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, [BIBLIOTECA Ae UIveRSIDAD ; EMPRESARIAL SIGLO. VEINTIUNO 1. LA CULTURA POLITICA JAUME MAGRE FERRAN Profesor de Ciencia Politica y de la Administracién de la Universitat de Barcelona ENRIC MARTINEZ HERRERA Profesor de Ciencia Politica y de la Administracion de la Universitat Pompeu Fabra SuMARiO: |. Contexto histérico y metodolégico.—II._ El concepto de la cultura politica. 1. Las per- cepciones subjetivas de la politica. A) El ambito de la subjetividad. B) Las actitudes. C) Las orienta- ciones y los objetos politicos. 2. La dimensién colectiva de las orientaciones.— II]. Transmisién y cambio de la cultura politica: la socializacién politica. 1. La socializaci6n politica. 2. Los agentes de socializacién politica. A) La familia. B) La escuela. C) Los medios de comunicacién.—IV. El es- tudio de la cultura politica. 1. Las orientaciones hacia el sistema politico en general. A) Orientacio- nes hacia el régimen. B) Orientaciones hacia la comunidad politica. C) La confianza interpersonal 2. Orientaciones relativas al propio papel en Ia politica. A) El interés politico subjetivo. B) La eficacia politica subjetiva. C) Movilizacién cognitiva. 3. Orientaciones hacia el proceso de entrada. A) La di- mension izquierda-derecha. B) La dimensién nacionalista. C. La dimensi6n materialismo/postmate- rialismo. 4, Orientaciones hacia el proceso de salida. A) La confianza en el gobiemno.—V. El papel de la cultura politica. 1. La cultura civica. 2. El cambio cultural en las sociedades industriales avan- zadas. Bibliografia. {Cémo es posible que en algunos paises occidentales las monarquias hayan so- brevivido a las revoluciones contemporaneas manteniendo la adhesion popular? ,A qué obedece el resurgir de los fenémenos nacionalistas? ;Por qué motivo en Espa- ia, tras cuarenta afios sin elecciones libres, se ha reproducido el mapa electoral de la Segunda Reptblica? Con insistencia a través del tiempo, a veces incluso cuando las condiciones es- tructurales han cambiado, los miembros de una comunidad o grupo politico mani- fiestan comportamientos sorprendentemente similares. No es extrafio entonces que en la historia del pensamiento siempre haya estado presente, de una forma u otra, la idea de un conjunto de valores y creencias politicos compartidos por una deter- minada comunidad y su importancia en el funcionamiento y evolucién del sistema politico (Verba, 1965: 514; Almond, 1989: 4). Los antecedentes de la nocién de cultura politica se remontan a la antigiiedad clasica —desde Platén y Aristételes hasta Plutarco— y seria posible recorrer en el tiempo el conjunto de nociones que le son afines —los conceptos de moral y reli- gién en Maquiavelo o la idea de costumbre y moral en Rousseau—. Sin embargo, cabe calificar el cardcter de estas concepciones como literario, impresionista e in- 1263] 264 EL PROCESO POLITICO EN LAS DEMOCRACIAS tuitivo. En contraste, el enfoque de la cultura politica pretende tratar la relacidn en- tre cultura y politica con un procedimiento cientifico. I. CONTEXTO HISTORICO Y METODOLOGICO Pese al interés que despiertan las concepciones precursoras, aqui importa sefi: lar que es principalmente en la década de los afios sesenta cuando aparecen los pri- meros estudios sobre la cultura politica en sentido estricto. Hay, como minimo, dos conjuntos de factores que ayudan a comprender la notable proliferacién de estos es- tudios: la coyuntura politica y el contexto intelectual en las ciencias sociales. En lo concerniente a la situacién politica, la Segunda Guerra Mundial ha sido una experiencia traumatica que las ciencias sociales deben explicar. La preocupa- cién por el ascenso de los totalitarismos, el trégico colapso de la democracia en Ita- lia y Alemania, y, en menor medida, la inestabilidad de la Tercera Republica fran- cesa en la posguerra, estimula investigaciones centradas en el estudio de los fundamentos del sistema democratico y los mecanismos necesarios para su correc- to funcionamiento. En este periodo histérico se produce, ademas, la descoloniza- cién y el nacimiento de nuevos sistemas politicos en Asia y Africa, con una multi- tud de procesos de desarrollo politico-social y de instauracién de regimenes democriticos, situaciones que también exigen un estudio profundizado sobre los re- quisitos para la estabilidad de los sistemas democraticos. Sin embargo, en la tra nal y dominante escuela formalista-legalista de la ciencia politica se hace patente una cierta incapacidad para dar cuenta de los cam- bios y la rapidez con que se producen, ya que su enfoque