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Definición 1

Estamos de cabeza en el dominio del conductismo (más o menos un kilómetro y


medio detrás de Mordor), y tenemos que aclarar un par de conceptos para
avanzar en nuestra descripción (uno no entra simplemente caminando a Mordor).

Como quizás sepan, en el conductismo la unidad de análisis básica abarca tres


componentes: 1) qué hay en el ambiente cuando se emite la conducta, 2) cuál es
la conducta, 3) qué cambios en el ambiente hay luego de la conducta. El nombre
técnico de esa unidad de análisis es contingencia de tres términos, pero aquí la
podemos llamar por su nombre de pila, por lo que hablaremos de “antecedentes”,
“conducta”, y “consecuencias”, o bien, por sus siglas en inglés: A-B-
C (Antecedents, Behavior, Consequences). Están su habitación en Buenos Aires
en verano, cocinándose lentamente (A), encienden el aire acondicionado (B), la
habitación se pone más fresca -y se reducen los impulsos homicidas hacia sus
vecinos (C).

Como notarán, A y C son, técnicamente, estímulos, es decir, partecitas del mundo


en los cuales la conducta (técnicamente respuesta) tiene lugar. En el análisis de la
conducta, decimos que la conducta está controlada por los estímulos. Decir que
está controlada por los estímulos es más o menos equivalente a decir que la
conducta es resultado de los estímulos, pero no estamos diciendo que los
estímulos generen automática o mecánicamente una respuesta (este tipo de
análisis no es mecanicista), sino que decimos que esos estímulos señalan una
consecuencia y seleccionan una conducta que es emitida. El calor y la presencia
de un aire acondicionado son la ocasión para que se emita la conducta de
encender el aire, y esto lleva a que la habitación esté más tolerable, pero esto no
significa que la presencia del aire acondicionado y el calor
lleven mecánicamente a encender el aire.

Es un proceso similar a lo que sucede en la evolución: que los árboles estén más
altos no genera mecánicamente que a las jirafas se les alargue el cuello, sino que
el rasgo de los cuellos más largos en algunas “proto-jirafas”, generado por la
variabilidad biológica natural, es seleccionado por el ambiente porque permite
acceder a consecuencias interesantes (llegar a las ramas más altas, no morir de
hambre, pasar esos rasgos a la descendencia). En paralelo, podríamos decir que
las conductas que son reforzadas por sus consecuencias “sobreviven”. Entonces,
la unidad de análisis es una relación entre estímulos y respuestas, entre el mundo
y la conducta -pero no es una relación mecánica en la cual el estímulo cause
automáticamente la respuesta.

Para el análisis de la conducta no nos interesan sólo los aspectos formales de


estímulos y respuestas, es decir sus características (no me importa demasiado
con qué dedo se encendió el control remoto, o la forma que tiene el aire
acondicionado), sino principalmente cuál es el sentido de un estímulo o de una
conducta, lo que llamamos su función. Y el sentido de un estímulo, a diferencia
de sus características formales, no es algo intrínseco al estímulo sino
que depende de su relación con una conducta, y a la inversa, el sentido de una
conducta depende de su relación con un estímulo.

Por ejemplo un celular vibrando en el bolsillo (estímulo) puede tener un sentido si


señala un mensaje de texto de la persona que nos gusta, y otro sentido si usado
como timer señala el fin de la presentación que estamos dando. En cada caso se
trata del mismo estímulo pero en cada caso su sentido varía según el tipo
de relación que tiene con una conducta determinada y con el resto de los
estímulos. Esta relación es la que determina la función que un estímulo tiene para
una conducta: la vibración del celular, ¿es un refuerzo? ¿es un castigo? ¿es un
estímulo discriminativo? ¿es una operación estableciente? La respuesta es: no lo
sabemos, por supuesto. Sin saber de qué manera se relaciona con la conducta y
con otros estímulos, no podemos conocer su función, su sentido, pero cuando
conocemos experimentalmente qué relación tiene, podemos asignarle una función.
Si la vibración del celular como consecuencia aumenta la frecuencia de una
conducta, diremos que participa en una relación de reforzamiento y tiene
funciones de reforzador; si la disminuye, será una relación de castigo; y así. Lo
mismo es válido para la conducta: su función o sentido depende de su relación
con el ambiente.

Algo a recordar es que los aspectos formales de un estímulo son relativamente


estables (el control de mi aire acondicionado se mantiene más o menos similar a
lo largo del tiempo), pero la función no, varía en cada situación según sus
relaciones funcionales. La vibración del celular puede ser aversiva cuando la uso
de despertador, y apetitiva en el minuto siguiente cuando señala un mensaje de la
persona que quiero.

Por todo esto, podemos decir que, en general, la conducta es función de los
estímulos, es decir, es función del ambiente (en la manera que acabamos de
describir, dinámica y mutuamente determinada, no mecánica).

