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de unaPasión dePatria
RafaelPena Alvarez.
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ANTOLOGIA DE UNA
PASION DE PATRIA
A propósito de la Obra de
Mario Briceño Iragorry
FUNDARTE
Rafael Peña Alvarez
ANTOLOGIA DE UNA PASION DE PATRIA
Portada: Iván Estrada
Depósito Legal: lf 82-4.341
Impreso por Editorial Arte
Editado por Fundarte
Apartado de Correos, 17.304
Caracas 1015-A - Venezuela, 1982
A MANERA DE PROLOGO
DE LA PRESENTE EDICION
5
El petróleo es un bien escaso sujeto a las contin
gencias de un mercado en el cual Venezuela no es
el factor determinante. Por ello no podemos darnos
el lujo de depender casi exclusivamente de él, lo que
nos obliga a un doble esfuerzo: por una parte debe
mos reducir la importación de lo suntuario (L a Car
lota y las marinas de nuestros clubes de playa abun
dan en ejemplo, lo mismo que nuestros Centros Co
merciales) y por la otra debemos producir más y mejor
para diversificar nuestra economía.
Hace falta una cruzada que muestre la inmensa
reserva que Venezuela representa. Somos en el Con
tinente Sudamericano un país privilegiado, y esto es
muy importante de cara al futuro.
Los agresores del fracaso; aquellos que se deleitan
en forma más o menos masoquista con el drama na
cional cada vez que aparece una coyuntura desfavora
ble deben ser rechazados, al igual que los responsables
de la dilapidación de nuestro patrimonio.
Venezuela posee inmensas reservas materiales,
buena parte de las cuales yacen bajo tierra en espera
de la acción humana que las aproveche en función
nacional. Pero sobre todo posee una gran reserva mo
ral conformada por todos aquellos que rechazan el
facilismo, el manguareo, el inmediatismo, la politique
ría, la corrupción, la superficialidad, la adulación y la
irresponsabilidad.
Nuestra reserva moral la conforman los que creen
y viven en el trabajo tesonero y creador; en la acción
coordinada y finalista; en la solidaridad; en la política
entendida en función de servicio; en la honestidad; en
la crítica acertada y oportuna; en el estudio serio, sis
temático y profundo; y en la acción responsable y
eficaz en cada acto de la vida cotidiana.
Las nuevas generaciones, que constituyen la mayor
reserva, por la deficiencia de nuestra educación en
buena parte desconocen a muchos de nuestros valores
intelectuales. A ellos se dirige la Antología de una
Pasión de Patria, que presenta el perfil de uno de
ellos. El ejemplo que nos legan, el cúmulo de horas
que dedicaron a la reflexión y su experiencia consti
tuyen un tesoro de incalculable valor.
6
Sólo en la medida en que internalicemos los “Men
sajes con Destino” que nos envían los Briceño-
Iragorry de todas las épocas, nuestros países y nuestras
sociedades tendrán futuro.
7
BREVE REFERENCIA A SU OBRA
9
“Sin resistencia en el territorio de los valores que
definen la particularidad de lo venezolano, nos expo
nemos, como ya acontece, a que el sentido de lo
nuestro se diluya en una mezcla inválida, por donde
nos hacemos semejantes a la población pululante de
los muelles de los grandes puertos internacionales” \
A través de toda su obra se percibe un extraordina
rio calor humano. En Gente de Ayer y de Hoy, cuan
do se refiere a Pompeyo Oliva, Alberto de Jesús
Güerere, Pío Tamayo, el Padre Carrillo, Rufino Blan
co Fombona, Isaías Medina Angaritá o Roberto Picón
Lares, se nota ese cuidado en el decir, ese dejar
traslucir su afecto. Afirma que “Sobre lo positivo de
los hombres ejemplares se hace fácil edificar una teo
ría que adoctrine al pueblo para el cumplimiento de
sus grandes deberes” 2.
En ninguna de sus publicaciones hay ofensa sobre
la dignidad de persona alguna. Para él “la injusticia
contra la dignidad humana carece de lapso prescrip-
tivo” 3.
