico” o “signos de orden neurológico”, que no son otra
cosa que síntomas gástricos y signos neurológicos.

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Conclusiones

En el periodismo no termina uno de aprender. Menos cuando este


quehacer se ha convertido en una vocación.
Hemos concluido la lectura de un libro sobre ética periodística.
Nos dio la oportunidad de analizar teorías, conceptos y formas de vida
de pensadores, escritores y, por supuesto, periodistas que han dejado
honda huella en la mejor profesión del mundo: el periodismo.
Ante ello, es conveniente preguntarnos: ¿Soy un buen periodista?
¿Qué me hace falta para lograrlo? ¿Tengo ética? Usted sabe el camino
a seguir. Es urgente no perder la senda...
En este apartado vale la pena agregar algunas reflexiones sobre
aspectos éticos del periodismo, una apasionante profesión en la que
uno nunca se siente suficientemente bueno.
Austin Fagothey, profesor de Filosofía de la University of Santa
Clara, California, nos invita a una retrospectiva sobre la transición del
conocimiento no científico al conocimiento científico, que empezó, en
nuestra cultura occidental, con los griegos.
En el siglo VI antes de Jesucristo habían reducido las especulaciones
primitivas a una especie de orden o sistema y lo habían integrado en
un cuerpo general de sabiduría llamado filosofía.
Después de un periodo brillante de especulación sobre la estruc-
tura del universo, empezaron, en los días de los sofistas y de Sócrates,
a dirigir su insaciable curiosidad hacia sí mismos, hacia la vida humana
y la sociedad. Nada era demasiado sagrado para su indignación pene-
trante. En cuanto navegantes, colonizadores y juglares, habían estado
en contacto con diversos pueblos circundantes y habían llamado la
atención la diversidad de costumbres, leyes o instituciones imperantes.
Empezaron a preguntarse a sí mismos si, después de todo, las suyas
eran realmente tan superiores y, de ser así, por qué. Con el tiempo, su
estudio llevó a un examen de toda conducta humana, y esta parte de la
filosofía la llamaron ética, también llamada filosofía moral.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Por derivación de la palabra, pues, la ética es el estudio de las


costumbres humanas. Algunas de éstas, dice Fagothey, son meras
convenciones, como las maneras de la mesa, las modas de vestir, las
formas del lenguaje y la etiqueta. Se trata de caprichos y corrientes que
varían de una parte del mundo a otra y de un momento a otro. Y nos
damos cuenta de que podemos cambiarlos a voluntad. Son maneras, no
moral. Esto pasa en el siglo actual, pero de manera vertiginosa, sobre
todo por la influencia del internet y las redes sociales. Estamos en un
mundo de inmediatez informativa, y el periodismo no escapa de ello.
Pero, señala el autor de “Etica: teoría y aplicación”, hay otras cos-
tumbres, en cambio, que parecen más fundamentales, como la de decir
la verdad –principio básico del ejercicio periodístico–, de pagar deudas,
de honrar a nuestros padres y de respetar las vidas y la propiedad aje-
na. A esto agregamos el respeto y la responsabilidad social. Sentimos
que semejante conducta no es solamente costumbre, sino que es tal
como debe ser, y que apartarse de ella estaría mal; que resulta no de
un capricho arbitrario sino de un principio inherente al ser humano.
Esta es la moral, y es únicamente ésta que trata la ética. Así pues, la
ética estudia lo que está bien y lo que está mal, lo bueno y lo malo en
la conducta humana.
Por su parte, Luka Brajnovic dice que cuando se tiene un sentido
estético –sobre lo bello– y noético –sobre la verdad– es completamente
distinto de tener la capacidad de explicar, argumentar o justificar la
belleza y la verdad. Lo mismo sucede con el sentido ético. Todos los
seres humanos lo tienen, ya que existe una diferencia entre el bien y el
mal, entre los actos honestos y deshonestos. Y así como existe la belleza
independientemente de nuestra opinión y existe la verdad aunque no
la conozcamos, así también existe la diferencia entre el bien y el mal,
reconociéndola nosotros o no.
En fin, dicha diferencia entre el bien y el mal existe antes de que
podamos juzgar en qué consiste y en qué se fundamenta, y además
existe antes que sepamos juzgarla o comprenderla lógica y teóricamente.
Obrar como debe y decidir lo que éticamente es bueno es el deber
fundamental del hombre. Es preciso exigir este deber a los periodistas,
pues no disminuye su libertad, sino que fomenta su ejercicio.
Aquiles Menéndez indica que el ejercicio de una profesión no se
limita únicamente al oficio como tal –con sus correspondientes debe-
res éticos– sino también a la conciencia moral del hombre, a los actos,

