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AFROCOLOMBIANIDAD

La población afrocolombiana, palanquera y raizal es descendiente de


prisioneros y secuestrados de una guerra que Europa le declaró a África desde
el siglo XVI. Tras el genocidio indígena la dinámica de la modernidad y la
colonialidad estaba urgida de mano de obra para explotar las inmensas
riquezas americanas, principalmente agrícolas y mineras. Sin esa mano de
obra, altamente especializada, el desarrollo de la economía colonial-capitalista
no hubiera sido posible.

Los prisioneros africanos fueron sacados de sus territorios de diferentes


regiones del litoral Atlántico desde Senegambia (lo que es hoy Senegal y
Gambia). En esa área encontramos una selva húmeda tropical y un bosque
tropical, todos con una fachada marítima atravesada por ríos importantes como
el Zambeze, el Congo, el Senegal, el Gambia y el Casamansa. En esa extensa
faja habitaban grupos étnicos como malinkes, fulas, biafaras, lucumies, ibos y
la gran familia bantú.

Algunos de ellos constructores y edificadores, expertos en saberes y técnicas


mineras y metalúrgicas, ganaderas y agrícolas, artísticas y artesanales. Ellos
construyeron avanzadas civilizaciones como la Akan, grandes reinos como el
de Ghana y el Congo, poderosos imperios como el de Malí.

Hoy los descendientes de los antiguos esclavizados habitamos, en su gran


mayoría, las regiones Atlántica y Pacífica, donde inicialmente se nos llevó a
realizar labores agrícolas, ganaderas y mineras. Así mismo en los valles
interandinos y ciudades como Bogotá, Cali y Medellín, donde desde un
comienzo fuimos imprescindibles en muchas labores; estas ciudades
concentran en la actualidad un alto porcentaje de nuestra población.

Junto a esta localización geográfica y espacial se creó la idea de que las


comunidades afrodescendientes habitan las regiones más deprimidas del país
y los barrios más pobres de las ciudades. Así se generó una relación entre
necesidades básicas insatisfechas –salud, educación, servicios públicos,
vivienda–, pobreza y miseria, como condición de la gente negra y su
habitabilidad.

El primero de enero de 1852, cuando entró en vigencia la ley que abolió la


esclavitud en Colombia, los nuevos libertos siguieron pensando como
esclavizados y los antiguos amos no dejaron de pensar como tales. Nunca
hubo un proceso de reeducación de los imaginarios, de intentar desmontar el
chip de la esclavización de las mentes de las víctimas y los victimarios. Cuando
los descendientes de los antiguos esclavizados tuvieron acceso a la educación,
esta se impartía potenciando los valores de la monoculturalidad europea,
moderna, blanca y colonial, a través de una raza (la blanca, europea, criolla),
una religión (la católica) y una lengua (el castellano).

Este proyecto de un país monocultural se consolidó y reforzó con la


Constitución Política de 1886, y su correlato del Concordato entre la Iglesia
Católica y el Estado firmado en 1887. Por tanto, la población colombiana en
general, y la afrocolombiana en particular, necesita una nueva manera de
educarse para no invisibilizar o eliminar al otro porque es diferente. Solo una
educación intercultural, democrática y tolerante es la garantía de que la
sociedad del posconflicto nos permitirá la convivencia, el diálogo en igualdad
de condiciones entre diferentes, la equidad y las oportunidades.

Una de las principales preocupaciones de las comunidades negras,


afrocolombianas, palenqueras y raizales es la extensión del conflicto armado
hasta nuestros territorios. Etnocidios como los de Machuca, La Chinita y Bojayá
amenazaron nuestra cosmovisión y provocaron la pérdida del territorio y el
desplazamiento. De otro lado está el recrudecimiento del racismo, la
intolerancia y la xenofobia en ciudades como Bogotá, Cartagena, Medellín, Cali
y Villavicencio, donde siguen en aumento las denuncias por discriminación que
han llegado a la agresión física e incluso al asesinato, únicamente por ser
afrodescendientes. Nuestra población se siente amenazada e insegura.

