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I. Aspectos conceptuales
El riesgo país surge de la posibilidad de que cambios políticos o económicos en una nación
afecten de forma negativa el valor de las transacciones comerciales o financieras que
entidades extranjeras realicen con dicho país; algunos autores se refieren al riesgo país
como sinónimo del riesgo soberano, sin embargo, la acepción más común es que el primero
incorpora todas las fuentes de incertidumbre que juegan algún rol en las transacciones
comerciales y financieras transfronterizas, mientras que el segundo es parte del primero, e
implica que un gobierno no puede ser demandado sin su propia autorización y,
consecuentemente, los acreedores carecen de medios eficientes para asegurarse que los
términos de un contrato puedan ser ejecutados.
Las fuentes del riesgo país pueden clasificarse básicamente en dos categorías:
La segunda categoría de riesgo país, versa sobre las dificultades que pueden surgir para la
repatriación de utilidades obtenidas en el exterior. En esta categoría se incluye la
posibilidad de que un gobierno extranjero pueda gravar, restringir o prohibir la repatriación
de utilidades, capital o moneda extranjera (riesgo de transferencia), así como la posibilidad
de que existan cambios inesperados y adversos en el valor de la moneda local (riesgo de
tipo de cambio).
Cabe indicar que la crisis de deuda internacional que tuvo lugar a inicios de los años
ochenta y que involucró a países en vías de desarrollo y a la banca internacional,
incrementó el interés de los académicos, no solamente para establecer las causas y la
cuantificación del riesgo país, sino también para diseñar estrategias de cobertura y
administración del mismo. Se tiene entonces que, motivados por la naturaleza del problema
de la deuda internacional, la mayoría de los estudios realizados se concentran en la posición
de la banca internacional para conceder créditos a los países en vías de desarrollo, sin
embargo, muchos de los temas desarrollados, son igualmente válidos para el comercio
internacional y las inversiones extranjeras.
Los ensayos que buscan establecer la voluntad de pago como fuente primaria del riesgo
país, consideran dicho riesgo como un problema fundamentalmente político. Partiendo de
que el riesgo político tiende a ser menos cuantificable que otras fuentes de riesgo, existe
menos consenso sobre las metodologías adecuadas para calcularlo. Entre los
procedimientos utilizados por las grandes multinacionales y la banca internacional, para
estimar el riesgo político, se pueden mencionar los siguientes métodos:
Si bien ambos métodos pueden dar algunos rasgos de valor sobre el país en cuestión, el
primero tiende a producir una imagen borrosa de los países, mientras el segundo conlleva la
aparición de problemas de agencia1. Estos métodos también complican las comparaciones
entre países.
Political Risk Services (PRS) publica cada mes la International Country Risk Guide
(ICRG), en la cual otorga puntuaciones de riesgo político, financiero y económico a más de
120 naciones, tanto para cada una de estas modalidades de riesgo en lo particular como a
todas ellas en conjunto (la calificación de riesgo país). Dichas puntuaciones se basan en
diversos factores de riesgo, ponderados de acuerdo con las condiciones imperantes. En el
cuadro 1 se presenta el desglose de los factores considerados por esta empresa.
Nivel de corrupción
Problemas étnicos
Calidad de la burocracia
El método utilizado por el PRS Group para calcular el Índice de riesgo compuesto
contempla que el riesgo político contribuye en un 50%, mientras que el riesgo financiero y
el riesgo económico en un 25% cada uno. La siguiente fórmula es utilizada para calcular el
riesgo agregado:
El resultado más alto del rating compuesto (teóricamente 100), indica el nivel de riesgo más
bajo, y el rating compuesto más bajo, (teóricamente 0) indica el riesgo más alto.
Como una guía general para interpretar la calificación de riesgo de los países, el riesgo
individual de cada uno de ellos puede ser estimado utilizando las siguientes categorías de
riesgo compuesto:
En el caso de la calificadora Standar & Poor’s (SP), se tiene conocimiento que para
establecer el riesgo país toman en cuenta los siguientes factores:
CUADRO 3
Política cambiaria
El perfil de la deuda
1. Riesgo político:
A su vez, se estima que un país con un creciente nivel de vida y una distribución del
ingreso equitativa, puede respaldar niveles altos de deuda pública y resistir shocks
económicos y políticos, más fácilmente que un gobierno con una economía pobre. Un
indicador del nivel de vida es el producto per cápita, ya que a mayor producto per cápita,
mayor la base imponible que tiene el gobierno para generar los ingresos necesarios para el
repago de la deuda.
