Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
RESUMEN
PALABRAS CLAVE
Este trabajo fue presentado como Conferencia Magistral en las Primeras Jornadas Académicas de Derecho
Constitucional, organizadas por la Academia Boliviana de Estudios Constitucionales (ABEC Sección Departamental – La
Paz), la Universidad Privada Franz Tamayo (UNIFRANZ) y el Instituto Latinoamericano de Investigación y Capacitación
Jurídica - LATIN IURIS, que se realizaron los días 19 y 20 de octubre de 2017, en el Auditorio del Ilustre Colegio de
Abogados de la ciudad de La Paz – Bolivia.
Especialista en Derecho Constitucional y Procedimientos Constitucionales (UMSA). Docente de la Universidad Privada
Franz Tamayo (UNIFRANZ), del Centro de Capacitación Municipal (CCaM) y de la Universidad Salesiana de Bolivia (USB).
Autor de distintos Libros sobre Derecho Constitucional, Derecho Procesal Constitucional y Derechos Humanos. Miembro
de la Academia Boliviana de Estudios Constitucionales (www.abec.org.bo); del Instituto Iberoamericano de Derecho
Procesal Constitucional – Sección Nacional (Bolivia), y Secretario Académico de la Asociación Boliviana de Derecho
Procesal Constitucional. Responsable del Blog Jurídico: Tren Fugitivo Boliviano (http://alanvargas4784.blogspot.com/).
CONTROL NORMATIVO – CONTROL COMPETENCIAL – CONTROL TUTELAR –
CONTROL PLURAL DE CONSTITUCIONALIDAD – ACCIÓN DE
INCONSTITUCIONALIDAD
Nota preliminar
En concreto, y de acuerdo a las noticias que se han difundido sobre este tema, los accionantes
piden que el TCP declare que cuatro artículos de la Constitución son "inaplicables"
(refiriéndose a los artículos 156, 168, 285 y 288) por lo que, deberían reestablecerse los
derechos políticos reconocidos en instrumentos internacionales; además, plantean la presunta
inconstitucionalidad de cinco artículos de la Ley N°026 del Régimen Electoral, que permiten
la reelección continua por una sola vez de Presidente, Vicepresidente, Gobernadores,
Asambleístas Departamentales, Alcaldes y Concejales.
Hasta ahí, queda claro que la pretensión principal que persiguen los accionantes para lograr
la “inaplicabilidad de la Constitución”, se encuentra fuera del procedimiento legalmente
establecido para la Acción que plantean. Esta situación, amerita realizar un breve análisis,
explicando previamente cuál es el modelo de control de constitucionalidad que se halla
vigente en Bolivia, para luego enfatizar los aspectos más importantes acerca de la naturaleza
jurídica de la Acción de Inconstitucionalidad, su configuración normativa en la Constitución
Política del Estado, y su intenso desarrollo jurisprudencial en Bolivia, a fin de determinar los
efectos que podría tener la decisión que adopte el TCP.
1 Este acápite, se encuentra desarrollado en el reciente libro de mi autoría: La Justicia Constitucional en el Estado
Plurinacional. Bases del modelo de control concentrado y plural de constitucionalidad en Bolivia; editado con el apoyo de
la Academia Boliviana de Estudios Constitucionales (ABEC), y publicado en Cochabamba, Bolivia: Editorial Kipus, 2017.
Debemos comenzar precisando que una revisión de las reformas y modificaciones del sistema
constitucional de nuestro país, en cuanto se refiere al sistema de control de
constitucionalidad, permite afirmar que el Estado boliviano en su desarrollo histórico-
legislativo adoptó los diferentes modelos que se conocen en la doctrina del Derecho Procesal
Constitucional.
Así en un primer momento de su vida republicana (1826 – 1861), bajo la influencia del
liberalismo francés, configuró un modelo político de control de constitucionalidad a través
de un Consejo de Estado; en una segunda etapa (1861 – 1994), adoptó el modelo americano,
es decir, el sistema jurisdiccional difuso de control de constitucionalidad a través de la Corte
Suprema de Justicia; en la tercera etapa (1994 – 2009), adoptó el sistema jurisdiccional
concentrado de control de constitucionalidad con la atribución exclusiva del control a un
órgano especializado proveniente del modelo europeo, que fue denominado Tribunal
Constitucional; y finalmente, en la cuarta etapa (2009 hacia adelante), se ha configurado
constitucionalmente un sistema predominantemente concentrado y plural de
constitucionalidad en Bolivia, según lo ha precisado la propia jurisprudencia del Tribunal
Constitucional Plurinacional, a partir de la interpretación de las normas establecidas por la
Constitución aprobada el año 2009.
Conforme a ello, la Constitución Política del Estado, sobre la base del carácter plurinacional
del Estado y el principio de interculturalidad, ha diseñado la justicia constitucional a través
del Tribunal Constitucional Plurinacional, como la institución encargada de ejercer el control
constitucional sobre la actividad de todas las jurisdicciones y, en general sobre todos los
órganos del poder público, a partir del diálogo intercultural que se entable en este órgano,
que tiene la representación de los dos sistemas de justicia: el ordinario y el indígena originario
campesino.
Estas facultades fueron introducidas en la actual Constitución Política del Estado, en mérito
al reconocimiento expreso a los derechos de los pueblos indígenas originario campesinos, a
la igualdad jerárquica de sistemas jurídicos y jurisdicciones; pero además debe considerarse
que la Ley Fundamental fue el resultado de un proceso dialógico en el que intervinieron los
diferentes sectores de la población boliviana y, claro está, también las naciones y pueblos
indígena originario campesinos, que tuvieron un rol protagónico para la consolidación del
Estado Plurinacional.
Cabe agregar, por otro lado, que las Sentencias Constitucionales Plurinacionales
Nº1227/2012 y Nº2143/2012, entre otras, establecieron con claridad que el Estado
Plurinacional de Bolivia, adoptó a partir de la aprobación de la Constitución Política del
Estado del año 2009, un sistema jurisdiccional plural y concentrado de control de
constitucionalidad.
y funcionarios públicos interpretan la Constitución, quien cierra el proceso realizando una interpretación que vincula a todos
los órganos del poder público, autoridades y particulares es el Tribunal Constitucional, por ello se convierte en el último
intérprete de la Constitución. (…)”. (Rivera Santivañez, 2007: 58-59).
buscados por las normas impugnadas, su labor se concentra en el control objetivo de
constitucionalidad de las disposiciones legales objetadas…”.3
Como se puede advertir, este entendimiento constituye uno de indudable importancia, para
comprender el control de constitucionalidad y los ámbitos en que se ejerce en el contexto
boliviano; sin embargo, y en atención a la delimitación temática del presente trabajo, en esta
oportunidad únicamente nos interesará desarrollar, con mayor amplitud, los aspectos más
importantes acerca de la naturaleza jurídica de la Acción de Inconstitucionalidad abstracta,
su configuración normativa en la Constitución Política del Estado, y su intenso desarrollo
jurisprudencial en Bolivia, a fin de determinar si esta vía de control de la normatividad, es o
no un mecanismo idóneo para lograr la inaplicabilidad de la Constitución en un caso
concreto, considerando a su vez los efectos que podría tener la decisión jurisdiccional (de
innegables efectos políticos) que adopte el TCP.