Impresiona vislumbrar a través de toda su vida una
[>rofunda actividad intelectual. Para escribir- sobre
os temas que con tanta fluidez trató, tenía que haber
estudiado y reflexionado mucho.
Le preocupa la superficialidad de nuestras clases
dirigentes: “La cultura de superficie ha sido y sigue
siendo nuestro fardo más pesado” 4. Su acción pú
blica y privada está enmarcada por principios éticos.
Para él “la carencia de principios normativos es nues
tra falla peor” 5.
Fue un gran estudioso de la historia y la tradición:
“Sin tradición, una colectividad no cuaja en pueblo.
Una sociedad es tanto más en sí como valor humano
y conceptual cuanto más vigorosas sean las líneas for-
mativas de su historia” 6. Define a la tradición como
10
“entrega de los valores positivos que ha conservado y
ha elaborado cada generación” 7.
Le inquieta el destino de nuestro pueblo. Lo que
al respecto nos dice constituye quizás el mejor men
saje que a las nuevas generaciones políticas pueda dar
un venezolano de su generación. Su vigencia es im
presionante. Cuando trata muchos de sus temas, pa
reciera que está escribiendo hoy: “Nunca como al
presente necesitó nuestro país una atención mayor en
el análisis de sus problemas de pueblo, porque nunca
como hasta ahora se hizo tan notoria la crisis de sus
valores sustantivos. Tampoco jamás, desde la edad
heroica, nuestro país se había confrontado con mayor
número de problemas a la vez” 8.
Al ser un profundo defensor de lo nuestro se opone
a la invasión neoeultural: “Las revistas literarias en
nuestra propia lengua, las tiras cómicas, destinadas a
desfigurar el pensamiento de los niños, el cine frívolo
y truculento, las espantosas sinfonolas con que se
gangsteriza la música e incluso las propias camisas
Truman, son instrumentos propagandísticos de que se
vale el imperialismo yanqui para imponer a nuestros
pueblos una manera uniforme y esclava de pensar y
sentir” 9.
Su vida — sobre todo la de los últimos años— es
una vida de testimonio. Cuando escribe sobre Alonso
Andrea de Ledesma, nos parece que lo encarna: “Le-
desma. . . representa, sobre todo, al hombre sin
miedo. Al hombre que abre camino, sin rendir home
naje a la prudencia. Al hombre que es por sí solo
un tratado de agonística” 10.
Este trabajo que trata de sintetizar en 170 citas
la obra de Mario Briceño Iragorry tiene por único
objeto facilitar su conocimiento a las nuevas genera
ciones que hoy irrumpen en el quehacer venezolano.
Para quienes entramos en actividad política a partir
de 1958, la obra de Don Mario no es lo suficiente
mente conocida y esto nos parece injusto. El país, hoy
11
como nunca, pide voces claras que señalen rumbos
y en eso Mario Briceño Iragorry fue un Maestro. Lo
que nos dice a través de todos sus escritos, y en
contra de uno de sus títulos constituye un mensaje
con destino.
12
PATRIA - HISTORIA - PUEBLO
13
nos de América, en ayuda de otros hermanos que
deseaban, como nosotros, romper el vínculo metropo
litano. Hicimos un pacto con la Historia cuando le
pedimos retortas de magia para cambiar el propio
destino de un continente. La Hora Undécima, p. 9.
14
tro se diluya en una mezcla inválida, por donde nos
hacemos semejantes a la población pululante en los
muelles de los grandes puertos internacionales. Por
la Ciudad hacia el Mundo, p. 30.
El porvenir del hombre venezolano impone la nece
sidad de mirar hacia zonas donde la reflexión tenga
oportunidad de realizarse. La Hora Undécima, p. 134.
Sin tradición una colectividad no cuaja en pueblo.
