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Este documento contiene varios microcuentos cortos para niños. El primero trata de una niña cuyos deseos de volar como el viento son escuchados por un mago, transformándola en ramas secas. El segundo habla de un gorrión que viaja miles de kilómetros para posarse en la rama de acebo más bella. El tercero describe a un niño descalzo observando la Navidad. El cuarto presenta a una niña que despierta y encuentra a su nueva mascota, un perro llamado Pipo.
Este documento contiene varios microcuentos cortos para niños. El primero trata de una niña cuyos deseos de volar como el viento son escuchados por un mago, transformándola en ramas secas. El segundo habla de un gorrión que viaja miles de kilómetros para posarse en la rama de acebo más bella. El tercero describe a un niño descalzo observando la Navidad. El cuarto presenta a una niña que despierta y encuentra a su nueva mascota, un perro llamado Pipo.
Este documento contiene varios microcuentos cortos para niños. El primero trata de una niña cuyos deseos de volar como el viento son escuchados por un mago, transformándola en ramas secas. El segundo habla de un gorrión que viaja miles de kilómetros para posarse en la rama de acebo más bella. El tercero describe a un niño descalzo observando la Navidad. El cuarto presenta a una niña que despierta y encuentra a su nueva mascota, un perro llamado Pipo.
Antonio J. Sánchez (Poeta) - ¡Quisiera ser libre como el viento, y moverme como las hojas acariciadas al sol!-, exclamó una Paseaba despacio por la exposición de pintura, inocente y joven niña, ajena a que sus deseos contemplando brevemente cada cuadro. De habían sido escuchados por un mago obediente y pronto se detuvo fascinado: aquella imagen sí, muy trabajador. aquello era verdadero arte: los colores, las Y así, poco a poco, los cabellos de la joven en texturas, los juegos de luz y sombra. Permaneció ramas secas convirtieron. allí, absorto, no supo cuánto tiempo, disfrutando cada detalle. Al fin, un conserje le tocó suavemente un hombro: era la hora de cerrar. Así El acebo y el gorrión que dejó de mirar por la ventana y se dirigió hacia la salida. Miles de kilómetros recorrió un pequeño gorrión, para posarse sobre la rama de acebo más bella Al día siguiente del mundo. Carmen Ramos (Escritora) Y sobre ella, esperó y esperó al amor verdadero, el romántico gorrión. Intenté alargar el dedo gordo del pie un poco, pero no alcanzaba. Estiré entonces el pie todo lo que pude y sí, ahora sí lo sentía: primero las La Navidad sábanas algo calientes, luego su respiración pausada y al fin una patita peluda, su hocico El niño de los pies descalzos observaba la húmedo. Sonreí, no había sido un sueño: los Navidad, con toda su gente apresurándose entre Reyes Magos me habían traído a Pipo. las calles. Percibía sus rostros coléricos y nerviosos, mientras pisoteaban y empujaban a los La libertad Gracia Iglesias (Escritora y dinamizadora cultural) descalzos con sus regalos… Entonces, fue consciente de la pobreza de aquella A la de una…, a la de dos… y a la de… ¡TRES! gente. Retiró el cestillo, se sonrió, y se deseó la Cerró los ojos y se lanzó. En cuanto sus piececitos mejor de las navidades posibles. tocaron el agua el miedo se disolvió en un remolino de burbujas y comenzó a nadar feliz y completamente libre como un pequeño pez. ¿Los La soberbia manguitos? Bueno, ese es un detalle sin importancia. ¿Acaso los pececitos no usarían ¡Tengo la habitación más triste del mundo! – ruedines si aprendieran a andar en bicicleta? Espetó la niña llorosa en su enorme cuarto lleno de innumerables juguetes… SoñaDORA Y la soberbia se la comió. Mar Pavón (Escritora)
Dora era una niña que se pasaba los días
soñando. Todo iba bien hasta que empezó a soñar también por las noches. Al poco tiempo, se fue al cielo. Concretamente, a las nubes. Y allí sigue, soñando de día y de noche ininterrumpidamente, y, de vez en cuando –solo de vez en cuando–, vuelve en sí para echar un sueñecito.