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Autor: Anastasie Amboulé Abath
Presentación
Idea clave 1
El derecho a la educación implica compromisos razonables para
mantener, retener y fidelizar a estas madres adolescentes al colegio. Este
derecho inalienable sigue siendo un imperativo social en favor del
principio de igualdad de oportunidades educativas. Una adolescente no
debe tener que elegir entre continuar sus estudios y ocuparse de su hijo.
Idea clave 2
Después de una maternidad, se plantean para las jóvenes muchos retos y
desafíos en la continuación de los estudios, habida cuenta de la
heterogeneidad de estatus sociales y experiencias escolares así como la
pluralidad de los componentes identitarios que de allí se derivan.
Ante todo: ¿Quiénes son las madres adolescentes y qué se sabe de sus necesidades en el
medio escolar? ¿Qué hace el sistema escolar para retener a estas jóvenes en el colegio? ¿Por
qué y cómo hay que actuar para favorecer la continuación de los estudios de estas
adolescentes? ¿Cuáles son las distintas posibilidades para promover la formación de estas
adolescentes?
Precisemos que este artículo tiene por objetivo poner de relieve las ventajas en términos de
efectos positivos directos e indirectos para el desarrollo de la educación de las madres
adolescentes. Apunta especialmente a estas madres adolescentes, considerando la
adolescencia como el período de vida que separa la infancia de la edad adulta. En este estudio,
se considera como madres adolescentes a las jóvenes entre 12 y 20 años en el ámbito escolar.
La parentalidad precoz aporta problemas de pobreza, monoparentalidad y falta de apoyo
paternal, social y escolar. Nuestro punto de partida es que una adolescente no debería tener
que elegir entre la continuidad de sus estudios y su papel de madre.
Para realizar este estudio, recurrimos a varias fuentes escritas sobre lo que está en juego en la
escolarización de las jóvenes en el África subsahariana. Estas fuentes nos han permitido tener
una visión global sobre las desventajas en la escolarización de las jóvenes. Por lo que se
refiere a la información estadística, los datos dispersos agrupados por diferentes periódicos
nacionales y algunas investigaciones pluridisciplinares sobre los embarazos en la adolescencia
en Camerún nos han permitido entender mejor la amplitud del fenómeno a estudiar. Hemos
utilizados dos dimensiones de análisis de los datos: una descriptiva y otra explicativa. Nuestro
estudio implica un aspecto de alcance comprensivo, mediante un rodeo reflexivo sobre las
acciones de retención de estas madres adolescentes en el colegio. El objetivo específico es
componer un mosaico de sugerencias que sea lo más diversificado y significativo posible,
aunque nuestra reflexión no pueda agotar las complejidades del problema tratado.
En algunos de estos textos se indica que en Camerún, alrededor del 18% de las mujeres entre
15 y 19 años tienen un niño todos los años (UNESCO, 2005). Debido al tabú que rodea el tema
de la maternidad precoz, hay muy pocos datos sobre esta franja de población en Camerún. Es
imposible recopilar información fiable para medir la amplitud del fenómeno ya que esta
categoría social permanece en una indiferencia social, escolar y administrativa totales. La
estigmatización de la maternidad en la adolescencia evoca a la vez la precocidad de las
relaciones sexuales en los jóvenes. Saca a la luz las exclusiones a veces sexistas que se forjan
durante el recorrido escolar muy complejo y lleno de obstáculos. Varias estadísticas indican que
la maternidad precoz reduce las oportunidades de proseguir con los estudios y de tener un
empleo viable y aumenta el riesgo de convertirse en cabeza de familia monoparental y en
consecuencia vivir constantemente en la miseria. Por lo tanto es necesario tener en cuenta las
dificultades vividas por algunos grupos de escolares para concretar este compromiso en favor
del éxito. Las madres adolescentes y las jóvenes embarazadas forman parte de la población
con más riesgo de abandonar los estudios (Akpaka y Gnimadi 2005; Amouzou 2008). A partir
del momento en que aceptan continuar con sus estudios, estas alumnas deben poder
beneficiarse de un apoyo especial y de una forma de discriminación positiva en tanto deben
hacer frente a numerosos obstáculos que dificultan su marcha escolar. En efecto, la situación
de las madres adolescentes es un problema de la sociedad que afecta a todos los sectores.
Idea clave 3
El derecho a la educación que contempla la igualdad para todos los niños
debería prever servicios sociales y educativos adaptados y equitativos
destinados a las madres adolescentes que desean proseguir los estudios
en la red escolar para que puedan proseguir sus estudios sin ser
penalizadas por su condición. Por lo tanto, es necesario adoptar medidas
concertadas para sostener a estas madres adolescentes y ayudarlas a
obtener un título de estudios secundarios y una formación que las
prepare para el mercado laboral.
