TRABAJO SOBRE =los derechos humanos en Colombia, y los
derechos humanos en los afrocolombianos Los derechos humanos colombianos son inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional étnico, religión, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Estos derechos son interrelacionados, interdependientes e indivisibles. Los Derechos Humanos son fruto, así mismo de toda una evolución histórica que ha recopilado la experiencia cultural de civilizaciones milenarias. Los Sumerios Romanos, Griegos y la Biblia Judeocristiana registran principios que se consideran base de los parámetros recogidos por organismos internacionales como las Naciones Unidas para llegar a lo que hoy conocemos como la Declaración Universal de los Derechos humanos. En Colombia, a pesar de los continuos conflictos internos, se ha gestado la tradición de conformar un Estado de Derecho que si no garantiza en su totalidad el cumplimiento y respeto a los DDHH, si se preocupa por ratificar todos los convenios internacionales que versen sobre el tema y crear políticas de estado tendientes a disminuir y minimizar el impacto que la violación de los Derechos de la Población civil tiene en el contexto nacional. En desarrollo de este esfuerzo, ha logrado el respaldo de la comunidad internacional, organismos multilaterales y sobre todo de la sociedad civil que esta cansada de la violencia y ve, en los esfuerzos del gobierno, una salida esperanzadora para los conflictos internos.
El propósito de los Derechos Humanos es defender a los
seres humanos de la opresión y el abuso que otros cometan en su contra.1 Sin embargo, su respeto en la cotidianidad de algunos países es un serio reto para los Estados, y por lo tanto, para los entes internacionales encargados de velar por ellos. Un caso concreto que permite evidenciar las particularidades del problema mencionado es el colombiano. Durante más de 50 años, Colombia , el país, ha vivido un conflicto armado que ha causado una constante y sistemática violación a los Derechos Humanos de sus habitantes, principalmente aquellos residentes en el sector rural. Tan sólo en el año 2003 se presentaron, por cuenta de los grupos ilegales 23.013 homicidios, 3.387 secuestros extorsivos, 121 masacres y cerca de 175.270 nuevas personas desplazadas.2 , cifras que paulatinamente aumentaron hasta llegar a constituirse en una alerta global. Una situación que, en el caso de Colombia, se ve de manera evidente en el sistema penitenciario y carcelario, cuya crisis ha provocado la declaración de Estado de Cosas Inconstitucionales en más de 5 ocasiones pro parte de la Corte Constitucional. Enfrentar y detener dicho fenómeno se torna cada vez más complicado al existir la dificultad de definir y atribuir dichas violaciones; sin embargo los derechos humanos implican obligaciones a cargo del Estado; por lo tanto, es el Estado el responsable de respetarlos, garantizarlos o satisfacerlos, así como de su incumplimiento o violación. Los actores armados del conflicto interno como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) , las Autodefensas Unidas de Colombia(AUC), y la fuerza pública (ejército y policía nacional) estarían cometiendo infracciones al derecho internacional humanitario. por otra parte, se corre el riesgo de la impunidad de los autores materiales de delitos de lesa humanidad con la entrada en vigencia de la Justicia Especial para la Paz que busca administrar las acciones de los alzados en armas y mas recientemente de los militares y policías que actuaron en ocasión del conflicto armado. Ahora bien, algunas Organizaciones No Gubernamentales (ONG) han asumido el papel de recoger y divulgar las diferentes denuncias sobre violaciones de los Derechos Humanos. Sin embargo, la magnitud de la población afectada es tal que gran parte de las violaciones no llegan a ser reconocidas institucionalmente y permanecen en la impunidad. De igual forma, es necesario tener en cuenta que existe una disputa entre el gobierno colombiano y las ONG a la hora de sustentar, cualitativa y cuantitativa-mente, la realidad del fenómeno. Es por eso que muchas de ellas han acusado al gobierno de persecución política. Lo anterior puede ser entendido bajo la diferencia ideológica presentada por cada uno: las ONG con una posición critica y pasiva, frente a la posición del gobierno colombiano, que ha radicalizado su discurso y ha atacado a muchas de las organizaciones de derechos humanos.3 Además de lo expuesto hasta el momento, la evidencia es una paradoja al presentar un nivel de violencia muy elevado –junto a una constante impunidad- y