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“El 'drama' de repetir y la angustia familiar”

04/03/2019 - 0:15 - Clarín.com- Cartas al país - Educación

Si bien se veía venir, las bajas notas obtenidas durante el año preanunciaban un final poco feliz, el
choque con la realidad se da siempre en el mes de febrero. Un hijo repite, un drama parece abatirse
sobre el núcleo familiar. El fracaso golpea a todo el entorno con epicentro en el principal afectado. Un
drama que no es drama, un fracaso que es oportunidad.
Hace ya algunos años que el denominado fracaso escolar se ha constituido en un problema de orden
público, en especial por la amplia difusión de estadísticas sobre la interrupción, sobre la repetición y
el abandono de la escolaridad por parte de los adolescentes. La repetición en sí misma es lo
suficientemente traumática y no debería agregarse nada más, aunque se entiende el enojo de los
padres y la intención de castigar. Pero la angustia de los mismos y del propio alumno no termina en
febrero, cuando dan la última materia mal y se confirman los presagios familiares; debe repetir.

Ya que esto ocurre próximo al inicio de un nuevo ciclo escolar y con la decisión de muchas
instituciones: el que repite debe partir. Y ahora a buscar una nueva escuela. A veces el derrotero es
extenso, “repetidores no tomamos”, “esta escuela no toma chicos que repiten”, “no hay vacantes”.
Léase el sello, es un repetidor.

Las preguntas que quedan flotando son: ¿y si nadie lo toma?, ¿si ningún colegio lo aloja?, ¿no finaliza
la escolaridad secundaria?, ¿cómo se resuelve si el nivel medio es obligatorio?, ¿repetidor y al margen
de la ley?

Es muy extensa la lista de alumnos que fracasaron en algún momento de su escolaridad. Algunos con
una o dos repeticiones. Qué habría sido de ellos si ninguna institución les brindaba la posibilidad de
continuar (además, ningún fracaso escolar define el futuro de un adolescente).

Por eso resulta imprescindible convencer a los padres que un hijo que repite merece una nueva
oportunidad y la función paterna/materna es sostenerlo en el dolor y alentarlo a continuar.

Por otra parte un homenaje, un sentido homenaje a aquella instituciones, muchas veces
estigmatizadas, que han albergado y le han hecho tanto bien a tantos adolescentes. También un
merecido homenaje para aquellos docentes que con fervor, entusiasmo y compromiso luchan para
llevar adelante a aquellos alumnos que atraviesan un momento difícil de su escolaridad y de su vida.
Y, para aquellos chicos que fracasen en esta instancia de febrero/marzo, les ofrece una nueva
oportunidad para reanudar el camino.

Ricardo Delgado - rdelga133@hotmail.com

Una educación pública que sea respetada

¿Para qué sirve un educador si en la “era de la estupidez” todo vale? ¿Si alguien que paute, califique o
cuantifique algún conocimiento es demodé y es extremadamente estresante para cualquier educando
el rigor de lo verdadero? Vaya sociedad la nuestra, la que se esfuerza tanto por desprestigiar el único
pilar que puede apuntalarla, una educación pública que sea respetada.

No importa cuántos años se enseñe, ni si se lo hace dentro o fuera de un aula ni si en cada palabra se
tantean vidas, se reparan sueños y se consuelan decepciones; porque nadie notará que tras una regla
de tres simple, alguna escala cromática o la definición de llanura alguien modifica para siempre la
vida de grandes pequeños con la secreta esperanza de que sean ellos capaces de dar fin a la era más
aberrante de cualquier historia, la de la ignorancia. Y todos los argentinos, sea cual sea su condición,
tienen igual derecho a poder ser héroes de esa batalla.

