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1.

Introducción
2. Jesucristo, único mediador entre dios y los hombres
3. La salvación nos viene por Cristo y se extiende a todos los hombres
4. Conclusiones
5. Bibliografía

INTRODUCCIÓN
Ante la diversidad de corrientes de pensamiento, que surgen al interno de la Iglesia o fuera
del ambiente eclesial, sobre temas relevantes, expresados en afirmaciones como: la salvación nos viene
únicamente por Cristo, fuera de la Iglesia no hay salvación, da igual pertenecer a cualquier Iglesia, con tal
que se viva bien, no tiene sentido seguir con la misión de la Iglesia, si al final, en todas la religiones hay
salvación, estas y otras afirmaciones más, son las que han motivado a indagar sobre el tema titulado: "la
mediación y salvación no viene únicamente por Cristo".
Por su naturaleza, es un tema muy controvertido, no fácil de abordar, pero, como principiante, en
la investigación teológica, he intentado reflexionar de manera general, a fin de, tener una mejor
compresión del tema en cuestión, siendo consciente, de los vacios, que han ido quedando en el progreso
del mismo.
El desarrollo del trabajo, se enfoca, principalmente, en dos apartados, que se considera fundamentales,
para responder a las inquietudes plateadas.
En el punto número uno, se ha tratado de hacer un acercamiento a la comprensión de Jesucristo, como el
único mediador entre Dios los hombres, a través de la Revelación Bíblica, el pensamiento del teólogo
Bernard Sesboüé y algunas citas de la carta encíclica Redemptoris Missio, del sumo pontífice, Juan pablo
II.
En el segundo apartado, siguiendo el itinerario de la mediación de Jesucristo, se desarrolla el tema,
la Salvación, nos viene por Cristo y se extiende a todos los hombres, luego, dentro de este mismo tema,
se reflexiona sobre algunos afirmaciones que ayudan a profundiza la mediación y salvación, tales como:
La Iglesia y la salvación, la salvación dentro y fuera del a Iglesia y por que la Iglesia debe continuar con la
misión.
El método que se ha seguido, para desarrollar dicho trabajo, ha sido básicamente, descriptivo simple,
puesto que, en el desarrollo de cada tema, se ha ido citando la opinión de algunos teólogos y
algunos documentos eclesiásticos, para ir respondiendo y reflexionado en cada cuestión, que se ha
diseñado.
Ojalá que se haya logrado, el objetivo propuesto, en la compresión de los temas emprendidos en el
presente trabajo.

1. JESUCRISTO, UNICO MEDIADOR ENTRE DIOS Y


LOS HOMBRES.
Se considera importante, definir brevemente ¿qué significa la palabra mediador? para luego comprender
mejor la mediación de Cristo. Según el diccionario de la Real Academia Española; mediar es, "interceder
o rogar por uno. Interponerse entre dos o más que riñen o contienden, procurando reconciliarlos y unirlos
en amistad"1, en ese sentido, mediador es quién está entre dos o más personas, ofreciendo su vida, para
hacer como de puente entre ellas, sobre todo si estas están en conflicto.
Si miramos la Sagrada Escritura, en una visión muy general, encontramos en los inicios del Génesis, una
armonía entre Dios y la creación, pero por el pecado del hombre y sus consecuencias, empieza la
enemistad con Dios, dicho de otra manera, el hombre, representado por la figura de Adán y Eva, pecó y
dio origen a la hostilidad con Dios. Evidentemente, Dios que es amor, y todo lo que ha creado, lo ha
hecho por amor, no quiso estar distanciado con su creación, especialmente con el hombre, que lo creó a
su imagen y semejanza, sino que, el deseo de Dios, no ha sido otro, que entrar en comunicación con el
hombre, reconquistar la amistad inicial, de ahí que, se quiere revelar, darse a conocer y, lo empezará
haciendo, con la persona de Abrahán, de esta manera, emprenderá un vía de comunicación y afecto con
el hombre. Posteriormente, podemos constatar, todo un camino de comunicación, en la cual destacan
algunos personajes importantes como: Isaac, Jacob y Moisés, a este último, Dios lo llamó y, lo envió a
liberar al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto.
Al respecto, en este tema de estudio, Bernard Sesboue2, nos podría iluminar, de hecho, él dice que, "La
mediación se lleva a cabo, en primer lugar, a treves de la figura celestial del ángel de Yahvéh, que bajo a
conversar con los patriarcas: Dios se manifiesta a Abrahán y viene a dialogar con Moisés"3, aquí destaca
claramente la figura de el ángel de Yahvéh como el primer mediador, para el autor "El ángel de Yahvéh
asume el papel que será eminentemente el verbo encarnado"4, en ese sentido, el ángel de Yahvéh, sería
el que se encarna en el seno virginal de María, de hecho, los padres de la Iglesia, identifican ángel de
Yahvéh, como el Cristo que se manifiesta en el Antiguo Testamento. El autor también destaca, las figuras
humanas de la mediación del Antiguo Testamento, que ya las hemos mencionado más arriba, pero cabe
resaltar, el valorde la alianza5, que Dios hizo con el pueblo y que ésta a su vez, sería considerada,
mediación concreta entre Dios y el pueblo.
Según Sesboue, "todas las figuras humanas de la alianza son transitorias, están cargadas de debilidad
humana", de aquí, surge la pregunta ¿Quién será el verdadero mediador completo y eficaz entre Dios y
los hombres? que no sea transitorio como los mediadores el Antiguo Testamento, por tanto, tiene que
haber alguien que realice una alianza definitiva y para siempre.
