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Contratos Informáticos

El objeto de los contratos informáticos debe recaer, siempre sobre bienes y/o servicios
informáticos.

Los contratos informáticos son aquellos que transmiten derechos de propiedad o de uso
sobre bienes que realizan funciones de tratamiento automático de la información como el
equipo (hardware) o los programas (software); o bien acuerdan la prestación de diversos
servicios sobre dichos bienes de tipo informático.

Así ha sucedido con la externalización de servicios informáticos de software, servicios de


tratamientos de datos, venta de equipos informáticos y licencias de uso de software, o
actividades como el juego on-line, contratos civiles celebrados on-line, incluso de trabajo,
por ello los contratos informáticos, deben definirse con carácter negativo, es decir, en
contraposición o diferenciándolos de otros tipos afines, como los llamados contratos
electrónicos. (CHANG O 'CAMPO , 2012)

Ejemplo:

Un contrato de suministro del soporte informático necesario para la ejecución de un sistema


descentralizado de captura de información. En virtud de este contrato el beneficiario del
suministro se obliga a pagar un precio como contraprestación, en tanto que la empresa
suministrante se obliga a proveer lo siguiente: un servidor de red, UPS para el servidor, un
modem de comunicación, HUBS de distribución, impresoras matriciales, estaciones de captura
de la información, un software de red, aplicativos de captura de información y consultas,
cableado, etcétera.

1. Elemento diferenciador de los contratos informáticos


El elemento diferenciador, se encuentra sobre todo es considerar un contrato informático
como aquél que tenga por objeto bienes o servicios informáticos, o bien aquél en el que una
de las partes presta servicios a otra o pone a disposición de la otra de un bien o caso
informática.

En el sentido anteriormente citado, los bienes informáticos son de dos tipos: equipos físicos
o hardware y programas informáticos o software.

Es común entre la doctrina que la contratación informática, en cuanto recae sobre bienes
informáticos o electrónicos puede recaer sobre cualquier bien del tráfico, civil o mercantil,
siendo así que la intervención informática tiene un papel de mero instrumento al servicio de
las partes en relación.

Algunos contratos informáticos, pueden ser los que tienen su finalidad en el hardware y otros
en el desarrollo de software.

Entre los primeros se encuentran por ejemplo el de mantenimiento de ordenadores o


computadoras, el de creación de un ordenador con una configuración determinada, así como
todo aquello que tenga que ver con el desarrollo o puesta en funcionamiento de ese
hardware.

En cuanto al software, se encuentran los contratos de hosting o alojamiento de páginas Web,


el de compra de dominios, el de desarrollo de página Web, contratos de compraventa de
dominios, contrato de compraventa on-line, además de los de protección de datos
personales, etc.
2. Los programas Informáticos: Propiedad
Pero desde la óptica jurídica que nosotros denominamos Derecho Informático, hay que
distinguir entre el programa fuente y el programa objeto, el primero es un programa escrito
en un lenguaje de los denominados como lenguajes de programación, o lenguajes de alto
nivel, que, similares al lenguaje humano, necesitan ser traducidos (mediante programas
traductores, compiladores o intérpretes) a un lenguaje que pueda ser interpretado por la
máquina.

Estos programas se conocen como programas fuentes y pueden ser fácilmente interpretados
y conocidos sus algoritmos, descripción del cómputo y asociación con datos para gobernar
el funcionamiento del ordenador y obtener unos determinados resultados por cualquier
persona medianamente conocedora de las técnicas de programación.

En la Ley de Propiedad Intelectual se entiende por programa de ordenador “toda secuencia


de instrucciones o indicaciones destinadas a ser utilizadas, directa o indirectamente, en un
sistema informático para realizar una función o una tarea o para obtener un resultado
determinado, cualquiera que fuese su forma de expresión y fijación”.

Tanto el programa fuente como el programa objeto, pertenecen exclusivamente al


empresario que los ha efectuado aún cuando lo haya sido con un trabajador asalariado.

