Вы находитесь на странице: 1из 11

Alumna = Luz Yiseth Martínez Arguelles

Trajo de democracia

Grado = 8*1

NUESTRA SEÑORA DE FATIMA

ENTREGADO A LA PROFESORA MALka

TRABAJO SOBRE =los derechos humanos en Colombia, y los


derechos humanos en los afrocolombianos
Los derechos humanos colombianos son inherentes a todos
los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar
de residencia, sexo, origen nacional étnico, religión, o cualquier
otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos,
sin discriminación alguna.
Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e
indivisibles. Los Derechos Humanos son fruto, así mismo de
toda una evolución histórica que ha recopilado la experiencia
cultural de civilizaciones milenarias.
Los Sumerios Romanos, Griegos y la Biblia
Judeocristiana registran principios que se consideran base de
los parámetros recogidos por organismos internacionales como
las Naciones Unidas para llegar a lo que hoy conocemos como
la Declaración Universal de los Derechos humanos. En
Colombia, a pesar de los continuos conflictos internos, se ha
gestado la tradición de conformar un Estado de Derecho que si
no garantiza en su totalidad el cumplimiento y respeto a los
DDHH, si se preocupa por ratificar todos los convenios
internacionales que versen sobre el tema y crear políticas de
estado tendientes a disminuir y minimizar el impacto que la
violación de los Derechos de la Población civil tiene en el
contexto nacional. En desarrollo de este esfuerzo, ha logrado el
respaldo de la comunidad internacional, organismos
multilaterales y sobre todo de la sociedad civil que esta cansada
de la violencia y ve, en los esfuerzos del gobierno, una salida
esperanzadora para los conflictos internos.

