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i.) ¿Cuáles son las principales tesis que sostiene Sartre en el existencialismo es un
humanismo?
En primer lugar, Sartre define al existencialismo como “una doctrina que hace posible la
vida humana y que, por otra parte, declara que toda verdad y toda acción implica un medio
y una subjetividad humana”1. Dicha filosofía ha sido sumamente criticada por los marxistas
y los cristianos por dos razones fundamentalmente: i.) se le ha reprochado al existencialismo
ser una filosofía “quietista”2 y de la contemplación3, pero si el existencialismo –como afirma
Sartre– es una filosofía que hace posible la vida y tiene como fin la acción, sería, por el
contrario, una filosofía que impulse al acto pues solo hay realidad humana en él (dado que el
1
Sartre, el existencialismo es un humanismo, pág. 1
2
El quietismo es una actitud de la gente que dice: los demás pueden hacer lo que yo no puedo, por lo tanto, es
mejor no hacer nada.
3
Esta contemplación surge cuando el hombre se encuentra con la angustia producida por la libertad humana.
Cuando el hombre está solo, confrontándose frente a su propia existencia y reconoce que no es más que lo que
ha construido de sí mismo y que solamente depende de sus acciones entiende la carga que lleva sobre sus
hombros.
2
Estos reproches llevaron a Sartre a dar tan famosa conferencia, cuyo objetivo fue limpiar
al existencialismo de las críticas que se le fueron formando y, con ello, aclarar los
fundamentos y principales tesis del existencialismo. Ésta postura filosófica –que defiende
Sartre profundamente– al parecer, genera angustia en las personas, en especial a los creyentes
y a los cristianos porque deja una posibilidad de elección al hombre, es decir que no existe
ningún fin en la vida (más que el que nosotros le otorgamos), ningún dios y ningún destino.
El hombre es un ser que está arrojado en un constante devenir sin rumbo fijo, el cual lo obliga
(incesantemente) a elegir, condenándolo a la elección, la angustia y la libertad.
De esta manera, Sartre parte a explicar su existencialismo. Para ello, muestra que el
existencialismo tiene dos ramas o corrientes distintas: el existencialismo cristiano
(representado principalmente por Karl Jaspers y Gabriel Marcel) y el existencialismo ateo
(representado por Heidegger, los franceses y él inscribe a si mismo). El existencialismo que
busca definir y defender será, como muchos sabemos, el ateo. Este tipo de existencialismo
declara que si Dios no existe, no hay ninguna esencia en el hombre establecida a priori, es
decir que no hay ningún ser en el mundo cuya esencia preceda a su existencia o, dicho de
otro modo, no hay ninguna naturaleza humana. Por el contrario, si no existe ningún dios,
ningún destino, ningún fin en la vida, el hombre es un ser en el que su existencia precede a
la esencia, o sea, el hombre es un ser que nace libre, sin ninguna esencia a priori
(predeterminada), es un ser empieza por estar en el mundo pues fue arrojado y vomitado a
la existencia sin ningún motivo y lo que hace con su vida es lo que la define. En palabras de
Sartre: “el hombre no es otra cosa que lo que él se hace… este es el primer principio del
existencialismo”4. El hombre es su propio proyecto, un proyecto que se vive en la
subjetividad porque nadie puede elegir por nosotros. Nosotros somos nuestros propios
escultores y artífices de nuestra vida, somos responsables de hacer de nuestra existencia
4
Sartre, el existencialismo es un humanismo, pág. 4.
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nuestra propia obra de arte –o no–, seremos lo que queramos ser o hacer de nosotros mismos,
El llamado de Sartre, y del existencialismo, será el de vivir auténticamente.
Asimismo, Sartre dirá que cada vez que elegimos algo, condenamos (hipotéticamente) a
toda la humanidad a nuestra elección. Como Sartre expresa: “en efecto, no hay ninguno de
nuestros actos que, al crear al hombre que queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen
del hombre tal como consideramos que debe ser”5. Por ello, la libertad y la responsabilidad
a las cuales el hombre esta arrojado son sumamente angustiosas. Por lo tanto, Sartre define
genialmente al hombre de la siguiente manera: “el hombre es angustia”6. Asumir todo el peso
de nuestra existencia significa que está siempre en nuestras manos y no podemos no elegir
moldearla, puesto que no elegir, también es una elección. Elegir entonces se vuelve algo
sumamente angustioso.
