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LA MASONERÍA •
!
EL (¡ATOLIt¡ISM(>i
t-:STljD!0 COMPARADO
BAJO EL ASPECTO DEL DERECHO COMÚN
1 AS 1NS1 ITUCiO.NES
Y SU I,
INFLUENCIA SOCIAL
>
MONT-EVIDKO
DITOR: ANDRÉS RÍUS
C»1Ip S.irk!i'>. iKinii-rt I.'»7
iUCOS Y MASONES
\
Á
CATÓLICOS Y M ASONE S^-^:-jJ71:
:,'0V
LA MASONERÍA V^.-o
Y
EL CATOLICISMO
ESTUDIO COMPARADO
MONTEVIDEO
EDITOR: ANDRÉS RÍUS
— SORIANO — 157
1884
Imprenta y Encuadernación de Rius y Bf.cchi
ir)2 — SORIANO — 134
CATÓLICOS Y MASONES
Estado de la cuestión
cera.
Si tan alto se proclama él derecho de examinarlo
todo y de darnos cuenta de la naturaleza é impor-
;
tión es de instituciones.
Por lo demás, pido á los espíritus rectos que
lean con toda imparcialidad el presente juicio
crítico sobre la Masonería, y creemos que si se
y libros inmundos.
Era la obra de la impiedad encarnada en el
incredulidad.
Pues bien, « de esa inmenso sumidero de basuna, »
LA MASOKERÍA Y EL CATOLICISMO 21
'
y graduales, y no todos
tiénc iniciaciones desiguales
los m-asones son iniciados en los mismos secretos.
Así en la iniciación del Gran Maestre Escocés, se
dice al elegido : « Por este grado un muro impene-
trable se levanta y los profanos y
entre nosotros
aun entre muchos de nosotros mismos. Debéis . .
LA MASONERÍA Y EL CATOLICISMO 35
II
ocultaba.
8. ' Que la Masonería, aunque pública en cuanto
al hecho de su existencia, es esencialmente secreta en
su organización y como institución ;
pues sería ridí-
examinada bajo
LA Masoneríacomo aspecto de
sociedad secreta
turaleza una
el
es
su na-
institu-
y el desorden social.
En efecto : toda asociación debe tener un fin v
un objeto que determinan su naturaleza y que de-
ben ser lícitos conforme á las leyes del Estado en
que reside: un fin ilícito no goza de las garantías
del derecho de asociación; por eso no podría ser
permitida por la ley una sociedad que se propusie-
ra el comercio de la una comandita
esclavatura, ui
de ladrones, estafadores, Ahora bien siendo se-
etc. :
II
LA MASOSF.RÍA Y Eh CATOLICISMO 53
y medios de realizarlo.
Ahora bien, dijimos que la Masonería en su es-
tado actual respondía á la realización de las teorías
del liberalismo y del racionalismo. Y asi es en efecto:
el finy objeto fundamcutal de la Masonería baj o
sus múltiples formas no es otro que conseguir gra-
dualmente la abolición de toda relioión posltli''i,
que ella llama superstición y fanatismo : asi es que
los célebres MM.-. Ragón, Clavel, Bazot, y Brus-
Avich, autores clásicos do la Masonería Universal,
declaran en sus Rituales y Cursos filosóficos sobro
la Institución, que uno de los Orden es
fines de la
obtener (¡v.e los adeptos masones renuncien d
toda religión positiva, co;no es el cristianismo, s tsti-
tuyéndola por la religión y moral universal, que
apellidan religión natural y moral independiente,
única que conviene, según ellos, á una institución
universal, cual es la Masonería.
Y que ese fin sea obligatorio en su propaganda
se deduce, por ejemplo del juramento del H.*. ca-
ballero de Oriente : « Juro, dice, propagar por doquiera
que esté los derechos del hombre, y de no seguir
56 LA MASONERÍA Y EL CAT0LICIS5I0
LA MASOXERÍA Y EL CATOLICISMO 57
hay más
Pero Jesucristo, de quien dirán
:
y
jjrodainarán todos los s¡<jlos, que no ha nacido
ni nacerá entre los hijos de los hombres otro
más grande que él, dijo do sí mismo Yo soy la :
II
en la Iglesia Católica ! En
nada hay oculto,ellas
LA masonería y el CATOLICISMO G5
en y plan
el fin social, es idéntica á la Masonería
Universal, como lo declaran sus Estatutos civiles.
