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© David Luján
© Editorial CCS, 2009
Calle Alcalá, 166 - 28028 MADRID (España)
Telf.: (34) 91 725 20 00
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A mi hija Emma
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Introducción
Este libro tiene el propósito de acercarnos la mentalidad y concepción del Oriente tradicional. Su estructura se centra
en la educación de los niños, pero no va dirigido exclusivamente a ellos, sino más bien al niño que todos llevamos dentro y
al cual le hubiera encantado, y tranquilizado, escuchar algo así.
Nuestra educación en Occidente es muy competitiva, centrada en las pautas del éxito para una buena economía, y se
olvida con demasiada frecuencia el trabajo del «ser», el individuo, la felicidad interna. Todos hemos oído en nuestra
educación las palabras «no» y «cuidado» infinidad de veces, haciéndonos creer la existencia de un mundo negativo y
amenazante. Y nuestras madres, padres o educadores sólo pretendían prepararnos para lo que ellos sentían como
desequilibrado, brusco y duro de pelear. En Occidente, el sistema de educación nos invita constantemente a abandonar la
búsqueda del interior a favor de la competición con el exterior.
Pero los niños, cuando escuchan las órdenes que les obligan a salir de su interior, se muestran rebeldes, les cuesta
entender y lloran sin cesar, su dolor viene de la imposición de algo que no les resulta natural, no fluye por el río de su vida
como seres de la naturaleza. Sin embargo, cuando a los niños se les ofrece estas enseñanzas centradas en el interior, puede
que aparenten de primera no entenderlo, pero no dan signos de dolor, ni de rebeldía, no lloran, más bien todo lo contrario,
se derrite su rabia y resulta una paz tranquilizadora como si se sintieran en su casa.
Según el autor de estas enseñanzas, David Luján, licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, es
un terapeuta que vivió largo tiempo en India. Los occidentales de hoy tenemos tres capas negativas que impiden toda
curación y equilibrio. Éstas son: una primera capa de «estrés», una segunda de «exigencia» y otra de «depresión» más o
menos profunda, pero arraigada en todos por la forma de entender el tiempo de manera lineal.
Los niños frente a la concepción de un tiempo lineal muestran un entendimiento
torpe y doloroso; no es natural. El mundo no es una línea recta ordenada
secuencialmente que avanza inexorablemente, abandonando para siempre el pasado y
comiéndose el futuro. Nuestra forma de entender el tiempo nos llega no de pocas
paradojas desde muy niños, y jamás lo entendemos, sólo terminamos por integrarlo
como algo doloroso, en silencio, como una duda existencial que nos llena de miedos y
angustias. Esta es la depresión de la que el autor nos habla. Por otro lado, los niños
criados en Oriente donde su visión del tiempo es circular, no muestran síntomas de dolor
sino todo lo contrario, enseguida dejan de preguntar, puede que no entiendan pero se
diría que intuyen la veracidad de la existencia de un tiempo circular donde pasado y
futuro forman con el presente un eterno presente que gira y gira. Integrando esta noción
que tan fácil y natural conciben los niños, se marcharía nuestra depresión como
occidentales.
La «exigencia», la otra pauta de los occidentales propuesta por el autor, con la que
comenzamos la gran parte de nuestras interacciones con el mundo, viene de la alta
competitividad. La «exigencia» en los niños occidentales aparece igualmente como
dolorosa, como un desequilibro que les cuesta regular y que con frecuencia exageran.
Pero los niños occidentales «exigen» porque ven cómo sus educadores también lo hacen
y cómo les regañan, de manera que comienzan a jugar con la exigencia y a hacer su
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interacción con el mundo a través de ella. Para los niños occidentales, ser adulto
significa tener derecho para poder exigir, jugar a ser adulto es fácil, sólo hay que exigirle
a todo lo que nos rodea.
Sin embargo, una educación sobre la base de comenzar «dando», entregando
al mundo antes que nada, hace que las cosas sean bien distintas. Muy sencillo, si
comenzamos esforzándonos en dar primero que nada, y no exigir, nuestra relación con
los demás y con las cosas que nos rodean aparece suave, pacificadora, circular. Y aquí es
donde conectamos con la tercera capa, la más externa, el «estrés». El estrés es una prisa
competitiva que surge cuando nos sentimos amenazados por el entorno, y cuya pauta
comienza siempre por la exigencia. En el estrés encontramos exageradas la línea recta y
la exigencia. Deshaciendo ambas, el estrés no tiene cabida.
