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Indice
1. Introducción
2. Desarrollo
3. Análisis de la legislación vigente
4. Aparentar bienes, crédito, comisión, empresa o negociación
5. Desbaratamiento de los derechos acordados
6. Estafa medica
7. Delitos de fraude por medio de la tarjeta de crédito
8. Cuestiones acerca del fraude civil y fraude penal
9. Casos expuestos en los medios de comunicación
10. Bibliografía consultada
1. Introducción
A lo largo de este trabajo daremos al lector una intensiva muestra de casos de defraudaciones,
empezando por describir la acción típica (tipificación del delito), abordando cada tema específico con
ejemplos, doctrina y jurisprudencia de causas que se trataron en los tribunales argentinos, los cuales
proveen una muy amplia gama en cuestiones del tema que nos compete.
Una vez estudiado el ilícito de la estafa en sí, veremos la descripción del llamado "desbaratamiento de
los derechos acordados", con las variantes más comunes, un caso de defraudación realizado por
médicos, los cuales, aprovechándose de la enfermedad terminal de una paciente, la estafaron,
asiéndole creer que le proporcionaban un medicamento que la misma abonaba, cuando en realidad, le
daban otro de menor valor.
Luego, estudiaremos el ardid que se puede emplear para estafar, utilizando tarjetas de crédito. En estos
casos es muy común que se confunda un fraude con una operación autorizada que más podría constituir
una falta del titular contra el reglamento de las empresas emisoras.
Más adelante, haremos una breve comparación entre el Derecho Penal y las figuras del Derecho Civil, y
para concluir, ilustraremos al lector con dos casos de defraudaciones, los cuales son de reciente data.-
2. Desarrollo
Estafas y otras defraudaciones: concepto y elementos
Dentro de los "Delitos contra la propiedad", el Capitulo IV del Código Penal se refiere a las "estafas y
otras defraudaciones".
La defraudación, es una denominación genérica o común a una serie de delitos, uno de los cuales es la
estafa. La defraudación es el genero y la estafa una especie o modalidad de defraudación. Esta opinión
se reafirma por la denominación de Capitulo IV ("estafas y otras defraudaciones") y por el art. 172, que
al referirse a la estafa utiliza el verbo "defraudar".
Nuestro Código Penal no define la defraudación; se limita a legislar sobre la "estafa" en el art. 172 y
sobre "casos especiales de defraudación" en el art. 173" (11 incisos); pero –en general- se puede decir
que la "defraudación es un ataque a la propiedad cometido mediante fraude". Este fraude puede
consistir, en algunos casos, en un ardid o engaño (estafa) y en otros casos, en un abuso de confianza.
La accion tipica:
La estafa es una defraudación por fraude, que no ataca simplemente a la tenencia de las cosas, sino a
la completitividad del patrimonio; después de un hurto, el patrimonio puede verse disminuido y aun
puede haberse aumentado; después de la estafa no ocurre tal cosa, siempre se vera disminuido. Y esa
disminución se produce por el error de una persona que dispone del bien detrayéndolo del patrimonio
afectado, accion que realiza, por lo tanto, desconociendo su significado perjudicial para dicho
patrimonio. La secuencia causal en la estafa –como en toda defraudación por fraude- es la siguiente: el
agente despliega una actividad engañosa que induce en error a una persona, quien en virtud de ese
error, realiza una prestación que resulta perjudicial para un patrimonio.
El ardid y el engaño:
El ardid y el engaño son el punto central de la estafa. El art. 172, a manera de ejemplo, enumera
diversos medios para estafar: pero ellos pueden sintetizarse en los términos "ardid" o "engaño". Ambos
medios son equiparados por la ley pues ambos pueden inducir a error ala víctima; pero
conceptualmente son distintos.
Ardid: es todo artificio o medio empleado mañosamente para el logro de algún intento. O sea: es el
empleo de tretas, astucias o artimañas para simular un hecho falso o disimular uno verdadero.
ENGAÑO: es la falta de verdad en lo que se dice, se piensa o se hace creer. O sea: es dar a una
mentira a apariencia de verdad, acompañándola de actos exteriores que levan a error.
