Вы находитесь на странице: 1из 21
‘Masta que, por fin, vino alguien 2 descubrirme! Entrada del 12 de octubre de 1492 en un imaginaia Diario tntimo de. América, No seni dificil convenit en. que el problema fundamental de la historia americana estrba en expliar satisfactoriamente la sparicion de América en el seno de Ta Cultura Occidental, porque esa cuestién involuera, ni mis ni menos, la manera fen que se conciba el ser de América y el sentido que ha de cconcederse a su historia. Ahora bien, todos sabemos que Ta respuesta tradicional consiste en afirmar que América se hizo patente a resultas de su descubsimiento, idea que ha sido ‘aceptada como algo de suyo evidente y eonstituye, hoy por hhoy, uno de los dogmas de Ts historiografia universal. Pero puede realmente afirmarse que América fue descubierta sin fncurrine en un absurdo? Tal es la duda con que queremot iniciar estas reflexiones ‘Empecemos por justifcar nuestro escepticismo, mostran- do por qué motivo ¢ listo suscitar una duda al parecer tan curren, La ts ta: gua Near Colin l 12 de cctubre de 1492 2 una pequefia isla que €l crey6 pestenecta ‘un atchipiélago adyacente al Japén fue como descubrié a ‘América, Bien, pero peeguntemos si eso fue en verdad lo que 4, Colén, hizo 0 si eso es lo que ahora se dice que hizo. Es ‘obvio que se trata de lo segundo y no de lo primero. Este planteamiento es decisivo, porque revela de inmediato que ‘cuando los historiadores afirman que América fue descubier ta por Colda no describen un hecho de suyo evidente, sino ‘que nos ofrecen la manera en que, segin ellos, debe enten- Gere un hecho evidentemente muy distinto: es claro, en efecto, que no et lo mismo llegar a una isla que se eree cex- cana al Japén que revelar la existencia de un eontinente de ust 6 INISTORIA ¥ CRITICA DE LA IDEA Ja cua, por ota parte, nadie podia tener entonces ni la me- nor soipecha, En tuma, se ve que no se trata de To que se fabe documentalmente que acontec, sino de wna ides acer. fa de lo que se sabe que aconteci6. Dicho de otro modo, que SStando se nos ssogura que Colba descubrid a América no fe tata de un hecho, si meramente de Ia interpetacion Se ac Fe eo aw mea ets we impide, salvo Te perezao la rutina, que se ponga en dada Is valides de ea manera peculiar de entender 1o que hizo Colén en aquella memorable fecha, puesto que, en def- nitiva, no ¢ sino una manera, entre otras posbles, de enten- Aerio Hs, pos, leto susctar la duda qo, en efecto, hemos suscitado. Pero susctada 1a dda, es muy importante comprender bien su aleance, porque hay riesgo de incurs en un equivo- co que conducita a una confusion lamentable, Entiéndase bien y de una vez por todas: el problema que planteamot no ‘onsite em poner &n duda si fue 0 no fe Colén quien dea tibeié América, ya que sa dude sopone In admin de la fea de que Amica fue desoubierta. No, nuestro problema ‘© lgicamenteantetioey més radial y profundo: cosiste en poner en duda x Tos hechos que hasia bra se han enten- ido como el descubrimiento de América deben o no deben Segur entendiéndose asi Por coasiguiente, lo que vamos a tcaminar no es c6mo, cuindo y qui deubnié a Amézica, Sino ta idea mioma de que Aiévica fue descubiedta es una ‘manera adecuada de entender los acontecimientos, es deci, acon esa idea se logra 0 20 explicar, sin objecion Vgia, 1a {otalidad del fendmeno histbrico de que se trata. Nada, pics, tiene de extravagante nuestra acitud, Es ia de un hombre de cienea que, frente a una hipétesis la sujet a revisién, ya aa eonformare oon ella si no encuentra una explicacén ‘ejos, ya para rechazrla y substituirla por otra en caso con- tratio. Tal ha sido siempre le marcha en el progreso del conecimiento. 'Nos persuadimos de que ls consideraciones anteriores von soficientes para que, por lo, menos, se nos conceda el bene- fieio de lt dada. ‘Quien nolo estime a, debe suspender eta DEL DESCUBRIMIENTO DE AMERICA v lectura para seguir encastillado en sos opiniones tradiciona- les. Quien, por el contrario, comprenda que estamos frente ‘un verdalero problema ha dado ya el paso decisive: ha des- pertado, como decia Kant, de su suetto dogmatico. ‘Una ver puesta en duda la valider de la idea que expla Ia aparicion de América como el resultado de su descubs- miento, debemos pensar de qué modo puede ponerse a pruc- ba, En principio esto no ofrece mayor dificultad. En efecto, ‘como toda interpretacién responde a una exigencia previa, que 3 de donde depende su verdad, el problema se reduce a exa- ‘minar si dicha exigenca conduce o no a un absurdo, porque «claro que de ser asi se debe rechazar la interpretacion para substituirla por otra més satisfactoria, Pero como, enton- ‘es, comprobar si eso acontece en nuestro caso? He aqui la Pues bien, como Ia idea de que Colém descubrié a Amé rica cuando aport6 2 una isla que exey6 cercana a Japén no ‘deseribe el suceto histéico segin aparece en los testimonios, os obvio que a exigencia que genex6 aquella interpretacién no prooede del fundamento empitico del hecho intexpretado, cr deci, 8 obvio que no se trata de una interpretacién apo" yada de los hechos (@ posteriori, sino de una interpretacion fundada en una idea previa acerca de los hechos (a prior’). Fay so ota oll gue dehenee emo er sveriguar en qué consiste ean idea previa para poder compro- ‘ar si conduce o no aun absurdo? La respuesta no ofece dduda: puesto que en nada ‘examinat el hecho in- porque de él no depende la idea, es claro que

Вам также может понравиться