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BOLILLA 9 – EL PODER JUDICIAL PROVINCIAL

1. Poder judicial y el derecho público provincial. El art.5°, CN, establece como


imperativo de las provincias argentinas el dictado de sus constituciones bajo el sistema
representativo republicano, lo que implica la inclusión dentro de la estructura de
poderes (Legislativo y Ejecutivo) del Poder Judicial, enfatizando su existencia necesaria
dentro del esquema institucional, al prescribir “y que asegure su administración de
justicia”.
En lo que respecta a la jurisdicción y competencia de la justicia provincial, ella
emerge de las disposiciones contenidas en los arts.75 inc.12 y 116 CN. El dispositivo
citado en primer término prescribe que corresponde al Congreso Nacional dictar los
Códigos Civil, Comercial, Penal, de Minería y del Trabajo y Seguridad Social sin que
“alteren las jurisdicciones locales, correspondiendo su aplicación a los tribunales
federales o provinciales, según que las cosas o las personas cayeren bajo sus respectivas
jurisdicciones. Por otra parte, el art. 116 CN enumera en forma precisa y acotada todas
las cuestiones que habrán de ser dirimidas por el Poder Judicial de la Nación.
En otras palabras, podemos decir, de forma más gráfica y clara, corresponde al
Poder Judicial provincial el conocimiento y decisión de las cuestiones que versan sobre:
-Puntos regidos por la Constitución provincial.
- Por los tratados celebrados por la provincia.
- Por las leyes y normas provinciales.
- Causas que se susciten contra empleados o funcionarios que no estén sujetos al
juicio político ni enjuiciamiento ante el jurado.
- La aplicación de las normas del inc.12 del art.75 de la Constitución Nacional.

2. Independencia del Poder Judicial. Cabe precisar, pues, que la problemática de


la independencia abarca dos aspectos esenciales y diferenciados: el de la magistratura
colectivamente considerada, es decir, en el sentido de la neutralidad y equidistancia
frente a los otros poderes del Estado (independencia orgánica); y el del magistrado en
particular en el ejercicio de su actividad jurisdiccional (independencia funcional).

La independencia Orgánica. En esta acepción se debe considerar lo inherente a


la estructura orgánica del Poder Judicial y al modo de situarse dentro de la Organización
del Estado, es decir, su relación, coexistencia y autonomía con los otros poderes del
Estado.
Las cartas locales contienen normas expresas tendientes a afianzar la
independencia del Poder Judicial, en este sentido, las constituciones han otorgado
exclusividad de la función jurisdiccional a los poderes judiciales provinciales, al
respecto Córdoba art.153.Establece el citado artículo: “El ejercicio de la función judicial
corresponde exclusivamente al Poder Judicial de la Provincia”.

La independencia Funcional. Esta segunda acepción de la independencia del


Poder Judicial se refiere, concretamente, al ámbito de libertad y necesaria equidistancia
que debe tener el juez al momento de ejercer su función jurisdiccional de todos aquellos
factores exógenos que, de algún modo, puedan influir en su ánimo o voluntad de manera
de direccionar su pronunciamiento en uno u otro sentido.
Ha sido objeto de especial tratamiento por los constituyentes provinciales,
encontrar lo medios idóneos para asegurar tan necesaria independencia, con la dotación
de garantías e inmunidades a la función, tales como la inamovilidad, intangibilidad y
reglas tendientes a preservar la imparcialidad de los magistrados.

a) La imparcialidad. Su presencia es ineludible al momento de administrar


justicia. El juez es un “Tercero” extraño a la contienda que no comparte los intereses o
pasiones de las partes enfrentadas en un pleito, y que desde el exterior examina el litigio
con serenidad y desapego, es un tercero suprapartes. El interés que lo mueve es un
interés de orden colectivo, el interés de que la contienda se resuelva civil y
pacíficamente, para mantener la paz social. Es por esto, que debe ser extraño e
indiferente a las solicitaciones de las partes.
Las constituciones provinciales, en su mayoría, han tratado de asegurar la
imparcialidad de los magistrados y miembros del Ministerio Público con la inclusión en
sus textos de un régimen de incompatibilidades o prohibiciones, como medio idóneo de
poder garantizarla. Al respecto art. 156 Constitución de Córdoba dispone: “Los
magistrados y funcionarios judiciales no pueden participar en política, ni ejercer
profesión o empleo, con excepción de la docencia o la investigación, de acuerdo con las
condiciones que establezcan la reglamentación, ni ejecutar acto alguno que comprometa
la imparcialidad de sus funciones”.

