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Vol. 30, No.

100 (2009) 97

Fecha de entrega: 28 de noviembre de 2008


Fecha de aprobación: 6 de abril de 2009

LA TAREA DE RECONOCER
EL MULTICULTURALISMO
COLOMBIANO1
THE TASK OF RECOGNISING THE COLOMBIAN MULTICULTURALISM

Edgar Antonio López2

Resumen
Desde que la Constitución de 1991 estableció que Colombia es un país multi-étnico y
pluri-cultural se constata un creciente interés en algunos sectores académicos y políticos
por la cuestión del multiculturalismo. Esta investigación describe la historia del desco-
nocimiento de la pluralidad cultural en Colombia y examina la tensión actual vivida por
el Estado colombiano, que en su tarea de procurar la libertad y la igualdad de los ciuda-
danos debe buscar a la vez el reconocimiento de los derechos colectivos. La experiencia
colombiana evidencia los límites de la legislación liberal, basada tradicionalmente en
los derechos individuales y sirve como espacio para contextualizar la discusión que en
torno al papel del Estado ante los derechos colectivos han desarrollado recientemente los
filósofos morales partidarios del comunitarismo y aquellos partidarios del universalismo
de los derechos individuales.

Palabras clave
Pluralidad, cultura, Colombia, ley, indígena, participación, reconocimiento, Constitución.

Abstract
Since the Constitution of 1991 established that Colombia is a multiethnical and pluri-
cultural country, there is a growing interest about the multiculturalist issue among academic
and political sectors. These investigations describe the history of the ignorance about the

1 Este artículo presenta parte de los resultados de la investigación: “Calidad de vida y dignidad humana en el
debate bioético ante la libertad cultural”, desarrollada por la Facultad de Teología y el Instituto de Bioética
de la Pontificia Universidad Javeriana.
2 Facultad de Teología. Pontificia Universidad Javeriana.
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cultures of Colombia and examines today´s tension lived by the colombian State, which,
in his task of fighting for the liberty and equality of the citizens, it has to recognise also
the colective rights. The colombian experience shows the limits of the liberal legislation
based traditionallly on individual rights and gives us a context for the discussion about the
role of the State in the issue of the colective rights. The moral philosophers that support
comunitarism and the ones that support the universality of the human rights have recently
focussed on this issue.

Key words
Plurality, culture, Colombia, law, native, participation, recognition, Constitution.

Historia del desconocimiento de la ladora empresa de imposición de códigos


pluralidad cultural en Colombia lingüísticos y culturales occidentales. A
pesar de ella, hoy Colombia cuenta con ca-
torce familias lingüísticas vivientes, a saber:
A lo largo de la compleja historia de Colom- Arawac, Caribe, Chibcha, Guahibo, Tucano
bia, los procesos culturales han devenido oriental, Tucano occidental, Witoto, Chocó,
una admirable diversidad, diversidad que Saliva-Piaora, Macú-Pinave, Barbacoa,
aumentó súbitamente con la invasión ibérica Quechua, Tupiguaraní y Bora. Las lenguas
a tierras americanas en los últimos años del así agrupadas suman más de treinta, pero
siglo XVI y con los procesos de esclavismo, también existen otras lenguas independientes
cristianización y castellanización que se –y muy importantes– como el Andoque, el
desarrollaron a partir de la ola migratoria Cofán, el Guambiano, el Kamsá, el Páez, el
iniciada en Colombia hacia el año 1500. Yagua y el Ticuna4.
Estos procesos constituyen una dinámica de
intercambio cultural que, pese a su sentido in- Las empresas de la conquista americana
humano y asimétrico, terminó por contribuir se desarrollaron en nombre de la Corona
al enriquecimiento de la sociedad a través de española pero con fondos provenientes de
la incorporación de elementos europeos y
africanos a la amalgama de los ya existentes de la familia Arahuaca, en la Amazonía”. www.
en el territorio colombiano. etniasdecolombia.org/periodico.

En los años siguientes a los desembarcos 4 Estas lenguas se agrupan de la siguiente manera:
Arawac (Wayuu, Curripaco, Achagua, Piapoco,
de 1500 se calcula que en Colombia han
Tariano, Cabiyarí y Yucuba); Caribe (Yuco
desaparecido aproximadamente 70 lenguas y Carijona); Chibcha (Uwa, Wiwa, Arhuaco
autóctonas3, dato que evidencia la aniqui- y Cogui); Guahibo (Cuiba, Hitnu y Sikuani,
Tucano Oriental (Macuna, Tanimuca, Yurutí,
Cubeo y Desano; Tucano Occidental como el
3 “Según estudios realizados por el Centro Siona y Koreguaje; Witoto como el Ocaina;
Colombiano de Estudios de Lenguas Choco (Embera y Wounana); Saliva-Piaroa;
Aborígenes (CECELA), de la Universidad de Macú- Pinave (Nukak), y Barbacoa (Awa);
los Andes, en el siglo XX las lenguas indígenas Quechua (Inga) y Tupi-Guarani (Cocama);
que han desaparecido son: el Kankuamo, de Bora (Miraña); y algunos pertenecientes a
la familia Chibcha, de la Sierra Nevada de familias independientes como el Andoque,
Santa Marta. Opón-carare y Pijao de la familia Cofán, Guambiano, Kamsá, Páez, Yagua y
Caribe, del Valle del río Magdalena, y Resigaro Ticuna. www.etniasdecolombia.org/periodico.
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la empresa privada, por lo que los enco- dos quienes se iban a convertir en esclavos,
menderos recibieron en contraprestación no se caracterizaban por una mayor sofisticación
sólo tierras, sino indígenas como retribución de las técnicas de trabajo con respecto a las
por los servicios prestados. Ante los abusos indígenas. Paradójicamente este grado de
de los que fueron objeto las comunidades desarrollo de las comunidades negras cons-
indígenas, la Corona desarrolló una política tituyó una razón de mayor sufrimiento para
indigenista expresada en leyes de protección, sus miembros.
que no obstante, “fueron un monumento a la
ineficacia” (Colmenares, 1989, p. 119), como Debe notarse, sin embargo, que desde la épo-
lo muestra el rápido descenso demográfico de ca de la colonia y hasta ahora, el trato hacia
la población indígena a causa del exterminio la población indígena no ha sido el mismo
y la sobrehumana explotación. que el recibido por los afrodescendientes. En
la colonia se entendía que se trataba de dos
Las comunidades afro-descendientes consti- clases diferentes de seres: “los indígenas eran
tuyen otro importante grupo que enriquece el una especie de ‘regalo de la Naturaleza’ que
acervo cultural colombiano y que, al lado de no implicaba erogación alguna; los esclavos
las comunidades indígenas, ha sido objeto de negros suponían una inversión y, obviamente,
discriminación durante siglos. “Aun cuando requerían cierta atención y cuidados mínimos
la mayoría de la población colombiana se para lograr un mayor beneficio” (Palacios,
define como mestiza, Colombia es el tercer 1989, p. 165). Esto explica bien la contradic-
país de las Américas con el mayor número toria tradición colonial del solícito cuidado
de descendientes de africanos” (Helg, 2004, hacia los esclavos por parte de sus amos, que
p. 23). Esta riqueza cultural se explica por no podían descuidar la inversión hecha.
la aberrante importación de habitantes del
África Occidental y Central para satisfacer La discriminación social hacia las personas
la demanda de las minas, haciendas, conven- que pertenecen a las comunidades indígenas
tos y otras instituciones que en el territorio y afro-descendientes constituye una caracte-
colombiano fueron reemplazando progre- rística que recorre la historia de Colombia:
sivamente la explotación de la diezmada
población indígena por la de esclavos negros. Desde los principios de la Colonia,
el blanco ha sido igualado a la cul-
La importación de personas de piel negra tura occidental, el catolicismo, el
constituyó una empresa muy lucrativa que matrimonio legal y las profesiones
se expandió a partir del principio de propor- no manuales. Al indio se le ha igua-
cionalidad uno a tres, según el cual el trabajo lado a lo salvaje, la superstición, la
de un negro superaba por factor de tres al de propiedad comunal y la tierra. Por
un solo indio, “principio que rápidamente su parte, el negro ha sido el bárbaro,
se convirtió en la opinión común, creó la la brujería, lo sensual y lo sexual. El
convicción en los funcionarios y colonos, concubinato, y el trabajo manual.
especialmente en el siglo XVIII, de que la Entre las tres puntas de la pirámide,
trata e introducción masiva de negros era se encuentra una multitud de mez-
la panacea para la economía del virreinato” clas raciales consideradas siempre
(Palacios, 1989, p. 154). inferiores al blanco pero superiores
al negro y al indio “puros” (Helg,
Este principio, no obstante, escondía un im-
2004, p. 24).
portante elemento de diferenciación, pues las
sociedades africanas, de las que eran arranca-
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Sumada a estas discriminaciones, la discri- la libertad de nacimiento para los hijos de


