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EL BAUTISMO

Por: Rev. Héctor Laporta V.

“Los sacramentos instituidos por Cristo son no sólo señales o signos de la profesión de los
cristianos, sino más bien testimonios seguros de la Gracia y Buena voluntad de Dios para
con nosotros, por los cuales obra Él en nosotros invisiblemente”. “El bautismo de párvulos
debe conservarse en la Iglesia”.

(Artículos de Fe de la IMP, XVI y XVII)

El Bautismo ha creado en nuestro medio un sin número de preguntas y tendencias


a veces irreconciliables. El propósito del presente escrito es invitar tanto a
pastores como líderes laicos a iniciar una reflexión sería basada en el estudio de
las Sagradas Escrituras y de nuestra tradición metodista.

El Bautismo más que ser un mero símbolo, es un sacramento instaurado por


nuestro Señor Jesucristo. Es un “medio de Gracia” una de las formas a través del
cual el ser humano se hace acreedor de la misericordia y de la buena voluntad de
Dios.

1. ¿Cuál es su significado?

Por medio del Bautismo, “medio de Gracia”, somos hechos partícipes de la obra
redentora de Jesús (Romanos 6:3-10; 2 Corintios 5:21; Colosenses 2:12)

Por medio del Bautismo, dejamos de pertenecernos a nosotros mismos y al


mundo de pecado, para pasar a ser parte de la obra redentora de Dios (Romanos
6:13ss) e incorporarnos a su plan salvífico.

Por medio del Bautismo somos puestos en el mundo como Cristo: para salvación,
para entregar nuestra vida, que ya no nos pertenece a fin de que se haga realidad
el Reino de amor y de justicia al cual ahora, a través del bautismo, hemos sido
incorporados. De alguna manera a través del Bautismo, Dios nos permite
apropiarnos y participar de la salvación que Cristo trajo para hacerla presente hoy
en el mundo que nos rodea. En otras palabras, nosotros mismos pasamos a ser
los signos y los medios mediante los cuales buscamos transmitir la “nueva
libertad” conque Cristo nos hizo libres.

2. Formas

Las iglesias cristianas han utilizado tres modos de Bautismo: a) inmersión o


sumergimiento, b) efusión, c) aspersión.

La acción del Bautismo se expresa en el Nuevo Testamento con el verbo griego


“baptizo” (intensivo de bapto), y sus derivados, que significa introducir en el agua,
sumergir o simplemente lavar en agua. No encontramos en todo el Nuevo
Testamento que se especifique o se absolutice ninguno de los tres modos como
verdadero o único.

Repasemos cada uno de ellos:

a) Inmersión o sumergimiento.- Muestra nuestra unión con Cristo, tanto en su


muerte como en su resurrección (Romanos 6:3-4) y la Nueva Vida.

b) Efusión.- Señala particularmente la unión del bautizado con Cristo


resucitado,

mediante la nueva vida del Espíritu Santo derramado sobre nosotros (Joel
2:28; Hechos 1:5; 2:17; Tito 3:5-6)

c) Aspersión.- Tiene raíces en el simbolismo de los sacrificios del Antiguo

Testamento y la aspersión de la sangre ( Ezequiel 36:25; Hebreos


9:10, 13-14, 19-22; 10:22; 12:24)

La Iglesia Metodista del Perú establece:

“La Iglesia Metodista del Perú reconoce el bautismo de otras iglesias cristianas...pudiendo
ser por aspersión, efusión o inmersión”

(Reglamento de la IMP Art. 102 – Inciso E)

Debido a que no es la cantidad de agua la que salva, sino la acción de Dios, no


nos ciñamos dogmáticamente a determinado modo de bautismo sino dejemos que
la persona que va a ser bautizada o en su defecto los padres del niño o niña,
decidan después de explicarles que cualquiera de las tres formas es posible
dentro de la Iglesia Metodista.

3. ¿Quién es el que bautiza? ¿Dios o mi iglesia o denominación?