La maternidad precoz, factor de abandono escolar para las jóvenes, continúa sucediendo a
pesar de la importancia de la educación de las jóvenes. El embarazo es una de las principales
razones de abandono escolar mientras que algunas políticas impiden a las madres
adolescentes reanudar libremente su escolaridad. Las jóvenes que abandonan el colegio antes
de haber adquirido los conocimientos básicos necesarios para funcionar en la sociedad están
condenadas al círculo de la pobreza y su contribución al desarrollo nacional es nulo.
Si damos crédito a los periódicos publicados durante estos últimos años, diversos artículos de
prensa han ofrecido datos inquietantes sobre la amplitud del fenómeno de los embarazos
precoces en Camerún y sería importante preocuparse. En efecto, títulos como “¡Estudiantes y
ya madres! “ (3), “Las madres adolescentes inundan el Noroeste” o “Los embarazos precoces
son una plaga” dan vértigo.
“Las cifras sobre la sexualidad de los jóvenes y los embarazos precoces en Camerún dan
vértigo”; “estas cifras no revelan desgraciadamente la realidad de la amplitud del fenómeno in
situ”; “…Vemos un elevado número de embarazos no deseados y de abortos provocados”;
“estamos abrumados por los casos de embarazos precoces en chicas de 13-14 años. Ya no es
una historia que ocultar. No podemos dar cifras exactas, pero si visitan un colegio, de cada
cinco chicas, tres están embarazadas”; “las numerosas denuncias presentadas por los padres
de las víctimas”; “es casi una tradición, las jóvenes realizan una competición para tener niños
muy pronto”.
En una encuesta demográfica y de salud en Camerún realizada en 2004 en Yaundé surge que
“el porcentaje de adolescentes de 15 a 19 años que ya que tienen un niño es del 13,7%.
Mientras que el de las chicas embarazadas del primer hijo es del 4,3%”.
“Si se hace una encuesta demográfica a nivel nacional que determine sólo los casos de
embarazos precoces, vamos a desmayarnos”. Según los datos de FNUAP “alrededor del 60%
de los jóvenes tienen relaciones sexuales regularmente antes de los 16 años, y una chica de
cada dos es madre antes de los 19 años. Sigamos con la UNESCO (2005), “el 30% de las
adolescentes de entre 16 y 17 años ya son madres, el 3,5% de la chicas de 15 años ya han
tenido al menos un hijo y un 9,5% de las chicas de 16 años ya tienen un niño.
Se constata también que en el ámbito rural el fenómeno es escandaloso. De una región a otra,
la proporción de adolescentes que tienen una vida fértil varía desde un mínimo del 17% en el
Litoral a un máximo del 45% en el este y en el Extremo Norte. Se constata igualmente que la
entrada precoz en la vida reproductiva es más frecuente en las adolescentes no formadas. Se
estima en un 50% (el 33% en la enseñanza primaria y el 18% en la secundaria). Se constata
también que las adolescentes constituyen un 25% del conjunto de mujeres en edad de procrear
y contribuyen en un 14,5% a la fecundidad total de las mujeres, según el EDS III de 1998. Esta
situación tiene consecuencias: enfermedades (MST/VIH/SIDA), alto riesgo de morbilidad y
mortalidad infantil de los recién nacidos de las madres adolescentes más expuestas a
complicaciones durante el embarazo así como a mayor riesgo de complicaciones vinculadas al
parto precoz y mal atendido, y más elevado riesgo de muerte por causas maternales.
De manera general, la definición de lo que es una madre o un familiar, es ver que la sociedad le
reconoce una competencia, un papel o incluso una responsabilidad. Dar a luz convierte a las
adolescentes en madres responsables, en un país donde tener un niño fuera del matrimonio
constituye a veces un acto de traición o de deshonra para la familia de la chica, un pecado
grave, una transgresión de las normas sociales, etc. Estas jóvenes madres solteras se exponen
a la vergüenza general en un país en que las mujeres están predestinadas a convertirse en
buenas madres y esposas a partir de la más temprana edad. En este contexto, ¿se puede
considerar ser solamente madre en la adolescencia?
Idea clave 4
Estas jóvenes madres, aterrorizadas y muy debilitadas social, psicológica
y físicamente, son víctimas de un sistema social que las rechaza; y a
veces el entorno escolar y social participan en reforzar esta
estigmatización socialmente construida. En algunas regiones, el estigma
de “hija-madre” también puede ser considerado como una tara, y en
algunas familias, regiones y religiones de algunos países, como una
plaga social. Este estigma, ya experimentado intensamente por algunas
adolescentes en su fuero interno, les vale humillaciones, rechazo, un
recibimiento frío por no decir hostil en algunas estructuras sociales e
institucionales, como si representaran una calamidad pública.
