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Creatividad.
Flexibilidad.
Capacidad de liderazgo.
Orientación práctica.
Sentido crítico.
Habilidad para añadir los valores de la novedad y el entretenimiento a los
productos y
Servicios.
Todo este desarrollo necesario que el hombre tiene que realizar ha hecho que el
panorama educativo cambie; así de esta manera, las instituciones educativas han
tenido que incorporar nuevos cursos que son orientados al desarrollo de estas
habilidades complejas requeridas en el hombre como factor productivo. Estos
nuevos cursos han de desarrollar lo que se llama destrezas genéricas.
Destreza de escritura
Competencia comunicativa oral (arte de oratoria)
Quienes han logrado esta habilidad de querer aprender desarrollan las siguientes
aptitudes
Así un trabajador
tema
Todos los verbos pueden ser agrupados en tres diferentes grupos dependiendo de la
forma que adoptan los morfemas de voz, modo, tiempo, aspecto, persona y número. Los
verbos cuyo infinitivo acaba en –ar, por ejemplo, hacen el pretérito imperfecto de
indicativo con las formas -aba, -abas, -aba, -ábamos, -abais, -aban, mientras que los verbos
cuyo infinitivo acaba en –er, -ir lo hacen con las formas –ía, –ías, –ía, –íamos, –íais, –ían. Es
precisamente la vocal que aparece en el infinitivo (-a-, -e-, -i-) la que indica a qué
conjugación o grupo de verbos con los mismos morfemas pertenece cada verbo. Dicho de
otra manera, si nos encontramos con un verbo desconocido cuyo infinitivo termina en –ar,
ya sabemos cómo se crean todas sus formas: igual que las forma el verbo amar.
A esa vocal a, e, i (a veces ie) la llamamos vocal temática.
La voz
Los verbos transitivos (y sólo los transitivos, si bien no todos ellos por igual)
pueden presentar la acción desde dos puntos de vista o voces:
- activa, si su sujeto se refiere a quien realiza la acción: El jardinero (sujeto) pisoteó las
margaritas y
- pasiva, si el sujeto no se refiere al ser que realiza la acción sino al que experimenta
(sufre, padece) la acción que realiza otro complemento verbal: Las margaritas (sujeto)
fueron pisoteadas por el jardinero.
Se dice que un verbo está en voz activa cuando su sujeto designa al ser que realiza la
acción y que está en voz pasiva cuando su sujeto es el destinatario de la acción realizada
por otro.
El verbo español cuenta con un verbo auxiliar, ser, especializado en expresar la voz
pasiva. Cuando el verbo está en voz activa, no lleva ninguna marca que lo indique; cuando
está en voz pasiva, aparece el verbo ser como morfema de pasiva:
activa: pasiva:
Yo amo Yo soy amado
(a mi mamá) (por mi mamá)
Todo verbo transitivo cuyo significado expresa una acción presenta un doble juego de
formas, unas activas y otras pasivas, caracterizadas por la ausencia o presencia del auxiliar
ser.
El modo
El verbo puede presentar la acción como objetiva (perdemos, perdía, perderá, ha perdido,
había perdido...), como algo visto a través de la subjetividad del hablante (quiero que pierda;
aunque perdiera; ojalá no hubiera perdido; por más que haya perdido...) o como un ruego, una
petición o una orden (piérdete; perdeos). A cada uno de estos “puntos de vista” los
llamamos modos del verbo. Al “punto de vista” objetivo lo llamamos modo indicativo; al
subjetivo, modo subjuntivo y al de ruego o mandato, modo imperativo. Podemos encontrar
una relación directa con las funciones del lenguaje: el modo indicativo tendría como
función básica la referencial o representativa, el subjuntivo, la expresiva o afectiva y el
imperativo, la conativa.
Si bien las causas que rigen el uso de los modos son mucho más complejas de lo que
podría dar a entender esta exposición tan simple, a los efectos de la estructura del verbo
nos basta con ella.
Cada uno de los tres modos cuenta con morfemas específicos que podemos aislar si
comparamos las formas que presentan:
El aspecto
Llamamos aspecto a una posibilidad expresiva de los verbos que nos indica si el
hablante entiende la acción como un todo completo, terminado, hecho; como si la acción
fuera vista desde fuera y en su totalidad (aspecto perfectivo) o bien como algo que está en
proceso de realizarse, inacabado, como si la acción fuera vista desde dentro, desde el
mismo proceso en su duración (aspecto imperfectivo) (en latín, el término per-fectum
significa “totalmente hecho, acabado”).
