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Conquista del Perú

En dicho encuentro, Atahualpa, que aún celebraba su triunfo sobre Huáscar, fue tomado preso
por los españoles y meses después ejecutado, el 26 de julio de 1533. Posteriormente los
españoles, aliados con los cañaris, chachapoyas y otras etnias hasta entonces vasallas de los
incas, marcharon a Cuzco, la capital del imperio, donde ingresaron el 14 de noviembre de
1533 y proclamaron como nuevo inca a Manco Inca, con la intención de convertirlo en un rey
títere. Pero pronto Manco encabezó una guerra de reconquista, sitiando el Cusco y la recién
fundada ciudad de Lima (1535).
Un autor moderno, José Antonio del Busto, refiere que el primer encuentro de los europeos
con el imperio incaico se habría producido en realidad entre 1524 y 1526, cuando el
portugués Alejo García, junto con un grupo de sus compatriotas atraídos por la leyenda del
“Rey blanco” o Reino de la plata, avanzó desde el Brasil recorriendo los actuales territorios de
Paraguay y Bolivia, hasta internarse en suelo del Tahuantinsuyo. Incluso, Alejo García habría
comandando una fuerza de 2.000 indios chiriguanas y guarayos, que asaltaron la fortaleza
incaica de Cuscotuyo y aniquilaron su guarnición. Dicha fortaleza marcaba el límite oriental del
imperio incaico, protegiendo la provincia de Charcas (en el Collasuyo) de los avances de las
tribus de los chiriguanas.

Situación del Imperio incaico


En el aspecto social, había profundas diferencias. Existían nobles y plebeyos y dentro de cada
clase social una serie de categorías menores. En cuanto a la mentalidad, los españoles que
pasaron al América, estaban influidos por las ideas medievales y renacentistas. De
credo católico, creían a pie firme que Dios los había destinado a conquistar y evangelizar a los
habitantes de las tierras descubiertas en ultramar.

Los tres socios de la Conquista


La sociedad se concretó en 1524, sumándose un tercer socio, el cura Hernando de Luque,
quien debía aportar el dinero necesario para la empresa. Se repartieron las responsabilidades
de la expedición: Pizarro la comandaría, Almagro se encargaría del abastecimiento militar y de
alimentos y Luque se encargaría de las finanzas y de la provisión de ayuda. Se convino en
que todas las utilidades se dividirían en tres partes iguales para cada socio o sus herederos, y
que ninguno tendría más ventaja que otro.
Ello debió ser así, por cuanto nunca uno sólo de los socios decidía de manera unilateral las
acciones. Sólo posteriormente, iniciada ya la conquista física del Perú, Pizarro tomaría
decisiones de campaña o sobre acciones militares y administrativas, prerrogativas de su cargo
de gobernador de Nueva Castilla, concedido por la corona española a través de
la Capitulación de Toledo, firmada en 1529.

Segundo viaje de Pizarro


En diciembre de 1525, Almagro partió de Panamá, llevando dos navíos, el Santiago y el San
Cristóbal, a bordo de los cuales iban 110 soldados, entre ellos dos grandes adquisiciones: el
piloto Bartolomé Ruiz y el artillero griego Pedro de Candía.31 Almagro se dirigió a Chochama,
al encuentro de Pizarro y sus hombres. Estos habían quedado reducidos a 50; reunidos con
los hombres traídos por Almagro, llegaron a 160. Ruiz avistó la isla del Gallo, la bahía de San
Mateo, Atacames y Coaque; a la altura de esta última se tropezó con una balsa de indios
tumbesinos que iban a comerciar, según parece, a Panamá. Ruiz tomó algunas de las
mercaderías: objetos de oro y plata, tejidos de algodón, frutas y víveres, y retuvo a tres
muchachos indios, que los llevó consigo para prepararlos como intérpretes. Luego enrumbó al
norte, de vuelta al río San Juan, donde le esperaba Pizarro.

La primera vez que los españoles llegaron a territorio peruano fue durante el
segundo viaje de Francisco Pizarro en 1527. Atravesaron gran parte de la
costa norte: Paita, Sechura, Pacasmayo, hasta la desembocadura del río
Santa desde donde decidieron regresar a Panamá.

Después de este suceso Pizarro viajó a España. Los tres socios de la


conquista Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Luque se
dirigieron a Toledo donde consiguieron la firma de Capitulación de Toledo, el
26 de julio de 1529, concediéndole a Pizarro el título de gobernador, capitán
general, adelantado y alguacil mayor del Perú.

Con autorización oficial de la corona española partieron de Panamá al Perú


el 20 de enero de 1531, con 180 hombres y 39 caballos. Luego de haber
pasado más de cuatro meses en la isla de Puna, desembarcaron en Tumbes,
en abril de 1532.

El 15 de agosto de 1532, Pizarro fundó la primera ciudad española en el Perú,


San Miguel de Tangarará. Posteriormente marcharon rumbo a Cajamarca
donde sabían se encontraba el Inca Atahualpa. Llegaron el 15 de noviembre
de 1532. En Cajamarca se pactó una entrevista con el Inca para la mañana
siguiente. El 16 de noviembre, luego de una breve entrevista en la Plaza de
Armas , el inca fue capturado y miles de indios asesinados. Atahualpa había
acudido con un ejército desarmado menospreciando el poderío bélico de los
españoles que ayudados por grupos enemigos al Inca lograron asestar un
duro golpe a las fuerzas incaicas.

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