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Cuidado de las Mucosas y la Piel.

El objetivo principal es prevenir las úlceras por decúbito o la excesiva sequedad de las mucosas, a través de
una higiene, nutrición e hidratación adecuadas. La higiene bucal, junto con el estado de la piel, son el
termómetro de los cuidados del enfermo. Su perfecto estado, además de mejorar el confort, posibilita el
correcto cumplimiento de otras funciones: prevenir infecciones respiratorias, mejorar la absorción de
medicamentos, saborear los alimentos que se ingieren. Pero además, nos aseguraremos de:
1. Cambios posturales frecuentes y rotatorios cada dos horas, variando los decúbitos.
2. Mantenimiento de la piel limpia y seca, haciendo especial hincapié en el secado cuidadoso de los espacios
interdigitales, huecos articulares y pliegues cutáneos. Prevenimos el malestar del enfermo por irritaciones
dérmicas y malos olores por la humedad estancada en estas localizaciones.
3. Utilización de dispositivos de posicionamiento y redistribución del peso corporal (cojines, almohadas,…),
para eliminar la presión en los talones e impedir el contacto directo entre las prominencias óseas de los
talones.
4. Dieta equilibrada hiperproteica, pero a la vez encaminada a evitar la obesidad.
5. Aplicación de masajes corporales para estimular la circulación, sobre todo en los puntos óseos de apoyo.
6. Aplicación de friegas con alcohol tanino, sobre todo en los puntos de apoyo.
7. Higiene corporal con jabón acidificado (pH 5), con el mismo objetivo que el cuidado anterior.
8. Hidratación de la piel con lociones ácidas (pH 5), con el mismo objetivo que el cuidado anterior.
9. Mantenimiento de las sábanas sin pliegues, eliminando las arrugas que pueden aparecer en cada cambio
postural.
10. Movilizar al enfermo utilizando las sábanas como medio para desplazarlo, evitando el rozamiento de la piel
que puede dar lugar a quemaduras a veces importantes.
11. Aplicación de pomadas de vitamina A (Mitosit, Halibut, etc.) en pliegues cutáneos irritados, así como en
las potenciales erosiones perianales.
12. Utilización de colchones y cojines antiescaras: de aire, gelatina, agua, arena, etc. También puede resultar
útil, cuando hay incontinencia, la utilización de entremetidas de piel (Mullipel, etc.) que aislarán al enfermo de
la humedad entre los distintos cambios posturales.
13. Evitar la utilización de dispositivos o cojines de tipo anillo. Disminuyen la superficie corporal apoyada.
14. Evitar la utilización de tejidos y adornos irritantes u opresivos (sintéticos, lazos, cinturones,…).
15. Higiene bucal con antisépticos (elixires, agua con bicarbonato, agua oxigenada,…) o manzanilla con limón
e incluso sólo zumo de limón que favorecerá la salivación de forma fisiológica.
16. Aplicación de soluciones hidratantes (vaselina líquida, saliva artificial, milrosina,…) para la cavidad bucal,
aplicándolas también sobre los dientes para evitar la impactación de saliva sobre ellos.
17. Utilización de soluciones inhibidoras de la secreción salivar, o medicamentos afines (hioscina,
clorpromazina, atropina) cuando haya exceso de saliva, con babeo.
18. Utilización de aspiradores manuales para eliminar el exceso de saliva.
19. Mantenimiento adecuado de la hidratación labial, evitando la aparición de grietas o erosiones por
hipersalivación, o por excesiva sequedad. Repetición de los cuidados de la boca 4 ó 5 veces al día.
20. Humidificación ambiental nocturna para prevenir la sequedad excesiva de la mucosa bucal, por la
respiración y la relajación mandibular.
21. Los ojos pueden irritarse como consecuencia del parpadeo disminuido. Se limpiarán con suero fisiológico
4 ó 5 veces al día, poniendo después el colirio que recete el médico. Los ojos se limpian de la nariz hacia la
oreja cuando existe algún problema. Y desde la oreja hacia la nariz cuando no lo hay.
22. Los colirios se infectan rápidamente. Es por ello importante que al utilizarlos, el dosificador no toque el ojo,
ni el párpado ni las pestañas.
Cuidado de las Uñas.
Incluya el cuidado de las uñas de las manos y los pies en la higiene diaria del paciente. El aseo es el mejor
momento para realizar estos cuidados. A menudo, los pies y las uñas necesitan un cuidado especial para
evitar infecciones, malos olores, dolor y lesiones de los tejidos blandos. Con frecuencia, el paciente no es
consciente de que tiene problemas en los pies o en las uñas, ya que no siente ninguna molestia o dolor. En la
tabla 1 se muestran los problemas frecuentes de los pies y de las uñas. Para realizar los cuidados apropiados
de los pies y de las uñas, pida al paciente que proteja los pies frente a cualquier lesión, que los mantenga
limpios y secos y que lleve el calzado adecuado. Muéstrele cómo inspeccionar sus pies para detectar daños,
sequedad o síntomas de infección. Para mantener y fomentar la salud de los pies y las uñas sanas, es
recomendable que el paciente consulte a un podólogo regularmente, si es necesario. Esto es importante sobre
todo en pacientes afectados de EVP, diabetes, adultos mayores y en pacientes cuyo sistema inmunitario se
encuentra debilitado.