minación de las mujeres, constituye uno de las esclavas, pero estableció la obligación de
los obstáculos más grandes para la equidad trabajar hasta los 18 años para los amos de
política, social y económica. Las diferencias sus madres como retribución de la educación,
sociales basadas en diferencias étnicas y el abrigo y la alimentación recibidos (Helg,
culturales vienen del ordenamiento social 2004, p. 28).
colonial “impuesto violentamente sobre
sociedades de suyo complejas, queriendo La Constitución de 1886 quiso afianzar la
despojarlas de sus propios criterios de estima unidad nacional y suprimir las guerras civi-
y de privilegio social. La dualidad étnica y les, propósito que no se alcanzó durante los
cultural aparece entonces como el trasfondo ciento cinco años de su vigencia ni ha sido
decisivo de las diferenciaciones sociales” alcanzado hasta ahora. No se ocupó de los
(Colmenares, 1989, p. 143). Esta dualidad, intereses de las comunidades étnicas autóc-
que deviene discriminación, se traduce tonas ni afrodescendientes, pues su énfasis
actualmente en una presión, muchas veces en la reconstrucción de la nación hizo de
acompañada de violencia brutal, sobre las la unidad nacional un prurito que habría de
nuevas generaciones de indígenas y de afro- conseguirse a pesar de y en contra de la di-
colombianos para que abandonen sus costum- versidad existente. Así lo comenta el Senador
bres, su lengua y -sobre todo- su territorio. Carlos Gaviria Díaz en el prólogo del libro
La jurisdicción especial indígena, de Esther
La Constitución de Cúcuta de 1821 garan- Sánchez e Isabel Jaramillo (2001):
tizaba la libertad, la seguridad, la propiedad
y la igualdad de los ciudadanos de la Gran El propósito del Constituyente de
Colombia, “pero no mencionaba la raza y el 1886 de “reconstruir” a Colombia
género ni trataba de manera explícita a los como un Estado unitario, no estaba
indígenas y a los esclavos, cuya condición circunscrito al ámbito de la compe-
fue el objeto de una legislación separada” tencia política, desvertebrada en el
(Helg, 2004, p. 27). Sin embargo, tal legis- rígido federalismo de la Constitución
lación no favoreció los intereses colectivos de Rionegro. Se trataba de crear, por
de estos grupos culturales, pues mientras la la fuerza del mandato soberano, una
Ley del 11 de octubre de 1821 abolió tanto el comunidad homogénea no sólo por
tributo como el servicio personal y concedió el sometimiento a una sola instancia
algunos derechos a los indígenas, preparó legislativa, sino por la aspiración
también la liquidación de sus resguardos común a un mismo destino.
al establecer que estos debían ser divididos
entre las familias bajo la forma de propiedad
A la Constitución de 1886, llamada la Cons-
privada con la expectativa de superar así su
titución de la Regeneración Conservadora,
condición de miseria. “El resguardo, como
se puede aplicar entonces lo que Gabriel
institución colonial, fue percibido como un
Melo comenta de las primeras constituciones
rezago de ese pasado ignominioso y como
colombianas (1986), que “no se escribieron
una muralla que impedía la expansión de
pensando en nuestra gente... sus autores
la ‘Civilización’” (Pineda, 2002, p. 12). De
se encerraron a discutir doctamente, sobre
la lucha contra él se beneficiaron muchos
temas que nada tenían que ver con lo que
hacendados y municipios que se apropiaron
estaba sucediendo fuera del recinto en donde
legalmente de los territorios indígenas. Por su
disertaban”.
parte, la Ley del 21 de julio de 1821 declaró
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La Ley 89 de 1890 dividió a los indígenas Durante casi todo el siglo XIX y parte del
en: aquellos ya establecidos en resguardos siglo XX, la sociedad colombiana, liberada
y comunidades, reducidos así a la vida ya de la hegemonía española, hizo suya la
civilizada, y los todavía salvajes, “cuya tarea de construir una identidad nacional,
reducción y evangelización eran pagadas pero en el proceso los indígenas, los negros
por el Estado pero encargada a misiones y las mujeres no tuvieron mayor partici-
católicas” (2004, 30). Las comunidades pación. El esfuerzo criollo por crear una
indígenas semi-civilizadas podían conser- identidad nacional en Colombia a partir de
var sus instituciones tradicionales pero no la cultura dominante conoció importantes
podían hacer transacciones de sus tierras sin manifestaciones culturales contrarias, como
la tutela del Estado. A la sombra del espíritu lo expone María Cristina Rojas en un artículo
de la Constitución de 1886 esta ley mantuvo sobre la formación de la identidad nacional
una percepción negativa de los indígenas y en Colombia durante el siglo XIX, publicado
reivindicó hacia ellos el modelo colonial, en el año de 1997.
razón por la cual “quedaron al margen de la
‘legislación general’ de la República, bajo La obra del poeta negro Candelario Obeso
la tutela de las misiones católicas, y fueron contiene importantes denuncias a la manipu-
considerados como ‘menores de edad’ en lación de la que fueron objeto las negritudes
lo que atañe al régimen civil y penal de la durante las guerras civiles del siglo XIX:
Nación” (Pineda, 2002, p. 12). La tutela de
estas comunidades encomendada a la iglesia Ricen que hay guerra con los cacha-
católica refleja bien el desconocimiento de cos, y a mí me chocan los Zambapa-
los indígenas como autónomos sujetos de lo... Cuando los goros si fui sordao
derechos y el espíritu de unificación cultural pocque efendía mi humilde rancho...
alrededor del cristianismo católico, propio de Si acguno quiere trepacse en arto,
la regeneración conservadora. buque ejcalera por otro lao... Ya pasó
er tiempo re loj eclavos: somo hoy
La política de eliminación de los resguardos, tan libre como lo branco... ¿Quieren
iniciada en 1890, se prolongó en la Ley 5 la guerra con los cachacos? Yo no me
de 1905 y luego en la Ley 104 de 1919, los muevo re aquí e mi rancho (Rojas,
despojos continuaron hasta en las más progre- 1997, p. 55).
sistas administraciones presidenciales, pues
“desde el Estado se fomentó una política de La obra de Soledad Acosta de Samper en-
negación de las culturas y de las sociedades carna también la resistencia de las mujeres
indígenas, en cuanto que se percibía... a los del siglo XIX al proyecto criollo, de cariz
indios y a los negros como estigmas de infe- masculino, como único camino reconocido
rioridad racial” (Pineda, 2002, p. 13). Sin em- para alcanzar la construcción de la identidad
bargo, la Ley 89 había sentado un importante nacional. En la novela Un chistoso de Aldea,
precedente para los pueblos indígenas “en Soledad muestra la ambivalencia que tuvo
cuanto definía su existencia si se demostraba para las mujeres la lucha por la indepen-
su convivencia en comunidad” (Pineda, 2002, dencia, pues significó una lucha contra la
p. 13). Este aspecto sirvió luego para defender opresión española, pero continuaron bajo la
los derechos comunitarios de los pueblos opresión masculina. “Acusado de anti-patrio-
indígenas y posibilitó los logros obtenidos en ta por defender a una mujer española, Justo
la Constitución de 1991. se defiende diciendo que aunque patriota no
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puede resistir el mal comportamiento contra Sin embargo, la historia colombiana evi-
la mujer” (Rojas, 1997, p. 56). dencia enormes vacíos de reconocimiento
cultural en el papel que jugaron las mujeres,
La discriminación hacia comunidades negras los negros y los indígenas en el proceso de
e indígenas a lo largo de la historia llevó a construcción de la identidad. “Al tomar en
importantes movimientos de reivindicación consideración la construcción de identida-
que van desde los primeros combates de des se puede entender el porqué los criollos
resistencia indígena contra las huestes espa- americanos más que imaginar una comuni-
ñolas en el siglo XVI y la fundación de los dad fraternal... imaginaron una comunidad
primeros palenques por parte de los esclavos excluyente cuyo resultado fue una nación
fugitivos, pasando por la conformación de altamente fragmentada”6.
grupos guerrilleros indígenas como el Quintín
Lame, hasta las luchas de los movimientos La historia colombiana, atravesada por el
indígenas que desde 1970 “tomaron como desconocimiento de los derechos y las nece-
meta la recuperación de la tierra, la lengua y sidades de las minorías étnicas y culturales,
la cultura” (Pineda, 2002, p. 13). y el convulsionado escenario político en que
la pluralidad cultural ha sido recientemente
Sin embargo, los grupos afrodescendientes no admitida y valorada, muestran el carácter ne-
contaron con los vínculos y tradiciones que cesario que dicho reconocimiento comporta
permitieron al movimiento indígena resistir para una sociedad fragmentada que busca
de manera continua la discriminación. Acaso su identidad como proyecto en permanente
por haber sufrido un desarraigo que como ha construcción.
ocurrido con la población desplazada hoy por
la guerra, los arrancó de su tierra y desmem- El filósofo comunitarista Charles Taylor
bró sus comunidades. Sólo hacia 1980 las (2001, p. 43) señala que el reconocimiento
movilizaciones de las negritudes se hicieron por parte de otros juega un importante papel
visibles para la sociedad colombiana, que en la forja de la propia identidad si ésta se
entonces cobró conciencia de la importancia entiende como “la interpretación que hace
cultural de estos grupos. una persona de quién es y de sus caracterís-
ticas definitorias fundamentales como ser
humano”; “consideramos lo que entendemos
Necesidad del reconocimiento de la por identidad: es quiénes somos, ‘de dónde
pluralidad cultural en Colombia venimos’” (Taylor, 2001, p. 54) y a la vez
como el ideal de la autenticidad (véase: Ta-
El proyecto de forjar una nación está ínti- ylor, 2001, 47); En este sentido Taylor (2001,
mamente relacionado con el de forjar una p. 50) dice suscribir la concepción de Lionel
identidad, pues el ejercicio de reconocerse Trilling expuesta en Sincerity and authenti-
miembro de una comunidad política es posi- city. “Hay un cierto modo de ser humano que
ble gracias al de distinguirse de los miembros es mi modo. He sido llamado a vivir mi vida
de otras comunidades y de otros proyectos5. de esta manera, y no para imitar la vida de