De acuerdo con las atribuciones que le confieren la Constitución y la Ley Nº 27, el TCP
ejerce un control sobre la constitucionalidad de todas las disposiciones legales, sean éstas
Leyes (nacionales, departamentales o municipales), Estatutos Autonómicos, Cartas
Orgánicas, Decretos y todo género de Resoluciones no judiciales, declarando su
inconstitucionalidad con carácter general o "erga omnes" y el efecto derogatorio o
abrogatorio conforme corresponda en cada caso.
A este efecto, el ordenamiento jurídico establece dos modalidades (en forma previa y
posterior) de control de la normatividad:
3 Esto implica que a través del control normativo posterior de constitucionalidad se debe: verificar, si las disposiciones
legales impugnadas son compatibles con las normas, el sistema de valores supremos, principios y derechos fundamentales
consagrados en la Constitución Política del Estado; interpretar la norma sometida a control y la norma constitucional desde
y conforme a la Constitución Política del Estado; realizar un juicio relacional entre la norma legal impugnada y las normas
constitucionales determinando el significado de la disposición legal sometida a control con la finalidad de mantenerla o
retirarla del ordenamiento jurídico (Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional N°0614/2014, de 25 de marzo, que declaró
la CONSTITUCIONALIDAD y a su vez la INCONSTITUCIONALIDAD de varios artículos de la Ley Nº315 de 10 de
diciembre de 2012 (Ley de Seguro Privado de Vida e Invalidez Permanente por Accidentes, Enfermedades en General u
otras Causas, para las Trabajadoras y los Trabajadores de la Prensa de Bolivia “Hermanos Peñasco Layme).
1) las consultas de la Presidenta o del Presidente del Estado Plurinacional, de la
Presidenta o Presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional, de la Presidenta o
Presidente del Tribunal Supremo de Justicia o del Tribunal Agroambiental, sobre la
constitucionalidad de proyectos de ley (atribución 8va., del art. 12 de la Ley del TCP);
4 “El control de constitucionalidad correctivo o a posteriori, denominado en nuestra legislación -Ley del Tribunal
Constitucional- como recurso directo o abstracto de inconstitucionalidad, ahora acción de inconstitucionalidad abstracta,
se hace efectivo con posterioridad a la emisión de la norma cuya constitucionalidad se cuestiona, con la finalidad de retirarla
del ordenamiento jurídico previa verificación de su incompatibilidad con el texto constitucional -principios, valores, derechos
y garantías y normas orgánicas-; y un elemento que distingue a este control, es su no relación a la resolución a un caso
concreto. (…) A través de este recurso se somete a control de constitucionalidad toda disposición legal de carácter
normativo y general que con posterioridad a su emisión resulte contraria a la Constitución Política del Estado, en función
a una interpretación de la disposición legal, desde y conforme la Norma Fundamental, labor encomendada, ahora, al
Tribunal Constitucional Plurinacional, conforme la atribución contenida en el art. 202.1 de la CPE. Lo que significa, que
frente a distintas interpretaciones que pudieran suscitarse de una disposición legal –ley, decreto ley o cualquier género de
resolución-, este Tribunal, deberá aplicar el principio de conservación de la norma; es decir, adoptar aquella interpretación
que concuerde con la Constitución Política del Estado -art. 4 de la LTC-, que implica la modulación del contenido de la
sentencia y sus efectos a través de la emisión de sentencias exhortativas, interpretativas, aditivas o integradoras.
Finalmente, la declaratoria de inconstitucionalidad, de acuerdo a la doctrina y jurisprudencia constitucional, se efectuará
por el fondo o por la forma, en este último caso, el control de constitucionalidad, consiste en efectuar un análisis desde el
origen de la norma, si el órgano emisor es competente para emitir la ley, si se imprimió el procedimiento legislativo previsto
por la Constitución Política del Estado para la formación de una ley, sea desde su elaboración, aprobación, promulgación
y publicación. Dicho de otro modo, implica determinar la validez en la formación y aprobación de la ley” (Cfr. Sentencia
Constitucional Plurinacional Nº0336/2012, de 18 de junio).
TCP, como órgano jurisdiccional del control de constitucionalidad, lo ejerce al momento de
conocer y resolver:
5 De acuerdo al Código Procesal Constitucional (Artículos 133 al 138), este recurso tiene por objeto garantizar que toda
disposición legal que cree, modifique o suprima un tributo, impuesto, tasa, patente, derecho o contribución de cualquier
clase o naturaleza, se establezca de acuerdo con la Constitución Política del Estado. Asimismo, la Sentencia Constitucional
Plurinacional Nº0677/2012, de 2 de agosto (Sala Plena), desarrolla entre sus fundamentos jurídicos: 1) Naturaleza jurídica
y alcances del recurso contra tributos, impuestos, tasas, patentes, derechos o contribuciones especiales; 2) De la
legitimación activa y pasiva; 3) De los requisitos del recurso, de su contenido y forma; 4) De la procedencia del recurso
contra tributos, impuestos, tasas, patentes, derechos o contribuciones especiales.
De lo expuesto, se debe concluir que la Acción de Inconstitucionalidad es una acción de puro
derecho (pues no se debate ningún hecho), en la que ahora el Tribunal Constitucional
Plurinacional, como juez constitucional, debe confrontar el texto de las disposiciones legales
impugnadas o cuestionadas, con la Constitución Política del Estado, para comprobar la
existencia de compatibilidad entre ambos, o de contradicción entre los dos textos jurídicos.
De una simple lectura de los preceptos constitucionales antes citados, se pueden inferir con
meridiana claridad, las siguientes características jurídico-normativas:
b) Que la Sentencia Constitucional que pueda emitir el TCP, solo puede declarar la
“constitucionalidad” o la “inconstitucionalidad” de una ley, decreto o cualquier
género de resolución no judicial, sin que exista posibilidad de que pueda declarar otra
cosa distinta y no establecida por la Constitución, o que pueda emitir una decisión
que tenga efectos no previstos en el ordenamiento jurídico.
