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La presión arterial media (PAm) puede definirse como el producto del gasto cardíaco (GC, o volumen
minuto) por la resistencia vascular sistémica ( Rvs, o periférica).
PAm = GC × Rvs
El gasto cardíaco es el producto del volumen sistólico por la frecuencia cardíaca, mientras que la
resistencia vascular es función de los cambios en los radios de los vasos de resistencia. Los valores
medios de la PAm en un adulto sano son de 90-95 mm Hg (12,5 kPa), y el GC es de 4,6 L min -1, aunque
estos valores pueden cambiar considerablemente en función de diversas situaciones fisiológicas y
patológicas. Por tanto cualquier alteración en el GC y/o Rvs modificará la PAm.
El mantenimiento de la presión arterial dentro de un rango relativamente estrecho de niveles fisiológicos
es fundamental para garantizar el flujo sanguíneo a todos los órganos.
La función fundamental de sistema circulatorio es asegurar una correcta y adecuada perfusión sanguínea
a todos los tejidos. La perfusión de cualquier territorio tisular depende por un lado de la existencia de una
presión arterial que permita la circulación de la sangre, y por otro, de la capacidad de cada territorio para
autorregular su propio flujo. La presión arterial depende del gasto cardíaco y de la resistencia periférica
y es una variable hemodinámica que dispone de múltiples sistemas de regulación.
En el control de la presión arterial interviene el sistema nervioso, por medio de varios centros de control
y de distintos reflejos (regulación nerviosa), diversos sistemas hormonales que pueden, entre otros
efectos modificar el calibre de los vasos sanguíneos (regulación hormonal) y un conjunto de mecanismos
renales que participan en el control de la volemia (regulación renal).
Cualquiera de estos sistemas de regulación se caracteriza por dos condiciones: el tiempo que tarda en
activarse ante un cambio de presión, y la duración que tiene su efecto. Sobre estas bases se ha propuesto
que los mecanismos de control actúan a corto, medio y largo plazo. El sistema nervioso es el mas rápido
en actuar, sin embargo, su eficacia reguladora se pierde a lo del tiempo, por lo que se precisa un
mecanismo alternativo. Por ello, y después de la activación nerviosa, se estimulan los sistemas
hormonales de control, que por sus características se clasifican como mecanismos de regulación a medio
plazo. Finalmente, el riñón ejerce sus efectos de forma más lenta, aunque es capaz de realizar su acción
durante un período más largo de tiempo, de ahí que también se le conozca como sistema de control a
largo plazo.
Regulación nerviosa
La regulación nerviosa de la presión arterial se realiza a través de varios arcos reflejos, cuyos receptores
se encuentran en distintas zonas del árbol vascular. La información recogida por estos receptores llega a
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los centros nerviosos de control, donde se elabora la respuesta, que se hace efectiva a través del sistema
nervioso vegetativo.
Reflejos cardiovasculares
Barorreceptores arteriales
Los barorreceptores son terminaciones nerviosas libres distribuidas en la pared de los grandes vasos. Las
fibras sensitivas alcanzan el bulbo y desde aquí, el nervio vago y las fibras del simpático forman la vía
eferente del reflejo.
Quimiorreceptores
Los quimiorreceptores centrales se encuentran en las mismas regiones en las que se localizan los centros
de control cardiovascular y su función es participar activamente en el control de la respiración. Los
quimiorreceptores se activan cuando disminuye la presión de O2 (PO2) en sangre o baja el pH; también se
ha demostrado que una disminución del flujo sanguíneo a nivel de estos receptores, determina un
aumento de la descarga de sus fibras aferentes. De acuerdo con esto, cuando la presión arterial desciende
por debajo de ciertos límites, se producen dos fenómenos; por un lado disminuye la perfusión sanguínea,
y por otro, la sangre que llega a los receptores tienen una PO 2 baja y una presión de CO2 (PCO2) alta. Ante
estos estímulos no solo aumenta la ventilación pulmonar, sino también una vasoconstricción generalizada,
que tiende a aumentar la presión arterial.
Regulación hormonal
Los mecanismos nerviosos que participan en el control de la presión arterial actúan de forma muy rápida,
pero también se adaptan con rapidez. Por ello, es necesario que existan sistemas alternativos que puedan
colaborando con el sistema nervioso, ejercer una regulación eficaz durante períodos largos de tiempo. En
este sentido podrían actuar una serie de hormonas que tienen claros efectos sobre el sistema
cardiovascular.
Los distintos sistemas hormonales podrían agruparse en dos grandes apartados: los que tienen acciones
hipertensoras y los que tienen efectos hipotensores. Ambos sistemas pueden actuar sobre la presión
arterial por dos mecanismos:
1. Ejerciendo efecto a nivel hemodinámico, es decir, modificando la resistencia vascular, el tono venoso
o la dinámica cardíaca.
2. Por medio de acciones renales que intervienen en el control del volumen de líquido extracelular.
Sistemas hipertensores
Están constituidos por un conjunto de hormonas cuya secreción aumenta ante una hipotensión y que
ejercen efectos que determinan un aumento de la presión arterial.
Catecolaminas
Cuando se produce un descenso de presión, se activa el sistema nervioso simpático (SNS), a través de la
activación refleja. Esta estimulación además de los efectos cardiovasculares que ya conocemos, provoca
una liberación de adrealina y noradrenalina por parte de la médula de la glándula suprarrenal. Las
acciones de estas hormonas se superponen con las del SNS, pero sus efectos son más duraderos y dado
que se transportan por la sangre, pueden ejercerlos en lugares donde no llega la inervación simpática.