Una sociedad es tanto más en sí como valor humano
y conceptual cuanto más vigorosas sean las líneas for-
mativas de su historia. La historia de un pueblo son
sus hombres y sus símbolos antiguos en constante fun
ción de producir nuevos valores. La historia no es
cuento de muertos convertidos en ceniza. La historia
es un proceso de formación de valores que tienen su
eco constante en las voces de los hombres actuales.
Aviso a los Navegantes, p. 83.
Los grandes muertos forman el patrimonio espiri
tual de los pueblos. Son el alma misma de la nación.
Pero no quiere decir ello que saberlos grandes sea
suficiente para vivir sin esfuerzos nuestra hora actual.
El Caballo de Ledesma, p. 45.
Carabobo, sin la idea de Bolívar, es apenas un pe
dazo de geografía desprovista de sentido; Bolívar, sin
el triunfo obtenido en la llanura gloriosa, sería sólo
un ideólogo de la libertad, sin otro mérito que su afán
de conquistarla. Cartera del Proscrito, p. 37.
15
Una vez más abordo en estas líneas el tema tantas
veces por mí tratado, del valor de la Historia como
fuerza creadora de los pueblos. Por la Ciudad hacia
el Mundo, p. 6.
16
En países nuevos como el nuestro, donde diaria
mente se recibe la aportación valiosa de elementos
forasteros, urge más que en otras partes buscar los
medios conducentes a la formación y a la defensa de
las líneas que puedan dar unidad al pueblo y que
contribuyan, en consecuencia, a evitar los procesos
de desagregación social. Aviso a los Navegantes, p. 92.
17
toria, la cual deben mirar, no en pos de alegre ejem-
plaridad, sino como dimensión que pone los signos
diferenciales y unitivos de las generaciones que la
llenan, y que, con nosotros, habrán de prolongarse por
testimonio de un esfuerzo colectivo. Introducción y
Defensa de Nuestra Historia, p. 96.
18
confrontado con mayor número de problemas a la
vez. Mensaje sin Destino, p. 158.
Nuestro pueblo tiene ansia de sentirse y realizarse
en venezolano. Rechaza nuestro pueblo todo ordena
miento enderezado a aminorar la fuerza de su sobera
nía y a disminuir el tono de su independencia. Di
mensión y Vigencia de la Idea 'Nacionalista, p. 93.
Mientras más vigorosos sean los nexos que unen el
alma del pueblo, más resistente y fácil será su defensa.
Cuando en cambio las naciones han descuidado el
cultivo de sus lazos morales, será más factible su
dominio por las fuerzas extrañas. Jamás perecerá ínte
gramente un pueblo que mire hacia su pasado. Justa
mente perecen y caen bajo el imperio de nuevas y
extrañas fuerzas, los pueblos que no tienen conciencia
de sí mismos. Introducción y Defensa de Nuestra His
toria, p. 13.
Sobre lo positivo de los hombres ejemplares se hace
fácil edificar una teoría que adoctrine al pueblo para
el cumplimiento de sus grandes deberes. La Hora Un
décima, p. 19.
Carabobo es día sin noche que pide la permanencia
de la acción creadora. Cartera del Proscrito, p. 38.
Falta, debemos decirlo una vez más, una conciencia
de fin que dé unidad a la acción colectiva. Carecemos
de fe en nosotros mismos, por cuanto nos falta esa
conciencia finalista. Jamás después de la emancipación
de España nos hemos preocupado por crear valores
que pudieran haber dado carácter de unidad al es
fuerzo disperso de los hombres. La Traición de los
Mejores, p. 79.
Cada generación está en el deber de renovar el
esfuerzo que los mayores realizaron por la grandeza de
la patria. Introducción y Defensa de Nuestra Historia,
p. 137.
El 30 de noviembre de 1952 marca en la historia
del país la hora meridiana de la conciencia del pue
19
blo. Nunca Venezuela se había puesto cívicamente
de pie de modo más enérgico para repudiar a sus
verdugos. Aquel día fue en nuestro proceso de nación
como un nuevo 19 de Abril. Sentido y Vigencia del
30 de Noviembre, p. 237.