La simple mentira:
Nuestra doctrina y jurisprudencia sostienen que "la simple mentira no constituye ardid o engaño; y por
tanto no basta para configurar estafa. La simple mentira solo podrá configurar estafa si va acompañada
de hechos exteriores del estafador tendientes a corroborar su palabras, o si el actor esta jurídicamente
obligado a decir la verdad. Esto no significa exigir la "mise en scene" sostenida por la doctrina francesa y
por Carrara.
La doctrina francesa, como requisito de la estafa exige la "mise en scene" (puesta en escena; que el
estafador prepare el terreno para la estafa), lo cual significa que el estafador acompañe sus palabras
con un aparatoso o gran despliegue de actos tendientes a engañar a la víctima. La mayoría de las
legislaciones dejan de lado este requisito.
La legislación y la doctrina argentina no exigen la "mise en scene"; sin embargo se exige cierta entidad
objetiva en el ardid o engaño, es decir, algunos actos externos que demuestren que existe relación
causal entre el ardid o engaño y el error de la víctima. Por esta razón, se sostiene que la "simple
mentira" no basta para configurar estafa, sino que se requieren además algunos hechos exteriores.
El silencio:
El problema consiste en determinar si el silencio o reticencia del actor bastan para configurar la estafa.
Nuestra doctrina se inclina por sostener que el silencio no es apto para configurar la estafa, salvo que el
actor tenga el deber jurídico de hablar.
Al respecto expresa NUÑEZ: "solo si el silencio, que ha causado el error, implica a violación de un deber
jurídico de manifestar lo que se calla, puede imputarse a titulo de engaño defraudatorio". En este caso
de silencio engañoso habría comisión de una estafa por omisión. FONTAN BALESTRA dice: "cuando la
ley quiere dar carácter de ardid al silencio, lo dice expresamente, crea el riesgo de transformar en
delictuosa la mera falta de lealtad en las convenciones civiles".
El error:
Sin error no existe estafa. El ardid o engaño debe provocar el error de la víctima (error: es el falso
conocimiento; a víctima cree saber, pero sabe equivocadamente).
Así como los medios fraudulentos deben provocar el error, este a su vez, debe provocar en la víctima la
determinación de entregar la cosa al estafador. Nótese, que en la estafa la voluntad de la víctima esta
viciada, desde el comienzo, por el error provocado mediante la actividad fraudulenta.
Si el delincuente se aprovecha del error ya existente en la mente de la víctima, no basta para configurar
la estafa. Con claridad expresa LEVENE (h): "Si el engaño ya esta en la mente del defraudado, con
anterioridad al hecho que se imputa al procesado, y este no lo saca de su error, no hay delito. La
mayoría, si no a totalidad de los autores, sostiene este principio".
En estos casos, en que el actor se aprovecha del error ya existente, podría configurarse el delito del art.
175 inc. 2 sancionado con multa, pero es necesario que se reúnan todos los requisitos de esta figura.
Elemento subjetivo:
La estafa es un delito doloso y exige, en todos los casos, que el autor haya realizado la actividad
fraudulenta con el FIN DE ENGAÑAR, es decir, con el propósito de producir error en la víctima.
No se puede hablar de ardid ni de estafa, cuando el propio autor del hecho es el primer engañado, es
decir, cuando el a su vez actúa engañado por las circunstancias. Ejemplos: sea porque cree que lo que
dice a la víctima es real; porque cree que el negocio propuesto es posible; porque esta convencido que
solo hay que afrontar un riesgo que se podrá superar fácilmente, etc.
También es necesario que el autor obre con el FIN DE OBTENER UN BENEFICIO INDEBIDO. No es
necesario que este fin se logre realmente, es suficiente con que haya actuado con ese fin. Nuestra
legislación no pide expresamente este requisito, pero el surge implícito de la idea de defraudar que
implica que el ardid este vinculado al logro de ese beneficio indebido.
Consumacion y tentativa:
La estafa es un delito instantáneo, pues se consuma en el momento en que el sujeto pasivo realiza la
disposición patrimonial. Es admisible la tentativa y ella comienza con el despliegue de medios
engañosos; dura mientras persista esta actividad. Es posible también, la tentativa de delito imposible
cuando el medio empleado (ardid o engaño) no es idóneo o no existe la posibilidad de que la víctima
sufra perjuicio patrimonial o realice la disposición patrimonial.