El desmonte de los imaginarios es otra de nuestras luchas. Hay lugares


comunes en los que nos destacamos, como el deporte y el arte. Aunque esos
espacios son importantes porque han logrado visibilizar y resaltar aspectos de
nuestra cultura, e inclusive se han convertido en un camino para que mucha de
nuestra gente salga de la pobreza, son también un refuerzo del imaginario
creado y aceptado pasivamente de que solo somos buenos para eso.

Los afrocolombianos nos hemos destacado en muchos campos en la


construcción de patria, desde el momento del desembarco en un territorio que
solo a partir de 1821 (con la Ley de Libertad de Vientres) empezó a acogernos
como sus hijos. Desde entonces la Nueva Granada dejó de ser nuestra
madrastra para convertirse en nuestra patria, lo que se consolidó en la
Constitución de 1991, cuando el Estado reconoció la raíz africana del pueblo
colombiano. Pero esta madre patria aún tiene deudas con sus hijos.

En Cartagena de Indias cientos de ellos la amurallaron para protegerla de los


corsarios ingleses y franceses; miles de ellos ayudaron a hacerla libre del yugo
español y algunos se destacaron como ejemplares militares, entre ellos el
general –apodado almirante– José Prudencio Padilla, quien nos dio la libertad
en los mares y en los ríos, derrotando a la armada española en la batalla del
lago de Maracaibo; y el caso muy significativo del afrodescendiente coronel
Juan José Rondón. Hemos tenido un expresidente del cual nada se dice
porque ha sido borrado e inclusive blanqueado en la lista de nuestros
mandatarios: Juan José Nieto Gil (1805-1866), quien en 1861 fue presidente de
los Estados Unidos de Colombia. Si en el relato de la construcción del Estado,
a través de la narrativa histórica, de los museos, del sistema educativo, se
hubiera formado a las generaciones enseñándoles el aporte de los
afrocolombianos, hoy la pregunta sobre en qué nos hemos destacado no
tendría razón de ser.

Sin embargo, hay un aporte que es ignorado: la cultura de la paz. Somos


pueblos de familia, en los que es tradición solucionar las diferencias a través
del dialogo y sin recurrir a la violencia; este fenómeno es de aparición reciente
entre nuestras comunidades, ha llegado por extensión del conflicto que tenía
como escenario otras regiones del país.