6 En relación a este inciso, la SCP 0253/2013 de 8 de marzo, estableció que: “(…) cuando se hace referencia a la acción
de inconstitucionalidad concreta, corresponde interpretar el término proceso en su vertiente más amplia que abarca y
conglomera a procesos y procedimientos judiciales y administrativos, ello en razón a que: 1) Si bien el incidente de
inconstitucionalidad proviene de una situación particular, el interés de sanear el ordenamiento jurídico de normas
inconstitucionales trasciende el interés particular y alcanza al colectivo -orden público constitucional-…”. Esta
jurisprudencia es seguida por la SCP 1911/2013 de 29 de octubre.
7 De la norma precedente, se deduce que la Acción de Inconstitucionalidad puede ser de carácter abstracto o de carácter
concreto; la primera de ellas sin mayores requisitos previos; mientras que para la segunda, para el caso de la acción
concreta, se exige su vinculación a un proceso judicial o administrativo, lo que impone una carga procesal adicional al
interesado en activar esta garantía jurisdiccional constitucional. “Antes de continuar, conviene exponer que de las dos vías
materializadas para el ejercicio de la acción de inconstitucionalidad, la segunda de ellas, la acción de inconstitucionalidad
de carácter concreto, es de interés para el caso presente, puesto que la accionante interpuso una acción de
Según Rivera Santivañez, la Acción de Inconstitucionalidad Abstracta es precisamente una
acción constitucional que tiene por finalidad realizar el control objetivo de las disposiciones
legales ordinarias, para establecer su compatibilidad o incompatibilidad con los valores,
principios, derechos fundamentales y normas orgánicas previstas por la Constitución, con el
objeto de lograr una depuración del ordenamiento jurídico del Estado. Ciertamente, se trata
de una acción abstracta, porque la impugnación de la disposición legal se la plantea como
una acción no vinculada a un caso concreto, es decir, independientemente de su proyección
de aplicabilidad, o la existencia de un interés subjetivo; y es una acción directa, porque la
persona o autoridad legitimada efectúa la impugnación de la disposición legal, de manera
directa y sin condicionamiento alguno, es decir, sin que la supuesta incompatibilidad esté
vinculada a la solución de un conflicto concreto de intereses.8
inconstitucionalidad de carácter concreto; la que encuentra una naturaleza similar al extinto recurso indirecto o incidental
de inconstitucionalidad previsto por la Ley del Tribunal Constitucional ahora abrogada. Tal identidad se puede resumir en
lo expuesto por la SC 0056/2002 de 8 de julio, que al explicar el recurso indirecto o incidental de inconstitucionalidad, lo
reconoció como una vía concreta para el ejercicio del control de constitucionalidad, al exponer que: “…el Recurso Indirecto
o Incidental de Inconstitucionalidad como una vía de control concreto de constitucionalidad…”. Ahora bien, el recuso
indirecto o incidental de inconstitucionalidad, debía su naturaleza indirecta, a que sólo podía ser activado durante el
desarrollo de un proceso judicial o administrativo, para demandar la inconstitucionalidad de una norma que necesariamente
tenía que ser utilizada en el procedimiento judicial o administrativo en el que se impulsó el recurso; tramitándose el mismo
de modo accesorio a ese procedimiento principal, de ahí su naturaleza incidental. Conforme a ello, la acción de
inconstitucionalidad de carácter concreto, tampoco puede activarse de modo independiente, pues sólo puede ser iniciada
en un proceso judicial o administrativo; y de igual manera, también precisa que la norma cuestionada de
inconstitucionalidad deba ser aplicada necesariamente en el proceso judicial o administrativo en el que se propuso, y por
último, su trámite también es accesorio al principal, por lo que comparte todas las características del recurso indirecto o
incidental de inconstitucionalidad” (Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional N°0555/2013, de 15 de mayo). Asimismo,
acerca de la naturaleza jurídica y alcances de la Acción de Inconstitucionalidad Concreta, es de utilidad consultar la
Sentencia Constitucional Plurinacional N°0005/2017, de 9 de marzo, que declaró la INCONSTITUCIONALIDAD del artículo
234.6 del Código de Procedimiento Penal (relativo al Peligro de Fuga), por vulnerar el derecho a la presunción de inocencia
establecido en el artículo 116.I de la CPE.
8 “Es una acción constitucional que se articula al sistema de control correctivo o a posteriori de las disposiciones legales,
pues a través de ella se busca la verificación de la compatibilidad de la disposición legal impugnada con los valores,
principios, derechos fundamentales, y las normas orgánicas previstas por la Constitución, de manera que si se establece
su incompatibilidad, se la retire del ordenamiento jurídico. Significa que el órgano de control de constitucionalidad corrige
el acto legislativo inconstitucional, con posterioridad a la promulgación de la disposición legal respectiva, depurando de
esa forma el ordenamiento jurídico del Estado”. (Rivera Santivañez, 2011: 233).
“Que, este Tribunal, conforme a la doctrina del Derecho Constitucional, ha
establecido en su jurisprudencia que una norma puede ser inconstitucional por la
forma o por el fondo. En el primer caso cuando en su elaboración, sanción y
promulgación se infringe el procedimiento legislativo previsto en la Constitución; y
en el segundo cuando su contenido es el que vulnera los mandatos de la Ley
Fundamental.
Por otro lado, ciertamente los legisladores han justificado su solicitud, en lo dispuesto por el
artículo 256 de la Constitución, que establece que los derechos humanos reconocidos por
tratados internacionales que sean más favorables al ciudadano se aplicarán con preferencia
frente a las normas de la CPE9; y también de acuerdo a la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (CADH) que en su artículo 23 se refiere al respeto y goce de los derechos
políticos de los ciudadanos, en el siguiente sentido:
Como se puede apreciar, este instrumento internacional solo establece algunas directrices
generales, pero en ninguna de sus partes permite la posibilidad de la reelección presidencial
9 Ciertamente, los artículos 13 y 256 de la CPE, introducen dos principios que guían la interpretación de los derechos
fundamentales, cuales son la interpretación pro homine y la interpretación conforme a los Pactos internacionales sobre
Derechos Humanos: “En virtud a la primera, los jueces, tribunales y autoridades administrativas, tienen el deber de aplicar
aquella norma que sea más favorable para la protección del derecho en cuestión -ya sea que esté contenida en la Ley
Fundamental o en las normas del bloque de constitucionalidad- y de adoptar la interpretación que sea más favorable y
extensiva al derecho en cuestión; y en virtud a la segunda (interpretación conforme a los Pactos Internacionales sobre
Derechos Humanos), tienen el deber de -ejerciendo el control de convencionalidad- interpretar el derecho de acuerdo a
las normas contenidas en tratados e instrumentos internacionales en materia de Derechos Humanos ratificado o a los que
se hubiere adherido el Estado, siempre y cuando, claro está, declaren derechos más favorables a los contenidos en la
Constitución Política del Estado; obligación que se extiende, además al contraste del derecho con la interpretación que de
él ha dado la Corte Interamericana de Derechos Humanos” (Cfr. Sentencia Constitucional Plurinacional 0210/2013, de 5
de marzo), más aún si se considera que –en el caso de Bolivia– las Sentencias de la CoIDH forman parte del Bloque de
Constitucionalidad (SC 110/2010, de 10 de mayo).
indefinida, como una modalidad a ser necesariamente adoptada por los países que se hubieran
adherido o ratificado este Pacto Internacional.
