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¡¡Hay una lucha constante, donde los padres, los maestros y la sociedad deben dar el

ejemplo en cada uno de sus acciones, porque es lamentable ver como día a día, la
energía y entusiasmo de la juventud va cayendo en un vacío, en un mundo sin valores.

LA JUVENTUD Y SUS VALORES


La juventud hoy día está sumamente dañada y corrompida, esto según los moralistas. Estas
personas moralistas los juzgan y señalan culpables sin piedad. No culpemos a las amistades, no
culpemos a la escuela, no culpemos a los gobernantes, ¡NO! En la mayoría de los casos los
principales responsables de las conductas criminales en los jóvenes son los padres que no han
asumido aún el verdadero rol en la vida de sus hijos.

Formo parte de la ya mencionada juventud, soy testigo a diario del comportamiento de


algunos jóvenes. De que muchos carecen de respeto, integridad moral, ética,
responsabilidad, entre otros. Es impactante estar en contacto con ese tipo de
comportamiento. Me preguntó; ¿es normal para ellos comportarse de esta manera?,
¿actúan así en sus hogares?, ¿sus padres no les inculcaron valores y principios? A diario
me digo: esto no puede estar pasando. No recae en la juventud la responsabilidad de
saber lo que es bueno y malo. Es en el hogar que, papá y mamá deben inculcar estos
valores, también se debe continuamente reforzarlos. Pero muchos jóvenes carecen de
un hogar íntegro, sus hogares son disfuncionales, están solos en la calle no tienen quien
le modele, o sea, ejemplo de valores positivos.
El comportamiento de los jóvenes es visto por los adultos como inaceptable, pero me
pregunto: ¿los adultos practican lo que predican?, ¿será ésta la causante de la crisis de valores
que vivimos? La sociedad está formada por todos: niños, jóvenes y adultos. Así que todos
deberíamos ya predicar la moral con compromiso. Reforcemos el núcleo familiar al igual que
otros aspectos de nuestro diario vivir. Ya la escuela cumple su parte, ya la Iglesia predica el buen
camino, todos debemos esforzarnos, nuestra juventud lo merece.

Respeto, responsabilidad, civismo, compromiso, justicia y confianza valores de


fácil adquisición. Propongamos que los padres se involucren más en las actividades
extracurriculares de sus hijos. Inviertan tiempo, compartan en familia. Apoyen sus
preferencias y gustos. Como por ejemplo actividades recreativas tales como: baile,
canto, banda y deportes. Apoyen la participación de sus hijos en organizaciones
escolares y cívicas. Ambas apoyan y ofrecen a nuestros jóvenes la oportunidad de
desarrollar sus talentos para el bien de nuestra escuela y país. Practiquen junto a ellos
sus pasatiempos. Jamás elijan por sus hijos. Tomen la tarea de saber que realmente
quieren ser en un futuro, aconséjenlos o mejor aun simplemente escúchenlos.
Para finalizar reitero que la juventud es un divino tesoro que se va, pero se
recuerda por siempre. Los valores se inculcan desde la niñez y viven con ellos para
siempre, estos forman parte esencial en todas las facetas de su vida. Ahora bien, no todo
está perdido con nuestra juventud. Somos jóvenes y representamos los valores morales,
sociales, cívicos y religiosos que aún imperan en nuestra sociedad. Yo quiero un mejor
Perú y sé, que si cada uno de nosotros aportamos tan solo un granito de arena, en tan
encomiable causa, lograremos ese Perú tan soñado y anhelado.

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