Aparentar crédito:
Esto es una redundancia de la ley, pues los créditos son "bienes". F. Balestra, por el contrario, sostiene
que el supuesto consiste en que el autor "aparente que puede obtener respaldo económico".
Aparentar comisión:
Consiste en que el autor aparente tener una representación de un tercero; puede ser una representación
de cualquier naturaleza: civil, comercial, administrativa, etc.
Escenario propicio:
En efecto, si una persona adquiere a un desconocido, en la vía pública o en un bar, boletos de carreras
de caballos correspondientes a reuniones pasadas, dificilmente podrá afirmarse que el ardid es idóneo.
Si, en cambio, ello ocurre en el hipódromo, aprovechando el embaucador un escenario de aglomeración
de personas y la ofuscación propia de los jugadores, la maniobra debe considerarse apta.
En sentido análogo, si un desconocido pide a la empleada de una casa de comercio una maquina de
escribir, alegando que tiene una orden del patrón para llevarla a arreglar, y creyendo el embuste, la
dependiente hace entrega del bien, no parece que pueda hablarse de maquinación o artificio apto para
engañar. Pero, si quien efectúa el pedido mendaz es un comisionista de la misma casa, se tornaría
ordinario y normal el proceder de la empleada al acceder a la solicitud, y como de lo ordinario no hay
que sospechar, bien puede afirmarse que, en el caso, los medios comunes de defensa del sujeto pasivo
han sido hábilmente vencidos por un ardid idóneo para estafar.
Si bien nuestros tribunales tienen una marcada tendencia a desincriminar los casos de burdas
falsificaciones en los carnets o abonos que expiden ciertos medios de transportes (generalmente se
altera la fecha) como medio para viajar gratuitamente, porque se considera que una mínima diligencia
del supervisor debería bastar para frustrar la maniobra, tales casos podrían llegar a constituir delito, si
por la aglomeración de pasajeros o por las profusas tareas que en ocasiones desempeñan quienes
están llamados a efectuar el control, por ejemplo, los choferes de colectivos, no es razonable exigir una
diligencia determinada y, sabiéndolo, el sujeto activo se aprovecha de esa circunstancia.
Relacion de dependencia:
La especial situación de respeto, consideración y confianza en que se encuentra un subordinado
respecto de su empleador, puede ser una circunstancia propicia de que se valga este para obtener un
beneficio licito y fraudulento en perjuicio de aquel.
Garroneria o petardismo:
Que el escenario en que se desarrolla el hecho puede llegar a constituir un índice de valoración muy
importante en el análisis de la idoneidad del ardid, lo demuestra acabadamente lo que se ha dado en
llamar garroneria, petardismo o "estafa de alimentos", es decir, la conducta de aquellos que,
aprovechando que lo normal y ordinario es que a las casas de comida y bares solo concurren quienes
están dispuestos a abonar en efectivo y al contado el importe de la consumición, ingieren alimentos o
bebidas y no pagan.
Es evidente que en todos estos casos no hay, por parte del sujeto activo, un despliegue de maniobras, y
la apariencia de bienes es meramente tácita e indefinida. Lo que verdaderamente da aptitud al ardid es
la explotación de una situación especial, esa suerte de "pago diferido por escasos minutos" que es
modalidad lógica del comercio de que se trata. Para Soler, no pagar una consumición de bebidas o
alimentos no es ardid idóneo, tanto porque no puede computarse como acción de "aparentar bienes" la
mera ostentación o actitud pasiva, sino mas bien como una falta.
Servicio de hoteleria:
Las exigencias de la jurisprudencia nacional parecen ser un tanto mayores tratándose de la prestación
de un servicio de hotelería. Quizá influya en ello las mayores providencias que tienen a su alcance esta
clase de comerciantes, como el deposito de dinero en garantía y el derecho de retención sobre el
equipaje. Es cierto que los pocos precedentes que pueden anotarse coinciden en incriminar el hecho de
irse de un hotel u hospedaje sin pagar, solo cuando se han empleado maniobras engañosas aptas para
inducir en error. Así, ha sido inculpado de estafa quien, adjudicándose profesiones diferentes, en los
diversos hoteles en que se ha hospedado, efectúa gastos excesivos y abandona valijas llenas de
diarios, ladrillos u otros objetos de peso y sin valor. En idéntico sentido, cuando el pasajero utiliza cédula
de identidad ajena, se hace pasar por abogado y tiene plena coincidencia de que no podrá abonar la
cuenta, retirándose subrepticiamente.