Así 101 Enseñanzas de Oriente comenzó como una serie de cuentos
para ayudar a los pacientes a sanar sus desequilibrios. Tanto ayudaban a los pacientes
estas enseñanzas que David Luján decidió publicarlas. En cada uno de ellos se esconde
un ejemplo para la salud y el equilibro de nuestro subconsciente occidental. Parece que,
por tanto, leerlos y releerlos, nos ayudará a sanar y dar paz a nuestro interior.
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I
PARA CON UNO MISMO
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SER ADULTO
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LA BELLEZA
DEL DESCUBRIMIENTO
Una niña estaba intentando quitar la rueda de un camión de juguete que se había
atascado. Después de sólo dos intentos, preguntó a su papá:
—Papá, ¿me ayudas a quitar esta rueda?
—No —respondió el papá.
—¿Por qué? —dijo la niña muy sorprendida.
—No quiero robarte el placer de descubrir por ti misma cómo se quita.
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EL CASTIGO DEL ENFADO
Dos niñas fueron castigadas por sus mamás sin salir de casa durante todo el día. Al día
siguiente las niñas se encontraron de nuevo en el parque y la una le preguntó a la otra:
—¿Todavía estas enfadada con tu madre por el castigo de ayer?
—No —dijo la primera niña—, a mí ya se me ha olvidado.
—A mí no se me ha olvidado —añadió la otra—, sigo enfadada con mi madre.
A lo que la primera niña le respondió:
—Lo siento por ti. Si eso es así, significa que aún sigues castigada.
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LA ENVIDIA
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FRENTE A LOS PROBLEMAS
Un niño se dio un golpe muy fuerte en el dedo y corrió junto a su mamá llorando.
Su mamá le dijo así:
—No te preocupes, espera, que el dolor se va. El dolor se va, sólo hay que esperar un
poquito, y se va, se va.
—¿Y por qué se va mamá? —le preguntó el niño.
—La naturaleza tiende al equilibro —respondió su mamá.
Su mamá siempre le decía aquello cada vez que se hacía daño o tenía dolores fuertes.
Años más tarde, el niño, que ya era mayor, era admirado por sus amigos porque
jamás se ponía nervioso frente a los problemas y los resolvía con acierto.
—¿Cómo lo haces?, ¿por qué siempre estás calmado y nada te altera? —le
preguntaron sus amigos.
A lo que él contestó:
—¿Por qué iba a ponerme nervioso frente a los problemas? Éstos son efímeros, se
pasan, déjalos correr, todo tiende al equilibrio.
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LA ALEGRÍA
SE ALIMENTA A SÍ MISMA
Una niña entró en su casa y encontró a su mamá sola, riéndose sin parar.
—¿ Por qué te estás riendo mamá?
—Llevo ya un rato alegre —dijo la mamá—, y la verdad, no me acuerdo por qué
empecé a reírme.
—Entonces, cuéntame por qué sigues riendo —insistió la niña.
—Sólo me río porque estoy alegre.
—¿De verdad? —preguntó la niña algo extrañada.
—Sí, hija mía —añadió la mamá—, estar alegre es motivo suficiente para seguir
estándolo.
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PAZ INTERIOR
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EL ÉXITO
ESTÁ EN EL MANEJO
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EL DESEO JUSTO
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NO VEMOS LO QUE HAY,
SINO LO QUE SOMOS
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EL ENFADADO
CON UNO MISMO
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RECONOCERLO
ES EL PRIMER PASO
Una niña muy nerviosa que no paraba de ir de un lado para otro le dijo a su papá.
—Me siento mareada.
—Claro —dijo su papá—, estás muy nerviosa.
—No —dijo la niña gritando—, no lo estoy. Y sa lió otra vez a jugar,
moviéndose de aquí para allá. Al rato la niña se acercó de nuevo a su papá y le dijo:
—Creo que estoy algo nerviosa, ¿qué puedo hacer, papá, para que se me quite este
mareo?
—Ya lo estás haciendo —respondió el papá.
—¿El qué? —dijo la niña sin comprender nada.