El autor, parece responde, a esta interrogante manifiesta, que la mediación cristiana no es
un concepto abstracto, si no que, es algo real y definitivo. Si en el Antiguo Testamento, la mediación se
hizo por el ángel de Yahvéh y las figuras humanas de Moisés y los patriarcas, en nuestro tiempo, la
mediación, expresa nuestro autor, tiene un rostro real en la persona de Jesucristo, "Jesús es el designado
en el Nuevo
Testamento como el mediador y también como el sumo sacerdote"6
En el Nuevo Testamento, hablamos plenamente de la persona de Cristo como el único mediador, de
hecho, en palabras de Pablo y, en el pasaje a la carta de los hebreos, el término mediación, aparece
siempre junto a la "Alianza", así Jesús es el "mediador de la Nueva Alianza", en contraposición a Moisés y
los patriarcas, mediadores de la Antigua Alianza (Gal 3:19.20; Heb 8:6; 9:15; 12:24). Jesús sería superior
a todas la figuras del Antiguo Testamento, que han desempeñado un papel de mediación, Él es el
mediador por excelencia.
Para Bernard, la mediación de Jesucristo, como mediador entre Dios y los hombres, se encuentra
justificada, en la carta a Timoteo, en un versículo que expresa la profesión de fe, a saber: "Porque hay un
solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también, que se
entregó a sí mismo como rescate por todos. Éste es el testimonio dado en el tiempo opor tuno" (1 Tim 2,
5-6). Esta cita, de alguna manera, opaca todas la mediaciones d el Antiguo Testamento, dado que, é stas,
solo han sido preparación o camino para la única mediación presente en Cristo Jesús.
El autor, profundiza la mediación haciendo alusión al kerigma primitivo , que estaba estructurado como
una confesión de fe, se trata de un artículo cristológico que nos muestra la identidad de Cristo y
su acción concreta, es decir, Cristo es el hijo de Dios, enviado por él y tiene una misión específica que
cumplir, su misión será , de ser el "mediador entre Dios y los hombres" y fuera de él, no hay mas
mediadores, Él es el único capaz de llevar a los hombres a Dios.
En palabras de Bernard, "el mediador esta de lado de Dios y viene de Dios, pero este origen no basta
para constituir al mediador, es preciso que este también del lado de los hombres, por eso la encarnación
se expresa bajo la forma de Cristo Jesús hombre también"7.
Evidentemente, esta cita nos hace caer en la cuenta, que para poder considerar a Cristo como mediador
entre Dios y los hombres, tiene que haber asumido la humanidad, tiene que haberse encarnado de una
manera real (no de apariencia) siguiendo las leyes naturales, solo así, se podría decir que Jesucristo es
hombre verdadero y al mismo tiempo hijo de Dios mediador entre Dios y los hombres.
Pablo, en la carta a Timoteo, subraya que Jesús, es verdadero hombre, no de apariencia, pues para
Pablo, la gracia, así como la resurrección y la reconciliación, vienen por medio de un hombre, en tal
sentido, el pecado, es un problema humano, que solo se puede resolverse a favor de la humanidad
mediante un ser humano. Algunos pueden pensar que la eficacia de la salvación de la humanidad se
debe, a Jesús como ser divino, para pablo será lo contrario, si Jesús no fuese hombre verdadero, la
humanidad no habría recibido la gracia y la resurrección. Resumiendo, para que la salvación llegase a los
hombres y los rescatase, debía ser mediada por uno que compartiese la humanidad.
Ciertamente, la mediación de Cristo, es lo que le lleva a entregarse como rescate por todos, como que, la
consecuencia de ser mediador entre Dios y lo hombres, se realiza en a la entrega y el sacrificio por la
salvación de la humanidad, en esta línea, el autor que acompaña nuestra reflexión manifiesta.
Esta evocación de sacrificio de Cristo, recuerda el rescate (Mt20, 20) y también sin duda la figura del
ciervo doliente (Is 53, 11-12) y el cumplimiento oneroso propio de nuestra salvación, se expresa con el
vocabulario propio de la redención. Así se indica en pocas palabras la contribución del mediador y la
actividad de su mediación8.
Otro aspecto, a tener en cuenta, sobre la mediación de Cristo, en el desarrollo de esta temática, son los
himnos cristológicos. En Nuevo Testamento, tanto la creación, como la salvación nos vienen del Padre por
Cristo, dado que, Cristo seria claramente el mediador, así lo atestigua la profesión de fe expresada en
Pablo (1cor 8,6) cuando formulan que para nosotros no hay más que un solo Dios padre, de quien
proceden todas las cosas y un solo Señor Jesucristo, por quien son todas las cosas y nosotros por medio
de Él, así Cristo seria el medio y fundamento de de todo lo creado.
Expresa el autor, que seguimos en esta reflexión, que "Jesucristo, por el que todo viene a la existencia y
por el cual vamos al Padre", con esta frase, se nos quiere mostrar los dos lados de la mediación de Cristo
a saber: el lado descendente que tendría que ver con la creación y el lado ascendente que haría
referencia a Cristo como salvador.
Otro himno, mas es explícito, para la compresión del tema que estamos desarrollando, sería la primera
estrofa de la carta a los colosenses, en donde el autor, nos hace comprender, que todo lo que existe ha
sido creado por él y para él, (Colosense 1,16) en esta líneas se entiende, que efectivamente, Cristo
estaba junto a Dios y era Dios, era el Verbo que estaba junto a Dios desde principio (Jun1, 1-4) y que
luego se encarnó en nuestra realidad humana, convirtiéndose en el mediador de la Nueva Alianza
(Gal,3,19) entre yahvéh y la humanidad, en palabras del autor diremos, "que el papel propio del mediador
no solo es hacer posible una alianza, sino realizarla9", Cristo realiza la alianza, dado que, nos concede el
don de la alianza y, es por Él y en Él, tenemos en adelante acceso a Dios, porque Él ha venido para
interceder ante Dios, por todos los hombres.