b) La inamovilidad. La totalidad de las cartas locales han establecido como


medio de afianzar la independencia de la función jurisdiccional, la garantía de la
inamovilidad de los funcionarios y del Poder Judicial. Al respecto el art. 154 de la
Constitución de Córdoba dispone: “Los magistrados y funcionarios judiciales son
inamovibles y conservan sus cargos mientras dure su buena conducta. Sólo pueden ser
removidos por mal desempeño, negligencia grave, morosidad en el ejercicio de sus
funciones, desconocimiento inexcusable del derecho, supuesta comisión de delitos e
inhabilidad física o psíquica”.
Finalmente, Carlos S. Fayt exalta, de buena manera, el valor de esta garantía:
“Las inmunidades de las cuales se rodea a la magistratura no constituyen privilegios
personales, se relacionan directamente con la función que ejerce y su objeto es
protegerla contra los avances, excesos o abusos de otros poderes en beneficio de los
justiciables y, en definitiva, de toda la Nación. La magistratura se desempeña en el
interés general y sus garantía explícitas tienen fundamento en “el principio de soberanía
del pueblo y de la forma republicana de gobierno”, de modo que todo avance sobre la
independencia del Poder Judicial como es la abducción (alejar; secuestrar) de la garantía
de la inamovilidad, importa un avance contra la Constitución Nacional”.

c) La irreductibilidad (que no se puede reducir) o intangibilidad (que no puede o


no debe tocarse) de las remuneraciones. El art. 154 de la Constitución de Córdoba,
segundo párrafo, dispone: “Reciben por sus servicios una compensación mensual que
determina la ley y que no puede ser disminuida por acto de autoridad o con descuentos
que no sean los que aquélla disponga con fines de previsión u obra social”.

3. Designación de magistrados y funcionarios.


a. Designación de miembros de cortes o superiores tribunales, fiscales o
procuradores generales. La mayoría de las constituciones para las designaciones de los
mencionados magistrados y funcionarios mantienen el sistema clásico, esto es, por la
designación del Poder Ejecutivo (Gobernador) con acuerdo de la Legislatura.

b. Designación de magistrados inferiores y miembros del Ministerio Público. La


tendencia moderna de despolitizar la designación de los miembros del Poder Judicial,
dando, así, un principio de respuesta a la reclamada independencia de la función
jurisdiccional, ha dado lugar a lo que se denomina como “concejos de la magistratura”,
organismos que, con integración pluralista y en algunos casos democrática, representan
a todos los estamentos vinculados con la función jurisdiccional( representación de los
poderes políticos (legisladores, representantes del Poder Ejecutivo (ministros);
representantes del Poder Judicial (miembros de cortes o superiores tribunales,
magistrados y funcionarios inferiores), abogados con cierta antigüedad en la profesión y
finalmente por académicos especializados)y tienen como función primordial
seleccionar, por medio de concurso público y abierto, postulantes para, eventualmente,
incorporase al ejercicio de la función jurisdiccional
Finalmente, cabe apuntar, en lo que hace al procedimiento seguido en la
provincia de Córdoba, que con los resultados del concurso, se elabora una lista de
mérito que es remitida al Gobernador, quien no está obligado a seguir el orden Art. 144
inc.9° Constitución Provincial.
Ley 8802 crea, en la provincia de Córdoba, el Concejo de la Magistratura. En
razón de lo dispuesto por el art. 157 Constitución provincial, última parte, para la
designación de tribunales inferiores e integrantes del Ministerio Público, con excepción
del fiscal general y los jueces de paz legos.