PRINCIPALES ETNIAS INDÍGENAS DE AMÉRICA: PUEBLOS


ABORÍGENES AMERINDIOS

Una forma distinta de poder conocer el continente americano y al mismo tiempo


poder entender un poco más acerca de la historia propia que tiene en sus
raíces es realizar un viaje turístico a lo largo de sus naciones conociendo
cuáles son sus principales etnias indígenas, lo que conozca en este largo
recorrido será mucho más gratificante e instructivo, dejándote amplios
recuerdos que nunca olvidarás. Esta clase de turismo vivencial te permitirá
tener mayor conocimiento en temas relacionados a la vida rural siendo
practicable desde cualquier país al que vayas ya que todos manejan
obviamente un origen.
Los mexicas fueron el último pueblo mesoamericano que condensó una rica y
compleja
tradición religiosa, política, cosmológica, astronómica, filosófica y artística apre
ndida y desarrollada por los pueblos de Mesoamérica a lo largo de muchos
siglos. Junto con los mayas son el tema más estudiado de la historia
mesoamericana, dado que se conservan fuentes documentales y
arqueológicas, así como numerosos testimonios hechos en su mayoría de
forma posterior por sobrevivientes de la Conquista de México. La numerosa
cantidad de estudios sobre los mexicas hechos por investigadores de todo el
mundo hace difícil una síntesis o un panorama general por la especialización
de los estudios y las numerosas polémicas, que han permitido desechar
conceptos y términos indígenas inadecuados apoyados en la lingüística,
la antropología y la arqueología, los cuales fueron usados durante muchos
años por estudiosos de los mexicas, basados en interpretaciones modernas y
en muchos casos eurocentristas.
La mitología mexica, siendo muy diversa, pero hecha bajo el mandato virtual
de Tlacaélel, situó el origen mítico en Chicomóztoc (en náhuatl: chicome-oztotli-
co, ‘Lugar de las siete cuevas’)?, sitio relacionado con Aztlán —de donde viene
el gentilicio azteca—, aunque no existe consenso sobre el punto exacto donde
se encuentre el sitio por tratarse de un sitio mítico. La lengua de los mexicas
era el náhuatl clásico, que actualmente es la lengua indígena con la mayor
comunidad lingüística en México. El etnónimo azteca fue popularizado por
investigadores muy posteriores a su tiempo. Sin embargo, cabe mencionar que
los mexicas no se llamaban a sí mismos de esa forma, y que fue resultado de
una mala designación posterior; y que las crónicas posteriores los nombraron
en todo momento como «mexicanos» o «los de México».
A la llegada de los españoles, los mexicas mantenían relaciones de tensión con
los altépetl sometidos, a los que les imponían fuertes cargas tributarias. Esta
situación fue aprovechada por los recién llegados en 1519, que rápidamente
establecieron alianzas con los zempoaltecas y los tlaxcaltecas. Tras la caída
de México-Tenochtitlan, la élite gobernante mexica fue sometida e integrada
gradualmente a la sociedad colonial, recuperando muchos de ellos cargos y
privilegios. El resto de la sociedad mexica sufrió una serie de colapsos -
principalmente el demográfico- en todas sus estructuras, pero fueron muchas
las continuidades y resistencias que permanecieron por mucho tiempo y hasta
nuestros días en los pueblos indígenas de México, aunque el grueso de la
población entró en un proceso de una caída demográfica histórica en menos de
un siglo sufrida por todos los pueblos indígenas por las nuevas enfermedades
europeas y la explotación española.
HISTORIA DE LOS GRUPOS ETNICOS
A pesar de varios trabajos en etnohistoria, se desconoce exactamente
cuántos indígenas habitaban el actual territorio de Colombia a la llegada de los
españoles, debido a que la información prehispánica era de tradición oral, y por
tanto se carece de documentos escritos que sirvan para calcular la población
de la época. No obstante, si se sabe que tras la llegada de los españoles hubo
una gran mortandad de la población indígena (el 90 %) propiciada por las
enfermedades traídas por los europeos, las guerras y combates esporádicos
que mantuvieron con éstos últimos y los trabajos forzados y semiesclavitud a
que fueron sometidos los pueblos indígenas por los colonizadores españoles.
No obstante, la población indígena del territorio colombiano era ya de por sí
escasa, lo que explica en parte la necesidad de los españoles de importar de
esclavos africanos para utilizarlos como mano de obra, aunque la razón
principal fue el exterminio de la mayor parte de los indígenas.
Los primeros esclavos africanos llegaron en el año 1504, pero la necesidad era
tal que a partir de 1520 entraban en el país aproximadamente 4000 esclavos
africanos al año. Desde finales del s.XVI, muchos esclavos negros lograban