El verbo español –con una excepción, como veremos- utiliza el verbo auxiliar haber
para expresar esta diferencia de apreciación: los tiempos compuestos (es decir, los tiempos
que usan el auxiliar haber) son todos perfectivos:
he roto
la acción de romper ha sido realizada; ya se ha completado esta acción.
había
la acción de romper había sido realizada antes de que sucediera otra cosa
roto
habré
la acción de romper será realizada antes de que suceda otra cosa
roto
mientras que todos los tiempos simples (aquellos que presentan el verbo sin el
auxiliar haber) son casi todos imperfectivos:
la acción de romper se está llevando a cabo en el momento en que
rompo
estamos hablando; no sabemos si esa acción se completará o no.
la acción de romper se estaba llevando a cabo en el momento del que
rompía estamos hablando; no sabemos si esa acción acabó o no, y si acabó,
cuándo lo hizo.
la acción de romper se estará llevando a cabo en el momento del que
romperé
estamos hablando; no sabemos si esa acción se completará o no.
El esquirol, la excepción, es el pretérito perfecto simple (también mal llamado
indefinido): Es un tiempo simple (no usa el auxiliar) pero designa una acción perfectiva:
rompí la acción de romper ha sido realizada; ya se ha completado esta acción.
Por todo lo anterior podemos decir que, en español, los tiempos simples son
imperfectivos (salvo el pretérito perfecto simple) y los compuestos son perfectivos sin
excepción.
El aspecto verbal puede ser también expresado por medio de perífrasis (v.
Las perífrasis verbales).
El tiempo
Una manera muy simple (y, como veremos, inexacta) de definir los tiempos verbales
es hacer corresponder el presente a lo que sucede ahora, el pretérito a lo que sucedió en el
pasado y el futuro a lo que está por suceder. Como veremos al tratar de la estilística de las
formas verbales, esto sólo sucede en ocasiones. Dado que allí trataremos este tema en
profundidad, por ahora lo vamos a dejar así y diremos que, en español, el verbo presenta
tres tiempos: presente, pretérito o pasado y futuro y que estos tres tiempos ponen la
acción en relación al momento en que se habla: el presente expresa lo que sucede ahora,
el pretérito lo que ha sucedido y el futuro lo que sucederá.
La persona
La persona gramatical pone la acción en relación con
a) el hablante (singular: yo) o el grupo que forman el hablante y otro u otros (plural:
nosotros): 1ª persona.
b) el receptor (singular: tú, usted, vos) o los receptores (vosotros, ustedes): 2ª persona.
c) cualquier persona o ente individuales que no sean ni el hablante ni el oyente
(singular: él, ella, ello; plural: ellos, ellas): 3ª persona.
Hay que tener en cuenta que existen tres tiempos que no presentan variación de
número / persona, los llamados por eso formas no personales: el infinitivo, el gerundio y el
participio.
El número
El número gramatical diferencia si la persona del verbo es un individuo (singular) o
más de uno (plural).
Estos seis accidentes gramaticales se combinan para crear un conjunto de formas cuya
sistematización crea una lista que llamamos
A = LA E = MI
B = SI F = FA
C = DO G = SOL
D = RE
intro
DO LAm FA SOL DO LAm FA SOL
DO
Jure que no iba a verte
LAm
Y mucho menos enloquecerme
FA
Pero no sé, que has hecho en mi
SOL
Este veneno que lentamente
DO
Se apodera de mis deseos
LAm
Y me ahogan todos tus besos
FA
No puedo hablar, solo sentir
SOL
Como estremeces todo mi cuerpo
LAm LAm7/SOL
Y tu bien sabes que no fui yo
FA MI7
No es culpable la situación
LAm LAm7/SOL
Que queda claro por esta vez, oh
REm REm/MI FA SOL
Que solo eres tu, solamente tu
DO
Quisiera vestir tu cuerpo
LAm
Con caricias que llevo dentro
FA
Y disfrutar, un poco mas
SOL
Hasta perderme por un momento
LAm LAm7/SOL
Y tu bien sabes que no fui yo
FA MI7
No es culpable la situación
LAm LAm7/SOL
Que queda claro por esta vez, oh
REm REm/MI FA SOL
Que solo eres tu, solamente tu
20 Ejemplos de verboides:
1.- amar
2.- tener
3.- querer
4 .- correr
5.- partir
6.- morir
7.- vivir
8.- sentir
9.- desear
10.- merecer
11.- beber
12.- comer
13.- amando
14.- teniendo
15.- queriendo
16.- partiendo
17.- viviendo
18.- caminando
19.- recorrido
20.- sentido
Los verbos conjugados, por cada uno de ellos que se encuentre, habrá una oración. Los verboides
por sí solos no forman oración.
