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Yaku Pérez Guartambel: Soy

un hombre del campo


Nuevo prefecto del Azuay dice ser un “chacarero”, es saxofonista y ha escrito
siete libros.
14 abril, 2019
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Yaku Pérez junto a sus mascotas y su hija menor Asiry en el patio de su casa.

Por: Pablo Vallejo I.


pvallejo@elmercurio.com.ec
Fotos: Patricio Saquicela
y Pablo Vallejo

La defensa del agua ha sido el escudo de armas de Yaku Pérez


Guartambel, prefecto electo del Azuay, quien confiesa que su labor inició
a los cuatro años de edad, cuando tenía que recorrer una larga distancia
para acarrear agua hasta su casa, en la parroquia Tarqui (sur de
Cuenca).
Abogado de profesión, con cuatro posgrados, dirigente nacional de la
Ecuarunari por dos periodos, actualmente presidente de la Coordinadora
Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI), es parte del currículo del
nuevo Prefecto.
Músico, pues es saxofonista ya que estudió cuatro años en el
conservatorio “José María Rodríguez”, autor de siete libros, son algunas
de las facetas del hombre quien fue una de las sorpresas en las pasadas
elecciones.
¿Pero quién es Yaku Pérez, el defensor del agua, padre, profesional, ser
humano?
“Sobre todo soy un chacarero…”, afirma sonriente en el sofá de su casa.
Lo acompaña la menor de sus dos hijas, Asiry (que en quichua significa
sonrisa), de 14 años.
Ñusta (princesa), de 20 años, no se encuentra en la casa, pues tuvo
clases en la universidad. La rutina de Yaku Pérez, quien tiene 50 años,
empieza a las 05:00, hora ideal para escribir, cuenta. Luego, de 06:00 a
07:00 practica Yoga y sale a trotar.
“Hago yoga todos los días. Eso me equilibra la mente, el cuerpo y sobre
todo el espíritu, y hace que frente a tantos ajetreos de la vida me
mantenga equilibrado”, menciona.
Además, unas tres veces por semana va a “saludar al agua” en el río.
A esto se suman los partidos de ecuavóley y campeonatos de fútbol los
fines de semana.
Menciona que no puede vivir sin el mote, el aguacate, frutas y jengibre,
pues la carne no es parte de su dieta, “solo cuando visito las
comunidades…”. Sus hijas tampoco son amantes de la carne.

Familia

Yaku Pérez cuenta que gusta salir a jugar con sus hijas, incluso a Asiry
le gusta el fútbol, voleibol, danza aérea, pero también disfrutan de
juegos de mesa y otros.
Tratan siempre de desayunar juntos y en la cocina, Yaku comenta que él
es quien cocina más “pero también ellas”.
“El que llega primero cocina…”, aunque señala que las comidas que
preparan son rápidas. Un mote pillo, aguacates y frutas, conforman los
platillos.
El desayuno lo preparan como reyes, al medio día una prima les ayuda
con el almuerzo y en la noche comen muy poco.
Entre los miembros de su familia están dos perros, con los que salen a
trotar juntos. Además tienen un gato que es el “novio” de Asiry.
Respecto a si tendrá que dejar de lado sus actividades para dedicarse a
la Prefectura, comenta que sí tendrá tiempo, porque cuando estaba en la
dirigencia nacional de la Ecuarunari, se daba tiempo para todo.
Así que tratará de planificar bien sus actividades para poder abarcar con
todo. Tal vez tenga que dejar la escritura, porque demanda mucha
concentración.
“Lo bueno es que yo me despierto temprano, en el campo se despierta a
las cinco de la mañana”, indica, y esto le ha servido para cumplir con
todas sus actividades diarias. (I)

“Ni rey ni santo”

“Hasta por el agua me cambié el nombre”,


mencionó Yaku Pérez Guartambel en una de
sus declaraciones en los medios de
comunicación.
Al respecto, él manifiesta que su proceso de
decolonización epistemológica inició hace
mucho tiempo, pero se profundizó en la
Ecuarunari, ya que estuvo en lugares
recónditos a donde “nunca ha llegado un
dirigente nacional…”.
Una de las aficiones del nuevo Prefecto
es la música, ejecuta el saxofón. Ahí se dio cuenta que era necesario la
plurinacionalidad, la interculturalidad, la libre determinación y que los
históricamente excluidos deben liberarse.
“Empecé a reflexionar y dije: yo Carlos. Pero Carlos son solo los santos y
los reyes…” y fue cuando se enteró que en casi toda Europa existieron
muchos Carlos que fueron reyes. “Yo rey no soy ni seré jamás… tampoco
soy santo…”.
Eso lo llevó a pensar que debía llevar un nombre cañari y al estar
vinculado toda la vida al agua, decidió llamarse Yaku, que en quichua
significa “agua”.
Y fue así que el 8 de agosto de 2017, el Día Internacional de los Pueblos
Indígenas, se cambió el nombre junto a 12 personas más. (I)
Cecilia Méndez, viceprefecta
con una visión académica

Cecilia Méndez, socióloga y docente


universitaria, de 57 años, es la viceprefecta
que acompañará a Yaku Pérez Guartambel.
Se describe como una mujer cuya
trayectoria política ha estado vinculada a los
movimientos sociales y partidos políticos
desde que tenía 13 años, pues a esa edad
se unió al Movimiento Campesino del Azuay,
instancia fundadora de la Ecuarunari.
“Uno de los elementos que me vinculó a la
lucha social fue la protesta de las mujeres
Cecilia Méndez, viceprefecta, es docente
investigadora en la Universidad de Cuenca.
de El Valle por la basura, en la época que
esta parroquia era el basurero de Cuenca…”, señala.
Docente investigadora y profesora de seis materias en la Universidad de
Cuenca, tiene dos diplomados, dos maestrías, una candidatura doctoral,
artículos publicados en revistas indexadas, comenta que asume su cargo
de viceprefecta con satisfacción y calma. “Es la primera vez que estoy en
un cargo político…”.
Ahora la premisa de Méndez es cumplir lo ofrecido, de lo contrario
“estaríamos pasando como charlatanes…” y esa no es la intención.
Al ser una propuesta que fue antiminera considera que habrá presión en
términos de erogación de recursos hacia la Prefectura. Sin embargo,
asevera que se cobijarán en el movimiento social, gracias a las
capacidades organizativas del pueblo.
“Iremos al seno del pueblo para desde ahí levantar sus necesidades,
priorizarlas, mirar cuáles son posibles y cuáles pueden cumplirse a
mediano plazo…”, dice y agrega que lo importante es partir de las
necesidades de la población.
Para la docente el pueblo y los medios de comunicación deberán vigilar
“que fuimos un binomio electo, dos los elegidos” y que la ciudadanía
está cansada de las peleas patrimoniales y políticas.
Méndez aclara que continuará enseñando y su trabajo lo ejecutará desde
la academia, sin descuidar, claro, las obligaciones que le esperan.
Con 30 años de casada, tiene tres hijos y un nieto, comenta que su
familia está consciente del camino que le espera. “Tenemos que ser
humildes y sabios para tender puentes hacia todos los sectores sociales
del Azuay…”, concluye. (I)

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