3. Clases de contratos informáticos


Aunque los contratos del sector informático corresponden, en su mayoría, a actos de
consumo, también pueden contratarse operaciones complejas de desarrollo de programas
específicos o de integración de sistemas que requieren largas negociaciones y una fase
precontractual elaborada.

a) Contrato informático de hosting


Este tipo de contratos, de carácter mercantil, es aquel que se celebra entre la empresa de
alojamiento de la página Web y al empresa o particular propietaria de dicha página Web.

Con carácter general, no suele realizarse contrato escrito, aunque también con carácter
general del contratante, en muchos casos, online, se tiene que adherir a las condiciones
generales que figuran en la propia Web de alojamiento.

Los derechos y obligaciones, en este tipo de contratos se encuentra difuminada y es compleja


su interpretación, sobre todo teniendo en cuenta que, en muchos casos, el contrato se realiza
online, y el lugar del cumplimiento de la obligación es un país fuera de España o incluso
fuera de Europa, con lo que el incumplimiento es difícil, que prospere una demanda de
carácter internacional o por lo menos muy costosa.
b) Contrato informático de outsourcing
Este contrato informático consiste en la cesión de la gestión de los sistemas de información
de una entidad a un tercero que, especializado en esta área del derecho informático, se
integra en la toma de decisiones y desarrollo de las aplicaciones y actividades propias de la
referida gestión.

Su finalidad es la optimizar los resultados de la misma, así como permitir a la entidad el


acceso a nuevas tecnologías y la utilización de recursos especializados de los que no dispone.

c) Contratos informáticos sobre el software


Se puede definir el software como esos programas que cuando se conjugan con el sistema,
son capaces de procesar información al objeto de ejecutar o alcanzar una determinada
función o resultado.

Los programas constituyen la parte blanda (software) o lógica del sistema, y comprende los
procedimientos, reglas y cualquier documentación asociada a la operación de un sistema de
proceso de datos.

Licencias de programas estándar. Los programas estándar son aquellos que se elaboran
previamente para su posterior comercialización en masa.

Estos contratos informáticos, se configuran contractualmente como bienes de naturaleza


híbrida entre producto y obra. Por un lado, nos encontramos ante un producto estándar de
disponibilidad inmediata y previamente testado, pero, por otro lado, las prestaciones de unos
servicios impiden considerar este tipo de programas como una simple mercancía o producto.

d) Contratos informáticos de desarrollo de programas.


Un programa de ordenador puede ser una obra creada por encargo, donde el autor se
compromete a entregar un software específico, para una determinada aplicación. Podemos
decir que el programa nace de la colaboración entre el proveedor y el cliente ya que es una
obra en la que participan tanto el usuario (en la fase de definición de las especificaciones
externas) como empresas de servicios o trabajadores independientes.

e) Contrato de mantenimiento informático


Se trata de uno de los contratos informáticos que más se desarrolla en la práctica. La
paralización de una empresa por un defectuoso funcionamiento de su sistema informático,
produciría enormes pérdidas que, llegado el caso, podrían ser irreparables.

De ahí que el empresario ha de contar con un servicio que prevenga este evento o lo corrija
en caso que se produzca.

La complejidad de todo un sistema exigirá que este mantenimiento se extienda tanto al


hardware como al software; por lo que este contrato presenta múltiples facetas y
posibilidades.

Lo que se pacta es asegurar la perfecta utilización del bien adquirido, realizar las
adaptaciones que sean precisas según las circunstancias e introducir cuantas mejores se
estimen por oportunas.

f) Contrato de escrow
Surge como respuesta a los posibles conflictos que pudieran surgir entre el usuario de un
programa y sus creadores o empresas de software, en relación con la posesión del código
fuente (código fuente es el núcleo formal del programa y constituye la primera expresión
independiente del proceso de creación que alcanza una protección directa del derecho de
autor).

La importancia de este concepto es enorme, de tal manera que quien posea el denominado
código fuente, tiene la posibilidad de alterar de cualquier modo, interconectar y multiplicar
el programa. Ésta es la razón por la que las empresas de software siempre han sido reticentes
a la entrega del código fuente al licenciatario de un programa de ordenador.

El contrato de escrow se nos presenta como elemento imprescindible para asegurar la


viabilidad de un sistema informático con su necesario mantenimiento, actualización y
estabilidad, que deja de estar pendiente así de la actitud de la empresa de software.