Jesucristo, sería el sumo y eterno sacerdote. En Antiguo Testamento el sacerdote se entendía como el
mediador, es decir, como la persona encargada de ofrecer sacrificio a Dios por el pueblo (ascendente) y
pedir las bendiciones de Dios para el pueblo (descendente), ya que, era el nexo de comunicación con
Dios. En el Nuevo Testamento, Cristo ya no necesita ofrecer sacrificios, Él mismo es el sacrificio, que
ofrece la salvación por todos.
Sesboue, citando al Cardenal Albert Vanhoye10, subraya un novedad sobre el sacerdocio de Cristo,
manifiesta que, el sacerdote del Antigua ley, era objeto de ambición, en cambio Cristo obtiene la gloria
rebajándose hasta la muerte, asimismo, el sacerdote de la antigua ley se separaba de todo lo profano,
Cristo por lo contrario, asume una solidaridad que lo asemeja a todo sus hermanos, de esta manera,
Jesús es el sumo sacerdote misericordioso, que entra con toda su plenitud en nuestra humanidad, su
amor es tan grande por la humanidad, que no ha tenido reparo en despojarse de su condición de Dios y
rebajarse a nuestra condición, haciéndose semejante a nosotros y obediente hasta la muerte en la cruz
(Ef 3,19; Felp 2,7-8) y así, de ese modo, nos ha hecho participes de la gloria del Padre.
Dando un paso más en nuestra reflexión, cabe resaltar, la acotación que hace de Irineo de e Lyon, sobre
la "mediación de Cristo y recapitulación". Según Sesboue, Irineo sería el primero en afirmar la mediación
de Cristo y, en poner a Cristo como el recapitulador de todas las cosas, de hecho, toda la teología de
Ireneo se centra, en la "teoría de la recapitulación", la recapitulación es el resumen de todas las cosas en
Cristo desde el principio. En Cristo se da una nueva creación de la humanidad, todo queda restaurado y
renovado; se recupera la imagen y semejanza de Dios perdida por el pecado de Adán; se destruye la
muerte y el adversario11.
Para que pueda darse la recapitulación, Jesucristo tiene que ser hombre verdadero y Dios verdadero, de
modo que, en líneas del libro citado diremos, si Cristo no hubiera sido un hombre, que hubiera vencido al
enemigo del hombre, el enemigo no hubiera sido vencido con toda justicia, por otra parte, si no hubiera
sido Dios, el que nos ha otorgado la salvación, no la habríamos recibido de forma estable, por lo tanto,
"era menester del mediador de Dios y de los hombres, por su parentesco con cada una de las partes, las
redujese ambas a la amistad y a la concordia, de manera que, al mismo tiempo, Dios acogiera al hombre
y el hombre se ofreciera a Dios12.
Precisamente, la mediación se da por el parentesco y la solidaridad de ambas partes, de lo contrario, no
podría haberse dado.
El autor propone, para seguir ahondando en el tema, la experiencia de San Agustín, sobre la mediación
de Cristo. San Agustín partirá de su misma experiencia, pues sabemos, que este Santo, antes de su
conversión, fue un hombre del mundo, entregado a todos los placeres, pero en el base de
su corazón buscaba la felicidad verdadera, algo consistente, que no se fugas como las cosas que vivía,
en el fondo busca a Dios, pero le era difícil un acercamiento a Él, por la fragilidad y el pecado. Al leer las
Ennéadas de Plotino se ilusiona mas en esa búsqueda de Dios, porque estos escritos son una doctrina de
la emanación, donde refiere, que al principio de nuestros orígenes es donde debemos volver, aquí
encuentra una pedagogía de conversión, del hombre a Dios, pero parece fracasar en el intento de
búsqueda y posee la experiencia de que es incapaz de alcanzar a Dios. Estando en ese desconsuelo, su
amigo Simpliciano le hará conocer el prólogo de San Juan y las cartas de Pablo y será en estos textos
donde tiene esa experiencia fuerte del mediador, esto será para él, el camino que le llevará a Dios, algo
que no puedo obtener con sus propias fueras. Agustín, nos hace ver la intimidad de su conversión, acepta
al mediador y, para Él, Jesús será el camino que ha venido a nosotros para puede conducirnos hasta
Dios, de hecho, llega a manifestar esto después de haber saboreado todo lo que dice Pablo y el evangelio
de San Juan sobre el mediador.
Agustín, se siente muy atraído por la humildad de Cristo y nos habla de la kénosis de su encarnación y de
su pasión, es decir que Cristo, se vació a sí mismo, asumiendo la forma de vida humana, que es propia
de los demás hombres y vivió en obediencia al Padre hasta llegar a la muerte de cruz, de esta manera, se
inserta en la historia de los hombres y asume el papel de mediador para nuestra salvación.
Otro aspecto importante, a tener en cuenta, es la relación del Cristo mediador al Cristo sacramento.
Agustín, nos habla de Cristo como sacramento, al respecto dice Sesboue, que no debemos entender
sacramento en el sentido de los sacramentos de la Iglesia, sino entender sacramento en el sentido de
misterio, de aquello que es visible e invisible, aunque parece, que esto pone en duda la mediación de
Cristo, pero no es así, porque por sacramento Agustín entiende como aquello que está oculto en una cosa
visible y que se hace eficaz por una realidad visible y sensible, por tanto, la humanidad de Cristo es el
sacramento de la presencia y de la actividad del verbo, la muerte en la cruz es el sacramento de la
misericordia de Dios, en este sentido, por la muerte de Cristo nos ha venido la salvación y Cristo sería
sacramento por la misma razón que es mediador, ya que, en la unidad de su persona y de su obrar, se
articula lo visible e invisible, lo humano y lo divino, Él será el mediador entre Dios y los hombres por ser ,
Dios con el padre y hombre entre los hombres.