4. Tribunales Superiores o Cortes de Justicia.


Tribunal Superior de Justicia (art. 152 Constitución de Córdoba). Es el máximo
órgano de justicia a nivel provincial. Está integrado por siete miembros y puede
dividirse en salas. Elige anualmente entre sus vocales un Presidente (art. 164).
Esta previsión del constituyente, los altos cuerpos judiciales provinciales podrán
dividirse en salas para su mejor funcionamiento, responde, puntualmente, a los
principios de especialización y de división del trabajo.

Competencia y atribuciones.
Definimos la competencia como el poder jurisdiccional que la Constitución o la
ley, o los reglamentos o acordadas, atribuyen a cada fuero o tribunal. Podemos decir,
que en lo que hace a las competencias asignadas a los altos cuerpos judiciales, se
desprende una competencia “originaria” en tanto como órganos jurisdiccionales deben
entender en cierta categoría de cuestiones que, por su importancia y trascendencia
institucional, son dirimidas en forma exclusiva, excluyente y en única instancia. Y por
otra parte, competencia de “alzada o grado” implican el ejercicio de una facultad
revisora de las sentencias dictadas por los tribunales inferiores y que llegan a dicha sede
por medio de los recursos que las constituciones y leyes procesales establecen (revisión,
casación, etc.).
Competencia Originaria puede sintetizarse en el siguiente esquema:
1. En las acciones de inconstitucionalidad de las leyes, decretos, reglamentos,
resoluciones, Cartas Orgánicas y ordenanzas, que estatuyan sobre materia
regida por esta Constitución provincial. En cuanto al alcance y efectos sólo
se disciernen carácter declarativo y sujeto al caso concreto.
2. En las cuestiones de competencia entre los poderes públicos de la provincia
(supuesto hipotético: arrogancia de una facultad que corresponde a otro
poder) y en los que se susciten entre los tribunales inferiores con motivo de
sus jurisdicciones respectivas (problemas para discernir la competencia entre
tribunales, de no haber tribunal superior común, resuelve el tribunal superior
de justicia).
3. En las causas contencioso administrativas. La actividad administrativa
constituye una faz natural del quehacer jurídico del Estado y que presupone
un conjunto de limitaciones en el ejercicio del poder, en la medida en que el
sistema constitucional y legal instituye a favor de los particulares derechos y
garantías. Siendo ello así, resulta indispensable la creación de los
instrumentos jurídicos y procesales que los amparen, ya que, de otro modo,
el sistema constitucional resultaría incompleto, si después de haber
subordinado la actividad administrativa a ley, no la hubiera sometido a la
justicia.
4. En las cuestiones o conflictos que se susciten entre las autoridades de la
provincia y una municipalidad, entre dos municipalidades o entre poderes de
una misma municipalidad.
5. En la recusación de sus miembros.
6. En los recursos de queja por denegación o retardada justicia. Tiene por fin,
combatir la morosidad y proteger a los justiciables frente al juez
ilegítimamente moroso. Puede dar lugar a sanciones al magistrado
cuestionado e incluso provocar el procedimiento de remoción.
7. En las acciones de responsabilidad civil iniciadas en contra de magistrados
y funcionarios, con motivo del ejercicio de sus funciones.

De grado o alzada:
1. En los recursos de inconstitucionalidad. Conforme al régimen procesal y a la
jurisprudencia de los tribunales, proceden en los supuestos de que en el
pleito se haya cuestionado la validez de una ley, decreto, ordenanza o
reglamento, bajo la pretensión de ser contrarios a la Constitución. Procede en
contra de las sentencias de los tribunales inferiores. Y el pronunciamiento en
este tipo de contiendas debe ser en pleno por el Tribunal Superior de Justicia.
2. De los recursos extraordinarios que las leyes de procedimiento acuerdan
contra las sentencias definitivas de los tribunales inferiores. Al igual que en
el supuesto anterior, con algunas variantes, se prevé estas vías impugnativas,
interviniendo el tribunal por medio de sus salas.