Los Espacios Geográficos y la División Política en Venezuela.


El principio de territorialidad establece que el territorio es el ámbito que limita la soberanía del Estado, y es por
consiguiente, el límite de la vigilancia de su ordenamiento jurídico, sin embargo, a este principio se opone otro
llamado principio de extra territorialidad, según el cual queda excluida de la soberanía territorial de un Estado,
una cierta parte del territorio, constituido por las sedes de las Embajadas Diplomáticas y Delegaciones que
serían generalmente las residencias de los representantes diplomáticos extranjeros acreditados en el
gobierno.

TÍTULO II: DEL ESPACIO GEOGRÁFICO Y LA DIVISIÓN POLÍTICA


Capítulo I
Del Territorio y demás Espacios Geográficos
Artículo 10. El territorio y demás espacios geográficos de la República son los que correspondían a la
Capitanía General de Venezuela antes de la transformación política iniciada el 19 de abril de 1810, con las
modificaciones resultantes de los tratados y laudos arbitrales no viciados de nulidad.

Artículo 11. La soberanía plena de la República se ejerce en los espacios continental e insular, lacustre y
fluvial, mar territorial, áreas marinas interiores, históricas y vitales y las comprendidas dentro de las líneas de
base recta que ha adoptado o adopte la República; el suelo y subsuelo de éstos; el espacio aéreo continental,
insular y marítimo y los recursos que en ellos se encuentran, incluidos los genéticos, los de las especies
migratorias, sus productos derivados y los componentes intangibles que por causas naturales allí se
encuentren.
El espacio insular de la República comprende el archipiélago de Los Monjes, archipiélago de Las Aves,
archipiélago de Los Roques, archipiélago de La Orchila, isla La Tortuga, isla La Blanquilla, archipiélago Los
Hermanos, islas de Margarita, Cubagua y Coche, archipiélago de Los Frailes, isla La Sola, archipiélago de Los
Testigos, isla de Patos e isla de Aves; y, además, las islas, islotes, cayos y bancos situados o que emerjan
dentro del mar territorial, en el que cubre la plataforma continental o dentro de los límites de la zona
económica exclusiva.
Sobre los espacios acuáticos constituidos por la zona marítima contigua, la plataforma continental y la zona
económica exclusiva, la República ejerce derechos exclusivos de soberanía y jurisdicción en los términos,
extensión y condiciones que determinen el derecho internacional público y la ley.
Corresponden a la República derechos en el espacio ultraterrestre suprayacente y en las áreas que son o
puedan ser patrimonio común de la humanidad, en los términos, extensión y condiciones que determinen los
acuerdos internacionales y la legislación nacional.