En relación al tema, Juna Pablo II, en la carta encíclica Redeptoris Missio, manifiesta que, "los hombres
no pueden entrar en comunión con Dios, si no es por medio de Cristo y bajo la acción del Espíritu. Esta
mediación suya única y universal, lejos de ser obstáculo en el camino hacia Dios, es la vía establecida por
Dios mismo"13, porque Cristo Jesús, es el único camino por el cual vamos a Dios, no hay otro camino,
sino únicamente el camino, que nos ha mostrado Dios en Jesucristo.
Finalmente, después de haber desarrollado, a groso modo, la mediación de Cristo, parce ser que, la
afirmación de Jesucristo como el único mediador entre Dios y los hombres, puede causar cierta discusión,
tanto para los que formamos la Iglesia de Cristo, como para las conf esiones religiosas presentes en el
mundo, digo esto, porque por ejemplo , los hermanos separados, que se han desmembrado de nuestra
Iglesia católica, nos critican fuertemente a los católicos de no ser auténticos seguidores de Cristo, ya que
para ellos tenemos otras mediaciones, fuera de Cristo, a saber: los Santo y en especial la Virgen María.
Uno de los cuestionamientos , que siempre nos hacen es, porque vamos a los santos o a la Virgen a pedir
y suplicar si el único mediador es Jesucristo, porque no pedirle directamente É l, ya que en su nombre,
somos salvados y por el vamos al padre, frente estas cuestiones, se pude decir, Jesús es el único
mediador, pero todos debemos cooperar como canales en (unidos a) su mediación. La Virgen Santísima y
los santos no son otro camino de mediación, no son otra alternativa. Decimos que su mediación es
posible porque están en Cristo, porque se ha unido a Él.
La mediación de María y los santos, no es otra, separada de la mediación de Jesús, sino que es una
cooperación con la misma mediación, por lo tanto, es una mediación en sentido secundario, pero
importante por ser querida por Dios. Los santos son mediadores por cooperar en nuestra reconciliación,
nos ayuda a la unión de con Dios. Toda persona, en cuanto coopera con la gracia divina, participa en la
única mediación de Jesús, cabe resaltar en este itinerario de reflexión, que a Cristo, lo tenemos presente
en todas nuestras oraciones, todo lo pedimos por Él y en
Él, porque Él es el único mediador entre Dios y los hombres.
Por otro lado, la discusión con las religiones, que no profesan la fe en Cristo y que de alguna manera,
genera tensión cuando se dice que Cristo es el único mediado entre Dios y los hombres y, no hay otro, se
abordará más adelante en su debido momento.

2. LA SALVACIÓN NOS VIENE POR CRISTO Y SE


EXTIENDE A TODOS LOS HOMBRES.
Al considerar, a Cristo como mediador entre Dios y los hombres, una consecuencia lógica de esta
aserción sería, que en Él y por Él nos viene la salvación, en este sentido, la carta encíclica Redemptoris
Missio14 nos invita a remontarnos a los orígenes de la Iglesia, donde se afirmaba claramente que
Jesucristo es el "único salvador de la humanidad", al decir el "único", evidentemente, nos muestra que no
hay otro, solamente Jesucristo sería fundamento de nuestra salvación, porque en Él, se da la revelación
de Dios en toda su plenitud y por Él somos conducidos hacia la salvación".
Es contundente la afirmación, que hace San Pedro, sobre Jesucristo como salvador (cuando los judíos lo
interrogan por la curación del tullido), en efecto, afirma "Por el nombre de Jesucristo, el Nazareno, a quien
vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre y no por ningún otro se
presenta éste aquí sano delante de vosotros... Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los
hombres por el que nosotros debamos salvarnos"15. Subrayando la última línea, de esta cita, nos
encontramos con una aseveración universal de la salvación, que no se encasilla en un pequeño grupo,
sino que, abarca a la humanidad entera, donde todos tenemos acceso y estamos convocados a recibir la
salvación de Jesucristo. En esta misma estría, San Pablo, cuando se enfrenta al politeísmo vigente en su
época manifiesta que, hay "un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual
somos; y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas y por el cual somos nosotros" (1 Cor 8,
5-6). No hay tantos dioses sino "un solo Dios y un solo señor enviado por Dios" del cual recibimos la
salvación y participamos plenamente de la vida divina.
Siguiendo este itinerario, de reflexión, es importante mencionar, el pensamiento Juanico, donde pone de
manifiesto, "la universalidad salvífica de Cristo, que abarca los aspectos de su misión, de gracia, de
verdad y de revelación", para él, el verbo que antes estaba en Dios, es la palabra hecha carne y es
la luz verdadera que ilumina a todo hombre, de esta manera, San Juan, expresa abiertamente que la luz
ilumina a la humanidad entera, es decir, que la salvación que nos viene por Cristo, no se reduce a un
único pueblo, sino que, se extiende a toda humanidad.
El Papa, Juan pablo II, cuando reflexiona sobre el credo, expresa que el único que nos muestra el rostro
de Dios verdadero, es Jesucristo, así afirma "a Dios nadie lo ha visto jamás; el Hijo único, que está en el
seno del Padre, Él lo ha revelado"16 (Jun 1, 18) de tal manera que, todos tenemos acceso a Dios y
somos amados por él en la persona de Jesucristo, con este lenguaje sigue hablando el evangelio de Juan
cuando nos pone de manifiesto que "tanto amo Dios al mundo, que le envió a su hijo único para que todo
el que crea en él no perezca ni no que tenga la vida eterna"(Jun. 3, 16), en otras palabras, la salvación
nos viene en primer lugar, por el amor que nos tiene y, ese amor se ha hecho real en la persona de Cristo,
por lo tanto creer en Cristo, es creer en Dios y al mismo tiempo tener la salvación. San Pablo formulan
esta misma verdad, en la Carta a los romanos, a la cual hace referencia Juan Pablo II de la siguiente
manera:
El que no perdonó a su propio Hijo (es decir, Dios), antes le entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos ha
de dar con Él todas las cosas?" (Rom 8, 32). Cristo ha sido entregado por nosotros, como leemos en Jun.
