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El Papa Francisco deja una tarea:

Reflexionar los capítulos 5 y 25 de San


Mateo
VATICANO, 06 Ago. 14 / 09:41 am (ACI/EWTN Noticias).- Este miércoles,
Fiesta de la Transfiguración del Señor, el Papa Francisco retomó las
audiencias generales para invitar a los católicos a reflexionar los capítulos 5 y
25 del Evangelio de San Mateo, los cuales contienen el camino para la
verdadera felicidad y las preguntas que Cristo hará a sus discípulos el día del
juicio final.

“Hoy, la tarea es leer el quinto capítulo del Evangelio de Mateo en donde están
las Bienaventuranzas y también leer el vigésimo quinto, en donde está el
protocolo, las preguntas que nos harán el día del juicio”, señaló el Papa a los
fieles, a quienes dijo que así como se aprenden los Diez Mandamientos, el
católico debe guardar en su corazón las Bienaventuranzas” porque “son el
camino hacia la verdadera felicidad, que también nosotros podemos recorrer
con la gracia que Jesús nos dona”.

Desde el Aula Pablo VI, Francisco afirmó que “la nueva alianza consiste
precisamente en esto: en el reconocerse, en Cristo, envueltos por la
misericordia y la compasión de Dios”.

A continuación el texto completo de la catequesis gracias a la traducción de


Radio Vaticana.

La Iglesia

Nueva Alianza y Nuevo Pueblo

Queridos hermanos y hermanas,

En las catequesis precedentes hemos visto cómo la Iglesia constituye un


pueblo, un pueblo preparado con paciencia y amor por Dios, y al cual todos
estamos llamados a pertenecer. Hoy quisiera destacar la novedad que
caracteriza a este pueblo, hay una novedad que la caracteriza: se trata
realmente de un pueblo nuevo, que se funda en la nueva alianza establecida
por el Señor Jesús con el don de su vida. Esta novedad no niega el camino
anterior ni se contrapone a él, sino lo lleva hacia adelante, lo lleva a
cumplimiento.
1. Hay una figura muy significativa, que hace de bisagra entre el Antiguo y el
Nuevo Testamento: la de Juan el Bautista. Para los Evangelios Sinópticos es el
“precursor”, el que prepara la venida del Señor, predisponiendo al pueblo a la
conversión del corazón y a la acogida de la consolación de Dios, ya cercano.
Para el Evangelio de Juan es el “testigo”, ya que nos permite reconocer en
Jesús Aquel que viene de lo alto, para perdonar nuestros pecados, y para
hacer de su pueblo su esposa, primicia de la nueva humanidad. Como
“precursor” y “testigo”, Juan el Bautista juega un papel central al interno de toda
la Escritura, en cuanto hace de puente entre la promesa del Antiguo
Testamento y su cumplimiento, entre las profecías, y su realización en
Jesucristo. Con su testimonio Juan nos indica a Jesús, nos invita a seguirlo, y
nos dice en términos inequívocos que esto requiere humildad, arrepentimiento
y conversión. Es una invitación que hace ¿no? A la humildad, al
arrepentimiento y a la conversión.

2. Como Moisés había pactado la alianza con Dios, en virtud de la ley que
recibió en el Sinaí, así Jesús, desde una colina junto al lago de Galilea, entrega
a sus discípulos y a la multitud una nueva enseñanza que comienza con las
Bienaventuranzas. Moisés da la ley en el Sinaí, y Jesús, el “nuevo Moisés” da
la ley en aquel monte, a orillas del lago de Galilea. Las Bienaventuranzas son
el camino que Dios indica como respuesta al deseo de felicidad inherente al
hombre, y perfeccionan los mandamientos de la Antigua Alianza. Estamos
acostumbrados a aprender los Diez Mandamientos - seguramente todos
ustedes los saben, en catequesis los hemos aprendido. Pero no estamos
acostumbrados a repetir las bienaventuranzas. Probemos ahora a recordarlas y
grabarlas en nuestros corazones. Hagamos una cosa: yo diré una después de
la otra. Yo digo una y ustedes harán la repetición, ¿de acuerdo? Primera:

Bienaventurados los pobres de espíritu,

porque de ellos es el reino de los cielos.

