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Tomás de Aquino

Vida
Juventud

Santo Tomás de Aquino (1650), de Murillo. Óleo sobre lienzo. 96x68 cm.
Tomás de Aquino nació en 1225 en el castillo de Roccasecca, cerca de Aquino, en el seno
de una numerosa y noble familia de sangre germana.8 Su padre, Landolfo, descendiente
a su vez de los condes de Aquino, estaba emparentado con el emperador Federico II. Su
madre, Teodora, era hija de los condes de Taete y Chieti.
Cumplidos los cinco años, Tomás recibió sus primeras enseñanzas en la abadía de
Montecasino, de la que era abad un tío suyo. Ya por entonces, sus biógrafos Guillermo
de Tocco, Bernardo Guido y Pedro Calo destacan su singular devoción al señalar cómo,
desde bebé, se aferraba fuertemente a un papiro que tenía escrito el Ave María.9
Comenzó entonces su aprendizaje de gramática, moral, música y religión hasta 1239,
año en que el emperador Federico II decretara la expulsión de los monjes. Entonces, el
joven Tomás continuó su educación en la Universidad de Nápoles donde el estudio de
las artes liberales, el currículo educativo de la época, lo puso en contacto con los
principios de la lógica aristotélica.
En 1244, gracias a la amistad que había trabado con el Maestro General Juan de
Wildeshausen, ingresó en la orden mendicante de los dominicos hacia cuya vida austera
e intelectual se sentía atraído desde haberlos conocido anteriormente en un convento de
Nápoles. La decisión contrarió a su familia, que había planificado que este sucediera a
su tío al frente de la abadía de Montecasino. Enterados de que Tomás se dirigiría
a Roma para iniciarse en los estudios del noviciado, sus hermanos lo raptaron y
retuvieron durante más de un año en el castillo de Roccasecca con la intención de
disuadirlo de su ingreso en la orden. Tras haber sido tentado varias veces, logró huir del
castillo trasladándose a París para alejarse de su familia. El Aquinate sorprendió a los
frailes cuando estos vieron que se había dedicado a leer y memorizar la Biblia y
las Sententias de Pedro Lombardo, incluso había comentado un apartado de
las Refutaciones sofísticas de Aristóteles que eran las referencias para los estudios de la
época.
Formación universitaria [editar]

Estatua de santo Tomás de Aquino, ubicada en Santiago de Chile.


La Universidad de París era ideal para las aspiraciones del joven Tomás, por su marcada
predisposición al Trivium (ya tradicional en París) y por sus escuelas de teología. Tuvo
por maestros más destacados a Alejandro de Hales y a Alberto Magno, ambos
acogedores de la doctrina aristotélica (especialmente el segundo). Entre sus compañeros
estaba Buenaventura de Fidanza con quien mantuvo una singular relación de amistad,
aunque también de cierta polémica intelectual. Antes de que Tomás acabara los estudios,
Alberto Magno, sorprendido por el entendimiento de su alumno napolitano, le encarga
un Acto escolástico, y a sus fortísimos argumentos el alumno responde con perfecta
distinción, deshaciendo el discurso de su maestro y futuro Doctor de la Iglesia, el cual
dijo a la asamblea:
Vosotros llamáis a éste el Buey mudo, pero yo os aseguro que este Buey dará tales
mugidos con su saber que resonarán por el mundo entero
Barbado Viejo, F. Introducción General en Tomás de Aquino Suma teológica Tomo I.
BAC 1947, p.12
Alberto Magno, seguro del potencial del novicio, se llevó a este consigo, a Colonia, a
enseñarle y estudiar profundamente las obras de Aristóteles, que ambos habrían de
defender posteriormente. En esa época Tomás fue ordenado sacerdote. Tomás volvería
a París en 1252 para continuar sus estudios, pero encontraría una fuerte oposición a
las Órdenes mendicantes, liderada por los profesores seculares, que perseguían el
abandono de la Universidad, en señal de protesta contra el encarcelamiento de alumnos
delincuentes. Pero el objeto último de su ira eran los maestros mendicantes: su singular
pobreza, constancia y hábito de estudio llenaba sus clases de alumnos (véase el caso
de Alberto Magno) y ponía en evidencia a los seculares.
El punto álgido de aquel enfrentamiento, que llegó a amenazar la vida de los
mendicantes, llegó cuando el doctor Guillermo de Saint Amour publicó sus
tratados, Libro del anticristo y sus ministros y Contra los peligros de los novísimos
tiempos. Tomás escribió en octubre de 1256, unos meses más tarde del segundo
panfleto de San Amour, Contra los que impugnan el culto divino y, el papa Alejandro IV,
ese mismo mes, excomulgaría a San Amour, prohibiéndole la enseñanza y los
sacramentos. El joven napolitano contaría, a raíz de su respuesta a Saint Amour, con la
confianza papal en cuestiones teológicas, y se le asignó la revisión del Libro introductorio
al Evangelio eterno, de influencias joaquinistas.
Enseñanza universitaria[