una sobreabundancia de normas y leyes que, al no ser respetadas, acaban en demostrar la leyes del Estado. El caso de todo el mundo es un claro ejemplo de cómo un discurso, como el de los derechos humanos, bajo condiciones de conflicto y violencia, genera una gran dificultad para ser llevado a la práctica. Se encuentra, entonces, que tanto el discurso como la realidad carecen de una misma orientación y que aspectos como los Derechos Humanos no deben ser estudiados y exigidos de la misma forma que se hace en otros contextos y sociedades, donde la violencia y la desigualdad no son algunos de los factores que los caracterizan. Perspectiva de los líderes políticos[editar] El panorama político antes y después del conflicto ha variado mucho desde el punto de vista de las perspectivas políticas en Colombia. En el 2016, el Presidente Juan Manuel santos se posicionó y puso de moda el concepto de la tercera vía en Política. De esta manera pudo adaptarse fácilmente a las propuestas venidas de uno y otro sector de opinión en un país polarizado por más de 50 años de conflicto armado. Pero luego del triunfo del no en el plebiscito por la paz adelantado en el 2016, la opinión pública se radicalizó entre los postulados de ultra derecha del expresidente Alvaro Uribe Vélez quien pregona, no sin razón, la seguridad nacida del ejercicio de las instituciones, especialmente de las fuerzas armadas, y por otro lado la propuesta de izquierda presentada por las FARC, grupo armado al margen de la ley con el que se pretende llegar a un acuerdo de paz sostenible y perdurable. Gracias al ejercicio democrático y el esfuerzo por la finalización el conflicto, el Presidente Colombiano ganó el Premio Nobel de la Paz. Sin embargo, el panorama de Derechos Humanos no ha mejorado ostensiblemente según los reportes de Human Right Watch, que sigue denunciando la muerte de defensores y defensoras de DDHH, líderes comunales y cívicos, aumento en cultivos ilícitos, explotación indiscriminada de oro y coltán y la esclavitud de pueblos indígenas por las mafias del narcotráfico y los grupos al margen de la ley. Poco antes de las elecciones presidenciales de Colombia de 2010, Antanas Mockus, Rafael Pardo, Gustavo Petro, Noemí Sanín, Juan Manuel Santos y Germán Vargas Lleras, los candidatos a la presidencia, expresaban su punto de vista sobre los derechos humanos en una entrevista.4 Sin embargo, el 2018 plantea un panorama mas complejo en cuanto al nuevo enfoque del posconflicto. Aunque la mayoría de los candidatos son exactamente los mismos de hace diez años, la realidad nacional ha cambiado al punto de exigir nuevas interpretaciones pro parte de quienes se postulan a la Presidencia del a República. Preguntados sobre la situación general de los derechos humanos en Colombia, mostraron diversos grados de preocupación y diferentes percepciones del origen principal del problema. En cuanto a la gravedad de la situación actual, Juan Manuel Santos fue el más optimista y Rafael Pardo el más negativo. En cuanto al origen, Juan Manuel Santos lo asoció al terrorismo, Noemí Sanín al narcotráfico, Germán Vargas Lleras con la impunidad, Gustavo Petro y Rafael Pardo se fijaron más en los agentes del estado y los paramilitares, y Antanas Mockus señaló la necesidad de coherencia: luchar contra la delincuencia desde la legalidad democrática. Hoy los candidatos han variado su discurso de la necesidad de terminar el conflicto armado, a la necesidad de consolidar la PAZ pero con justicia social y si demasiadas concesiones a los adminstiados. En ese entonces, Juan Manuel Santos destacó que el combate a las bandas criminales debía ser una prioridad coordinada desde el Ministerio de Defensa, pero que estas eran mucho más débiles y menos ideologizadas que las desmovilizadas AUC. Antanas Mockus resaltó la importancia de la fuerza de la presión social a la hora de rechazar y superar al narcotráfico. Sin embargo, ahora, años después de la entrevista, las posiciones han variado a favor y en contra de un solo asunto: el nuevo acuerdo para el fin del conflicto armado. Esta situación, ha generado el ambiente propicio para la conformación de Observatorios de Derechos Humanos, colectivos organizados de defensores y defensoras de DDHH que se forman y promueven el DIH y los DDHH sin distingo de etnia, credo, opinión política o posición social. El Observatorio de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario nació en 1999 para hacer seguimiento, desde el Estado colombiano, a la situación de derechos humanos, violencia y confrontación armada que se presentaba en el país.