Karina Zerillo Cazzaro zercazza@gmail.com

Se pregunta qué somos los argentinos

Hace muchos años, siempre y cuando “alguien” nos haya forzado a comer vidrio, los ciudadanos eran
diferentes. Las personas se sacrificaban por el país, dejando de lado sus beneficios y posibles
posiciones sociales. Recordemos éxodos de pueblos enteros, que dejaron sus terruños a fin de
perseguir un ideal de país. Pero la gente ha “¿evolucionado?” y no se sacrifica por nada, salvo su
propio beneficio.

Eso se debe a la clase política, que han forzado a los ciudadanos a perder la fe en ellos. Tal cual un
virus, los elegidos por el pueblo sólo han buscado su oportunidad de enriquecimiento furioso, vía el
robo, el fraude y la tolerancia de la justicia de los dineros confiados a su cuidado y mejor
administración. Entonces, deberíamos prohibir, de aquí en más, el estudio de Historia Patria, ya que
los actuales políticos quedan en evidencia, comparando con los viejos patriotas.

El país está en crisis, y ¿cómo hubieran reaccionado los antiguos creadores de nuestra patria?
Además de hacer cosas, confiando en la honestidad de los gobernantes, éstos bajarían sus sueldos y
otros hasta renunciarían a sus suculentos beneficios, en aras de salir de la crisis y levantar al país.
Pero no se hace y se duda en que lo harán. El saqueo es similar a la de los conquistadores. Nadie se
sacrifica por nada, que no sea por uno mismo.

Oscar L. Guido oscarl.guido@yahoo.com

Dirigentes camioneros que miran para otro lado

Hace unos años, cuando era docente en una escuela rural, a diario recorría la Ruta 6. Un día me tocó
ir detrás de un camión lleno de cereales a no más de 40 km/h, así que pude leer en su acoplado: “Si
necesitas una mano, yo tengo dos”. Tal frase me ayudó en muchas ocasiones y también a mis
alumnos: la importancia de la generosidad, la nobleza, la grandeza, entre otros calificativos, valores
escasos en la sociedad.

Ignoro quién manejaba, si el dueño del camión o un chofer contratado, pero seguramente ambos
viviendo y comiendo del camión. Cuando vi cómo quemaban los camiones en las fronteras de
Venezuela recordé de inmediato aquel hecho. Sentí tristeza y asombro porque uno de los gremios
más importantes del país, que tiene al frente a quienes se dicen defensores de los camioneros, sin
distinción ni condición alguna, no reaccionaron.

Ellos no conducen pero sí manejan el gremio en la Argentina, diferencia notable entre conducir y
manejar. Ante cualquier reacción en contra de los gobiernos de turno, cuando se siente perjudicados
cortan rutas, publican solicitadas, entorpecen las puertas de entrada a puertos y empresas y ellos
imponen los precios de los fletes en forma extorsiva. Hasta se dan el lujo de tener un Registro de
Conducir al que llaman en al ambiente camionero, el “Registro Moyano”.

No vi ninguna reacción de los perpetuos dirigentes gremiales de camioneros, ningún


pronunciamiento, ninguna manifestación por sus colegas camioneros a los que mandaron desde un
gobierno dictatorial a quemar, no sólo sus fuentes de trabajo, sino su carga con -nada menos- que
medicamentos y comida para un pueblo hermano hambreado.
José Vicente Pando josevicentepando@yahoo.com.ar

Angustiado y sorprendido en el Cementerio de Chacarita

Hace unos días concurrí al Cementerio de Chacarita para pagar la cuota anual del nicho donde
descansa mi esposa. Al advertir que en la lápida faltaba el crucifico, me dirigí a la Administración.

Cuál no sería mi sorpresa cuando ante mi pregunta sobre qué debía hacer se me dijo secamente:
“Compre otro”. Hablé entonces con el cuidador de la galería, quien de inmediato me dijo que él me
podía vender y colocar de inmediato el crucifijo. Y ahí nomás lo sacó de un cajón y me lo ofreció por
500 pesos.

Por supuesto, lo pagué. ¿Qué cabe pensar?

Néstor Corona nestorangelcorona@yahoo.com.ar

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