—Ya te has dado cuenta de que estás nerviosa; pronto se te pasará el mareo.
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EL DESEO POR EL DESEO
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LA MEJOR DEFENSA,
LA FLEXIBILIDAD
Una mamá vio a su hijo que se dirigía a la calle con un palo muy fuerte y muy duro.
—¿Para qué llevas eso palo tan fuerte y duro? —preguntó la mamá a su hijo.
—Para defenderme —respondió el niño.
Entonces la mamá le dio una cuerda gruesa de goma.
—Si lo que quieres es defenderte, toma esta cuerda de goma y deja el palo.
—Pero mamá, con esto no podré defenderme, era mejor el palo.
—Te equivocas, hijo, el palo se te podía romper y quedarte sin defensa, esta cuerda de
goma jamás, en toda la vida, se te romperá.
—No entiendo mamá.
—Para defenderse no hay que golpear, sólo adaptarse a la situación sin sufrir daños.
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EL MÁS GRANDE
DEL MUNDO
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FRENTE AL BUENO
Y AL MALO
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DE MEMORIA
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EL AMOR
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LAS PREOCUPACIONES
Y LAS EVASIONES
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ANTE LA ENFERMEDAD
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EN LA ALEGRÍA
Y EN EL ENFADO
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LOS DOS ENGAÑOS
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NO PARA HOY
SINO PARA MAÑANA
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LA DECISIÓN
ESTÁ EN NOSOTROS
Dos hermanas que se estaban peleando fueron castigadas cada una en una habitación sin
juguetes ni televisión. Media hora más tarde, su mamá abrió la puerta y se encontró a
una de sus hijas muy enfadada, pero la otra salió alegre y contenta. Su mamá les
preguntó:
—¿Qué habéis estado haciendo en la habitación durante el castigo?
La hermana enfadada respondió:
—No había nada que hacer, no teníamos juguetes ni televisión, yo me he aburrido y
estoy muy enfadada contigo.
La mamá se dirigió entonces a su otra hija, que se encontraba alegre y contenta, y le
preguntó:
—Y tú, hija, ¿qué has estado haciendo?
—Yo he estado imaginando que viajaba con un gran elefante, y luego nos paseábamos
por un campo muy hermoso; yo le daba de comer al elefante y él me acariciaba con la
trompa.
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EL VERDADERO PELIGRO
Unos niños jugaban tranquilos en el parque, cuando uno de ellos cogió unas tijeras
que encontró en el suelo y comenzó a asustar a los demás con ellas.
—¡Déjalas que son muy peligrosas! —dijo uno de ellos.
A lo que su compañero respondió:
—Yo no veo ningún peligro en las tijeras, el peligro lo tiene nuestro amigo que no
sabe usarlas.
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PARA CONSEGUIR LOGROS
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TE CONOCERÁN
CONOCIÉNDOLES
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APRENDER
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LO FUNDAMENTAL
Y LO ACCESORIO
La mamá y el papá le dijeron un día a su hijo, viendo que éste ya se sentía muy mayor.
—Nos vamos de camping a pasar todo el día en el campo. Tú, que ya eres mayor,
escoge todo lo que consideres importante para ti y ponlo en el coche.
El niño, entusiasmado por ir al campo, puso en una bolsa su pala para hacer
agujeros, el rastrillo para mover tierra, su camión remolque y el cubo de plástico.
Después de haber jugado en el campo toda la mañana con sus cosas, preguntó el niño
a su mamá y a su papá
—¿Qué hay de comer?
—¿Tú que has traído para comer, hijo mío? —le preguntaron al niño.
—Yo no he traído nada.
—¿Qué has traído entonces, si te dijimos que pusieras lo más importante en el coche?
El niño, que se creía mayor, quedó muy avergonzado y pasó hambre durante toda
la tarde en el campo.
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EXPECTATIVAS REALISTAS
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LA TERCERA OPCIÓN
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MI RESPONSABILIDAD
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RECUPERAR EL MUÑECO
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LAS FUERTES
AFIRMACIONES
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II
PARA CON LOS DEMÁS
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EL ENFADO DE MAMÁ
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EL NIÑO TALENTOSO
Un papá oyó hablar del talento de su hijo, pero como estaba siempre fuera de casa, no
lograba nunca verlo. Harto ya de las historias de admiración que su mujer le contaba,
levantó a su hijo una noche que dormía y le dijo:
—Demuéstrame hijo mío, ahora mismo, el talento que cuenta tu mamá de ti.