. . . hemos creído siempre que los cascos de los ca
ballos han hecho tanto daño a la Historia, y espe
cialmente a la nuestra, como el propio caballo de
Atila. Muchos de nuestros historiadores se han guiado
al escribir sobre la Colonia por el paso de las caba
llerías y han gastado más tiempo en describir la
famosa batalla de los Omaguas y los fantásticos escua
drones de indios que atacaron a los conquistadores,
que el dedicado a exponer las formas político-cultu
rales. Formación de la Nacionalidad Venezolana,
p. 25.
Junto con el suelo, la economía, la lengua, la cul
tura, es la Historia recio pilar en el orden construc
tivo del estado nacional. Sin los supuestos que derivan
del pasado, nuestro propio futuro comienza a flaquear.
Contra el colonialismo secundario, que hoy ha hecho
presa en los países del mundo español de América,
urge elevar el tono de una civilidad cuya pujanza
gravite sobre los valores que nos dan fisonomía pro
pia en el orden de los pueblos. Tradición, Nacionali
dad y Americanidad, p. 10.
La lucha contra el corsario fue circunstancia dolo-
rosa que sirvió para conjugar los intereses y recursos
de las ciudades y para estrechar, dándoles fisonomía
común, las tendencias municipales, de suyo egoístas
como trasunto de las antagónicas comunidades espa
ñolas que renacían en Indias. Aquel largo proceso de
defensa hizo crecer el sentimiento de la nueva nacio
nalidad nutrido en sus orígenes por el concepto de
autonomía que a boca de la conquista había lanzado
en América, como cierna para la rica vendimia, el
español. Los Corsarios en Venezuela, p. 5.
En el proceso de revisión de nuestra historia co
lonial se impone la necesidad de una labor analítica
20
que, destruyendo aquellas construcciones donde más
pesa la fantasía que la verdad de los hechos, depure
el material histórico que habrá de servir para una
síntesis comprensiva de nuestro pasado. La Funda
ción de Maracaibo, p. 28.
Para que las naciones puedan construir algo digno
y durable, necesitan tener conciencia de sí mismas.
Esa conciencia tiene diversos modos de recogerse y de
expresarse, pero ninguno más leve, sutil y vigoroso
que la tradición. Yo diría que ésta es como el fino
alambre y las menudas bisagras con que los anato
mistas mantienen los esqueletos. Sin el ayuntamiento
y el equilibrio de valores que la tradición produce,
ocurre una dispersión de los propios conceptos de la
nacionalidad. El Sentido de la Tradición, p. 21.
Cuando las naciones pisotean y desfiguran el legado
de los tiempos deshacen su estructura conciencial y
aniquilan su vocación cívica. El Sentido de la Tradi
ción, p. 13.
Nosotros, por no poseer una tradición vigorosa,
carecemos de la fuerza mágica que pueda poner en
espantada a los filibusteros que vienen destruyendo,
con ayuda doméstica, el vigor económico, el vigor po
lítico y el vigor moral de la patria venezolana. El
Sentido de la Tradición, p. 14.
21
ACTITUDES - VALORES
23
inútiles de las abuelas escrupulosas. Ld Hora Undé
cima, p. 59.
Sabe nuestro estudiante que su vida ha de ser lucha
constante contra el vicio mostrenco. A la lógica, a la
antropología, a la etnología, a la preceptiva del curso
oficial, precisa añadir el indispensable aliño de su
reflexión sobre el humano destino que le corresponde
cumplir. La Hora Undécima, p. 64.
24
nuestro propio dolor torturante. Así ellos podrían me
jorar y superarnos. Así aprenderán, por nuestra expe
riencia sin remedio, a llenar los vicios que nosotros no
pudimos salvar. El Caballo de Ledesma, p. 36.
25
La realización -»del verdadero sentido universal del
pensamiento del hombre no está reñida con el creci
miento de los grupos nacionales. Por la Ciudad hacia
el Mundo, p. 37.
