La Seguridad dentro del Estado de las Garantías, Autor Jorge Enrique Carvajal

Considerablemente esta palabra “seguridad” ha sido quizás la palabra más

utilizada por muchos gobiernos y es precisamente para imponer sus leyes, leyes
declaradas a través de los estados de excepción y que en muchas veces ocasiones
lesionan de manera grave a la Constitución Política, toda vez que estas leyes
afectan derechos y garantías fundamentales de las personas en general, derechos
como la libertad, de locomoción, intimidad y habeas corpus, son quizás las más
vulneradas.

En Colombia desde el año 1985 con el presidente Julio Cesar Turbay Ayala se han
presentado estos estados de excepción, puntualmente desde la promulgación de la
Constitución Política de Colombia en el año 1991, hasta la fecha se han declarado
cinco (5) estados de excepción, los cuales han utilizado la palabra “seguridad” en
temas de grupos guerrilleros, organizaciones de narcotráfico y terrorismo.

El propósito principal de los estos estados de excepción es fortalecer a todo el

gobierno nacional y a las fuerzas armadas y de Policía, no solo en su parte
presupuestal (nuevos impuestos), la adquisición de nuevos equipos militares,
entrenamiento y de pie de fuerza, sino de darle atribuciones a la fuerza pública en
la retención injustificada de personas y en la vulneración de derecho a la intimidad
en lo que tiene que ver con el tema de telecomunicaciones, limitar la libertad de
locomoción en el tránsito vehículos y personas en determinadas zonas y horarios
(toques de queda y cierres de vías), con la creación de zonas especiales de orden
público como lo sucedido en el gobierno de Ernesto Samper Pizano y la creación
de zonas de rehabilitación y consolidación llamadas “zonas de guerra” en el
gobierno de Álvaro Uribe Vélez, quien también logro que el apoyo destinado por el
gobierno de los Estados Unidos contra el narcotráfico en el conocido Plan Colombia,
pasara única y exclusivamente al apoyo contra el terrorismo, situación que
desencadeno en el abandono de las comunidades campesinas e indígenas que
cultivaban cultivos ilícitos a una lucha frontal y desmedida a los grupos guerrilleros
como las FARC EP y ELN, apoyados por ejercicitos privados (llamados
paramilitares o autodefensas) provocando masacres de pueblos enteros, abusos
sexuales, desapariciones, desplazamiento forzado, homicidios selectivos; es decir
una violación sistemática de los derechos humanos y derecho internacional
humanitario a estas comunidades desprotegidas.