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UNIDAD 1: El ser humano, un viviente muy particular.

Objetivo de la unidad: Conocer la naturaleza del ser humano y compararla con la de los otros
vivientes

Semana 1: La antropología filosófica.

Cuando el hombre no se encuentra a sí mismo, no encuentra nada.

Goethe

Aprendizajes esperados:

- Reflexionar sobre las preguntas vitales de la existencia y relacionarlas con las preguntas
clásicas de la antropología filosófica.

- Identificar el objeto y la finalidad de la antropología filosófica.

- Distinguir entre la opinión y la verdad fundamentada

Conceptos claves: Antropología - ser humano – animal racional - sentido de vida.

1. Las preguntas fundamentales de la vida: una invitación para pensar al hombre.

La filosofía es una disciplina que se hace preguntas y que busca el conocimiento verdadero.
Como forma de buscar ese saber, desde el mundo antiguo ha sido considerada una ciencia.
No en el sentido de las ciencias empíricas y comprobables, sino en tanto saber que busca
responder a las preguntas fundamentales del mundo y el hombre. Como ciencia, nace del
profundo deseo de los hombres de saber, fascinados por el asombro que las cosas
despiertan en su interior y movidos por la belleza de las realidades que vemos. Ciertamente
nos rodean muchas cosas, montañas, árboles y un sinnúmero de especies de animales. Pero

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de entre todas esas cosas, la que más despierta nuestra atención son los seres humanos, la
pregunta por nosotros mismos, por lo que somos.

Dentro de la filosofía existe una disciplina que recibe el nombre de “antropología”. Es


probable que el nombre de antropología no lo hayan escuchado antes o no sepan de qué
se trata, pero no es una realidad lejana de ustedes, nuestros estudiantes, de sus vidas y su
día a día. De muchas formas y de muchos modos se han hecho preguntas que a la
antropología le interesan. Cuando han tenido la alegría de ver a un niño recién nacido,
cuando han tenido la pena de ver partir a un ser querido, cuando encuentran a alguien a
quien amar o cuando son profundamente amados, cuando tienen un éxito profesional o
escolar o se equivocan y deben retomar el camino, es posible experimentar un profundo
sentimiento que lleva a preguntarse por lo que somos, esa maravillosa y misteriosa realidad
de ser seres vivos con tantas capacidades y oportunidades.

La antropología toma en cuenta esas preguntas, y las resume en unas pocas que finalmente
atienden a lo esencial: ¿quién es el hombre?, ¿quién soy yo?, ¿de dónde venimos?, ¿cómo
puedo llegar a ser feliz?, ¿es la muerte la última palabra? Durante siglos hombres y mujeres
se han hecho de forma viva estas preguntas. La invitación es a que tú también te sientas
involucrado y quieras dar una respuesta.

2. EL concepto de antropología y su objeto de estudio

La palabra antropología es un compuesto de dos conceptos de origen griego. Por un lado


tenemos anthropos, que significa “hombre, ser humano”, y por otra tenemos logos, que
significa “estudio o saber”. De este modo, la antropología filosófica se define como un
estudio o saber sobre el ser humano, un estudio filosófico acerca del hombre.

Ese “saber” de la antropología no es un conocimiento cualquiera. Puesto que, como


estudiaremos en este curso, el ser humano es capaz de conocer las verdades del mundo
que lo rodea, el saber de la antropología no debe ser confundido con las simples opiniones,

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que no tienen la misma validez ni pueden estar al mismo nivel que un saber reflexivo y
racional. La antropología nace de las preguntas filosóficas que vienen planteándose diversos
pensadores desde hace milenios, y sus esfuerzos por comprender al hombre no pueden ni
deben ser considerados al mismo nivel que una opinión cualquiera.

Esos mismos filósofos griegos que dieron origen a las primeras preguntas filosóficas,
distinguieron con claridad entre un saber verdadero y una opinión. La opinión se caracteriza
por fundarse en experiencias personales, nuestras vivencias e historia de vida. Hunde sus
raíces en factores culturales, psicológicos, emocionales, afectivos y muchos otros que no
siempre son acertados ni describen el mundo de manera real. Así, cuando digo “todos los
políticos son corruptos”, lo que estoy haciendo es una generalización a partir de lo que he
visto en los medios de comunicación y en mi entorno, pero basta una pequeña investigación
para darse cuenta que esa visión que poseo de los que dedican su vida a la política no pasa
de ser una opinión, pues también hay políticos honestos y esforzados. Así, la opinión no
puede ser considerada como una verdad válida; no aporta conocimiento nuevo ni
verdaderamente fundamentado. Esto no quiere decir que no debamos respetar las
opiniones, pero tampoco podemos perder de vista que al momento de buscar la verdad, las
visiones personales sin bases no son un aporte real y fidedigno.