Estafa matrimonial:
El amor, es otro sentimiento que ofrece dificultades, en doctrina y jurisprudencia en cuanto a si puede
ser explotado mediante ardides estafatorios. Son ya demasiado
conocidos los casos que se han dado en llamar de "estafa matrimonial". Como principio general, puede
afirmarse lo siguiente: si, apreciando la maniobra del sujeto activo en su totalidad, puede deducirse que
el fingimiento del victimario, lleva la inequívoca intención de lograr por ese medio el aprovecho ilegítimo,
a la manera de una verdadera confianza buscada para abusar de ella, se dan los elementos típicos de la
estafa.
La jurisprudencia es contradictoria respecto a este tipo de casos. Veamos algunos ejemplos:
1)Las diversas entregas de dinero que XX hizo a su ex novio destinadas a la edificación de la casa y la
compra de muebles, inducida en error por aquel bajo promesa mentida de matrimonio, constituye un
hecho único porque responden al empleo de un mismo y único engaño. En este caso la Cámara
Criminal de la Capital se pronuncio por la existencia de delito.
2)El delito cometido por XX no es otro que el de estafa mediante el ardid de abuso de confianza, con el
uso del engaño, simulando afecto y prometiendo matrimonio, obteniendo de ZZ la suficiente confianza
para lograr sus prestaciones patrimoniales que lo han perjudicado. El fallo del juez Dr. Horacio J.
MALBRAN no fue compartido por la Cámara que desestimo esos fundamentos por considerar que la
simulación de afecto y promesa de matrimonio incumplida, en el peor de los supuestos, no pasan de una
mera motivación determinante de actos de liberalidad o prestamos por parte del varón, perfectamente
explicables dentro de un tipo de relaciones, intimas o no, como lasa mantenidas entre querellante y
querellada.
Estafa de energia:
El agua, el vapor, el aire caliente, el aire acondicionado, el gas, son cosas en el sentido de la ley civil,
porque ocupan un lugar en el espacio, son cuerpos, pueden ser desplazados y gobernados por el
hombre y, por lo tanto, están sujetos a apropiación.
Respecto del gas, vapor y aire caliente se sostiene que habrá hurto si para su aprovechamiento se
utiliza un escape o abertura de la cañería; robo si se corta esta o se hace en ella un orificio, y
"defraudación", con relación al gas, si se le aprovecha por manipulaciones en el medidor.
Por otra parte, se cree que el gas, sea de uso industrial o el empleado para la fabricación de explosivos
en el orden militar, el aire comprimido, etc., tienen carácter corporal pues pueden ser objeto de
apoderamiento.
Con relación a la electricidad, se discute en doctrina, si es una cosa, en el sentido jurídico, susceptible
de hurto o robo.
La jurisprudencia de los tribunales del país se inclina por la siguiente solución:
A) habrá hurto o robo, según los casos, cuando el apoderamiento se realice mediante sustracción
directa, aprovechando o practicando conexiones, y antes de pasarla corriente por el medidor, donde
queda registrada la electricidad consumida. La tipificación de tales delitos como hurto o robo implica
considerar a la energía eléctrica como cosa, teniendo en consecuencia importancia la discusión
doctrinaria referida, ya que la ley penal requiere ese presupuesto al incriminar la conducta de quien se
apodera ilegítimamente de una cosa mueble.
B) habrá estafa, sostuvo la Cámara en lo Criminal de Rosario, cuando, existiendo el contrato de
suministro, cuyas parciales liquidaciones están determinadas por la lectura que la empresa efectúa de
las cifras del medidor, se altera la cantidad de energía efectivamente consumida, ya sea mediante
mecanismos, puentes, frenos o cualquier otro ardid que pueda engañar a la compañía, la cual extiende
en tales casos sus facturas sobre la base de un error maliciosamente causado.