consiste principalmente en el estudio de las instituciones politicas formales. Se hace necesario aproximarse a esas nuevas situaciones con un instrumental conceptual diferente al empleado has- ta entonces (Verba, 1965: 512). El utillaje alternativo se hallar4 en una importante renovacidn metodoldgica que acontece en el seno de las ciencias sociales. Los métodos de investigacién social estén adquiriendo un répido desarrollo y despliegue, con innovaciones, segtin Al- mond (1989: 15-16), en dos direcciones complementarias. De un lado, el perfec- cionamiento de las técnicas estadisticas de inferencia no sdlo permite recoger da- tos representativos de grandes poblaciones, sino también pasar de la simple descripcién de los resultados a andlisis mas sofisticados. De otro lado, la mejora en los proce- dimientos de la entrevista y el desarrollo de sistemas objetivos de valoracién y téc- nicas de medicién facilitan la organizacién de las respuestas de los entrevistados con criterios homogéneos. Asimismo, el interés por la cultura politica y por la utilizacién de estas nuevas técnicas de investigacién se ubica en el marco de la revolucién behaviorista en las ciencias sociales y los desarrollos tedricos derivados de los planteamientos funcio- nalista y sistémico. Es natural, pues, que el paradigma de la cultura politica esté in- timamente relacionado con estas corrientes de pensamiento y andlisis. Estos lazos son importantes, ya que, de un lado, el behaviorismo atribuye gran importancia a las discusiones sobre el método cientffico y las técnicas mas apropiadas para la in- vestigaci6n en las ciencias sociales. Por su parte, el funcionalismo parte del supuesto te6rico de que las pautas o patrones sociales mas importantes contribuyen a man- tener la adaptaci6n del sistema a situaciones cambiantes. Por consiguiente los es- LA CULTURA POLITICA 265 tudios de 6ptica funcionalista intentan descubrir qué condiciones han de cumplirse para que el objeto de estudio permanezca estable. El enfoque sistémico, finalmen- te, pone énfasis en las relaciones entre los distintos sistemas sociales, y més con- cretamente en las transacciones del sistema politico con su entorno, permitiendo ubicar la cultura politica en sus relaciones con la estructura politica y con el siste- ma social en su conjunto. En esta coyuntura politica y con este ambiente intelectual, a finales de los afios cincuenta y principios de los sesenta se realiza el primer gran estudio de cultura po- Iitica, con una gran encuesta realizada en cinco paises (Estados Unidos, Gran Bre- tafia, Alemania, Italia y México) escogidos como ejemplos de situaciones diferen- tes en el desarrollo econémico, social y politico. Emprenden la investigacién Gabriel Almond y Sidney Verba, quienes, adaptando una variante concreta del concepto an- tropoldégico de «cultura» con arreglo a las necesidades de la ciencia politica (Bey- me, 1977: 253), se cuentan entre los primeros politdlogos en utilizar el término de «cultura politica» para definir el ambito y el papel de las dimensiones colectivas de las percepciones subjetivas de la politica. Tras la formulacién de Almond y Verba el concepto de cultura politica recibe un amplio desarrollo y difusién. Empero, como contrapartida y precisamente por su éxito, demasiado a menudo es empleado inapropiadamente como «concepto pa- raguas» en el que cobijar cualquier aspecto no institucional de la politica (Lane, 1992: 363), nociones que no corresponden al significado preciso de la formulacién inicial. Y a medida que se proponen otras se hace visible la dificultad de hallar una perspectiva teérica mejor. Il. ELCONCEPTO DE LA CULTURA POLITICA Para examinar el concepto de «cultura politica» optamos por analizar la formu- lacién clésica de Almond y Verba, que servird de hilo conductor. Parece acertado presentarla en dos secuencias a partir de sendas definiciones clave, una primera re- ferente a las orientaciones subjetivas y una segunda sobre su dimensién colectiva. 1, LAS PERCEPCIONES SUBJETIVAS DE LA POLITICA Por una parte los autores precisan: empleamos el concepto de cultura politica en uno solo de sus muchos significados: en el de orientacién psicolégica hacia objetos politicos (Almond y Verba, 1970: 30). En esta primera definicién se explicitan tres de los principales elementos que conforman el concepto de cultura politica: A) El dmbito de la subjetividad En primer lugar, la cultura politica hace referencia al ambito subjetivo de la politica. Tal como indica Pye (1977: 323), «es la manifestacidn, en forma con-

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