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Cuando pensamos en “medio ambiente,” la figura que a menudo surge es una de bosques,
cerros, orillas del mar, praderas, y riachuelos, con pocas, si hubiese, personas. Eso es con
seguridad un aspecto de lo que queremos decir con medio ambiente – los lugares salvajes
que son dejados en manos de la naturaleza, y a los que sólo entramos como visitantes. Pero
nuestro medio ambiente también abarca calles, granjas, fábricas, parques, minas, edificios
de oficina, y casas, entre otras cosas.
Cuando hablamos sobre la calidad del medio ambiente, entonces, estamos hablando sobre
la calidad de nuestro medio ambiente total, no sólo el medio ambiente natural. La calidad
medioambiental es una medida de la salud del medio ambiente en sí (incluyendo las plantas
y animales que mantiene), y de los efectos que tiene en la salud, comodidad, y estado
psicológico de la gente que lo habita.
En términos más amplios, nuestro medio ambiente consiste en el aire, el agua, y la tierra
que componen al planeta y a las plantas y animales que viven sobre o en él. Junto con ello,
tenemos que considerar al medio ambiente construido – el medio ambiente que creamos
para nosotros mismos – y como éste afecta nuestra salud y comodidad y la salud de nuestro
medio ambiente natural; los recursos naturales de los cuales dependemos para sustentar ese
medio ambiente construido; las posibilidades recreacionales que el medio ambiente natural
brinda; y estética – el rol que la belleza natural juega en nuestra relación con el medio
ambiente natural.
Impacto ambiental
Los seres humanos han ido modificando su entorno como consecuencia del crecimiento y
flujos de la población, así como del aumento y cambios de las necesidades de las personas
y del aumento en la complejidad de las sociedades. Esto se refleja en las actividades que
realizan, tanto en los tipos de actividades como en los modos en que las llevan a cabo.
Actualmente, las alteraciones provocadas por las personas comprenden casi todos los
aspectos del mundo natural: el agua, el aire, el suelo, la flora, la fauna y todos los
ecosistemas, tanto terrestres como marinos, ocasionando la modificación acelerada de
su hábitat, el agotamiento de los recursos naturales y la extinción de miles de especies. Las
causas se encuentran en la disposición de los residuos sólidos y peligrosos que generan,
la contaminación del agua y del aire y la sobreexplotación de los recursos naturales.
El aire que respiramos tiene una composición muy compleja y contiene alrededor de mil
compuestos diferentes. Los principales elementos que se encuentran en el aire son
nitrógeno, oxígeno e hidrógeno. Sin estos tres compuestos, la vida sería imposible.
La calidad del aire está determinada por su composición. La presencia o ausencia de varias
sustancias y sus concentraciones son los principales factores determinantes de la calidad del
aire.
De modo que, junto a la actividad humana en busca de mayor bienestar y nivel de vida,
aparece el problema de la contaminación ambiental constituido por la presencia en el aire
de sustancias que implican riesgo de daño para la vida animal y vegetal así como en los
bienes de cualquier naturaleza.
Dióxido de Carbono (CO2): Es un gas incoloro, inodoro y vital para la vida en la Tierra.
Este gas absorbe la radiación térmica, provocando que la energía radiante, reflejada sobre la
superficie terrestre, sea captada en la atmósfera. De esta manera el aumento en la
concentración atmosférica de CO2 eleva la temperatura del planeta, y además los gases y
partículas que quedan flotando en el aire construyen una pantalla que impiden que veamos
el sol con claridad.
Gas metano (CH4): El gas metano, o gas natural es incoloro, inodoro e insoluble en agua.
Sus propiedades físicas y químicas y su presencia en la atmósfera, lo incluyen dentro del
grupo de “gases de efecto invernadero”, ya que aumenta la capacidad de retención del calor
por la atmósfera, contribuyendo en un 15 % al calentamiento global. El gas metano calienta
la Tierra 23 veces más que la misma masa de dióxido de carbono.
Clorofluorcarbonato (CFC): Es una sustancia que destruye las moléculas de ozono. Estas
partículas llegan flotando a la estratosfera, donde los rayos ultravioletas rompen en
reacciones químicas. Ellas atrapan un átomo de la molécula de ozono y la convierten en
oxígeno común. Este contaminante puede durar en la atmósfera entre 70 y 100 años.
Monóxido de Carbono (CO): Es un gas sin olor ni color, y altamente tóxico. El CO se
encuentra en el humo de la combustión, como lo es el expulsado por automóviles y
camiones, candelabros, estufas, fogones de gas y sistemas de calefacción. Es peligroso para
las personas y animales, puesto que se fija en la hemoglobina de la sangre, impidiendo el
transporte de oxígeno en el organismo. Este gas se diluye fácilmente en el aire, pero en un
medio cerrado, su concentración puede ser mortal.
Monóxido de nitrógeno (NO): Es un gas incoloro y poco soluble en agua que se produce
por la quema de combustibles fósiles en el transporte y la industria. Se oxida muy
rápidamente convirtiéndose en dióxido de nitrógeno (NO2). Cuando el dióxido de nitrógeno
se mezcla con vapor de agua en el aire, se transforma en ácido nítrico, el cual cae del cielo
en forma de lluvia ácida.