Estafa procesal:
Lo que caracteriza el modus operandi de la estafa procesal es la utilización de la jurisdicción judicial
como medio para intentar o consumar un desapoderamiento ilegitimo. Ello demuestra, asimismo, que el
error, en la estafa, puede recaer en persona distinta del damnificado. En efecto, en la estafa procesal, lo
que se busca es un provecho fraudulento a través del juicio equivocado que pueda llegar a formarse el
juez con motivo de pruebas fraudulentas que constituyan, en si mismas, ardid o engaño en los términos
del art. 172 C.P. Es el magistrado a quien se induce en error, con el propósito de que dicte una
sentencia que, a favor de su imperium, concrete el despojo que inicialmente se propuso al agente. La
verdadera víctima no solamente no resulta engañada, sino que, por el contrario – y así ocurrirá de
ordinario – procurará demostrar la falacia del sujeto activo. La disposición patrimonial perjudicial que
pueda verse obligada a efectuar, no será, como en los demás casos de estafa, el producto de su propio
error, sino que estará basada en el del juez, quien, por su parte, resultará sorprendido en su recto juicio
por un artificio o maquinación que reúna los caracteres del ardid estafatorio.
6. Estafa medica
Síntesis de una lamentable sentencia judicial:
El presente caso tiende a ilustrar el entendimiento del lector, informándolo sobre un doloroso
pronunciamiento dictado por el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 9 de la Capital Federal, con fecha 14 de
marzo de 1994, el que se encuentra ya firme, por no ser susceptible de recurso procesal
alguno, al haber sido rechazado el Recurso Extraordinario intentado por los condenados ante la
Corte Suprema de Justicia de la Nación. La sentencia es definitiva y los médicos condenados
fueron sometidos al cumplimiento de la pena impuesta. El fallo resulta realmente lamentable y
doloroso, no sólo por las personas condenadas como autores del delito de estafa (dos médicos
oncológicos de reconocida actuación profesional y docente), sino por la persona de la víctima una
paciente terminal. El caso juzgado indigna además, por la naturaleza del hecho sancionado, sus
antecedentes y su mecánica; por la conducta anti-ética de los profesionales involucrados; por el
abuso de confianza que pone de manifiesto la mendacidad y el deterioro de una desgraciada e
infeliz relación médico-paciente; y finalmente, por la inserción familiar y social de los condenados,
y su instrucción profesional que fueron valorados como agravantes por el Tribunal para aplicar la
pena. Debemos aclarar que el caso juzgado no reconoce precedente en los anales de nuestros
Tribunales Penales.
El Caso Sentenciado:
En el fallo que analizamos, el Tribunal Oral tuvo en cuenta: que el Ministerio Público Fiscal
consideró que los imputados - dos médicos: HH y LL- engañaron a la paciente y a su esposo, con
el objeto de obtener un aprovechamiento ilícito, produciéndole un perjuicio patrimonial; que esta
conducta se materializó en la prescripción de un conjunto de medicamentos que fue aportado o
abonado por los damnificados para ser aplicados por los imputados que, en realidad, suministraron
otros de un valor económico inferior; que los hechos ocurrieron en ocasión de que la paciente realizaba
un tratamiento post - operatorio de quimioterapia en el Centro Oncológico, propiedad de los
imputados; que la Fiscalía calificó el hecho como constitutivo del delito de estafa (art. 172 del
Código Penal). La querella ejercida por los denunciantes perjudicados, también entendió que había
quedado acreditado el hecho e interpretó que éste debió ser calificado como estafa. Solicitó la pena de
seis años de prisión y diez años de inhabilitación profesional a cada uno de los coautores -HH y LL -
(arts. 172 y 20 bis, inc 3º del Código Penal). Por su parte, el Fiscal de Cámara interviniente
también consideró probados los hechos referidos, mantuvo la calificación efectuada y consideró a los
médicos procesados - HH y LL - coautores del delito de estafa. Finalmente, la defensa de los
Imputados LL y HH por su parte, requirió la absolución de éstos:
A) por descartar la presencia de los elementos que tipifican la estafa;
B)porque entendió que el pago y la entrega de medicamentos realizado por el paciente era producto de
una confusión administrativa debida a la situación de excepción de la atención a la enferma tratada, que
no entró en el circuito burocrático del Centro Oncológico;
C)también descartó la existencia de perjuicio sobre la base del informe de contadores que arrojaría un
saldo favorable a la institución prestadora; y
D)señaló que el ocultamiento del cambio de medicación es un acto médico no revisable por la Justicia.