“Artículo 26.
I. Todas las ciudadanas y los ciudadanos tienen derecho a participar libremente en
la formación, ejercicio y control del poder político, directamente o por medio de sus
representantes, y de manera individual o colectiva. La participación será equitativa
y en igualdad de condiciones entre hombres y mujeres.
II. El derecho a la participación comprende:
1. La organización con fines de participación política, conforme a la Constitución y
a la ley.
2. El sufragio, mediante voto igual, universal, directo, individual, secreto, libre y
obligatorio, escrutado públicamente. El sufragio se ejercerá a partir de los dieciocho
años cumplidos.
3. Donde se practique la democracia comunitaria, los procesos electorales se
ejercerán según normas y procedimientos propios, supervisados por el Órgano
10 Estas disposiciones, concuerdan con la configuración democrática del Estado Plurinacional de Bolivia, que tiene como
elementos cualificadores los siguientes: a) el principio de la soberanía popular, como el modo específico y peculiar de
concebir el poder en el Estado, en el que el referente último es la voluntad del pueblo; b) la concepción plural de la sociedad,
lo que supone una comprensión de la sociedad como un entramado en el que se interaccionan los diferentes grupos
sociales, situados en un plano de igualdad, grupos que responden a la propia libertad del ser humano y que, a la par,
proporcionan a éste la posibilidad de desarrollar libremente y en plenitud su personalidad; c) la participación como principio
rector de la vida social y política, lo que significa que el proceso político debe estar asentado en la participación de todos
los ciudadanos en la conformación de los órganos del poder constituido y en la expresión de su voluntad o decisión política
sobre los asuntos o temas sometidos a su consideración por las autoridades de gobierno, a través de los mecanismos
previstos por la Constitución; d) la democracia como principio de convivencia, que significa la formación de todos y cada
uno de los ciudadanos en un espíritu de respeto y tolerancia (Cfr. Sentencia Constitucional Nº0075/2005, de 13 de octubre);
y -agrego- e) la alternabilidad en el ejercicio del poder político (o simplemente “alternancia”, que en el ámbito político
significa cambio de gobierno), vale decir, la posibilidad de renovar o cambiar a las autoridades gubernamentales (quienes
detentan temporalmente el poder político), precisamente en resguardo de los derechos políticos de la ciudadanía (a través
del derecho político a elegir y ser elegido libremente), brindando una oportunidad a las nuevas generaciones de líderes
políticos y sociales, para llevar adelante los destinos de un país, con una mejor visión de futuro, y con nuevas alternativas
de desarrollo a nivel político, social, económico, etc. (Vargas Lima, 2017: 20).
Electoral, siempre y cuando el acto electoral no esté sujeto al voto igual, universal,
directo, secreto, libre y obligatorio.
4. La elección, designación y nominación directa de los representantes de las
naciones y pueblos indígena originario campesinos, de acuerdo con sus normas y
procedimientos propios.
5. La fiscalización de los actos de la función pública.”11
11 Como se puede ver, la Ley Fundamental también proclama a la organización con fines de participación política, como
otro de los nuevos elementos de los derechos políticos, conforme se ha expuesto ampliamente en la Sentencia
Constitucional Plurinacional Nº 0828/2012, de 20 de agosto de 2012, que resulta de indispensable consulta para
profundizar sobre este tema. Asimismo, cabe hacer notar que el TCP, se ha referido anteriormente al reconocimiento
efectuado por las normas constitucionales y del bloque de constitucionalidad con relación al ejercicio de los derechos
políticos, habiendo establecido lo siguiente: “En el bloque de constitucionalidad, el art. 23.1 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, establece que todos los ciudadanos deben gozar de los siguientes derechos y oportunidades,
los cuales deben ser garantizados por el Estado en condiciones de igualdad: i) a la participación en la dirección de los
asuntos públicos, directamente o por representantes libremente elegidos; ii) a votar y a ser elegido en elecciones periódicas
auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de los electores, y
iii) a acceder a las funciones públicas de su país. Por su parte el art. 23.2 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, establece cuáles son las causales que permiten restringir los derechos reconocidos en el art. 23.1 y cuáles los
requisitos que deben cumplirse para que proceda tal restricción, determinando que “ La Ley debe reglamentar el ejercicio
de los derechos y oportunidades a que se refiere el inciso anterior, exclusivamente por razones de edad, nacionalidad,
residencia, idioma, instrucción, capacidad civil o mental, o condena, por juez competente en proceso penal”. Por su parte,
el art. 25 del Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos, señala: “Todos los ciudadanos gozarán (…) de los
siguientes derechos y oportunidades: (…) b) Votar y ser elegidos en elecciones periódicas, auténticas, realizadas por
sufragio universal e igual y por voto secreto que garantice la libre expresión de la voluntad de los electores”. Desarrollando
el núcleo esencial de los derechos políticos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha establecido que: “el ejercicio
efectivo de los derechos políticos constituye un fin en sí mismo, y a la vez, un medio fundamental que las sociedades
democráticas tienen para garantizar los demás derechos humanos previstos en la Convención”. (Caso Castañeda Gutman,
143), y que sus titulares, es decir, los ciudadanos, no sólo deben gozar de derechos, sino también de oportunidades. Este
último término implica la obligación de garantizar como medidas positivas que toda persona que formalmente sea titular
de derechos políticos tenga la oportunidad real para ejercerlos” (Caso Yatama. Párr. 195). Entendimiento que fue reiterado
en el caso López Méndoza vs. Venezuela, Sentencia de 1 de septiembre de 2011” (Cfr. Sentencia Constitucional
Plurinacional Nº2055/2012, de 16 de octubre).