El propósito de los Derechos Humanos es defender a los


seres humanos de la opresión y el abuso que otros cometan
en su contra.1 Sin embargo, su respeto en la cotidianidad de
algunos países es un serio reto para los Estados, y por lo
tanto, para los entes internacionales encargados de velar
por ellos.
Un caso concreto que permite evidenciar las particularidades del
problema mencionado es el colombiano. Durante más de 50
años, Colombia , el país, ha vivido un conflicto armado que ha
causado una constante y sistemática violación a los Derechos
Humanos de sus habitantes, principalmente aquellos residentes
en el sector rural. Tan sólo en el año 2003 se presentaron, por
cuenta de los grupos ilegales 23.013 homicidios, 3.387
secuestros extorsivos, 121 masacres y cerca de 175.270 nuevas
personas desplazadas.2 , cifras que paulatinamente aumentaron
hasta llegar a constituirse en una alerta global. Una situación
que, en el caso de Colombia, se ve de manera evidente en el
sistema penitenciario y carcelario, cuya crisis ha provocado la
declaración de Estado de Cosas Inconstitucionales en más de 5
ocasiones pro parte de la Corte Constitucional.
Enfrentar y detener dicho fenómeno se torna cada vez más
complicado al existir la dificultad de definir y atribuir dichas
violaciones; sin embargo los derechos humanos implican
obligaciones a cargo del Estado; por lo tanto, es el Estado el
responsable de respetarlos, garantizarlos o satisfacerlos, así
como de su incumplimiento o violación. Los actores armados del
conflicto interno como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (Farc), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) ,
las Autodefensas Unidas de Colombia(AUC), y la fuerza pública
(ejército y policía nacional) estarían cometiendo infracciones
al derecho internacional humanitario. por otra parte, se corre el
riesgo de la impunidad de los autores materiales de delitos de
lesa humanidad con la entrada en vigencia de la Justicia
Especial para la Paz que busca administrar las acciones de los
alzados en armas y mas recientemente de los militares y
policías que actuaron en ocasión del conflicto armado.
Ahora bien, algunas Organizaciones No
Gubernamentales (ONG) han asumido el papel de recoger y
divulgar las diferentes denuncias sobre violaciones de los
Derechos Humanos. Sin embargo, la magnitud de la población
afectada es tal que gran parte de las violaciones no llegan a ser
reconocidas institucionalmente y permanecen en la impunidad.
De igual forma, es necesario tener en cuenta que existe una
disputa entre el gobierno colombiano y las ONG a la hora de
sustentar, cualitativa y cuantitativa-mente, la realidad del
fenómeno. Es por eso que muchas de ellas han acusado al
gobierno de persecución política. Lo anterior puede ser
entendido bajo la diferencia ideológica presentada por cada uno:
las ONG con una posición critica y pasiva, frente a la posición
del gobierno colombiano, que ha radicalizado su discurso y ha
atacado a muchas de las organizaciones de derechos
humanos.3
Además de lo expuesto hasta el momento, la evidencia es una
paradoja al presentar un nivel de violencia muy elevado –junto a
una constante impunidad- y una sobreabundancia de normas y
leyes que, al no ser respetadas, acaban en demostrar la leyes
del Estado.
El caso de todo el mundo es un claro ejemplo de cómo un
discurso, como el de los derechos humanos, bajo condiciones
de conflicto y violencia, genera una gran dificultad para ser
llevado a la práctica. Se encuentra, entonces, que tanto el
discurso como la realidad carecen de una misma orientación y
que aspectos como los Derechos Humanos no deben ser
estudiados y exigidos de la misma forma que se hace en otros
contextos y sociedades, donde la violencia y la desigualdad no
son algunos de los factores que los caracterizan.
Perspectiva de los líderes políticos[editar]
El panorama político antes y después del conflicto ha variado
mucho desde el punto de vista de las perspectivas políticas en
Colombia. En el 2016, el Presidente Juan Manuel santos se
posicionó y puso de moda el concepto de la tercera vía en
Política. De esta manera pudo adaptarse fácilmente a las
propuestas venidas de uno y otro sector de opinión en un país
polarizado por más de 50 años de conflicto armado. Pero luego
del triunfo del no en el plebiscito por la paz adelantado en el
2016, la opinión pública se radicalizó entre los postulados de
ultra derecha del expresidente Alvaro Uribe Vélez quien
pregona, no sin razón, la seguridad nacida del ejercicio de las
instituciones, especialmente de las fuerzas armadas, y por otro
lado la propuesta de izquierda presentada por las FARC, grupo
armado al margen de la ley con el que se pretende llegar a un
acuerdo de paz sostenible y perdurable. Gracias al ejercicio
democrático y el esfuerzo por la finalización el conflicto, el
Presidente Colombiano ganó el Premio Nobel de la Paz. Sin
embargo, el panorama de Derechos Humanos no ha mejorado
ostensiblemente según los reportes de Human Right Watch, que
sigue denunciando la muerte de defensores y defensoras de
DDHH, líderes comunales y cívicos, aumento en cultivos ilícitos,
explotación indiscriminada de oro y coltán y la esclavitud
de pueblos indígenas por las mafias del narcotráfico y los grupos
al margen de la ley.
Poco antes de las elecciones presidenciales de Colombia de
2010, Antanas Mockus, Rafael Pardo, Gustavo Petro, Noemí
Sanín, Juan Manuel Santos y Germán Vargas Lleras, los
candidatos a la presidencia, expresaban su punto de vista sobre
los derechos humanos en una entrevista.4 Sin embargo, el 2018
plantea un panorama mas complejo en cuanto al nuevo enfoque
del posconflicto. Aunque la mayoría de los candidatos son
exactamente los mismos de hace diez años, la realidad nacional
ha cambiado al punto de exigir nuevas interpretaciones pro parte
de quienes se postulan a la Presidencia del a República.
Preguntados sobre la situación general de los derechos
humanos en Colombia, mostraron diversos grados de
preocupación y diferentes percepciones del origen principal del
problema. En cuanto a la gravedad de la situación actual, Juan
Manuel Santos fue el más optimista y Rafael Pardo el más
negativo. En cuanto al origen, Juan Manuel Santos lo asoció al
terrorismo, Noemí Sanín al narcotráfico, Germán Vargas Lleras
con la impunidad, Gustavo Petro y Rafael Pardo se fijaron más
en los agentes del estado y los paramilitares, y Antanas Mockus
señaló la necesidad de coherencia: luchar contra la delincuencia
desde la legalidad democrática. Hoy los candidatos han variado
su discurso de la necesidad de terminar el conflicto armado, a la
necesidad de consolidar la PAZ pero con justicia social y si
demasiadas concesiones a los adminstiados.
En ese entonces, Juan Manuel Santos destacó que el combate
a las bandas criminales debía ser una prioridad coordinada
desde el Ministerio de Defensa, pero que estas eran mucho más
débiles y menos ideologizadas que las desmovilizadas AUC.
Antanas Mockus resaltó la importancia de la fuerza de la presión
social a la hora de rechazar y superar al narcotráfico. Sin
embargo, ahora, años después de la entrevista, las posiciones
han variado a favor y en contra de un solo asunto: el
nuevo acuerdo para el fin del conflicto armado. Esta situación,
ha generado el ambiente propicio para la conformación
de Observatorios de Derechos Humanos, colectivos organizados
de defensores y defensoras de DDHH que se forman y
promueven el DIH y los DDHH sin distingo de etnia, credo,
opinión política o posición social.
El Observatorio de Derechos Humanos y Derecho Internacional
Humanitario nació en 1999 para hacer seguimiento, desde el
Estado colombiano, a la situación de derechos humanos,
violencia y confrontación armada que se presentaba en el país.