huir (cimarrones) y fundaban y establecían pueblos libres negros (Palenques),
como el famoso Palenque de San Basilio. El punto de entrada de los esclavos
era Cartagena, que junto con Mompox era el principal punto de compra-venta
de estos. Desde allí eran desplazados por los ríos Cauca y Magdalena hasta
otros centros secundarios de comercio esclavista, como Popayán, Honda
(Tolima), Anserma (Caldas) y Cali.Durante las primeras décadas se importaban
principalmente esclavos varones jóvenes, pero luego se comenzó a introducir
mujeres jóvenes para autoabastecer de nuevos esclavos al territorio. Los
esclavos realizaban todo tipo de labores, principalmente en minería, agricultura,
ganadería y servicio doméstico. Los principales grupos lingüísticos de los
esclavos eran el bantú y el sudanés.7Además los esclavos debían ser
instruidos en la fe católica para ser reconocidos en la nueva sociedad. Recibir
el sacramento del bautismo era una condición indispensable para entrar a
la América hispánica, según las normas de la corona española, que prohibía la
entrada a judíos, herejes y paganos.7
Las primeras exploraciones europeas fueron realizadas por Alonso de
Ojeda, Juan de la Cosa y Américo Vespucio, llegando hasta la Península de la
Guajira. En 1501 Rodrigo de Bastidas descubrió las bocas del río Magdalena y
la bahía de Cartagena, acompañado del propio Juan de la Cosa. La primera
carta del litoral fue levantada por Juan de la Cosa entre 1492 y 1510. En 1511
Vasco Núñez de Balboa descubrió el río Atrato y contempló las aguas del
Pacífico desde la sierra panameña de Darién. En 1522 Pascual de Andagoya,
descubridor del Perú, llegó por el Pacífico hasta las bocas del río San Juan.
Los españoles invirtieron unos veinte años en explorar las costas colombianas,
fundaron varias ciudades y factorías y después avanzaron hacia el interior del
país. Los primeros colonos españoles comenzaron a establecerse en el
territorio inmediatamente después de su conquista por parte de Gonzalo
Jiménez de Quesada, alrededor del año 1540.8
En 1528, la familia de banqueros Welser consiguió de Carlos V la exclusividad
para la conquista y colonización del territorio comprendido entre el Cabo de la
Vela (actual Colombia) y Maracapana (actual Venezuela), siendo los primeros
europeos no latinos que iniciaron el proceso colonizador en América latina.
Algunos de los exploradores más importantes fueron Ambrosius Ehinger,
Nikolaus Federmann, Georg Hohermut von Speyer o Philipp von Hutten, pero
su presencia finalizó en 1546, tras ser retirada la concesión por el Consejo de
Indias luego de los reiterados intentos poco exitosos de los gobernadores
enviados por los Welser para establecer un gobierno estable en sus territorios,
el descontento de los castellanos que habitaban Coro y acusaciones de diversa
índole. Las razones para la retirada del contrato fue el incumplimiento del
contrato de arrendamiento, donde se incluía la fundación de varias ciudades y
varios fuertes, y también falló en la parte del contrato donde se estipulaba la
obligatoriedad de extender el cristianismo entre los indígenas. Durante este
corto período, pequeños grupos de colonos alemanes se establecieron en el
territorio, pero el clima, el calor y las enfermedades acabaron con la vida de
muchos de ellos y otros regresaron a Alemania, quedándose muy pocos.
Durante el siglo XVI y principios del XVII, los colonos españoles no eran más
que soldados varones al servicio de los conquistadores que después se
asentaban en el territorio. Las mujeres españolas tardarían en llegar y cuando
lo hicieron sus números siempre fueron relativamente escasos. Esto unido a
que los españoles varones eran jóvenes y generalmente habían llegado
a América en busca de aventuras, riquezas y por los relatos acerca de que las
mujeres indígenas iban desnudas, tenían grandes cantidades de hijos con las
mujeres nativas y las esclavas africanas, a las cuales con frecuencia
abandonaban. De este modo comenzó el mestizaje racial y en parte de los
casos cultural, y en pocos años la población mestiza se alzó como la mayoría
de la población, y conforme siguieron mezclándose europeos (sobre todo
españoles), americanos y africanos, surgieron diversas variedades de razas,
siendo denominadas las más importantes, como: mestizo (blanco-cobrizo),
castizo (blanco-mestizo), moreno (blanco-negro), zambo (negro-cobrizo).
La sociedad colonial se caracterizó por dividirse en clases sociales étnicas. Así
pues, la clase gobernante eran los criollos (denominación a los españoles y
descendientes sin mezcla de éstos establecidos en América) y algunas
variedades (castizos y mestizos de aspecto blanco), la clase media la formaban
