0 оценок0% нашли этот документ полезным (0 голосов)
29 просмотров1 страница
La agricultura prehispánica en América se caracterizó por dos sistemas: la vegecultura en zonas húmedas tropicales basada en cultivos como la yuca, batata y ocumo, y la agricultura de semillas en zonas secas subtropicales donde destacaron el maíz, frijol y calabazas. Ambos sistemas cultivaron más de 100 plantas y fueron policulturales, proveyendo alimentos y plantas para otras necesidades; y tuvieron múltiples centros de domesticación con intercambio de cultivos entre
La agricultura prehispánica en América se caracterizó por dos sistemas: la vegecultura en zonas húmedas tropicales basada en cultivos como la yuca, batata y ocumo, y la agricultura de semillas en zonas secas subtropicales donde destacaron el maíz, frijol y calabazas. Ambos sistemas cultivaron más de 100 plantas y fueron policulturales, proveyendo alimentos y plantas para otras necesidades; y tuvieron múltiples centros de domesticación con intercambio de cultivos entre
La agricultura prehispánica en América se caracterizó por dos sistemas: la vegecultura en zonas húmedas tropicales basada en cultivos como la yuca, batata y ocumo, y la agricultura de semillas en zonas secas subtropicales donde destacaron el maíz, frijol y calabazas. Ambos sistemas cultivaron más de 100 plantas y fueron policulturales, proveyendo alimentos y plantas para otras necesidades; y tuvieron múltiples centros de domesticación con intercambio de cultivos entre
La agricultura en América: Desde la época prehispánica han existido en la agricultura americana 2
sistemas agrícolas bien diferenciados: la vegecultura y la agricultura de semillas. La primera depende de la reproducción vegetativa (por estacas) y representa uno de los sistemas agrícolas más desarrollados en las tierras húmedas bajas tropicales, no sólo de América, sino de África y del sureste asiático. En este sistema los cultivos básicos son plantas que tienen grandes raíces, rizomas o tubérculos ricos en almidón y azúcar. Por ello, en estos sistemas, las proteínas necesarias para la alimentación provienen de la explotación de los recursos animales. En la América indígena los cultivos básicos de este sistema fueron: la yuca (Manihot esculenta), la batata (Ipomea batatas) y el ocumo (Xantosoma sagittifolium). La vegecultura tropical americana tuvo una extensión hacia tierras templadas y frías de los Andes suramericanos a través del cultivo de la papa (Solanum tuberosum), la cual se combinó en los lugares más altos con otros tubérculos de importancia secundaria como la oca (Oxalis tuberosai), la racacha (Arracacia xantorrhiza), el ulluco (Ullucus tuberosus), etc. La agricultura de semillas, en cambio, caracteriza a los trópicos secos y a las regiones subtropicales. En este caso, la reproducción de las plantas se hace mediante semillas, y los cultivos más importantes son: el maíz (Zea mays), el frijol (Phaseoulus Sp.), las calabazas (Curcubita Sp.), etc. En la agricultura aborigen americana la combinación de maíz-frijol fue particularmente importante dado que ambas plantas se complementan desde el punto de vista nutricional. El maíz es un grano rico en almidón pero deficiente en proteínas y en ciertos aminoácidos, mientras que el frijol no sólo tiene un alto contenido de proteínas sino que contiene, además, aquellos aminoácidos de los que carece el primero. En la parte alta de los Andes, las semillas de quinua (Chenopodium quinoa) cumplen una función similar como productoras de proteínas en una agricultura dominada por tubérculos. Independientemente de la naturaleza de los cultivos básicos, ambos sistemas, el de vegecultura y el de agricultura de semillas, son policulturales, ya que además de proveer los productos alimenticios, generalmente suministran toda una gama de plantas que sirven para satisfacer otras necesidades de la vida cotidiana (por ej., depósitos, venenos, plantas medicinales, fibras, estimulantes alucinógenos, etc.) Antes de la llegada de los europeos al continente, los indígenas americanos ya habían domesticado y estaban cultivando más de 100 plantas, entre las cuales se cuentan muchas que tienen actualmente importancia internacional, como el maíz, la papa, la yuca, el maní, el frijol, las calabazas, los ajíes, la vainilla, el girasol, la batata, el aguacate, el tabaco, la coca, el cacao, la piña, el tomate y el algodón (todas las variedades comerciales modernas de algodón tuvieron como base las variedades americanas). Tanto la evidencia botánica como la arqueológica sugieren que en América existieron múltiples centros de domesticación, ya que las diferentes secuencias regionales comienzan con aquellas plantas que estaban disponibles localmente en su forma silvestre y además, los cultivos básicos presentan una posición distinta. Una vez transcurrido el período de experimentación en las diversas regiones, se estableció un intercambio de plantas útiles (por ej., ciertas razas de maíz fueron llevadas desde Mesoamérica hacia Suramérica y viceversa, mientras que el tabaco, el maní, la piña y el tomate llegaron a México procedentes de Suramérica). Igualmente, mediante un proceso de dispersión secundaria, la agricultura fue llevada desde las áreas de experimentación (domesticación) hacia otras. Se puede decir que la última gran dispersión de las plantas americanas domesticadas ocurrió a raíz de su traslado a Europa y, desde allí, pasaron al resto del mundo. Las plantas domesticadas originarias de América, constituyen en la actualidad el 40% de la producción mundial de alimentos. Fuente: http://eagrohistoria.blogspot.com/2008/12/agricultura-prehispanica.html
Biología y reproducción de la abeja sin aguijón Nannotrigona perilampoides: Una potencial polinizadora de cultivos en invemadero para zonas tropicales de México