El Bautismo se administra en el nombre de Dios Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo


(Mateo 28:19), con ello se afirma que es Dios quien bautiza, quien acepta al
hombre o mujer pecadora para redimirlo, quien nos invita a una “nueva vida”. Es
por esta razón, que la Iglesia Metodista reconoce el bautismo de otras iglesias
cristianas sin distinción, incluyendo a la Iglesia Católica como también a la Iglesia
Ortodoxa, porque todo bautismo cristiano es hecho en nombre de Dios Trino:
Padre, Hijo y Espíritu Santo (Art. 102 inciso E de la Constitución de la IMP). Esto
lo hacemos los metodistas convencidos de que somos parte de la Iglesia
Universal y “no” una expresión exclusiva de ella.

En cuanto al rebautismo, podemos decir que, debido a que el bautismo es una


obra divina irrepetible “se corre el riesgo de que si nos ponemos a rebautizar en
forma indiscriminada, hagamos del Bautismo un sacramento de una iglesia local (o
denominación) y no de un sacramento compartido entre las iglesias cristianas”.[1]

Por otro lado, “pareciera pues que no debemos tomar la iniciativa en instar a las
personas a rebautizarse. Mas bien, debemos decirles: regocíjate ahora, que en tu
nueva experiencia de fe, has hallado la realidad simbolizada en ese bautismo de
antaño. Pero no te sientas obligado a repetir el acto.”[2]

Es interesante anotar que los reformadores protestantes (Lutero y Calvino) no


exigían el rebautismo a los que se incluían en las filas del protestantismo que
provenían de la Iglesia Católica Romana.

Asimismo, la Iglesia Católica Romana no obligó a rebautizarse a las personas que


venían de su seno después de haber sido bautizadas en iglesias cismáticas.
Tengamos en cuenta lo que dice Agustín al respecto:

“Si yo esperase hasta estar cierto que aquel que bautiza

es santo, entonces ni yo ni ningún otro jamás sería

bautizado, y yo tendría que borrar del Padre Nuestro

que todos debemos decir: ‘perdónanos nuestras deudas’

sea que los que nos bautizaron hayan sido ignorantes

de Dios y de toda piedad, o que hayan sido burladores,

sin embargo, ellos no nos bautizaron a la comunión con

su ignorancia o sacrilegio, sino a la fe en Jesucristo...

nuestro bautismo era de Dios e incluía la promesa de

perdón de los pecados”[3]

4. ¿Es un acto personal o comunitario?

El Bautismo no es un hecho individual, sino que nos hace ser participantes de un


cuerpo (1a. de Corintios 12:13), nos incorpora a la comunidad de creyentes en
donde no existe ningún tipo de discriminación (Gálatas 3:27-29).

Dios sabe que el gran pecado del ser humano es su egoísmo, su individualismo
que nos inculca el mundo que no conoce a Jesucristo (Génesis 4: 9); por eso Dios
ha previsto que el Bautismo sea símbolo del amor fraterno, comunitario, tanto así
que aún Jesús se bautizó en medio de una comunidad. Por eso la celebración del
sacramento del Bautismo es hecho delante de todos, expresando públicamente la
persona que se bautiza su vínculo con Dios y con su pueblo al cual se integra
(Hechos 2:41-47).

5. ¿Bautismo de niños o bautismo de adultos?

Vemos que existe un problema entre las distintas iglesias cristianas sobre la
administración del sacramento del Bautismo, dividiéndose en dos posturas:

1. Los que bautizan a los hijos de creyentes (párvulos);

2. Los que bautizan sólo adultos, para que éstos hagan su profesión de fe.

Es importante notar que ninguna de estas dos posturas tienen textos bíblicos
explícitos que sostengan su propia conclusión. Nuestra Iglesia Metodista, por
esta razón acepta y respeta ambos criterios.

