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Representantes diplomáticos
Quienes me conocen saben que la relación de mi familia con República Dominicana nació
como un amor a primera vista; un amor que se ha fortalecido con el paso del tiempo y el
calor de su gente.
Hoy, nuestros tres hijos y diez nietos ven a este país como su segunda casa. Y estoy
sumamente orgulloso de que nuestra compañía lo haga también.
“Relaciones locales, negocios globales”. No hubiera sido posible dar un mejor título a este
encuentro donde coincidimos empresarios amigos de distintas partes del mundo con un
interés en común: seguir reconociendo las oportunidades y el potencial de este gran país y
contribuir a capitalizarlas para que se materialicen en crecimiento económico y bienestar
social.
Todos los que estamos aquí reunidos nos desempeñamos en distintos sectores, tenemos
diferentes rutinas, conocimientos, objetivos…, pero, sin lugar a dudas, coincidimos en un
punto trascendental: el gran respeto y admiración por la República Dominicana. Es una
nación que cautiva al mundo con su hospitalidad y su gran deseo de superación, atributos
que la posicionan como un polo de desarrollo vital para nuestra región.
Su crecimiento económico ha sido uno de los más fuertes de América Latina y el Caribe en
los últimos 25 años. Los datos más recientes de las autoridades muestran que el
crecimiento económico, durante el 2018 rondó el 7%, algo que nos debe inspirar a todos.
Nuestros países son ricos en atractivos turísticos, agrícolas, minerales e hidrocarburos que,
junto a otros atributos, están llamados a atraer aún más y mejor inversión y, a la vez, más
y mejor calidad de vida para nuestros pueblos.
Esa es la ruta que está recorriendo la República Dominicana. Y el esfuerzo para completarla
involucra al Estado, a la empresa privada y a la ciudadanía. Por eso, hago un llamado para
que sigamos poniendo a disposición nuestras experiencias para afrontar los retos del país.
Por otro, la que nos permita lograr un estado de paz que sirva de instrumento de concordia
y reconciliación, y que con ellas todos podamos contribuir con el renacimiento de una patria
de amor y prosperidad.
Finalmente, saludar y agradecer a los embajadores que nos honran con su presencia esta
noche. Hago llegar un saludo especial a la excelentísima Embajadora de los Estados
Unidos, Robin Bernstein, quien llegó hace poco tiempo al país para representar los
intereses del principal socio comercial de la República Dominicana, un país cuya intensa
agenda con nuestros países está marcada por las inversiones, las relaciones migratorias,
la cooperación y el apoyo en la evolución de las libertades democráticas. Es un gran honor
que nos acompañe, Embajadora Bernstein.
También hago llegar un saludo muy especial y entrañable a los excelentísimos embajadores
de España, don Alejandro Abellán; Canadá, doña Shauna Hemingway; Reino Unido, don
Chris Campbell; y Francia, don Didier Lopinot. Es un placer contar con su presencia.