Sistema renina-angiotensina
La hipotensión y la activación simpática, a través de los receptores B (beta), estimulan la secreción de la
renina en el aparato yuxtaglomerular del riñón. Esta enzima actúa sobre su sustrato el angiotensinógeno,
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que es una proteína plasmática, dando lugar a la angiotensina I, apartir de ésta y por acción de la enzima
conversora de angiotensina se forma la angiotensina II, que a su vez puede transformarse en angiotensina
III por acción de una aminopeptidasa. Aunque las angiotensinas I y III tienen actividad biológica, la
hormona mas activa del sistema es la angiotensina II. Ésta produce vasoconstricción generalizada,
aumenta directamente la absorción renal de sodio y agua, estimula la secreción de aldosterona (que
incrementa la reabsorción de sodio), y estimula la actividad nerviosa simpática.
A través de cualquiera de estos efectos, el sistema renina-angiotensina puede intervenir en el control de la
presión arterial. Sin embargo, parece que esta contribución es especialmente importante en aquellas
hipotensiones que se acompañan de descenso de volumen plasmático, como son, entre otras, la
hemorragia y la deshidratación.
angiotensinógeno
renina
angiotensina I
enzima convertidora
vasoconstricción
absorción de Na+ y H2O
angiotensina II
secreción de aldosterona
estimulación del simpático
aminopeptidasa
angiotensina III
Vasopresina (ADH)
La hormona antidiurética o vasopresina, es secretada por la neurohipófisis, tiene como principal función
la reabsorción de agua a nivel del túbulo colector del riñón. Por tanto participa en la homeostasis del
LEC, a través de sus acciones renales. Un mecanismo importante para su secreción es la hipotensión.
Pero también ejerce claros efectos vasoconstrictores. Existen por tanto dos vías por las cuales esta
hormona ejerce sus acciones en la regulación de la presión arterial: Sus efectos vasculares y sus acciones
renales (ver mecanismo de acción en sistema endocrino). Esta función parece clara en la hipotensión
producida por la hemorragia o el descenso del volumen plasmático.
Sistemas hipotensores
Han sido relativamente pocos los estudios dedicados a analizar la participación de los sistemas
hormonales con efectos hipotensores. Está claramente demostrado que muchas hormonas participan en
la regulación del flujo sanguíneo local. Entre las hormonas con función vasodilatadora se encuentran las
cininas, el péptido intestinal vasoactivo y peptido atrial natriurético (PAN).
Las cininas son hormonas que tienen efectos vasodilatadores porque producen relajación del músculo
liso vascular y están relacionadas con los procesos inflamatorios. El PAN origina natriuresis, puede
actuar sobre los túbulos renales promoviendo la excreción de Na +, disminuye la capacidad de respuesta
del músculo liso vascular a muchas sustancias vasoconstrictoras. Sus acciones son en general opuestas a
la angiotensina II.
REGULACIÓN RENAL
Todo aumento de presión se acompaña de la eliminación renal de agua. También se puede razonar que un
descenso de presión determinará una menor eliminación y el volumen de líquido extracelular aumentará
al cabo de un cierto tiempo.
Este proceso no está aun completamente explicado, aunque podría tener su origen en dos fenómenos que
acompañarían al aumento de la presión arterial:
1. un aumento de filtración glomerular
2. una disminución en la reabsorción tubular de agua.
La tasa o velocidad de filtración glomerular permanece constante entre amplios rangos de presión arterial
(90 - 180mm Hg). Esto quiere decir que esta variable está autorregulada, dentro de estos niveles de
presión arterial. Sin embargo se ha comprobado que según aumenta la presión, se produce un ligero
incremento en la tasa de filtración. Si tenemos en cuenta que la tasa de filtración en un individuo normal
es muy grande, resulta evidente que pequeños incrementos de la misma determinan un gran aumento en
el volumen filtrado. Sin embargo todo incremento en la filtración se acompaña de mecanismos
compensatorios, que producen un aumento en la reabsorción, a través del llamado equilibrio
glomérulotubular. Por tanto un simple aumento en la filtración no explicaría una mayor eliminación, si
no se acompañara de una disminución de la reabsorción tubular.
Se ha demostrado que frente a los aumentos de presión y filtración, la reabsorción tubular de agua no
permanece constante, sino que disminuye. Los incrementos de la presión arterial inhiben la secreción
renal de renina y que este entre otros mecanismos explica la disminución en la velocidad de reabsorción
tubular. En esta situación, cuando se combina una mayor filtración con una menor reabsorción es
evidente que aumentará la excreción de agua. Como el sistema trabaja de forma proporcional, resultará
que cuanto mayor es la elevación de presión en mayor medida se incrementará la eliminación de agua y
se reducirá el volumen de líquido extracelular.
La presión arterial está relacionada con diferentes factores, tales como la edad, el sexo, los factores
socioculturales, etc. Tanto la presión sistólica como la diastólica aumentan de forma progresiva con la
edad. Las mujeres jóvenes tienen cifras de presión arterial inferiores que los hombres de la misma edad.
Se ha demostrado que individuos que viven en sociedades muy desarrolladas y están sometidos a estrés
tienen niveles de presión muy superiores a los individuos que viven en zonas no urbanas. Factores muy
importantes son los tipos y hábitos alimenticios. Así, las comunidades que habitualmente consumen una
dieta rica en grasas y con exceso de sal suelen presentar mayores niveles de presión arterial y en ellas es
muy frecuente la existencia de un gran número de enfermos con hipertensión arterial.