El Observatorio de Derechos Humanos y DIH se especializó, en
principio en el tratamiento de información relacionada con los derechos a la vida, libertad e integridad. En los últimos quince años avanzó en la recolección de información relacionada con grupos sociales o autoridades que por razón de su actividad son objetivo de agresiones en su contra, como en los casos de sindicalistas, docentes, alcaldes, exalcaldes, concejales y periodistas.
Con la formulación del Plan Nacional de Desarrollo 2010-2014 y
del Decreto 4100 de 2011, se generó una evolución en la dinámica de análisis, incorporando variables que dan cuenta del goce efectivo de derechos y se agregaron indicadores de derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, desde la aplicación de los principios de universalidad, integralidad, interdependencia e indivisibilidad de los derechos humanos.
De igual forma, se realizan análisis sobre derechos de las
víctimas y otros grupos en condiciones de vulnerabilidad, desigualdad e inequidad: mujeres, pueblos indígenas, comunidades negras, afrocolombianas, afrodescendientes, raizales, palenqueras, Pueblo Rom; población sexualmente diversa (LGBTI), personas con discapacidad, adultos mayores, minorías culturales entre otros Derechos humanos de los afrocolombianos
La Asociación de Afrocolombianos Desplazados (AFRODES)1,
en cumplimiento de su misión orientada a la promoción, protección y restitución de los Derechos Humanos de la población afrocolombiana en situación de desplazamiento forzado, ha desarrollado continuamente trabajos analíticos a través de los cuales realiza un monitoreo y evaluación, tanto a los impactos de los fenómenos del desplazamiento sobre las comunidades afrocolombiana como a la efectividad de las respuestas institucionales para atender los mismos. El presente documento ofrece una síntesis de los hallazgos, análisis y recomendaciones de un conjunto de cuatro Informes2 de este tipo: tres de ellos producidos con el apoyo de Global Rights- Partners for Justice y un cuarto elaborado conjuntamente con otras organizaciones afrocolombianas auspiciado por la ACNUR. 2. La discriminación racial y la exclusión (social, económica, política y cultural) son realidades vigentes en la experiencia contemporánea del Pueblo Afrocolombiano3, y de manera agravada para la población afrocolombiana en situación de desplazamiento forzado. La ausencia de un reconocimiento estatal sobre las interrelaciones entre estas dos formas de vulneración a los derechos fundamentales de este grupo étnico, en razón de una concepción limitada de la categoría “discriminación racial”, se constituye en uno de los factores críticos que impiden la adopción de las políticas públicas requeridas para transformar estas realidades. Los trabajos analíticos de AFRODES y otras organizaciones afrocolombianas buscan contribuir a la visibilización de estas interrelaciones y la construcción de alternativas para superar los fenómenos de discriminación racial y exclusión. 3. El reconocimiento de la dimensión étnica implicada en los fenómenos de discriminación, violencia y exclusión que se registran en Colombia, constituye una condición necesaria e inaplazable para detener los procesos de violación sistemática contra los derechos del Pueblo Afrocolombiano. A pesar del reconocimiento formal sobre los fenómenos de exclusión estructural y los impactos diferenciales del conflicto armado sobre el Pueblo Afrocolombiano, la adopción de políticas públicas efectivas que incidan sobre las causas estructurales de los mismos, continúa siendo un proceso incipiente que no tiene correspondencia con la magnitud y características de las problemáticas que se están enfrentado, las cuales están aniquilando sistemáticamente nuestras posibilidades de supervivencia física y cultural. 4. La superación de las condiciones que mantienen los procesos de discriminación racial y exclusión contra el Pueblo Afrocolombiano, y de manera especial contra la población afrocolombiana en situación de desplazamiento forzado, demandan de la garantía del derecho a la participación en todas las etapas e instancias para el diseño, implementación, seguimiento y evaluación de las políticas públicas que incidan sobre nuestra vida. La producción de este tipo de documentos se inscribe en el ejercicio de este derecho; de ahí que esperamos que los mismos sean considerados por el Estado colombiano en cumplimiento de sus obligaciones y por los organismos internacionales de Derechos Humanos en el marco de sus actividades orientadas hacia la promoción y protección de los Derechos de los grupos étnicos. En esta perspectiva consideramos que la garantía de la participación de la población afrocolombiana en relación con las políticas públicas contra la discriminación racial demanda del Estado un esfuerzo por dar a conocer las evaluaciones que elabora al respecto. En este sentido, valoramos como insuficientes los procesos de divulgación que se realizaron en relación con el Informe que el Estado colombiano está poniendo en consideración del CERD en su 75 periodo de sesiones.
