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Taller de Literatura y Periodismo

Universidad Nacional Autónoma de México

REGLAS DE LA LITERATURA
Su utilidad en el periodismo

Por Manuel Fernández Guzmán


Taller de Literatura y Periodismo
Universidad Nacional Autónoma de México

La literatura comparte ciertos rasgos con el periodismo, en tanto productos discursivos propios
de una época y con estructura narrativa que, de cara al lector, debe contener determinados
elementos. Sergio Ramírez (2004) propone, así, algunas reglas para la literatura de las cuales
podemos recuperar algunos útiles al periodismo en general o a determinados géneros en particular.
Las reglas consideradas útiles son las siguientes:

El arte abomina las ideas generales y sólo desea lo único.


El periodismo, lo mismo que el arte, requiere de abordar un tema y abundar al respecto; no de
divagaciones, no de temas comunes, sino de eventos únicos que requieren explicación y ampliación
en su comprensión.

Antes de atrapar al asesino es necesario atrapar al lector.


Dada la cantidad de información periodística disponible con las nuevas tecnologías, el
periodismo se ve obligado a crear entradas o leads que atrapen a los lectores; de lo contrario, su
trabajo será ignorado por el público.

Si una pistola aparece en la primera escena, tiene que ser


disparada antes de que termina la pieza.
Todo lo que se encuentra dentro de un texto periodístico debe servir para la narrativa
periodística, de lo contrario no tiene por qué estar presente en el documento.

El arte de escribir es el arte de suprimir.


La regla anterior y ésta van de la mano. Si algo no es necesario para la comprensión de un
determinado hecho, si no aporta información indispensable, sobra. Si sobra, se debe eliminar, para
hacer más fluida la lectura.

No pienses jamás que porque el lector lee rápido, no se


fija en la transparencia de un párrafo. Precisamente lee
rápido porque no encuentra dificultades ni tropiezos.
Esto sin duda aplica para el periodismo. Si algo se nos enseña desde el primer semestre es a
escribir claramente, incluso se nos invita en algunos géneros a ser escuetos, pero siempre usando
estructuras sintácticas correctas, siguiendo todas las reglas gramaticales y, por supuesto,
ortográficas. En más de una ocasión he interrumpido mis lecturas de prensa por encontrar
estructuras que disuaden de seguir la lectura.

No reveles de antemano algo que tienes que esconder,


pero revélalo a tiempo.
También en el periodismo es necesario, en ocasiones, conservar un poco la tensión, guardando
información para que el lector encuentre en cada párrafo algo interesante y conserve su interés hasta
el final; esto es especialmente necesario en los reportajes, aunque se puede aplicar en la crónica y la
entrevista también. Por otro lado, en los géneros netamente informativos, como en la nota, es mejor
soltar toda la información desde el primer párrafo.
Taller de Literatura y Periodismo
Universidad Nacional Autónoma de México

Nunca escondas lo que es innecesario esconder.


Esto aplica siempre en el periodismo, pues la base de dicha profesión es revelar lo que está
oculto. En todo caso, sólo se oculta lo que pueda poner en riesgo alguna vida.

No des por sentado que el lector "ve" lo que cuentas.


Aprende a revelar imágenes.
Para la crónica y la entrevista, especialmente, así como en algunos reportajes, es necesario
llevar al lector al lugar de los hechos. Entonces, las descripciones detalladas pueden permitir la
transmisión de la atmósfera para que el lector se impregne del acontecimiento, como un testigo más.

Las historias existen mientras describen, mientras


progresan los episodios que están alimentados por
trampas y obstáculos.
El periodismo debe saber qué contar y dónde detenerse. En este sentido, todo texto
periodístico que trate un evento o una situación, debe decidir qué acciones guían la exposición. El
resto es prescindible.

La tensión del relato está en lo que va a ocurrir.


En el caso de la crónica o del reportaje, es posible mantener esta tensión. Se debe ir liberando
poco a poco, pero es mejor guardar elementos para el final para que el documento tenga una
cohesión y un sentido de unidad.