Ahora bien, ¿qué pasa cuando alguien tiene una opinión formada e informada? En ese caso
deja de ser una opinión y pasa a ser una verdad, una descripción más acertada de la realidad
que una simple opinión, es decir, un saber verdadero. Allí radica la gran diferencia con las
opiniones. El saber verdadero busca describir de forma exacta la manera en que el mundo
es y cómo funciona, con base en observaciones y reflexiones. Los filósofos griegos tuvieron
que superar los relatos mitológicos de su tiempo y desafiar la cultura y las creencias que
reinaban en aquellos siglos, y así abrir paso a una reflexión y un pensar que les permitiera
afirmar, por ejemplo, que los árboles perdían sus hojas en otoño porque existía un ciclo en
la naturaleza, y no por razones ligadas a los dioses. Esas reflexiones que llevaron a cabo
fueron constituyendo un cuerpo de conocimientos que, con el tiempo, recibieron el nombre
de ciencia. La antropología es una de esas ciencias, y el saber que ofrece está muy por

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encima de las opiniones subjetivas de las personas. La antropología filosófica se enmarca
en un conocimiento verdadero, certero y objetivo. Es una ciencia que busca la verdad, es
decir, surge de una reflexión profunda y acabada, y no de las opiniones o creencias de cada
sujeto.

3. Finalidad de la antropología: un estudio que orienta la vida del hombre.

Ya hemos visto que la antropología es una ciencia, un saber, y que tiene por estudio al ser
humano. Pero toda ciencia, como actividad hecha por seres humanos de carne y hueso,
busca una finalidad. No hacemos ciencia sin sentido, sino que buscamos la respuesta a una
pregunta. Toda ciencia nace de una pregunta en particular: la biología se pregunta por los
organismos vivos, la física por las interacciones entre los objetos, la química por la
composición molecular de las cosas, la botánica por las características de las plantas, etc.
Cuando las ciencias se hacen preguntas acerca del hombre, lo hacen desde una perspectiva
en particular: la psicología se pregunta por su comportamiento, la anatomía por su cuerpo,
la sociología por su dimensión social, etc. Pero la antropología filosófica se sirve de todas
ellas, nos entrega una visión unitaria de todas ellas y se hace la pregunta más importante:
¿Qué es el hombre? No se trata de una pregunta cualquiera, sino que apunta al ser mismo
del hombre, lo que los filósofos han llamado “la naturaleza humana”. A esta pregunta
existen múltiples respuestas. En este curso, por la importancia que ha tenido en la historia
del pensamiento, partiremos por la respuesta que da Aristóteles.

Hace muchos siglos, Aristóteles responde a esta pregunta de forma breve y brillante: el
hombre es un animal racional. Las distintas observaciones que llevó a cabo el filósofo le
permitieron darse cuenta que el ser humano compartía las mismas características de un
animal: poseía un ciclo de vida (nacer, crecer, reproducirse y morir), podía desplazarse,
podía usar sus sentidos para explorar el mundo que lo rodeaba, etc. Pero además de ser un
animal, poseía algo que lo distinguía de entre todos los animales, su racionalidad. De entre
todos los animales, sólo el hombre puede pensar, reflexionar, hacerse preguntas y
conocerse a sí mismo.

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A cada una de estas dimensiones del ser humano, Aristóteles le asoció una parte que lo
componía: la animalidad estaba asociada al cuerpo, con el cual podemos llevar a cabo las
mismas acciones que un animal, y la racionalidad la asoció a su dimensión espiritual, el alma.
En las próximas clases estudiaremos estas partes y las capacidades o facultades que tiene
el hombre en cada una de ellas, y comprenderemos que no son partes diversas sin unidad.
Muy por el contrario, el ser humano es, al mismo tiempo, cuerpo y alma, animal y racional,
y todas sus acciones están marcadas por la unidad de estos dos aspectos de su naturaleza.

Finalmente, es importante aclarar por qué es importante estudiar antropología. Puede ser
muy interesante y enriquecedor, pero ¿qué me aporta en mi vida de estudiante de una
carrera técnica o profesional saber y conocer estas ideas filosóficas? Las temáticas que
estudiaremos probablemente no están directamente conectadas con tu carrera, pero están
conectadas con algo mucho más importante: tu vida personal. Los filósofos griegos
descubrieron una idea que ha sido influyente en toda la historia del pensamiento
occidental: la naturaleza de un objeto me permite comprender el sentido de su existencia.
Si no conozco lo que es un martillo, difícilmente voy a poder entender para qué sirve y la
relación que guarda con los clavos y los trozos de madera. De la misma forma, si no conozco
qué o quién soy, difícilmente voy a poder darle sentido a mi vida y comprender mi
existencia. Solo en la medida en que me comprendo como un ser humano, y entiendo a
cabalidad lo que eso significa, voy a poder trazar el camino de mi vida y darle un sentido y
una dirección. Así, la antropología se constituye en un estudio enriquecedor y necesario
para cualquier persona que desee mirarse y trazar las líneas fundamentales que orienten
su vida y que permitan darle profundidad, y desde ese punto de vista, enriquecerán también
su ejercicio profesional.

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