Super Physicam Aristotelis, 1595


Tras aquella destacada actuación se le concedió el doctorado con la excepcional edad de
31 años, por lo cual, en 1256 ejerce como maestro de Teología en la Universidad
de París. Allí escribe varios opúsculos de gran profundidad metafísica, como De ente et
essentia y su primera Summa o compendio de saber: el Scriptum super Sententias.
Además, goza del puesto de consejero personal del Rey Luis IX de Francia.
En junio de 1259, Tomás es llamado a Valenciennes, junto con Alberto Magno y Pedro
de Tarentaise (futuro papa Inocencio V), para organizar los estudios de la Orden,
aprovechando que tenía que trasladarse a su Italia natal. Estuvo durante un periodo de
diez años enseñando en Nápoles, Orvieto, Roma y Viterbo. En esta época, Tomás
termina la Summa contra gentiles, que sería la guía de apología de la Orden en España,
encarga la traducción de numerosas obras de Aristóteles a su amigo erudito Guillermo
de Moerbeke, para evitar ciertos errores de interpretación cometidos por los árabes, y
comienza la redacción de la Summa Theologiae. Es menester señalar que el papa Urbano
IV lo nombró consejero personal, y que le encargó la Catena aurea (Comentario a los
cuatro Evangelios), el Oficio y misa propia del Corpus Christi y la revisión del libro Sobre
la fe en la Santísima Trinidad, atribuido al obispo Nicolás de Durazzo.
El Aquinate fue enviado de vuelta a París, debido a la gran oposición que se había alzado
en contra de su figura y doctrina. Esta época, por ser la última, es la más madura y
fecunda del Aquinate pues se enfrentaría a tres brazos del pensamiento: los idealistas
agustinistas, encabezados por Juan Peckham, los seculares antimendicantes, dirigidos
por Gerardo de Abbeville y, por último los averroístas, cuya figura visible era Sigerio de
Brabante. Tomás ya había asumido públicamente, numerosas ideas aristotélicas y
completó las Exposiciones de las más destacadas obras de Aristóteles, del Evangelio de
Juan y de las Cartas de Pablo el apóstol. Por otro lado, escribe sus famosas cuestiones
disputadas de ética y algunos opúsculos en respuesta a Juan Peckham y Nicolás de
Lisieux, al tiempo que terminaba la segunda parte de la Summa Theologiae.
Pero su gran lucha vino contra los averroístas: Sigerio de Brabante, máxima figura de la
Facultad de Artes, había manifestado en sus clases (no en sus obras, de lógica y física,
como el Sophisma y su comentario a la Física de Aristóteles) que el hombre no tenía
naturaleza espiritual por lo que la razón podía contradecir la fe sin dejar ambas de ser
verdaderas. Tomás, líder indiscutible de la Facultad de Teología, respondería ese mismo
año con su De unitate intellectus contra averroistas terminando dicho opúsculo con esta
declaración:
He aquí nuestra refutación del error. No está basada en documentos de fe sino de razón,
y en los asertos de los filósofos. Si hay, pues, alguien que, orgullosamente engreído en
su supuesta ciencia, quiera desafiar lo escrito, que no lo haga en un rincón o ante niños,
sino que responda públicamente si se atreve. Él me encontrará frente a sí, y no sólo al
mísero de mí, sino a muchos otros que estudian la verdad. Daremos batalla a sus errores
o curaremos su ignorancia
GK Chesterton Santo Tomás de Aquino. Espasa-Calpe 1941, p.84
Tras este desafío singular se dice, pues no consta entre sus biógrafos, que ambos se
enfrentaron públicamente10 y no sería descabellado, ya que Tomás había disputado con,
por ejemplo, Peckham ante la universidad11 pero lo históricamente válido es que Tomás
salió ampliamente victorioso tras la publicación del opúsculo, ya que, en primer lugar,
Siger se retractó de muchas cuestiones en su De anima intellectiva, y en segundo lugar,
el obispo de París, Esteban Tempier condenaría a los pocos meses hasta trece cuestiones
esenciales del averroísmo, lo que provocó una gran huelga en la Facultad de Artes.
Regreso y muerte[editar]
Terminada su labor en Francia, se le encargó la fundación de un nuevo capítulo provincial
en Nápoles. Antes de ello, Tomás visitó a su familia y a sus amigos, el cardenal Anibaldo
degli Anibaldi y el abad de Montecassino Bernard Ayglier. En Nápoles debe destacarse
que fue recibido como un rey, así como la numerosa correspondencia que mantuvo,
respondiendo dudas al mismo Bernard Ayglier entre muchos otros. Sin embargo, tan
pronto comenzó la tercera parte de la Summa Theologiae tuvo una singular experiencia
mística (ya las había tenido antes, está bien documentado12) tras la cual se le haría
imposible escribir:
Me han sido reveladas semejantes cosas que lo que he escrito me parece paja.
Forment (2005, p. 21)
No obstante, accedió a la invitación del papa Gregorio X de asistir al Concilio de Lyon II.
Sin embargo, enfermó repentinamente y tuvieron que acogerle en la abadía de
Fossanova. Tomás murió haciendo una enérgica profesión de fe el 7 de marzo de 1274,
cerca de Terracina. Posteriormente, el 28 de enero de 1369, sus restos mortales fueron
trasladados a Tolosa de Languedoc, fecha en la que la Iglesia católica lo celebra.
La importancia y la gravitación política de Tomás de Aquino fue de tal magnitud, que
aun existen dudas acerca de la causa de su muerte. Ciertamente, se ha escrito sobre un
posible envenenamiento por orden del rey de Sicilia, Carlos de Anjou, según una
afirmación sostenida por Dante Alighieri en el Purgatorio de la Divina Comedia,13
epopeya escrita entre 1304 y 1321.
Después de su muerte, algunas tesis de Tomás de Aquino, confundidas entre las
averroístas, fueron incluidas en una lista de 219 tesis condenadas por el obispo de
París, Étienne Tempier, en la Universidad de París en 1277. A pesar de ello, tras varias
profecías y milagros14 documentados con numerosos testimonios, Tomás de Aquino fue
canonizado casi a los 50 años de su muerte, el 18 de enero de 1323. Las condenas de
1277 fueron inmediatamente levantadas en lo que respecta a Tomás de Aquino el 14 de
febrero de 1325.
Tomás de Aquino es uno de los intelectuales más profundos, sistemáticos y fecundos de
la Historia.