(R: Bienaventurados los pobres de espíritu,

porque de ellos es el reino de los cielos).

Bienaventurados los que lloran,

porque ellos serán consolados.

(R: Bienaventurados...)

Bienaventurados los mansos,


porque ellos heredarán la tierra.

(R: Bienaventurados...)

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,

porque ellos serán saciados.

(R: Bienaventurados...)

Bienaventurados los misericordiosos,

porque ellos alcanzarán misericordia.

(R: Bienaventurados...)

Bienaventurados los limpios de corazón,

porque ellos verán a Dios.

(R: Bienaventurados...)

Bienaventurados los pacificadores,

porque ellos serán llamados hijos de Dios.

(R: Bienaventurados...)

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,

porque de ellos es el reino de los cielos.

(R: Bienaventurados...)

Bienaventurados ustedes cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se


los calumnie en toda forma a causa de mí. Los ayudo: Bienaventurados
ustedes cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en
toda forma a causa de mí.

Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran


recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que
los precedieron.

(R: Alégrense y regocíjense…)


¡Muy bien! Pero hagamos una cosa, les doy una tarea, una tarea para hacer en
casa: tomen el Evangelio, el que llevan con ustedes – recuerden que deben
llevar siempre un pequeño Evangelio con ustedes, en el bolsillo, en la bolsa,
¡siempre! –o aquél que tienen en casa. Llevar el Evangelio y en los primeros
capítulos de Mateo, en el cinco, están las Bienaventuranzas. Y hoy, mañana,
en casa, léanlas, ¿eh? ¿Lo harán? (responden sí) ¡Para no olvidarlas porque
son la ley que nos da Jesús! ¿Lo harán? (responden sí) ¡Gracias!

En estas palabras está toda la novedad traída por Cristo: toda la novedad de
Cristo está en estas palabras. En efecto, las Bienaventuranzas son el retrato de
Jesús, su modo de vida; y son el camino hacia la verdadera felicidad, que
también nosotros podemos recorrer con la gracia que Jesús nos dona.

3. Además de la nueva ley, Jesús nos entrega también el “protocolo” con el que
seremos juzgados – porque en el fin del mundo seremos juzgados - y, ¿cuáles
serán las preguntas que nos harán allá? ¿cuáles serán éstas preguntas? ¿cuál
es el protocolo con el cual el Juez, nos juzgará? Es aquel que encontramos en
el vigésimo quinto capítulo del Evangelio de Mateo. Veinticinco. Hoy, la tarea
es leer el quinto capítulo del Evangelio de Mateo en donde están las
Bienaventuranzas y también leer el vigésimo quinto, en donde está el
protocolo, las preguntas que nos harán el día del juicio.

No tendremos títulos, créditos o privilegios que excusar. El Señor nos


reconocerá si a nuestra vez nosotros lo habremos reconocido en el pobre, en el
hambriento, en los indigentes y marginados, en quien sufre y está solo... Este
es uno de los criterios fundamentales para la verificación de nuestra vida
cristiana, con el que Jesús nos invita a medirnos cada día.

Yo leo las Bienaventuranzas, pienso cómo debe ser mi vida cristiana…y luego
hago el examen de conciencia con este capítulo veinticinco de Mateo. Cada
día: hice esto, hice esto, hice aquello. Nos hará bien ¿eh? Son cosas simples,
¡pero concretas!

Queridos amigos, la nueva alianza consiste precisamente en esto: en el


reconocerse, en Cristo, envueltos por la misericordia y la compasión de Dios.
Esto es lo que llena nuestro corazón de alegría, y esto es lo que hace de
nuestra vida un testimonio bello y creíble del amor de Dios por todos los
hermanos que encontramos cada día. Recuérdense las tareas, ¿eh? Capítulo
quinto de Mateo, y capítulo veinticinco, de Mateo. ¡Gracias!

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