3, 16; ha sido "entregado" en sacrificio "por todos nosotros" (Rom 8 32). El Padre "envió a su Hijo, como
propiciación por nuestros pecados" (1 Jn 4, 10). El Símbolo profesa esta misma verdad: "Por nosotros los
hombres y por nuestra salvación (el Verbo de Dios) bajó del cielo17.
A la luz de estos textos bíblicos, Jesús viene para darnos la salvación, la liberación, esto implica un acto
puro de amor, de entrega, de parte de Dios, solo desde el amor se puede entender, que Jesucristo, siendo
Dios, se rebajó hasta nuestra condición humana, asumió nuestras falencias y nos liberó de las ataduras
de la muerte, presentes en nuestras humanidad, caída por el pecado. Solo desde el amor de Dios, para
con nosotros, se entiende, que Cristo haya sido capaz de cargar con nuestros pecados, pagar
el precio por ellos, muriendo en la cruz, y al mismo tiempo, venciendo a la muerte y resucitando, para
darnos una vida abundante que va hasta la vida eterna.
Ciertamente, como se argumentaba más arriba, la salvación que Cristo nos ha traído, no es para un
pequeño grupo, tal como esperaba el pueblo judío, sino que, es para toda la humanidad, todos entramos
en el proyecto salvador y reconciliador de Dios, por esta razón, se habla de una salvación universal que
es extiende a todos los hombres, dado que, el hombre es fruto de la creación de Dios y, para Dios no hay
distinciones de razas, lenguas o pueblos, sino que, a todos nos ha amado en la persona de Cristo, de
hecho, Jesús manifiesta la salvación y su entrega por todos los hombres y las mujeres, a través de actos
concretos que va realiza en su ministerio publico.
Para penetrar más en el tema, sobre Jesucristo como el único salvador y mediador, dentro de la
prospectiva católica, es importante mirar a la Iglesia, dado que, Ella, es la continuadora de la misión y
está llamada seguir anunciando y haciendo presente la salvación a toda la humanidad. Ante la
proliferación de corriente de pensamiento, que manifiestan un descarado relativismo, donde para muchos,
la Iglesia es una institución más entre otras y, que para la salvación basta la fe en Jesucristo, vale la pena
reflexionar sobre la Iglesia en relación a la salvación.
2.1 LA IGLESIA Y LA SALVACIÓN, INCLUYE A TODOS LOS HOMBRES
Para reflexionar este apartado, creo que es importante traer a la memoria, lo que manifiesta el concilio
Vaticano II, cuando dice que la Iglesia es como un sacramento, claro está, que con ello, el concilio no
quería afirmar que, además de los siete sacramentos, hubiera un sacramento más. Sino que, así como
los sacramentos son verdaderos instrumentos de Cristo para distribuir la gracia, así también, de un modo
parecido es la Iglesia entera, una institución visible que sirve a Cristo de instrumento para realizar su obra
de salvación, en este sentido, se hablará de la Iglesia como sacramento.
La Iglesia, por su naturaleza de sacramento, es signo eficaz, es decir, instrumento de salvación en Cristo,
para todos los hombres. Aunque esta sacramentalidad se concreta en los siete sacramentos propiamente
dichos. La Iglesia entera es un conjunto de signos portadores de los frutos de la redención del Señor, por
esta razón, se le llama "sacramento universal de salvación"18.
A través de la Iglesia sacramento, Cristo Salvador del mundo, se prolonga en la historia como "la luz de
las gentes"(Lc 2,32). La Iglesia, como conjunto de mediaciones salvíficas, es el instrumento querido por
Cristo para la salvación de todos los hombres.
En este sentido, los signos eclesiales ministeriales (proféticos, litúrgicos y diaconales), llevan de hecho
con su eficiencia, salvífica derivada de Cristo, a toda la humanidad, al mismo tiempo, todos los hombres
son llamados a participar directamente de esta sacramentalidad eclesial por medio del bautismo. "Es
necesario pues, mantener unidas estas dos verdades, o sea, la posibilidad real de salvación en Cristo
para todos los hombres y la necesidad de la Iglesia en orden a esta misma salvación"19.
Diríamos pues, que la salvación de Cristo llega a toda la humanidad, puesto que, Él murió por todos y
Iglesia, es el instrumento querido por Cristo para que esta salvación sea universal. A toda la humanidad
llega la intercesión de la Iglesia, como conjunto de mediaciones, de ahí que, todo ser humano está
llamado a conocer y formar parte de la comunidad querida por Jesús, para poder participar de
los medios salvíficos concretos establecidos por el Señor.
Los medios ordinarios de salvación, que constituyen la sacramentalidad de la Iglesia, para llegar a la
plenitud en Cristo son: Palabra, bautismo, sacramentos, comunidad eclesial... Si los hombres no llegan a
participar directamente de estos medios ordinarios, Dios hará que llegue la salvación por otros caminos,
pero siempre en relación con Cristo y su Iglesia. La salvación en Cristo llega a toda la humanidad por
medio de la Iglesia, como "su colaboradora en la obra de la salvación universal", en este sentido, se
entiende la afirmación de San Cipriano, de que fuera de la Iglesia no hay salvación20.
En otras palabras, diríamos que, la "universalidad de la salvación no se extiende solamente a los que
creen en Cristo y que participan de la Iglesia"21, sino que, hay que tener una visión más amplia, para
pode comprender que la salvación está a disposición de todos, dado que, hay muchas personas que por
diversas razones (Situaciones culturales, educación en otras tradiciones religiosas), no tienen la
posibilidad de recibir la revelación del evangelio, ni mucho menos de participar de la vida de la Iglesia, a
estas personas, también les alcanza la salvación, porque la sangre de Cristo ha pagado todos los
pecados de la humanidad.