Además, es un gas de efecto invernadero, por lo que las emisiones de este gas se las
responsabiliza parcialmente junto con el dióxido de carbono, el metano y algunos aerosoles,
de provocar el calentamiento global.
Dióxido de azufre (SO2): Es un gas contaminante incoloro y con un olor desagradable que
se origina en la combustión del carbón y el petróleo. Una vez dispersado en el medio
ambiente, el SO2 puede causar diversos efectos negativos. Mezclado con la lluvia, se llega
a transformar en ácido sulfúrico y provoca la denominada "lluvia ácida”. En el ser humano,
la inhalación de concentraciones demasiado elevadas de SO2 puede ocasionar problemas de
salud. Las vías respiratorias se irritan y, en ocasiones, se daña el tejido pulmonar.
El agua es un recurso natural único y escaso, esencial para la vida e indispensable para el
hombre. La calidad del agua tiene directa relación con la salud de las personas, su mal o
indiscriminado uso puede provocar la contaminación del recurso con el consecuente
deterioro de la calidad de los demás recursos naturales.
El agua constituye una parte esencial de todos los ecosistemas. Se estima que la totalidad de
recursos hídricos a nivel mundial alcanza los 1,45 millones de km3, de los cuales 90.000
km3 (2,5%) corresponden a agua dulce. De este total, solo el 1% corresponden a aguas
superficiales, 30% a aguas subterráneas y 69% a aguas en forma de hielo (Ministerio del
Interior y Seguridad Pública).
Esta contaminación afecta para empezar a la fauna y a los diferentes seres vivos que pueden
vivir en la misma. De esta forma los productos contaminantes se introducen en la cadena
alimenticia, y van invadiendo la misma hasta llegar a los eslabones superiores, es decir,
nosotros. Al alimentarnos de los seres vivos que viven en el agua contaminada, como por
ejemplo el pescado y el marisco, ingerimos y acumulamos las toxinas que ellos
consumieron, lo que tiene consecuencias fatales a largo plazo.
El suelo, junto con el agua y el aire, da soporte a los ecosistemas terrestres y al sistema
productivo agrario. El suelo constituye un recurso natural difícilmente renovable, ya que los
procesos que permiten su formación y regeneración son extremadamente lentos, por todo
ello es necesario establecer medidas de gestión y protección frente a su degradación.
La calidad y la salud del suelo son conceptos equivalentes, no siempre considerados
sinónimos. La calidad debe interpretarse como la utilidad del suelo para un propósito
específico en una escala amplia de tiempo. Sin embargo, el estado de propiedades
dinámicas del suelo como contenido de materia orgánica, diversidad de organismos, o
productos microbianos en un tiempo particular constituiría la salud del suelo.
Plaguicidas
Son compuestos químicos que sirven para combatir los parásitos de los cultivos, del
ganado, de los animales domésticos y del hombre y su ambiente. Sin embargo muchos
plaguicidas pueden destruir la fauna y la flora del suelo o impedir los procesos biológicos
necesarios para mantener la fertilidad. Algunos plaguicidas, como los insecticidas, pueden
permanecer en el suelo durante años.
Actividad minera
La actividad minera también contamina los suelos, a través de las aguas de relave. De este
modo, llegan hasta ellos ciertos elementos químicos como mercurio (Hg), cadmio (Cd),
cobre (Cu), arsénico (As), plomo (Pb), etcétera. Por ejemplo: el mercurio que se origina en
las industrias de cemento, industria del papel, plantas de cloro y soda, actividad volcánica,
etcétera.
Basura
Cuando amontonamos la basura al aire libre, ésta permanece en un mismo lugar durante
mucho tiempo, parte de la basura orgánica (residuos de alimentos como cáscaras de fruta,
pedazos de tortilla, etc.) se fermenta, además de dar origen a mal olor y gases tóxicos, al
filtrarse a través del suelo en especial cuando éste es permeable, (deja pasar los líquidos)
contamina con hongos, bacteria, y otros microorganismos patógenos (productores
de enfermedades).
Ácidos
Producen una alteración del sustrato original en que se implantan las especies vegetales
dejando suelos inutilizables durante años, además produce daños a todo tipo de animales,
pero principalmente a las poblaciones de microrganismos, produciendo un desequilibrio en
el ecosistema.
Metales pesados (Cd, Zn, Pb, Cu): Resultan tóxicos incluso en bajas concentraciones. Estos
contaminantes se deben a vertidos industriales y a vertederos. Estos metales, cuando entran
en contacto con el suelo, producen disminución del crecimiento normal de las poblaciones
de microorganismos y la fauna del suelo o bien, disminución del rendimiento de las
cosechas, además que representan un riesgo para los consumidores ingerir alimentos
contaminados con éstos metales.
AMBIENTE EQUILIBRADO.
Hoy en día la conservación del ambiente y el manejo sustentable de los recursos naturales
son aspectos de importancia estratégica para todos los países del mundo y, problemas como
la disponibilidad de agua para consumo humano, la desertificación, la acelerada pérdida de
biodiversidad y las catástrofes atribuibles al cambio climático, son temas prioritarios en
todas las agendas, lo cual reclama una instancia al mayor nivel técnico y político dentro de
los gobiernos, que vele por la incorporación y respeto de la variable ambiental como eje
transversal del desarrollo en todas sus dimensiones.
Polución
Contaminación
Tipos de contaminantes