VIII
de la conciencia.
Es cierto que ella nos dice que enseña las virtu-
II
LA MASOXEEÍA Y EL CAXOLICISitO 87
II
LA MASONERÍA Y EL CATOLICISMO 97
En
efectb nada está más evidentemente probado,
:
III
»
;
gobernador.
Al salir éste, había recibido una estocada en cl
liombro derecho ;
llegado á la calle do San Antonio,
<; todo cl mundo le arrancaba los cabellos y le daba
de golpes. » Bajo la arcada de San Juan estaba
ya <; muy herido. » Al su derredor los unos decían:
LA MASONERÍA Y EL CATOLICISMO lli>
La Masonería y la Democracia
Masonería
POR ser la la antítesis del Evangelio,
esos
Masonería sabe y gusta
nombres mágicos que
constituyen el honor de la civilización de los pueblos
cristianos. Beneficencia, caridad, filantropía, instruc-
ción, propagación de las luces : he aquí nombres
augustos que coronan de gloria inmortal las institu-
ciones del siglo XIX. La beneficencia y la ilustra-
ción científica realizan prodigios gigantescos en las
sociedades modernas á pesar del egoísmo, corrupción
y doctrinas erróneas del campo heterodoxo.
La religión del divino Redentor de la humanidad
es luz y amor: por eso las naciones que ella ama-
mantó y civilizó esparcen con vividos resplandores
la ilustración y la beneficencia que se han inoculado
en su vida y en su ser. ¿ Qué significan, sino, esas
innumerables instituciones de humanidad, caridad,
educación y ciencia, como hospitales, asilos, orfa-
notrofios, universidades y academias, que pululan
por doquiera y que por vez primera fundó la Igle-
mostrar.
Desde luego se nos ofrece la siguiente observa-
ción: la Masonería afirma que la Iglesia la condena
y anatematiza porque es enemiga de las instituciones
humanitarias y adversa á la ilustración y á la cien-
cia. Pero ¿quién podrá tener asaz candidez para
convencerse de que la Iglesia condena á la Masone-
ría por ser sociedad filantrópica y propagadora de
las luces ?
caridad cristiana.
Al espectro de esa pálida y descarnada filantropía
masónica, opondremos, para no dejar hablar m'is á
la Masonería de sentimientos humanitarios, el bri-
mismo que ha
LApretendido
Masonería, lo la incredulidad,
desacreditar al catolicismo calificán-
dole de oscurantista, y haciéndose eco dol racio-
nalismo, ha proclamado que existo incompatibilidad
entre la ciencia y la profesión de Aun-
fé ojitólica.
lo de positivismo.
Y cu efecto, ¿ por qué han de representar la cien-
en materias de religión i.
Basta para confirmarlo un ejemplo clásico, capaz
de hacer temblar á cualquiera que piense en los des-
tinos de ultratumba. Estando de muerte el célebre
director del Observatorio Astronómico de París, Fran-
cisco Arago, su amigo el docto Moigno le invitó á
convertirse á su Dios. ¿Y sabéis lo que respondió
oste sabio? Causa profundo dolor su ingenua con-
fesión. Mi querido amigo, usted sabe que educado
«
7
ÍG2 r,.v MASOXLPj.v y :x c.vtoi.ici.sml)
los sordo-mudos.
Xadio, absolutamontc nadie so lia preocupado r,or
sino para reali/:ar sus planes c'e <!,.<'_, ¡t'^i ¡^ar las
sociedades, !ia puesto un esncáal ceiila'ío. i'cs.l.! jí'.'íi!-
tianos.
Pues si estudiaran con ánimo independiente y libre
de preocupaciones la .,histor¡a de la civilización en
Guizot, Thiers, Eanke, Macaulay, Thierry y C'sar
Cantú, les sucedería lo quo á Lord Pupón, que ha-
biendo recibido encargo de la Masonería de demos-
trar cu non:brc de la civilización y de la historia
LA MASOXi.r.i.V Y V.L CAT.OMCISJIO 105
gún la Masonería.
Del Gran Oriente de C6!gica s-iüú un proveer»
de ley en 23 art'riiln^, do los c i d s '; :
a cl 1." :
todos gjucros.