2.2 LA SALVACIÓN DENTRO Y FUERA DE LA IGLESIA.
Para responder a esta afirmación, habrá que progresar un poco más en la comprensión de la Iglesia, en
este sentido, me parece atrayente, ver algunos puntos importantes de la Iglesia y la salvación presentes
en la declaración Dominus Iesus "sobre la unicidad y universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia".
Claro está, que según el documento, Jesucristo instituye la Iglesia, su interés es llegar a todo los hombres
con el anuncio de la Buena Nueva, por esta razón, no se quedó en una simple comunidad de discípulos,
sino que, desde el inicio, los organiza, poniendo a Pedro como cabeza del grupo y así empezó a
estructurarse la vida y la misión de la Iglesia. En todo este proceso, se ve que destaca, la unión intima de
Cristo con la Iglesia, de hecho, Cristo está en la Iglesia y la Iglesia está en
Cristo, de esta manera, el misterio salvífico de Cristo, pertenece también a la Iglesia, además, Cristo
continúa presente en la Iglesia como cabeza22.
El documento manifiesta, que no podemos confundir a Cristo con la Iglesia, dado que, la Iglesia sería
solamente un instrumento de salvación, en cambio Cristo es la salvación misma, de ahí que, a la Iglesia,
el poder le viene por Cristo, por esta razón, no se puede entender a la Iglesia separada de Cristo, Cristo
está íntimamente unido a ella, de tal modo, que se considera analógicamente a la Iglesia, esposa de
Cristo (2 Cor 11,2; Ef. 5,25-29).
Departiendo así, de una manera figurada, Cristo no tiene varias esposas, sino una sola que es la
Iglesia ,en ese sentido, cuando se habla de la unicidad de la Iglesia, se hace referencia a que la Iglesia es
Una, y es Una, porque tiene como origen y modelo, la unidad de Dios, en la Trinidad de las Personas;
como fundador y cabeza a Jesucristo, que restablece la unidad de todos los pueblos en un solo Cuerpo,
también se puede decir que la Iglesia es Una, porque así como hay un solo Cristo, no pueden haber
varios cuerpos de Cristo, sino un solo Cuerpo Místico de Cristo, que es la Iglesia. Jesús mismo dice,
"Pedro tu eres piedra y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Mt 16, 18), en esta cita, Cristo se presenta
como el fundamento de la Iglesia y como fundador de una sola Iglesia, que se extenderá a todas las
gentes, es decir, su alcance es universal.
Dice, el documento, "entre la Iglesia fundada por Cristo y la Iglesia católica, Esta es la única Iglesia de
Cristo que nuestro Salvador fundó después de su resurrección y eligió a Pedro para que la apacentara
(Jun. 24,17), confiándole a él y a los demás Apóstoles su difusión y gobierno (cf. Mt 28,18ss.)"23. A la luz
del documento, vale preguntarse: ¿Qué pasa con las demás religiones y grupos separados de que no
están en comunión con la Iglesia? Es posible la salvación para ellos, como entender la afirmación, fuera
de la Iglesia no hay salvación.
Pues lo primero que hay que entender, es que, la Iglesia ordenada y constituida en el mundo como
una sociedad perfecta subsiste en la Iglesia católica que es dirigida por el sucesor de Pedro, que
actualmente es el Papa Francisco y, no él solo, sino en comunión con los demás obispos. Cuando
hablamos de subsiste en, podemos afirmar por un lado, que la Iglesia de Cristo y todas sus divisiones
siguen existiendo en la Iglesia católica, sin negar que fuera de la Iglesia (estructura visible) en otras
confesiones religiosas haya elementos de santificación y de verdad.
Según el documento, se afirmar que, las iglesias que no están en comunión con la Iglesia católica, pero
hay sucesión apostólica y eucaristía son verdaderas iglesias particulares, y en estas iglesias, está
presente la Iglesia de Cristo.
Las Comunidades eclesiales, que no tiene el episcopado valido y por tanto no tienen eucaristía, no son
Iglesia en sentido propio, pero por el bautismo se han incorporado a Cristo y están en cierta comunión
imperfecta con la Iglesia. La Iglesia de Cristo no es la suma de las iglesias y comunidades eclesiales,
porque la a Iglesia de Cristo, es una sola y los medios de salvación están presentes en toda su plenitud
en la Iglesia católica.
Entonces, la afirmación, fuera de la Iglesia no hay salvación, no hay que entenderla en sentido negativo,
dado que, la esta aserción significa, que toda salvación viene de Cristo Cabeza, por medio de la Iglesia,
que es su Cuerpo, y como ya dijimos, esta subiste en la Iglesia católica, sin negar que, también puede
alcanzar la salvación eterna todos aquellos que, sin culpa alguna, ignoran el Evangelio de Cristo y su
Iglesia, pero buscan sinceramente a Dios y bajo el influjo de la gracia, se esfuerzan en cumplir su
voluntad, conocida mediante el dictamen de la conciencia.
La Iglesia establecida por Jesucristo Salvador, abarca a todo los hombres, esta verdad de fe, no excluye
de ninguna manera, todos los valores que tiene las demás religiones, de modo que, la Iglesia católica
considera las religiones del mundo con sincero respeto, pero al mismo tiempo rechaza la mentalidad
relativista dentro de la misma Iglesia o fuera de la Iglesia, la pretensión de pensar, que todas la religiones
son igual y que da lo mismo estar en una u otra religión24, en tal sentido, habrá que decir, que no todas la
religiones son iguales, el que reconozcamos y respetemos lo bueno y verdadero que hay en otra
religiones no debe llevarnos a caer en relativismo.
2.3 ¿PORQUÉ LA IGLESIA DEBE SEGUIR ANUNCIANDO EN EVANGELIO?