De una manera realista, el nacimiento de un hijo no deseado, no asistido por el padre y fuera
del matrimonio implica, para una joven, el descrédito, la marginalización, la reducción de las
oportunidades de éxito escolar y social, la agravación de la vulnerabilidad ante la pobreza y, en
definitiva, complicaciones y otras consecuencias deplorables. A través de esta maternidad
precoz que las margina, las madres adolescentes, víctimas de su inmadurez, a veces no tienen
ningún medio de subsistencia y se abandonan al discurso social de su entorno. Las actitudes
culpabilizadoras y moralistas de los miembros de su familia, las amigas, el personal docente y
sobre todo del genitor son el lote diario de estas jóvenes madres a veces consideradas como
casos sociales o jóvenes de “moralidad dudosa”. Desprovistas y en el punto de mira de la
exclusión ya que son rechazadas por sus familias, algunas sobreviven en una angustia
profunda y permanente. Otras sienten el aislamiento, el rechazo de las amigas, el abandono de
quien la embarazó, si se le conoce (muchas veces un adolescente poco capaz de soportar las
cargas vinculadas al recién nacido), la estigmatización social y la exclusión familiar, la falta de
medios para proveer a sus necesidades y a las necesidades del niño.
En general, estas adolescentes están indefensas ante la hostilidad del sistema social y, en
estas condiciones de supervivencia, es difícil continuar sus estudios. Este es el punto en el que
nos basaremos para hablar de la difícil conciliación de estudios y familia para las madres
adolescentes. Algunas madres adolescentes tienen un doble reto: vencer la precariedad de las
condiciones de vida y tener éxito en el colegio dentro de un sistema escolar no inclusivo y no
equitativo. Su situación social está condicionada por la de sus padres en un país en el que el
Estado no ofrece medios para seguir con los estudios. Las condiciones de estas madres
adolescentes y sus necesidades escolares y sociales son verdaderas desventajas para la
continuación de los estudios. Hacerse cargo de un niño, con las responsabilidades educativas y
las obligaciones domésticas que eso implica, pesa excesivamente sobre estas alumnas. La
conciliación de las responsabilidades familiares y escolares obstaculiza la escolarización de
estos adolescentes.
Es necesario decir que, pese a la cantidad de alumnos de un centro, las dificultades a las
cuales se enfrentan algunas chicas se deben tanto al funcionamiento interno del sistema
educativo como a cuestiones de carácter sociocultural y económico. Si se toma como ejemplo
la entrada de las jóvenes a la educación secundaria o la continuación de sus estudios post-
primaria, hay que reconocer que muy a menudo son víctimas de tradiciones retrógradas y de
las condiciones económicas de la familia. A eso se añaden los trabajos domésticos, los
matrimonios precoces, los embarazos no deseados y algunas políticas sexistas que
obstaculizan la continuidad de sus estudios. Por otra parte, en el ciclo de secundaria de
Camerún, por ejemplo, prevalece la educación general y los que lo finalizan no salen
cualificados para el mercado laboral. Esta situación es perjudicial para las jóvenes (4).
En este mismo ciclo, son pocas las profesoras que puedan servir de modelo para las jóvenes.
Esta situación es equiparable para las estudiantes universitarias y de secundaria que no tiene
suficientes modelos femeninos. Existen, pues, muchas desigualdades basadas en el sexo en la
enseñanza secundaria en Camerún. Esta situación se generaliza en todos los países del África
subsahariana si damos crédito a los datos de la UNESCO IIPE de 2007, que colocan a esta
parte del mundo en la última fila por lo que se refiere al más escaso porcentaje de
escolarización en la enseñanza secundaria, con un 28% para las mujeres y un 36% en los
hombres. Estos datos plantean la gravedad de las desigualdades de género y confirman las
disparidades entre los sexos. Según los datos de UNICEF de 2009 sobre la educación básica
en Camerún, se constata que el porcentaje neto de escolarización es del 82,85% (este
porcentaje es del 88,34% en los varones y del 77,31% en las mujeres). El porcentaje de
ingreso en la enseñanza secundaria es del 60%.