los mestizos y algunas variedades (algunos castizos y mestizos de pocos o
medios rasgos indígenas), la clase baja la formaban los indígenas y algunas
variedades (mestizos de aspecto predominante indígena) y en lo más bajo se
hallaban los esclavos negros y algunas variedades (mulatos de aspecto
predominante negro).
Desde tiempos de la colonia hasta tiempos incluso actuales, la población
blanca generalmente ha alcanzado los principales y más importantes puestos,
cargos y trabajos de la sociedad, teniendo un estatus económico y un nivel de
bienestar social medio-alto, en contraste con las personas de otras etnias. Por
ejemplo, la gran mayoría de presidentes del país han sido de raza blanca, las
ciudades más grandes y desarrolladas del país
actualmente Bogotá y Medellín tienen una mayor porcentaje de habitantes
blancos, mientras que las zonas más atrasadas son aquellas donde la
presencia cobriza o negra es mayor; como la costa pacífica o la región
amazónica. Esto ha generado controversias internas sobre el papel de la raza
blanca y su responsabilidad en ese atraso; desembocando en la "ley
antidiscriminación" del 2011, en donde se establece: "El que arbitrariamente
impida, obstruya o restrinja el pleno ejercicio de los derechos de las personas
por razones de su raza, etnia, religión, nacionalidad, ideología política o
filosófica, sexo u orientación sexual, incurrirá en prisión de 12 a 36 meses"
A partir de la independencia del país, se sumaron a la mezcla pequeños grupos
de inmigrantes árabes, judíos, europeos no españoles (italianos, alemanes...),
chinos y otros asiáticos, aunque no tuvieron un impacto significativo en la
composición étnica y la cultura del país.
GRUPOS ETNICOS
Constituyen el principal grupo étnico del país con un porcentaje del 48% al 58%
del total del país. El mestizaje en Colombia comenzó poco después de que se
establecieran los primeros colonizadores en el territorio. Es resultado directo de
la escasez de mujeres europeas en algunos sectores del reino durante la
conquista, debido a que durante todo el período colonial la mayoría de los
inmigrantes europeos eran varones. Los españoles entonces se unían
principalmente con mujeres nativas de los distintos grupos étnicos, indígenas o
africanos. Los mestizos se hallan prácticamente en todo el territorio del país y
su población es la más grande en Colombia, siendo el aporte europeo casi
exclusivo por parte paterna, pues más del 80% de los colombianos descienden
de un europeo por vía paterna, mientras que el 85 % de los colombianos
provienen de una indígena por vía materna.
Blancos
La ascendencia de los blancos colombianos es principalmente española y
árabe, con algunos aportes italianos, franceses, alemanes y eslavos. Según
fuentes externas, la cantidad de blancos en Colombia está entre el 20% y el
37% de la población.
En lo que era la Nueva Granada se presentó una gran cantidad de españoles
que comenzaron a llegar al territorio como colonos poco después de la
conquista en grandes números (en comparación con la población nativa del
territorio por aquellos tiempos), pero eran principalmente varones solteros. El
mayor ejemplo lo proporciona la región Andina, por ejemplo, en Antioquia las
investigaciones genéticas encontraron que los haplogrupos del cromosoma
Y muestran una ascendencia vía masculina 97% europea, 2% africana y 1%
indígena y por el contrario, los haplogrupos del ADN mitocondrial revelan una
ascendencia por vía materna 50% indígena, dependiendo del departamento 2%
africana y 48% europea.
Tras la independencia del país se abrieron las puertas a inmigrantes europeos,
a pesar de que el gobierno no la motivó ni la incentivó. Para entonces el país
era política, social y económicamente muy inestable, produciéndose poco
después de la independencia una serie de conflictos internos, guerras civiles y
golpes de estado que lo desestabilizaron casi por completo; suponiendo una
desmotivación para los inmigrantes europeos. A pesar de todo, pequeños
grupos de españoles, italianos, alemanes, franceses, británicos, rusos, polacos
(entre otros), llegaron al país principalmente a través del puerto de Barranquilla,
estableciéndose mayormente en las principales ciudades. Una excepción
importante a esta tendencia es el departamento de San Andrés y Providencia,
el cuál fue colonia inglesa y la población blanca desciende de colonos
escoceses e ingleses principalmente.
Históricamente, la población blanca ha desempeñado un papel influyente en la
historia de Colombia, como lo es en la creación de las instituciones
gubernamentales, la constitución, el ejército, el himno nacional, la construcción
de infraestructura, creaciones en el arte, la arquitectura y las ciencias.