Artículo 12. Los yacimientos mineros y de hidrocarburos, cualquiera que sea su naturaleza, existentes en el
territorio nacional, bajo el lecho del mar territorial, en la zona económica exclusiva y en la plataforma
continental, pertenecen a la República, son bienes del dominio público y, por tanto, inalienables e
imprescriptibles. Las costas marinas son bienes del dominio público.

Artículo 13. El territorio no podrá ser jamás cedido, traspasado, arrendado, ni en forma alguna enajenado, ni
aun temporal o parcialmente, a Estados extranjeros u otros sujetos de derecho internacional.
El espacio geográfico venezolano es una zona de paz. No se podrán establecer en él bases militares
extranjeras o instalaciones que tengan de alguna manera propósitos militares, por parte de ninguna potencia o
coalición de potencias.
Los Estados extranjeros u otros sujetos de derecho internacional sólo podrán adquirir inmuebles para sedes
de sus representaciones diplomáticas o consulares dentro del área que se determine y mediante garantías de
reciprocidad, con las limitaciones que establezca la ley. En dicho caso quedará siempre a salvo la soberanía
nacional.
Las tierras baldías existentes en las dependencias federales y en las islas fluviales o lacustres no podrán
enajenarse, y su aprovechamiento sólo podrá concederse en forma que no implique, directa ni indirectamente,
la transferencia de la propiedad de la tierra.

Artículo 14. La ley establecerá un régimen jurídico especial para aquellos territorios que por libre
determinación de sus habitantes y con aceptación de la Asamblea Nacional, se incorporen al de la República.

Artículo 15. El Estado tiene la responsabilidad de establecer una política integral en los espacios fronterizos
terrestres, insulares y marítimos, preservando la integridad territorial, la soberanía, la seguridad, la defensa, la
identidad nacional, la diversidad y el ambiente, de acuerdo con el desarrollo cultural, económico, social y la
integración. Atendiendo la naturaleza propia de cada región fronteriza a través de asignaciones económicas
especiales, una Ley Orgánica de Fronteras determinará las obligaciones y objetivos de esta responsabilidad.

Políticas de Alimentación y Nutrición.