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

juicios y derechos inalienables de la persona, sean o no reconocidos


por las normas jurídicas vigentes. Ante esto, la deontología o moral
profesional, como parte especializada de la ética, considera el aspecto
moral del hombre ejerciendo su profesión. Esta parte de la ética se
fija especialmente en el contenido y en la honradez de las actividades
profesionales y en los deberes de los que desempeñan las actividades y
trabajos, como lo son los periodistas, comprometiendo así a la misma
profesión y a la sociedad en general. Es un auténtico servidor público.
La deontología es una parte especializada de la ética general –como
ya se dijo–, pero no una parcela totalmente delimitada que pueda estu-
diarse sin tener en cuenta la visión conjunta de la moral natural.
John Hohenberg afirma: “Las marcas distintivas de su valor
profesional serán: su responsabilidad y su criterio, su educación, sus
antecedentes y su adiestramiento, su capacidad técnica como escritor y
su contribución hacia el progreso de las normas y la ética profesional”.
Los nuevos tiempos globales y la nueva sociedad del conocimiento
en que vivimos nos exigen estar más y mejor preparados e informados,
pero también nos ponen en alerta sobre los peligros que tiene encima
el periodismo, que dañan fuertemente la relación medio-sociedad.
El mundo actual necesita un periodismo valiente, sustentado en la
ética, y una sociedad civil bien organizada. Son un binomio efectivo
para la solución de problemas agudos como la intolerancia, la impu-
nidad y la corrupción.
Las sociedades democráticas, que velan por la defensa de la libertad
de expresión, el derecho a la información, la transparencia y la rendi-
ción de cuentas, necesariamente requieren de un periodismo fuerte,
preparado y creíble.
Es menester también respaldar el poder ciudadano (bien organizado
y sin tintes partidistas), fortalecido por las llamadas “redes sociales” o
medios propios. Hay quienes le llaman “El quinto poder”.
Las tecnologías de la información también son un aliado importante
que permite la participación de la sociedad con el establecimiento de
foros de opinión pública, cuya penetración y poder de convocatoria se
mide por la cantidad de accesos a páginas web, bitácoras electrónicas
(blogs), redes sociales y periódicos digitales independientes.
Las organizaciones e instituciones son importantes tanto para los
actores como para los regímenes en los que funcionan, porque pro-
mueven la sociabilidad y la confianza, sin perder de vista el crecimiento

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

individual y la integridad personal, la preservación y transmisión de la


cultura para las cualidades de los seres humanos, para la libertad.
Las transformaciones sociales se presentan en nuestro país de ma-
nera acelerada, por lo que se necesita analizar los marcos referenciales
desde una óptica global, indispensable en la solución de problemas
concretos.
Los procesos mundiales han obligado a la mayoría de las naciones
a buscar el fortalecimiento de sus instituciones.
El fortalecimiento tiene que darse en el marco del derecho, la
transparencia y la participación activa de los ciudadanos, de los medios
y sus contrapesos, de lo contrario corremos el riesgo de un retroceso
en la democracia.
El desafío es claro: los periodistas y todas las profesiones del
mañana deberán estar entre nuestros ciudadanos más educados y res-
ponsables. Cada uno en este contexto deberá aprender a leer, escuchar,
observar, escribir con ética e inteligencia para asumir el liderazgo y la
tarea social que la profesión le exige.
La sociedad ha evolucionado en forma compleja, sus especializa-
ciones son numerosas y las varias interrelaciones que se dan en torno
a su desarrollo son tan dinámicas e interactivas que solo una persona
educada en el pensamiento lógico y crítico pueden entender las muchas
facetas de la actividad humana y el significado de los hechos.
La ética tiene una faceta, una dimensión personal en la búsqueda de
la excelencia, de la perfección personal, y una faceta social o colectiva
de nuestras relaciones con los demás y lo que queremos.
Finalmente, poner la mirada en la ética no conlleva un fin en sí
mismo, sino una necesidad colectiva para lograr una mayor calidad
de vida y una demanda de la razón que desde el periodismo se desea
satisfacer para servir al bien común.

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Deontología periodística. Un camino urgente a seguir / Jáquez Balderrama

Fuentes bibliográficas

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Esta primera edición de


Deontología periodística. Un camino urgente a seguir
se terminó de imprimir en septiembre del 2015
en Chihuahua, Chih., México.
con un tiraje de mil ejemplares.

Edición y formación: Jorge Villalobos

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