Obrar
Artículo principal: Anexo:Bibliografía de Tomás de Aquino
La obra escrita de Tomás de Aquino es inmensa: teniendo en cuenta que murió con
cuarenta y nueve años y considerando que al mismo tiempo llegaría a recorrer unos
10 000 kilómetros en viajes a pie, se comprende que su obra sea calificada por algunos
como una hazaña inigualable. Josef Pieper comentaba:
Apenas puede creerse todo lo que escribió los últimos años en París
Josef Pieper Doce lecciones sobre tomismo Ed. Rialp 1948, p. 27
Sus obras más extensas, y generalmente consideradas más importantes y sistemáticas,
son sus tres síntesis teológicas o Summas: Summa Theologiae, Summa contra
Gentiles y su Scriptum super Sententias. Aunque el interés y la temática principal
siempre es teológico, su obra abarca igualmente comentarios de obras filosóficas,
polémicas o litúrgicas. Resulta especialmente conocido por ser uno de los principales
introductores de la filosofía de Aristóteles en la corriente escolástica del siglo XIII y por
representar su obra una síntesis entre el pensamiento cristiano y el espíritu crítico del
pensamiento aristotélico. A lo largo de la historia se le han atribuido obras espurias, que
con el paso del tiempo han dejado de ser consideradas de su autoría. Así, sus obras se
encuentran divididas en:

 Tres síntesis teológicas, o summas.


 Nueve tratados en la forma de disputas académicas.
 Doce disputas quodlibetales.
 Nueve exégesis sobre las Sagradas Escrituras.
 Una colección de glosas de los Padres de la Iglesia sobre los Evangelios.
 Once exposiciones sobre los trabajos de Aristóteles
 Dos exposiciones de trabajos de Boecio.
 Dos exposiciones de trabajos de Proclo.
 Cinco trabajos polémicos.
 Cinco opiniones expertas, o responsa.
 Quince letras sobre teología, filosofía o temas políticos.
 Un texto litúrgico.
 Dos oraciones famosas.
 Aproximadamente 85 sermones.
 Ocho tratados sobre teología.

Pensamiento
Fe y Razón
El pensamiento de Tomás de Aquino parte de la superioridad de las verdades de la
teología respecto a las racionales, por la sublimidad de su fuente y de su objeto de
estudio: Dios. Aunque señala que la razón es muy limitada para conocer a Dios, ello no
impide demostrar que la filosofía sea un modo de alcanzar conocimientos verdaderos:
En primer lugar porque no contradice a la teología, así lo dice:
Lo naturalmente innato en la razón es tan verdadero que no hay posibilidad de pensar
en su falsedad. Y menos aún es lícito creer falso lo que poseemos por la fe, ya que ha
sido confirmado por Dios. Luego como solamente lo falso es contrario a lo verdadero,
como claramente prueban sus mismas definiciones, no hay posibilidad de que los
principios racionales sean contrarios a la verdad de la fe
Tomás de Aquino (2007, p. 53)
En segundo lugar, porque es la herramienta natural del hombre para conocer el mundo
y el Aquinate, como se ha visto, considera imposible pensar en la falsedad de la razón
por lo connatural que no es. No obstante, Tomás señala que de llegarse a una
contradicción real y no aparente entre una conclusión de fe y otra racional, la errónea
es la de razón puesto que Dios es infalible. Un ejemplo de contradicción aparente se
encuentra en la cuestión de la Trinidad:
Tomás, por razón, señala que "Dios es simple", y, por fe, que es "trino", pero para ser
trino (que no triple) hace falta ser uno, es decir simple, por lo que fe y razón no se
contradicen, sino que la gracia de la fe supone (acepta) y eleva (perfecciona) la
naturaleza, racional en este caso.
Ontología[editar]