Podemos considerar a este contrato como complejo en cuanto a su naturaleza puesto que
participa en cierto modo de la naturaleza jurídica del depósito y de la del de mantenimiento,
con una intención de garantía de protección y aseguramiento de derechos previamente
adquiridos.

Este contrato de escrow se celebra entre la empresa de software, titular de los derechos de
propiedad intelectual sobre el programa, y el usuario del mismo, pero a su vez se exige la
presencia, por la propia esencia del contrato, de un tercero depositario por lo que este
tercero, o bien interviene en el propio contrato o bien se vincula a él a través de un contrato
conexo.

g) Contrato de auditoria informática


Consiste en la revisión de la propia informática y de su entorno.

La auditoría informática investiga las instalaciones y los sistemas de tratamiento de la


información del empresario o profesional analizando las posibilidades de mejora, detectando
fallos en los sistemas, corrigiendo duplicidades, etc.

En nuestro derecho no existe regulación alguna sobra la auditoría informática, al contrario


de la auditoría de cuentas, que presenta una normativa específica, por lo que no está
establecido quien puede realizarla o bajo qué condiciones.

La auditoría revisa la seguridad, calidad y eficiencia del sistema de información de la


empresa. El contrato deberá definir las modalidades según las cuales la empresa consultora
realiza, en la sede del cliente, la auditoría general de seguridad de los equipos informáticos
en diferentes campos. Dicha auditoría general de seguridad informática exige una
colaboración activa entre el auditor y el auditado; el intercambio constante de informaciones
tiene por objeto evitar la generación de incidentes perjudiciales.

h) Contrato de consultoría y estudio informático


La consultoría informática, es un contrato de servicio informático, consistente en dar
asesoramiento o consejo sobre lo que se ha de hacer o cómo llevar adecuadamente una
determinada actividad para obtener los fines deseados.

El objeto de este acuerdo es el conjunto de actividades necesarias para el estudio y


evaluación de los sistemas de información que resulten más adecuados para una empresa
determinada.

Los contratos de consultoría de software informático se corresponden normalmente con


contratos de servicios, siendo su finalidad la de realizar un estudio o prestar un consejo.
4. Cumplimiento de los contratos informáticos
Actualmente resulta fácil para los usuarios acceder a través de Internet a cualquier contenido
que les interese (ya sea música, vídeos, videojuegos), pudiendo descargarlos o bien
simplemente acceder a ellos de forma online.

Éstas actuaciones constituyen, frecuentemente infracciones de copyright –conocidas


comúnmente como piratería– dado que se están realizando copias de obras sin el
consentimiento del titular de los derechos de autor y exceden habitualmente del concepto
de copia privada al tratarse de explotaciones colectivas y en masa e incluso lucrativas.

En cambio, en el comercio electrónico indirecto, las partes celebran un contrato en el que


las prestaciones deben ejecutarse fuera de la red.

Tratándose de la adquisición o transmisión de bienes muebles o inmuebles, la entrega no


podrá realizarse virtualmente, sino que será necesario que la ejecución del contrato se
realice offline; claro está, no obstante, que parte de las obligaciones del contrato podrán
ejecutarse electrónicamente –por ejemplo, el pago del precio podrá realizarse a través de
una pasarela de pagos o un TPV virtual.

Tratándose de servicios, éstos pueden prestarse por el obligado tanto virtualmente como en
la vida real.

Por ejemplo, un Bufete Jurídico puede resolver una consulta haciendo recomendaciones al
usuario sobre una actuación adecuada a su interés; la consulta podrá reflejarse en un
documento electrónico y transmitirse electrónicamente al usuario (en cuyo caso estaríamos
de nuevo ante comercio electrónico directo), o bien puede también imprimirse en papel y
enviarse por correo o telefax (estando, entonces, dentro del ámbito del comercio electrónico
indirecto).

En todos los casos, el contrato se habrá celebrado en la red, ya que no hablaríamos de


contratación electrónica en caso contrario, cuando se trate de webs meramente informativas
que no se utilizan para comerciar o contratar en línea.

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