"Quiero morir":
- quiero, viene del verbo "querer";
- morir, es el verboide en infinitivo -ir-.
"Me he estremecido":
- aquí el verbo es el verbo auxiliar "haber", "Yo me he";
- estremecido, es el verboide en participio -ido-.
Ejemplo:
Estabas distraído (verboide, participio -ido-). Tu mirada trataba de descifrar (verboide, infinitivo -
ar-)
el significado de aquel cuadro antiguo reflejado (verboide, participio -ado-) en el espejo, por eso
no te diste cuenta de lo que sucedió en realidad. Yo corrí hacia la ventana. Mi pie rozó la base de
hierro de la consola junto a la que estabas, produciendo (verboide, gerundio -iendo-) un ruido
metálico que llegó hasta donde estaba la enfermera. Ella estaba distraída (verboide, participio -
ida-): por eso no se dio cuenta de que la aguja del tocadiscos se había detenido (verboide,
participio -ido-) en el mismo surco, produciendo (verboide, gerundio -iendo-) la repetición tediosa
de una frase sin sentido.
La función del verboide es servir de complemento al verbo principal para ampliar o explicar sus
alcances (los del verbo principal
Se llama verboide al verbo que ha dejado de actuar como verbo de forma primaria, es decir, al
que aún actuando como un verbo a nivel sintáctico, ha dejado de serlo en el sentido sintáctico y
semántico. Puede ser que haya pasado a actuar como un sustantivo, como un adjetivo o como
un adverbio. Este tipo de fenómeno ocurre cuando el verbo se conjuga en alguna de sus formas
no personales, ya sea infinitivo, gerundio o participio. El verboide es, por ende, un verbo
disminuido en su función verbal.
En algunas ocasiones, el infinitivo puede formar parte de una perífrasis verbal, siendo además,
cuando esto ocurre, el que aporte tanto el significado principal como el valor sintáctico de la
misma. Así, hemos de distinguir dos tipos de casos: cuando el infinitivo es transitivo y lleva
explícito un complemento directo (como en “tenéis que preparar la cena”) o cuando el infinitivo
no es transitivo y no lleva complementos obligatorios (como en “tenéis que ir al concierto”), el
infinitivo actúa como verboide.
El gerundio es otra de las formas no personales que conforman el grupo de los verboides. Se
forma mediante la raíz del verbo más la terminación “ando” o “endo”, y generalmente expresa
simultaneidad, como en “está nevando” (se quiere decir “ahora mismo”, o en el mismo tiempo
en que se desarrolla la acción de la oración, como en “estaba nevando cuando llegamos”). En
muchas ocasiones el gerundio puede olvidarse de sus funciones verbales y pasar a actuar como
un adverbio.
Por último, el grupo de los verboides lo completa el participio. El participio es forma mediante
la raíz del verbo más la terminación “ado”, “edo” o “ido”, en función de la conjugación. En la
mayoría de los casos, los participios adoptan una mezcla de funciones prestadas por los verbos y
por los adjetivos. Por ejemplo, puede llevar complementos cuando forma parte de un verbo
compuesto (como en “he comprado fruta”), y puede llevar sujeto (como en “muerto el perro, se
acabó la rabia), características ambas propias de los verbos. En cambio, puede concordar en
número y género con otro sustantivo (“el niño perdido” y “las niñas perdidas”), y puede llevar
cuantificadores (como en “el niño perdidísimo”), características que son propias de los adjetivos.
"Una frase, en lingüística, es un conjunto de palabras (sin formas verbales conjugadas) que
transmiten una información" Las frases siempre están constituídas por palabras de índole
nominal, esto es, sustantivos, adjetivos o adverbios. Al no existir un núcleo verbal del que
dependan sus demás componentes, las relaciones internas no son idénticas a las que se
establecen en la oración.Así los enunciados que carecen de una forma de verbo personal se
denominan frases:
Prohibido fumar
Buenas tardes
La oración, por el contrario, se caracteriza por "poseer dos unidades significativas (sujeto y
predicado), entre las que se establece la relación predicativa, que se entienden
tradicionalmente como aquello de lo que se dice algo y lo que se dice del sujeto
respectivamente":
Pienso
Ese alumno moreno es el peor de la clase