La condena:
Acto seguido el Tribunal resolvió: CONDENÓ A HH por considerarlo autor del delito de estafa, a la pena
de DOS AÑOS DE PRISIÓN, cuya ejecución se dejó en suspenso y a CUATRO AÑOS DE
INHABILITACIÓN ESPECIAL para el ejercicio de la profesión de médico, y al pago de las costas
procesales (arts 45,172,26,20 bis y 41 del
Código Penal y 530 del Código Procesal Penal de la Nación).
CONDENAR A LL por considerarlo autor del delito de estafa, a la pena de DOS AÑOS DE PRISIÓN,
cuya ejecución se dejó en suspenso, y a CUATRO AÑOS DE INHABILITACIÓN ESPECIAL para el
ejercicio de la profesión de médico, y al pago de las costas procesales (arts. 45,172,26, 20 bis y 41 del
Código Penal y 530 del Código Procesal Penal de la Nación).
REFLEXIÓN SOBRE EL CASO:
Los doctores HH y LL fueron sorprendidos por la justicia y condenados por un comportamiento delictivo
doloso a prisión o inhabilitación.
Entendemos que los temas que aquí hemos desarrollado y la síntesis del fallo judicial condenatorio que
hemos tratado de exponer han de permitir al lector meditar y reflexionar sobre un actuar delictivo y grave
y sobre algunos principios y conceptos que hacen no sólo al quehacer y a la formación universitaria, sino
a la conducta humana y a la ética profesional, cualquiera sea la profesión que se ejerza.
Enunciados y aclarados los conceptos de delitos culposos y delitos dolosos, y entre estos los de estafa y
defraudación, debatidos en el proceso, el pronunciamiento judicial analizado incursiona sobre otros
valores ético-legales que el Tribunal Oral ha desarrollado en profundidad y detalle, y que resultan
comunes a distintas profesiones.
Así, se suceden en el análisis el engaño para obtener un aprovechamiento ilícito en detrimento
patrimonial del asistido;
La falta de información y aún el ocultamiento de la realidad constitutiva del engaño;
La obtención del consentimiento informado mediante un comportamiento falaz y en equipo;
La falta de conducta profesional al no informar el cambio de drogas, violando lo prometido y cobrando
medicamentos no aplicados;
El abuso en el desempeño de la profesión y la intensidad de ese abuso, en el caso tratado;
El abuso de la confianza del paciente como forma concreta del ardid o engaño constitutivo de la estafa;
La particular relación entre el médico especialista y el paciente terminal como agravante para graduar la
pena de inhabilitación;
Finalmente, la preparación, competencia y prestigio profesional, la condición cultural y social del médico
que actúa como agravante de la conducta sancionada.
Todos estos elementos han merecido y merecen un repudio no sólo moral sino también legal, porque
encuadran dentro de la normativa represiva, pero además deben contribuir a reflexionar sobre un
comportamiento médico que lesiona y arrasa con las
bases de toda una formación ético-cívico-profesional que busca hacer de la salud del enfermo, de la
dignidad y conciencia humana, el objetivo primordial de su actividad, para mejorar la calidad de vida de
los otros.
Se ha atentado contra los enunciados de la jurada Convención de Ginebra y las promesas que ésta
contiene, avasallando el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica, que prometieron
mantener incólumes.
En fin, los condenados no han ejercido su profesión dignamente y a conciencia, y así se ha juzgado.
La retencion indebida:
El art. 173 inc. 2 dice que: “el que con perjuicio de otro se negare a restituir o no restituyere a su debido
tiempo, dinero, efectos o cualquier otra cosa mueble que se le haya dado en deposito, comisión o
administración u otro título que produzca obligación de entregar o devolver”. En general solicitudes de
tarjetas contienen cláusulas expresando que la tarjeta es de propiedad del emisor y deberá ser restituida
al mismo a su vencimiento o cancelación, aunque en muchos casos en la practica ello no se efectivice
ni se exija. Estimamos de suma utilidad la notificación por medio fehaciente de la cancelación, con
intimación de devolución, ya que las compras posteriores configuraran el supuesto de retención indebida
toda vez que quien ha retenido ha desplegado a partir de allí actos positivos “con perjuicio”.