Del mismo modo examinando la iniiuencia do h
¡nstracción sobre la moral de los detenidos, los dí-
LA MASONERÍA Y EL CATOLICISMO 1 ,9
ojempío.
XV
nombre augusto
de civilización, pretendiendo hacer creer á las socie-
dades quo ella es una institución civilizadora: va-
raos á demostrar, sin embargo, que es la remora más
colosal para la civilización de la humanidad.
Parece increíble ! El mundo salió del caos de la
corrupción, de la ignorancia, de la superstición y
de la barbarie por los esfuerzos heroicos del cris-
tianismo ;
llegó al apogeo de la gloria : y al contem-
plarse sentado en la cumbre
progreso y de la
del
civilización, hijos desnaturalizados, desconociendo el
legado paterno, juraron la muerte y el anonada-
miento de la Iglesia.
He aquí el papel respectivo del Catolicismo y la
Masonería ente las conquistas de la civilización.
Lo vamos á examinar á grandes rasgos.
La civilizíición, tomada en su significado más pro-
pio, consiste en el perfeccionamiento de la sociedad
bajo el aspecto del reconocimiento y práctica de los
174 LA MASOXKKÍA y el CATOLICiS^Io
en la sociedad.
mentís solciniic.
n
Cuando el masonisnio hace esí'uerzos desesperados
para negar á la Iglesia la eterna gloria do haber
civilizado al mundo, pretende distraer la atención d -
delirio vertiginoso.
niidadi.
espíritus (ai;ai-aa -ra < \t.n- las •.-.ríd-s id- 'as quü osas
iiiildo evangelizador.
J*ero ya está visto ;
tan licroica ab:ici?ación es ro-
])utada por la Masonería delirios del fanarisino: i üos
lian ideado orra mauera más pulcra y fácil de fo-
mentar la filantropía y la civilización con ios pom-
posos discursos d^ Oradores, grandes y
lo'^ HIl.-.
])"íquefíos, en medio do opíparos banquetes.
:
XVII
la Masonería
que el prin-
Uni-
versal es la organización del sistema más corrup-
tor que podía idearse en los tiempos modernos.
Pero ahora vamos ú probar cómo la Masonería se
propone sistemáticamente corromper las masas para
descatolizarlas.
Ya liemos visio que el do la Masonc-
fin esencial
Popidaricemos el
r.os. vicio en las masas: esta-''
« éxito.
« Lo esencial es aislar al hombre de su fami-
€ lia, hacerle perder los usos y costumbres que en
« ella hay. Por la inclinación de su carácter está
« bastante dispuesto á huir de los cuidados de su
« casa y correr tras placeres fáciles y prohibidos.
« Son muy á propósito las largas conversaciones
I
especialmente instruidos.
Miradlos, observadlos y en la temprana edad los
contemplareis ya capaces de todas las inípiodadcs y
modelos do corrupción.
Absolutamimte faltos de instrucción religiosa y.
lencio !
j
Esto es infame y horroroso ! Esto es desempeñar
el papel del traidor Judas.
Pero ¿ cómo extrañarlo ? La hipócrita y sacrile-
ga secta, en los primeros aiíos del pontificado del
gran Pío IX, con el fin de engañarlo no se cansaba
de aclamarlo y victorearlo calurosamente y lo que ;
II
destinos de la civilización.
¿Cómo, pues, la Masonería lial)ía Ao. úc^midro: el
dar y de amar. »
fonio Jiosotros. f
El epostolado de la mujer
V. Raulica.
NO se equivoca la Masonería
peranzas en la corrupción de la mujer y la po-
al colocar sus es-
cristianismo.
Notaremos desJe luego que por ley natural y ge-
neral existen en el orden social dos fticrzas, dos po-
deres que ejercen su influencia decisiva en el mundo :
II
III
lY
pueblo.
Sí; osos lugares deciden el tono social de nu pue-
blo; pero quien lo da es la mujer, hasta el punto
de no poder nada menos sin la com-
el hombre, al
reprobación negativa.