26
Pueden progresar velozmente las naciones en el cam
po de la materialidad exterior; sin embargo, si ese
progreso no se acopla con la robustez de los módulos
que definen la personalidad popular y con el empeño
de superar los niveles espirituales, ocurre el riesgo de
la delicuescencia fatal de los valores que definen la
existencia intrínseca de las colectivades y que, sobre
el valor de dicha definición, constituyen una manera
de presenciar sagrada. Por la Ciudad hacia el Mun
do, p. 24.
27
tener conciencia bilingüe. Contra el papiamento moral
en que viven nuestros hombres más representativos
proseguiré quebrando lanzas. De esa actitud entre-
guista y pecaminosa, de esa flaccidez en que discurre
la vida de muchos compatriotas que miran la existen
cia como mera oportunidad concupiscente, he señalado
la necesidad de huir. Problemas de la Juventud Vene
zolana, p. 180.
28
La verdad es para decirla a los cuatro vientos, así
vaya a estrujar malos planes de quienes, sin escrúpu
los, madrugaron al éxito de las causas transitorias. El
Caballo de Ledesma, p. 27.
Siempre he considerado que los hombres de letras
estamos en el deber de recoger pormenores enraizados
en lo folklórico de nuestras respectivas localidades.
Gente de Ayer y de Hoy, p. 9.
La cultura de superficie ha sido y sigue siendo nues
tro fardo más pesado. La carencia de principios nor
mativos es nuestra falla peor. La Hora Undécima,
p. 48.
La paz es asegurada por la plenitud espiritual y ma
terial de los pueblos. El Hijo de Agar, p. 133.
. . . el mejor aliado de las causas justas es la auto
ridad que las persigue con implacable saña y que nada
se propaga con mayor vivacidad como las ideas que
arbitrariamente se quieren silenciar. Aviso a los Na
vegantes, p. 32.
29
tros padres en los cuadros de la libertad y de la digni
dad del nuevo mundo. Por la Ciudad hacia el Mun
do, p. 41.
Cierto que hombres llamados por su actitud moral,
por su cultura intelectual, por su posición social, por
su prestigio universitario, han traicionado, por acción
u omisión, a las generaciones que esperaron de ellos
el ejemplo decoroso y altivo con cuya repetición y difu
sión se hubiera salvado la República. También la
historia ofrece nombres que probando la posibilidad
de la conducta contraria, son testimonio de la perdu
rabilidad fecunda de los ideales desamparados. La Trai
ción de los Mejores, p. 77.
La falta de sentido lógico de la gente hace que todo
se gaste en vanidades y en cosas de mera apariencia,
mientras se descuida lo primordial de la vida. Es decir,
descuídase la vida misma. Los Riberas, p. 65.
Quizá el mejor homenaje que los hombres de hoy
podemos hacer a los hombres de ayer es traerlos a
nueva vida en la dinámica social. Nada valen sus lu
minosos retratos en las vistosas galerías. Importa, por
el contrario, exprimir de ellos su valor social, su ejem
plo útil, su lección digna. Pequeño Anecdotario Tru-
jillano, p. 10.
30
propias cuentas partidas semejantes y porque le con
viene estar en la buena con los hombres influyentes.
Los Riberas, p. 86.
Más que cultura de la inteligencia, necesitamos de
la voluntad. Más que sabios capaces de hacer leyes
previsoras y que humanistas que levanten el tono de
la literatura, necesitamos hombres honestos, con volun
tad de ampliar los valores humanos. Los Riberas,
p. 481.
31
a dar sentido humano a nuestros actos. Temas Incon
clusos, p. 15.
32
IMPERIALISMO
33
Pitiyanqui resulta algo así como yanquicito, yanqui-
to, yancuelo. Algo que pretende ser un yanqui, pero
no llega jamás a serlo. Aviso a los Navegantes, p. 46.
Colaboración no es subordinación, ni olvido de la
personalidad. Colaboración es igualdad. Claro que es
en extremo difícil la sociedad del gato con el ratón.