Esta pregunta, surge a raíz de la reflexión sobre la salvación, puesto que, hay corrientes de pensamiento
que van manifestado, que todas las religiones son iguales, que da igual estar en una u otra religión,
inclusive, dentro de los mismos agentes pastorales de algunas parroquias, hay cierto desanimo para
seguir con la misión, dado que, están influenciados por pensamientos relativista.
Frente a esta problemática, hay que tener claridad sobre la Iglesia, la salvación y la misión.
Habrá que decir, que la Iglesia es misionera por naturaleza, la misión le viene por mandato de Cristo,
cuando dice a los apóstoles, que vayan por el mundo entero, anunciando la buena nueva y bautizando,
precisamente, el Evangelista San marcos, manifiesta que después que Jesús resucita, se apareció a los
discípulos y les dijo: "Vayan al mundo entero y proclamen el Evangelio a toda la creación" (Mc 16,15). El
evangelio de Mateo pone de una manera muy clara el mandato misionero "Me ha sido dado todo poder en
el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolos en el nombre del
Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo les he mandado. Y he aquí
que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo" (Mateo 28, 16).
Como notamos, Jesucristo resucitado encarga la misión se seguir anunciando el Reino de Dios, y este
encargo, lo hace específicamente a los apóstoles a quienes los llamó, para que estuvieran con él y luego
para enviarlos a la misión, poro otro lado, el deseo de Jesús, es fundar una comunidad (Iglesia) para que
la misión pueda continuar, de ahí que, funda la Iglesia en Pedro y lo elegí como el primer líder de la a
Iglesia. Mateo expresa que Jesús le dijo a Pedro, "tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y
las puertas del Hades no prevalecerán contra ella…" (Mt 16,18-20).
Desde este fundamento bíblico podemos decir con certeza, que la Iglesia es fundada por Cristo y su
razón de ser es la misión, el anuncio del evangelio a todo el mundo para que todos lleguen
al conocimiento de la verdad, que Cristo mismo.
Dice el documento, sobre la permanente validez del mandato misionero, "la autor- revelación definitiva de
Dios es el motivo fundamental por el que la Iglesia es misionera por naturaleza. Ella no puede dejar de
proclamar el Evangelio, es decir, la plenitud de la verdad que Dios nos ha dado a conocer sobre sí
mismo"25 en la persona de Jesucristo, ciertamente, hay un deber se seguir con la misión de la Iglesia,
desde el momento que nos hemos integrado a Cristo por el bautismo.
El que, la Iglesia, siga con la misión, no quiere decir, que discrimine las religiones presentes en el mundo,
o que estemos pensando que tenemos que seguir con las misión por que las religiones no sirven, de
ninguna manera, si seguimos con la misión, es por mandato de Cristo y tenemos que realizar la misión
"Con pleno respeto de todas las creencias y sensibilidades, ante todo debemos afirmar con sencillez
nuestra fe en Cristo, único salvador del hombre; fe recibida como un don que proviene de lo Alto, sin
mérito por nuestra parte"26.
En el desempeño de la misión, tenemos que ser respetuosos con las demás religiones, sabiendo
reconocer en ellas, la presencia de las semillas del verbo, y la manifestación de Dios por diversos medios,
atreves del Espíritu Santo. Como se expresaba anteriormente, la Iglesia reconoce todo lo bueno y santo
que hay en otras religiones y las trata con sincero respecto, pero al mismo tiempo, con sencillez y
humildad, reconoce que, la totalidad de la revelación, nos ha venido por Cristo, quien se hace presente en
toda su plenitud en Iglesia católica, por esta razón, se puede afirmara, que la Iglesia tiene más medios de
salvación que las demás religiones y debe darlos a conocer a todos los hombres.
Finiblemente, termino con esta cita de los Padres del Concilio Vaticano II han afirmado:
Creemos que esta única religión verdadera subsiste en la Iglesia católica y apostólica, a la cual el Señor
Jesús confió la obligación de difundirla a todos los hombres, diciendo a los Apóstoles: "Id, pues, y
enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado27

CONCLUSIONES
El mediador, es intermediario de reconciliación entre dos partes, que están enemistadas, en este sentido,
Jesucristo realiza el papel de mediador, porqué con él, se da reconciliación, entre el hombre que estaba
alejado de Dios por el pecado y Dios que quería perdónale y entrar en comunión con el hombre.
Después que el hombre, se alejó de Dios por la desobediencia, Dios quiso entablar un diálogo el pueblo y,
lo hizo mediante los patriarcas y la alianza con Moisés, todo esto, no será más que, un camino de
preparación para que finalmente, se realice la única y plena mediación con la venida de Cristo.
Para que Cristo realice la mediación entre Dios y los hombres, no era suficiente que sea solamente Dios,
sino que, tiene que haber asumido nuestra condición humana y participar de ella, en toda su plenitud.
Jesucristo, es el único camino, que nos conduce a Dios, Él es, el que nos ha reconciliado con el padre y
todos nosotros participamos de su mediación, en cuanto que, colaboramos con su obra salvadora, desde
esta prospectiva, podemos entender la mediación de los Santos y la virgen María.
Si Jesucristo es el único medio de reconciliación entre Dios y los hombres, entonces, Jesucristo es el
único salvador de la humanidad, en Él está contenida nuestra salvación y reconciliación con el Padre. Dirá
Pedro, después de que curo al paralitico, "Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres
por el que nosotros debamos salvarnos".
La salvación, que nos ha venido por Cristo, se extiende a todos los hombres, dado que, todo hombre es
fruto del amor de Dios y es querido y amado por él y nadie puede quedar fuera del proyecto de salvación
que nos viene por su Hijo, en este sentido, Dios dará los medios de salvación, aquellos que sin culpa
alguna, no conocen a Cristo, ni a la Iglesia.