CANTOS Y MUSICA AFRODESCENDIENTE


El continente americano tiene deudas culturales con el continente africano que
datan de siglos. Tenemos descendientes africanos en nuestros países que
llegaron bajo los procesos conocidos de conquista y establecimiento de la
esclavitud como régimen de imposición para esta población. Procesos y
situaciones que terminaron con prácticas y creencias, con saberes, lenguas y
también con vidas.

Pero resistir y no perder el rumbo como manera de subsistir es algo que ha


permitido tener una producción como esta; la primera producción que se realiza
en conjunto con otra institución. Se trata de un trabajo de investigación donde
la historia, la antropología, la etnografía, la musicología y el legado cultural
convergen en la expresión de un patrimonio inmaterial que aquí se escucha a
través de 26 piezas sonoras de trece países del continente.

Se trata de un trabajo coordinado por CRESPIAL (Centro Regional para la


Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de América Latina) con quienes
trabajamos uniendo esfuerzos entre Bogotá y Cusco.

La búsqueda de expresiones culturales afrodescendientes, junto a un


reconocimiento de expresiones que en ocasiones han permanecido aisladas de
una presencia masiva, llevan entonces a concebir esta producción conjunta
como una guía de introducción a estas expresiones.

El trabajo exigió así, integrar diferentes profesionales que pudieran ofrecer


muestras de estas expresiones en cuanto a su expresión sonora y dentro del
contexto en el cual se generaron. Dada la riqueza de estas expresiones; se
encuentran registros antiguos y registros recientes, que permiten, como lo
propone el disco, hacer un recorrido, un viaje por los caminos de estas
expresiones en el continente.
Dada la variedad de las expresiones y su origen geográfico, este trabajo
conjunto es uno de los resultados de producción que comienzan a dar pistas de
una nueva configuración en las relaciones de producción y estudio cultural
contemporáneo.

BAILES Y DANZAS AFROCOLOMBIANAS


EL CURRULAO
El Currulao es un género musical, aunque hablando estrictamente, también se
refiere a la danza folclórica de la región del Pacífico de Colombia, cuyas
variaciones también pueden observarse en las regiones de Ecuador
Tradicionalmente se conoce como el viejo bambuco, y es una danza orientada
hacia el cortejo. Su origen está estrechamente relacionado con la cultura
descendiente africana de la región.2
La palabra currulao alude a la palabra "cununao" que es una referencia a los
tambores de origen africano que juegan un papel importante en el folklore de la
región del Pacífico colombiano, los cununos. También tiene una parte en los
bailes típicos de Colombia.

INSTRUMENTOS
Si la música implica el uso de un Chirimía que es popular en la costa norte,
específicamente en el Chocó se utilizan: Tambor Tambora , Tambor Cununo
Hembra, Tambor Cununo Macho, y un Clarinete. Este agrupamiento también
puede incluir un Bombardino que en algunos casos sustituye o acompaña a un
saxofón.
Si se trata de un grupo de Marimba que es popular en el sur de la región,
específicamente al sur del Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño:
La marimba de chonta, los cununos (hembra y macho), guasá, y el bombo o
bajo tambo
ESTILO DE DANZA
Currulao es el estilo de baile más popular para muchas comunidades
afrocolombianas a lo largo de la costa del Pacífico. Tiene características que
resumen las influencias africanas traídas durante el período colonial por los
mineros en las cuencas de los ríos del occidente del territorio. En la práctica, es
posible observar referencias de un rito sacramental de fuerza ancestral y magia
en currulao.
Currulao es una danza que involucra pares sueltos, con temas de amor y
naturaleza. Los movimientos de los bailarines son ágiles y vigorosos. Para el
compañero masculino, utilizan grandes movimientos de fuerza, sin
desequilibrar la armonía de la danza. La mujer, por otro lado, baila de manera
tranquila mientras su pareja busca seducirla con coqueteos, patadas, flexiones,
ventiladores y movimientos de zigzagueo con su pañuelo. La coreografía se
desarrolla básicamente en dos acciones simultáneas: una de rotación circular y
otra de movimiento directo, formando pequeños círculos, que configuran en
ocho. Las figuras que predominan son la confrontación en grupos, avances y
retrocesos en secuencia, intersección de los bailarines, giros, saltos y
movimientos con el pañuelo. La danza adquiere gran belleza plástica mediante
la concreción de varios elementos, como la esbeltez de los hombres y las
mujeres, la seriedad ritual de los rostros, el juego con los pañuelos y la gracia
de las actitudes, que se refuerzan con gesticulaciones y giros. En términos de
patrón de danza, el currulao ha variado las modificaciones regionales,
notablemente del berejú, del patacoré, de la juga, del bámbara negra, de la
caderona, y del pango.
El Bunde Chocoano: es una danza religiosa. Es diferente al currulao aunque se
interpreta con los mismos instrumentos. Está muy extendido entre las
comunidades afro colombianas del litoral Pacífico, con un posible ascendiente
en Sierra Leona

La Caderona: es un ritmo-canto y baile cuya coreografía representa la


supervivencia de los antiguos landós, vacunaos, o la danza de vientre,
tradicional
entre los esclavos africanos. Se interpreta con los mismos instrumentos de las
danzas anteriores.