Las personas que deciden no sentir la angustia (que todo hombre debe sentir en su vida)
son personas a las cuales Sartre denomina personas de “mala fe” dado que huyen de su
responsabilidad de elección. Son hombres cobardes que no deciden hacerle frente al peso de
la existencia misma. Si llegan a elegir, eligen pensando que solamente se eligen a sí mismos
y sienten que no condenan toda la humanidad, llegando a elegir mal o llegando a obrar mal
Y cuando se les dice: pero ¿si todo el mundo procediera así? Se encogen de hombros y
contestan: no todo el mundo procede así. Pero en verdad hay que preguntarse siempre: ¿qué
sucedería si todo el mundo hiciera lo mismo? Y no se escapa uno de este pensamiento
inquietante [el de elegir] si no por una especie de mala fe. (Sartre, pág. 5)
Las personas de mala fe expresan: es que no soy yo el que quiere actuar así: son las
condiciones, las circunstancias, son los otros quienes me han obligado a actuar de tal modo,
es el contexto, etc., pero nada nos exime a huir de nuestra libertad. El hombre está condenado
a ser libre y por consiguiente, “todo hombre es solamente su libertad”. De esta manera,
debemos aprender a cargar con el peso de nuestras elecciones y de la angustia que eso trae,
es el costo que debemos asumir por nuestra existencia y, aún más, el costo que debemos
querer pagar para vivir auténticamente (claramente, también podemos vivir de manera
5
Sartre, el existencialismo es un humanismo, pág. 4.
6
Sartre, el existencialismo es un humanismo, pág. 5.
4
inauténtica arraigándonos a una religión, por ejemplo). Esta idea está genialmente expresada
en la obra de teatro Las moscas cuando Orestes (el personaje principal) le reprocha a Júpiter
(Zeus o Dios):
Yo no soy ni el amo ni el esclavo, Júpiter. ¡Yo soy mi libertad! Apenas me creaste, dejé de
pertenecerte. […] Tú eres el rey de los dioses, Júpiter, el rey de las piedras y de las estrellas,
el rey de las olas del mar. Pero no eres el rey de los hombres. (Sartre, Las moscas, pág. 28)
Con esto, Sartre quiere expresar que, aún si Dios existiera no cambiaría para nada la
situación del hombre frente a su propia existencia, nada puede salvarlo de sí mismo “así sea
una prueba válida de la existencia de Dios”7 solo por la mala fe, el hombre puede escapar de
sí mismo, como lo hace Electra frente el asesinato de su propia madre, decidiendo no tomar
responsabilidad de sus actos:
Electra: ¡Socorro! Júpiter, rey de los dioses y de los hombres, rey mío, tómame en tus brazos,
llévame, protégeme. Yo seguiré tu ley, seré tu esclava o cualquier cosa; besaré tus pies y tus
rodillas. Defiéndeme contra las moscas8, contra mi hermano, contra mí misma; no me dejes
sola; consagraré toda mi vida a la expiación. Me arrepiento, Júpiter, me arrepiento. (Sartre,
Las moscas, pág. 29-30)
Por último, podemos notar en la conferencia el llamado que nos hace Sartre frente a
nuestra propia existencia y es el de evitar a toda costa la mala fe, a no resguardarnos en la
excusa de Dios, de nuestras pasiones y todo aquello que justifique nuestros actos. El llamado
de Sartre es aceptar que si el mundo es nauseabundo y que no tiene sentido podemos
redimirnos con ante el haciendo de nuestra propia existencia algo autentico.
7
Sartre, el existencialismo es un humanismo, pág. 20.
8
.Según mi interpretación de la obra, Sartre hace una analogía de las moscas con el arrepentimiento. El pueblo
está lleno de moscas (arrepentimiento) y esto se ve en la celebración que el pueblo hace anualmente donde
desean expiar sus pecados con los muertos, aun sabiendo que los muertos no regresan a la vida.
5
Sartre, en la parte final de la conferencia expresa que hay dos clases de humanismo, el
primero el cual define como “una teoría que toma al hombre como un fin y como un valor
superior”9 En donde el hombre es un ser sumamente asombroso, el cual se beneficia de la
empresa humana y de su esplendor. Esta clase de existencialismo, Sartre lo declara como
absurdo puesto que el existencialista nunca toma al hombre como un fin porque precisamente
es un ser que está realizándose todo el tiempo. La otra clase de humanismo es el cual dice lo
siguiente: “el hombre está continuamente fuera de sí mismo; es proyectándose y perdiéndose
fuera de sí mismo como hace existir al hombre, y por otra parte, es persiguiendo fines
trascendentales como puede existir”10. Aquí Sartre adhiere al existencialismo. En éste, el
hombre vive un universo subjetivo (su propia vida) en donde el mismo es legislador de sí,
es su propia ley y su propio fin a realizar. Solamente es en este mundo humano donde el
hombre puede existir (gracias a la libertad humana) sin tener necesidad de Dios, el destino o
una ley que rija su propia vida.
9
Sartre, el existencialismo es un humanismo, pág. 19
10
Sartre, el existencialismo es un humanismo, pág. 19.