¿ Quiere acabar con las representaciones teatrales
indecorosas ó inmorales que han prostituido el teatro
moderno? Como no es posible suprimir el teatro en
una sociedad civilizada, siendo al mismo tiempo una
de las diversiones mis nobles, basta que las rcpruebe
y ésto de la manera que menos sacrificio impone la :
V
Pero la acción de la mujer no se limita á comu-
nicarnos ese barniz exterior que brilla en las rela-
ciones del mundo: va mucho más lejos; ella deter-
mina el grado de moralidad de todo un pueblo, sin
que exista resistencia posible á la perseverante tena-
cidad del apostolado de la mujer.
No pretendemos afirmar que la mujer sea la cau-
sa de las pasiones del hombre, ni que el hombro
carezca de culpa en la degradación de una
moral
sociedad, pues consta, como lo hemos indicado, quo
es el hombre el que ha organizado la corrupción
de la mujer por todos los medios posibles, y de una
238 LA M.VSOSERÍA Y EL CATOLICISMO
libertad do conciencia.
Los pueblos engañados con nombres tan seducto-
res como libertad 6 independencia del espíritu hu-
mano, no advirtieron que el programa de la Maso-
nería no podía sor A'erdad sino en la hipótesis de
que Jesucristo no hubiese sido más que un vulgar im-
postor y sobre todo no se advirtió que la Masonería
;
vedad.
- En verdad, exclama un escritor ilustre, qi'.e es
el último grado de hum'dlacióa y dkgradacióx que
¿Hiede sufrir la dignidad de la xatukaleza hu-
maxa. Nada es la esclavitud en comparación del es-
tado de abyección á que se reduce un adepto de la
Masonería. El esclavo soporta su desgracia por la
fuerza .... mas el adepto de las logias masónicas
se degrada por su propio capricho se compromete ;
Controversia histórica
SAVOXAIíOLA Y VAXl.VI
groso.
La Iglesia habría condenado sus errores amones-
tándole y nada más. De La Porta, cuya iniciación
masónica es conocida, que expuso los principios de
la magia, y que formó en Ná polos hi Sociedad de
los Secretos, á la que no eran admitidos sino los
muy calificados, fué denunciado en Eomn, adonde se
personó para disculparse, sin que nadie lo molesta-
ra de allí como tampoco lo fueron JPa-
en adelante;
racelso, que hablaba do la cabala como de una re-
velación divina; ni C'arJano, predilecto maestro
de Yanini, que ensalzaba las singulares virtudes del
mágico sello triangular (que es el do la Masonería )
LU!S XIV
FELIPE II
lumniado ;
sino, como dice A'oltaire, que hayan enga-
ñado á toda la Europa y haya existido tanta cre-
dulidad para admitir acusaciones tan absurdas,
como las inmoralidades, crímenes y cnvcncnamictitos
quo se le atribuyen.
XXill
Controversia ciantiTica
II
IV
mación específica.
Pero vamos á preocuparnos del origen del hom-
bre, que es lo importante para la verdad católica.
El hombre no es una derivación del cuadrumano
como afirma el transformismo heterodoxo. En este
punto la ridiculez ha sido suma: viajeros ingleses
llegaron hasta el punto do decir que en Abisinia
existíanaun hombres con cola llamados Xiams-Niams,
término medio entre el negro y el mono á este ;
ros y geológicos.
Los mis antiguos restos humanos pertenecientes
ú la época antidiluviana, revelan organismos idénti-
cos por sa cjtriiofcui'a y por la adaptación muscular
LA MASOXenÍA Y EL CATOLICISMO 28í)
ha de
LA VoUaireMíisonoi-.'a ilcclai'íido qiio
y el de la Revolución francesa : el
su fin es el
y ha llamado el terror. »
se
Porque era aborto de la incredulidad, ha podido
decir Laboulaye de la república francesa « Hay :
II
se opusiesen.
Se hizo aparecer á las monjas de costumbres co-
rrompidas, so pagó á una mujer desvergonzada para
que se presentase en la barra de la Asamblea á re-
III
y social.
en el magno de
cícámlalo la humanidad y engendró
la más brutal ferocidad en los revolucionarios, véase
lo que Garnier de Cassagnac en su üistoria de los
(jirondlnos dice de la sublevación del 10 de Agosto
y entrada del pueblo al palacio de las Tullerlas,
donde estaba el Rey con su familia c Se pasó todo :
IV
Cuánta
¡ lección y cuánta verdad en el paralela
308 LA MASONliRlA. Y EL CATOLICISMO
Epílogo ~ Conclusión
llotina, como
pérdida de las almas y la corrup-
la
ción de las costumbres, porque al fin y al cabo,
como ya desde antiguo advertía Tertuliano, la san-
gre de los mártires es semilla de cristianos.