Super libros de generatione et corruptione


Tomás, como máximo exponente de la figura de Aristóteles, tiene en el ser el punto de
partida de su esquema del pensamiento. El Aquinate comienza su ciencia en el ente, que
se define como lo que está siendo. Ahí introduce su innovadora distinción entre esencia
y existencia. Ya que podemos actualizar interiormente la esencia de un objeto (su figura,
sus límites), independientemente de que exista, de que tenga realidad propia, contenido
propio, hay que concluir que ambos son principios diferentes. Tomás asocia la esencia,
por ser limitación, con la potencia aristotélica, y la existencia, por ser perfección, como
acto; en esta independencia de la existencia respecto a la esencia radica la cuestión de
la contingencia de los objetos y de toda metafísica en general. Al hilo de ello, Tomás se
refiere a Dios, que es plenamente subsistente no-contingente luego su existencia se
encuentra en su esencia, se define como el ser propio y absoluto, el Ser, como se verá
más adelante.
La siguiente innovación radica en las propiedades inherentes del ser, o trascendentales,
que son tres:
Unidad: Un ente, por Principio de no contradicción, es una realidad simple, es decir,
incontradictoria. Esto enlaza con lo que dijo Aristóteles:
El Ser y el Uno son la misma cosa
Aristóteles Metafísica. Alianza Editorial, 2011, p.112
Verdad: Se dice aquí que todo ente es inteligible, que cualquier ente cabe de ser
pensado. La verdad sería pues la propiedad de cognoscibilidad del ente, cosa afirmada
por Agustín de Hipona y reforzada por Tomás en su famosa definición:
Conformidad del entendimiento con su principio, las cosas
Tomás de Aquino. Suma Teológica Tomo I. BAC, 1947, pg. 639
Bondad: Ya que el mal, por ser mera corrupción, no existe como tal, como ente, no hay
ente que sea "malo", así pues, todo ente es bueno, apetecible por la voluntad.
La ontología de Tomás no es, pues, una metafísica de las esencias y de las categorías
como venía siendo tiempo atrás sino de algo aún más profundo: del ser mismo 15 lo cual
conlleva un punto de vista más real, optimista y exacto.
Conocimiento[editar]
La teoría del conocimiento de Tomás de Aquino es un rescate de la defendida por
Aristóteles. Para ambos el entendimiento toma la forma genérica y substancial de los
objetos del exterior (percibida a través de los individuos, plenamente reconocidos por la
intencionalidad del esciente) y la abstrae, dando lugar a la especie o universal en acto.
En ello radica la diferencia cognoscitiva entre hombre y animal, ya que el universal es
un elemento indispensable para toda ciencia, que sólo puede alcanzar el hombre.
La novedad de Tomás en este tema reside en su respuesta al problema de los
universales. Dicho problema, mencionado primeramente por Porfirio en su Isagoge,
analiza el modo de ser del universal. Ya que ésta cuestión es de capital importancia
antropológica (Está visto arriba), directa o indirectamente las grandes figuras
intelectuales de la Edad Media como Agustín de Hipona, Escoto Eriúgena, Anselmo de
Canterbury, Pedro Abelardo o Sigerio de Brabante tomaron postura en la polémica.
Tomás no sería menos y dio la siguiente solución, destacando tres estados reales del
universal:16