Valoraciones sobre la situación los derechos humanos de la
población afrocolombiana en situación de desplazamiento forzado Referentes 6. El Pueblo Afrocolombiano constituye una “mayoría étnica” tanto a nivel cuantitativo como en la dimensión cualitativa, porque no solamente podemos llegar a representar entre el 18%-26% de total de la población colombiana, es decir, entre 7.8 y 11.6 millones de afrocolombianos, sino que nuestro universo cultural ha sido ampliamente incorporado por la cultura colombiana en general. Los resultados del Censo 2005, con una estimación de 4.261.996 ciudadanos afrocolombianos, como lo han indicado algunas organizaciones (AFRODES, 2008), aunque constituye un avance en el reconocimiento del peso demográfico de la población afrocolombiana, que debe ser referente obligado para que el Estado ajuste sus políticas públicas, continúa expresando los fenómenos de invisibilidad frente a nuestro Pueblo. 7. La exclusión estructural del Pueblo Afrocolombiano continúa registrando niveles críticos que han sido documentados históricamente en forma sistemática. Originada en la experiencia histórica de la esclavitud, persiste en la actualidad a pesar de los avances y logros que en materia de bienestar ha alcanzado el resto de la población afrocolombiana y de las contribuciones de las comunidades afrocolombianas a la riqueza material y cultural del país. 8. La identificación de la exclusión estructural del Pueblo Afrocolombiano queda en evidencia clara al observar el comportamiento de los indicadores de calidad de vida en las regiones del país habitadas mayoritariamente por población afrocolombiana. En el conjunto de municipios del pacífico colombiano y de otros municipios con características demográficas y culturales similares, las mediciones realizadas por el mismo Estado desde los años 70s para el Índice de Necesidades Básicas Insatisfechas, han señalado que aproximadamente en promedio más del 85% de los hogares en esos municipios viven esta situación de exclusión. Una situación que en términos de este indicador se ha repetido o profundizado en mediciones posteriores, mostrando un cuadro de exclusión similar al encontrado en los países más pobres del planeta. 9. El carácter estructural de la exclusión del Pueblo Afrocolombiano fue nuevamente comprobada en los últimos ejercicios orientados hacia la formulación de un Plan Integral de Largo Plazo de la Población Negra-Afrocolombiana, Palenquera y Raizal (2007–2019). Los diferentes análisis en cada una de las dimensiones corroboran la precariedad del Pueblo Afrocolombiano en cuanto al goce efectivo de los derechos a la educación, la salud, la vivienda y el trabajo. En este ejercicio, además, se pone en evidencia el carácter estructural que subyace esta situación: una dinámica estructural en la que la ausencia de un esfuerzo político e institucional para garantizar el derecho a la igualdad, limita las posibilidades para el desarrollo de competencias para el ejercicio de la autonomía ciudadana.4 10. El desplazamiento forzado de población afrocolombiana debe comprenderse como el resultado de factores estructurales que trascienden las causas inmediatas relacionadas con las dinámicas del conflicto armado colombiano durante los últimos años.