5 A esto se refiere el concepto de nación como


siempre se concibe como una fraternidad
comunidad política imaginada, de Benedict
horizontal” (Rojas, 1997, p. 49).
Anderson: “’Imaginada’ porque a pesar de
que no todos los miembros se conocen, en la 6 María Cristina Rojas critica a Anderson por no
mente de cada uno existe la sensación de que dar un lugar central a la noción de identidad,
participan de algo común. Es una ‘comunidad’ base de la concepción de nación (Rojas, 1997,
porque, a pesar de las desigualdades, la nación p. 50).
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ningún otro”. Por esta razón, resulta tan per- concreta” (Rojas, 1997, p. 50), como bien
judicial la ausencia de reconocimiento como señala Jesús Martín.
el reconocimiento limitante o degradante, del
que han sido objeto en la historia colombiana No obstante, la preocupación por la identidad
los negros, los indígenas, las mujeres y todos individual y el reconocimiento colectivo de
los grupos pertenecientes a minorías margi- la que ésta depende es un rasgo característico
nadas culturalmente. En general éste es el de las sociedades que se dejan permear por el
sino propio de todos los pueblos colonizados: proyecto moderno de la igualdad en dignidad
“El reconocimiento igualitario no sólo es el que comparte todo ser humano. La concep-
modo pertinente a una sociedad democrática- ción del sí mismo más allá de la escala social
mente sana. Su rechazo puede causar daños a jerárquica, como fidelidad con la propia ori-
aquellos a quienes se les niega... No dar este ginalidad, fue atribuida por Herder, no sólo a
reconocimiento puede constituir una forma de las personas sino también a los pueblos que
opresión” (Taylor, 2001, pp. 58-59). buscan ser fieles a su cultura y la transmiten
a otros. La fidelidad con la propia manera de
En la dinámica de la autenticidad las re- ser es un empeño que evidencia la estrecha
laciones resultan fundamentales para el relación existente entre identidad y recono-
auto-descubrimiento y la autoafirmación, cimiento, rasgo esencial de la vida humana.
mientras que “la proyección sobre el otro
de una imagen inferior o humillante puede Deseo valerme del término len-
en realidad deformar y oprimir hasta el guaje en su sentido más flexible,
grado en que esa imagen sea internalizada” que no sólo abarca las palabras que
(Taylor, 2001, p. 58). El proceso histórico pronunciamos sino también otros
de forjar una identidad nacional con base en modos de expresión con los cuales
un modelo europeo y masculino de cultura no definimos […] Este rasgo decisi-
durante siglos imprimió en las poblaciones vo de la vida humana es su carácter
femeninas, negras e indígenas una imagen de fundamentalmente dialógico. Nos
inferioridad y sólo podía dar como resultado transformamos en agentes humanos
una sociedad fragmentada. “Una mirada a la plenos, capaces de comprendernos
historia de Colombia, a mediados del siglo a nosotros mismos y por tanto de
XIX, nos permite concluir que inventamos definir nuestra identidad por medio
una nación fragmentada más que unificada” de nuestra adquisición de enrique-
(Rojas, 1997, p. 56). cedores lenguajes humanos para
expresarnos... Pero aprendemos
La modernidad que removió las bases de las
estos modos de expresión mediante
sociedades jerárquicas tradicionales y despla-
nuestro intercambio con los demás...
zó la ideología del honor que hacía ver bien
La génesis de la mente humana no
las diferencias sociales, abrió paso al sentido
es, en este sentido, monológica (no
igualitarista de los derechos universales, pero
es algo que cada quien logra por
sólo fue parcialmente aceptada por la socie-
sí mismo), sino dialógica (Taylor,
dad colombiana, que hizo suyos los procesos
2001, pp. 52-53).
de modernización sin renunciar a su invete-
rada manera excluyente de organizarse en lo
político (véase: Jaramillo, 1998, pp. 27-57). La propia identidad se define en la búsqueda
Por esta razón el proceso de constitución de la de la autenticidad, pero siempre la realización
identidad nacional en Colombia obedece a un propia está referida a los otros en forma dia-
proceso de “inclusión abstracta y exclusión lógica; dirá Taylor (2001, p. 55) “mi propia
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identidad depende, en forma crucial, de mis hecho de que es distinto de todos los
relaciones dialógicas con los demás”. No demás (Taylor, 2001, p. 61).
obstante, y es una paradoja, la constitución
de la identidad colombiana luego de la in- El caso colombiano muestra que no es fácil
dependencia política de España se inspiró lograr la compatibilidad de ambas visiones
en la recién inaugurada visión moderna de políticas y que el reconocimiento de la dife-
la humanidad como comunidad universal y rencia es condición para aceptar la dignidad
resultó a la vez marcadamente excluyente: universal.