 Ante rem (Anteriores a las cosas): En la mente de Dios, por ser Creador del mismo,
como arquetipo de los entes de la realidad material.
 In rem (En las cosas): Como estructura que conforma la especie de un objeto
singular. Está mezclado con la materia, por lo que, como tal, en el aspecto sensitivo
es potencial e imperceptible.
 Post Rem (Posteriores a las cosas): Como conceptos lógicos, abstraídos de los entes
reales materiales y, necesariamente por lo dicho arriba, inmateriales.
Existencia de Dios[editar]
La demostración de la existencia de Dios, ofrecida en una formulación sintética a través
de las así llamadas "Cinco Vías" es un punto breve en la magna obra de Tomás. No
obstante, su exposición es tan completa y sistemática que ha hecho sombra
a Platón, Aristóteles, Agustín de Hipona o Anselmo de Canterbury y se ha convertido en
el modelo de la filosofía clásica respecto a éste punto.17
La Primera Vía se deduce del movimiento de los objetos. Tomás explica mediante la
distinción de acto y potencia, que un mismo ente no puede mover y ser movido al
momento, luego todo aquello que se mueve lo hace en virtud de otro. Se inicia, pues,
una serie de motores, y esta serie no puede llevarse al infinito, porque no habría un
primer motor, ni segundo (es decir, no habría comunicación de movimiento) por lo tanto
debe haber un Primer Motor Inmóvil que se identifica con Dios, principio de todo.
La Segunda Vía se deduce de la causa eficiente (pues todo objeto sensible está limitado
por la forma, de ahí que no sea eterno y sí causado). Se inicia, por lo tanto, una serie
de causas análoga a los motores que termina en una Causa Incausada, identificada con
Dios, creador de todo.
La Tercera Vía se deduce a partir de lo posible. Encontramos que las cosas pueden
existir o no, que pueden pensarse como no existentes y por lo tanto son contingentes.
Es imposible que las cosas sometidas a la posibilidad de no existir lleven existiendo
eternamente pues en algún momento habrían de no existir. Por lo tanto debe haber un
Ser Necesario que se identifica con Dios, donde esencia y existencia son una realidad.
La Cuarta Vía se deduce de la jerarquía de valores de las cosas. Encontramos que las
cosas son más o menos bondadosas, nobles o veraces. Y este "más o menos" se dice en
cuanto que se aproxima a lo máximo y (ya que los grados inferiores tienen su causa en
algo genéricamente más perfecto) lo máximo ha de ser causa de todo lo que pertenece
a tal género. La causa de la bondad y la veracidad se identifica con Dios, el Ser
máximamente bueno.
La Quinta Vía se deduce a partir del ordenamiento de las cosas. Tomás recuerda cómo
los cuerpos naturales, siempre o a menudo, obran intencionadamente con el fin de lo
mejor, muchos incluso sin conocimiento. Llegó a decir, fiel a Aristóteles, que cada ente,
como causado, debe tener un orden dado, tanto por razón de su forma (esencia) como
de su existencia y, remontándonos en la serie de causas finales, esto sólo es posible si
hay un Ser supremamente inteligente, que es Dios.
Muchas de las numerosas críticas a esta propuesta de Tomás se deben a tres fenómenos:
Lectura imprecisa
Se le ha criticado que no explicaba la solución a la serie de infinitos, ni la
contingencia de los cuerpos o que emplea el principio de razón suficiente y mal18
pero ninguna afirmación es cierta, como se puede ver.
No admitir algunas premisas
Un caso notorio a este respecto es el del científico e intelectual Richard
Dawkins quien señaló, entre otros, tres aspectos imposibles de las Cinco Vías:
Que la causalidad habría de aplicarse igualmente a Dios, por ser supuestamente
objeto de estudio (y de causa) por lo que no sería tal (citando a Immanuel Kant).
Que también los valores negativos, como "la hediondez", necesitaban de un
máximo igualmente, por lo que Dios no sería tal.
Por último, que la omnipotencia de Dios le haría conocedor de su futuro y apto
para negarse a sí por lo tanto no sería tal (Richard Dawkins exhibe en otras obras
las múltiples contradicciones lógicas de Dios, como las referidas a
la omnisciencia, la bondad absoluta, la atemporalidad o su origen). 19
Las premisas que Dawkins no admite son:

 Que la causalidad ha de detenerse necesariamente en un punto incausado,


también llamado Dios. Como Dawkins aclara esta premisa asume a priori que
Dios es incausado, convirtiéndose en una falacia de petición de principio.
 Que la hediondez es una corrupción de la bondad (verdadero valor) en cuanto
olfativa.
 Por último, que Dios no tiene futuro, no existe término alguno en Él, pues es
absolutamente inmutable e inmóvil. Dawkins responde que si Dios es inmutable
y atemporal no se puede entender que cambie de opinión como se constata en
la Biblia.
Error terminológico
Arthur Schopenhauer criticaba que la necesidad era un efecto de un principio. Esa
definición, bien conocida por Tomás, se aplica a la analítica lógica, por eso es incompleta.
Tomás se refiere a la necesidad como tal de la existencia, que se contiene en la
naturaleza divina.
También se le ha criticado que dicho Dios no tiene por qué ser el Dios cristiano, sino que
podría ser el Uno de Plotino o la Causa Incausada de Aristóteles. A esto hay que decir
que el Dios de las Cinco Vías es el ser por esencia, el acto puro y propio que se lee en
el Éxodo, capítulo 3, versículo 14:
"Yo soy el que es20"
A pesar del gran optimismo de Tomás respecto a la cognoscibilidad de Dios, éste no
estaba dispuesto aceptar cualquier vía para demostrar la existencia de Dios. Su realismo
aristotélico provocó numerosos enfrentamientos con los agustinistas, y, entre otras
cuestiones, con el muy discutido argumento ontológico; es poco menos que
impresionante apreciar que Tomás, por defender la verdad, es capaz de negar uno de
los pilares doctrinales de un Doctor de la Iglesia, que él, como devoto creyente,
considera casi infalible.
Tomás, muy por delante de las futuras exposiciones empíricas (Hume y Kant), da dos
razones simples y fáciles de entender para negar la conclusión del argumento.
Una radica en la evidencia de la idea de Dios:
Que Dios existe, es ciertamente evidente en sí, porque es su mismo ser, pero con
respecto a nosotros, Dios no es evidente. Que el todo sea mayor que las partes es, en
sí, absolutamente evidente. Pero no lo es para el que no concibe el todo. Y así sucede
con nuestro entendimiento
Tomás de Aquino (2007, p. 60)
Otra radica en la existencia de la idea de Dios:
Y de que concibamos intelectualmente el significado del término "Dios" no se sigue que
Dios sea existente sino concebido en el entendimiento. Y en consecuencia, el ser más
perfecto que se pueda pensar no es necesario que se dé fuera del entendimiento
Tomás de Aquino (2007, p. 60)
Aquí el Aquinate distingue "pensar algo como existente" y "pensar algo ya existente",
señalando que la existencia que pide Anselmo es necesidad, es un deber-ser meramente
intelectual, no existencial.
Asimismo, Tomás defendió, con gran éxito, frente a Juan Peckham la posibilidad de que
el mundo fuera causado y eterno al mismo tiempo, es decir, con término de ser pero no
de movimiento físico, demostrando su cercanía con el pensamiento clásico griego:
La causa completa y su efecto son simultáneos, pero a Dios no le falta ningún
complemento luego su efecto siempre puede darse
«Sobre la eternidad del mundo».
Esencia de Dios[editar]
Tomás, como se ha visto, dejó claro que (debido a su inmensidad) no podemos
contemplar a Dios como tal y señaló que la mejor forma de conocer a Dios sería mediante
su Revelación directa: la Biblia, especialmente el Nuevo Testamento, la Tradición
apostólica y el Magisterio de la Iglesia. Sin embargo, desde el punto de vista
estrictamente filosófico, se habría de conocer a Dios no mediante dichas fuentes sino del
modo en que está ordenada la razón natural: tomando las cosas sensibles (los efectos)
y abstraerse a sus principios (la causa) o fines. Una vez realizado ese proceso se
establece qué tienen en común y qué no, es decir, las dos Vías del Conocimiento de
Dios:
Vía negativa
El Aquinate afirma en su Summa contra gentiles que en Dios no hay composición,
violencia, corporeidad o potencia alguna, no porque le falten dichos rasgos y parezca,
así, incompleto, sino porque está por encima de todo límite o posibilidad.
De esta manera, eliminando predicados "negativos" obtenemos una imagen más exacta
de Dios, que es, por oposición, simple, natural, incorpóreo y acto puro.
Vía afirmativa
Se trata de predicar las cualidades de todos aquellos atributos de bondad, veracidad y
otros valores "positivos" pues Dios es causa en todo cuanto hay de bueno en la tierra, y
por lo tanto, como está dicho en la Cuarta Vía, él es la pura Bondad, Verdad etc...
Este modo de relacionar sujetos entre sí por su parecido, fruto de la proporcionalidad de
ciertos predicados es lo que Tomás llama analogía. Aunque es una herramienta definida
y empleada como tal por primera vez por Aristóteles, no era sino un aspecto de la
sofística sin analizar internamente, de lo cual se ocuparía Tomás. Éste distinguió dos
clases de analogías:
De proporcionalidad
Se da en un conjunto de objetos, con distinta naturaleza por la distinta entidad de estos.
Es de forma "horizontal" y según el atributo, puede ser propia o metafórica.
De atribución
Se da desde un "primer analogado" activo o un "analogado" pasivo, por lo que es de
forma "vertical".
La novedad de Tomás radica no sólo en tal distinción sino en emplear éste nexo lógico
en un campo existencial y sumándole el concepto de "eminencia" (Dios posee el atributo
de modo supremo por lo que está absolutamente identificado con tal).
El alma y el cuerpo[editar]
La enseñanza filosófica del Aquinate sobre la entidad y relación del alma y cuerpo viene
recogida, en gran medida, en la respuesta que da al averroísmo y a su Teoría de la
unidad del intelecto o entendimiento:
Fruto de la exégesis neoplatónica de Alejandro de Afrodisias de los textos aristotélicos,
así como del extremismo teocentrista arábigo, el filósofo árabe Averroes, evolucionando
la opinión del verdadero precursor, Avicena, defendió que el intelecto agente, el
actualizador del universal, era Alá, y que tal universal el género humano lo asimilaba y
hacía ciencia con él en el intelecto posible (que era único para todos) por lo que ninguna
alma tenía, como individuo, nada incorpóreo; así pues, ninguna era
inmortal. Averroesindicaba que la relación entre entendimiento y alma humana se daba
mediante la fantasía, entendida como facultad de conocimiento sensitivo, propia del
animal. A esto dicho filósofo añadía, como nos ha dejado constancia Tomás, que ésta
era la opinión de Aristóteles, pues él decía que el entendimiento era impasible, inmixto
y separado21
Para entender la singular energía de Tomás en respuesta a esta opinión habría que caer
en la cuenta de dos aspectos de la misma.