Obvio es señalar que la sola negativa de restitución, el silencio o la argumentación de destrucción sin
actividad posterior no acreditan el delito.
Variante de la imposibilidad de la notificacion:
Es probable que la intimación de pago, notificación de cancelación e intimación de reintegro de tarjeta,
no llegan a destino por cambio de domicilio. También esta vigente la posibilidad de lograr condena
(siempre que exista uso abusivo del limite) tomando como precedente otro caso líder: el fallo N° 15.088
del 12 de febrero de 1982 de SALA III de la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la
Cap. Fed. , Según la denuncia promovida por Argencard S.A. como querellante de Tepper de Edelstein
F., donde se dio la circunstancia apuntada precedentemente y además se omitió la inclusión en boletín
Protectivo de la tarjeta adicional, que fue la que siguió comprando. El tribunal desestimo la defensa de
incumplimiento contractual civil y falta de diligencia de Argencard S.A. y condenó a la procesada a un
año de prisión en suspenso por el delito de Estafa (Art. 172 C.P.).
Soluciones:
A)Los fallos de la Corte Suprema, si bien no son obligatorios para los tribunales inferiores, se imponen
como doctrina y salvo contadas excepciones son acatados como tal, por lo cual es dable suponer que la
vía penal ya no será mecanismo adecuado para combatir la operatoria cuando no hubiere exceso de
limite, con autorización de la operación (ya que la falta de autorización importa un rechazo al comercio
según el contrato de adhesión).
B)Tampoco parece haberlo sido hasta el presente la vía Civil, y a que los incumplimientos contractuales
de la adhesión comercial terminan generalmente en una desafiliación que ocurre a posteriori de la
consumación de los hechos.
C)Realidad. Aunque nuestra legislación positiva no los considere creadores de derecho, salvo en
materia comercial, los usos y costumbres terminan siendo recogidos por el derecho, o derogándolo de
hecho, aun cuando nuestra legislación no reconozca valor por sí a la costumbre abrogatoria. La realidad
nos enseña que cuando los comercios, impelidos por las altas tasas de inflación, aplicaron recargos no
hubo forma de desalentar dicha practica. Aunque la Secretaria de Comercio dicto normas concretas al
respecto, además de las consabidas cláusulas existentes en todos los contratos de adhesión, y cada
sistema hizo lo suyo tratando de evitarlo en una u otra medida, todos sabían que había una
imposibilidad practica para desterrar esa modalidad. El único desaliento efectivo fue la estabilidad.
El peluquero Miguel Romano quedó hoy a un paso del juicio oral y público: la Cámara del Crimen
confirmó su procesamiento como integrante de una asociación ilícita que presuntamente cometía
estafas con tarjetas de crédito. Así lo confirmaron hoy fuentes judiciales, que precisaron que la Sala
Quinta de la Cámara, con las firmas de los magistrados Guillermo Navarro y Mario Filozof, confirmó los
procesamientos dictados por el juez de instrucción Mariano Bergés. .La medida no implica que Romano
deba volver a prisión, ya que la figura de "miembro" de una asociación ilícita es excarcelable, por lo que
esperará en libertad el juicio oral.
Fuente: DyN.
Efectivos de la Policía Federal allanaron esta tarde la casa central del Banco Velox, en el contexto de
una denuncia por presuntas estafas presentada por un particular. El procedimiento fue realizado por
personal de la división Defraudaciones y de la Federal, en la casa matriz del banco, en San Martín y
Sarmiento. La medida fue ordenada por el juez de instrucción en lo criminal porteño Juan José
Mahdojoubian. Según informaron fuentes de la investigación, el objetivo del procedimiento es secuestrar
documentación, a raíz de una denuncia de una persona que dijo haber sido presuntamente estafada en
una cifra superior a los 100.000 dólares.
Fuente: DyN .