El proyecto de creación de una ci- La política de la diferencia está llena


vilización mestiza, gobernada bajo de denuncias de discriminación y de
el principio de la fraternidad, no rechazos a la ciudadanía de segunda
significó, sin embargo, la procla- clase, lo que otorga al principio de
mada inclusión de todas las razas, la igualdad universal un punto de
clases y sexos... Sólo la identidad enclave en la política de la dignidad.
criolla sirvió como modelo a la cual Pero una vez dentro, por decirlo así,
tendrían que acomodarse los demás resulta muy difícil incorporar sus
grupos so pena de quedar excluidos demandas a esa política; pues exige
del proyecto nacional (Rojas, 1997, que demos reconocimiento y status
p. 51). a algo que no es universalmente
compartido [...] Estos dos modos
Según Taylor, con la modernidad, al lado de de política que comparten el con-
la visión política de igualación a partir del cepto básico de igualdad de respeto
reconocimiento de una dignidad universal, entran en conflicto (Taylor, 2001,
se tiene también el desarrollo del concepto pp. 61, 67).
de identidad, del que surge la política de la
diferencia. En este sentido, los comunita- La condición de colombiano fue asimilada
ristas enfatizan la necesidad de atender a la históricamente con la condición de criollo,
vez a la igualdad y a la diferencia para que que se consideraba entonces portadora de una
la condición de ser distinto no sea asimilada dignidad superior a la de los negros y a la de
por una identidad mayoritaria en contra de los indígenas, por lo que estos deberían perder
la autenticidad, como ocurrió en Colombia su especificidad cultural para insertarse en el
con el proyecto criollo de identidad nacional. espíritu universal de la humanidad.
Es así como el comunitarismo da prioridad a
la identidad diferenciada sobre la identidad En contraste con esto afirma Taylor (2001,
p. 62): “La demanda universal impele a un
compartida:
reconocimiento de la especificidad. La políti-
ca de la diferencia brota orgánicamente de la
Con la política de la dignidad igua-
política de la dignidad universal”. Lo que está
litaria lo que se establece pretende
universalmente presente –la identidad– debe
ser universalmente lo mismo, una
ser reconocido a través del reconocimiento
“canasta” idéntica de derechos e
de lo peculiar de cada identidad y esto fue
inmunidades; con la política de la
lo que no se hizo en el proceso de forja de
diferencia, lo que pedimos que sea
la identidad nacional en Colombia. El pro-
reconocido es la identidad única de
yecto republicano de nación que siguió a
este individuo o de este grupo, el
la independencia no rompió la dinámica de
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vasallaje y de desconocimiento al que habían lombiana debe demandar del Estado no sólo
sido históricamente sometidas las mayorías la protección de las costumbres, las creencias
femeninas, indígenas y negras. Los criollos y la lengua de las comunidades marginadas
optaron por la defensa de la civilización eu- culturalmente, sino la implementación de
ropea como camino seguro para construir la políticas públicas parcializadas que permitan
nación y la identidad nacional. disminuir el desequilibrio introducido histó-
ricamente. A propósito de esto, Taylor ve un
La civilización mestiza fue con- paralelismo entre la parcialidad introducida
cebida como un proceso de blan- al implementar políticas redistributivas, como
queamiento en el cual no quedaran respuesta a la preocupación por la permanen-
vestigios de las razas indígena y cia de algunas personas en la segunda clase
negra... La tarea de construir una de ciudadanía por razones económicas, y
nación civilizada tampoco requería la necesidad de favorecer a algunos grupos
la presencia política de las mujeres. mediante un trato diferenciado para evitar
El mejoramiento de su condición de- la discriminación. Taylor ve tal paralelismo
pendería de la suerte de los hombres en el pensamiento de Will Kymlicka, quien:
y de su concurso en el ámbito priva-
do del hogar (Rojas, 1997, p. 51). […] trata de defender cierto tipo de
política de la diferencia [...] pero
La paradójica exclusión y destrucción cultu- desde una base que se encuentra
ral de las que fueron objeto quienes estaban firmemente ubicada dentro de la
llamados a la inclusión universal en nombre teoría de la neutralidad liberal [...]
de la igualdad muestra la incompleta acep- En ciertas circunstancias, para las
tación del proyecto moderno por parte de la poblaciones en desventaja, la inte-
clase criolla dominante. Mientras la política gridad de la cultura puede requerir
del universalismo reconoce la igualdad en que les asignemos mayores recursos
dignidad de todo ciudadano y niega la discri- o derechos que a los demás. El ar-
minación entre diferentes estratos jerárquicos gumento es perfectamente paralelo
de ciudadanía, en el caso colombiano no sólo al que se ha establecido en relación
se transgredió el principio de no discrimina- con las desigualdades económicas
ción, sino se condenó a los discriminados a (2001, p. 64).
un total desconocimiento cultural por parte
de los otros y –lo que es más grave– por parte De esta forma los comunitaristas advierten
de ellos mismos. bien la conexión que media entre la discri-
minación política por razones culturales y la
El caso colombiano de igualación cultural a discriminación económica que algunas veces
que respondió el proyecto de nación introdujo preocupa al liberalismo. John Rawls, epígono
otro problema, pues la igualación no sólo del liberalismo de los derechos individuales,
afectó los derechos civiles y políticos sino se condiciona el ideal de una sociedad justa a
extendió a la esfera económica. “Las personas los principios de la libertad y de la diferencia:
a quienes la pobreza ha impedido sistemáti-
camente aprovechar de lleno sus derechos de
ciudadanía han sido relegadas, según esta opi-
nión, a la categoría de segunda clase” (Taylor, 1. Toda persona tiene igual derecho
2001, p. 60). En este sentido conviene señalar a un régimen plenamente suficiente
que una sociedad fragmentada como la co- de libertades básicas iguales, que sea
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compatible con un régimen similar concretar el reconocimiento de la pluralidad


de libertades para todos. 2. Las des- cultural en Colombia.
igualdades sociales y económicas
deben satisfacer dos condiciones:
primero, deben estar ligadas a em- La participación en el proceso de
pleos y funciones abiertas a todos reconocimiento de la pluralidad
bajo condiciones de igualdad de cultural
oportunidades; y segundo, deben La imposición de algunas formas culturales
beneficiar a los miembros menos sobre otras se evidencia en las distintas for-
favorecidos de la sociedad (Rawls, mas de colonialismo que siempre cuentan con
1997, p. 27). un arma muy poderosa en la inoculación de
una auto-imagen inferior en los colonizados y
La preocupación comunitarista, en cambio, pervive en la discriminación occidental hacia
se enfoca sobre la última parte del segundo quienes proceden de otras culturas. Taylor
principio, que propende por la protección de suscribe la tesis de Frantz Fanon: “Los grupos
los menos favorecidos. dominantes tienden a afirmar su hegemonía
inculcando una imagen de inferioridad a los
No es fácil armonizar el universalismo que subyugados” (Taylor, 2001 p. 97). He ahí la
previene contra la discriminación y el comu- importancia de las políticas de educación
nitarismo que busca un trato diferenciado, de multicultural: “Así como todos deben tener
ahí las críticas mutuas entre estas dos maneras derechos civiles iguales e igual derecho al
de interpretar los derechos. A la política de voto, cualesquiera que sean su raza y su cul-
la diferencia se le critica porque “viola el tura, así también todos deben disfrutar de la
principio de la no discriminación” (Taylor, suposición de que su cultura tradicional tiene
2001, p. 67) y a la política de la dignidad un valor” (Taylor, 2001, p. 100).
universal porque “niega la identidad cuando
constriñe a las personas para introducirlas en La permanencia de estas relaciones de
un molde homogéneo que no les pertenece de dominación cultural justifica una profunda
suyo” (Taylor, 2001, p. 67). Los comunitaris- reflexión orientada a reivindicar la supervi-
tas buscan corregir la ceguera de la política vencia cultural de grupos en desventaja y el
de la dignidad universal, que “luchaba por necesario reconocimiento por parte de todos
unas formas de no discriminación que eran del valor de las diferencias culturales.
enteramente ciegas a los modos en que di-
fieren los ciudadanos” (Taylor, 2001, p. 62). La premisa fundamental de estas
En la política de la diferencia se redefine la demandas es que el reconocimiento
no discriminación, exigiendo que se haga forja identidad... [y] En calidad de
de las distinciones “la base del tratamiento hipótesis la afirmación es que todas
diferencial” (Taylor, 2001, p. 62). las culturas que han animado a socie-
Aunque medidas que favorecen algunos dades enteras durante algún periodo
miembros de grupos marginados en el acceso considerable tienen algo importante
a la educación o al empleo puedan ser vistas que decir a todos los seres humanos
como injustas desde una perspectiva iguali- (Taylor, 2001, pp. 97-98).
taria, en realidad la política de la diferencia
no niega la política universal de la dignidad,
y parece ser el camino por el que se ha de
Vol. 30, No. 100 (2009) 107

