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Consisten en una serie de acciones (concatenadas y encadenadas) que son ejecutadas por

enemigos internos y foráneos, con sustento económico de los Estados unidos, apoyados en
organizaciones como las organizaciones no gubernamentales con subsidio directo, periodistas
mercenarios con tarifas dolarizadas, líderes religiosos subterráneos, supuestos defensores de
los "derechos humanos" y los medios de comunicación exportados, entre otros; los cuales
activan nuevos actores ajenos a la política convencional, fundamentalmente jóvenes y
estudiantes identificados con los patrones y valores de la sociedad de consumo, con la
utilización de simbologías y consignas que ayuden a masificar los movimientos, más como
moda que por convicciones políticas, y convertirlas en vanguardia que se ganen la simpatía y la
solidaridad de la población.
Constituyen, en esencia, un mecanismo directo de intervención extranjera, una expresión
renovada de la vieja política de "cambio de régimen" mediante la cual las grandes potencias
occidentales han buscado, en aquellos países que revistan algún objetivo estratégico, como
cambiar los interlocutores hostiles o poco cooperantes por contrapartes más dóciles y
complacientes a sus intereses.
El amplio uso de los medios de comunicación masiva para manipular a la opinión pública, el
uso de las modernas tecnologías de la informática y las comunicaciones (TIC), el empleo de
cuantiosos recursos financieros en la creación y fomento de nuevos "actores", el entrenamiento
en occidente de futuros líderes de estos procesos, la promoción del "desafío político" y la "no
violencia" como formas de iniciar el proceso de confrontación; forman parte de estos aspectos
novedosos.
En el centro de estos diseños se encuentran además de la CIA, otras agencias del gobierno
estadounidense, como el Departamento de Estado y la Agencia de los Estados Unidos para el
Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés); un numeroso grupo de
organizaciones no gubernamentales, entre las cuales se destacan la National Endowment for
Democracy (NED), estrechamente con el Instituto Republicano Internacional (IRI, por sus
siglas en inglés), el Centro Internacional de Empresas Privadas (CIPE) y el Centro
Internacional de Solidaridad (ACILS), junto con otros como el Instituto Albert Einstein, la
Sociedad Abierta de George Soros y el tan conocido Freedom House, entre otros.
Se considera que en pocos años algunas organizaciones no gubernamentales se han
transformado en "Caballos de Troya" de la CIA.
Su experiencia se inició en Europa Oriental, se extendió al espacio postsoviético entre 2003 y
2005, ahí cosechó éxitos y sufrió también sus primeros fracasos, pero finalmente se ha
convertido en una forma de desestabilizar y derrocar gobiernos indeseados con una
metodología bien definida.
Es así cómo vulgares revueltas son convertidas en flamantes "revoluciones" que no son tales,
pues en estos procesos lo que opera es un simple cambio de élites sin que se toque la esencia
y estructura de la sociedad. Esta nueva élite está compuesta por figuras advenedizas y
ambiciosas, sin proyecto ni programa de gobierno que son elevados a altísima dignidad de
"revolucionarios" y "reformadores" en un irresponsable acto de prestidigitación que luego se
paga desde el poder sirviendo disciplinadamente a las transnacionales, los monopolios y al
imperialismo.
Los casos presentados por los diferentes autores como sucesión en cadena, resultan los
siguientes: La Revolución de las Rosas en Serbia, Yugoslavia, 2000; Revolución Rosa en
Georgia, 2003; Revolución Naranja en Ucrania, 2004; Revolución de los Tulipanes en
Kirguistán, 2005 y Revolución del Cedro, en Líbano, 2005. Habría que añadir también las
"revoluciones cantarinas" de los países del Báltico (Lituania, Estonia y Letonia).

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