12 Se debe considerar que de acuerdo al artículo 3 de la Carta Democrática Interamericana (aprobada en la primera Sesión
Plenaria de la OEA, celebrada el 11 de septiembre de 2001, y ratificada por la mayoría de los países latinoamericanos):
“Son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades
fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas,
libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de
partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos”. Sin embargo, es
6. La naturaleza jurídica de los derechos presuntamente vulnerados y sus limitaciones
según la jurisprudencia constitucional
recomendable seguir el consejo del diplomático boliviano Carlos Antonio Carrasco, quien propone que el principio de
alternancia en la función gubernamental, debería plasmarse en una “ley de hierro”, infranqueable del sistema democrático,
y que quienes en verdad sotengan ese principio, deberían gestionar una enmienda al citado artículo 3 de la Carta, cuyo
texto reformado debería decir: “... la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal
y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; la separación
e independencia de los poderes públicos y la obligada alternancia en la jefatura del Estado”. (Carrasco, 2012: 26-27).
supriman o amenacen restringir o suprimir tales derechos. En nuestro país, el
legislador constituyente ha instituido el recurso de amparo como un medio de tutela
para la eficaz salvaguarda de estos derechos, los cuales, desde un punto de vista
moral y político se consideran básicos para la convivencia humana, creando a su
fragua las condiciones necesarias para asegurar el desarrollo de la vida del hombre
en libertad, en circunstancias compatibles con la dignidad humana, legitimando y
limitando el poder estatal, creando así un marco de convivencia propicio para el
desarrollo libre de la personalidad".
SC 04/2001 de 5 de enero:
"… los derechos fundamentales no son absolutos, encuentran límites y restricciones
en los derechos de los demás, la prevalencia del interés general, la primacía del
orden jurídico y los factores de seguridad, moralidad y salubridad públicos, que no
pueden verse sacrificados en aras de un ejercicio arbitrario o abusivo de las
prerrogativas individuales; es decir, que los derechos fundamentales pueden ser
limitados en función del interés social. Es en ese orden que la Constitución ha
establecido el mecanismo legal para la regulación y restricción de los derechos
fundamentales".
SC 429/2002-R de 15 de abril:
"… el art. 28 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
dispone que: "los derechos de cada hombre están limitados por los derechos de los
demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bienestar general y
del desenvolvimiento democrático". Esto significa que las personas no pueden
ejercer de manera irrestricta y arbitraria sus derechos en desmedro de los derechos
de los demás, por lo que su ejercicio debe estar reglamentado, conforme lo dispone
la propia Constitución en su art. 7".
Finalmente, y de acuerdo a las noticias que se han difundido sobre este tema, los accionantes
piden que el TCP declare que 4 artículos de la Constitución son "inaplicables" (se refieren a
los artículos 156, 168, 285 y 288) por lo que debería reestablecerse los derechos políticos,
amparados en instrumentos internacionales (aunque en rigor de verdad, los derechos políticos
no han sido vulnerados en ninguna forma); y plantean la inconstitucionalidad de cinco
artículos de la Ley 026 de Régimen Electoral, que permiten la reelección continua por una
sola vez de Presidente, Vicepresidente, Gobernadores, Asambleístas Departamentales,
Alcaldes y Concejales.
13 En este sentido, la jurisprudencia constitucional también ha precisado que: “Conforme a la doctrina del derecho
constitucional, las limitaciones al ejercicio de los derechos fundamentales pueden ser intrínsecas o extrínsecas; las
primeras son aquellas derivadas del propio contenido o naturaleza jurídica del derecho fundamental o de su función social;
mientras que las limitaciones extrínsecas, son las derivadas de la coexistencia con otros derechos, las impuestas por
exigencias del bien general, el derecho ajeno, la moral social, el orden público y el bien común. Los límites intrínsecos son
inherentes al ente titular de los derechos y son dados por la misma condición del sujeto, pues el hombre al ser limitado
debe hacer un uso proporcional de su derecho, no pudiendo ejercerlo más allá de su expresa finalidad, lo cual no sería ya
usar el derecho, sino abusar de él; mientras que los límites extrínsecos son los impuestos por el Estado o reconocidos por
éste, y que conforme se establece desde la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución
Francesa, son impuestos mediante una Ley como regulante de los derechos. Empero, si bien es cierto que el ejercicio de
los derechos fundamentales no es absoluto, no es menos cierto que la aplicación de las limitaciones a dicho ejercicio
tampoco pueden ser absolutos o arbitrarios, al contrario tienen sus propios límites en los valores supremos y principios
fundamentales inherentes a todo Estado Democrático Constitucional, de manera que se traten de limitaciones y no de
verdaderas supresiones; por ello, en lo que respecta a las limitaciones extrínsecas se aplica el principio de la reserva legal.”
(Cfr. Sentencia Constitucional Nº0060/2005, de 12 de septiembre).
14 Es preciso apuntar que la Presunción de Constitucionalidad, es un principio en virtud al cual, se presume la
constitucionalidad de toda disposición legal hasta tanto el Tribunal Constitucional resuelva y declare su
inconstitucionalidad. Este principio básicamente tiene la finalidad de resguardar los principios de legalidad y seguridad
jurídica inherentes al Estado Democrático de Derecho (que es la base del Estado Plurinacional), en el que todos sus
miembros, gobernantes y gobernados, están sometidos al ordenamiento jurídico que obliga por igual a todos, de manera
que los actos, las decisiones o resoluciones emitidas al amparo de las disposiciones legales vigentes, no pueden ser
ii) Las normas constitucionales tampoco pueden ser consideradas “inconvencionales”
(es decir, contrarias a la Convención Americana sobre Derechos Humanos), por
cuanto no restringen los derechos fundamentales (derechos políticos, en este caso) de
los ciudadanos; más al contrario, la Constitución impone la obligación de interpretar
los derechos conforme a los tratados internacionales de derechos humanos (entre
ellos, la CADH, que forma parte de nuestro bloque de constitucionalidad).
iv) Si bien el Tribunal Constitucional debe realizar el control normativo de todas las
disposiciones legales mediante la Acción (concreta o abstracta) de
Inconstitucionalidad, no puede declarar la "inaplicabilidad" de una disposición legal
para el caso concreto, y mucho menos podría disponer la inaplicabilidad de las normas
de la Constitución, porque los efectos de sus sentencias de inconstitucionalidad, son
de carácter general ("erga omnes") lo que implica que tienen carácter vinculante y son
de cumplimiento obligatorio para todos (gobernantes y gobernados), conforme lo ha
previsto la misma Constitución.
desconocidos o incumplidos con la sola invocación o argumento de una aparente inconstitucionalidad. Por ello, para
preservar la seguridad jurídica, sólo el órgano de control constitucional (el TCP) puede pronunciar oficialmente la
inconstitucionalidad de una Ley, Decreto o Resolución, con efecto erga omnes. Actualmente, este principio se encuentra
previsto tanto en el artículo 5º de la Ley del TCP, como también en el artículo 4 del Código Procesal Constitucional.