Es razonable suponer que las cultu- en una forma sutil e inconsciente, resulta
ras que han aportado un horizonte de sumamente discriminatoria”. Sin embargo, lo
significado para gran cantidad de se- más preocupante para él es que el liberalismo
res humanos, de diversos caracteres no sea más que “un particularismo que se
y temperamentos, durante un largo disfraza de universalidad” (Taylor, 2001, p.
periodo –en otras palabras, que han 68). Esta crítica parece válida y oportuna en
articulado su sentido del bien, de lo lo que se refiere a la forma androcéntrica y
sagrado, de lo admirable– casi cier- eurocéntrica propia del proyecto excluyente
tamente deben tener algo que merece de forjar identidad nacional a partir del dis-
nuestra admiración y nuestro respeto curso de la dignidad universal.
(Taylor, 2001, p. 100).
No se debe desconocer la estima de la que
Esto implica ir más allá del mero conocimien- se es objeto por parte de los demás si se trata
to de las diversas formas culturales y alcanzar de alcanzar “un sistema caracterizado por
el campo jurídico. la igualdad, la reciprocidad y la unidad de
propósito” (Taylor, 2001, p. 67) en que todos
Desde una perspectiva multicultural la in- los ciudadanos sean honrados por igual. En
fravaloración de cualquier grupo humano este sentido Rousseau había propuesto ya el
aparece no sólo como equivocada fáctica- Estado del contrato social, en que “el pueblo
mente por no reconocer la diversidad, sino debe ser, a la vez, soberano y súbdito” (Ta-
como moralmente incorrecta por rechazar el ylor, 2001, p. 77), para lo cual la libertad, la
principio fundamental que reconoce el mismo indiferenciación de papeles de los ciudada-
potencial común a todos los seres humanos. nos y el sólido propósito común deben ser
El sentido moderno de la dignidad humana inseparables. Sin embargo, con esto deja a
como capacidad para dirigir la propia vida cada quien en dependencia con respecto a la
en forma autónoma ha sido en Colombia voluntad general –como medida para prevenir
sistemáticamente negado tanto a las mujeres dependencias bilaterales– y no debe olvidarse
como a las comunidades afrodescendientes e que “ésta ha sido la fórmula para las formas
indígenas. Esta dignidad universal se ubica más terribles de tiranía homogeneizante”
en el mismo nivel del potencial de moldear y (Taylor, 2001, p. 77).
definir la propia identidad, “como individuos
y como cultura” (Taylor, 2001, p. 65). Si bien Hegel y Rousseau aciertan al afirmar
que “la lucha por el reconocimiento sólo
Los grupos marginados deben participar en puede encontrar una solución satisfactoria, y
la forja de la identidad nacional para que ésta ésta consiste en el régimen del reconocimien-
responda a los parámetros modernos, pero to recíproco entre iguales” (Taylor, 2001,
debe tenerse muy presente que las críticas p. 76), tal régimen debe ser ampliado para
más radicales hechas desde la política de que en él se pueda reconocer la diferencia.
la diferencia al liberalismo de la dignidad Esto falló en el caso colombiano en el que el
igualitaria coinciden al señalar que los libera- reconocimiento sólo se dio entre las clases
lismos no son sino reflejo de algunas culturas culturalmente dominantes y para los otros
particulares. Para Taylor (2001, p. 67), la hubo desconocimiento y discriminación. Des-
ceguera de la dignidad igualitaria es reflejo de la óptica liberal los derechos individuales
de una cultura hegemónica y evidencia que siempre deben ocupar el primer lugar, pues
“la sociedad supuestamente justa y ciega a las “una teoría de los derechos correctamente
diferencias no sólo es inhumana (en la medida entendida no es, de ninguna manera, ciega
en que suprime las identidades) sino también, frente a las diferencias culturales” (Haber-
108 Cuadernos de filosofía latinoamericana