El ratón corresponde al pitiyanqui. Puede, en cambio,
haber sociedad de gatos grandes y gatos pequeños.
Aviso a los Navegantes, p. 47.
Explicar el hambre por carencia de capacidad pro
ductora de la tierra es una mera falacia, que queda
anulada cuando se piensa en el trigo y en el café que
mados, en las naranjas y en la remolacha destruidas
para que se puedan mantener los altos precios del mer
cado internacional. Aviso a los Navegantes, p. 137.
Es tanto como traicionar a la patria cruzarse de
brazos ante el riesgo que representa el hecho de que
la dirección intelectual y moral del pueblo se deje a
consorcios publicitarios interesados en doblegar nues
tra conciencia de nación. Aviso a los Navegantes ^
p. 71.
34
de la persona humana, han venido creando paulatina
mente en la sociedad una conciencia fría, indiferente,
casi aprobadora, que ni siquiera provoca encogimiento
de hombros cuando se relatan crímenes horribles. Avi
so a los Navegantes, p. 81.
35
aún pueden dar fisonomía a nuestra América criolla,
visiblemente amenazada de ruina por el imperialismo
yanqui y por el entreguismo criollo. Tapices de Histo
ria Patria, p. 26.
36
BOLIVAR - BELLO - VARGAS
37
que, pese a su grandeza, ha despedido un hálito fúne
bre en nuestro propio ambiente cívico. El Caballo de
Ledesma, p. 43.
38
tívo permanecieron por largos años, mas ellos repre
sentan una gloriosa tradición, desgraciadamente rota
en nombre de un falso progreso y de un empirismo
malsano, y por cuya carencia se quebraron las líneas
de nuestra propia estructura de pueblo. Virutas, p. 27.
39
POLITICA - CULTURA
41
El orden no es orden por cuanto garantice una tran
quilidad material en el área social, sino en tanto dicha
tranquilidad tenga un correlato de consentimiento en
el ánimo de la comunidad. Lo que separa al orden con
sentido del orden impuesto es lo mismo que distancia
a la paz justa de las repúblicas de la paz injusta de las
tiranías. Cartera del Proscrito, p. 67.
La marcha del hombre venezolano ha desembocado
en ciega carrera hacia el provecho material. Vértigo
de inmediata explicación en un país sin resistencias
morales, que ha recibido el don peligroso de una rique
za descomunal y a cuyo llamado el mundo, con todos
sus vicios y con muy pocas virtudes, se vuelca sobre
nuestra indefensa nación. La Hora Undécima, p. 121.
Las palabras siguen la misma meta de las ideas y
de los sentimientos que expresan. Saldo, p. 110.
Los poetas que buscan temas nacionales y se tornan
expresión del pueblo, tienen función de númenes en
la formación de la conciencia de las naciones. Aviso
a los Navegantes, p. 43.
Sobre nuestra desunión de países y sobre nuestra
invalidez de pueblo ha sido fácil al extraordinario im
perio angloamericano dominar los intereses económi
cos y morales de los países formados al calor de las
instituciones de la vieja España. Patria Arriba, p. 10.
42
espiritual. Mas ese estrechamiento debe basarse en la
permanencia de los valores troncales que dan fisono
mía a los distintos pueblos. Aviso a los Navegantes,
p. 141.
43
un lado por inútil, se colocan de espaldas ante las
formas y las leyes consagradas por la tradición, para
dejarse llevar solamente de lo nuevo y tratan, en una
palabra, de transformar un estado que no conocen".
Esos no han tenido, tampoco, la respuesta salvadora
que logró el padre de la historiografía moderna: “tales
gobernantes más bien son aptos para demoler que para
construir”. El sentido de la Tradición, p. 17.
44
honras y la creencia de ser los depositarios legítimos
del destino de la República. Toda recta intención que
pueda acompañar a un nuevo mandatario, ha de su
frir el filtro maligno del sanedrín que maneja los se
cretos del poder financiero, el cual, a la vez, valido de
un falso prestigio pseudoaristocrático, logra para sus
intereses la adhesión de los nuevos e improvisados ejer
citantes del poder. La Traición de los Mejores, p. 63.