6
Sartre en la introducción del Ser y la Nada parte hablando de la idea de fenómeno (desde
la fenomenología de Husserl). En donde expresa que un fenómeno es una aparición de cierto
ser u objeto (dicho objeto en relación con la conciencia se presenta como uno dentro de sus
múltiples e infinitas apariciones) el cual se le revela a la conciencia y -en cierta medida- le
revela algo de su esencia o algo de lo que el fenómeno es. Por lo tanto, Sartre se cuestionará
sobre el Ser o la esencia última de los fenómenos que se le presentan al hombre. Es decir, el
Ser es la condición necesaria por la cual todo fenómeno es y se puede develar en la
conciencia.
proyección general del ser a la conciencia. Dicha ausencia de los fenómenos en la conciencia
será la encargada de generar una visión objetiva del Ser en general. Por lo tanto, para poder
hallar el ser del Ser es necesario hallarlo en su ausencia, o sea, en el no-ser. Aquí se presenta
el problema que considero será el problema general de su obra: la relación entre el Ser y la
Nada. Es decir: ¿Cómo es posible que el no-ser (la nada) pueda ser el fundamento del Ser?
Dicho esto, Sartre diferenciará que el problema suscitado no se da en todos los seres,
sino, solamente en el ser humano. Con ello introduce la diferencia entre el ser-en-sí y el ser-
para-sí. El ser-en-sí dirá, es su propio soporte, no es creado por Dios (es increado), es
objetivo pues si fuese creador por Dios sería creado por una subjetividad divina, es un ser
que no es ni activo, ni pasivo, y no tiene medios ni fines. En últimas, el ser-en-sí, son los
objetos inertes, las cosas que están el mundo. Por ello, Sartre dirá que éste ser es macizo, no
conoce la alteridad (al otro), escapa a la temporalidad y simplemente es (es decir, no se deriva
de otro existente). Por otro lado, está el ser-para-sí. Éste ser necesariamente se define por su
propia acción, es decir, es el ser que para actuar debe estar en libertad; dicho ser es el hombre.
Pero ¿Cómo se da esta libertad para actuar en el hombre y lo diferencia del ser-en-sí?
Asimismo, Heidegger a su vez plantea -cuenta Sartre- que la realidad humana surge en tanto
que está permeada de ser y en tanto que el hombre busca trascender esa realidad. El hombre
capaz de moverse en la nada organizando esa realidad para trascenderla, es decir, solo en la
nada el hombre trasciende al ser y, siendo así, el ser se organiza y reposa en el no-ser. Por lo
tanto, el mundo llega a sostenerse en la nada y el descubrimiento de esta condición del mundo
en el hombre le produce la sensación de angustia.
Esta pregunta se puede responder grosso modo diciendo que la manera en que llega la nada
al hombre es mediante i.) la interrogación y ii.) mediante la libertad o para ser más preciso:
la nada es y se representa en la libertad humana. Por lo tanto, la libertad o la nada es la
infraestructura de la conciencia humana mostrando que no hay ninguna diferencia entre el
ser del hombre y el ser-libre (en este sentido es plausible entender la frase de Sartre que dice:
el hombre está condenado a ser libre, es decir, está condenado a ser hombre o ser el mismo).
Por último, podemos ver como la duda y la interrogación suponen que el hombre es pero
es gracias a la nada (la libertad de conciencia) y gracias a ésta que es capaz de alejarse o de
proyectarse en el mundo y con ello decidir qué hacer. Así, Sartre muestra que la condición
necesaria para que la realidad humana pueda negar el mundo es que la condición humana
lleve dentro de sí la nada (la cual es el fundamento de la negación) y de esta manera, mediante
la libertad y elección, el hombre siempre está proyectándose y realizándose en el mundo.
Precisamente porque el hombre no es nada más que proyección y todo el tiempo está
encargado de su propia existencia. En este orden de ideas, podemos decir (como se dijo al
inicio) que el hombre es un proyecto que se encuentra a medio camino, es realizándose todo
el tiempo, es un proyecto que se vive en su propia subjetividad y, al estar realizándose
constantemente, el hombre “está continuamente fuera de sí mismo; está proyectándose y
perdiéndose fuera de sí mismo (...) está siempre persiguiendo fines trascendentales”. En este
sentido podemos entender al existencialismo como un humanismo. También, podemos ver
9
que el hombre no puede renunciar a ser su propio proyecto pues renunciar a serlo es también
elegir no serlo. Además, si el hombre está siempre proyectándose, quiere decir que el hombre
no es quietud como le reprochaban los marxistas a Sartre sino todo lo contrario. Como lo
expresa su esposa Simone de Beauvoir:
Si el ser de Pirro fuera un ser "en reposo", no podría ni aun soñar con partir; pero sueña: desde
que sueña, ya ha partido. "El hombre es un ser de lejanías", dice Heidegger; está siempre más
allá. No existe ningún punto privilegiado del mundo del cual pueda decir: "Es mío", con
seguridad. Está constitutivamente orientado hacia otra cosa que sí mismo; no es él mismo
sino por relación a otra cosa que él mismo. (...) todo pensamiento, toda mirada, toda
tendencia, es trascendencia (Simone de Beauvoir - ¿Para qué la acción? Pág. 21).
Bibliografía:
SARTRE, JEAN PAUL. Las moscas, traducción: Alfonso Sastre. Formato: José
Javier Torija Rodríguez.