—Yo no tengo ningún talento que tú puedas ver ahora mismo.
—¿Por qué? —preguntó el papá algo enfadado.
—Porque estás enfadado, porque eres exigente, porque no esperas nada de mí.
El papá se quedó callado, no sabía qué responder.
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LA PELEA
Una niña llego a casa con el ojo morado por una pelea.
—¿Qué te ha pasado hija mía? —le preguntó preocupada su mamá.
—Una niña vino a pegarme —dijo la niña.
—¿Y como pasó? —preguntó la mamá.
—Ella vino y me gritó muy fuerte.
—¿Y tú que hiciste? —preguntó la mamá.
—Yo entonces también la grité, y ella me pegó.
—Entonces, ella no fue a pegarte, sólo fue a gritarte, si no, te hubiera pegado de
primeras. Fue tu grito después del suyo lo que le hizo querer pegarte, y por eso tienes el
ojo morado.
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JUGUETES MUY CAROS
Una mamá que vio a su hijo algo aburrido en casa, se fue a la tienda y le trajo cien
regalos, juguetes de todos los colores: coches, muñecos, un tobogán, una cuerda para
saltar y tres sombreros muy divertidos que cantaban canciones. Cuando le dio todos los
juguetes a su hijo, éste respondió muy triste:
—Mamá, ¿no podrías cambiar todos estos juguetes y traerme un amigo?
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JUSTICIA Y SABIDURÍA
Llegando un papá a casa, dejó una bolsa de canicas en la mesa y dijo a sus dos hijos:
—Esas canicas son para vosotros, coged las que queráis.
Los dos hermanos se abalanzaron sobre la bolsa y se repartieron las canicas, pero no
quedaron contentos con el reparto.
—Mi hermano ha cogido más que yo —dijo uno de ellos.
— No, yo creo que ha sido él quien se ha quedado con más —dijo el otro
hermano.
A lo que el papá respondió:
—Los dos creéis que la parte que le ha tocado al otro es mejor.
—Sí —respondieron los niños al unísono.
—Muy sencillo —dijo el papá—, cambiaros las partes y los dos quedaréis contentos.
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INTENCIONES,
NO PALABRAS
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LA SEGURIDAD DE TODOS
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EL CUMPLEAÑOS
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EL REGALO MÁS HERMOSO
Una niña, al ver que su mamá se marchaba a un largo viaje, le pidió que le trajera lo
más hermoso que encontrara.
—Te lo prometo —dijo la mamá, le dio un beso y se marchó.
Semanas más tarde regresó la mamá y su hija, entusiasmada, se acercó a ella y le
preguntó:
—Me lo has traído.
—Sí —dijo su mamá.
—¿Dónde está? No lo veo —dijo la niña impaciente.
—Lo traigo yo dentro, son miles de historias que he aprendido para ti en mi
viaje. Siéntate, este es un regalo que necesita tiempo y dedicación.
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EL VERDADERO CULPABLE
Una niña que volvía de comprar el pan, se sentó a mirar un rato el río, y cuando se
quiso dar cuenta, un ladrón le había robado el pan. Al llegar a casa se lo contó a sus
padres y éstos le dijeron:
—¿Cómo se te ocurre dejar el pan sin vigilar? —dijo la mamá.
—No puedo creer que con todos los hambrientos que hay, hayas descuidado el pan —
dijo el papá.
—Estás atontada, no prestas atención —dijo la mamá.
—Siempre estás en las nubes —dijo el papá.
La niña, cansada de tantas acusaciones, respondió, serenamente, a sus padres.
—Acepto todo lo que me decís, es cierto que me despisté, pero algo de culpa también
ha de tener el ladrón, ¿no creéis?
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COMUNICACIÓN
SIN PALABRAS
Un papá llegó al parque con su hija y se sentó en un banco donde estaba otro
papá que había ido también con su hija. Pero el papá era extranjero y tenía un idioma
desconocido para ellos. Los papás, sentados en el banco, se saludaron amablemente, pero
no dijeron ni una sola palabra en todo el tiempo. Mientras tanto, las niñas jugaron juntas
y se rieron mucho. De regreso a casa, el papá le preguntó a su hija:
—Hija mía, ¿cómo has conseguido hablar con esa niña extranjera?