15 En el año 2009, con la aprobación de la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia, se ha configurado un
sistema de control concentrado y plural de constitucionalidad, que básicamente se refleja en la nueva composición del
TCP, que ahora está integrado por Magistradas y Magistrados elegidos con criterios de plurinacionalidad, con
representación del sistema ordinario y del sistema indígena originario campesino. Asimismo, la Sentencia Constitucional
Plurinacional Nº0300/2012, de 18 de junio de 2012, ha precisado: “(…) que la Constitución boliviana ha diseñado un
sistema de control de constitucionalidad plural, pues no solamente se ejerce el control sobre normas formales, sino también
sobre las normas de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, además de conocer los conflictos de
competencias entre las diferentes jurisdicciones y de revisar las resoluciones pronunciadas por la jurisdicción indígena
originaria campesina cuando se considere que estas normas son lesivas a los derechos fundamentales y garantías
constitucionales. Estas facultades fueron introducidas en la actual Constitución Política del Estado, en mérito al
reconocimiento expreso a los derechos de los pueblos indígenas originario campesinos, a la igualdad jerárquica de
sistemas jurídicos y jurisdicciones; pero además debe considerarse que la Ley Fundamental fue el resultado de un proceso
dialógico en el que intervinieron los diferentes sectores de la población boliviana y, claro está, también las naciones y
pueblos indígena originario campesinos, que tuvieron un rol protagónico para la consolidación del Estado Plurinacional.
(…)”. Asimismo, un breve ensayo que desarrolla la fundamentación doctrinal de este tema, haciendo una breve referencia
cartas orgánicas, decretos y todo género de ordenanzas y resoluciones no judiciales; control
que se instrumenta a través de las Acciones de Inconstitucionalidad, sean en la vía abstracta
o concreta, con carácter correctivo o posterior, con la finalidad de que el Tribunal someta las
normas cuestionadas a un juicio de constitucionalidad para establecer su compatibilidad o
incompatibilidad con los valores supremos, principios fundamentales y normas de la
Constitución Política del Estado.
Sin embargo, corresponde también considerar que la Comisión de Admisión del TCP, debe
cumplir una función revisora acerca del cumplimiento de los requisitos y condiciones que
cada acción, recurso o consulta debe contener, para posteriormente admitirla o rechazarla,
caso éste último que sólo se justifica en la inexistencia de uno de los requisitos de
admisibilidad expresamente enumerados.
A este efecto, se tiene que las normas previstas por el art. 24.I del CPCo, establecen que todas
las acciones de inconstitucionalidad, deben contener: “(…) 1. Nombre, apellido y generales
de ley de quien interpone la acción, demanda, consulta o recurso, o de su representante
legal, acompañando en este último caso la documentación que acredite su personería.
Además deberá indicarse la dirección de un correo electrónico u otro medio alternativo de
comunicación inmediata. 2. Nombre y domicilio contra quien se dirige la acción o recurso,
cuando así corresponda. 3. Exposición de los hechos, cuando corresponda. 4. En las
acciones de inconstitucionalidad, la identificación de la disposición legal y las normas
impugnadas, así como las normas constitucionales que se consideren infringidas,
formulando con claridad los motivos por los que la norma impugnada es contraria a la
Constitución Política del Estado. 5. Solicitud, en su caso, de medidas cautelares. 6.
Petitorio”. Previsiones que para el caso de la acción de inconstitucionalidad concreta se
aplica en lo atinente, que son los numerales 3 al 6, de las que el numeral 5 es optativo,
mientras que los otros tres requisitos son imprescindibles. Con esas premisas, la
jurisprudencia constitucional también ha señalado que:
“de acuerdo al art. 24.I.3 del CPCo, los hechos demostrarán la existencia de un
proceso administrativo y judicial, lo que hace a la relevancia constitucional de la
presunta inconstitucionalidad, que también es un requisito imprescindible para la
acción de inconstitucionalidad concreta, conforme a las normas del art. 79 del
CPCo; mientras que el numeral 4 referido a la identificación de las normas
impugnadas, hace al objeto de la demanda de inconstitucionalidad, de la misma
forma que la enunciación de las normas constitucionales infringidas; finalmente, la
a la evolución histórica del control de constitucionalidad en Bolivia, así como los principales antecedentes de la creación
del Tribunal Constitucional en el país, para luego examinar la configuración actual del sistema de control de
constitucionalidad a partir de la Constitución aprobada el año 2009, hasta su más reciente manifestación jurisprudencial,
como control de carácter concentrado y de naturaleza plural, distinta de otras formas de control existentes en el Derecho
Comparado; puede encontrarse en: (Vargas Lima, 2016).
formulación con claridad de los motivos o fundamentos que sustentan la tesis de la
inconstitucionalidad, es el necesario marco argumentativo que justifica la existencia
de relevancia constitucional en el tema concreto; por ello, el incumplimiento del
requisito previsto en el art. 24.I.4 del CPCo, encuentra puntualización en el art. 27.II
del mismo Código, como una causal de rechazo de la acción de inconstitucionalidad
abstracta o concreta, disponiendo que toda acción, recurso o consulta, debe ser
rechazado por la Comisión de Admisión, cuando carezca en absoluto de fundamentos
jurídico constitucionales que justifiquen una decisión de fondo.
Sin embargo, en el presente caso, el rechazo de la Acción resultaba ser la alternativa más
adecuada y la única legalmente posible, para evitar ingresar inútilmente al análisis de una
Acción de Inconstitucionalidad que sin duda, carece de fundamentos jurídico
constitucionales que justifiquen una decisión de fondo16 (porque se están cuestionando
16 En este sentido, si bien el artículo 196.I de la CPE, establece que el Tribunal Constitucional Plurinacional, vela por la
supremacía de la Constitución y ejerce el control de constitucionalidad; la jurisprudencia constitucional ha establecido de
manera expresa, que: “(…) para que este Tribunal ejerza esta facultad, es necesario que las pretensiones de
inconstitucionalidad se encuentren debidamente fundamentadas, cumplan con requisitos mínimos de argumentación, que
hagan posible la contrastación de la norma impugnada con la Ley Fundamental; por ello, el art. 27.II del Código Procesal
Constitucional (CPCo), faculta a la Comisión de Admisión rechazar las acciones cuando concurra la cosa juzgada
constitucional; la acción o recurso sea presentado de manera extemporánea (en los casos en exista un plazo de
normas de desarrollo constitucional, y al propio tiempo, la validez normativa de la misma
Constitución), pero sobre todo, para evitar incurrir en una ilegalidad que tarde o temprano
podría ocasionar graves consecuencias para el país, poniendo en serio riesgo nuestra
institucionalidad democrática.
Dicha opinión autorizada –que a pesar del tiempo transcurrido aún se mantiene vigente y,
según considero, merece ser tenida en cuenta en la actual coyuntura política boliviana–, ha
motivado también el pronunciamiento favorable del distinguido constitucionalista boliviano
José Antonio Rivera Santivañez18, quien con base en su amplia experiencia en la magistratura
caducidad); y, cuando la demanda carezca en absoluto de fundamentos jurídico-constitucionales que justifiquen una
decisión de fondo.” (Sentencia Constitucional Plurinacional Nº0057/2015, de 8 de julio).