Entonces, y ahora sí (perdón por la digresión), un uso más bien amplio de la


palabra contexto es para referirse a todos los estímulos de los que una conducta
es función. En esta definición amplia, contexto es todo lo que sucede alrededor de
la conducta, incluyendo estímulos del ambiente externo e interno (estados del
cuerpo, por ejemplo), presentes (el celular vibrando), e históricos (mi historia de
aprendizaje con la vibración del celular). Conocer el contexto de una conducta es
lo que permite conocer su sentido, su función.

Por eso las terapias de tercera ola suelen denominarse como “contextuales”,
porque intentan modificar el contexto en el que las conductas suceden para
modificar la función que tienen, en lugar de intentar modificar directamente los
aspectos formales de las conductas. El ejemplo típico que se suele dar es que en
lugar de intentar modificar el contenidode un pensamiento (sus aspectos
formales), se intenta modificar la función que ese pensamiento tiene, es decir, su
función, su relación con el contexto, por ejemplo, para que no tenga funciones
‘literales’ -que por ejemplo el pensamiento “soy incapaz” no ocasione retirarse de
una actividad, sino percibirlo como un evento interno sin seguirlo ni rechazarlo. Lo
mismo aplica para otras experiencias internas (emociones, sensaciones físicas,
etc.), se intenta modificar el contexto para impactar sobre su función
(generalmente la idea es reducir sus funciones aversivas).

Entonces, bien, ya tienen una primera definición de contexto. ¿Contentos? Lo sé,


lo sé, esta definición de contexto es general e imprecisa. Es útil para usarla de
manera un tanto coloquial, para la charla de ascensor o mientras se espera el
colectivo, o cuando los invitan a los programas de celebridades en la televisión,
pero ¿qué pasa si queremos usar el concepto de manera precisa? Después de
todo, el análisis de la conducta consiste en usar con precisión los términos. Para
esto, utilizaremos un análisis de Edward Morris que nos viene como anillo al dedo
(Morris, 1992).

Eso sí, si creían que la cosa venía tediosa y aburrida, prepárense porque lo que
sigue va a hacer que El Hobbit parezca en comparación una trilogía entretenida.

Definición 2
Otra forma de entender al contexto es como todos aquellos factores que afectan
de alguna manera a la contingencia de tres términos que denominamos
antes ABC(antecedentes, conducta, consecuencia), ya sea en aspectos formales
como a las relaciones de los términos entre sí.

Esto nos puede dejar frente a una situación así: una persona que encuentra un
cachorrito en la calle, y lo acaricia, lo levanta, juega con él, interactúa. Otra
persona ve al mismo cachorro y sale corriendo. ¿Por qué responden distinto?

No se fíen, está
pensando en matarlos

Esto representa un enigma central para la psicología: las personas no responden


uniformemente a un mismo estímulo, no siempre se actúa igual frente a una
situación, existe una variabilidad de la conducta con respecto a los estímulos.

Es una obviedad esto que escribo, lo sé y me disculpo por ello (no), pero ríos de
tinta (y sangre, en discusiones académicas particularmente acaloradas) han
corrido tratando de explicar por qué sucede esto.

Una buena parte de la psicología ha tratado de responder a esto poniendo alguna


cosa, algún tipo de mediador entre el estímulo y la respuesta, generalmente
postulando cosas dentro del organismo que responde. Entonces, entre el estímulo
y la respuesta se propone la existencia de entidades, constructos, que son los
responsables de la variabilidad de la conducta. Motivaciones, pensamientos,
pulsiones, expectativas, sistemas psíquicos, cognitivos, emocionales, etc., han
sido postulados como mediadores internos que explican la variabilidad conductual.

La respuesta conductual fue por otro lado, en lugar de postular algo adentro
propuso mirar más ampliamente el afuera de la conducta y el resultado fue algo
así: la conducta es función de los estímulos (A y C, en nuestra tríada)… y además
de terceras variables que participan y afectan la relación entre esos estímulos y
las conductas.

En otras palabras, las personas responden de distintas maneras al mismo


estímulo porque terceras variables (externas) afectan las relaciones entre estímulo
y respuesta. Un vaso de agua, por ejemplo, puede tener una función si hace tres
días que estoy perdido en el desierto y otra función muy distinta si se me ofrece
luego de que he bebido dos litros de agua. Esas terceras variables afectan la
función del vaso de agua.