El catolicismo no teme ser herido de muerte, pues
la misma incredulidad, que califica de infame á Je-
sucristo, se encarga de declarar ante el mundo que
el infame renace cada vez más vigoroso. El cato-
licismo no teme las persecuciones : yk las había pre-
dicho Jesucristo junto con la promesa de la vic-
toria : « En el mundo padeceréis persecuciones ;
pero
no temáis ;
yo he vencido al mundo. »
ir. Soler.
APÉNDICE
APÉNDICE
1£
.
« viado. »
Estas explícitas declaraciones del Fundador divino
del cristianismo, por las cuales identifica con su propia
autoridad y enseña la autoridad y enseñanza de la
Iglesia, dicen elocuentemente que jS'uestro Señor Je-
sucristo no realizó el ideal do su religión sino por
medio de la Iglesia, que ha ganado con su propia
sangre. De suerte que no puede separarse una da
APÉXDICE 325
IV
APÉNDICE 337
JOAQUIN,
obispo de Mai'tirópolis.
Reproche á los católicos indiferentes
¿ Qué
es para el egoísta esa patria que le sostie-
ne, segunda madre cuyo amor debe ocupar tam-
bién, porque así lo ha dispuesto la sabiduría del
Hacedor Supremo, un lugar preferente en el cora-
zón del hombro? La ve saturada de mortal vene-
¡
¡ Oh egoístas !
¿ Qué guardáis para el día que
arrastrados por el torrente do esa misma propagan-
da, ante cuyos gritos cerráis los oídos ;
propaganda
impía que todos los lazos relaja, propaganda sacri-
lega que ataca la más sagrada de todas las insti-
tuciones, propaganda maquiavélica que marcha de-
recha á su objeto sembrando la desmoralización, la
confusión, el desorden qué aguardáis; decimos, para
;
tudes humanas.
Si los hombres del error se unen para propa-
garlo, unámonos, pues, todos los católicos para com-
batirlo: si ellos á favor de las tinieblas forman sus
asociaciones, asociémonos también, bajo el dulcísimo
nombre de Jesús, pero á la clara luz del día, para
destruir el tenebroso influjo de sus imaginaciones:
si á la prensa apelan, apelemos á la prensa: si la
baratura de sus libros es el medio de que se sirven
para ponerlos al alcance de todas las fortunas, de-
mos gratis los nuestros, ó á precio tan reducido
que á todos alcance, que á todas las manos lleguen.
Esa es nuestra misión, ese el apostolado que en
nuestro siglo de combates nos toca cumplir; eso es
el camino más corto para destruir los errores que,
propagados por el celo satánico de unos y favoro-
344 LA MASOJÍERÍA T EL CATOLICISMO
lismo ;
dejad, en fin, que el lü re exámen pasee in-
solente su bandera por nuestros pueblos, y veréis
como desaparece la unidad social y la civilización.
APÉNDICE SEGUNDO
—
APÉNDICE SEGUNDO
—
< No concibo, Sir, dijo, que un gran hom-
bre como vos pueda admitir que el Ser Supremo sa
haya mostrado jamás á los hombres bajo una for-
ma humana, con un cuerpo, una cara, una boca y
ojos, en fin, semejante á nosotros. Que Jesús sea
todo lo que se quiera, la más vasta intaligencia, el
corazón más moral, el legislador más profundo, y
sobro todo el más original que haya jamís existido,
lo concedo; pero es simplemente un hombre que ha
adoctrinado discípulos, seducido gentes eródulas, co-
mo Orfeo, Confucio, Brama. El Dios judío ha re-
novado el prodigio de los tiempos fp.bulosos; ha
destronado, reemplazando, las divinidades griegas y
egipcias.
Un gran hombre sucediendo á otros grandes hom-
bres, Jesús se ha hecho adorar, porque, antes quo
él, sus predecesores, Isis y Osiris, Júpiter y tantos
otros, tuvieron el orgullo de hacerse adorar.