mas, 1999, p. 194) y en ella las provisiones 97), existen otros modelos de sociedad liberal
no discriminatorias deben tener precedencia que no aplican de manera uniforme las reglas
sobre las metas colectivas, pero el recono- derivadas de los derechos y no desconocen
cimiento de las diferencias culturales y la la importancia de las metas colectivas. Estas
corrección de las discriminaciones sociales formas de liberalismo alternativo, preconiza-
y económicas que se derivan de la margina- das por Taylor y a las cuales podría aproxi-
ción cultural deben ser condiciones para que marse cada vez más la organización política
el proyecto liberal se concrete en Colombia. de la sociedad colombiana, distinguen entre
los derechos fundamentales inalienables y
Universalistas como John Rawls y Jürgen otros que pueden concretarse de diversas
Habermas proponen que el trato recíproco e maneras.
igualitario, por ser procesal, guarda indepen-
dencia con respecto a los fines sustantivos de Estas modalidades del liberalismo
la vida, pero comunitaristas como Taylor y están dispuestas a sopesar la im-
Walzer muestran que eso sólo se puede lograr portancia de ciertas formas de trato
si se reconocen las diferencias culturales y no uniforme contra la importancia de
se colige de ellas la discriminación social, la supervivencia cultural, y optan
política y económica. La neutralidad de la a veces a favor de esta última... No
sociedad y del Estado ante las concepciones constituyen modelos procesales de
de vida buena históricamente desconocidas y liberalismo, pero se fundamentan en
políticamente marginadas debe ser entonces buena medida en los juicios acerca
reconsiderada para que la meta universal del de lo que es una vida buena (Taylor,
liberalismo pueda ser alcanzada sin pasar por 2001, p. 91).
encima de las metas colectivas de las mino-
rías, pues “una sociedad liberal se distingue
La versión rígida del liberalismo que le
como tal por el modo en que trata a las mino-
apuesta a la neutralidad puede todavía ser
rías” (Taylor, 2001, p. 88), en este sentido los
defendida pretendiendo que encarna el ideal
principios de la teoría de la justicia deberían
de “un terreno neutral en que podrían unirse
proponerse en orden inverso, comenzando
y coexistir personas de todas las culturas”
por el favorecimiento de lo más vulnerable.
(Taylor, 2001, p. 92), pero esto sería descono-
Para Taylor una sociedad puede perseguir cer importantes visiones culturales como las
con ahínco ciertas metas colectivas sin dejar indígenas, en que “no puede hablarse siquiera
por ello de ser liberal, ya que en la diversidad de separar la política y la religión en la forma
debe respetar las divergencias de aquellos que como hemos llegado a esperar que acontezca
no comparten sus metas comunes dejando a en la sociedad liberal de Occidente” (Taylor,
salvo los derechos fundamentales. “Hay que 2001, p. 92).
distinguir las libertades fundamentales, las
Para Taylor el liberalismo tradicional no
que nunca deben ser infringidas [...] de los
puede reunir a todas las culturas en cuanto
privilegios y las inmunidades que a pesar de
no es sino la expresión política de una cultura
su importancia se pueden revocar o restrin-
occidental incompatible con otras. “Además,
gir por razones de política pública” (Taylor,
como bien lo saben muchos musulmanes,
2001, p. 89).
el liberalismo occidental no es tanto una
Para superar un liberalismo “culpable de las expresión de la visión secular posreligiosa
acusaciones que le dirigen los partidarios de que se popularizó entre los intelectuales
la política de la diferencia” (Taylor, 2001, p. liberales, cuanto un retoño más orgánico del
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cristianismo” (Taylor, 2001, p. 92). No cabe vida de los menos aventajados con los demás
entonces atribuir al liberalismo la neutralidad sectores de la sociedad se debe asegurar las
cultural con la que de ordinario se le asocia, identidades colectivas de todos los grupos
pues se trata de un credo combatiente (Taylor, que conforman tal sociedad. Por su parte,
2001, p. 93). Taylor ve la contraposición que se da entre
la formulación de los derechos individuales
Ante las críticas comunitaristas el Estado de- a iguales libertades y la real garantía de tales
mocrático de derecho se resquebraja porque identidades. Al contraponer la universaliza-
está cimentado sobre la base de los derechos ción de los derechos subjetivos y la conside-
individuales. Por esta razón pensadores como ración de las diferencias culturales, pone en
Taylor y Walzer cuestionan la comprensión entredicho la neutralidad ética frente a las
moderna de la libertad, de cuño individualista concepciones particulares del bien, neutrali-
y proponen una segunda versión del liberalis- dad propuesta por teorías liberales como las
mo que incluya el respeto a formas de vida y a de Rawls y Habermas.
concepciones del mundo amenazadas por ser
propias de los grupos en desventaja. Frente a la neutralidad demandada por los
liberales universalistas, Taylor y Walzer
La propuesta de Taylor consiste en pasar señalan la necesidad que tiene el Estado de
de un liberalismo ciego a la diferencia a un derecho de fomentar determinadas concep-
liberalismo que parta de la diferencia, pero a ciones particulares del bien. Sin embargo,
ella se oponen pensadores universalistas de Habermas explica que las limitaciones a los
la talla de Habermas, para quien una teoría derechos fundamentales que la neutralidad
de los derechos, formulada en términos indi- protege, son propuestas por los comunitaris-
vidualistas, responde a las luchas colectivas tas al no entender correctamente la teoría de
por la identidad sin que sea necesario pensar los derechos individuales, que creen ciega
otro tipo de liberalismo. ante las diferencias culturales. Para Habermas
En el punto decisivo Taylor se mantiene es claro que el principio de igual respeto por
ambiguo. Distingue dos versiones del Estado los individuos sí garantiza la posibilidad
democrático de derecho que denomina libe- que tiene cada quien para llevar a cabo su
ralismo 1 y liberalismo 2. Esta denominación proyecto personal de vida, de acuerdo con la
sugiere que la segunda versión favorecida por concepción de bien, propia de su comunidad
él tan sólo corrige una comprensión inadecua- cultural. Si se pretende, como los comuni-
da de los principios liberales. Si se mira más taristas, que el Estado debe proteger ciertas
de cerca, la versión de Taylor ataca, empero concepciones y abandonar entonces su neu-
estos principios en sí mismos (Habermas, tralidad, se niega la autolegislación según la
1999, p. 191). cual los destinatarios del derecho sólo pueden
serlo si se consideran los mismos autores de
Habermas reconoce la insuficiencia –seña- las leyes. El paternalismo descubierto por
lada por algunos comunitaristas– que tiene Habermas en la base del comunitarismo esta-
la distribución de los bienes colectivos para blece una dicotomía entre autonomía privada
garantizar el reconocimiento de las identida- y autonomía pública, división que conlleva
des colectivas y la igualdad de derechos de las la dificultad de establecer los criterios para
particulares formas de vida. También propone saber cuándo “lo igual ha de tratarse igual y
que desde esta perspectiva la equidad depen- lo desigual de forma desigual” (Habermas,
de de la identidad cultural, pero advierte que 1999, p. 194).
antes de poner a la par las condiciones de
110 Cuadernos de filosofía latinoamericana

El reconocimiento de los derechos individua- sexual o cultural y propone que se haga una
les comprende la integridad del individuo de interpretación adecuada de las necesidades
una manera tal, que incluye los contextos par- reales diferenciadas por la identidad de gé-
ticulares de vida que configuran su identidad, nero o de cultura.
por esta razón, dice Habermas, el sistema de
derechos individuales sí atiende a las desigua- Para Habermas las luchas por la identidad
les condiciones de vida de las clases sociales de un género particular generan para los
y garantiza las diferencias culturales entre miembros de los demás géneros una mejor
los grupos particulares. La igualdad jurídica interpretación de su propia identidad y modi-
garantiza, pues, la diferencia fáctica en la fica su rol social, pero en el caso de las luchas
medida que concede una libertad de acción que reivindican la identidad colectiva de
que puede ser ejercida de manera diferente minorías étnicas y culturales oprimidas, los
por cada uno como miembro de una comu- demás grupos no tienen por qué modificar su
nidad particular. propio papel, a no ser que se trate de grupos
étnicos que fuerzan los estados nacionales
Aunque Habermas concede que para hacer a conceder espacios para ejercer formas de
uso de la igualdad jurídica debería contarse autonomía como la lingüística. La dificultad
con una igualdad fáctica en las condiciones que surge en las luchas de las minorías étnicas
materiales de vida, no considera que deba de un estado nacional es que vistas desde otro
introducirse una intervención que en aras patrón, son mayorías que pueden oprimir a
del igualitarismo limite la libertad necesaria otros grupos presentes en el espacio geográfi-
para configurar la vida de manera autóno- co que ocupan, como claramente ocurre en las
ma. Para él la dicotomía introducida por los comunidades negras e indígenas con respecto
comunitaristas desconoce la conexión que a sus componentes femeninos.
hay entre Estado de derecho y democracia,
pero también la que hay “entre los derechos El derecho criticado por Taylor, cuya pro-
subjetivos de las personas privadas y la auto- puesta es tanto jurídica como política, es
nomía pública de los ciudadanos participantes formal, individualista, positivo y coactivo,
en el proceso legislativo” (Habermas, 1999, pero democrático, en tanto establecido por un
p. 195). procedimiento democrático. Por esta razón, la
respuesta de Habermas a estas críticas se con-
La dificultad de armonizar la igualdad con creta en una “concepción procedimental del
la diferencia en el Estado de derecho se evi- derecho según la cual el proceso democrático
dencia en las consecuencias ambivalentes de debe asegurar simultáneamente la autonomía
conquistas en el terreno de la equidad, como privada y la autonomía pública” (Habermas,
las logradas por los movimientos feministas7. 1999, p. 197). La respuesta de Habermas es
Los resultados de estos logros en el terreno contundente: las minorías deben participar
de la igualdad muestran cómo la libertad políticamente a través de los individuos que
deviene limitaciones para ella misma. Ante las conforman. No hay Estado de derecho sin
esta dificultad Habermas advierte que es el democracia y por eso, antes que el Estado ga-
paternalismo estatal el que genera restriccio- rantice algún trato especial para cierto grupo,
nes a la libertad por orientarse de acuerdo los miembros de éste deben hacer uso de su
con estereotipos tradicionales de identidad autonomía ciudadana mediante discusiones
públicas a propósito del trato igual y diferente
7 El acceso al empleo, por ejemplo, ha
que se requiere en diversos planos de su vida.
redundado en feminización de la pobreza y en
la desprotección de la prole.
Vol. 30, No. 100 (2009) 111