—No hemos hablado.
—¿Y cómo has conseguido divertirte tanto si no podíais comunicarnos?
—Yo no he dicho, papá, que no nos hayamos comunicado, es sólo que no hemos
hablado.
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LAS ENSEÑANZAS
DEL DESAHOGO INJUSTO
Un papá llegó a casa muy enfadado porque en el trabajo le había ido muy mal. El papá
chillaba a todos y no se le podía decir nada.
—¿Por qué grita tanto? —preguntó el niño a su mamá.
—Le ha ido mal en el trabajo.
Al día siguiente, el niño estaba jugando a las chapas en el parque con sus amigos, pero
perdía todas las veces. Entonces, amablemente, dijo a sus amigos.
—Un momento, tengo que ir a mi casa a gritar a todos y vuelvo en seguida.
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EL CURSO DE LA RAZÓN
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COMPARTIR UNE
Una abuela que tenía dos nietos llegó a casa y les trajo un solo camión de regalo para
los dos. Los dos niños estuvieron peleando toda la tarde.
Al día siguiente, la abuela les llevó dos camiones de regalo, uno para cada uno, y los
nietos estuvieron peleando toda la tarde.
Al día siguiente, la abuela les llevó un juguete muy raro que ninguno de los nietos
conocía. Los nietos preguntaron a la abuela:
—¿Qué nos has traído? ¿Cómo se juega con esto?
—No lo sé —respondió la abuela.
Los nietos se sentaron y estuvieron toda la tarde juntos, divirtiéndose y
participando, intentando descubrir utilidades al juego que había traído la abuela.
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LA CAJA DEL PRINCIPITO
Una niña le pidió a su abuelo que le dibujara la cabra más bonita del mundo. El abuelo
se esforzó todo lo que pudo y se la enseñó.
—El rabo es muy feo —dijo la niña— y los cuernos muy cortos.
El abuelo volvió a dibujar otra cabra, esforzándose aún más que antes, y se la enseñó a
su nieta.
—Los cuernos son bonitos —dijo la niña—, pero tiene las piernas cortas.
El abuelo, entonces, dibujó una caja con un círculo.
—¿Y la cabra? —preguntó su nieta.
—La cabra más bonita del mundo está dentro de la caja, mira por este agujero y la
verás. Tiene unas orejas perfectas y un rabo muy hermoso, si miras bien verás que tiene
las piernas a su medida.
—Muy bien abuelo, esta es la cabra que yo me había imaginado.
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EL BIEN Y EL MAL
Una niña estaba jugando en casa de su tía con la pelota cuando su tía le pidió que
parara.
—¿Es bueno o es malo jugar en casa con la pelota?
—preguntó la niña a su tía.
—Es malo.
Al día siguiente la niña fue a casa de sus abuelos, y al verla sentada y aburrida le
dijeron:
—¿Por qué no juegas en casa con la pelota?
—¿Es bueno o es malo jugar en casa con la pelota?
—preguntó la niña a sus abuelos.
—Es bueno —dijeron ellos, y la niña comenzó a jugar.
Al día siguiente se fue la niña a casa de otra tía, y jugando allí con la pelota, la tía
le pidió que parara.
—¿Es bueno o es malo jugar en casa con la pelota?
—preguntó la niña.
—Nada es bueno o es malo —respondió su tía—, sólo tienes que preguntar por el
gusto de cada sitio donde vayas.
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DE LA VERDAD AL AMOR
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NO ME DES UN PEZ,
ENSÉÑAME A PESCAR
Un niño intentaba pelar una mandarina y le daba vueltas y más vueltas. A esto que
llegó su papá, la cogió y la peló.
—¿Te gusta así?
—No —dijo el niño, y tiró la mandarina al suelo.
—¿Por qué no te gusta, si te la he pelado como siempre?
—Porque esta vez no quería que me la pelaras tú, sino que me enseñaras a pelarla.
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VERGÜENZAS AJENAS
Un papá estaba jugando con sus tres hijos en el parque, tirándose junto a ellos,
revolcándose en la tierra, y riéndose sin cesar. Un señor que pasaba por allí, se acercó al
papá y le preguntó:
—¿No le da vergüenza comportarse como si fuera un niño?
