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Desigualdad de la riqueza en Panamá

La mala distribución de la riqueza se incrementó en Panamá, revela un reciente


informe elaborado por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), impreso
con fecha de diciembre 2016.

Según el reporte oficial, titulado ‘Distribución de ingresos de los hogares', en


2015, el 10% de las familias más ricas de Panamá tenía 37.3 veces más
ingresos que el 10% de las familias más pobres del país.

Los niveles de desigualdad económica que arrojan el informe del MEF en 2015
son superiores a los del 2014, cuando las cifras de este ministerio revelaron
que el 10% de la población más rica tenía 33.9 veces más que el 10% de la
población más pobre.

En su informe, el MEF reconoce que se produjo una mayor concentración de


los ingresos en las familias con mayor riqueza en 2015, respecto a 2014, y
concluye en su evaluación socioeconómica que, sin los subsidios que otorga el
gobierno a la población más pobre, el rostro de la mala riqueza en Panamá
sería peor.

‘Al igual que en años anteriores, sin las transferencias estatales la desigualdad
de los ingresos entre los hogares hubiese sido superior', concluye el MEF en su
último informe sobre la distribución de la riqueza en Panamá.

Según los cálculos oficiales, sin los subsidios el coeficiente de concentración


de la riqueza se hubiera ubicado en 0.03 puntos en 2015, por encima de 0.49
que finalmente resultó. Esto, concluye, hubiese significado que el 10% de las
familias con mayores riquezas hubieran percibido 55.7 veces más ingresos que
el 10% de las familias más pobres, en vez de 37.3 veces, como finalmente
resultó en los cálculos.

De acuerdo a la evaluación realizada, en las áreas rurales las transferencias


continúan teniendo mayor impacto. Sin estas, el índice de Gini, un indicador
que mide la desigualdad de los ingresos en un país, sería 0.53 y no 0.47 (0.06
puntos de diferencia), como finalmente resultó en las estimaciones del MEF.
Crecimiento económico de panamá

La economía panameña ha experimentado en los últimos 20 años, una interesante evolución


de los principales indicadores macroeconómicos de producción agregada de bienes y servicios
(PIB), formación bruta de capital fijo (inversión) y la tasa de desocupación de la mano de obra
(desempleo).

El comportamiento de estos indicadores se alinea con los supuestos de los modelos


tradicionales de crecimiento económico, que postulan que el crecimiento del PIB se explica o
se determina por la acumulación de capital (inversión), por el aumento del empleo y por la
productividad o eficiencia con la cual esos factores se interrelacionan durante los procesos de
producción.

Para el primer período (95-02), la inversión fue significativamente alta, situándose en torno al
25% del PIB hasta el año 1999, cifra que supera el mismo indicador para países desarrollados
como USA y Alemania, que invierten aproximadamente 20% de su PIB al año. Esta fuerte
inversión en el período señalado, contribuyó a que el PIB creciera a tasas que alcanzaron el 7%
interanual, en tanto que el desempleo se redujo del 14% al 12% hasta 1999, para luego volver
aumentar.

Pasado el año 1999 y hasta el 2003, la tasa de inversión disminuyó y se mantuvo por
debajo de un 20% del PIB, y aunque estando a niveles relativamente aceptables en
comparación con economías avanzadas, los efectos de un menor crecimiento del PIB y
el nuevo incremento en el desempleo fueron evidenciados durante ese período.

A partir del año 2004, el crecimiento económico vuelve a recuperarse, mostrando


seguidamente un fuerte crecimiento de la inversión, alcanzando e incluso superando los
niveles registrados a finales de los 90's. Este proceso sistemático de acumulación de
capital (inversión), fue propicio para que los niveles de desempleo disminuyeran
rápidamente y el crecimiento del PIB fuera significativamente alto, con excepción del
año 2009 cuando el crecimiento de la actividad económica a nivel mundial fue afectado
por los efectos de la crisis originada en el sistema financiero de EE.UU..

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