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La salud como sistema “es el conjunto articulado y armónico de principios y normas; políticas

públicas; instituciones; competencias y procedimientos; facultades, obligaciones, derechos y


deberes; financiamiento; controles; información y evaluación, que el Estado disponga para la
garantía y materialización del derecho fundamental de la salud” (Ley 1751 de 2015).

El sector de la salud se define como “el conjunto de valores, normas, instituciones y actores
que desarrollan actividades de producción, distribución y consumo de bienes y servicios cuyos
objetivos principales o exclusivos son promover la salud de individuos o grupos de población”
(OMS, 2005). Y finalmente la OMS (1946) define la salud como “un estado de completo
bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.

La nueva Carta Constitucional de Colombia consagra la cláusula del Estado social de derecho
como fórmula política e ideológica del Estado Colombiano y consecuentemente, a lo largo de
la Constitución se establecen otra serie de preceptos que, de una u otra manera, desarrollan el
contenido material de la cláusula mencionada

De lo anterior se deriva una especial preocupación del constituyente por dar un piso fuerte a la
Carta de derechos incorporada en la Constitución sin distinguir, en principio, entre los
derechos civiles, políticos, sociales, colectivos o del ambiente. Estos derechos, reconocidos a
nivel internacional, aparecen en el constitucionalismo colombiano, en su gran mayoría, sólo a
partir de la promulgación de la Constitución de 1991 dentro de la cual fueron consignados en
los Títulos I y II y especialmente en el capítulo 2 del Título II.

De otra parte, el reconocimiento que hace la Constitución de 1991 de los derechos sociales en
los términos que acabamos de mencionar se acompañó de una serie de mecanismos para su
protección. De ellos la institución de nuevos órganos como la Corte Constitucional, encargada
de velar por la integridad de la Constitución, o el reforzamiento de las competencias en
materia de guarda de los derechos de los ciudadanos que ostenta el Ministerio Público –
Procuraduría y Defensoría del Pueblo, son sin duda uno de los pasos más importantes en este
sentido. Adicionalmente la nueva Carta creó -o re-creó, según el caso otra serie de
herramientas jurídicas para la protección de los derechos de los ciudadanos como las acciones
populares, las acciones de grupo o las acciones de clase –de carácter colectivo-, y la acción de
tutela –de carácter individual-.

En el marco de la Constitución colombiana de 1991 el derecho a la salud y la seguridad social


aparecen como servicios públicos cuyo soporte jurídico esta integrado por un amplio sistema
de normas que incluye tanto los artículos 44, 48, 49 y 50 de la Constitución, como por otra
serie de preceptos constitucionales tales como el artículo 11 –que consagra el derecho a la
vida-, el artículo 13 inciso tercero –según el cual el Estado protegerá especialmente a aquellas
personas que por su condición económica, física o mental se encuentren en circunstancias de
debilidad manifiesta-

sentencia T - 484 de 1992 la Corte ha procurado distinguir con claridad los momentos en los
cuales el derecho a la salud debe ser considerado simplemente como derecho prestacional de
configuración legal o aquellos en los que debe entenderse como un derecho fundamental. En
aquella ocasión la Corte señaló que la naturaleza jurídica del derecho a la salud conforma, en
su conjunto, una serie de elementos que permiten derivar de él dos acepciones: una según la
cual el derecho a la salud es un derecho de carácter asistencial o prestacional cuyo
reconocimiento impone acciones concretas al Estado, en desarrollo de los mandatos
legislativos, con el fin de prestar determinados servicios públicos para asegurar a los asociados
el goce "no sólo de los servicios de asistencia médica, sino también los derechos hospitalarios,
de laboratorio y farmacéuticos" . La segunda encuentra en el derecho a la salud un derecho
“potencialmente” fundamental, en la medida en que lo identifica como expresión directa del
derecho a la vida; atentar contra la salud de las personas equivale a atentar contra su vida

En la sentencia T-571 de 1992 la Corte señaló que el derecho a la salud, es uno de aquellos
derechos que pueden adquirir el carácter de fundamentales por conexión cuando su
vulneración o amenaza compromete derechos fundamentales como la vida, la integridad o el
trabajo, y en tal medida es susceptible de ser protegido por medio de la acción de tutela.

sentencia T-484 de 1992 la Corte consideró que la falta de atención médica podría implicar un
perjuicio irremediable para el paciente en tanto que los quebrantos de salud ponían en serio
peligro su derecho a la vida.

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