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Comentario al libro “Tarjetas de crédito.


Responsabilidad de los bancos”, de María José
Arancibia
"...El lector —también el profesional jurídico— podrá encontrar en esta obra una informada exposición
del funcionamiento general de las tarjetas de crédito y de la forma en que debiera proceder un usuario
en caso de pérdida por extravío, hurto o robo..."
Miércoles, 06 de junio de 2018 a las 13:39

Ficha técnica

Título: Tarjetas de crédito. Responsabilidad de los bancos.


Autor: María José Arancibia Obrador
Editorial: DER Ediciones
Edición: 2018
Precio: $25.000
228 páginas

Comente Por Hernán Corral

Desde hace ya algún tiempo, la joven editorial DER está lanzando al mercado monografías jurídicas que
intentan analizar temas de mucho interés para abogados y otros profesionales de esta área y que son
aportes de académicos jóvenes, que podríamos decir son figuras emergentes de nuestra doctrina jurídica.
Este es el caso de la profesora de Derecho Civil de la Universidad Alberto Hurtado, María José Arancibia
Obrador, quien nos ofrece una exposición de las operaciones jurídicas a que dan lugar las tarjetas de
crédito como medio de pago y de algunas cuestiones de responsabilidad civil que plantea su uso
fraudulento.

El libro se estructura en cuatro capítulos, dos de los cuales pueden entenderse más bien como una
introducción al tema: la autora describe los principales aspectos jurídicos del e-commerce y la
contratación electrónica (capítulo I), para luego detenerse en un análisis de los medios de pago que se
emplean en el comercio electrónico, principalmente a través de servicios de web en internet (capítulo II).
Solo en el capítulo III se aborda ya el tema central de la monografía: la tarjeta de crédito, enfocada como
instrumento de pago en internet. El último capítulo se dedica a la responsabilidad de los intervinientes en
el pago con tarjeta de crédito, donde se incluye una referencia a la Ley Nº 20.009, de 2005, que limita la
responsabilidad de los usuarios de tarjetas de crédito por operaciones realizadas con tarjetas extraviadas,
hurtadas o robadas. Finalmente, se incluye un anexo con fichas de 23 sentencias dictadas en materia de
responsabilidad por mal uso de tarjetas de créditos.

Quizás lo más interesante del estudio de María José Arancibia es la explicación, en general, bastante
dictáctica, de los diversos contratos o acuerdos jurídicos que son necesarios para que funcione el pago
mediante tarjetas de créditos y que tienen un respaldo legal más bien incipiente en nuestro país.

La ley se limita a disponer la supervisión sobre las entidades emisoras por parte de la Superintendencia
de Bancos e Instituciones Financieras (art. 2 Ley General de Bancos, D.F.L. Nº 3, de 1997) y a
encomendar al Banco Central el “dictar las normas a que deberán sujetarse las empresas cuyo giro
consista en la emisión u operación de tarjetas de crédito...” (art. 35 Nº 7 ley Nº 18.840, de 1989). En
ejercicio de esta facultad el Banco Central elaboró lo que hoy es el capítulo III.J.1 del Compendio de
Normas Financieras, con texto aprobado por acuerdo N° 2074-02-170629, Circular Nº 3013-788, de 30 de
junio de 2017. Por su parte, la Superintendencia de Bancos dictó la Circular Nº 40, de 22 de julio de 2013,
que establece normas generales para las empresas emisoras y operadoras de tarjetas de crédito.
Después de la reforma de la Ley Nº 20.555, a la Ley Nº 19.496 de Protección de los Derechos de los
Consumidores, llamada “Sernac financiero”, se dictó también un Reglamento sobre información al
consumidor de tarjetas de crédito bancarias y no bancarias (D. Sup. Nº 44, Ministerio de Economía, de
2012).

Con este material disperso y de nivel inferior a la ley, la autora intenta perfilar las distintas operaciones
económicas y los negocios jurídicos que se imbrican para el buen funcionamiento de este instrumento de
crédito y de pago. Distingue básicamente tres contratos, dos que se celebran entre el banco o institución
emisora y el usuario de la tarjeta, y un tercero que se pacta entre dicho emisor y cada establecimiento de
comercio en el que podrá usarse la tarjeta. Resulta curioso que la autora haya excluido de este análisis el
contrato de licenciamiento por el cual el dueño de la marca de la tarjeta autoriza su administración por un
emisor, así como el contrato que puede haber entre el emisor y una empresa que se encarga de la
operación de la tarjeta, aunque este sea eventual. En lo relativo al contrato entre el emisor y el usuario es
llamativo que se le califique como “real” porque solo se perfeccionaría con la entrega material de la
tarjeta, la que en todo caso sigue siendo de propiedad del emisor (pp. 86-87). Se justifica esta conclusión
en que el “compendio” diría que el contrato nace por la entrega de la tarjeta al cliente, pero no se indica la
norma precisa en que ello se dispone.

También se echa en falta una mayor diferenciación de las tarjetas de crédito con las tarjetas de pago, las
tarjetas de pago con provisión de fondos y sobre todo con las tarjetas de débito, que están llegando a ser
tan o más frecuentes que las de crédito (piénsese en las tarjetas de las cuentas RUT del Banco del
Estado).

Asimismo, no se corresponde el subtítulo del libro: “Responsabilidad de los bancos” con el tratamiento
más bien sintético y poco problemático de la responsabilidad de los intervinientes en esta operaciones,
máxime si se tiene en cuenta que en este tema sí hay una ley que regula la responsabilidad civil en caso
de extravío, robo o hurto de la tarjeta de crédito: la Ley Nº 20.009, a la que, pensamos, podría haberse
sacado mayor provecho. La autora analiza brevemente la presunción de irresponsabilidad que establece
esta ley para el usuario que da aviso de la pérdida a la entidad emisora, pero no se introduce en todos los
problemas dogmáticos que podrían plantearse. Arancibia se contenta con señalar que, en lo no previsto
por la referida ley se debe aplicar la Ley Nº 19.496, de Derechos del Consumidor, y la responsabilidad
civil derivada de infracciones a dicha ley. Sorprende que, habiendo dispuesto del rico material
jurisprudencial que aparece fichado en el anexo del libro, la autora no lo haya utilizado para dar más luces
sobre los principales problemas que ha producido en Chile la tarjeta de crédito en sede de
responsabilidad. Solo en dos páginas se hace un resumen de las cuestiones consideradas en los fallos,
pero de un modo meramente expositivo.

La incisividad del análisis jurídico —como no podría ser de otra manera en una obra de una autora que
hace sus primeras armas en estas lides— resulta de calidad irregular. En ocasiones uno se queda con la
impresión de que los temas más complejos desde el punto de vista dogmático están o soslayados o
abordados de un modo epidérmico, mientras hay extensas exposiciones de tópicos que se pueden
encontrar en otras obras que no son específicas como esta. Quizás una reformulación más radical de lo
que era su tesis para convertirla en un libro, quitando capítulos meramente introductorios o adyacentes y
profundizando en los problemas específicos de la tarjeta de crédito, hubiera sido deseable.

Con todo, el lector —también el profesional jurídico— podrá encontrar en esta obra una informada
exposición del funcionamiento general de las tarjetas de crédito y de la forma en que debiera proceder un
usuario en caso de pérdida por extravío, hurto o robo.

* Hernán Corral Talciani es profesor de Derecho Civil de la Facultad de Derecho de la Universidad de Los
Andes.

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