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Mateo 27:46, 50: desamparo, muerte de Jesús e implicaciones

Prof. Rodrigo Mejía

Para definir este asunto en particular, se debe analizar Mateo 27:46 y 50. Antes de este
propósito, este artículo no trata la muerte de Jesús bajo una perspectiva soteriológica,
cristológica, ni de teología propia como segunda persona de la Trinidad como se
esperaría, más bien bíblica, incluyendo implicaciones para el cristiano hoy. Así que, sin
descuidar el contexto inmediato de Mateo 27:45-50 y el contexto global del evangelio, a
continuación, se tomará en cuenta la interpretación del Salmo 22:1a en Mateo 27:46,
“entregar el espíritu” en Mateo 27:50, contestar si Dios murió en la cruz e implicaciones.

Uso del Salmo 22:1a en Mateo 27:46


La cita “Elí, Elí, ¿lama sabactani? (RV60) de Mateo 27:46 corresponde a una frase
aramea, la cual Mateo interpreta en el mismo verso como: “Esto es: Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has desamparado?” (RV60). Dicha cita corresponde al Salmo 22:1a. Al
armonizar ambos textos, el Salmo 22 pertenece al género literario de los salmos de
clamor. En este salmo, el salmista expresa su clamor a Dios y su desamparo como lo
expresa en los versos 1 y 2. El salmo no expresa muchos datos históricos acerca de su
trasfondo histórico, pero al parecer el clamor se refiere literalmente a David como se
expresa en el título. Por otra parte, la cita se aplica literalmente al Mesías. En los
Salmos, hay citas mesiánicas, porque se cumplen en el Mesías (p. ej. Sal 110; Sal 34:19-
20 con Jn 19:36; Sal 41:9 con Jn 13:18). Por otra parte, al contextualizar la cita de Mateo
27:46 implica el clamor del orante, es decir Jesús, en su agonía antes de morir en medio
del abandono de sus discípulos (Mt 26:56), Pedro (Mt 26:69-75) y momentáneamente
por Dios, como sugiere el contexto mismo. Otro elemento importante en este análisis
consiste en la tipología, pues la situación de desamparo del salmista se expresa
claramente en el Mesías. Esto significa que Dios planifica y tiene control de la historia.1

“entregar el espíritu” en Mateo 27:50


La frase “entregar el espíritu” debe entenderse a la luz del semitismo de Mateo y el
contexto de la cita. Mateo usa la frase adverbial “otra vez clamando a gran voz” para
referirse a un segundo clamor de angustia. Mateo no explica el contenido del clamor,
pero el adverbio en cuestión se refiere a Mateo 27:46 y no como un grito inarticulado.
En todo caso, nuevamente evoca el Salmo 22:1a. Posteriormente al grito, Mateo señala
que Jesús “entregó el espíritu”. La frase en cuestión es una expresión poco frecuente.
En el Antiguo Testamento, significa simplemente el acto de “morir” (p. ej. Gn 35:18, Ecl
12:7).2 En Mateo 16:21, Jesús señala este propósito.

¿Murió Dios en la cruz?


En cuanto a la interrogante ¿Dios murió en la cruz?, esta se responde mejor al decir que

1
Dr. Gary Williams, Apuntes de Salmos mesiánicos (Guatemala: Seminario Teológico Centroamericano).
2
Ulrich Luz, El evangelio según San Mateo, Mt 26-28 (Vol. IV), Biblioteca de Estudios Bíblicos 115
(Salamanca: Ediciones Sígueme, 2005), 459.

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Jesús, Dios-Hombre murió en la cruz por su carácter expiatorio, pero resucitó (Mt 28:1-
10). Pedro confesó que Jesús es “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mt 16:18, RV60). Lo
mismo afirmaron el centurión y los guardias después de su muerte: “Verdaderamente
éste era Hijo de Dios” (Mt 27:54, RV60).

Implicaciones para el cristiano hoy


En este artículo, se ha explicado bíblicamente Mateo 27:46, 50 a la luz del trasfondo del
evangelio y el escritor, es decir, Mateo. En la primera cita, se trató sobre la angustia y
clamor de Jesús en la cruz ante el desamparo de sus discípulos y Dios previo a su
muerte. En cuanto a la segunda cita, se indicó que “entregar el espíritu” significa
“morir”. Por último, en vez de preguntarse si Dios murió en la cruz, se puede afirmar
que Jesús, Dios-Hombre murió en la cruz, pero resucitó. Lo anterior implica varias
cosas. En primer lugar, hay que ser sensibles al clamor y el sufrimiento de los
desamparados. En segundo lugar, Jesús entiende al ser humano e intercede por los
cristianos como Sumo sacerdote debido a su naturaleza humana (Heb 4:14-15). En
tercer lugar, hay que pregonar con la vida misma y el evangelio la muerte expiatoria de
Jesús (Heb 7:27; 9:25-26, 28, 10:12). En cuarto lugar, aparte de predicar sobre la muerte
y resurrección de Jesús (1 Co 15:3-4), el lector debe recordar que la “muerte” es
inminente, pero mientras viva (cristiano) y vaya a su Señor al morir (Fil 1:23), debe
acordarse de su Creador (Ecl 12:1, 7), vivir bajo el “temor de Dios” (Ecl 12:13) y según el
evangelio (Fil 1:27).

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