Es útil recordar que en Camerún por ejemplo, las reformas para favorecer la escolarización de
las chicas y las mujeres se suceden sin mucha eficacia. El gran reto de este país ha sido
siempre desarrollar un sistema educativo que alcance e integre armoniosamente a todos los
jóvenes, cualquiera sea su condición social, diferencias, aptitudes, situación geográfica,
desventajas, sexo, etc. Si bien reconocemos que durante estos últimos años se iniciaron
muchas acciones para construir un sistema educativo equitativo, también es juicioso constatar
que muchos problemas persisten, sobre todo en lo que se refiere a la educación de las jóvenes.
Por ello, para alcanzar la igualdad en la intervención educativa se han desarrollado diversos
recursos, como la estrategia de aceleración de la escolarización de las chicas, la aplicación del
concepto de “Escuela Amiga de los niños, amiga de las jóvenes”, la eliminación de los
estereotipos sexistas en los libros de clase, las campañas informativas de sensibilización sobre
el cambio de comportamiento de las muchachas, las estrategias de alfabetización acelerada
de la mujer en el medio rural, etc.
Idea clave 5
La baja escolarización y la no escolarización de las jóvenes siguen siendo
la gran herida y una verdadera plaga social para los países en desarrollo
(Amouzou 2008). Esta situación es difícil de admitir en una civilización
moderna y son indispensables medidas de apoyo para la escolaridad de
todas las jóvenes. La educación para todos (EPT) debe ser, más que
nunca, un contrato social basado en una verdadera toma de conciencia
ciudadana por lo que se refiere a la continuación de los estudios de las
madres adolescentes en todos los niveles.
El centro escolar en su entorno social y humano debe ser comprensivo y benévolo para todas
las categorías de alumnos. La situación de algunas madres adolescentes en el colegio contiene
una serie de manifestaciones que causan daño físico, moral o psicológico y que pone en juego
las relaciones sociales y el trato de desigualdad entre los alumnos. Todos los protagonistas del
medio escolar deberían luchar contra estas manifestaciones que tienen dimensiones múltiples,
con efectos a veces dramáticos. Efectivamente, las señales negativas y despreciativas en las
aulas y en el patio de colegio debilitan a las chicas y crean numerosos malentendidos y
relaciones conflictivas y violentas hacia estas madres. Estas manifestaciones de rechazo
perpetradas o toleradas en las instituciones escolares no permiten a las jóvenes apreciar
favorablemente su trabajo de alumna. Las jóvenes adolescentes más que las otras chicas se
ven perturbadas por estos mensajes paradójicos que dañan al mismo tiempo su expansión
actual y su integración social. En este contexto, la cultura de los colegios es en general poco
alentadora para las madres adolescentes (Jallade et Cavicchioni 2005).
Algunas posibilidades para favorecer el éxito escolar y la retención escolar de las jóvenes:
- Escolarización gratuita y adaptación del tiempo escolar mediante una disminución de los
horarios de las madres adolescentes.
- Apoyo permanente del personal docente (de tipo tutorial).
- Prestación social conveniente para mantener a las jóvenes madres en los estudios.
- Servicios educativos especializados y de formación profesional adaptados a su capacidad.
- Ofrecer créditos para la perseverancia escolar a las madres adolescentes que lo necesiten.
- Introducir en los colegios personas a quien recurrir, servicios de orientación, enseñanza
adaptada a la realidad de cada alumna en las clases ordinarias o especializadas.
- Crear escuelas especializadas flexibles, con una enseñanza individualizada, con niveles y
proyectos múltiples que favorezcan el retorno sin problemas de las madres jóvenes a los
estudios.
- Ofrecer una formación profesional con una ligera remodelación del horario escolar puede
constituir una vía muy interesante para las madres jóvenes que deseen seguir una
escolarización que conduzca directamente al mercado de trabajo.
Conclusión
Después de este repaso general analítico y crítico sobre las trabas a la continuidad de los
estudios de las madres adolescentes, hay que reconocer que la oferta de educación no está
aún en condiciones de hacer frente a sus demandas. Un gran número de madres adolescentes
no tienen acceso o no permanecen en el sistema después de un embarazo. Sean las
condiciones satisfactorias o no, estas jóvenes madres encuentran aún más dificultades que los
otros alumnos para permanecer en el colegio y para acabar su escolaridad. Este fenómeno
adquiere toda su importancia en la enseñanza secundaria y explica las dificultades
experimentadas a diario por la mayoría de las madres adolescentes, las cuales son
consecuencias y a la vez expresión de la pobreza. La aplicación de un marco de intervención
para favorecer su permanencia en el colegio implica una fuerte apuesta y reto para los centros
escolares. A nivel organizativo, se debe prestar una especial atención a la gestión de estas
adolescentes de diversas procedencias, lo que facilitaría la instauración de una relación de
ayuda y confianza que contribuiría a superar más fácilmente los obstáculos a su permanencia
escolar. También es deseable que los centros escolares ofrezcan aún más formación en
empleos específicos para que así estas jóvenes se familiaricen con distintas prácticas
profesionales y estén más preparadas para el mercado laboral.