Mapale: El mapalé es una danza de pareja suelta. Se baila con pasos cortos,
ritmo acelerado y palmoteo constante de los bailarines. Las rutinas se inician
con la formación de dos filas individuales una frente a la otra, por parte de
hombres y mujeres, para efectuar avances hacia delante y hacia atrás.

RELIGION DE LOS AFROCOLOMBIANOS


El término afrocolombiano se utiliza para denominar a aquellos
colombianos descendientes de personas esclavizadas traídas de África por los
colonizadores españoles y que obtuvieron la libertad en 1851 tras la abolición
de la esclavitud en Colombia. Se suele denominar a este grupo humano como
negros, morenos, niches y otras denominaciones populares, además de la
oficial afrodescendientes y las referidas a los habitantes de palenque de San
Basilio y los raizales de San Andrés y Providencia Representan uno de los
grupos étnicos más importantes del país: sus contribuciones en múltiples
dimensiones de la vida nacional son numerosas, tales como la cumbia, el ritmo
nacional por excelencia, y el sancocho, el plato típico más conocido, hubieran
sido imposibles sin su participación.
Qué prácticas religiosas y espirituales africanas perviven y se han transformado
después de la trata de esclavos hacia América Latina; si miramos la historia y
la procedencia de algunos hermanos afro que arribaron a el continente
Americano podemos ver lo que se creó con la presencia africana en Brasil
(Candomblé), Cuba (Santería), Haití (Vudú) y en Colombia (Magia, brujería,
hechicería, ritos), esta última a partir de nuestra experiencia como
colombianos. A pesar de que los negros traídos a América pertenecían a
diferentes tribus (Yoruba, Arara, Carabali, Congos, Minas, Bantúes, Obes) y
por tanto tenían diferentes cosmovisiones, según Manuel Zapata Oliviella,
estas últimas tienen características comunes:
Las religiones africanas son esencialmente vitalistas. El individuo nace y
supervive gracias a un pacto irrecusable con sus Ancestros por el cual se
compromete a conservar y enriquecer la vida.

b. Las religiones africanas son esencialistas. El individuo con su familia, a la


cual está adscrito como miembro indisoluble, debe regirse por la experiencia
milenaria. Son los miembros más viejos, los padres, los antecesores directos,
los depositarios de esta experiencia, legada en primera instancia por los héroes
semidivinizados.

c. Las religiones africanas son panteístas; conciben al individuo como eslabón


de una cadena y no simple ombligo del mundo, vinculado a los demás seres
vivientes: hombres, animales, y vegetales; a las cosas que le sirven: tierra, aire,
fuego, estrella. Y ya se ha dicho a los muertos.

d. Las religiones africanas imponen sociedades jerárquicas: la dependencia del


individuo y el individuo a sus ancestros, dioses, jefes y mayores.”

Del mismo modo, en todas las religiones africanas se encuentran tres


momentos que tienen mayor preponderancia, estos son: el nacimiento, la
iniciación y la muerte; razón por la cual es común encontrar, a lo largo de
América, expresiones que resaltan, a diferencia del cristianismo, estos
acontecimientos puesto que adquieren otros significados. La variabilidad de
expresiones religiosas de los afroamericanos está dada como vimos por la
presencia de diferentes tribus, sin embargo, permanecen religiones africanas,
aunque no en su estado puro, y esto viene dado desde la distribución “laboral”
que se hizo conde los africanos en el proceso de colonización. Así por ejemplo,
en Cuba la llegada de numerosos yorubas permite que hoy la santería sea una
práctica religiosa muy fuerte, claro está entremezclada con elementos del
cristianismo; el vudú, la práctica religiosa africana “más pura” se enraíza en la
cotidianidad de los Haitianos, y durante las guerras independentistas
constituyó un elemento cohesivo y organizador de la resistencia y de la victoria;
en Brasil la mezcla de las diferentes tribus africanas llevó a la formación y
práctica del Candomblé; mientras que en Colombia la llegada de diferentes
tribus y el fuerte proceso de colonización permitió el sincretismo que hoy
hallamos en la Costa Atlántica, la Costa Pacífica y en menor medida en la
región Andina.

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