Tengo diez mandamientos, el primero dice "No


aburrirás"
Si bien la prensa no está para divertir, sino para informar, esto no significa que se pueda dar el
lujo de aburrir al lector con una sobredosis de información abigarrada sin una técnica de redacción
que facilite seguir la información e incorporarla en una idea global que la consolide.

Nunca abandones a medio camino a un personaje, sin


darle una solución a su salida de escena. Igual que al
paraguas o al bastón.
Este consejo es especialmente característico en dos tipos de productos periodísticos: el
reportaje y la entrevista con varias personas como entrevistados. En el reportaje, se debe decir qué
papel juega la persona que se cita o que se menciona, y se da una sensación de coherencia mayor si
así como se le presenta, se le retira cuidadosamente. En la entrevista, no se puede iniciar con seis
entrevistados y terminar con dos, sin explicar a dónde han ido los demás.

Nunca debe olvidarse que a Cervantes se le olvidó que a


Sancho le había robado el burro Ginés de Pasamonte.
Esta regla la entiendo como una señal de que al mejor cazador de la va la liebre, pero también
de que de los errores ajenos también se aprende. En ambos casos, se entiende que en el periodismo
la humildad y la sed de aprender son indispensables, pues difícilmente se puede conservar un
trabajo en esta profesión si se comenten errores graves todo el tiempo. Esto implica también cuidar
que todos los contenidos tengan coherencia en el tiempo y el espacio.
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Universidad Nacional Autónoma de México

Hay que cuidar de no volver a ofrecer la información


que el lector ya tiene completa en un párrafo anterior,
aunque sea muy atrás.
En un mundo en que las personas valoran cada vez más su tiempo, no es ni siquiera humano
hacer perder el tiempo a los lectores con reiteraciones. Todo debe estar claro desde el principio y
tener una secuencia que permita una sola lectura, y eso incluye que el periodista evite las
repeticiones.

Hay que recordar siempre el color de los ojos de un


personaje, para no cambiarlo, salvo que esos ojos sean
capaces de variar de color según la tonalidad de la luz,
como los de Emma Bovary.
Más que los rasgos, que generalmente se describen una vez, se deben cuidar los detalles de lo
que se narra, pues de ello depende la sensación de veracidad de un producto periodístico. En esto
podría aplicar aquella máxima que reza: quien dice la verdad, nunca se equivoca.

No despreciar los golpes de efecto, sobre todo finales.


Un golpe de orquesta siempre vale la pena.
Sin caer en su abuso, un golpe de efecto puede permitir al lector entrar más en la imagen de lo
que se lee. Son frecuentes en los diálogos, por lo que las entrevistas, las crónicas o los reportajes
podrían bien valerse de esta característica literaria para dar brillo a la narración.

Si ya tienes el final desde el principio, mucho mejor.


Esta regla es importante para cualquier tipo de género periodístico. Si bien cada párrafo es
importante, el lead o entrada, y el cierre, son los más sobresalientes; el primero, porque induce a la
lectura; el último, porque es la última impresión del lector. En las columnas de opinión, lo mismo
que en las crónicas y en los reportajes, los cierres son muy importantes, especialmente en las
primeras, donde muchas veces se remarca el estilo del periodista.

Ninguna buena obra queda sin castigo.


Parecida a una de las reglas anteriores, donde se remarca que cualquiera puede fallar, en esta
se remarca que siempre se puede ser mejor. La revisión es, por ello, indispensable.

Todas estas reglas nos permiten ver lo relacionados que están los mundos de la literatura y el
periodismo, al ser ambos canales expresivos textuales. La literatura tiene muchos siglos de
experiencia como ventaja sobre el periodismo; el periodismo cuenta con más elementos que
faciliten su expresión de la realidad (capacidad de grabar en video, fotografías y sonido el mundo
narrado o explicado). La relación de la literatura y el periodismo, siempre que se recuerde la misión
de cada una de estas actividades, no puede sino beneficiar al que profundice en ambas.

Bibliografía
Ramírez, S. (2004). “Paisaje personal. La cocina de mis propios libros” en El viejo arte de mentir
(Pp. 75-104). México: ITESM y FCE.

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