Al parecer de comunitaristas como Walzer del derecho no sólo se esgrimen argumentos


y Taylor, es necesario introducir otro tipo morales sino también se recurre a argumentos
de liberalismo que garantice los derechos éticos. Por esta razón los comunitaristas se
fundamentales pero que no subordine los equivocan al ver paralelamente la voluntad
bienes colectivos a los derechos individua- política de una sociedad y la autocomprensión
les y proteja tradiciones particulares. Ante ético-política de grupos particulares, pues son
esta propuesta Habermas advierte que los estas comunidades determinadas al lugar en
argumentos en favor de los bienes colectivos que se realiza el derecho. “La teoría de los
deben ser expresados, entonces, en términos derechos de ninguna manera les prohíbe a
de derechos, pues la atención de fines co- los ciudadanos del Estado democrático de
lectivos “no puede disolver la estructura del derecho que hagan valer en su ordenamiento
derecho, ni puede destruir la forma jurídica” estatal general una concepción del bien que
(Habermas, 1999, p. 205). Es cierto que la comparten desde el inicio o que acuerdan
normativización de los modos de conducta mediante los discursos políticos” (Habermas,
debe abrirse por medio del derecho a la 1999, p. 208).
voluntad política de la sociedad, pero para
él “todo ordenamiento jurídico es también Cuando una minoría logra reconocimiento
la expresión de una forma de vida particular jurídico y autonomía, por ejemplo para
y no sólo el reflejo especular del contenido decidir la lengua y la religión en que deben
universal de los derechos fundamentales” ser educados sus miembros, el problema
(Habermas, 1999, p. 205). no desaparece, pues surgen otros grupos
minoritarios que hacen vindicaciones frente
Para Habermas la protección de la integridad dicha comunidad que ante ellos aparece como
del sujeto jurídico tiene como condición ne- una mayoría dominante. El problema no se
cesaria “el estricto tratamiento igual –dirigido encuentra en la neutralidad ética del derecho
por los propios ciudadanos– de los contextos moderno sino en la tensión que genera el ca-
de vida que aseguran su identidad” (Haber- rácter cultural de todo ordenamiento jurídico.
mas, 1999, p. 197). Desde su punto de vista, Las ideas particulares sobre el bien están
la igualdad garantiza entonces la diferencia. incluidas en el derecho gracias a la participa-
La perspectiva moral juzga si algo es bueno ción democrática con que éste se construye y
para todos de la misma manera, pero no esto imprime un carácter cultural a tal proceso
puede juzgar las valoraciones fuertes que los de configuración jurídica. Esta visión parece
grupos hacen desde su particular perspectiva haber sido la que posibilitó en Colombia el
estableciendo si algo es bueno para ellos a reconocimiento de la pluralidad cultural en
partir de su propia identidad ética y política. la Constitución de 1991, que estableció la
Como las normas jurídicas regulan la inte- participación política de las comunidades
racción humana en sociedades concretas, el indígenas y negras en el poder legislativo.
liberalismo tradicional exige la neutralidad
ética del derecho para que no procure obje- Son muchos los elementos de análisis apor-
tivos colectivos y deje a salvo la libertad, el tados por la discusión entre los liberales co-
bienestar y la seguridad de cada ciudadano munitaristas a los que preocupan los derechos
visto individualmente. colectivos y los liberales universalistas que
fundamentan su discurso en los derechos
Según Habermas, el ordenamiento jurídico individuales, pero merece especial atención
expresa la autocomprensión, la vida y la idea la preocupación comunitarista por la forja de
de bien de una colectividad determinada, pues la propia identidad y su relación con el reco-
en el proceso comunicativo de construcción nocimiento por parte de los otros. También
112 Cuadernos de filosofía latinoamericana

debe subrayarse la importancia dada por los que fue posible gracias a las acciones estata-
universalistas a la participación política de les proyectadas desde el Instituto Colombiano
todo ciudadano, incluidos los miembros de para la Reforma Agraria (INCORA).
las comunidades culturales marginadas his-
tóricamente, como condición de legitimidad Como resultado del procesual abandono de
para toda legislación y ordenamiento político. la idea de civilizar a los indios y el empo-
deramiento de las comunidades indígenas,
estas comunidades no sólo consiguieron
La Constitución de 1991 y el nuevos resguardos, sino lograron reducir la
reconocimiento del pluralismo injerencia aniquilante de iglesias, entre ellas
cultural la iglesia católica, sobre sus tradiciones. Es
así como vieron que desde 1978 el Ministe-
En la actual legislación colombiana se en- rio de Educación “asumió la etnoeducación
cuentra de alguna manera, quizás incipiente como política oficial para los pueblos indí-
todavía, expresada la política comunitarista genas, promoviendo la educación bilingüe e
del reconocimiento al lado de la política intercultural” (Pineda, 2002, p. 13). Estos an-
universal de la no discriminación, con lo tecedentes prepararon el terreno para la ratifi-
que se redirecciona la dinámica histórica cación del convenio 169 de la Organización
de marginación y desconocimiento cultural Internacional del Trabajo (OIT), referente a
que ha acompañado el proceso de la forja de la autonomía de los pueblos indígenas y para
la identidad nacional. Sin embargo, se trata que en la Constitución de 1991 se propusiera
de un proceso largo que hunde sus raíces en a las comunidades indígenas como sujetos
los comienzos del siglo XX y que sólo se de derechos colectivos y se les asignara dos
verá realizado en las conquistas a favor de plazas en el Senado.
la pluralidad cultural que se logren a nivel
jurídico y político durante el siglo que está Además de prohibir la esclavitud así como
comenzando. toda forma de servidumbre y de trata de seres
humanos, la Constitución de 1991 (art. 17)
Desde comienzos del siglo XX, algunos afirma que “el Estado reconoce y protege
sectores de la sociedad colombiana habían la diversidad étnica y cultural de la Nación
reconocido la dignidad de la condición indí- colombiana” y que al lado del castellano,
gena y promovieron una visión dignificante idioma oficial, “las lenguas y dialectos de los
de su cultura. “Algunos de ellos veían en la grupos étnicos son también oficiales en sus
indianidad la fuente de la nacionalidad, mien- territorios” (art. 10), razones por las cuales
tras que otros pensaron el resguardo como el la enseñanza impartida en las comunidades
germen de la futura organización socialista” con tradiciones lingüísticas propias debe ser
(Pineda, 2002, p. 13). El Instituto Indigenista bilingüe.
Colombiano, fundado en 1941 promocionó la
reivindicación de la dignidad de los pueblos De esta manera la Constitución de 1991 es-
indígenas y promovió un nuevo horizonte tablece que Colombia es un país multi-étnico
para la política indigenista en Colombia. Esta y pluri-cultural, rompiendo con el paradigma
política se institucionalizó con la creación de tradicional de la homogeneidad cultural bajo
la Oficina de Negocios Indígenas, establecida el cual había sido concebida la organización
durante el Frente Nacional, que dio origen a la de la sociedad colombiana.
División de Asuntos Indígenas del Ministerio
de Gobierno. La ley 135 de 1961 abrió la po- Haciendo un justo reconocimiento
sibilidad de crear nuevos resguardos, empresa a la composición multi-étnica de la
Vol. 30, No. 100 (2009) 113