A lo cual, el papá respondió:
—¿Le estoy yo tratando a usted como si fuera un niño?
—No —respondió el señor—, me trata usted correctamente.
—Eso es porque usted es un señor, y yo le trato como tal; no me gusta tratar a mis
hijos como si fueran señores maduros.
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QUIEN COMPITE,
NECESITA DEMOSTRARSE
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NO EXIGIENDO,
SINO DANDO
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EL VERDADERO GANADOR
En un concurso de pintura, un niño, sin ser visto por los jueces, derramó tinta negra en
los cuadros de los demás niños. Cuando se falló el premio fue él el ganador porque era el
único cuadro que no estaba manchado. Todos los niños se enfadaron mucho con él. Uno
de los niños dijo a su abuelo:
—Él ha ganado y nosotros hemos perdido.
—Te equivocas —dijo el abuelo a su nieto—; él sólo ha ganado el premio, pero no
tendrá amigos para mañana. Ha sido el gran perdedor.
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LA FELICIDAD DE MI HIJO
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CORREGIR EL ERROR
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RESPONSABLE,
NO CULPABLE
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OBSERVAR
CON EL CORAZÓN
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SÓLO PALABRAS SABIAS
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MIS PROBLEMAS
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LAS MENTIRAS
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DEL MIRAR Y EL VER
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A VECES COMPRAR NO ES DAR, ES ESCAPAR
Un papá se acercó a su hijo y le entregó un muñeco que había estado cosiendo durante
varios días.
—Gracias papá, es muy bonito —dijo el niño lleno de alegría.
Cuando la mamá encontró a su marido le preguntó:
—¿Ya le has entregado el muñeco que te llevó varios días coser?
—Sí —dijo el papá— y tenías razón, su cara de alegría ha sido muy distinta a cuando
le compramos algo, y me ha hecho sentir como si de verdad le entregara un regalo.
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APRENDER A DAR
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LA MUÑECA QUE HACE PIS
Una mamá quiso hacerle un buen regalo a su hija y le compró una valiosa muñeca que
era capaz de toser ella sola, de hacer caca, de hacer pis e incluso podía hablar. Cuando la
niña vio el juguete que su mamá le había traído, preguntó:
—¿Para qué es esto mamá?
—Para que juegues con ella —respondió la mamá.
—Pero si no le hace falta —dijo la niña—, ella juega sola.
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APRENDER A RECIBIR
PARA DAR
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EL ENFERMO QUE DISFRUTA DE LOS
CUIDADOS
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HAY QUE ESCUCHAR
TODAS LAS VERSIONES
Una niña llegó al parque y allí había un niño que no hablaba su idioma. La niña le
enseñó su cubo y el niño lo cogió. Luego la niña llenó el cubo de tierra y el niño lo vació
haciendo un castillo.
La niña volvió rápido junto a su mamá y le dijo:
—Mamá, ese niño es un maleducado, yo le he dicho que si compartíamos el cubo y él
me lo ha quitado. Luego lo he llenado de tierra para poner una flor encima y él va y lo
tira todo al suelo.
El niño extranjero, corrió junto a su mamá, y en su idioma le dijo:
—Esa niña es muy buena persona, primero me ha dado el único cubo que tenía, y
luego me lo ha llenado de tierra para que yo hiciera un castillo.
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PREGUNTAR PARA SABER
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EL CÍRCULO DEL AMOR
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III
PARA CON EL MUNDO
QUE NOS RODEA
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LA BELLEZA ESTÁ EN LA VIDA
—¡Mira papá, qué flores más bonitas! —dijo un niño un día a su papá, y se acercó
corriendo a arrancar una del suelo. Luego se la quiso entregar a su papá.
—No la quiero gracias, no me gusta —dijo el papá.
—¿Por qué, papá, si es muy bonita? —añadió sorprendido su hijo.
Entonces el papá se arrodilló frente a otra flor muy similar, y la olió, la miró durante
un minuto, observó cómo crecía, cómo vivía, le tocó con suavidad los pétalos y no la
arrancó del suelo. Se incorporó y dijo por fin a su hijo.
—Tienes razón hijo mío, son muy bonitas.
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ABRE LA MANO Y LLEGARÁ
Un niño quería atrapar una gallina y correteaba detrás del animal sin lograr alcanzarlo.