El Observatorio de Derechos Humanos y DIH se especializó, en


principio en el tratamiento de información relacionada con los
derechos a la vida, libertad e integridad. En los últimos quince
años avanzó en la recolección de información relacionada con
grupos sociales o autoridades que por razón de su actividad son
objetivo de agresiones en su contra, como en los casos de
sindicalistas, docentes, alcaldes, exalcaldes, concejales y
periodistas.

Con la formulación del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 y


del Decreto 4100 de 2011, se generó una evolución en la
dinámica de análisis, incorporando variables que dan cuenta del
goce efectivo de derechos y se agregaron indicadores de
derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, desde
la aplicación de los principios de universalidad, integralidad,
interdependencia e indivisibilidad de los derechos humanos.

De igual forma, se realizan análisis sobre derechos de las


víctimas y otros grupos en condiciones de vulnerabilidad,
desigualdad e inequidad: mujeres, pueblos indígenas,
comunidades negras, afrocolombianas, afrodescendientes,
raizales, palenqueras, Pueblo Rom; población sexualmente
diversa (LGBTI), personas con discapacidad, adultos mayores,
minorías culturales entre otros
Derechos humanos de los afrocolombianos

La Asociación de Afrocolombianos Desplazados (AFRODES)1,


en cumplimiento de su misión orientada a la promoción,
protección y restitución de los Derechos Humanos de la
población afrocolombiana en situación de desplazamiento
forzado, ha desarrollado continuamente trabajos analíticos a
través de los cuales realiza un monitoreo y evaluación, tanto a
los impactos de los fenómenos del desplazamiento sobre las
comunidades afrocolombiana como a la efectividad de las
respuestas institucionales para atender los mismos. El presente
documento ofrece una síntesis de los hallazgos, análisis y
recomendaciones de un conjunto de cuatro Informes2 de este
tipo: tres de ellos producidos con el apoyo de Global Rights-
Partners for Justice y un cuarto elaborado conjuntamente con
otras organizaciones afrocolombianas auspiciado por la ACNUR.
2. La discriminación racial y la exclusión (social, económica,
política y cultural) son realidades vigentes en la experiencia
contemporánea del Pueblo Afrocolombiano3, y de manera
agravada para la población afrocolombiana en situación de
desplazamiento forzado. La ausencia de un reconocimiento
estatal sobre las interrelaciones entre estas dos formas de
vulneración a los derechos fundamentales de este grupo étnico,
en razón de una concepción limitada de la categoría
“discriminación racial”, se constituye en uno de los factores
críticos que impiden la adopción de las políticas públicas
requeridas para transformar estas realidades. Los trabajos
analíticos de AFRODES y otras organizaciones afrocolombianas
buscan contribuir a la visibilización de estas interrelaciones y la
construcción de alternativas para superar los fenómenos de
discriminación racial y exclusión. 3. El reconocimiento de la
dimensión étnica implicada en los fenómenos de discriminación,
violencia y exclusión que se registran en Colombia, constituye
una condición necesaria e inaplazable para detener los procesos
de violación sistemática contra los derechos del Pueblo
Afrocolombiano. A pesar del reconocimiento formal sobre los
fenómenos de exclusión estructural y los impactos diferenciales
del conflicto armado sobre el Pueblo Afrocolombiano, la
adopción de políticas públicas efectivas que incidan sobre las
causas estructurales de los mismos, continúa siendo un proceso
incipiente que no tiene correspondencia con la magnitud y
características de las problemáticas que se están enfrentado, las
cuales están aniquilando sistemáticamente nuestras
posibilidades de supervivencia física y cultural. 4. La superación
de las condiciones que mantienen los procesos de
discriminación racial y exclusión contra el Pueblo
Afrocolombiano, y de manera especial contra la población
afrocolombiana en situación de desplazamiento forzado,
demandan de la garantía del derecho a la participación en todas
las etapas e instancias para el diseño, implementación,
seguimiento y evaluación de las políticas públicas que incidan
sobre nuestra vida. La producción de este tipo de documentos
se inscribe en el ejercicio de este derecho; de ahí que
esperamos que los mismos sean considerados por el Estado
colombiano en cumplimiento de sus obligaciones y por los
organismos internacionales de Derechos Humanos en el marco
de sus actividades orientadas hacia la promoción y protección
de los Derechos de los grupos étnicos. En esta perspectiva
consideramos que la garantía de la participación de la población
afrocolombiana en relación con las políticas públicas contra la
discriminación racial demanda del Estado un esfuerzo por dar a
conocer las evaluaciones que elabora al respecto. En este
sentido, valoramos como insuficientes los procesos de
divulgación que se realizaron en relación con el Informe que el
Estado colombiano está poniendo en consideración del CERD
en su 75 periodo de sesiones.