nacionalidad colombiana, la Cons- Se puede ver que la Constitución de 1991


titución de 1991 le dio funciones significó un cambio radical en lo que con-
jurisdiccionales a las autoridades cierne a los derechos de los indígenas, pero
indígenas en los conflictos que se no se puede decir lo mismo de los grupos
susciten entre los miembros de su afro-descendientes dado que la Asamblea
respectivo grupo, por hechos ocurri- Constituyente no incluyó delegados suyos y
dos dentro de su jurisdicción, siem- sólo los mencionó en el Artículo transitorio
pre que con ello no se contradiga 55. Este artículo, que reconoció a las comu-
la filosofía general que informa la nidades negras como grupos étnicos, anunció
Constitución (Garay, 2002, p. 223). la creación de mecanismos para la protección
de su identidad cultural y de sus derechos
Estos cambios se enmarcan en la dinámica colectivos. Además proyectó el fomento
de reconocimiento de la pluralidad cultural de su desarrollo económico y social, “con
que se dio en América Latina durante los el fin de garantizar que estas comunidades
años noventa y que produjo como resultado obtengan condiciones reales de igualdad de
para las comunidades indígenas: “el recono- oportunidades frente al resto de la sociedad
cimiento a sus propias formas de gobierno, el colombiana” (Helg, 2004, p. 38).
derecho al territorio y el ejercicio de formas
Este artículo transitorio fue convertido por
de jurisdicción propias” (Villa, 2001). En el
la Comisión Especial de Comunidades Ne-
caso colombiano esto se puede entender por
gras en la ley 70 de 1993, que reconoce la
la composición pluralista de la Asamblea
propiedad colectiva ancestral de las comu-
Constituyente de 1991, que permitió propo-
nidades negras, les concede dos plazas en
ner un orden constitucional “que controlara
la Cámara de Representantes y promueve
la arbitrariedad estatal, favoreciera la parti-
su identidad cultural así como su desarrollo
cipación de nuevas fuerzas políticas, estimu-
económico. No obstante, este reconocimiento
lara el pluralismo y lograra mayor justicia
se limita a las comunidades asentadas en
social” (Uprimny, 2001, p. 97). El Estado
las riberas de la Costa Pacífica sin abarcar
Social de Derecho apareció entonces como
a los grupos negros de otras regiones ni a
una herramienta que se complementaba con
las comunidades de zambos y de mulatos.
el multiculturalismo para hacer realidad la
“En realidad, la definición de comunidades
justicia social y el aprecio de las diferencias8.
negras está inspirada en la de comunidades
indígenas [...] las tierras de las comunidades
negras son definidas como baldías, no como
suyas; los negros están considerados como
8 En agosto de 1993, Leonor Zabalata, una pobladores, no como propietarios... [y] se
indígena colombiana de la Sierra Nevada de les da el derecho a la propiedad colectiva,
Santa Marta, solicitaba ante la Subcomisión de
no comunal” (Helg, 2004, pp. 38-39). De
la Prevención de Discriminación y Protección
de las Minorías de la Organización de las esta suerte, a las comunidades negras no se
Naciones Unidas con las siguientes palabras: les concedió el derecho al gobierno local ni
“Necesitamos que las sectas y religiones funciones jurisdiccionales, como se concedió
abandonen nuestras tierras porque nosotros a los indígenas.
tenemos nuestras propias religiones y formas
de pensamiento... Es urgente oponerse a la No deja de ser irónico que justo cuando se
asimilación forzosa que nos han impuesto.
Nuestros pueblos tienen derecho a considerarse
promulgaba esta ley, en el Urabá chocoano
diferentes y ser respetados como pueblos se desencadenara una profunda crisis huma-
diferentes” (Schlegelberger, 1995, p. 47). nitaria a causa del desplazamiento forzoso de
114 Cuadernos de filosofía latinoamericana

comunidades afro-colombianas, producido tanto del Estado como de la sociedad civil


por las masacres que evidenciaban el avance con sus propios logros.
de los grupos armados de la derecha en la
región. “Hoy buena parte de los desplazados En el análisis sobre los alcances de la legisla-
por la fuerza son dueños tanto de territorios ción colombiana de cara al multiculturalismo,
colectivos creados al amparo de la Ley 70 de es necesario evitar dos extremos: “la tendencia
1993, como de entidades territoriales indíge- a eliminar toda importancia a los diseños ins-
nas” (Arocha, 2004, pp. 160-161). titucionales, o el vicio opuesto de considerar
que todos los problemas sociales pueden ser
Estos hechos evidencian que pese al plu- resueltos por una simple ingeniería constitu-
ralismo sin precedentes alcanzado por la cional” (Uprimny, 2001, p. 102). Lo cierto es
Asamblea Constituyente, no se logró un tra- que gracias a la ampliación del horizonte le-
tamiento igualitario para los grupos culturales gislativo en Colombia, la Corte Constitucional,
integrantes de la gran comunidad política uno de los entes creados en 1991, ha tenido
colombiana y que el Estado Multicultural que habérselas con cuestiones que exigen una
Social de Derecho en Colombia sigue siendo ampliación de los instrumentos de análisis y de
un proyecto en construcción. Para hacer reali- juicio tradicionales, así lo expresa el Senador
dad este Estado, todavía es necesario superar Carlos Gaviria cuando afirma:
las violaciones a los derechos humanos y la
impunidad, pero no menos la desigualdad, la En materia de pluralismo, y es-
pobreza y la miseria, fenómenos todos que pecíficamente en el ámbito de las
siguen estando asociados a factores étnicos jurisdicciones constitucionales, la
y culturales, pues “¿quién puede razonable- Corte Constitucional ha tenido que
mente negar que la falta de alimentación, enfrentar desafíos sorprendentes
salud, vivienda o educación afecta la dignidad pero estimulantes, apelando a herra-
humana, y por ende disminuye la capacidad mientas conceptuales que los juristas
de las personas para ser ciudadanos autóno- distamos mucho de manejar con des-
mos?” (Uprimny, 2001, p. 106). treza por ser propias de las ciencias
sociales empíricas (Sánchez, 2001).
Si bien la Constitución de 1991 representa
un avance en el proceso de consolidación
La salvaguarda de la libertad y de la igualdad
del Estado Multicultural Social de Derecho
en Colombia, al lado de los derechos colec-
en Colombia, su implementación no ha lo-
tivos de las minorías históricamente discri-
grado todavía los resultados esperados por la
minadas es un deber irrenunciable y debe ser
sociedad colombiana, que en su elaboración
subrayado en el momento presente, en que “la
experimentó un cambio renovador hacia el
administración del presidente Álvaro Uribe
pluralismo. Las causas de la insuficiente
Vélez podría fortalecer el monoculturalismo,
aplicación de las nuevas leyes y la incapa-
proceso antecedido por la proliferación de
cidad del Estado para velar por los derechos
guerreros en todos los territorios étnicos
individuales y colectivos consagrados en la
de la Nación, cuya consecuencia lógica ha
Carta de 1991 pueden obedecer a diferentes
sido el destierro, siempre de la mano de la
razones, entre ellas algunas relacionadas con
expansión de la frontera agrícola” (Arocha,
elementos del entorno tales como “la globa-
2004, p. 160).
lización, el narcotráfico, la continuación del
conflicto armado” (Uprimny, 2001, p. 100),
pero luego de más de diez años de vigencia las
evidencias acusan una falta de compromiso
Vol. 30, No. 100 (2009) 115

Hay que tomar en serio las críticas que desde Gaviria, C. (s.t.) (2001). En Sánchez, E. &
el comunitarismo se hacen a las versiones Jaramillo, I. La jurisdicción especial
rígidas del liberalismo, pero también las que indígena. Bogotá: Procuraduría General
se hacen al Estado benefactor. Sin embargo, de la Nación. www.alertanet.org
no es posible abandonar los ideales de justicia
social que encarna el Estado de Derecho ni Habermas, J. (1999). La lucha por el reco-
la importancia de inculturar adecuadamente nocimiento en el estado democrático
sus políticas en las comunidades indígenas de derecho. En La inclusión del otro.
y negras que conforman la riqueza cultural Barcelona. Paidós.
de Colombia.
Helg, A. (2004). Constituciones y prácticas
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