Cuando nos referimos a Políticas de Salud, aludimos a un conjunto de programas definidos por los diferentes
niveles de gobierno y demás actores involucrados, dirigido a la prevención, supresión y recuperación de
problemas de salud, identificados y priorizados por los diferentes niveles de una organización social dada.
Esta definición nos lleva a la necesidad de considerar los siguientes asuntos: Primero, la existencia de una
voluntad política que entiende la tarea gubernamental como un mecanismo de servicio público para cuya
prestación se hace indispensable que, tanto los prestadores como lo beneficiarios, participen en la definición
de las metas que se propongan. En segundo lugar, y dado que se trata de conjuntos de programas, es
indispensable que entre ellos exista un mínimo de coherencia que haga posible la eficiencia en su
administración, la eficacia en el logro de sus objetivos y la efectividad en lo relacionado con los cambios que
se pretende lograr. En otras palabras, se requiere de un gobierno cuya prioridad sea el ciudadano y no el
poder.
Elaborar políticas en salud y nutrición requiere considerar el proceso de transición demográfica que ocurre a
nivel mundial porque avanza junto a una transición epidemiológica caracterizada por cambios a largo plazo en
los patrones de muerte, enfermedad e invalidez en grupos poblacionales específicos y que por lo general se
presentan con transformaciones demográficas, sociales y económicas más amplias.
Nuestra historia sanitaria está llena de ejemplos de personajes cuya actuación en este terreno es
sobresaliente. Sin embargo, a los efectos de lo que aquí presenta, se hace indispensable una revisión de esa
relación. Primero, debemos dejar sentada la hipótesis central en la cual basamos nuestras ideas: La
efectividad de las PAN está determinada por las características sociales, políticas culturales y económicas del
contexto en que se formulan y no sólo por su fundamentación científica. La consecuencia fundamental de esta
premisa es que no puede ser científico un enfoque que sólo privilegie los temas técnicos porque ellos –por
muy coherentes que sean- sucumbirían ante la dinámica socio-política del entorno.
Lo que esta relación de determinación destaca no es la causa del fracaso o éxito de las PAN, sino aquéllos
factores que hacen que las causas necesarias, directamente relacionadas con los problemas alimentarios y
nutricionales, actúen con mayor o menor eficacia en un contexto y en un momento histórico dados. Queremos
destacar esos elementos determinantes, sin dejar por fuera la consideración de los factores causales directos
de los problemas alimentarios y nutricionales.
Nuestra hipótesis central brota de la experiencia de lo real y por ello permite centrar el análisis en el caso
venezolano, aunque se puedan emprender breves y limitadas comparaciones con otros países. En efecto,
desde hace ya algún tiempo –y habría quienes opinen que desde siempre- las divergencias entre el discurso
político (en el sentido de “ politics” ) que impregnan nuestra vida cotidiana y la práctica concreta de la salud,
es decir, la puesta en marcha de dichas políticas, se hacen cada vez mayores y más contradictorias. Valga un
simple ejemplo reciente. Frente a las denuncias constantes y bien fundadas acerca de los problemas
existentes para la atención a los enfermos de cáncer, las deficiencias generalizadas en las fallas estructurales
de los hospitales públicos y la carencia generalizada de insumos, recientemente formuladas, el gobierno
nacional anunció en noviembre de 2013 que priorizaría la entrega de dólares para celebración de las
navidades que se aproximaban. Tuvimos, pues, frescos pinos canadienses y más fallecidos por cáncer.
En muchos países, sobre todo en los de mayor desarrollo, el objetivo fundamental de las políticas sanitarias
relacionadas con alimentación y nutrición, ha sido prevenir el bajo peso según edad y talla (déficit agudo), la
talla baja según edad (déficit crónico) en los niños y el déficit de micronutrientes esenciales como la vitamina
A, el hierro y el yodo (hambre oculta). Aunque nunca se tomó la precaución de prevenir la obesidad. Así, las
PAN en Venezuela desde los años 90 se han centrado en garantizar la suficiencia calórica, que a la vez
permita un adecuado aporte de macronutrientes como las proteínas, las grasas y los carbohidratos y
micronutrientes esenciales como el hierro, para prevenir y tratar la anemia, las vitaminas A, B1, B2 y Niacina,
así como el suministro de Yodo, para evitar los desórdenes causados por la deficiencia de este elemento.
Para obtener tales logros se ha incurrido en la práctica de importación masiva de alimentos calóricos, que
aportan carbohidratos y grasas, alcanzando valores que atentan contra la soberanía alimentaria – cuando las
Calorías importadas son mayores al 30% de las Calorías totales disponibles en el país – alcanzando valores
superiores al 40% en el año 1991 y mayor a 45% en el año 2008. Es decir, que la suficiencia calórica lograda
desde el año 2005 (110%), tiene un alto grado de dependencia externa, sumándose el hecho de que a partir
del año 2005 las calorías disponibles se calculan en base a estimaciones hechas por el Instituto Nacional de
Nutrición (INN), y que las calorías suministradas provienen de grasas y carbohidratos, principalmente (7). El
mantenimiento de este patrón alimentario ha permitido disminuir el porcentaje de niños con desnutrición grave
de 2,24% en el año 1990 a 1,47% en 1997 y 1,24% en el 2008 y el déficit de peso según la edad de 7,66% en
1990 a 4,49 en 1994 y 4,18 en el 2008. Sumándose a esto un problema de obesidad en la población general
en especial en el adulto, tanto en la zona urbana como rural y en todas las clases socioeconómicas,
registrando prevalencias alrededor de 30% en adultos desde el año 2006 (8,9) y que se ha incrementado para
alcanzar un valor de 54,95% en el año 2008-2010 (10), en especial las mujeres; a lo cual se suma también
una prevalencia de 24,08% en niños y adolescentes, lo cual hace más complejo el abordaje de este problema.

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