De la misma manera la respuesta al cachorrito puede estar afectada por terceras


variables más allá del estímulo en sí, como por ejemplo una historia de
aprendizaje traumática con el cachorro, o haber leído un horóscopo ese día que
decía “si hoy tocas a un cachorro morirás miserablemente” (las frases típicas de
un horóscopo), o haber visto a la madre de ese cachorro, una rottweiler de 45
kilos, gruñendo amenazadoramente.
Perrito, perrito…

Esas terceras variables son lo que Morris denomina “contexto”, y se pueden definir
como todas las condiciones que alteran a estímulos, respuestas, o su relación.
Esas terceras variables no están “dentro” de la persona, sino alrededor de la
conducta, y son propiamente el contexto en el cual la relación ABC tiene lugar.

El contexto así entendido se refiere a:

 Las condiciones históricas, tanto del individuo como de la especie,


conductual y biológico, que establecen la estructura y función de la biología
y la conducta.
 Las condiciones actuales, del organismo o del ambiente, que afectan o
posibilitan qué conducta puede físicamente emitirse.
 El contexto actual que afecta las relaciones (es decir las funciones, como
vimos antes), entre estímulos y respuestas.

Esta definición no es diferente de la primera definición que dimos, sólo que es más
precisa: en lugar de referirse a todo estímulo que controla a la conducta, se refiere
más precisamente a todas las condiciones que afectan a la tríada Antecedente-
Conducta-Consecuencia (ABC).

Desde hace más de medio siglo una parte mayoritaria y central de la investigación
en análisis conductual ha estado dirigida a elucidar el papel que tiene el contexto
en este sentido, de qué manera ciertas condiciones impactan sobre la relación
entre conductas y estímulos.

Mientras escribo esto, supongo que debo haber perdido lectores con la misma
rapidez con la que algunos políticos pierden la vergüenza, pero si aún algunos
valientes quedan leyendo, podemos ir más allá y enumerar las distintas maneras
en que el contexto participa en la relación ABC, siguiendo la enumeración que
hace Morris en el artículo citado, ya que el contexto, al igual que estímulos y
respuestas, no tiene una función fija, sino que la función del contexto en cada caso
es determinada por la relación que guarda con estímulos y respuestas.

Esta vez sí, con dibujitos.

Relaciones del contexto con ABC


Partimos de la unidad de análisis básica, nuestros antecedentes, conducta y
consecuencia:

Y recuerden que contexto es una forma de explicar la variabilidad entre estímulo y


conducta, una forma de dar cuenta de por qué las personas responden de distinta
manera a los estímulos. Lo que podemos observar entonces es que hay múltiples
formas en que el contexto, esas terceras variables, incide sobre las respuestas.

Podemos comenzar diciendo que el contexto impacta sobre los aspectos formales
(es decir, no su función, aún) de la unidad de análisis ABC, y entonces,
señalaremos que

1) Hablamos de contexto refiriéndonos a cómo la biología del organismo que emite


la conducta afecta los aspectos formales de la conducta. Es decir, la biología
actual del organismo afecta qué conductas (B) pueden y no pueden ocurrir.

2 y 3) Para lo siguiente, tomemos a la parte inferior de nuestro gráfico como el


pasado de nuestro ABC, y a la parte superior como el ABC extendiéndose hacia el
futuro.

El contexto incluye también la historia biológica de las especies e individuos,


historia que afecta qué conductas pueden ocurrir. Esta historia puede referirse
tanto a la historia filogenética, de la especie (2), como a la historia biológica del
individuo (3).

Por ejemplo, por su historia filogenética una serpiente no podría emitir una
conducta que involucre usar patas (2); de manera similar una historia individual de
accidentes o amputaciones puede hacer que una persona no esté en condiciones
de emitir conductas vinculadas con usar una escalera, por ejemplo (3). En el
ejemplo de nuestro cachorrito, por una lesión una persona podría no ser
físicamente capaz de levantar al cachorro, o de agacharse para acariciarlo.
4) Contexto también se refiere a las condiciones que se extienden hacia el futuro,
alterando posteriores ocurrencias de la conducta. La historia biológica que
enumeramos en 1, 2, y 3, también se extiende hacia el futuro, alterando las
formas en que la biología afecta la conducta en el futuro. La biología no sólo
participa como historia de la conducta, sino que está en constante cambio (nos
vamos poniendo viejos, por ejemplo, y cambian las cosas que formalmente
podemos y no podemos hacer).

5) Contexto se utiliza también en relación con las propiedades formales (no


funcionales), de los estímulos, es decir, de nuestros A y C, el ambiente físico. Las
características formales del ambiente(A y C), su estructura, también determinan
qué conductas (B) pueden y no pueden ocurrir.

Por ejemplo, cuando modificamos la estructura de un automóvil para que pueda


conducirlo una persona con limitaciones físicas, cuando instalamos rampas, o
cuando instalamos un marcador sonoro en un semáforo, estamos afectando las
propiedades formales del ambiente (no su función), para permitir que ocurran
ciertas conductas.

6) Contexto también se refiere a la historia de una persona en ciertos ambientes


físicos…
7) …y también se refiere a los factores del ambiente físico que están en constante
cambio, alterando las ocurrencias futuras de la conducta.