Sin duda los desafíos son muchos y difíciles de traducir en intervenciones educativas
equitativas. ¿Cómo se podría reconocer las necesidades y otras particularidades relacionadas
con el progreso académico de cada adolescente? ¿Cuáles son las particularidades vinculadas
a sus antecedentes escolares, a su cultura, a su trayectoria personal, familiar y social,
detectando al mismo tiempo estos desiderata para intentar encauzar las distintas
discriminaciones de las cuales son víctimas? En este sentido, ¿es realmente posible llegar a
eliminar las dificultades escolares que contribuyen a preferir un sistema que discrimina antes
que otro? Dicho de otra manera, ¿en realidad es posible llevar a cabo una intervención que
refleje adecuadamente la simultaneidad de necesidades de estas jóvenes?
Más allá de estas preguntas, para retener y animar a las madres adolescentes en la
continuidad de sus estudios se recomienda:
- Reducir el coste económico de la escolaridad de las madres adolescentes,
- Crear escuelas para madres adolescentes con recorridos personalizados que les permitan
conciliar mejor las responsabilidades maternales con los estudios,
- Revisar o modificar la organización escolar de algunos centros, ofreciendo mayor flexibilidad y
agilidad a las jóvenes que tienen niños a su cargo,
- Reorganizar el horario escolar de las jóvenes y de las madres adolescentes,
- Fomentar que se amplíe la capacidad de recepción en formaciones que permiten la
cualificación profesional de las jóvenes,
- Integrar medidas de acompañamiento para los profesores que apoyan a estos alumnos con
dificultades especiales,
- Reconocer las necesidades esenciales vinculadas a las responsabilidades parentales de las
madres adolescentes y crear estructuras de apoyo,
- Sensibilizar al personal docente y a otros profesionales sobre las necesidades especiales de
estas adolescentes y, eventualmente, para que establezcan los servicios convenientes,
- Promover cambios en el ámbito escolar y hacer del colegio un centro acogedor e inclusivo
para todo el alumnado,
- Establecer un programa de asistencia-estudio y una pensión alimentaria para niños,
- Adoptar medidas de apoyo y programas de ayuda adaptados a las necesidades de las
jóvenes embarazadas y de las madres adolescentes con el fin de favorecer el mantenimiento,
la vuelta y la perseverancia en los estudios de estas jóvenes,
- Tomar medidas para luchar contra los comportamientos inaceptables de los profesores de
moralidad dudosa,
- Instaurar cursos de educación sexual desde la enseñanza primaria.
El principal desafío que se plantea en una intervención igualitaria reside en tener en cuenta la
singularidad de cada adolescente como persona y su experiencia personal en el colegio. De
ahí la necesidad de una intervención individualizada para responder a las necesidades
específicas, urgentes o puntuales, a los conflictos emocionales y a las necesidades de
realización de las madres adolescentes. También es importante, teniendo en cuenta el contexto
social en el cual evolucionan y en el cual surgen los problemas, no eludir las acciones
colectivas que fomentan la solidaridad social. A este respecto, ante la fragmentación de las
identidades y las comunidades, sería necesario sin embargo conservar objetivos comunes con
el fin de estar en condiciones de pensar acciones colectivas. Finalmente, ¿no se debería
desear que todas las intervenciones educativas en los grupos escolares marginados sean
equitativas?
ANEXO
Contenidos Complementarios
Contenido complementario 1
1. Este artículo se basa en una ponencia -”La continuación de los estudios después de
Primaria: una apuesta difícil para las madres adolescentes en Camerún”- presentada por la
autora en el Coloquio 523 sobre ‘Trayectoria educativa y profesional de los jóvenes:
perspectivas multidisciplinares sobre la orientación’, del Congrès de l’Association francophone
pour le savoir (Congreso de la Asociación francófona para el saber- Acfas), celebrado en
Montreal el 10 de mayo de 2010.
Contenido complementario 2
2. En Camerún, a las adolescentes que han sido madres se les llama “filles-mères (hijas-
madres)”.
Contenido complementario 3
3. Fuente: Le Messanger del 31 de julio de 2007 de Nadège Christelle Bowa y del 19 de enero
de 2007 de Donat Suffo extraídos de la web de Camerooninfo. net (22 Feb . 2010).
Contenido complementario 4
Contenido complementario 5
BIBLIOGRAFÍA
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