Tal ha sido el ascendiente de Jesús sobre su épo-
ca, el ascendiente de esos dioses, de esos héroes de
la fábula. Si Jesucristoha apasionado y uncido á
su carro las muchedumbres, si ha revolucionado el
mundo, no veo en ello sino el poder del genio y la
acción do una gran alma que invadió el mundo por
la inteligencia, como han hecho tantos conquistado-
res, Alejandro, César, como vof, Sir, ó Mahoma lo
hizo con la espada. »
Napoleón respondió
—
Conozco á los hombres; y os digo quo Jesús
no es un hombre.
350 LA MASONERÍA T EL CATOLICISMO
mites.
Todo esto es humano, todo está diciendo á vo-
ces: Soy la obra de las criaturas. Eso salta á la
vista, todo es imperfecto, inciei'to, incompleto; las
contradicciones hormiguean.
Toda esta maravilla de la Fábula alliaga á la
imaginación, pero no satisface á la razón. No es
con metáforas ni con la poesía que se puede esplí-
car á Dios, que se habla del orljen del mundo 6
que so revelen las leyes de la inteligencia.
II
espíritu humano.
Los impíos no han osado jamá|. negar la subli-
midad del Evangelio, el que les inspira una especie
de veneración forzosa.
APÉNDICE SEGUNDO 359
III
universo entero.
Y esta promesa loca, tan bien llamada por San
Pablo la locura de la cruz; esta predicción de un
miserable crucificado, se ha llevado á cabo cumpli-
da y literalmente. ... Y la manera como se reali-
zó es quizás más prodigiosa que la promesa.
No es ni en un día ni en una batalla que han
decidido.¿ Es acaso la vida de un hombre ? Nó es ;
mejor.
En esta guerra so encuentran de un lado todos
los reyes y todas las fuerzas de la tierra, y en el
nidad.
De la misma manera el horizonte de su imperio
80 extiendo y se prolonga á lo infinito ! El Cristo
reina más allá de la vida y más allá de la muerte!
el pasado y el porvenir lo pertenecen por igual el ;
IV
cosas exteriores.
¿ Qué relación hay acaso entre esta actividad y el
sentimiento religioso ? Veo en ello ciudadanos, una
ración,un legislador, un conquistador, pero en nin-
guna parte un pontífce.
¿Y quién sino Dios podía afirmar, con esa certi-
V
Una vez admitido el carácter de la divinidad del
Cristo, la doctrina cristiana se presenta con la pre-
humana.
¡Qué milagro! el alma humana, con todas sus fa-
M. Soler.
FIN
ÍNDICE
picmt
Masonería 2j
Cap. y — Organización de la Masonería en su doble
carácter de pública y secreta 29
Cap. VI — La Masonería como sociedad secreta bajo
al aspecto del derecho común .... 41
Cap. VII — La Masonería es la antítesis del catoli-
cismo )i
Cap. VIII — La Masonería es la organización del sis-
tema que engendra en las sociedades mo-
dernas la disolución de la moral y la más
espantosa corrupción de las costumbres . 69
Cap. IX — El lema masónico Libertad, igualdad, fra-
ternidad, es un plagio hecho al cristianismo,
funestamente alterado 89
Cap, X — La Masonería y la Democracia .... 117
Cap. XI — La filantropía y la propagación de las luces
en la Masonería 127
Cap. XII — Los prodigios de la caridad en el siglo
XIX comparados con la anemia filantró-
pica i?5
382 LA MASONERÍA Y EL CATOLICISMO
PitINt
Cap. XIII — i
El oscurantismo católico y su incompati-
bilidad con la ciencia 1
151
Cap. XIV — La Masonería en la cuestión de la ense-
ñanza lói
Cap. XV — La Masonería y el Catolicismo en sus re-
laciones con la civilización y el progreso . 17;
Cap. XVI — Táctica de la Masonería en reclutar adep-
tos 187
C. XVI! — El medio más eficaz de la Masonería para
descatolizar es corromper sistemáticamente 195
C. XVIll — Medios inicuos é hipócritas usados por
la Masonería para vencer los obstáculos
opuestos á sus planes 20J
Cap. XIX — La Masonería de adopción ó femenina . 21$
Cap. XX — El apostolado de mujer
la 225
Cap. XXI — La afiliación á la Masonería es incompa-
iiiííiliffl^
1 1012 00216 1018