Valoraciones sobre la situación los derechos humanos de la


población afrocolombiana en situación de desplazamiento
forzado Referentes 6. El Pueblo Afrocolombiano constituye una
“mayoría étnica” tanto a nivel cuantitativo como en la dimensión
cualitativa, porque no solamente podemos llegar a representar
entre el 18%-26% de total de la población colombiana, es decir,
entre 7.8 y 11.6 millones de afrocolombianos, sino que nuestro
universo cultural ha sido ampliamente incorporado por la cultura
colombiana en general. Los resultados del Censo 2005, con una
estimación de 4.261.996 ciudadanos afrocolombianos, como lo
han indicado algunas organizaciones (AFRODES, 2008),
aunque constituye un avance en el reconocimiento del peso
demográfico de la población afrocolombiana, que debe ser
referente obligado para que el Estado ajuste sus políticas
públicas, continúa expresando los fenómenos de invisibilidad
frente a nuestro Pueblo. 7. La exclusión estructural del Pueblo
Afrocolombiano continúa registrando niveles críticos que han
sido documentados históricamente en forma sistemática.
Originada en la experiencia histórica de la esclavitud, persiste en
la actualidad a pesar de los avances y logros que en materia de
bienestar ha alcanzado el resto de la población afrocolombiana y
de las contribuciones de las comunidades afrocolombianas a la
riqueza material y cultural del país. 8. La identificación de la
exclusión estructural del Pueblo Afrocolombiano queda en
evidencia clara al observar el comportamiento de los indicadores
de calidad de vida en las regiones del país habitadas
mayoritariamente por población afrocolombiana. En el conjunto
de municipios del pacífico colombiano y de otros municipios con
características demográficas y culturales similares, las
mediciones realizadas por el mismo Estado desde los años 70s
para el Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas, han
señalado que aproximadamente en promedio más del 85% de
los hogares en esos municipios viven esta situación de
exclusión. Una situación que en términos de este indicador se
ha repetido o profundizado en mediciones posteriores,
mostrando un cuadro de exclusión similar al encontrado en los
países más pobres del planeta. 9. El carácter estructural de la
exclusión del Pueblo Afrocolombiano fue nuevamente
comprobada en los últimos ejercicios orientados hacia la
formulación de un Plan Integral de Largo Plazo de la Población
Negra-Afrocolombiana, Palenquera y Raizal (2007–2019). Los
diferentes análisis en cada una de las dimensiones corroboran la
precariedad del Pueblo Afrocolombiano en cuanto al goce
efectivo de los derechos a la educación, la salud, la vivienda y el
trabajo. En este ejercicio, además, se pone en evidencia el
carácter estructural que subyace esta situación: una dinámica
estructural en la que la ausencia de un esfuerzo político e
institucional para garantizar el derecho a la igualdad, limita las
posibilidades para el desarrollo de competencias para el
ejercicio de la autonomía ciudadana.4 10. El desplazamiento
forzado de población afrocolombiana debe comprenderse como
el resultado de factores estructurales que trascienden las causas
inmediatas relacionadas con las dinámicas del conflicto armado
colombiano durante los últimos años.

Вам также может понравиться