“Reconoce la validez del bautismo de párvulos, hijos de creyentes;

y respeta la libertad de conciencia de los padres y tutores que

esperan que sus hijos o pupilos reciban el bautismo por decisión

propia.” (Art. 102, inciso E, Constitución de la IMP)

Sin embargo, debido a ciertas críticas de posturas teológicas de ambos lados,


encontramos a aquellos que desvalorizan el bautismo de párvulos y a aquellos
que desvalorizan el bautismo de adultos. Vemos necesario dar referencias bíblicas
de ambas posturas para que cada pastor eduque a los creyentes, y sea el
creyente o el padre o la madre del hijo o hija que decida, debido a que la Iglesia
Metodista reconoce y administra, no legisla, el sacramento del bautismo.

5.1 Bautismo de párvulos

Partamos del principio que, la Biblia tiene una unidad (Antiguo y Nuevo
Testamento). Existen algunas iglesias que desvalorizan el uso del Antiguo
Testamento en cuestiones de fe y doctrina, sin embargo, el Apóstol Pablo insiste
en señalar que toda la Escritura tiene autoridad doctrinal para la Iglesia (2a. de
Timoteo 3:14-17).

Esto aparece también incluido en los Artículos de Fe de la Iglesia Metodista del


Perú al afirmar que:

“El Antiguo Testamento no es contrario al Nuevo Testamento

puesto que ambos, Antiguo y Nuevo, ofrecen la vida eterna

al género humano por Cristo, único mediador entre Dios y él


hombre. Por lo cual no deben ser escuchados los que pretenden

que los antiguos patriarcas tenían una esperanza puesta tan sólo

en promesas transitorias.” (el subrayado es nuestro)

Hacemos esta aclaración, ya que el revisar el Antiguo Testamento nos otorgará


algunos elementos, no todos, sobre el bautismo de párvulos.

a) Pacto de Dios con su pueblo.-

En todo el mensaje bíblico se presenta como constante que Dios establece un


Pacto con su pueblo: Abraham y su descendencia (Génesis 17:7, 10-11); David y
su casa (2a. de Samuel 7:25) entre otros.

Para realizar este pacto Dios llama a personas como Abraham, Moisés, Deborah
entre otros, los cuales responden con una fe personal; sin embargo, el “pacto” no
tiene como fin las personas, no se agota el Pacto en las personas sino que
trasciende para extenderse a su “descendencia”.

Esto se debe a que Dios quiere formar un pueblo, de allí que una y otra vez repite
“ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios” (Jeremías 31:31-34; Zacarías 8:8; Cf.
Hebreos 8:6; 13:20), ahora bien, todo pueblo es conformado no sólo de adultos
sino también de niños.

b) Relación circuncisión/bautismo.-

La marca y el sello del Pacto eterno de Dios con su pueblo, Abraham y su


descendencia era la circuncisión (Génesis 17:7; 10-11), como el Apóstol Pablo la
llamaba, la señal y la marca de la justicia de la fe (Romanos 4:11). La circuncisión,
la señal y marca del Pacto entre Dios y su pueblo se realizaba a los niños de ocho
días de nacido (Génesis 17:12; 21:4 y Levítico 12:3) y no existía el argumento de
que los niños no tienen capacidad de entender el Pacto de Dios con su pueblo.

Veíamos anteriormente que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento guardan


una unidad. Es por ello que el Pacto de Dios con su pueblo del Antiguo
Testamento y del Nuevo Testamento guardan una continuidad (Marcos 14:24;
Hebreos 13:20-21), por eso se habla del “Pacto Eterno” con Dios. La circuncisión y
el bautismo son señales exteriores de pertenecer al pueblo de Dios y por ello
guardan una continuidad, razón de ello es que el Apóstol Pablo llamará al
bautismo la “circuncisión de Cristo” (Colosenses 2:11-14; Cf. Romanos 4:11-12 y
2da. de Corintios 1:22).