Además de las competencias jurisdiccionales, las constituciones provinciales,


disciernen en forma puntual y precisa a las cortes o tribunales superiores un cúmulo de
atribuciones a fines que ejerzan el gobierno del Poder Judicial, como medio adecuado
de garantizar la independencia orgánica.
Tales atribuciones son:
1. Ejerce la superintendencia de la administración de justicia. Hace
referencia la expresión “superintendencia” a las tareas de vigilancia y
control que, como órgano máximo y titular del gobierno del Poder
Judicial, ejerce sobre la judicatura.
2. Nombra y remueve a empleados y funcionarios inferiores. Importante
precisar algunos conceptos. Tanto los magistrados y miembros del
Ministerio Público son designados (por los poderes políticos, con o sin
intervención del Concejo de la Magistratura) y removidos (Por jurado
de Enjuiciamiento, salvo miembros de cortes o tribunales superiores
que lo son por juicio político) conforme a las reglas impuestas por las
propias constituciones.
De lo expuesto resulta, la potestad en análisis sólo alcanza a los
funcionarios de ley (secretarios y relatores) y demás empleados
inferiores.
Es de destacar que la Constitución de Córdoba (art.166 inc.7°), entre
otras, establece que la designación de su personal debe efectuarse
sobre la base de un procedimiento que garantice la igualdad de
oportunidades y la selección por idoneidad. Del mismo modo, los
procedimientos de remoción, como la aplicación de eventuales
sanciones, deben respetar las garantías del debido proceso y defensa en
juicio.
3. Dictan la reglamentación interna. Corresponde una facultad
legisferante que, las constituciones, autorizan a las cortes o tribunales
superiores a dictar el reglamento interno del Poder Judicial, como
modo de asegurar la eficacia en el gobierno del poder.
4. Eleva proyectos sobre normas de procedimiento y organización del
Poder Judicial a la Legislatura. Art.166 inc.5° Constitución de
Córdoba. Faculta al Tribunal Superior de Justicia a elevar a la
Legislatura, por intermedio del Poder Ejecutivo, leyes sobre materia de
procedimiento, organización del Poder Judicial, servicios anexos, etc.
5. Prepara proyecto de presupuesto del Poder Judicial.
6. Crear escuelas o sistemas de capacitación de magistrados y
funcionarios.
7. Informa anualmente al Poder Legislativo sobre la actividad de los
tribunales.

5. Justicia de paz. Con excepción de la Constitución de La Rioja, Tierra del


Fuego, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Santa Fe, las demás cartas provinciales
instituyen la justicia de paz, con algunas variantes, y distintas regulaciones, según
prevean la justicia de paz letrada (se prevé idéntico régimen a los demás jueces y
funcionarios que integran el Poder Judicial) o lega.
La justicia de paz lega, con escasa competencia en materia civil, comercial,
laboral y contravencional, brinda la imagen de la justicia del amigable componedor, del
buen padre de familia; la del juez: el ciudadano probo (que tiene probidad, es decir
honradez) de los pueblos del interior, que juzgan a sus conciudadanos “a verdad sabida
y buena fe guardada. No obstante ello, existe propensión a que dichas funciones sean
preferentemente ejercidas por un abogado (art. 168 Constitución de Córdoba).
Competencia material. Los jueces de Paz conocerán:
a. De los asuntos Civiles y Comerciales en los que el valor
cuestionado no supere los 40 jus.
b. De las causas sin contenido patrimonial que se susciten entre
vecinos, derivadas de molestias o turbaciones entre ellos,
actuando como amigable componedor.
c. De los asuntos de convivencia familiar desempeñando una
función de guía y asesoramiento.
d. De los asuntos que se les atribuyan por otras leyes.

Nombramiento. Los jueces de paz son nombrados por el Poder Ejecutivo con
acuerdo de la Legislatura. Durante el período de su ejercicio, sólo pueden ser removidos
por el Tribunal Superior de Justicia cuando concurriesen las causales de destitución de
los magistrados.