45
Materializado fantasma de otro tiempo, representa en
la quietud hogareña la tragedia del pensamiento vene
zolano. Es el cuerpo sin alma de los sistemas en cuyo
nombre se ha venido formando la trama política y se
han expresado los ideales revolucionarios que dan car
ta de legitimidad popular a los nuevos gobiernos.
Apuntes para un retrato de Pedro Emilio Coll, p. 18.
. . . debemos hacer colectivamente el propósito de
borrar de nuestras prácticas sociales los vicios que han
detenido el vuelo de nuestra cultura. Urge una aguzada
revisión de nuestros males históricos. Precisa un des
pertar mañanero hacia caminos que permitan una
más ancha y cómoda acoplación de sistemas y valo
res. La república pide sitio holgado para la labor sin
reticencia de sus hombres de pensamiento. Apuntes
para un retrato de Pedro Emilio Coll, p. 19.
Ese carácter paradojal de crear permanentemente
valores llamados a ser sustituidos en la dinámica del
tiempo, hace que la democracia, más que una deter
minada situación de hechos institucionales, sea un
verdadero estado de conciencia y aún de sensibilidad
colectiva, producido por el desarrollo de la cultura.
Temas Inconclusos, p. 47.
46
pacífico en el orden de las naciones, y por nada se
anuncia la hora de la razón y de la concordia. El hom
bre parece destinado fatalmente a proseguir su exis
tencia de temblor y pavor. O sosiega en la plegaria
silenciosa, que le aísla del mundo atormentado; o se
aturde en el festín de la riqueza, engendrada al amor
de las propias empresas que alimentan la devastación:
hierro, cobalto, petróleo, uranio, estaño, plomo, car
bón, celulosa. Responso al Niño de Hiroshima, p. 11.
47
SENTIDO CRISTIANO
49
se quiso oponer al propio concepto de creación, dio
con una fuerza nueva, que si no se supedita a los
valores inefables del espíritu, concluirá fatalmente por
destruir el propio mundo civilizado. Saldo, p. 39.
El hombre del Siglo xx necesitaba oír hablar de
Cristo en lenguaje cargado de realidad humana. No
era con el estilo denso de los teólogos ni con las frases
tetánicas de los místicos como precisaba hiciese su
reaparición en el mundo de los descreídos el Cristo
Salvador. El Cristo del Siglo xx — idéntico al Cristo
de la hora cero de la Redención— necesitaba hablar
un lenguaje rotundo, directo, acerado, demoledor,
como para hacerse oír de oídos tupidos de cerumen
emponzoñado por la voz venenosa de los evangelistas
del anticristo. Responso a Giovanni Papini, p. 8.
50
SINTESIS BIOGRAFICA
n
ocupará el sillón de éste en la Academia Nacional de
la Historia), César Mármol, Jacinto Fombona Pacha
no y José Antonio Ramos Sucre.
En 1925 obtiene el Doctorado en Ciencias Políti
cas en la Universidad de Caracas y en 1928 ocupa el
cargo de Secretario de la misma. El Rector era el
doctor Rodríguez Rivero y el Vicerrector el doctor Cara-
cciolo Parra. Con este último comienza a profundizar
en las raíces de la cultura venezolana.
Fue Concejal Municipal por Caracas, Presidente del
Estado Bolívar durante el Gobierno del General Isaías
Medina Angarita, Gobernador de Valencia, Diputado
por el Estado Yaracuy, Senador por el Estado Trujillo
y Presidente del Congreso Nacional.
Fue Profesor del Colegio Federal de Trujillo y del
Liceo Libertador de Mérida, Director del Liceo Andrés
Bello, Cronista Oficial de la Ciudad de Caracas, Ar
chivero General de la Nación y Juez de varios Tribu
nales y Cortes, Embajador en la República de Colom
bia y Encargado de Negocios en Centroamérica.