 Traicionaban y confundían el legado de Aristóteles, provocando que el Aquinate


fuera objeto de innecesarias críticas (de Buenaventura de Fidanza por ejemplo)
 Negaba, a través de elementos verdaderos, toda relación posible del hombre con
Dios, lo que daría pie a la Teoría de la doble verdad donde se despreciaba la fe y
confundía la persona de Jesucristo, haciéndola pasar por un sujeto doble, divino
y humano, como lo hace hoy el modernismo teológico y la teología de la
liberación.
 Vistos estos puntos se puede entender la energía del Aquinate en responder
a Sigerio, pero no lo hace desde el sentimiento y la sofística sino, como se verá,
desde el sentido común y la sencillez:
 El individuo es hombre porque entiende mediante su entendimiento posible. Si
este hombre tiene una fantasía distinta de aquél pero no otro entendimiento
posible sino uno idéntico, seguíriase que son dos animales y un único hombre,
que es evidentemente imposible, luego no hay un único entendimiento posible
 Tomás de Aquino (2007, p. 528)
Los fantasmas o imágenes, que son entendidos en potencia, son diversos, lo que da la
especie ha de ser uno pues la especie es una y a lo uno corresponde luego el hombre no
recibe la especie por los fantasmas
Tomás de Aquino (2007, p. 529)
Si el entendimiento posible es algo del alma humana y se multiplica en atención a los
individuos, como ya se demostró, por proporción igual será el entendimiento agente, y
no uno para todos
Tomás de Aquino (2007, p. 554)
Del mismo modo, criticaría que la opinión de Aristóteles no era tal pues él afirmó por
escrito que el entendimiento es potencia genérica del alma mediante el cual opina y
entiende22 por lo tanto el que esté separado e inmixto se toma respecto a otras potencias
del individuo.
A partir del asentimiento de Tomás a el intelectualismo del alma, afirmará, por ser
recipiente del universal, que ésta es inmaterial e incorruptible. Respecto al cuerpo,
Tomás criticó a Platón de rechazarlo y de afirmar la unión de ambos como accidental,
por lo que defendió la unidad sustancial de ambos y su identidad como un solo sujeto.
Ley natural [
El fin último del hombre es el bien de su especie, su plenitud-perfección, alcanzar
la felicidad. Para obtenerla debe responderse a su naturaleza, a su forma humana, y que
el ser humano entiende a Dios, Sumo Bien, por el dictamen de su intelecto es como llega
al bien (del cual da Dios razón) de las cosas.23 Ya que todo ente tiene una forma, con
sus límites y medidas, según esas leyes de naturaleza, el hombre alcanza su bien, su
virtud. A ello se le llamaría ley natural.
En consecuencia, la ley positiva, si es contraria a la ley natural, es injusta pues atenta
contra el bien del hombre. De este modo, la ley natural expresa la libertad del hombre
y exige una ordenación racional de su conducta. Esto explica que, para Tomás de Aquino,
la peor forma de gobierno es la tiranía. Tomás de Aquino recoge las virtudes aristotélicas
cuya realización está en el justo medio. Esto se ve corroborado, profundizado y
trascendido por la revelación cristiana. Según ésta, el compendio de la éticaes el amor
al prójimo, que es querer el bien de todo hombre.