A esto llegó su abuelo y le preguntó:
—¿Por qué corres detrás de la gallina?
—Porque quiero cogerla —dijo el niño.
El abuelo entonces se sentó, puso algo de maíz en su mano y esperó con tranquilidad.
En poco tiempo la gallina se acercó a la mano del abuelo para comer el maíz y el abuelo
la pudo coger.
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COMUNICACIÓN SIN VERBO
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EL VERDADERO DUEÑO
A un niño que iba siempre con su coche a todas partes, le preguntó su abuelo:
—¿Por qué llevas ese coche siempre contigo?
El niño respondió:
—Porque es mío, yo soy su dueño.
A lo que su abuelo le contestó.
— No lo creo, yo más bien diría que el dueño es el coche.
—¿Dueño de quién? —preguntó el niño.
—De ti, ese coche es tu dueño, tú eres su sirviente, y es un dueño muy exigente que te
tiene siempre atento.
Entonces el niño dejó el coche a un lado y se sentó a pensar.
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DEL CARIÑO Y LOS CUIDADOS
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LO URGENTE
Y LO IMPORTANTE
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DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA
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SABER ESCUCHAR
LA NATURALEZA
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DE LA VIDA Y EL VIENTO
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HAY QUE SABER POR QUÉ
—¡No vayas por ese camino mamá que no se puede! —le dijo un día una niña a su
mamá.
A lo cual ella quiso preguntar a su hija:
—¿Por qué no se puede ir por aquí?
—No lo sé, pero me han dicho que no se puede
—respondió la niña.
—¿Y no te han dicho por qué? —volvió a preguntar su mamá.
—No, mamá, no me lo han dicho.
—Entonces —dijo la mamá—, ya tenemos una razón para ir por este camino.
—¿Qué razón? —preguntó la niña.
—Tenemos que ir a averiguar por qué no se puede pasar por aquí.
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LAS APUESTAS
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LA REALIDAD
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IV
PARA CON LA VIDA
Y LA MUERTE
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LO QUE DUELE ES EL MIEDO
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EL JUGUETE MÁS BONITO DEL MUNDO
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UNA NUEVA VIDA
Jugando con un tirachinas un niño con su primo, fue el primo a dar a un pájaro que
calló mal herido a los pies del niño.
—Mira, está herido, voy a curarlo.
El niño se fue a casa, y estuvo tres días cuidando al pájaro hasta que éste sanó.
Cuando el pájaro estaba recuperado, el niño lo llevó fuera y lo dejó volar.
—¿Qué has hecho con mi pájaro? —preguntó el primo al llegar a su casa.
—Lo he curado y lo he soltado —respondió el niño.
—¿Por qué has hecho eso? —preguntaba el primo algo enfadado—. Ese pájaro era
mío, yo lo derribé.
—Te equivocas, querido primo —dijo el niño—, el pájaro que tú heriste ya no existe,
lo he curado, le he dado una nueva vida, ahora es un ser diferente, no es el que tú heriste,
de modo que no tenías ningún derecho sobre él.
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EL SUEÑO INCLUYE
EL CAMINO
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LA BUENA SUERTE
Una niña que estaba jugando con sus amigos se dio un golpe fuerte en la pierna y tuvo
que regresar a su casa, pues no podía caminar.
—¡Qué mala suerte! —dijeron sus amigos—. ¡Qué mala suerte!, ahora no podrá venir
con nosotros al lago.
Cuando los niños llegaron al lago comenzó a llover con fuerza y se empaparon la ropa
y regresaron a casa muertos de frío. Todos se resfriaron y estuvieron una semana en
cama.
—¡Qué buena suerte! —le decía el papá a su hija—; gracias al golpe que te
diste en la pierna ahora no estás en cama resfriada.
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EL INFIERNO Y EL PARAÍSO
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LA PARADOJA DE LA VERDAD Y LA MENTIRA
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103
LA VIDA
Un niño estaba sacando agua del mar con un cubito para verterla en un pequeño
agujero que había cavado en la arena. De pronto, el niño deja de jugar y se sienta.
—¿Por qué has dejado de jugar? —le preguntó su abuelo.
—He entendido, abuelo, que jamás podré llegar a meter todo el mar en este pequeño
agujero cavado en la arena.