Individuo de Número de la Academia Nacional de
la Historia y de la Academia Venezolana de la Lengua,
correspondiente de la Española; Miembro de la Aca
demia de la Historia de la Medicina de Caracas;
Miembro Honorario del Centro de Estudiantes de Fi
losofía de la Universidad de Caracas; Miembro Ho
norario del Centro de Historia del Liceo Fermín Toro.
52
Eloy Pueblo ha adquirido función ejemplar en el orden
de los valores que mejor sirven a la unidad del pueblo
venezolano y a la salvación de la República”.
La mancheta de El Nacional de ese mismo día nos
entrega la siguiente cita de Don Mario: “Mi insisten
cia en la valorización de lo nacional y de lo regional
ha sido parte para que algunos críticos de buena o de
mala fe, me hayan presentado como enemigo del pro
greso universal. No caen en cuenta esos falsos defen
sores del orden universalista de la cultura, que el
nacionalismo no es categoría opuesta al internaciona
lismo sino al imperialismo”.
53
FICHA BIO-BIBLIOGRAFICA
55
Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia
y de la Venezolana correspondiente de la Española; Miembro
de la Academia de Historia de la Medicina de Caracas; Miem
bro correspondiente de las Academias de Historia de Madrid,
Colombia, Panamá, La Habana y Santo Domingo; Miembro
Honorario de la Sociedad Bolivariana de Costa Rica y corres
pondiente de la de Colombia; Miembro Honorario de la So
ciedad de Geografía e Historia de Costa Rica y correspon
diente de la de Guatemala; de la Sociedad Geográfica de
Lima; del Instituto Histórico del Uruguay; de la Sociedad de
Geografía e Historia de Chile; del Instituto de Cooperación
Americana de Buenos Aires; Miembro Honorario del Ateneo
de Trujillo; Miembro correspondiente del Centro Histórico
Larense; Miembro Honorario del Centro de Estudiantes de
Filosofía de la Universidad de Caracas; Miembro Honorario
del Centro de Historia del Liceo “Fermín Toro” ; Miembro
de la Comisión revisora de textos de Literatura, Historia y
Geografía de América, del Ministerio de Educación del Estado
Español; Gran Cordón de la Orden del Libertador; Gran
Banda de la Orden de Vasco Núñez de Balboa; Gran Cruz
de Boyacá; Medalla de Honor de la Instrucción Pública de
Venezuela; Medalla de Honor del Magisterio de Guayana;
Medalla de Oro de la Academia Venezolana de la Lengua;
Placa de la Academia de Ciencias y Letras de Cádiz.
LIBROS
1. Hora. (Ensayos Literarios). Caracas, 1921.
2. Ventanas en la Noche. (Ensayos Literarios). Caracas,
1925.
3. Lecturas Venezolanas. (Pequeña Crestomatía venezola
n a). Caracas, 1926, 1930, 1942; Buenos Aires, 1944-
47; Madrid, 1952, 1955, 1956 y 1957; Edime, 1968.
4. Los Fundadores de Trujillo. (Discurso de incorporación
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galo de la nieta). Zaragoza, 1956.
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60
80 . Responso a 4 víctimas del terror en Chipre. Zaragoza,
1956.
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82. Responso a las víctimas de la tragedia argentina. Ma
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ragoza, 1956.
8 4. Responso a Giovanni Papini. Zaragoza, 1956.
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1956.
86. La declaración de Panamá. (Anverso y reverso de una
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8 7. Lección y sentido de Antonio Nicolás Briceño. Zara
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PROLOGOS
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15. Discurso. Excmo. Mons. José Humberto Quintero. Ca
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17. Caracas de antaño. Lucas Manzano. Caracas, 1951.
18. Política y Parlamento. Numa Quevedo. Caracas, 1951.
19. Actas del Cabildo de Caracas. Tomo IV. Caracas, 1952.
20. En busca del olvido. Cecilia Núñez Sucre. Zaragoza,
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62
INDICE