3. Flexibilidad fiscal.
Al evaluar la política fiscal, Standar & Poor’s, observa tres temas interrelacionados:
Para evaluar la magnitud de la deuda del sector público, SP la compara con flujos tales
como el producto y las exportaciones de bienes y servicios. La experiencia empírica
demuestra que el ratio deuda pública externa, a exportaciones totales, es una variable
explicativa significativa para el rating crediticio.(Borges 2001)
5. Estabilidad de precios
Al evaluar las presiones sobre precios en cada país, SP considera su comportamiento en los
ciclos económicos pasados. Factores tales como el balance presupuestal, las pensiones
servidas por el sector público y los pasivos contingentes se examinan para determinar su
posible contribución a la inflación, otros factores institucionales son también tomados en
cuenta, tales como: el grado de independencia del banco central, tanto desde el punto de
vista legal como de la independencia con que se maneja efectivamente dicho banco.
Standar & Poor’s es muy clara al decir que el tamaño del déficit de la cuenta corriente de
un país no puede ser, por sí mismo, un factor importante para la calificación de un país. Lo
que sí se considera importante es el equilibrio intertemporal de la cuenta corriente, el cual
depende, en buena medida, de un buen comportamiento en el ámbito fiscal.
Toda vez evaluada la capacidad económica y financiera de hacer frente a los pagos
externos, queda aún el tema antes mencionado, de la voluntad de pago de los países, la cual
se mide teniendo en cuenta algunos elementos subjetivos y el historial de pago de capa país,
ya que las agencias tienen registrado el historial de incumplimientos de los países en el
servicio de su deuda. Con relación a la liquidez, la suficiencia de las reservas se mide en
relación con las importaciones, así como los déficits proyectados de la cuenta corriente y el
servicio total de la deuda.
Standar & Poor’s, a su vez, asigna menor importancia a la liquidez en el caso de los países
con grado de inversión alto, monedas fluctuantes y escasa deuda en moneda extranjera. En
cambio, en los países de calificaciones inferiores, la liquidez toma mayor importancia.
Ante la existencia de riesgo país, según Stiglitz y Weiss (1981), el racionamiento del
crédito sería una reacción común de las organizaciones e inversionistas internacionales, al
enfrentarse a una situación que conlleva un gran componente de información asimétrica,
como es el caso del riesgo país. Este racionamiento del crédito, comúnmente llamado,
"límite país", impone un monto máximo de exposición para cada país, que a su vez, obliga
a diversificar inversiones. Cabe indicar que, tomando en cuenta las dificultades que
conlleva medir el riesgo país de una forma precisa, es generalmente imposible determinar
un nivel eficiente de los límites de un país. Consecuentemente, los límites impuestos son
extremadamente sensitivos, no solamente a cambios en la economía o el entorno político de
un país, sino también a cambios en la actitud hacia el riesgo por parte de los inversionistas.
En el caso de riesgo del tipo de cambio de corto plazo, este puede reducirse al realizar
algunas coberturas por medio de contratos a futuro u opciones; ahora bien, si el riesgo de
tipo de cambio surge de operaciones de largo plazo, puede buscarse cobertura por medio de
Swaps. Sin embargo, estos métodos son útiles cuando el riesgo está asociado a monedas
que se negocian ampliamente en los mercados internacionales, en el caso de las monedas de
los países menos desarrollados, este tipo de contratos serían de alto costo y muy difíciles de
llevar a cabo.
Una opción final para reducir el riesgo país es buscar garantías o seguros para cubrir las
posibles pérdidas, generalmente, las fuentes obvias de estas garantías pueden ser los
gobiernos de los agentes involucrados en una transacción. La mayoría de gobiernos de
naciones desarrolladas tienen programas para garantizar pérdidas por varios tipos de riesgos
económicos y políticos presentes en transacciones internacionales, particularmente si dichas
transacciones incrementan las exportaciones; por ejemplo, en el caso de los Estados Unidos
de América, dichos servicios son prestados por la Overseas Private Investment Corporation.
Los gobiernos de los países menos desarrollados, por su parte, pueden también proveer
garantías con el objetivo de obtener acceso de sus residentes a la inversión extranjera. Estas
garantías pueden tomar la forma de compromisos sobre aspectos de largo plazo en temas
legales, impositivos y regulatorios, o bien, garantizar acceso al cambio de moneda a tasas
razonables y, en pocos casos, garantizar tasas de retorno en ciertas actividades llevadas a
cabo en su país. Sin embargo, es de tomar en cuenta que las garantías ofrecidas por un
gobierno de otro país no siempre eliminan el riesgo país, ya que el riesgo de transferencia,
el riesgo de tipo de cambio y el riesgo político podrían bien convertirse en riesgo soberano,
el cual, como ya se explicó, presenta mayores problemas para las corporaciones, aunque, en
la historia reciente, en muy raras ocasiones se han registrado grandes pérdidas atribuibles al
riesgo soberano.
V. Comentarios finales
VI. Referencias