—Sí, es cierto —dijo el abuelo—, jamás lo conseguirás, pero ¿por qué has parado de
jugar?
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MI PROFESIÓN
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CADA COSA A SU TIEMPO
Un niño estaba viendo dibujos en la tele, cuando pasó su papá y de repente le apagó la
televisión diciendo:
—Cuando seas mayor, esto no te servirá de nada.
El niño se quedó sin entender a su papá, y cuando le vio subirse a la bicicleta para dar
un paseo, le preguntó:
—Papá, ¿dónde vas?
—A montar en bici —dijo el papá.
—No vayas.
—¿Por qué hijo mío?
—Porque cuando seas viejo, la bici ya no te servirá para nada.
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EL VIAJE A LAS ESTRELLAS
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NUESTRO ENTORNO
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LA EDUCACIÓN
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EL MIEDO
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LA ONDA Y LA LUNA
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EL MIEDO A LA MUERTE
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EL FINAL
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Índice
Introducción 4
I PARA CON UNO MISMO 6
Ser adulto 7
La belleza del descubrimiento 8
El castigo del enfado 9
La envidia 10
Frente a los problemas 11
La alegría se alimenta a sí misma 12
Paz interior 13
El éxito está en el manejo 14
El deseo justo 15
No vemos lo que hay, sino lo que somos 16
El enfadado con uno mismo 17
Reconocerlo es el primer paso 18
El deseo por el deseo 19
La mejor defensa, la flexibilidad 20
El más grande del mundo 21
Frente al bueno y al malo 22
De memoria 23
El amor 24
Las preocupaciones y las evasiones 25
Ante la enfermedad 26
En la alegría y en el enfado 27
Los dos engaños 28
No para hoy sino para mañana 29
La decisión está en nosotros 30
El verdadero peligro 31
Para conseguir logros 32
Te conocerán conociendoles 33
Aprender 34
Lo fundamental y lo accesorio 35
Expectativas realistas 36
La tercera opción 37
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Mi responsabilidad 38
Recuperar el muñeco 39
Las fuertes afirmaciones 40
II PARA CON LOS DEMÁS 41
El enfado de mamá 42
El niño talentoso 44
La pelea 45
Juguetes muy caros 46
Justicia y Sabiduría 47
Intenciones, no palabras 48
La seguridad de todos 49
El cumpleaños 50
El regalo más hermoso 51
El verdadero culpable 52
Comunicación sin palabras 53
Las enseñanzas del desahogo injusto 54
El curso de la razón 55
Compartir une 56
La caja del Principito 57
El bien y el mal 58
De la verdad al amor 59
No me des un pez, enséÑame a pescar 60
Vergüenzas ajenas 61
Quien compite, necesita demostrarse 62
No exigiendo, sino dando 63
El verdadero ganador 64
La felicidad de mi hijo 65
Corregir el error 66
Responsable, no culpable 67
Observar con el corazón 68
Sólo palabras sabias 69
Mis problemas 70
Las mentiras 71
Del mirar y el ver 72
A veces comprar no es dar, es escapar 73
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Aprender a dar 74
La muñeca que hace pis 75
Aprender a recibir para dar 76
El enfermo que disfruta de los cuidados 77
Hay que escuchar todas las versiones 78
Preguntar para saber 79
El círculo del amor 80
III PARA CON EL MUNDO QUE NOS RODEA 81
La belleza está en la vida 82
Abre la mano y llegará 84
Comunicación sin verbo 85
El verdadero dueño 86
Del cariño y los cuidados 87
Lo urgente y lo importante 88
De la teoría a la práctica 89
Saber escuchar la naturaleza 90
De la vida y el viento 91
Hay que saber por qué 92
Las apuestas 93
La realidad 94
IV PARA CON LA VIDA Y LA MUERTE 95
Lo que duele es el miedo 96
El juguete más bonito del mundo 98
Una nueva vida 99
El sueño incluye el camino 100
La buena suerte 101
El infierno y el paraíso 102
La paradoja de la verdad y la mentira 103
La vida 104
Mi profesión 105
Cada cosa A su tiempo 106
El viaje a las estrellas 107
Nuestro entorno 108
La educación 110
El miedo 111
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La onda y la luna 112
El miedo a la muerte 113
El final 114
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