6. Ministerio Público. Podemos conceptualizarlo de la siguiente manera: Como


el órgano del Estado encargado de hacer valer ante los entes jurisdiccionales la
representación y defensa de los intereses públicos y sociales, conforme al principio de
legalidad y al orden publico vigente en nuestro Estado de Derecho.
Se le reconocen tres funciones fundamentales: Como Ministerio Público Fiscal,
como Ministerio Público Pupilar y Defensoría de Pobres y Ausentes.

En, lo que hace, a la órbita federal éste órgano es considerado como un órgano
“extrapoder” (art. 120 CN). En cambio, en la órbita provincial, es considerado un
órgano inserto dentro del Poder Judicial provincial.

Organización. (art.171) El modelo receptado por la Constitución de Córdoba


responde a una organización vertical a cargo de un Fiscal General, dos Fiscales
Adjuntos y los Fiscales de Cámara.
Ejerce sus funciones con arreglo a los principios de legalidad, imparcialidad,
unidad de actuación y dependencia jerárquica en todo el territorio de la Provincia. El
Fiscal General fija las políticas de persecución penal e instruye a los fines inferiores
sobre el cumplimiento de sus funciones conforme al párrafo anterior, de acuerdo a las
leyes.
Funciones. (art.172). El Ministerio Público tiene las siguientes funciones:
1. Preparar y promover la acción judicial en defensa del interés público y
los derechos de las personas.
2. Custodiar la jurisdicción y competencia de los tribunales provinciales
y la normal prestación del servicio de justicia y procurar ante aquéllos
la satisfacción del interés social.
3. Promover y ejercitar la acción penal pública ante los tribunales
competentes, sin perjuicio de los derechos que las leyes acuerden a los
particulares.
4. Dirigir la Policía Judicial.

Composición. (art. 173)


El Fiscal General de la Provincia debe reunir las condiciones exigidas para ser
miembro del Tribunal Superior de Justicia y tiene iguales incompatibilidades e
inmunidades. Dura en sus funciones cinco años y puede ser designado nuevamente.
Los demás miembros del Ministerio Público son inamovibles mientras dure su
buen desempeño, gozan de todas las inmunidades y tienen iguales incompatibilidades
que los jueces.
Son designados y removidos en la misma forma y con los mismos requisitos que
los miembros del Poder Judicial, según su jerarquía.

7. Jurado de Enjuiciamiento. Los magistrados y funcionarios del Poder Judicial,


no sujetos a juicio político, pueden ser denunciados por cualquiera del pueblo ante un
Jurado de Enjuiciamiento al sólo efecto de su destitución, en las causas que lo autorizan,
con actuación del Fiscal General (art.159).

Con excepción de la Constitución de La Rioja (art.105), que establece el


procedimiento político para determinar la responsabilidad de los magistrados y
funcionarios del Poder Judicial, el resto de las cartas locales adoptan el mecanismo del
Jurado de Enjuiciamiento.

Funcionarios que comprende. Magistrados y funcionarios inferiores: esto es,


jueces de cámara, de primera instancia y miembros del Ministerio Público.

Causales de remoción. Ellas son: Comisión de delitos, mal desempeño, falta o


negligencia grave, desconocimiento inexcusable del derecho, inhabilidad física o
psíquica y morosidad.
Integración del jurado de enjuiciamiento. Un vocal del Tribunal Superior de
Justicia, cuatro legisladores, letrados si los hubiere, dos por la mayoría y dos por la
minoría (art.159).
Procedimiento. Sobre las siguientes base: 1) denuncia por cualquiera del pueblo;
2) acusación por el fiscal general dentro de los treinta días de formulada la denuncia; 3)
suspensión del acusado a criterio del tribunal; y 4) veredicto dentro de los sesenta días a
contar desde la acusación bajo pena de caducidad (art.159).

a. La responsabilidad de los funcionarios y magistrados del Poder Judicial. Los


magistrados y funcionarios

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