17 Así también, recomiendo leer la columna de opinión de mi autoría: “El pensamiento constitucional de Eduardo García
de Enterría” (La Gaceta Jurídica, 15/10/2013); cuyo texto posteriormente fue incluido en el Libro Homenaje: Eduardo García
de Enterría. Semblanzas de su Vida y de su Obra. España: Editorial Civitas, 2014.
18 El profesor José Antonio Rivera, también ha expresado su desacuerdo frente la pretensión de los legisladores oficialistas,
plasmada en la Acción de Inconstitucionalidad, y asimismo, ha señalado que la misma carece de consistencia, por las
siguientes razones: “En primer lugar, el Tribunal Constitucional Plurinacional tiene por misión custodiar y defender la
Constitución Política del Estado (CPE) contra las leyes, estatutos autonómicos, cartas orgánicas, reglamentos,
resoluciones, acciones y decisiones de las autoridades públicas; en ese cometido, a través de la Acción de
Inconstitucionalidad somete a juicio de constitucionalidad las disposiciones legales y reglamentarias contrastando con las
normas de la Constitución, para anular aquellas que sean contrarias a estas últimas; pero no tiene competencia alguna
para declarar la inaplicabilidad de las normas de la Constitución. En segundo lugar, si bien es cierto que, por previsión del
artículo 26 de la CPE y el artículo 23 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), toda persona tiene
derecho de votar y ser elegidos en elecciones periódicas auténticas, realizadas por sufragio universal e igual y por voto
secreto; no es menos cierto que el ejercicio de ese derecho no es absoluto e irrestricto, como todo otro derecho humano
o fundamental es susceptible de limitaciones y restricciones; pues por previsión expresa del art. 32.2) de la CADH y art.
29 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Los derechos de cada persona están limitados por los derechos
de los demás, por la seguridad de todos y por las justas exigencias del bien común, en una sociedad democrática”; lo que
significa el Estado está legitimado para imponer limitaciones o restricciones al ejercicio de los derechos humanos y
fundamentales. Es en el marco de la norma convencional referida que el poder constituyente boliviano ha establecido una
restricción constitucional al ejercicio del derecho político a ejercer los cargos electivos, limitando la reelección continua; de
manera que las normas previstas por los arts. 156, 168, 285 y 288 de la CPE no violan el derecho político como
erróneamente se arguye en la Acción de Inconstitucionalidad Abstracta; y esa limitación establecida por las normas
constitucionales, desarrolladas por las normas de la Ley del Régimen Electoral tiene por finalidad el armonizar el ejercicio
del derecho político de los ciudadanos que acceden a los cargos electivos con los derechos de las demás personas, así
como resguardar el bien común y el régimen democrático, ya que la democracia representativa tiene como uno de sus
y el análisis de la Jurisdicción Constitucional en Bolivia, ha dejado establecido también que:
“…en el siglo XXI no existe ni puede existir un Estado Constitucional sin un Tribunal
Constitucional como guardián y máximo intérprete de la Constitución y protector de los
derechos fundamentales y garantías constitucionales”.
En el contexto boliviano, resulta más vigente que nunca la premonición del jurista español
García de Enterría, cuando advertía la herida de muerte de la Constitución, aunque en nuestro
caso, no es tanto por falta de un Tribunal Constitucional, sino al contrario, por la reciente
decisión asumida por el Tribunal Constitucional Plurinacional ante la Acción de
Inconstitucionalidad planteada, lo que ciertamente ha rebasado los límites de lo razonable y
lógico.
Es así que ante la Acción de Inconstitucionalidad planteada por legisladores oficialistas para
anular algunos artículos de la Ley N°026 del Régimen Electoral, pidiendo que el TCP declare
que cuatro artículos de la Constitución son “inaplicables” (refiriéndose a los artículos 156,
168, 285 y 288) presuntamente para reestablecer los derechos políticos, al amparo de
instrumentos internacionales; se ha emitido el Auto Constitucional Nº269/2017-CA, de fecha
28 de septiembre de este año, que dispone admitir la Acción de Inconstitucionalidad
Abstracta planteada por una senadora y otros diputados, miembros de la Asamblea
Legislativa Plurinacional, y en consecuencia, poner en conocimiento del Presidente de la
misma Asamblea (en representación del órgano que generó la norma impugnada) a objeto de
su apersonamiento y formulación de alegatos que considere necesarios19.
En este sentido, el fundamento que señala el TCP para admitir la acción, consiste en que:
pilares la alternancia en el ejercicio del poder político, también para resguardar los principios de la separación de funciones
y de los pesos y contrapesos”. En consecuencia, Rivera concluye señalando que la Acción de Inconstitucionalidad
Abstracta tiene por finalidad la anulación de toda restricción o limitación constitucional a la reelección, burlando la voluntad
soberana del pueblo que el 25 de enero de 2009 refrendó la Constitución aprobada por la Asamblea Constituyente, en la
que se consignó esa limitación constitucional, y la voluntad expresada el 21 de febrero de 2016 que rechazó la reforma
constitucional que pretendía incluir en la Constitución la permisión de dos reelecciones consecutivas y continuas; pues si
el Tribunal Constitucional Plurinacional da curso a la Acción, se implantará la reelección indefinida, causando una herida
de muerte al régimen democrático. (Los Tiempos, 20/09/2017), disponible en: http://bit.ly/2hNtGzo
19 Aquí se presenta un evidente conflicto de intereses, dado que el Presidente de la Asamblea Legislativa Plurinacional es
al mismo tiempo el Vicepresidente del Estado, y los directos beneficiarios con esta Acción de Inconstitucionalidad, son
precisamente el Presidente y Vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia que pretenden ser reelegidos, burlando la
Constitución. Entonces, su situación política ciertamente lo inhabilita para pronunciarse, dado que está imposibilitado de
poder asumir una posición imparcial, alegando con objetividad la constitucionalidad de la disposición legal impugnada.
“(…) del análisis de la acción presentada, se evidencia que esta se respalda en una
suficiente fundamentación jurídico-constitucional y convencional, precisando los
accionantes las razones por las cuales consideran que los preceptos legales hoy
cuestionados son contrarios a la Constitución Política del Estado y al bloque de
constitucionalidad, generando duda razonable sobre la constitucionalidad de los
preceptos legales impugnados, que posibilita realizar el juicio de constitucionalidad
y convencionalidad”.
