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La aceleración tecnológica, que se expande cada vez sobre más campos, desafía el día a día de las escuelas. Esta
afirmación se repite casi de memoria desde hace años, pero hoy debería resultar una preocupación urgente. La
transformación tecnológica, que ha traído aparejado un verdadero cambio cultural, exige más al sistema educativo
argentino, que está urgido de cambios pero además presenta -señalan los expertos- falencias en aspectos esenciales. En
ese escenario están envueltos los maestros, los alumnos, las autoridades educativas del Gobierno y los gremios. Ellos
son los protagonistas centrales de una película que, sin embargo, atañe a la sociedad entera.
La ecuación es compleja. El peso de la tecnología en la creación de nuevas condiciones para la vida social y el trabajo
debe ser asimilado por el sistema educativo argentino, el de los magros resultados en saberes básicos en el nivel primario
y secundario. En medio de esa carencia en el aprendizaje de instrumentos indispensables que permitan incorporar
eficazmente las oportunidades del avance tecnológico, aparecen las iniciativas de actualización de programas y los
proyectos de capacitación digital. Los especialistas subrayan que esta búsqueda de actualización incluye buenas ideas,
pero con aplicación dispar y en un sistema pedagógico que necesita, en verdad, cambios de fondo.
¿Cuáles son los requisitos para una auténtica renovación de las escuelas argentinas? Se los encuentra en el aprendizaje
primordial. "Nuestro sistema educativo está atravesando una situación muy compleja -subraya Guillermina Tiramonti,
investigadora principal de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso)-. Ha logrado universalizar el nivel
primario y mejorar la matriculación del secundario; sin embargo, todas las pruebas muestran que tiene dificultades
importantes para proveer al conjunto de los alumnos los instrumentos básicos de la cultura, como son la lectura, la
compresión de textos y las matemáticas en mayor grado. Sin estos instrumentos básicos, los alumnos no podrán avanzar
en el desarrollo de las habilidades que requiere un mundo digitalizado y en permanente reconfiguración a través de la
tecnología".
Capacitación e incertidumbre
Sin embargo, Aguerrondo advierte que el factor nuevas tecnologías, que es de suma importancia, no es lo que resuelve
el problema de la educación argentina: "Si bien hoy no podemos pensar en educación sin dispositivos digitales, las
nuevas tecnologías en esta educación no arreglan nada. Es importante incluir todo lo nuevo, pero lo que no sirve es el
modelo de base".
Llach incorpora un punto, el de la incertidumbre por ese futuro para el que hay que educar. "Soy escéptico respecto de
capacitar para los trabajos del futuro, lisa y llanamente porque nadie sabe cuáles serán. Más aún porque, todavía, la
distancia entre las escuelas y el mundo del trabajo es demasiado grande. Se está muy lejos de cumplir con una de las tres
finalidades de la enseñanza media, que es habilitar para el trabajo. La primera y gran tarea pendiente es acercar las
escuelas, sobre todo las secundarias, al mundo del trabajo, empezando por las zonas más necesitadas", afirma.
La vorágine tecnológica apura la necesidad de activar programas de innovación. Hay que advertir, sin embargo, que
proyecto educativo y proyecto de país van de la mano. Iniciativas hay varias, organizadas desde el Ministerio de
Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación. En esa lista se cuenta, según informaron a la nacion desde la
cartera que conduce Alejandro Finocchiaro, por ejemplo, Aprender Conectados, un plan de alfabetización digital para
toda la educación obligatoria por el que el ministerio envía aulas digitales móviles para aprender robótica y
programación. Las provincias se encargan de la aplicación. El Plan Nacional Aprender Matemática es otra iniciativa.
Busca mejorar el aprendizaje de esa asignatura ofreciendo a los docentes distintas formas de trabajo en el aula con los
contenidos que resultan más problemáticos, según lo relevado por las pruebas Aprender. Otros planes son Secundaria
Federal 2030 y el Programa de Formación Continua para la Educación Técnica Profesional.
En la provincia de Buenos Aires, la jurisdicción que más dificultades tiene en relación con el conflicto entre el gobierno
y los gremios docentes, también destacaron a este diario algunas propuestas, como un plan de robótica que buscan
implementar en 4000 escuelas primarias y que incluye la entrega de 350 mil kits y capacitación docente. En la ciudad
de Buenos Aires, en tanto, hace unos días se inauguró en la villa 31 el Polo Educativo María Elena Walsh, una escuela
de tres pisos con foco en las nuevas tecnologías.
Al analizar las iniciativas de innovación y la capacitación docente, emergen disparidades y tareas inconclusas.
"Deberíamos garantizar la capacitación de los maestros en la enseñanza de los aspectos básicos de la formación, que es
en donde hoy se registran preocupantes falencias. Hay esfuerzos auspiciosos en ese sentido, pero aún queda mucho por
hacer", opina Jaim Etcheverry.
Llach señala un obstáculo: "Desde 2007 hay una resolución del Consejo Federal (la 24/07) que obliga a incorporar las
nuevas tecnologías a los currículos formativos de docentes. En la gestión actual veo una mayor vocación por promover
esta capacitación y el Instituto Nacional de Formación Docente tiene interesantes propuestas. Pero su ejecución está en
buena medida en manos de las jurisdicciones y allí, lamentablemente, la calidad es muy dispar".
Docentes preparados
La capacitación docente es una de las claves. Para Tiramonti, hoy la capacitación "es muy heterogénea en cuanto al tipo
y calidad de las instituciones que la imparten, que en general son instituciones conservadoras y resistentes a cambiar".
Aguerrondo lo sintetiza así: "Las actualizaciones de los currículos de primaria y secundaria no impactan en los
profesorados (no se cambian de manera sincronizada), y los profesorados dan un título que sirve así como está, sin que
tenga que revalidarse, a lo largo de los 30 o 40 años de servicio en el aula. Un agravante es que, cuando no se consigue
en una escuela un profesor con título, se nombra a alguien que tenga título supletorio, un egresado del secundario o
profesor de otra cosa. Por nuestra legislación laboral, esa persona es 'docente' solo porque puso el pie en el aula. Es decir
que le corren todos los derechos del cargo, o sea la estabilidad".
Las exigencias de un mundo crecientemente tecnologizado sobre la educación implican desafíos en todos los países del
globo. La Argentina tiene, sin embargo, varios condimentos particulares que atender, como marcan los especialistas. Y
suma a las deficiencias del sistema una conflictividad permanente entre gobiernos y gremios docentes. El ciclo lectivo
de este año arrancó con paros y la certeza de que ya no se cumplirán los 180 días de clases obligatorios. Todo forma
parte del complejo marco en el que debe desarrollarse la innovación en las aulas.