Concluyendo entonces, si la circuncisión y el bautismo guardan una relación


atestiguada por las raíces bíblicas que así lo confirman; y si la circuncisión se
practicó a los niños recién nacidos, la pregunta que surge es: ¿Cuál es el
impedimento para practicar el bautismo en los párvulos (niños) hijos de padres
cristianos?

c. La fe como expresión comunitaria.-

Otro argumento a favor del Bautismo de párvulos, es que existe en el Nuevo


Testamento en el libro de los Hechos nueve casos en que se habla del bautismo.
En cinco de ellos se ofrece la salvación y también el Bautismo no sólo a individuos
sino a “hijos”, “familias” y “casas” enteras.

Hechos 2:38-39: “arrepentíos y bautícese...porque para vosotros es la


promesa y para vuestros hijos.”

16:14-15: “Lidia…y el Señor abrió su corazón y fue bautizada, y su


familia.”

16:31-34: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa… se


bautizó él con todos los suyos.

18:8: “Crispo ...creyó en el Señor con toda su casa…creían y eran


bautizados.”

11:14: “serás salvo tú y tu casa.”

10:48; 11:15-17: “mandó bautizarles.”

1a Corintios 1:16: “también bauticé a la familia de Estéfanas.

En la actualidad, la sociedad moderna ha enfatizado mucho el “individualismo” y la


“razón”, lo cual ha influido mucho en el pensamiento cristiano y sobretodo en el
evangélico, donde la experiencia de la fe es entendida en términos individuales y
de uso de razón, esto se evidencia en el bautismo.

En el mundo bíblico, la familia y la comunidad era algo más que la suma de sus
integrantes. Donde la persona no existe sino es con relación a su familia y a su
comunidad, como en nuestra cultura andina.

Es por ello, que la experiencia de la fe y del Bautismo eran compartidos con sus
familias. Ello nos lleva como cristianos intentar recuperar la riqueza de la
concepción bíblica, según la cual la fe personal se ubica y afecta a la familia y a la
comunidad.

d. La práctica del Bautismo en los primeros siglos.-

Finalmente, otro elemento importante, es la tradición. Para los metodistas, si bien


aceptamos como norma suprema la Biblia en cuestiones de doctrina y de práctica,
al mismo tiempo valoramos la tradición. Para Wesley, los escritos de los Padres
de la Iglesia, nos ayudan en asuntos en donde el sentido de la Escritura es poco
claro y discutible. En este sentido, en referencia al bautismo, no debemos
desvalorizar las interpretaciones y la práctica del los Padres de la Iglesia:

“Un resumen de la historia de la Iglesia hasta el año 312 d.c., nos

muestra que (con la excepción parcial de Tertuliano) en todas

partes el bautismo de niños de los creyentes era aceptado sin

cuestionar y atribuido a la práctica apostólica. Es muy difícil,

por no decir imposible, entender como la práctica del bautismo

de niños llego a tener una aceptación universal en la Iglesia

de los tres primeros siglos sin dejar huella de controversia,

si tal no hubiera sido la doctrina y la práctica de los apóstoles”[4]

Es importante advertir, que también los Reformadores Protestantes del siglo XVI
continuaron practicando el bautismo de niños.

5.2 Bautismo de adultos

a) Relación fe/bautismo.-

El argumento en el que se basan quienes sostienen esta postura del bautismo de


adultos, es argumentado en base a la lógica de que “sólo” la persona adulta está
en capacidad de tomar decisiones y acciones responsables.

Marcos 16:16: “el que creyere y fuere bautizado será salvo”

Hechos: En el libro de los Hechos de los nueve casos

mencionados, en ocho de los casos se habla

de una relación de fe-bautismo. Por lo tanto,

se concluye que no puede haber acto de

creer en los niños.

b) Aspectos a tener en cuenta sobre el Nuevo Testamento.-

Si bien es cierto que el libro de los Hechos se presenta una relación entre la fe y el
bautismo, sin embargo como hemos visto anteriormente en los nueve casos de
bautismo que se presentan, en cinco de ellos se hace mención a la unidad familiar
que no se rompe (ver citas bíblicas). En dos de ellas se trata de personas solteras
y que tenían la familia lejos tal es el caso del etíope que se bautiza (Hechos 8:36-
39) y Saulo que tiene su experiencia con Cristo camino a Damasco (Hechos 9:17-
19 y 22:16).