A este efecto, el órgano contralor de la constitucionalidad, debe conocer y resolver todos los
conflictos jurídico-constitucionales, que se manifiesten en una triple dimensión: a)
normativa, en los casos en que se produzca la incompatibilidad de una disposición legal
ordinaria (sean Leyes, Estatutos Autonómicos, Cartas Orgánicas, Decretos y todo género de
Resoluciones no judiciales), frente a las normas (axiológicas, dogmáticas y/u orgánicas)
previstas por la Constitución; b) competencial, en los casos en que se llegue a desconocer el
20 Se debe tener presente, que conforme lo ha precisado la jurisprudencia constitucional reciente: “(…) no resulta suficiente
la identificación de la norma, sino que es necesario que se expresen razonablemente los argumentos que determinan la
inconstitucionalidad de la misma, logrando la existencia de una duda razonable en su constitucionalidad. (En consecuencia)
La labor encomendada por la Constitución Política del Estado en acciones de control normativo, se hace posible
únicamente cuando los argumentos planteados en la acción son expresados con claridad, de modo tal que se manifieste,
por qué la norma impugnada es contraria o desconoce la Norma Suprema; ya que si no se cumple con esta carga de
argumentación, el Tribunal se encontrará impedido de realizar una interpretación de la norma legal impugnada; en razón
a que, al no existir argumentos claros para ello, tampoco podrá determinar si mantiene o no la norma cuestionada” (Cfr.
Sentencia Constitucional Plurinacional Nº0057/2015, de 8 de julio)
principio de separación de funciones o división del ejercicio del poder político, para poner
fin a los eventuales conflictos de competencia que llegaren a suscitarse entre los diferentes
órganos del poder público y/o niveles de gobierno, o bien, cuando se desconozcan los
derechos de las minorías imponiendo decisiones contrarias a la Constitución, y; c) tutelar, en
situaciones en que el poder público –o un eventual poder particular– vulnere ilegalmente, por
acción u omisión, los derechos fundamentales consagrados por la Ley Fundamental y/o los
instrumentos internacionales sobre derechos humanos, como parte del bloque de
constitucionalidad.
De ahí que la Constitución en su artículo 196, establece expresamente que las funciones del
Tribunal Constitucional Plurinacional consisten principalmente en: velar por la supremacía
de la Constitución, ejercer el control de constitucionalidad y precautelar el respeto y la
vigencia de los derechos y garantías constitucionales. En consecuencia, el Tribunal
Constitucional Plurinacional de Bolivia, conforme a su configuración constitucional y a la
naturaleza de sus atribuciones, en el ejercicio de su labor de control de constitucionalidad,
no está facultado ni menos autorizado para declarar la inaplicabilidad de normas
constitucionales que se hallan vigentes y que son de cumplimiento obligatorio, en virtud de
la fuerza normativa de la Constitución en Bolivia21.
21 En este sentido, la jurisprudencia constitucional ha señalado que: “Debe considerarse que la Constitución Política del
Estado tiene una incuestionable fuerza normativa; pues es una norma jurídica auténtica, susceptible de invocación en la
sustanciación de cualquier proceso o causa, de manera que los jueces y tribunales están compelidos a resolver los litigios
a la luz de la Norma Suprema, entendimiento que supone la materialización del principio de eficacia y aplicación directa
del texto constitucional. Bajo ese razonamiento, los principios insertos en la Ley Fundamental se establecen como
directrices para los poderes públicos y particularmente para los administradores de justicia, ello permite prescindir de un
desarrollo legislativo para garantizar la eficacia de los derechos fundamentales, viabilizando su materialización y el ejercicio
pleno a la luz de la interpretación de los principios insertos en la Constitución Política del Estado” (Cfr. Sentencia
Constitucional Plurinacional N°1697/2013, de 10 de octubre).
Sin embargo, al haber actuado en sentido contrario a lo legalmente previsible, el Tribunal ha
cometido un grave error, poniendo en tela de juicio su condición de órgano constitucional
imparcial, y en consecuencia, la probidad de sus Magistrados corre el riesgo de desvirtuarse.
Esta situación irregular, habilita a interponer una denuncia contra los jueces constitucionales
que fallaron de forma manifiestamente contraria a la Constitución y las leyes del país,
debiendo dilucidarse este cuestionable accionar, en un juicio de responsabilidades, conforme
señala la Ley.
9. Conclusiones preliminares
Sin embargo, es evidente que en el presente caso, no existían cargos suficientes que
determinen la posibilidad de que el TCP ingrese a analizar el fondo de la inconstitucionalidad
alegada, correspondiendo ahora que dicha instancia declare la improcedencia de la Acción
de Inconstitucionalidad abstracta, no obstante de su admisión inicial; dado que en virtud de
lo establecido por la Sentencia Constitucional Plurinacional Nº0646/2012, de 23 de julio:
“…la Comisión de Admisión al admitir la acción realiza un análisis sobre el cumplimiento
de requisitos de admisibilidad guiado necesariamente por el principio pro actione, de
manera que al momento de conocer el fondo, no existe impedimento para que el Pleno del
Tribunal Constitucional Plurinacional pueda observar el incumplimiento de requisitos o
condiciones que den mérito a un pronunciamiento de fondo de la problemática”; más aún
cuando es evidente que la inconstitucionalidad planteada, carece en absoluto de fundamentos
jurídico-constitucionales que justifiquen una decisión de fondo.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
CARRASCO, Carlos Antonio (2012). Conjeturas. Cien crónicas de nuestra época. La Paz, Bolivia:
L’ Harmattan, Apoyo Gráfico.
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo (1994). La Constitución como norma y el Tribunal
Constitucional. Madrid, España: Editorial Civitas S.A.
RIVERA SANTIVAÑEZ, José Antonio (2007). El Tribunal Constitucional defensor de la
Constitución. Reflexiones sobre la necesidad de su consolidación y fortalecimiento institucional.
Sucre, Bolivia: GTZ – PADEP, Unión Europea, AECI.
RIVERA SANTIVAÑEZ, José Antonio (2011). Jurisdicción Constitucional. Procesos
Constitucionales en Bolivia. Tercera Edición Actualizada con la Constitución y la Ley Nº27.
Cochabamba, Bolivia: Grupo Editorial KIPUS.
VARGAS LIMA, Alan E. (2016). “La evolución de la justicia constitucional en Bolivia. Apuntes
sobre el modelo de control concentrado y plural de constitucionalidad”. Anuario Iberoamericano de
Justicia Constitucional, Nº20, 369-404. Disponible en: http://dx.doi.org/10.18042/cepc/aijc.20.13
VARGAS LIMA, Alan E. (2017). La Justicia Constitucional en el Estado Plurinacional. Bases del
modelo de control concentrado y plural de constitucionalidad en Bolivia. Cochabamba, Bolivia:
Grupo Editorial Kipus.
JURISPRUDENCIA CITADA