Influencias y repercusiones[editar]
Tomás, aun siendo teólogo, destacó por haber leído y estudiado exhaustivamente a
todos los intelectuales referenciales del momento, filosóficos incluidos, de ahí que
pudiera alcanzar una síntesis tan extensa y consistente. Los materiales para su
pensamiento son de muy diverso origen:
En primer lugar de Platón. A él se le debe cierta doctrina de la participación (aún no
plenamente metafísica), para explicar la relación entre Dios y las criaturas, así como la
cuestión de los grados de perfección. Tomás también conocía a los estoicos como
antecedentes de la idea tomista de ley natural.
De Aristóteles coge sus teorías principales, aunque con la perspectiva cristiana del ser,
como se ha visto antes. Los conceptos de forma y materia, acto y potencia, substancia
y accidentes y Dios como fundamento último de los movimientos de la realidad (primera
y quinta Vía). Asume toda su teoría del conocimiento y las bases de su antropología: la
concepción formal del alma, su división tripartita, etc. En Ética y Política recoge el
concepto y la clasificación aristotélica de la virtud y completa sus aportaciones sobre
la ley natural(base del derecho natural, que, aún defendido por John Locke e Inmanuel
Kant, es metafísico), y completa estos esquemas con la referencia a la ley eterna y las
virtudes teologales (ajenas a la misma cultura griega). Por otra parte, la Lógica la acepta
íntegramente desde su juventud.
Del pensamiento musulmán y judío, además de acoger sus comentarios
a Aristóteles destaca por su atención a Avicena en su distinción (aún inexacta, debido a
su esencialismo) entre esencia y existencia, y en la formulación de la Tercera Vía. Por
otro lado, de Maimónides recoge la defensa de la creación de la nada y su modo de
entender las relaciones entre la fe y la razón. En cuanto a lo cristiano, es fundamental
recordar su adhesión inquebrantable a la Biblia, los Decretos de los Concilios y los Papas
(destaca Gregorio Magno por sus tratados morales y pastorales). Entre los Padres de la
Iglesia destaca, eminentemente, Agustín de Hipona en la relación de los atributos de
Dios, la idea de la creación o la tesis de la inmaterialidad del alma, la cuestión de
la Trinidad entre muchas otras (afinadas por su aristotelismo)
De otros neoplatónicos como Pseudo Dionisio Areopagita asume los aspectos
neoplatónicos de sus obras, como el concepto de participación y las grados de
perfecciones, en clave teológica. De Boecio, sus aportes a los dogmas trinitarios y
cristológicos. Alberto Magno, en último lugar, le introduje en el conocimiento
de Aristóteles y le inició en la cuestión de los trascendentales.
Respecto a su influencia posterior, Tomás jugó un papel capital, nunca antes visto en
la Iglesia católica, como referencia y modelo de pensamiento, tanto en
la Inquisición como en el Concilio de Trento. En el siglo XV sus seguidores son muy
diversos: el canciller Juan Gerson, el inquisidor Tomás de Torquemada y Girolamo
Savonarola. En el siglo XVI defienden su doctrina y figura el papa Pío V (que lo nombró
Doctor de la Iglesia) y un buen número de distinguidos españoles como el fundador de
la Compañía de Jesús Ignacio de Loyola (cuya lectura él decreta en el Cap. 14, punto 4°
de las Constituciones24), el Doctor místico Juan de la Cruz (que emplea constantemente
sus principios para explicar los mecanismos espirituales), el cardenal Tomás
Cayetano, Francisco de Vitoria y Domingo de Soto. Más tarde, asentando la reforma
contra el protestantismo en el siglo XVII, destacan el obispo Francisco de Sales, Juan de
Santo Tomás, Francisco Suárez y Domingo Báñez.
En el siglo XVIII, a pesar de la poderosa aparición del racionalismo y, a raíz de él,
el empirismo (entre ilustrados) y ontologismo (entre católicos como Nicolas de
Malebranche) cabe mencionar las aportaciones del cardenal Juan Tomás de Boxadors y
los obispos Alfonso María de Ligorio y Jacques Bossuet.
Ante las nuevas corrientes intelectuales como el idealismo romántico, nihilismo vitalista,
filosofía de la conciencia (Henri Bergson) y Fenomenología, así como una rama fideísta
ultra-católica (Louis Eugène Marie Bautain, Louis de Bonald y el joven Félicité Robert de
Lamennais), la Iglesia católica recomendó directamente a Tomás para un estudio veraz,
acorde a la fe católica. Ya en el siglo XIX Tomás es recomendado por los papas León
XIII (es famoso por su encíclica Aeterni Patris) y Pío X (destacó su motu propio Doctoris
Angelici) con el apoyo de los cardenales Désiré Félicien-François-Joseph Mercier, Tomás
Zigliara y Zeferino González, al tiempo que surgen los grandes inspiradores
del neotomismo: Pierre Mandonnet y Ambroise Gardeil. Y, al fin, en el siglo XX se trata
de los papas Pío XI (Studiorum Ducem), Juan Pablo II (formado en el Angelicum) el
canciller Etienne Gilson, Josef Pieper, Reginald Garrigou-Lagrange, Jacques
Maritain, Antonin-Dalmace Sertillanges y Sebastiaan Tromp.
En la Iglesia en general, es la referencia de los Concilios Trento y Vaticano I (en la
constitución Dei Filius), a la vez que se coloca como paradigma de estudios en general
en el Vaticano II (se vuelve a nombrar como autoridad a seguir en cuestiones
especulativas y metafísicas25) y en el Código de Derecho Canónico (can. 589 y 1366).
De hecho, hoy, numerosos escritos de los Papas vuelven constantemente a él.
Figura en el Calendario de Santos Luterano.

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