Por otro lado, hay que entender que el libro de los Hechos relata las acciones de
una Iglesia misionera, por lo tanto siempre habrá conversiones de adultos, pues
recién se comienza a predicar el Evangelio en cada ciudad. Por lo tanto, vemos
que la relación fe-bautismo se explica porque son bautizos misioneros.

Finalmente, aunque en el libro de los Hechos, encontramos una estrecha relación


entre fe-bautismo por las razones antes mencionadas, en el resto del Nuevo
Testamento esto no ocurre.

En los Evangelios, en cambio el sacramento del Bautismo es relacionado con la


venida del Espíritu Santo, morir en Cristo y con la Palabra de Dios (Marcos 1:4-5;
Mateo 3:6-7; Lucas 3:3,7,12); no encontramos una relación fe-bautismo a
excepción de Marcos 16:16).

A su vez, la relación entre bautismo y arrepentimiento, solo aparece en el caso del


bautismo de Juan el Bautista (Marcos 1:4-5; Mateo 3:6-7; Lucas 3:3,7,12).

En las Epístolas, 14 versículos hablan de la relación entre bautismo con la venida


del Espíritu Santo, el morir en Cristo, y con la Palabra de Dios (Romanos 6:3-4; 1a
de Corintios 1:13, 16-17; 10:2; 12:13; 15:29; 2da de Corintios 1:22; Efesios 5:26;
Tito 3:5-7; 1ra de Pedro 3:21).

Solamente en tres textos bíblicos el Apóstol Pablo va a mencionar los vínculos


entre el bautismo-fe, dentro del contexto del Pacto Eterno o la circuncisión
(Gálatas 3:27; Colosenses 2:12; Cf. Efesios 1:13).

6. A manera de conclusión

Muchas veces el problema mayor ha estado en el énfasis que cada quien le da al


bautismo. Los que defienden el bautismo de niños (párvulos), enfatizan mas la
Obra Divina manifestada en la celebración del sacramento. Mientras los que
defienden el bautismo de adultos enfatizan más la responsabilidad humana que se
compromete en la celebración del sacramento del bautismo.

Otro de los malentendidos, es que muchas veces se ha creído que el bautizar a


los niños no se da importancia a la fe personal, el bautismo de niños no reemplaza
a la fe sino que invita a la experiencia de la fe, la cual es afirmada en los votos de
confirmación que hace el niño que fue bautizado al alcanzar mayoría de edad.
Finalmente, no podemos usar como argumento, contrario al bautismo de niños, el
hecho de que ellos no estén en condiciones de asumir responsablemente el
bautismo. Si esto fuera un argumento válido tendríamos que reconocer que existe
bautismo de adultos hechos irresponsablemente también.

Hemos visto, diversos argumentos desde los bíblicos, de la tradición, así como de
la experiencia, tres aspectos importantes en la teología wesleyana.

Esperamos que éstos contribuyan a tener mayores argumentos que permitan al


pastor o al líder instruir y educar a la congregación, respetando el derecho a los
padres o a los miembros a escoger, evitando absolutizar “mi manera” como la
única y verdadera, siempre y cuando el sacramento del Bautismo se haga
invocando la Santa Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

[1] Documento de Bautismo de la Iglesia Metodista del Perú (1970)

[2] Ibid.

[3] Citado por Barth, K. “The teaching of the Church regarding Baptism”

[4] Hanks, Tomas “Tu bautismo según las Escrituras” (1979)

http://www.angelfire.com/pe/jorgebravo/bautismo.htm

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