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dictadura militar en Argentina (1976-1983). Siguió en línea con los otros países del Cono Sur,
tras los golpes de estado en Uruguay y Chile en 1973 y los regímenes militares en el poder en
Paraguay desde el año 1954 y en Brasil desde 1964. Los meses previos al golpe militar en
Argentina marzo de 1976 fueron claves para la estrategia de FF en el país por varias razones.
Primero, dada la crisis institucional universitaria, el deterioro de la relación con el ITDT, y la
creciente violencia política en el país (incluyendo una bomba encendiera puesta en la puerta de la
oficina de la FF en Buenos Aires)1, la FF tomó la decisión de cerrar su oficina en la capital
argentina en 1975. Estos eventos formaron parte de una estrategia más amplia de la FF en el
transcurso del mismo año, cuando empezó a cerrar todas las oficinas regionales a lo largo del
continente latinoamericano, concentrando sus sucursales en dos oficinas regionales, con una
oficina en Lima, Perú, y la otra en Santiago, Chile, desde donde dirigirían todos los asuntos
latinoamericanos a partir de la fecha (CITATION). En 1975, La Fundación redujo el número de
oficiales en América Latina de 44 a 16, así como lo hizo también con el presupuesto destinado
para las ciencias sociales, el cual bajó de 12 millones de dólares a 4 millones. (CITATION). Esta
estrategia continuaba aplicando en línea con las de las otras grandes fundaciones filantrópicas
que empezaron a disminuir sus contribuciones financieras y técnicas a las ciencias sociales de
manera significativa durante los años 70 y, en algunos casos, fueron suspendidas por completo.
(CITATION). Como veremos en este capítulo, sin embargo, a pesar de la disminución en la
cantidad total de fondos otorgados por la FF en comparación con la década previa, el interés de
la FF en el tema de las ciencias políticas no disminuyó, así como tampoco la importancia de sus
contribuciones para el desarrollo de esta disciplina en el país.
Esta época es importante para la FF también ya que su enfoque fue redireccionado hacia
la creación de una red de centros académicos privados (CAPs) como un destino para su
financiamiento dado que los militares habían tomado el control de las universidades argentinas y
no existía otra institución en la cual se pudiese realizar investigaciones académicas
independientes. A partir de aquel entonces, los CAPs se convirtieron el ámbito donde
comenzaría a gestarse un nuevo modelo institucional para la realización de estas actividades2. La
1
07500300, Nita Manitzas a Peter Bell “Individual Research Awards in the Social Sciences, Argentina”, 31 de
mayo 1973.
2
07500550, 14 de julio 1981, Oscar Oszlak, “Informe Final para la Fundación Ford”.
crisis histórica-estructural del sistema científico universitario de Argentina, como un producto
del intervencionismo autoritario, resultó ser uno de los factores motores y explicativos
fundamentales para la consolidación de estos centros académicos extrauniversitarios3. Es
importante para nuestro análisis ya que, según Nora Pagano (2004), “la obturación de espacios
académicos públicos arrojó a una cantidad de intelectuales a otros alternativos que, en
retrospectiva y con las salvedades del caso, podrían considerarse conceptualmente como los
ancestros de los think tanks que posteriormente se fueron delineando”4. Los intelectuales
argentinos que gestionaron estos nuevos CAPs fueron los mismos que habían sido financiados
por la FF previamente para estudiar en las universidades más prestigiosas de los EEUU y
Europa.
3
Morales Martín y Algañaraz (2015), p. 242.
4
Pagano (2004), p. 160
explorando el proceso de cómo llegaron a formar parte de la nueva élite intelectual del país, y
analizando el papel que jugó la FF en dicho proceso. A través de este análisis, buscamos hacer
algunas observaciones y generalizaciones sobre la formación educativa y profesional de los
intelectuales seleccionados, examinando los aspectos que les pareció favorables a los oficiales de
la FF y que les facilitó la emergencia como parte de la nueva élite intelectual en el país. Parte de
este análisis incluirá también a los individuos y grupos intelectuales que fueron excluidos de
recibir de subvenciones de la FF, caracterizados por oficiales de la FF como demasiado radicales,
o en algunos casos “anti-intelectuales”, y haremos algunas comparaciones entre ambos grupos.
En la tercera parte, examinaremos el papel del CEDES y el CISEA como parte de una red
de CAPs interdependientes facilitada por la FF durante estos años. Estudiaremos cómo ambos
centros sirvieron como un lugar de refugio para sus ex-colegas del CIAP, y la importancia de sus
conexiones al circuito regional e internacional en foros importantes como el CLACSO, el
FLACSO, y el CEPAL. Examinaremos la característica de interdependencia entre los centros y
el capital académico y social proporcionado por la producción y reproducción del conocimiento
de sus compañeros de los otros varios centros. Enfocándonos en el CEDES y el CISEA,
estudiaremos los proyectos conjuntos que hicieron durante este período, otra vez examinando los
temas seleccionados y su relevancia en las ciencias políticas.