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Economía Colonial.

Desde el principio de nuestros tiempos, Venezuela fue un país con muchos productos para la
subsistencia de nuestros aborígenes y con la llegada de los españoles a estas tierras, se empezó a
crear la economía colonial, la cual se formó a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII. La búsqueda de
metales preciosos fue la razón primordial de la invasión española, en tal forma que la importancia
de cada Colonia dependía de su capacidad para exportar oro y plata a la Metrópoli. El gobierno
español estimuló la exploración del territorio en busca de estos metales.

La economía colonial inicialmente estuvo representada por la extracción de perlas y la explotación


de yacimientos minerales; pero al lado de esas actividades progresan la agricultura y la ganadería
como actividades complementarias que suministran los productos necesarios para el sustento de la
población. Tomó impulsos cada vez más vigorosos a medida que decaía la actividad minera.

España estableció un régimen de impuestos.

Con respecto comercio de importación y exportación, la metrópoli española estableció desde el siglo
XVI hasta la primera mitad del siglo XVIII un sistema fiscal y de monopolio a las exportaciones de los
productos agrícolas cubanos, que solo benefició a los comerciantes, al clero y a la Corona.

El régimen de exclusivismo comercial y los impuestos hicieron que predominara una economía para
el uso personal o local sobre las formas de producción mercantil. Por ello la mayoría de los bienes
producidos en los sitios y estancias y en las villas por los artesanos no se destinaban al mercado,
sino al consumo o al intercambio.

De 1555 en adelante se creó un verdadero rosario de impuestos que contribuyeron a agravar la


situación de los escasos productores, especialmente vegueros, azucareros y ganaderos, y a
desincentivar la producción.

A mediados del siglo XIX estaban en vigor casi un centenar de gravámenes, que a los efectos de su
administración se agrupaban en las denominadas «rentas».

Principales impuestos coloniales.

Los principales impuestos, desde sus inicios, consistían en los siguientes:

 Diezmo. Era la apropiación de la décima parte de los productos, que se repartían entre el
rey y el clero y las autoridades municipales asentados en la Isla.
 Quinto. Consistía en la apropiación del 20 % de los productos de las minas, que pasaban en
su totalidad a manos del rey.
 Almojarifazgo. Era un impuesto sobre la entrada y salida de mercancías, y también
pertenecía al rey. Se pagaba de un 75 % a un 15 % sobre el valor de las mercancías
importadas, en dependencia de su tipo, y un 2,5 % de los productos que se exportaban.
 Alcabala. Gravaba numerosas transacciones comerciales, pero especialmente las
relacionadas con la compra y venta de esclavos.

Explotación de las riquezas coloniales.

La deuda histórica se ha configurado a lo largo de los siglos de explotación y expoliación a nuestros


pueblos e incontenible saqueo de los recursos naturales: metales precisos como el oro y la plata,
minerales valiosos como el cobre y el estaño, piedras preciosas como las esmeraldas, rubíes,
topacios, diamantes y desde el siglo XX los hidrocarburos y la explotación inmisericorde de maderas
finas, de los productos del mar y de los productos de la tierra, pues, América Latina ha soportado
diversos modos de explotación humana a partir de la colonización española que impuso el trabajo
forzoso y gratuito en las encomiendas, las mitas y los obrajes. En esos trabajos de servidumbre
obligada, los indígenas morían por millares. No contentos con matarlos o dejarlos morir de
cansancio, inanición y enfermedades europeas desconocidas en la América India, los colonizadores
imponían tributos imposibles, sólo por nacer indios.

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