8) El contexto también impacta sobre las relaciones funcionales entre estímulos y


respuestas. Por ejemplo, el contexto incluye aquellos factores que
afectan la relación entre consecuencia y conducta. Procesos como programas de
reforzamiento, drogas, deprivación, instrucciones, etc. Por ejemplo, un vaso de
agua tiene más valor de refuerzo para quien está muerto de sed en el desierto que
para quien acaba de beber. Más del lado clínico, los procesos vinculados a valores
(tal como se entienden en ACT o en entrevista motivacional), suelen utilizarse para
modificar el valor de refuerzo de un estímulo (los procesos de augmenting):

9 y 10) También tenemos la historia de la especie (9) y la historia biológica del


individuo (10), que afectan a la relación entre refuerzo y conducta. Por ejemplo,
por su historia de especie una hoja de lechuga difícilmente funcione como
reforzador primario para un buitre. Similarmente, un olor desagradable
probablemente no funcione como aversivo para alguien que padece anosmia. Es
decir, condiciones históricas biológicas de la especie y del individuo pueden
afectar las relaciones entre conducta y consecuencia.

11) También tenemos a la historia conductual del individuo afectando la relación


actual entre conducta y consecuencia. Este es uno de los aspectos del contexto
más estudiados por el conductismo. Condicionamiento, extinción, programas de
reforzamiento, etc., entran en este punto.

12) La historia conductual también se extiende hacia el futuro, cada instancia de la


relación entre B y C tiene efectos a futuro:

13) El contexto también se refiere a los factores que influyen en la relación entre
antecedentes y conducta, por ejemplo, estableciendo la función de un estímulo
como estímulo discriminativo. Aquí podemos ubicar también clínicamente a las
intervenciones de defusión de ACT, que buscan modificar la función de estímulos
antecedentes.

14) El contexto como historia también participa aquí afectando la relación entre A y
B…

15) … y a la vez, los efectos del contexto sobre A y B se extienden a lo largo del
tiempo, en el futuro.

Y si juntamos todas las condiciones enumeradas hasta ahora nos queda esta
monstruosidad:
Ahí lo tienen, cuando hablamos de contexto nos referimos a este tipo de
condiciones, que mantienen relaciones dinámicas con antecedentes, conductas,
consecuencias y sus relaciones. La próxima vez que alguien les diga que el
análisis conductual es simplista, pueden mostrarle este gráfico, y sonreír
malévolamente mientras su interlocutor pierde todo semblante de cordura:
Siéntanse completamente libres de compartir esta imagen en su feed, dándosela
de intelectuales (este link anda). Únicamente para eso es que escribimos y leemos
estos insufribles mamotretos, después de todo.

Cerrando
Lo que me ha resultado esclarecedor de este gráfico es que describe bien la
riqueza del programa de investigación del análisis conductual, que abarca una
complejísima variedad e interacción entre diversos factores.

Hay un par de cosas que quisiera destacar del gráfico. En primer lugar, todos los
factores se refieren a condiciones manipulables y descriptivas, no hay un solo
factor que sea inaccesible en principio -comparen esto con lo que sucede con
constructos hipotéticos como sistemas de procesamiento de información, por
ejemplo, en los cuales la variable es absolutamente inaccesible y solo se puede
inferir o postular.

La segunda cosa que se puede apreciar es que están claros cuáles pueden ser los
aportes desde y hacia otras disciplinas científicas, sin que el nivel de análisis
específicamente conductual pierda especificidad. En los puntos 1, 2, 3, y 4
(características formales de la conducta), todas las disciplinas biológicas, desde
las neurociencias hasta la bioquímica y genética, pueden enriquecer el análisis de
la conducta. Lo mismo plantearíamos en 9 y 10 (factores que afectan relaciones
de consecuencias). En los factores 5, 6 y 7 (características formales de estímulo),
disciplinas como la ergonomía, el diseño y la arquitectura permiten plantear
mejores intervenciones, y podríamos seguir un largo rato. La cosa es que ninguna
de estas interacciones reemplaza el nivel propiamente conductual, el nivel de
interacciones entre conducta y ambiente.

A esta altura, estoy casi completamente seguro de que estoy escribiendo para mí
mismo, abandonado ya por toda persona que pudiera haberse interesado
inicialmente por este artículo. Así que me digo a mí mismo que, por supuesto, esta
no es la definición de contexto, sino solo una, basada en algunas ideas de Morris,
que me ha resultado en extremo estimulante. Entonces, ¿qué sentido de contexto
habría que usar, el sentido general o el específico? El que sea más útil en un
momento determinado, según lo que se quiera lograr.

Espero que les haya servido. Como siempre, improperios, quejas, y amenazas, en
la sección de comentarios

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