El proyecto de salvación, que nos ha traído Cristo, es para toda la humanidad querida y amada por Dios,
entonces la Iglesia, fundada por Cristo y continuadora de la misión, también se extiende a toda la
humanidad y, tiene que anunciar la Buena Noticia, en este sentido, es bastante explicito el evangelio
Marcos, cuando manifiesta la universalidad de la Iglesia "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena
Noticia a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará" (Mc16, 15-18)

¿Qué pasa con las demás religiones y grupos separados de que no están en comunión con la Iglesia?
Ciertamente, habrá que afirmar, que toda salvación viene de Cristo Cabeza, por medio de la Iglesia, que
es su Cuerpo, y esta Iglesia visible ordenada en el mundo como sociedad perfecta "subiste" en la Iglesia
Católica, sin negar que, también puede alcanzar la salvación eterna todos aquellos que, sin culpa alguna,
ignoran el Evangelio de Cristo y su Iglesia, pero buscan sinceramente a Dios y, bajo el influjo de la gracia,
se esfuerzan por hacer el bien, conocido mediante el dictamen de la conciencia, en este sentido,
reconocemos los elementos de santificación y de verdad que hay en otras confesiones religiosas y
valorarlos la presencia y actuación del Espíritu.
La Iglesia, siguiendo el mandato de Cristo, tiene que seguir anunciado el Reino de Dios, si caer en el
desanimo, porque a nosotros, se nos ha dado, la plenitud de la revelación en Cristo y como tal, tenemos
más medios de salvación y santificación que iluminan el camino con más claridad, para ir al Padre.

BIBLIOGRAFÍA
1. BERNARD Sesboüé, Jesucristo el único mediador. (Ensayo sobre la redención y la salvación, Tomo I),
Ed. Secretariado Trinitario, Koinonía 27, Salamanca 1990.
2. SESBOUE, Bernard, "Jesucristo el único mediador 01- Scribd,
en http://es.scribd.com/doc/86904387/Sesboue-Bernard-Jesucristo-El-Unico-Mediador-01
3. Juan Pablo II, Encíclica Redemptoris Missio, sobre la permanente validez del mandato
misionero, Roma, 1990.
4. Declaración Dominus Iesus - La Santa Sede, en
www.vatican.va/.../rc_con_cfaith_doc_20000806_dominus-iesus_sp.htm...

NOTAS:
1 REAL ACADEMIA ESPAÑOLA, en http://www.rae.es/RAE/Noticias.nsf/Home?ReadForm 6/09/2013
2 Sesboüé, Bernard, teólogo francés, nacido en 1929 . Miembro de la Compañía de Jesús , fue ordenado
sacerdote en 1960. Enseño patrística y dogmática en la Escuela Jesuita de Teología de Fourvière en
Lyon. Fue profesor de Centro Sévres de Paris .formo parte de la comisión teológica internacional. Es
especialista en el ecumenismo , participó desde 1967 hasta 2005 en el Grupo de Dombes , donde fue co-
presidente y consultor de la Secretaría para la Unidad de los Cristianos .
3 SESBOÜÉ Bernard, Jesucristo el único mediador. (Ensayo sobre la redención y la salvación), Ed.
Secretariado Trinitario, (tomo II Koinonia 27), Salamanca 1990, pp. 132 y 133.
4 Idem.
5 La Antigua Alianza, es la primera fase de la historia especial de la revelación y de la historia de la
salvación de la humanidad. Comienza con la alianza de Dios con Abraham, alcanza su punto culminante
en el éxodo de Egipto y en la alianza con el pueblo Moisés en el Sinaí, mas tarde, todo encontrara su
plenitud en la muerte y resurrección de Jesucristo y en la alianza nueva y eterna de Dios con toda la
humanidad.
6 BERNARD Sesboüé, Jesucristo el único mediador. (Ensayo sobre la redención y la salvación), Ed.
Secretariado Trinitario, (tomo I Koinonía 27), Salamanca 1990, p. 92
7 Ibid., p.100
8 Idem
9 Ibídem, p. 101
10 Nació el 24 de julio de 1923 en Hazebrouck Nord, Francia. Ingresó a la Compañía de Jesús, doctor en
Sagrada Escritura por el Pontificio Instituto Bíblico, Roma
11 Cf, http://www.rodin.org.mx/patrologia/pac/pa08.html
12 SESBOUE, Bernard, Jesucristo único mediador (tomo I), p. 105
13Juan Pablo II, Encíclica Redemptoris Missio, sobre la permanente validez del mandato misionero,
Roma, 1990. nº 5
14 Cf. Idem
15 Declaración Dominus Iesus - La Santa Sede, en
www.vatican.va/.../rc_con_cfaith_doc_20000806_dominus-iesus_sp.htm, nº 13
16Juna Pablo II. Catequesis sobre el credo, Creo en Jesucristo, Ediciones Palabra, Madrid 1998, p. 95 en
http://books.google.com.mx/books/about/Creo_en_Jesucristo.html?id
17 Idem
18 Decreto, sobre la actividad misionera de la Iglesia ad gentes, Roma, 1965, nº. 1
19 Juan Pablo II, Enc Redemptoris Missio, nº 9
20 La frase latina Extra Ecclesiam nulla salus significa: "Fuera de la Iglesia no hay salvación". Es un
dogma de la Iglesia católica, definido en la forma, "es absolutamente necesario para la salvación de toda
criatura humana que esté sujeta al Romano Pontífice" (bula Unam Sanctam del Papa Bonifacio VIII, año
1302). También aparece en la profesión de fe del Cuarto Concilio de Letrán: "Una, más que nada, es la
Iglesia Universal de los fieles, fuera de la cual nadie está salvado". Supone una versión modificada de la
frase de Cipriano de Cartago: Extra ecclesiam salus non est.
21 Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, nº 10
22 Cf. Declaración Dominus Iesus, nº 16
23 Idem
24 Cf. Juan Pablo II, Enc. Redemptoris missio, nº 36
25 Ibidem, nº 6
26 Ibidem, nº 11
27 Declaración Dominus Iesus, nº 99

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